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Cuando los gérmenes atacan

Summary:

— Oigan, creo que algo le sucede a Mash. — el comentario de Finn atrae la atención del resto de sus amigos, mientras observa cómo Mash parece haber decidido quedarse dormido sobre el escritorio.

— ¿Qué le pasa? ¿Acaso está enfermo? ¿Alguien como él puede enfermarse siquiera? — Dot hace varias preguntas a la vez, a lo que Finn no sabe como responder a cada una de ellas.

— Pobre de mi querido esposo, pero estoy segura de que con el poder de mi amor, podrá sentirse mejor. — Lemon se lamenta, al mismo tiempo que acerca su mano a la frente de Mash para comprobar si tiene algo de temperatura o no, y lo que descubre no hace más que preocuparla. — Chicos… Mash necesita ir a la enfermería ahora mismo. — declara con un tono preocupado, a lo que Lance también toca la frente de Mash para comprobar si lo que Lemon decía era cierto o si solo es una exageración de ella.

— Mierda, está ardiendo en fiebre. — el peliceste declara, causando más caos y confusión de lo que alguna vez haya podido verse dentro del grupo.

Chapter 1: Mash... ¿Esta enfermo?

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— Mash, ¿estás bien? — Finn le habla en voz baja a su amigo, ya que se encuentran en medio de una clase, y se supone que no deberían estar hablando si no que prestando atención a lo que la maestra está explicando. 

 

—Sí, estoy bien. — Mash responde de inmediato, a pesar de que nada de lo que dijo sea verdad, porque estaba teniendo una lucha interior para no quedarse dormido y no porque la clase era aburrida. 

 

— ¿Estás seguro de eso? — pregunta de nuevo Finn, atrayendo la atención no deseada hacia él y su compañero. 

 

— Señor Ames, señor Burnedead, ¿hay algo que quieran compartir con la clase? — interviene la maestra, provocando que Finn niegue en repetidas ocasiones, avergonzado por el llamado de atención que se le fue hecho. 

 

Mash no dice nada al respecto, simplemente guarda silencio mientras trata de ignorar esa extraña sensación que aún se mantiene de forma persistente en su cuerpo.

 

 

 

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— Por fin se acabó. — Dot parece demasiado alegre una vez que la clase ha terminado. — La historia de la magia siempre me ha parecido una materia aburrida.

 

— Solo para alguien como tú, la historia de la magia puede ser aburrida. — Lance comenta, solo para provocar una pelea con el pelirrojo.

 

Finn observa la escena con emociones encontradas, aunque ya le es habitual ver a dos esos pelear por cualquier cosa. De repente, se da cuenta de que Mash no está a su lado, lo que le parece extraño considerando que la clase ha terminado y es momento de irse a otro salón.

 

— Oigan, creo que algo le sucede a Mash. — el comentario de Finn atrae la atención del resto de sus amigos, mientras observa cómo Mash parece haber decidido quedarse dormido sobre el escritorio. 

 

— ¿Qué le pasó? ¿Acaso está enfermo? ¿Alguien como él puede enfermarse siquiera? — Dot hace varias preguntas a la vez, por lo que Finn no sabe como responder a cada una de ellas.

 

— Pobre de mi querido esposo, pero estoy segura de que con el poder de mi amor, podrás sentirte mejor. — Lemon se lamenta, al mismo tiempo que acerca su mano a la frente de Mash para comprobar si tiene algo de temperatura o no, y lo que descubre no hace más que preocuparla. — Chicos… Mash necesita ir a la enfermería ahora mismo. — declara con un tono preocupado, a lo que Lance también toca la frente de Mash para comprobar si lo que Lemon decía era cierto o si solo es una exageración de ella. 

 

— Maldición, está ardiendo en fiebre. — el peliceste declara, causando más caos y confusión de lo que alguna vez haya podido verse dentro del grupo. — Mash, Mash, ey Mash, despierta. — intento despertarlo desesperadamente hasta conseguirlo.

 

- ¿Lance? ¿Qué quieres, Lance? — pregunta, sonando tan débil que algo dentro de sus amigos se estremece por sus palabras.

 

— Levántate, tenemos que llevarte a la enfermería. — insisto, pero Mash no parece comprender todo bien su mensaje.

 

— No quiero seguir estudiando, quiero quedarme aquí. — responde con un tono cansado, sin aún comprender la gravedad de la situación.

