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Ronroneos

Summary:

Killua es atacado por otro jugador dentro de Greed Island con una carta desconocida de la cual no saben cuáles podrían ser sus efectos secundarios. Cuando finalmente Gon y Killua lo descubren, Killua queda prácticamente traumatizado

Gon, por otro lado, tiene curiosidad.

 

O…

 

Killua ahora tiene rasgos felinos y Gon se pregunta seriamente si ahora con su estado actual su amigo puede ronronear, usa un método bastante clásico para descubrirlo.

Notes:

Esto posiblemente no vaya a tener sentido pero shhhh sólo necesitaba sacar esto de mi sistema, no vayas a buscarle demasiada lógica xddd

Espero que les guste! Editare esto después.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Efectos secundarios.

Chapter Text

Están en Greed Island cuando Killua es atacado por otro jugador.

Después de conseguir (sin mucho esfuerzo) una carta "complicada", fueron interceptado por el típico grupo de matones que curiosamente no eran NPCs.

Cómo siempre, el par de prepubertos se negaron a entregar la carta. Y cómo era costumbre, los otros después de un par de amenazas lanzaron finalmente una carta en ataque.

—¿¡Qué carajo!? —Killua gritó cuando sintió una mezcla de dolor y frío recorrer todo su sistema nervioso, una energía familiar recorrió su cuerpo de una forma que nunca antes había sentido, se encogió ante el escalofrío incómodo que recorrió su columna.

Gon ya había usado una carta de Acompañar para escapar de la escena, y después de una persecución que duró menos de media hora el grupo de ladrones se cansó.

—¿¡Estás bien!? —Gon hizo desaparecer su libro mágico al girarse a ver a su amigo—, ¡Esos ladrones…!

Estaban en medio de un bosque cercano de Masadora, Killua se recostó contra el tronco de un árbol y se dejó caer al suelo.

—Sí… creo que sí —Killua miró sus manos, tocó su rostro y después su abdomen. Aparte de aquel escalofrío, no sintió nada raro, aunque aún no podía dejarse confiar ni en su propio cuerpo; no podía estar seguro de que no lo habían atacado con algo maligno.

—¿Qué crees que haya sido? —Gon se agachó a su altura, viéndolo con ojos curiosos. 

—No tengo idea. Hay que preguntarle a Bisky —Killua miró al moreno, él asintió—: aunque… él gritó "Neko Pop" ¿No es así? 

—Mm, ¡Sí! Creo que sí —Gon rascó su nuca—. Pero no veo a ningún gato así que…

Killua tomó su propio mentón.

—Bueno, podría significar otra cosa —Killua pensó en voz alta—, ¿Tal vez un gato espía nos seguirá o algo así? 

—¿Gato espía? —Gon se rió— ¡Eso es muy tonto! 

—¡Pues no se me ocurre nada mejor!, y teniendo en cuenta lo raro que es este juego… ¡No me sorprendería ser atacado por algún gato diabólico cuando baje la guardia!

Gon lo pensó por un momento también—. Supongo que un gato diabólico no sería tan raro de ver teniendo en cuenta lo que hemos visto antes aquí —él se encogió de hombros.

—¡Exacto! Aunque quizás más que atacar trate de servir cómo un espía, cómo ya dije —Killua reiteró, alzando su índice.

—¡De acuerdo!, hay que regresar con Bisky entonces —Gon dió un salto para ponerse de pie, sacando su libro mágico para usar otra carta de "Acompañar". 

El par de niños abandonó el bosque. Killua sabía que ninguna carta era mortal allí dentro pero, tenía un extraño presentimiento.

 


 

—Ella no dijo nada útil… —Gon estaba recostado en el suelo rocoso, con sus brazos sirviendo de almohadas.

Ya era de noche cuando terminaron el entrenamiento y la mujer mayor desapareció para darles descanso. Ella dijo no recordar haber visto alguna información sobre aquella carta, también teorizó que era una carta extraña, probablemente inofensiva, ya que tampoco conocía a alguien que había sido afectado por ella. 

"¡No se preocupen, chicos!, mañana podríamos solicitar más información en algún lado. Aunque de todas formas no hay nada de lo que preocuparse, ¡Descansen!" Ella exclamó antes de irse.

