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El nombre de mi estrella fugaz.

Summary:

Después de su batalla contra Pitou, Gon cae en un sueño indefinido donde su mente lo tortura con un metraje en bucle; la figura endemoniada de un gato, su ser corrompido en un monstruo y una estrella fugaz que iluminó la noche más oscura de su vida son los protagonistas.

Gon quiere despertar de está pesadilla, trata de no sorprenderse cuando ve que no puede.

 

O…

 

Los pensamientos de Gon con respecto a alguien importante mientras estaba "en coma" después de su batalla con Neferpitou.

Work Text:

Hay frío, tanto frío que siente todo su cuerpo paralizado. Cómo si su mente se hubiera desconectado, no obstante, la sensación helada cubre las extremidades que ya no puede mover y nubla la mente que ya no puede pensar. 

Gon no tiene idea de lo que está pasando, siente que su mente está en blanco a pesar de que hay una serie de memorias que se repiten en bucle, y tratan de explicarle todo, pero no entiende nada aunque haya visto lo ocurrido mil veces en un formato similar a un sueño; pero no despierta. 

 

La pesadilla no acaba.

 

La figura andrógina de una bestia que lo hizo conocer su lado más monstruoso, una forma anormal de sí mismo que creció décadas en segundos y se marchitó a la misma velocidad, el rostro de alguien importante distorsionado por el dolor, acompañado de un grito agonizante que fue seguido por un estallido. Una onda expansiva que destrozó todo lo que antes ya había roto con sus manos, pero fue diferente porque terminó de consumirse ahí mismo también.

Cómo una vela, su llama se apagó a pesar de haber ardido con tanta fuerza antes.

 

Frío, frío… se está congelando ahora mismo. Le cuesta respirar, cómo si lo hubieran hundido en lo más profundo de las aguas más heladas…

 

¿O él mismo se hundió?

 

El metraje se repite de nuevo, un vacío surgiendo en su pecho cuando vuelve a oír ese grito; cuando mira a los ojos a esa persona, y el dolor de la explosión sólo complementa el sufrimiento que le trae esa expresión.

Necesita más información, aunque ya tiene todo lo que pasó allí. Pero necesita más, porque no entiende nada, sigue con la neblina que cubre su raciocinio, dejando salir a flote la incertidumbre que lo carcome.

Sigue con toda su anatomía paralizada, un dolor mudo en cada respiración que (supone) da, todo lo suyo sin ser controlado por él; la frustración crece en la boca de su estómago.

 

No sabe cuánto tiempo pasa desde lo ocurrido y desde esto, ¿Cuánto tiempo lleva hundido en esta miseria?

 

Empieza a oír voces en algún momento.
Son lejanas y lo llaman, son de distintos tonos, personas diferentes que van y vienen cómo su propia consciencia; algunos suenan dolidos, pero no tanto cómo esa persona, algunos suenan preocupados, otros muy enojados.

 

¿Por qué están enojados?

 

¿Es que acaso hizo algo mal?

 

¿Por eso está en lo más bajo de este lago frío que lo entumece? 

Trata de moverse, trata de responder al llamado que le dan: "Gon", "Tienes que despertar, Gon" le dicen. Y él quiere hacerlo, pero su cuerpo parece estar lejos, a pesar de que está aquí con él… siendo un ancla, el peso que lo mantiene en lo profundo del frío.

 

No puede escapar.

La pesadilla sigue sin acabar.

 

Todo se repite. Todo vuelve al inicio de las memorias escasas y transcurre cómo la tragedia que es.
La bestia lo tienta a destruirlo todo, y él es muy pequeño antes de corromperse en esa cosa que, en efecto, demuele carne azulada y bosques espesos…

Lo arruina todo. La sangre era cálida en su puño, las vísceras hechas puré eran igual de suaves que el plumaje de una pequeña ave, aunque pertenecían a un gato malvado. 
Aniquila su entorno en cortos segundos que se alargan en su mente hasta volverse lo único que puede ver grabado en sus párpados, desmorona algo importante…

Se deshace del gato, quién era importante; la razón de aquel odio que lo consumía, el gato fue cómo la gasolina que encendió la leve llama que creció en un incendio forestal, pero había algo aún más importante que arruinó.