 

— Idiota, no estoy hablando de eso. — Lance parece desesperado por la falta de reacción de su amigo, pero en su estado actual le llega a tener un poco de consideración. 

 

— Vamos, Mash, tienes que levantarte. — Finn intento hacer que Mash se levante de su asiento, pero ante sus intentos fallidos, Mash lo empuja sin demasiada fuerza hacia atrás, haciendo retroceder varios pasos.

 

— ¿Pero qué te pasa, Mash? ¿Por qué tratas a Finn de esa manera? — Dot se queja ante el comportamiento del otro, quien parece estar perdiendo lentamente el control de sus acciones.

 

Lance intenta acercarse a él, pero Mash lo mira con una expresión de advertencia. Sus ojos brillan con una intensidad inusual, y su respiración se vuelve más agitada con el paso de los minutos.

 

— No me toques. — Mash gruñe, su voz se deja escuchar cargada de tensión, dejando a todos en la habitación desconcertados.

 

Lemon, quien no había vuelto a intervenir hasta el momento, se acerca lentamente a Mash, ignorando las advertencias de los demás para que tuviera cuidado con lo que hacía. Porque si Mash se comportó de una manera agresiva con Finn, que era su mejor amigo entre los cuatro, con ella las cosas podrían ser peores.

 

— Mash, por favor, permítenos ayudarte, no queremos hacerte daño. — la rubia dice con voz tranquila, esperando que sus palabras logren penetrar la capa de confusión que parece envolver al antes mencionado. 

 

Para sorpresa de todos, Mash responde al tono calmado de Lemon. 

Su expresión se suaviza ligeramente, y por un momento, parece más consciente de su entorno. Se levanta lentamente de su asiento, tambaleándose varias veces en el proceso, pero a su vez permite que Lemon lo ayude a mantenerse de pie.

 

— Vamos, Mash, tenemos que llevarte a la enfermería. — es lo que dice Lemon, ofreciéndole su apoyo mientras el resto del grupo observa con alivio que la situación parece estar bajo control, al menos por el momento.




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Llegar a la enfermería fue un camino difícil de recorrer, ya que Mash no dejaba de tambalearse y Lemon apenas podía cargarlo sin perder el control de su propio cuerpo. Los demás intentaron ayudar, pero solo consiguieron que Mash se comportará de manera agresiva con ellos. 

 

Lo cual los desconcertó demasiado, pero querían atribuirle este extraño comportamiento a esa intensa fiebre que estaba sufriendo. 



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— Muy bien, ¿qué es lo que los trae por aquí? — pregunta la enfermera una vez que se ha acercado al grupo de Adler. Todos, excepto Mash, se miran entre sí sin saber por dónde empezar, hasta que un quejido por parte del sin magia le hace comprender la situación a la mujer mayor. —Él no se ve nada bien. — comenta mientras hace una señal para que recuesten a Mash sobre una camilla. — Por Dios, ¿desde cuándo tiene esta fiebre? — pregunta después de haber tocado la frente de Mash, para luego hacer aparecer un termómetro en sus manos, el cual coloca dentro de la boca del pelinegro.

 

— Creemos que empezó durante la segunda hora de clases, aunque no sabemos si estaba así desde antes. — Finn responde con una evidente preocupación, siendo incapaz de apartar la mirada de su amigo.

 

— Hmm, eso es grave. — murmura la enfermera mientras espera a que el termómetro haga su trabajo. Después de unos minutos, lo retira y observa la lectura con una expresión preocupada. — Su temperatura es bastante alta, necesitaremos bajarla lo antes posible. — comenta seriamente. — ¿Alguien sabe si tiene alguna condición médica preexistente?

 

El grupo intercambia miradas confusas sin saber cómo responder a dicha pregunta sin dar información poco verídica. 

 

— No, no sabemos nada al respecto. — al final es Lance quien responde de entre los cuatro. 

 

La enfermera asiente con comprensión antes de comenzar a preparar un tratamiento. Mientras tanto, Mash yace inquieto en la camilla, su respiración agitada y su expresión de incomodidad son más que evidentes para los presentes. 

 

— ¿Qué le pasará a Mash? — es lo que pregunta Dot, mirando con una creciente angustia a su amigo.

 

— Sea lo que sea, no parece ser nada bueno. — Lemon responde con cierta dificultad, debido a un molesto nudo que se estaba formando en su garganta. 

 

La enfermera regresó minutos después con una bolsa de hielo y algunos medicamentos. Con cuidado, comienza a aplicar compresas frías en la frente de Mash mientras administra los medicamentos para bajar su fiebre.