Killua estaba acostado junto a Gon, apoyado en su costado para mirar a su amigo.

—Sí… aunque sigo sin sentir nada.

—¿Tal vez sí sea para espiarnos? 

—Mm, podría ser. ¿Aunque no habías dicho que mi idea de un gato espía era tonta?

—¡Tal vez es una referencia a un espionaje sigiloso! ¡Cómo un gato! —Gon extendió sus manos al cielo, Killua bufó.

—Mejor dejemos que el Gon y Killua de mañana se encarguen de ello —Killua rodó sobre su propio costado, dándole la espada a su amigo—; buenas noches, Gon.

"Esos idiotas no son rivales para nosotros", Killua se dijo a sí mismo al cerrar los ojos.

—Oh, ¡Sí! Eso servirá —Gon trató de acomodarse, pero el suelo duro no era una cama muy cómoda para su espalda—. Buenas noches, Killua.

Gon miró la espalda de su amigo, y deseó a través de una estrella fugaz que iluminó brevemente el cielo que nada malo le pasará.

"Lo resolveremos mañana. Y Killua estará bien" pensó antes de caer en un profundo sueño.

La noche fue tranquila, ambos niños durmieron sin problemas. Y Killua tuvo un extraño sueño, pero fue lo suficiente difuso cómo para no dejar rastro alguno al levantarse, durmió muy plácidamente esa vez… hubiese dormido durante el resto de la mañana, doblándose y cambiando de posición constantemente de no ser por un grito que aturdió todos sus sentidos y lo hizo saltar.

—¡¡KILLUA!! 

El albino se levantó en un segundo, sintiendo sus vellos erizarse y sus ojos abrirse de par en par.

—¿¡Qué!? —Killua chilló, volteando a ver al causante del semi-infarto que le dió aquel llamado de atención.

En los primeros segundos de esa nueva mañana, la imagen de un Gon (bastante preocupado/en shock) sentado a poca distancia suya junto la compañía de una Bisky (igual o más de desconcertada) con brazos cruzados y gesto serio parada a su lado.

Hubo un incómodo silencio que se sentía igual de denso que lodo o cemento, Killua trató de recibir una explicación pero parecía que les había comido la lengua el gato. 

El albino frunció el ceño. No le gustaba las miradas que le estaban dando—. ¿¡Hola!? ¡No me miren así! —espetó. Killua sintió cómo sus orejas se movían hacia atrás.

Espera… ¿Qué?-

Cualquier movimiento se detuvo. Su mente trabajo a 10,000 millas por hora a pesar de que su trance mental duró cómo dos segundos cómo mucho, sus manos acabaron en su cabeza, tocando dos cosas que en definitiva no tenían que estar allí.

Pegó un grito. Uno lo suficientemente fuerte cómo para ser oído por casi todo Greed Island, el pobre Gon tuvo que tapar sus oídos para salvar sus desarrollados tímpanos.

—¿¡Qué demonios!? ¿¡Qué es esto!? —Killua estaba manoseando sus nuevas orejas de gato, ¡Jodidas orejas de gato! Eran blancas, suaves y surgían entre sus mechones salvajes.

Podía moverlas a voluntad, a casi cualquier ángulo de su preferencia. Salían desde la base de su cráneo o algo así, no podía verlas pero, era seguro de qué eran reales. Muy reales. Lo suficiente reales cómo para darle un susto de muerte.

—¡Cuando desperté ya estabas así! —Gon chilló, señalando su cabeza.

Su garganta se cerró, a pesar de que su mandíbula empezaba a rozar el suelo. Killua estaba perturbado en todos los sentidos de la palabra, y todo empeoró (aunque juraba que eso no podía ser posible) cuando notó que también tenía una cola.

Otro grito. Y muchas maldiciones a aquel jugador que lo había hechizado con aquella carta.

Bisky tuvo que darle un fuerte golpe en la cabeza para sacarlo de su estado histérico, Killua soltó otro chillido, pero sirvió bastante bien.

—Tenemos que mantener la calma, chicos —la anciana dijo— ¡Si pierdes los estribos y sigues chillando no llegaremos a nada!

