Work Text:
“Deberías estar aquí, aquí donde te quiero
Pero, al contrario, estás allá donde te extraño
Quisiera pedirte que vuelvas, que vuelvas
Para que a mi cuerpo el alma le devuelvas.”
-Carin León.
Checo maniobra la curva en el primer sector, mirando por el retrovisor cómo ha dejado atrás a Russell. Sin embargo, no ha sido suficiente —de nuevo— para llegar al podio. Frustrado, escucha las últimas actualizaciones de su ingeniero. Hace falta tan solo una vuelta para dar por terminado el día. A lo lejos, la gente llena de alegres festejos a Verstappen, quien ya debe haber cruzado la meta. Casi espera que todo el lugar se inunde de naranja con la alegre afición de Max, Max festejando con lo que supone debería ser su gente también. Suspira agotado.
Se acuerda de saludar, bajando la velocidad en cuanto más se acerca a la línea de meta, no es culpa de la gente que se sienta tan miserable. Observa que el sol se está poniendo, iluminando el paisaje de un cálido tono naranja, parece que no puede deshacerse de Max ni siquiera en ese momento. Pasa a Charles y a Norris consecutivamente, cuando su compañero de equipo aparece a la izquierda, ajustándose a su ritmo.
Checo siente una oleada de emociones, empañadas en cientos de recuerdos de podiums compartidos con su compañero, se siente como si hubiesen pasado más de 400 carreras juntos. Lógicamente, sabe que no ha pasado tanto, pero en su interior, ha pasado de 0 a 100 sentimientos por hora en tan solo unos segundos al recordar todas y cada una de sus vueltas juntos.
Max saluda, su mirada radiante encapsulada por el atardecer que lo baña, desde esta distancia puede verlo, sin embargo no saborearlo tanto como quisiera ¿lo quiere acaso? una sonrisa empieza a tirar de su boca muy a su pesar, realmente nunca puede estar del todo molesto si Max está alrededor, lo que por supuesto debió haber sido la razón por la que se alineó con él desde un principio.
Los dos recorren el último tramo camino a la línea de meta, donde inevitablemente tendrán que separarse. Su sonrisa disminuye mientras se acercan, Max sigue resplandeciente todavía haciendo contacto visual a través del casco, miradas robadas mientras conduce como si fuese el mismísimo Brian O’conner, truco viejo, película aún más vieja. Mientras se aproximan al parque cerrado el bullicio de los festejos comienza a calmarse, la gente se dispersa dejándolo en un lugar más tranquilo.
Estaciona y se detiene por un momento, el atardecer empieza a desvanecerse lentamente mientras observa el panorama. Se siente abrumado por lo que decide dejarse el casco mientras camina hacia su pareja…eh compañero.
—¡Checo! —es lo primero que escucha antes de que el dueño de esa voz lo envuelva en un abrazo. Max lo sostiene como si fuera lo que lo mantiene con la esperanza encendida y checo se hunde en la sensación.
—Lo hiciste bien hoy —dice Max finalmente, rompiendo el silencio con un tono suave, pero cargado de sinceridad.
Asiente, incapaz de encontrar su voz para responderle pero a él no parece importarle; solo le sostiene un poco más cerca, sus manos acariciando su espalda con una ternura inesperada.
Max se ha quitado el casco, su cabello es una locura, está sudando y se ve un poco salvaje, "hermoso", piensa, se ve increíblemente atractivo, no es algo que normalmente asociaría con él, pero lo es.
Decide retirarse también el casco, sintiéndose más cómodo ahora; sus miradas se encuentran de inmediato, como imanes. La sonrisa de Max es afectuosa, casi tímida, pero con un brillo en sus ojos que revela más de lo que las palabras podrían expresar, le devuelve la sonrisa sintiendo una tensión distinta, su corazón acelerándose mientras que el espacio entre ellos se va cerrando.
—Max…
—¿Te gustaría…? —comienza a preguntar al mismo tiempo, su aliento cálido mezclándose en el aire con el suyo.
Checoasiente. No necesita más que eso. Entonces, sin pensar, se lanza hacia adelante, cerrando la distancia que los separa. Max lo encuentra en el camino, siempre lo hace, responde con la misma intensidad acunando su rostro entre sus manos.
El beso se desvanece lentamente, y Checo siente una risa burbujear en su pecho. Max lo observa, su mirada aún llena de esa chispa especial.
—wow—murmura Checo, porqué honestamente esto no es lo que esperaba al despertar, eso es seguro.
Max sonríe, tomándole de la mano, entrelazando sus dedos. Juntos, se dan la vuelta y contemplan el paisaje, donde el sol se oculta tras el horizonte.
—¿Y ahora qué?,—pregunta Checo, medio en broma, medio en serio.
Max lo mira con una sonrisa traviesa. —Ahora, celebramos. Pero a nuestra manera.
Se giran hacia el bullicio que comienza a resurgir mientras las risas y los gritos de alegría llenan el aire. Sin soltar su mano, Max comienza a caminar hacia la multitud, arrastrando a Checo con él.
—¿Sabes? —dice Max, apoyando su hombro contra el de Checo—, creo que cada carrera debería terminar así.
Checo ríe, sintiendo que el mundo es suyo por un momento. Tal vez no haya ganado la carrera pero gano algo mucho mejor.