 

— Esperemos que esto le ayude a sentirse mejor. — murmura, observando atentamente la reacción que Mash pueda tener. 

 

Sin embargo, en lugar de mejorar, Mash comienza a retorcerse en la camilla, sus músculos se contraen violentamente y sus ojos se desenfocan.

 

— No… ¡Está teniendo una convulsión! — ella exclamó, llamando la atención del grupo.

 

El pánico se apodera de ellos mientras observan impotentes cómo Mash se retuerce en la camilla, sus movimientos espasmódicos y su expresión de dolor son simplemente aterradores de presenciar.

 

— ¡Mash! ¡Mash!  — gritó Finn, intentando acercarse a él pero terminó siendo detenido por la enfermera.

 

La enfermera rápidamente administra un medicamento para detener las convulsiones, mientras los adolescentes observan la escena con el corazón en las manos, temiendo lo peor para su amigo. 

 

Finalmente, las convulsiones disminuyen en intensidad hasta detenerse por completo. El rostro de Mash luce pálido y agotado, pero aparentemente se encuentra estable por el momento. 

 

— ¿Ya está bien? ¿Pero qué demonios le pasó? — Dot pregunta con la voz temblorosa por el susto recibido. 

 

La enfermera no responde de inmediato a su duda, debido a que empieza a examinar a Mash con atención. 

 

— Parece ser un episodio de convulsiones febriles. — ella dice por fin, recibiendo miradas confusas por sus palabras. — Las convulsiones febriles ocurren cuando la fiebre es demasiado alta. No son tan peligrosos en sí, pero como pudieron darse cuenta, son aterradoras de presenciar. — continúa, y en este último punto todos parecen darle la razón. — Lo importante es controlar la fiebre y asegurarse de que esté bien hidratado. Su amigo tendrá que quedarse aquí por el momento, así podrá estarlo vigilando ante cualquier mejora o alguna nueva crisis que tenga. — sus indicaciones finales son más que claras. 

 

Y los demás no saben si se sienten tranquilos o no por lo que acaban de escuchar, lo único que saben es que no quieren presenciar lo mismo otra vez. 

 

Chapter 2: El malestar que no parece tener fin

Summary:

El llanto de Mash se intensificó, sus sollozos resonaban por toda la enfermería, creando una atmósfera cargada de tensión. Finn se acercó de inmediato y colocó una mano en el hombro de Mash, tratando de transmitirle algo de calma, pero sus esfuerzos parecían inútiles. Dot se mordió el labio inferior, sintiéndose impotente ante la situación, mientras Lemon miraba a Mash con los ojos llenos de lágrimas, sin saber qué decir o hacer para ayudarlo.

Notes:

Hola, agregue un capitulo extra, porque se suponía que solo serian 2, así que espero que les guste.

TW: Vomito

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Ante la insistencia de la enfermera, el grupo se vio obligado a abandonar la enfermería para proseguir con las clases que aún tenían pendientes por la mañana, sin opción de quejarse o negarse, tuvieron que obedecer.

 

Sin embargo, durante la hora del almuerzo, en lugar de unirse con los demás en el gran comedor, decidieron visitar a Mash, quien para ese entonces ya había recuperado la conciencia pero seguía sin ser el mismo de siempre.

 

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— Mash, Mash. — llamó la atención Finn a su amigo, quien repentinamente abrió los ojos como si hubiera quedado dormido durante unos cuantos segundos.

 

– ¿F-finn? — Mash parecía haber dejado atrás su actitud hostil hacia sus amigos, algo que todos, excepto Lemon, porque ella quería ser la única que podía estar cerca de Mash, agradecieron que ocurriera.

 

— Hola, Mash. — saludó el bicolor, sintiendo un poco de alivio en su corazón, atreviéndose a pasar un par de sus dedos por la frente del otro. La temperatura aún seguía alta, pero con la diferencia de que ya no era igual que antes. 

 

— Hola. — Mash respondió al saludo casi de inmediato, solo para ser interrumpido por una breve tos segundos después de hablar. — Finn, no me siento bien. — se quejó, tomando pequeños sorbos de agua de un vaso proporcionado por Dot, quien se tomó el trabajo de ayudarlo a beber sin que se derramará el agua encima.