—¡Silencio, vieja! ¡Tú no eres la que ahora tiene cola y orejas de gato! —sus orejas bajaron, acompañando su ceño fruncido—. ¡Esto es horrible! ¡¡Auch!!-

Bisky le dió otro buen golpe. 

—¡Cálmate, mocoso! —puso sus manos en sus caderas, viendo seriamente al niño albino.

Killua bufó. Gon miró a ambos sin decir nada; estaba bastante shockeado con esta situación, recién se había despertado cuando había sentido un olor nuevo en el aire… abrió sus ojos y miró a un Killua acurrucado en el suelo, con sus orejas abajo y su cola cubriendo sus piernas.

Siempre había pensado que su mejor amigo se parecía a uno de estos felinos, pero nunca pensó que tendría la oportunidad de ver algo tan literal cómo esto. Fue sorprendente y aterrador, ¿Era raro pensar que Killua se veía adorable en esta forma?

—Iré a buscar una forma de solucionar esto, ¿De acuerdo? —Bisky empezó—. No debería ser tan complicado… aunque estos efectos han sido más que inesperados, no creo que sea difícil hallar una carta que deshaga efectos físicos.

—Espera ¿Irás tú sola? —Killua se cruzó de brazos, pellizcando su brazo disimuladamente sólo para comprobar que en realidad no era un sueño— ¿Y nosotros qué?

—¡Ustedes se quedarán entrenando, claramente! —Bisky alzó un dedo.

—¡Ocho! —Gon sonrió, recibiendo un fuerte "¡Bingo!" de la mayor, Killua tardó en activar su Gyro para poder ver el número hecho con nen rosa. 

"Estoy pasando por la situación más bizarra de mi vida y tú con tus números invisibles…" pensó Killua con amargura, resistiendo las ganas repentinas de gruñir.

—Quizás seas mitad gato o algo así pero, eso no va a detener tu entrenamiento —ella soltó una risa que rozaba lo diabólico— ¡No tardaré, chicos!

Bisky no tardó en desaparecer, utilizó una carta para trasladarse a una de las ciudades del juego y dejó al par a la deriva.

El par de amigos se miró entre sí. Killua se sentía avergonzado por la mirada intensa que Gon le daba, cómo si lo estuviera analizando de la cabeza a los pies. Y no podía culparlo, posiblemente se veía cómo todo un bicho raro, Killua apartó la mirada.

Los orbes dorados observaron hasta el más minimo detalle de esta nueva apariencia en el contrario. "Adorable", Gon sonrió para sí mismo.

Killua aún seguía teniendo alguna especie de esperanza de despertarse de esta extraña… ¿Pesadilla? O mas bien sueño, ya que no era necesariamente malo pero…

—Tengo cuatro orejas —Killua dijo, tocando con una mano una oreja hecha de carne y cartílago, y con la otra una cubierta de pelaje suave blanquecino.

Gon se echó a reír—. ¿Entonces oyes el doble? 

—No lo creo —Killua hizo ruido con sus palmas, sin notar alguna diferencia importante—. Me siento igual… aunque ahora con una extensión alargada de mi saliendo de mi espalda baja.

Gon miró la cola de su amigo, era delgada y también cubierta por un pelaje que combinaba con su cabello. Igual de blanco que la nieve, Gon pensó en que sería interesante tocarla.

¿Sería raro hacerlo? Gon cree que no, son mejores amigos después todo. Eso prácticamente le da permiso de tocar a Killua siempre que quiera, ¿No es así? 

—Yo creo que no deberíamos entrenar hoy —Gon propuso de repente, sacando su lengua de forma juguetona.

—¿Eh? ¿Acaso quieres que la anciana nos mate? —Killua alzó una ceja.

—¡Simplemente digo…! No siempre puedes ser mitad gato ¿Verdad? —Gon se levantó de su asiento, empezando a hacer gestos con sus manos—, entonces… ¿Por qué no usar está oportunidad única en la vida para hacer cosas geniales?

—Bueno, si conseguimos una carta igual a la que usaron para hechizarme podríamos ser mitad gato todas las veces que quisiera-

—¡Hay que aprovecharlo, Killua! —Gon lo interrumpió, sonriéndole.

Killua rodó los ojos.