 

Arruinó a su persona importante.

 

¿Eso será?, la persona… su persona… esa que importaba más que nada en el mundo y que, aún así, tuvo que apartar para poder cumplir su venganza.

Tenía que devastar al gato así que lo hizo y en el camino devastó a alguien aún más importante; alguien a quien no tenía que destrozar.

Lo devastó. ¿Y también se devastó a sí mismo?

 

Hay frío. Hay frío. Hay frío.

 

Hay más voces, hay lamentos y discursos de ajenos que rascan su cráneo, pero sigue sin poder despertar. Y quiere despertar, quiere retorcerse dentro de su mal sueño y obligar a su cuerpo a reaccionar, pero está congelado.

Reconoce a muchas de las voces; sabe quiénes son, aunque no recuerde sus nombres ni sus caras, pero hay una sensación de familiaridad detrás de esos regaños que suenan a los que daría una abuelita, hay cierto cariño paternal detrás de esas súplicas: "Vuelve, Gon, lamento tanto no poder ayudarte. Por favor, despierta", hay alguien allí que conoce y que quiere, hablándole. Estás personas que le dedican palabras desde la superficie son importantes.

Se van y vuelven, otros permanecen más tiempo, otros sólo hacen acto de presencia una vez. Pero están allí, hay calidez dónde están parados; a su lado, pero muy, muy lejos.

 

La pesadilla continúa.

Nunca llega a oír a esa persona. 

 

Oye su grito, desgarra su mente, cuchillas arrastrándose dentro de las paredes, agonía palpitando en su pecho. Oye su nombre siendo gritado por está figura brillante, pero nunca tiene el placer de escuchar palabras suyas desde la superficie.

 

¿Quién es?

 

¿Si es tan importante, por qué no la recuerda? Esta persona… está persona es importante para él, pero no lo oye en la lejanía ni puede recordarlo.

Su rostro. Su rostro sólo está distorsionado brevemente por el miedo antes de que el dolor envuelva todo y su mente se apague. 
Su voz. Su voz sólo es un último llamado que lo castiga, lo castiga repitiéndose y matándolo desde adentro; quizás esté es su infierno, en vez de arder se congela cómo castigo por su imprudencia.

La calidez de la sangre enemiga lo llevó a esta frialdad eterna, la pesadilla nunca va a acabar.

Es imposible que se acabe si no lo recuerda. Necesita pensar… ¿Quién es? ¿Quién es?

Revuelve entre sus memorias, entre la familiaridad que reconoce y las voces que conoce a pesar de la ausencia de caras y nombres.

Rebusca y rebusca, trata de armar las pistas que deja el rompecabezas que es su memoria fragmentada, analiza las piezas y ruega por hallar la faltante. Él necesita…

Necesita oír su voz, una vez más, sólo una vez. Este es su castigo, no merece oírla, pero él quiere tanto-

 

Hay mucho frío.

 

Está persona, está persona era importante. ¡Sigue siendo importante! Está persona es tan importante que sólo puede pensar en ella. Necesita recordarla.

Figura brillante, adolorida y apartada entre los árboles, asomándose asustada con sus ojos bien abiertos, su pelo está en puntas y es la personificación de la luz. Parece una estrella caída del cielo oscuro de esa noche, le habla a Gon pero es confuso, lo salva de ser herido por el gato, pero Gon igualmente se recupera y acaba con su cometido.

Destroza al gato por última vez, y la estrella llora desde atrás. Gon voltea a verlo, pero una luz diferente ciega su vista.

Necesita recordarlo

Porque es muy importante-

Gon no sabe cuánto tiempo pasa.
Sigue hundido, dormido, posiblemente muerto por mucho más tiempo.
Su cuerpo se mantiene tieso, sus brazos, piernas, todo paralizado sin excepciones.


¿La pesadilla va a culminar?

 

La mayoría de las voces lo regañaron, porque fue imprudente, porque fue egoísta, porque es su culpa estar en este estado.

¿Por qué hirió a su persona importante?

"Lo siento", piensa mientras oye la charla de turno que repite lo mismo dicho con otras palabras. "Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo lamento tanto… lo siento, lo siento"

Por favor, perdónenme 

 

Hace tanto frío. Tiene tanto frío. Lo extraña… extraña la calidez en su voz, y sabe que había, aunque sólo recuerde ese horrible grito.