 

— Lo sabemos, pero seguramente mejorarás con el tratamiento que te dé la enfermera. — le aseguró Finn, tratando de infundirle ánimo. — Además, todos estamos aquí para apoyarte en lo que necesites. — los demás asintieron en señal de estar de acuerdo con sus palabras, buscando demostrar solidaridad hacia Mash mientras se recuperaba.

 

— Muchas gracias... Son los mejores amigos… — respondió el pelinegro en voz baja, pero una brillante sonrisa se dibujó en su rostro, iluminando todo lo que se encontraba a su paso.

 

Esta es la primera vez que los demás ven sonreír a Mash, por lo que tienen diversas reacciones ante este inusual hecho. 

 

Lemon empezó a chillar de la emoción, mientras balbuceaba cosas sin sentido. Lance se quedó estático, pero un visible sonrojo se hizo presente en su rostro. Tanto Dot como Finn se sonrojaron al instante, al mismo tiempo que pensaban cómo alguien tan inexpresivo como Mash podía tener una sonrisa tan hermosa.

 

— Guarden silencio, por favor. Les recuerdo que están en una enfermería y hay personas que deben descansar. — la enfermera hizo acto de presencia repentinamente, llamando la atención del grupo para que se comportaran.

 

— Lo sentimos mucho. — todos se disculparon al mismo tiempo. La enfermera simplemente aceptó sus disculpas mientras se acercaba a Mash con una bandeja de comida. En ella había un pequeño tazón que posiblemente contenía algún tipo de caldo de verduras, que a simple vista no se veía para nada apetitoso.

 

— ¿Eso es lo que Mash va a comer? — a Dot le resultaba imposible no hacer una expresión de disgusto al ver la comida. 

 

— Sí, es crucial que reciba los nutrientes necesarios para su recuperación. Además, el caldo de verduras es de fácil digestión, lo cual es beneficioso si su estómago no se encuentra en su mejor estado. — explicó la enfermera con serenidad, mientras sostenía la bandeja con cuidado.

 

— ¿Podemos quedarnos un poco más? — Finn se apresuró a preguntar, mostrando su deseo de permanecer junto a Mash.

 

— Por supuesto, pero es importante que se comporten de manera adecuada. — respondió la enfermera, haciendo referencia a lo ocurrido anteriormente.

 

El grupo se congregó alrededor de Mash, observando detenidamente cada movimiento mientras la enfermera intentaba ayudarlo a tomar el primer bocado. A pesar de sus esfuerzos, Mash parecía incapaz de tolerar la comida, sintiendo que su estómago tenía otros planes.

 

— Vamos, Mash, un poco más. Necesitas alimentarte para recuperarte. — instaba la enfermera con paciencia, pero las náuseas comenzaban a afectar a Mash mientras intentaba forzar a su estómago a aceptar la comida. 

 

Finalmente, después de varios intentos fallidos, Mash no pudo contenerse más y vomitó lo poco que había logrado ingerir. Un incómodo silencio se apoderó del lugar por un momento, hasta que Mash empezó a llorar fuertemente.  

 

— Lo siento mucho. — se disculpó entre lágrimas, sujetándose el estómago con las manos y temiendo volver a vomitar.

 

Desafortunadamente, eso sucedió poco después, pero Lance rápidamente buscó un contenedor para que pudiera hacerlo dentro, evitando así ensuciar el piso como había ocurrido momentos antes.

 

El llanto de Mash se intensificó, sus sollozos resonaban por toda la enfermería, creando una atmósfera cargada de tensión. Finn se acercó de inmediato y colocó una mano en el hombro de Mash, tratando de transmitirle algo de calma, pero sus esfuerzos parecían inútiles. Dot se mordió el labio inferior, sintiéndose impotente ante la situación, mientras Lemon miraba a Mash con los ojos llenos de lágrimas, sin saber qué decir o hacer para ayudarlo.

 

— Shhh, tranquilo, Mash. — dijo Lance con voz suave, limpiando con un pañuelo la boca del pelinegro y tomando otro de su bolsillo para secar las lágrimas que caían insistentemente de las mejillas ajenas. Sin embargo, esto pareció tener poco efecto, ya que Mash sollozaba más fuerte que antes.

 

Los intentos de ayuda por parte de los demás solo estaban empeorando la situación. La enfermera se vio obligada a intervenir al ver cómo todo se salía de control, y tuvo que hacer un gran esfuerzo para calmar a Mash, quien finalmente, después de llorar por varios minutos más, quedó profundamente dormido con una expresión de tristeza e incomodidad que era bastante visible en su rostro. 