—¿Y qué quieres que hagamos con mi actual condición? ¿Me lanzaras de un risco para ver si caigo de pie o algo así? —Killua bromeó, aunque su sonrisa se esfumó al ver a Gon considerarlo—; ¡No seas tonto, Gon! No dejaré que hagas ninguna estupidez. Y si me lo preguntas… sí creo que deberíamos entrenar, ¡No creo que seas consciente de lo fuerte que pega Bisky!

Gon se veía pensativo. ¿Siquiera estaba escuchándolo? Estaba sosteniendo su mentón y viendo al horizonte, Killua resistió sus inevitables ganas de meterle una patada.

—¡Gon!

Fue cómo si al moreno se le hubiera ocurrido la mejor idea del mundo:

—¡Oh, ya sé! —exclamó, su rostro se iluminó, volteó a ver directamente a Killua— ¡Hay que ver si puedes ronronear! 

—¿Qué?

¿Por qué su amigo era tan raro?

¿Esta día se podía poner aún más bizarro? 

El calor subió a su rostro apenas oír y entender aquellas palabras. Sus orejas (las gatunas) volvieron a bajar, casi escondiéndose entre sus hebras plateadas, sus mejillas se incendiaron. Tenía menos de dos horas despierto y ya había estado al borde de un infarto dos veces, siendo está la segunda; su corazón latía muy rápido.

—Ya sabes, Killua. Los gatos ronronean… y ahora eres semi-gato, ¡Quiero oírte ronronear! —lo dijo cómo si fuera algo totalmente normal. Ya sabes… querer oír a tus amigos ronronear es bastante normal, muy platónico. 

—¡Qué cosas dices! —Killua lo señaló con un dedo, sintiendo un escalofrío recorrerlo al ver a Gon acercarse peligrosamente. 

—Será un buen experimento, ¡Será genial, Killua! —Gon dió varios pasos al frente, Killua tuvo el instinto de alejarse pero no quiso; el sonrojo se intensificó. La sombra de Gon se proyectó encima suyo y tuvo que tragar saliva—. Soy bueno con los gatos, sé dónde tocar para hacerlos ronronear —Gon le guiñó un ojo.

Esperen, ¿Gon le guiñó un ojo? Oh, Dios mío… Killua iba a morir ahora y aquí mismo.
Quedó boquiabierto por la impresión, con su sonrojo llegando a la punta de sus orejas humanas.
Quiso decir algo, cualquier cosa, pero se había quedado sin habla. 

Gon se arrodilló enfrente de él, quedando a su altura, y extendió sus manos. ¡Killua tenía que reaccionar! Pero sólo pudo ver en una dramática cámara lenta cómo las manos morenas se acercaban a su cabeza y…

Gon empezó a acariciarlo. 

Los dedos ajenos empezaron a hacer suaves remolinos en la parte posterior de sus orejas felinas, y Gon le sonrió cuando sus ojos se encontraron.
Killua apretó sus labios en una fina línea para no gemir, sintiendo un leve cosquilleo amigable en su estómago, el toque era suave y seguía un patrón bastante efectivo; en círculos, arriba, abajo, en círculos otra vez.

Fue extraño. Empezó a sentirse relajante, casi cómo si sus párpados quisieran cerrarse de nuevo, pero también era demasiado cómo para procesarlo. Su corazón seguía bombeando sangre con mucha fuerza, la mayoría subiendo a su cara, el calor estaba a punto de derretir la piel de sus mejillas. 

Estaba siendo acariciado de la misma forma que cómo se acariciaría a un gato común, y lo peor (y mejor parte para Gon) era que se sentía tentado a responder cómo tal. Las ganas de sobarse contra su amigo y buscar más de su toque empezaban a crecer dentro de su pecho hasta sofocarlo.

—¿Qué tal, Killua? —Gon le preguntó, viéndolo directamente con esos orbes ámbar tan brillantes.

—Se siente b-bien… —bajó la cabeza, mordiéndose el labio para no soltar alguna clase de ruido humillante. El albino apretó sus manos en puños sobre su regazo.

Seguía sin poder decir si esto era una pesadilla o un sueño muy, muy, muy extraño… y placentero, por raro que sonara.

—Creo que tienes que acercarte más, Killua —Gon le dijo, ladeando la cabeza. 

—¿A-acercarme…? —murmuró—. ¡E-ey! 