La estrella le brindaba calidez, la estrella brillaba a su lado y no se dió cuenta del frío que hacía hasta que la estrella ya no estaba allí, está lejos sin decirle ni una palabra y por eso ahora está marchito.

Todo porque la lastimó, todo porque su egoísmo nubló su mente y no pudo evitar dirigirse al fuego que era avivado por el gato; la calidez de su sangre fue más que extraña, tranquilizó el odio abrasador en su pecho, pero lo arrastró a esta situación. 

Quizás si hubiese mantenido la estrella a su lado, podría haber sobrevivido con su calidez y no hubiese tenido que hacer aquel desastre. Quizás podría haber asesinado al odio en él sin asesinar lo demás, el gato era malvado porque hirió a alguien importante… ¿Pero él no es igual después de herir a alguien importante por motivos igual de viles? Satisfacer las ganas de  sangre. ¡Incluso el gato tenia a alguien importante!

No valió la pena. Dolió. Hizo que le doliera. Tiene frío. ¿Él tendrá frío?

 

¿Cuál era su nombre, de todas formas?

 

¿Quién era?, ¿Quién era la estrella fugaz que lo iluminó todo en aquel bosque oscuro por un segundo?
¿Quién es su persona importante?

 

Sintió la presencia de dos seres a su lado. Y curiosamente no dijeron nada, aunque Gon esperaba otra reprimenda por sus pecados, pero la aparición de aquel par fue silenciosa en gran parte.

Sintió que tomaban su mano, muy delicadamente cómo si fuera de cristal; el rastro gentil de los dedos fue cálido, lo más cálido que había sentido en días,meses,años,toda su vida en todo el tiempo que había estado allí. Quiso corresponder el tacto, apretar la mano y nunca soltarla.

"Perdóname, no me dejes" quiso gritar, pero no podía hacer nada aparte de anhelar. Anhelar un poco más de ese calor. "Por favor, no te vayas"

El tacto fue breve, la calidez se sintió abrasadora en su pecho a pesar de ser efímera en realidad, y pudo sentir algo más. ¿Otra mano? Más tacto, pero este fue diferente.

No había tanta calidez. Fue igual de sutil, fue igual de corto.

Oyó algo. Oyó algo. Oyó algo.

 

Y siguió teniendo frío.

 

Una voz baja, susurraba algo al otro ser, Gon no lo pudo oír bien, palabras difusas en el aire. La voz trató de pasar desapercibida mas sin embargo Gon pudo distinguir algo:

Es él.

La mano extraña envolvió la suya, y cuando finalmente su mente se abrió al recordar lo más importante sintió otra ráfaga, un estallido que surgió desde el fondo de su ser que quemó. Ardió cómo una llama, no una asesina, una cálida.

La energia recorrió cada vena, cada gota de sangre, cada centímetro de músculo, cada rincón en el espacio confuso que era su mente.

Quiso gritar. Él no veía nada pero vió luz, justo en el instante en que su mente se iluminó y la voz hizo sentido, cómo si despejará la neblina en su mente. Ese tono, esos susurros dirigidos a alguien que no era él, reconoció esa dulce melodía.

¿O fue la energía abriéndose paso por su cuerpo?, ¿Qué importaba, de todas formas?

 

Killua.

 

¡La estrella!, ¡La persona importante!

¡Su persona importante!

 

Algo cubrió su cuerpo, la luz cegadora besó su piel de forma distinta a la primera vez, no hubo dolor, sólo hubo confusión. La habitación se llenó de luminiscencia y fue cómo si su alma volviera al cascarón vacío que era su cuerpo, fue cómo poder nadar hasta la superficie y tomar una bocanada de aire fresco después de tanto, sus pulmones pudieron respirar una vez más y el frío cedió.

¿Pero eso importaba? Nada de eso era importante. Ya lo recordaba. Ya recordaba todo.

 

Killua.

Ki-llu-a

 

No una estrella, pero bastante similar a una; piel pálida cómo porcelana, hilos plateados colgando sobre su frente; desordenados y salvajes, ojos azules rasgados, cubiertos por largas pestañas y con la misma profundidad del océano mismo. Miles de imágenes de Killua surgieron en su mente, desde el primer encuentro hasta el momento exacto donde lo apartó con palabras crueles para mantenerlo alejado de lo que sabía que iba a hacer.