 

— Creo que es mejor que se retiren por hoy, que Mash necesita descansar. — susurró la enfermera, con tono firme, indicando que era hora de partir.

 

Pero los de Adler no parecieron estar del todo de acuerdo con su petición. Dot, Lemon y Finn estuvieron a punto de protestar, pero Lance tomó la palabra en lugar de alguno de ellos.

 

— Tiene razón, por favor cuide mucho de Mash por nosotros. — declaró, ganándose un par de miradas de desaprobación por parte de sus amigos. Quienes se vieron obligados a salir de la enfermería gracias a la reciente declaración del peliceleste, quien solo permaneció en silencio al abandonar el lugar.

 

— Oye tú, ¿quién te dijo que podías tomar decisiones por todos? — Dot se apresuró en increpar al pelinegro, quien no hizo otra cosa que mirarlo con indiferencia.

 

— Dot tiene razón, no deberías tomar decisiones en nombre de los demás — Lemon se unió a las quejas del pelirrojo, ganándose también una mirada de desaprobación por parte del mayor del grupo.

 

— ¿Y qué planeaban hacer ahí adentro? En la condición en que Mash se encuentra, no podemos ayudarlo. — ante su declaración,  Lemon y Dot guardaron silencio automáticamente,  sin embargo,  en sus miradas podía percibir la desaprobación que aún sentían por sus acciones. 

 

— Oigan, pelear entre nosotros no servirá de nada. — Finn tuvo que intervenir al ver cómo el ambiente tenso iba en incremento. — Estoy seguro de que a Mash no le gustaría que esto pasara. — menciona, y es ahí donde la mirada de Dot y Lemon se relaja. — ¿Por qué no nos tomamos un tiempo para pensar? — sugirió,  sin pocos ánimos para lidiar con una pelea entre sus amigos, quienes parecen estar de acuerdo con su petición.  

 

Sin embargo; cada quien empieza a irse por su lado, pareciendo que necesitaban de un momento a solas para pensar en lo que ha sucedido,  y si es completamente sincero consigo mismo, siente que es lo mejor que pueden hacer por el momento, a pesar de que no sea el mejor momento para tomar distancia entre ellos mismos. 



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Chapter 3: Después de la tormenta sale el sol

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Son más de las diez de la noche y Finn no puede conciliar el sueño. Su mirada permanece fija en el techo, como si esto fuera lo más interesante del mundo. En realidad, lo hace para evitar enfrentarse a la realidad de que la cama de Mash está vacía. 

 

Un antiguo sentimiento de soledad se apodera de su pecho, mientras pesados ​​suspiros escapan ocasionalmente de sus labios. 

 

¿Se habría acostumbrado tanto a la presencia de Mash que ahora su ausencia se siente como una puñalada directa al corazón?

 

Al parecer, la respuesta a esa pregunta es un sí, y empieza a sentirse patético por ello.

 

Decidido a cambiar eso, se levanta de la cama con un objetivo claro: ir por un poco de leche tibia para poder dormir. Aunque eso signifique romper el toque de queda, no puede seguir así, no cuando tenga que cumplir con su horario escolar mañana.

 

Como un ratón en la noche de Navidad, se mueve sigilosamente por los pasillos, intentando pasar desapercibido mientras se dirige a la cocina. No suele hacer esto a menudo; de hecho, quien siempre sale de la cama para ir a la cocina es Mash, porque según él, debe tener una ración de panecillos con crema lista por si le da hambre en la madrugada. 

 

Esto ha llevado a Mash a ser reprendido por Rayne, quien siempre trata de hacerle entender que está mal lo que hace, pero Mash termina ignorando todas sus recomendaciones.

 

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— ¿Finlandés? — como siempre, nada le sale bien a la primera, por lo que se detiene abruptamente mientras un escalofrío le recorre la espalda.

 

— Hermano... — balbucea nervioso, queriendo creer que no ha escuchado realmente la voz de su hermano, y que todo es una alucinación debido a la falta de sueño.

 

La voz, sin embargo, se hace más clara y cercana. 

 

— ¿Qué haces levantado a estas horas? ¿Acaso no sabes que ya no se puede salir después del toco de queda? — Rayne pregunta con un tono severo, aunque Finn detecta una leve preocupación en sus palabras.

 

— No podía dormir... — Finn baja la mirada, sintiéndose como un niño pequeño atrapado en medio de una travesura. — Asi que solo iba por un poco de leche tibia.