Killua soltó un jadeo de sorpresa al sentir a Gon jalarlo hasta su regazo, Gon tomó su brazo y al siguiente segundo ya estaba sentado sobre los muslos contrarios, con las manos atrevidas de su amigo en su espalda baja.

—¡G-Gon! ¿Qué haces? —Killua arqueó su espalda cuando los dedos ajenos acariciaron la protuberancia de su columna. 

—¡Es para oírte mejor, Killua! —Gon explicó, aún con esa sonrisa boba en la cara. "¡Grandísimo idiota!" Pensó Killua, ¿Era posible ser tan jodidamente homoérotico sin ser consciente de ello? ¿O simplemente así funcionaba el cariño entre dos buenos amigos?—. Mira, así.

Gon empujó su cabeza suavemente a su hombro, haciendo que Killua pudiera esconder su cara de pánico total en la unión de su cuello y hombro. Killua pudo oler su aroma a la primera respiración, y disfrutó darse cuenta de que Gon olía a… conforte, o al menos esa era la única palabra que creía que podía explicarlo.

Gon volvió a acariciarlo cómo antes, con sus dedos haciendo los mismos trazos en puntos exactos de su cabeza y orejas. Gon presionó su oreja en su cabellera, Killua sintió su corazón acelerarse un poco más.

Estaban muy cerca. Cada pierna de Killua estaba en un costado de Gon, sus pelvis tocándose, sus hombros chocando. Gon podía sentir la respiración de Killua en la piel de su cuello, y Killua podía sentir la respiración de Gon rozar su oreja. 
Las manos de Killua viajaron hasta arrugar la camisa sin mangas de Gon, Killua hundió sus manos en el abdomen del azabache, enterrando sus uñas en la tela.

Killua quiso fundirse a su mejor amigo. En serio quería ser un gato real en estos momentos, así podría corresponder todo este afecto sin dudar y no tener que correr el riesgo de enfrentar algunos sentimientos que tenía escondidos en cajones. 

—¡Oh, Killua! ¡Me estás amasando! —Gon exclamó segundos después—: ¡Cómo los gatos! —él se rió.

—¿¡Eh!? ¡C-claro que no! —Killua negó con la cabeza, deteniendo sus movimientos.

—¡Sí lo estás haciendo! ¡Qué adorable! —Gon revolvió la parte superior de su cabellera, cómo si estuviera felicitándolo por alguna razón—: Killua es el gato más bonito de todos —Gon arrulló, hablando con un tono de voz tres veces más agudo de lo usual.

—¡No soy un gato!, ¡D-deja de ser tan vergonzoso! —Killua tapó su cara con sus manos, temblando de la vergüenza/nervios. Gon iba a ser su muerte segura, y no ayudó para nada que él riera.

—¡Eres de lo más tierno, Killua! —Gon tomó su mano y la apartó de su cara, viéndolo con ojos de amor—, no me molestaría que te quedarás así por siempre…

Killua volvió a quedar en shock. 

"No puedes mirarme así…", Killua pensó al notar ese destello cegador en los ojos ámbar. "No puedes mirarme así y esperar que no me enamore de ti"

Los ojos de Killua estaban abiertos de par en par, sus pupilas siendo puntos diminutos—. Qué dices… —Killua balbuceó, tratando de mantener alguna migaja de dignidad, pero Gon volvió a acariciarlo.

—Si Killua se quedara así para siempre, no creo que pudiese parar de darle mimos alguna vez —Gon le susurró bajito, volviendo a mover su cabeza hasta su cuello. Killua estaba en peligro de derretirse en sus brazos, dejó que su cabeza se apoyará con comodidad en el hombro ajeno, cerrando los ojos—. ¿Te gustaría eso?

Killua llegó a fantasear muchas veces con esto, pero la realidad no llegó a compararse con cómo en realidad es estar tan cerca de Gon; su aroma, su calidez, su voz susurrando en su oreja, sus dedos dándole cariño cómo si fuese algo tan preciado, todo en él dejándolo fuera de sus sentidos.