Pudo sentir su piel cobrando vida, sus articulaciones volviendo a funcionar, sus pulmones expandiéndose por sí solos para respirar sin necesitar de una máquina, la sensación de estar envuelto en vendas, la experiencia de estar vivo regresando a bombear en su pecho.

Estaba vivo. En el máximo significado de la palabra.

Killua. Ki-llu-a. Recordar a Killua lo devolvió a la vida, tiene que ser, Killua volvía a iluminarlo con su luz cómo si en verdad fuera una estrella fugaz.

Pensó en su risa, en sus miradas juguetonas, en sus regaños amorosos, en los leves contactos que compartían. Pensó en las noches donde durmieron juntos, en las tardes dónde jugaron e hicieron travesuras, las mañanas llenas de desayunos sabrosos y conversaciones con la boca llena.
Pensó en las charlas más triviales que tuvo con su amigo, hablando sobre las maravillas de Isla Ballena, o sobre porqué una caña de pescar era más versátil en batalla que un par de yoyos; aunque Killua tenía razón, los yoyos eran más geniales.

Las veces donde sus hombros chocaron, donde se desordenaron el cabello el uno al otro, cuando estuvieron tan cerca que compartieron el aliento, las ocasiones donde se daban palmaditas en el hombro, cuando en los viajes más largos se durmieron apilados, donde se dijeron "te adoro" sólo viéndose los ojos.

Gon repasó todo. Repasó todo y le dolió recordar el grito de dolor que Killua le dió, gritando su nombre con todo el cariño que le tenía transformado en sufrimiento, de la misma forma en que Gon se transformó esa vez; algo doloroso.

Cuando volvió a ser él arrancó las vendas en sus ojos, abrió los ojos de par en par y arrancó los cables que lo conectaban a máquinas, se deshizo de las vendas sucias que lo cubrían cuál momia. 

Gon quería hacer lo mismo.

Trató de gritar el nombre de Killua, usar todas las fuerzas disponibles en su ser para llamar el nombre de su persona importante, de su amado, de su otra mitad.

 

Necesitaba-
Necesitaba-

 

Ya no necesitaba recordar a Killua, necesitaba tenerlo. Necesitaba ver a Killua y abrazarlo para nunca volver a soltarlo.

"Perdón, perdón, perdón. Perdóname, estrella"

Se sentó en su camilla, dejando escapar un sollozo ronco que suponía ser su gran llamado, apretó sus puños y se sintió aliviado de poder tener la capacidad de percibir la sensación incómoda de sus uñas enterradas en sus palmas.
Tomó una gran bocanada de aire antes de mirar a todos lados, su cabeza viajando a cada rincón de la extraña habitación dónde estaba.

Había máquinas, muchas, un olor extraño en el aire, unas cortinas semi-transparentes, luces sobre su cabeza.

—¡Killua…! —su voz se rompió en el aire, Gon se removió en su cama, apartando las últimas vendas para tratar de levantarse con sus piernas temblorosas—, Killua… —suspiró.

 

¿Dónde está?

¿Dónde está su persona importante?

 

Su sonrisa vaciló cuando miró que no había nadie. Ninguna de las dos figuras habían dejado rastro alguno, Gon volvió a mirar a todas las direcciones existentes en busca de alguien; necesitaba ver a Killua.

Él no lo sabía pero Killua no estaba muy lejos de allí, estaba caminando con una Alluka dormida en sus brazos, alejándose de Gon con cada paso apresurado.

 

—¿Killua?

 

Se fue sin mirar hacia atrás. Iluminó todo con su luz mágica, inundó a Gon de calidez y después desapareció en ese mismo destello. 

Se subió a una limusina y fingió no haber ansiado ver a Gon sano y salvo; fingió que estaba de más quedarse a saludar. El auto arrancó y Gon se quedó esperando, se estremeció por el frío del cuarto, dió varios pasos sin saber a dónde ir.

 

¿Killua? ¿Killua? Por favor, no te vayas… 

 

"Una estrella fugaz"

 

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