 

Rayne suspira ante esto, el sonido de sus pasos resuenan suavemente en el pasillo oscuro. Finn puede sentir el peso de sus ojos sobre él, juzgándolo severamente por sus acciones.

 

— Pensé que estabas buscando un Mash. — confesó el alcalde de los Ames, lo que hizo que Finn entendiera que su hermano no sabía nada de lo que había ocurrido.

 

— No, realmente no lo estaba buscando. Es solo que... creo que ya no me gusta dormir solo. — respondió Finn, provocando que Rayne lo mirara extrañado.

 

— ¿Por qué dices eso? ¿Dónde está Mash?

 

— Mash está en la enfermería. —confesó. —Tuvo que quedarse allí porque está bastante enfermo.

 

Rayne frunció el ceño ante esto, su expresión severa se suaviza un poco ante la noticia.

 

— ¿Enfermo? — repitió, más para sí mismo que para Finn. — ¿Qué tiene?

 

Finn se encogió de hombros, sintiendo una punzada de preocupación mientras grababa la imagen de Mash en la cama de la enfermería, con el rostro pálido y una toalla húmeda en el frente.

 

— No estoy seguro, pero la enfermera dijo que tiene una fiebre muy alta, hasta llegó a tener convulsiones por eso. — explicó, y en su voz, se escuchó una clara angustia por su amigo. 

 

Rayne avanza lentamente, procesando la información. Después de un momento de silencio, se acercó a Finn y le puso una mano en el hombro, un gesto poco común para su reservado y distante hermano mayor.

 

— Está bien, vamos a la cocina, te prepararé esa leche tibia. — dijo sorpresivamente. 

 

Finn parpadeó, sorprendido por la oferta. Normalmente, Rayne lo dejaría resolviendo sus asuntos solo, pero esta vez parecía dispuesta a hacer una excepción.

 

— Gracias, hermano — murmuró el menor, siguiendo a Rayne por el pasillo. Aunque la preocupación por Mash seguía pesando en su pecho, la compañía de Rayne le brindaba una pequeña dosis de consuelo.

 

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Llegaron a la cocina en silencio. Mientras Rayne calentaba la leche, Finn esperaba pacientemente, observando el reloj que estaba en la pared. Cada minuto que pasaba se sentía eterno, pero compartir este momento con su hermano aliviaba un poco su ansiedad.

 

Cuando la leche estuvo lista, Rayne le pasó una taza a Finn y se sentó a su lado. Finn tomó un sorbo, disfrutando del calor que tanto necesitaba.

 

— Mash estará bien. — dijo Rayne de repente, rompiendo el silencio que se había formado. — Es de las personas más fuertes y tercas que alguna vez he conocido. — añadió, y Finn no podía estar más de acuerdo con él. — No dejará que una fiebre lo derrote.

 

Finn asintió, aferrándose a las palabras de su hermano como si fuera un chaleco salvavidas.

 

- Perder. Solo... desearía poder hacer algo para ayudarle. — confesó con tristeza. A lo que Rayne suspir de nuevo, con una mezcla de exasperacin y comprensin.

 

— Sé que deseas hacer algo por él, pero sentirte insuficiente es lo peor que puedes hacer, ¿bien? —dijo. — Estoy seguro de que Mash se sentirá bastante bien si tan solo te ve ahí para ayudarte.

 

Finn ascendió de nuevo, sintiendo un poco más de paz. Tal vez Rayne tenía razón, lo cual casi siempre sucedía, así que solo tenía que ser fuerte y paciente para que Mash se recuperara pronto.



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Finn se levantó temprano a la mañana siguiente, a pesar de haber dormido tarde, llego a despertarse un poco más temprano de lo habitual y como no intento quedarse dormido otra vez, entonces empezó a alistarse para las clases que tendría.

 

Una vez bañado y con el uniforme puesto, salió sin más de su habitación, con un rumbo totalmente diferente al comedor, siendo su destino la enfermería, ya que quería ver cómo se encontraba Mash antes de que las clases matutinas dieron inicio. 

 

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—Buenos días. — saludo al ingresar, solo para encontrarse con la enfermera cambiando los paños húmedos que Mash tenía encima de la cabeza, mientras que su amigo parecía estar profundamente dormido. 

 

—Buenos días. — ella le devolvió el saludo, a la vez que seguía con su trabajo.  