—Yo… y-yo… —su voz era débil. Killua se aferró al mayor, sintiéndose de repente muy pequeño, su garganta empezó a vibrar; cómo si estuviera ocurriendo un pequeño terremoto en su pecho—. G-Gon…

El susodicho mostró una sonrisa de oreja a oreja al sentir que Killua, en efecto, empezaba a ronronear. Gon sintió que sus mejillas se calentaban, ¡Killua era demasiado bonito! Tenerlo sobre su regazo mientras se acurrucaba de la vergüenza era todo un privilegio, poco a poco, de una manera que parecía ser inconsciente, el joven Zoldyck se inclinaba más a sus caricias.

Gon había quedado encantado con la suavidad de sus orejas desde el inicio, eran peludas y triangulares, sobresalían rectas de su cabello. Sintió cómo la cola de Killua se enrollaba en su torso, y el ronroneo tímido que producía subió de volumen hasta ser uno lo suficiente fuerte cómo para que Gon pudiera sentir la vibración. 

Quería comérselo a besos, abrazarlo para nunca soltarlo. Aunque estaba la gran posibilidad de que, si lo hacía, Killua le diera unos buenos arañazos.
Después de todo, él ya tenía garras filosas desde incluso antes de ser atacado por esa carta misteriosa.

Aunque, ¿No valdría la pena? Los rasguños cicatrizan, de todas formas.

—Estás ronroneando… —Gon soltó una pequeña risa, oyendo el chillido que soltó Killua en respuesta—: ¡No hay nada de qué avergonzarse, Killua! Es muy adorable.

Killua amasó con más fuerza su estómago, enterrando sus uñas en su tela hasta poder sentirlas rozar su panza, pero no le dolió.
Gon bajó sus manos del cabello ajeno, abrazando su cintura con cuidado.

Se preparó mentalmente para recibir varios gritos y un ataque de las temidas garras, pero Killua sólo ronroneó más, su cola se apretó más en su cintura. Gon sintió que su sonrojo empeoraba, pero le gustaba está sensación.

¿Su corazón estaba latiendo más rápido? O quizás eran los propios latidos de su amigo, podía oírlos si se concentraba; parecían ser igual de rápidos que un auto de carreras. 
Gon no mencionó el hecho de que había notado cómo Killua se había acercado aún más a él, haciendo que su pelvis estuviera a la par de su estómago, sus pechos tocándose en su totalidad.

Gon apretó sus labios en una fina línea para no rendirse ante sus deseos y besar a Killua hasta que dejara de sentir sus propios labios.
Acercó más a Killua a su pecho y apoyó su mentón en la parte superior de su cabeza, entre sus orejas, su mano acarició toda la longitud de su espalda. 

El ronroneo no se detuvo a la par de las caricias, prosiguió cómo si nada, haciendo que Gon sintiera algo.

"No puedes ser tan adorable…" Gon pensó, frunciendo el ceño levemente. "No puedes ser tan adorable y esperar que no te adore"

Killua ya estaba rendido en los brazos del moreno, descubriendo un nuevo nivel de intimidad que nunca pensó que podría conseguir. Sus brazos abrazaron el cuello de Gon y sus ronroneos sonaron fuerte en sus propios oídos.

Gon también estaba rindiéndose, un segundo más de esto y no podría soportar más las ganas de besar a Killua. Iba a hacerlo, lo besaría justo en los labios y-

 

—Niños, ¿Estoy interrumpiendo algo? —la presencia de Bisky los hizo saltar a ambos. 

Killua saltó del regazo del moreno, con su cola y cabello erizado, se movió a varios metros de distancia mientras estaba en cuatro patas en el suelo. Su mentora lo miró extrañada.

—¿Debería volver más tarde o…?

—¡V-vieja! ¡No puedes aparecerte así cómo así! —Killua le gritó, parándose del suelo para sacudir la suciedad en sus rodillas—. ¡¡Es de mala educación!!

—¡Si no quisieran que los viera besándose no deberían estar en medio de la nada haciéndolo! —la mujer contradijo, señalando con su índice al par.

Killua se sonrojó aún más, frunciendo el ceño.

—¡¡No nos estábamos besando!!

—Esta juventud de hoy en día… chicos, ustedes deben saber que yo soy de mente muy abierta y-

—En realidad, Bisky-san, no nos estábamos besando —Gon seguía sentado en el suelo, extrañando para sus adentros el peso de Killua sobre su regazo y sus ronroneos—. ¡Estaba haciendo ronronear a Killua!