 

— ¿Cree que puedo ver a Mash? — consulte antes de moverse, pero la enfermera le dio autorización para que se acercara. — Muchas gracias por todo. — le agradeció, ganándose una sonrisa por parte de ella. — ¿Y cómo se encuentra Mash ahora? — pregunta, esperando que la situación haya cambiado al menos un poco. 

 

— La fiebre parece haber bajado un poco, y ya no tuvo convulsiones ni malestares estomacales. — respondió, para segundos después de terminar con lo que hacía. — Pero sí su estado empeora de nuevo o no parece mejorar dentro de las próximas horas, entonces tendrá que ser remitido a un hospital de la capital, para que puedan tratarlo mejor. — indicó, y el pánico invadió rápidamente a Finn, a quien le era difícil creer que la situación podía volverse más seria de lo que ya era. 

 

— Sí Mash es llevado al hospital, ¿cree que podría informarmelo? — el bicolor dice, y la enfermera no parece tener problemas con cumplir su petición.  

 

Sin más que hacer, Finn decide retirarse, no sin antes acercarse hacia Mash para poder verlo más de cerca. El aspecto del pelinegro es diferente al de ayer, ya no se ve tan demacrado, solo permanece visiblemente cansado por todo lo que le ha sucedido.  

 

Con extremo cuidado, como si tuviera miedo de lastimarlo, termine tocando una de las mejillas. Su piel aún se siente caliente, pero a diferencia de ayer, el cambio es bastante significativo. 

 

No sabe cuántos minutos o segundos permanece en la misma posición, pero viene a reaccionar cuando la enfermera carraspea para sacarlo de su ensoñación. Avergonzado, pide disculpas de manera inmediata antes de retirarse, prometiendo estar al pendiente por si llega a darse algo con respecto al estado de Mash. 

 

Al momento de retirarse, puede notar un peculiar ya la vez conocido pañuelo rosa con estampados de conejos blancos, sobre la mesa de noche que se encuentra al lado de la cama de Mash, y lo único en que puede pensar mientras se va, es que su hermano vino mucho antes que el a ver a Mash. 

 

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Para la llegada del mediodía, el grupo parece haber vuelto a la normalidad. Dot y Lemon le piden disculpas a Lance por lo de ayer, y Lance también se disculpa por si llegó a actuar sin considerar sus opiniones.

 

Finn parece aliviado con dicha reconciliación, porque entre todos juntos pueden tratar de ayudar a Mash de manera más efectiva, aunque también, la idea de estar distanciados no hace más que revolverle el estómago.

 

— ¡Puré! — los cinco gritan cuando ven a su amigo despierto, habiendo tomado la hora del almuerzo para ir a visitarlo en conjunto.

 

—Hola. — el pelinegro les devuelve el saludo, con un aspecto mucho mejor al de ayer. — ¿Cómo han estado? — pregunta con tranquilidad, y es cuando Lemon no puede soportarlo más, porque se abalanza sobre él mientras solloza fuertemente. — ¿Por qué lloras? — le pregunta a la rubia, sintiéndose muy confundida por su comportamiento.

 

— Idiota… — Dot murmura, tratando de contener aquella emoción que desea salir de su pecho.

 

— Llora porque está feliz de que encuentres bien. — Lance es quien responde a la duda de Mash, respuesta que se afirma cuando Lemon asiente en repetidas ocasiones.

 

—Ayer me preocupé mucho por ti. — le confiesa, alejándose lo suficiente para tomar un poco de aire, y limpiar las lágrimas que salían insistentemente de sus ojos. — Pensé que podría pasarte lo peor, más cuando empezaste a convulsionar por la fiebre. — confiesa en medio de gimoteos.

 

— Yo… lo lamento mucho. — se disculpó, sintiéndose muy culpable por preocuparse a sus amigos de esa manera.

 

— Está bien, no hay nada por qué disculparse, además, no fue tu culpa lo que sucedió. — Finn trató de animar a Mash, que parecía bastante decaído por la confesión de Lemon, que por fin estaba regulando su llanto.

 

— ¿Y todo eso? — Dot trata de desviar la tensión que se siente en el ambiente, señalando aquella mesita de noche que ahora tenía varios presentes sobre ella. Entre estos se encontraron algunas flores, dulces y libros.

 

— Fueron obsequios. — Mash responde, dejando más que confundidos a sus amigos.

 

— ¿Obsequios? —ellos preguntan a la vez, sin aún comprender lo que sus ojos presencian.