Curiosamente, también tenía un poco de calor en sus mejillas.

Gon había dicho aquello con la intención de sacarlos de aquel aprieto. Pero al parecer lo había empeorado… Bisky empezó a reírse a carcajadas cómo una lunática al oírlo.

—¡JAJAJA! ¡No puedo creerlo…! ¡Ustedes son de lo más adorables! —ella sostenía su estómago, doblándose por lo cómico que le parecía la situación.

—¡Gon, idiota! ¡No puedes decirle eso a la vieja! —Killua enloqueció aún más, con la suficiente vergüenza acumulada cómo para poder morirse de un derrame cerebral; el sobrecalentamiento en su cerebro lo haría estallar—. ¡¡Eso es demasiado vergonzoso!!

—Nee, Killua. No entiendo… —Gon hizo un puchero infantil—; eso era lo que estábamos haciendo… —Gon rascó su nuca al terminar su frase, luciendo cómo un cachorro confundido.

Killua no podía enojarse con él… ¡Pero eso no quitaba el hecho de que era un idiota!

—Niños, niños —Bisky se secó sus lágrimas— encontré la carta para solucionar el problemita de Killua.

La mujer se reincorporó, sacando su carpeta mágica para dejar a la vista una colorida carta. 

—¿¡En serio!? —Killua se acercó a su maestra con los ojos brillosos. Esta experiencia había sido… genial, fenomenal, placentera, relajante, de ensueño, bonita, encantadora y mucho más pero… seguía siendo bizarro tener rasgos felinos reales.

—¡Ooh…! —Gon la miró sorprendido—. ¡Eso es genial, Bisky! Aunque creo que tendrás que guardarla. 

—¿Guardarla? —la de vestido rosa fue la siguiente en verse confundida, aún alzando la dichosa carta que sacaría al Zoldyck de su aprieto.

—¡Sí! ¡Killua se quedará así un poco más! —Gon avisó, sonriéndole a la mayor. 

—¡Idiota, tienes que preguntarme primero! 

—¿Eh, no quieres? —Gon se desinfló, con una cara lo suficiente adorable cómo para hacer que Killua se eche para atrás y se sonroje un poco más.

—B-bueno… si es sólo por unos días más… —Killua cedió, devolviendo a Gon a su estado brillante usual. El moreno alzó sus brazos al carcajearse.

"Si podemos volver a hacer eso… estaría bien para mí", pensó el albino.

La mayor rió, cruzándose de brazos—. Ay, el amor joven, tan dulce

Killua estaba a punto de decir algo de lo que seguro se arrepentiría posteriormente a recibir un buen golpe de Bisky, pero Gon lo detuvo sosteniendo su mano, sacándole un grito de sorpresa.

—¡Killua, hay que entrenar! —Gon le dijo, empezando a caminar y haciendo que su amigo lo siguiera—. Hay que hacerlo antes de que Bisky se acuerde que nos mandó a empezar antes de irse —Gon le susurró a Killua en medio camino, sonriéndole.

Killua sintió su corazón derretirse un poco más, con sus rodillas débiles al ver la sonrisa tan angelical del contrario. Su mano era cálida y sostenía la suya con firmeza, Killua se dejó guiar hasta la zona dónde normalmente entrenaban hasta el cansancio.

El par de muchachos no se sorprendió al ver qué Bisky no los siguió, ella tomó asiento en el borde de aquel cráter y los miró bajar a él con una expresión serena en su rostro. 

—¡Oye, Killua! —Gon lo llamó una vez más.

—¿Qué?

—En otro momento, ¿Me dejarías acariciarte de nuevo? —Gon le preguntó, con un contacto visual tan fijo de por medio que el tiempo pareció detenerse; Killua sintió cómo sus orejas bajaban tímidas, una gota de sudor frío bajo por su sien, otro sonrojo en su cara.

—S-sí. Tú puedes… —murmuró, jugando con sus dedos.

Gon se vió muy feliz después de eso.
Killua también lo estaba en el fondo, muy, muy feliz.

 

"Quizás es más un sueño que una pesadilla", Killua se dijo a sí mismo al mirar a Gon por el rabillo de su ojo.

Gon le devolvió la mirada.