 

— Mash ha tenido muchas visitas durante la mañana. — la voz de la enfermera se escucha detrás del grupo, quienes casi gritaban por causa de la impresión. — Vinieron a verlo el director, los prefectos de las tres residencias y dos alumnos de tercer año. — comentario para sorpresa de los adolescentes.

 

— Fue bastante agradable, pero no entiendo por qué lo hicieron. — el pelinegro les dice, y todos lo ven con cierto grado de asombro.

 

— Lo normal cuando alguien se encuentra enfermo, es llevarle algo como muestra de solidaridad, o para simplemente decirle que puede contar con uno si así lo necesita. — es la explicación dada por Dot, a lo que Mash se limita a decir un suave “Oh”.

 

— Muy bien, mar como mar, el paciente debe de almorzar, porque no ha ingerido más que sueros en las últimas veinticuatro horas. — la enfermera anuncia, y todos, incluyendo también a Mash, se tensan por la simple mención de la comida. — Solo serán un par de bocados, y si en algún momento ya no deseas comer, entonces está bien. — informa, a lo que Mash asiente inseguro, para después recibir una bandeja con comida, la cual tiene ahora una crema de verduras. El aspecto no es tan apetitoso, pero al dar el primer bocado, Mash parece satisfecho con su sabor, por lo que sigue ingiriendo pequeñas cucharadas con demasiada moderación.

 

— Sabe mejor que la sopa. — confiesa, y los demás no pueden estar más felices por ello, siendo esta una clara señal de que las cosas están mejorando.

 

 

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El grupo se retira minutos después de que Mash empieza a almorzar, los cuatro parecen más relajados al ver en una mejor condición a su compañero, y su ánimo mejora de la manera más considerable de todas.

 

Para cuando las clases terminan, van a visitar nuevamente a Mash, quien para ese entonces se encuentra despierto, y se atreverían a decir con un mejor aspecto. La enfermera les dice que si las cosas siguen como están, Mash podría regresar a su habitación mañana por la tarde.

 

Esto es más que bien recibido por todos, porque por fin está acabando con esta difícil etapa de sus vidas.

 

 

 

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—¡Bienvenido! — gritan todos, arrojando serpentinas y globos en el momento exacto en que Mash ingresa en su habitación, ya totalmente recuperado de aquella maldita fiebre. El aire se llena de un bullicio alegre y colorido mientras los amigos de Mash lo reciben con entusiasmo, mostrando su alivio y alegría por su recuperación.

 

— Muchas gracias a todos. — Mash sin duda en expresar su gratitud por el gesto tan cálido y lleno de afecto que sus amigos han tenido con él. Aunque le resulta un poco difícil comprender la magnitud de la celebración, se siente abrumado por el cariño y la atención que le brinda.

 

— Tenemos muchos panecillos con crema y té para celebrar. — Lemon anuncia alegremente, mientras ofrece un par de panecillos a Mash, quien se limita a tomar uno y saborearlo con calma, disfrutando de cada bocado como si fuera un regalo especial después de su convalecencia.

 

— Su sabor es mejor que el de la sopa. — confiesa Mash, con una sonrisa en los labios y las mejillas manchadas de azúcar, provocando risas y más alegría entre sus amigos, quienes comparten su felicidad por verlo recuperado y de buen ánimo.

 

— Por cierto, Mash… ¿ya te habías enfermado así antes? — Dot hace aquella pregunta que le ha estado carcomiendo por curiosidad desde hace mucho tiempo, deseando conocer más sobre la experiencia de su amigo y su historia médica.

 

Mash parece sumergirse en sus pensamientos por un momento, reflexionando sobre la pregunta antes de responder.

 

— No, nunca me había enfermado así. Aunque ahora que lo pienso... hubo una vez que estuve muy enfermo. Mi padre estaba muy preocupado por mí, pero como vivíamos aislados, no pudo llevarme a la ciudad para que me atendiera un médico. — Mash comparte una parte íntima de su pasado, revelando la falta de acceso a la atención médica que había experimentado debido a su situación única.

 

Esta revelación conmueve a sus amigos, quienes sienten un profundo agradecimiento por la mejora en la situación de Mash y por la posibilidad de que ahora pueda recibir la atención médica que necesita sin tener que esconderse o enfrentar obstáculos.

 

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Notes:

Perdón por haber olvidado esto, pero la universidad me esta venciendo. :(

Pero espero que haya sido de de agrado! Muchas gracias por su apoyo. 💕🙏🏻