Chapter 1: Prólogo
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Las cosas no salen exactamente como Jim lo había planeado.
Se suponía que vería a Gaila en la entrada del edificio de simulaciones, así que en defensa de Jim no era su culpa que tuviera que improvisar y tampoco es como si pareciera que al tipo le importara.
Tardó un momento en adaptarse, algo del todo comprensible dado lo repentino de las circunstancias. Fue un momento raro e incómodo en el que Jim se encontró atacando a un tipo cualquiera, alzando la cabeza lo suficiente para llegar a la boca del hombre que debía ser al menos unas pulgadas más alto que el mismo Jim.
El beso debió de parecer un cabezazo torpe, así que Jim se puso nervioso pensando que no iba a ser capaz de salir airoso de la situación. Cómo explicarle a Gary que eran dos tipos en una cita si para otras personas podría resultar doloroso de ver.
Después de un agonizante minuto el momento se volvió... distinto. El hombre inhaló con fuerza y bajó un poco la cabeza, cosa que hizo que Jim se relajara también. El colocó sus manos sobre la cintura de Jim; unas manos grandes y calientes. De hecho todo el tipo parecía tener una temperatura corporal mayor a la suya. Fue extrañamente agradable. Las manos de Jim bajaron de la nuca del tipo hasta un pecho ancho y sólido.
Después de varios minutos de besos Jim se escuchó a sí mismo suspirar, y fue en ese momento que pudo recordar toda la situación que lo llevó ahí y lo que lo obligó a jalar a la persona que iba pasando cerca de donde él se encontraba, incluso apenas pudo susurrar si podria besar al tipo antes de hacerlo y aunque Jim se sentía un poco mal al respecto, esperaba poder explicar su dilema sin recibir un puñetazo.
Jim se apartó y volteo al final del pasillo donde había visto a Gary acercándose, y no vio nada. Ni rastro del tipo que lo había estado persiguiendo durante meses para que salieran. Eso hizo que Jim se relajara. Entonces volvió la mirada al hombre al que aún seguía abrazado.
Y el alma se le fue fue a los pies.
Jodido.
Él estaba tan jodido.
Mierda.
Porque frente a él se encontraba el Comandante Spock.
El único híbrido vulcano - humano que actualmente impartía clases en la Academia de la Flota Estelar.
Y un imbécil.
No porque Jim haya tomado clases con él, pero en toda la Academia conocían al Comandante de esa manera por ser el único que siempre reprobaba al menos al 85% de los alumnos que tomaban sus cursos.
Él era la razón por la que Bones, el compañero de piso de Jim tuviera que desechar dos proyectos de tesis y estuviera a mitad de casi desechar otro si en su siguiente revisión el vulcano encontrara otra falla en todo el tema de investigación. Jim aún se preguntaba por qué el vulcano era examinador de Bones, si su amigo sureño estaba en el área médica.
Sí, claramente en tipo era un genio, y a pesar de que ser vulcano lo exentaba de ser emocional y sensible era mezquino e hipercrítico, y resultaba evidente que se creía el único ser que hacía investigaciones importantes.
Y Jim acababa de besarlo.
No tenía claro cuánto había durado el silencio, solo que fue el vulcano quien lo rompió. Estaba de pie frente a Jim, absurdamente intimidante, de ojos oscuros y el pelo aún más mirándolo con fijeza.
“No pasa nada. Todo va bien. Perfecto. Solo finge.” Pensó Jim, definitivamente iba a fingir que nada ocurrió, hacerle un educado gesto de despedida con la cabeza y a marcharse de ahí. Era un excelente plan.
一 Cadete, ¿acaba de besarme? 一 se encontró preguntando el vulcano. Aunque su rostro no mostraba ninguna expresión Jim sentía como esa mirada lo inspeccionaba profundamente, el vulcano también tenía los labios más colorados y gruesos de lo normal. Jim no podía negar lo que había ocurrido.
Aun así valía la pena intentarlo.
一 No. 一
一 Muy bien. 一 El vulcano asintió y se dio la vuelta sin más. Si fuera humano Jim diría que lucía un poco desorientado, pero eso no era posible con los vulcanos, ¿cierto?
¿Jim lo había roto? ¿Debería preocuparse? ¿Dejarlo así y continuar su noche? Casi estaba por alejarse también cuando el vulcano se detuvo y con un ligero fruncimiento de cejas para demostrar escepticismo le preguntó.
一 ¿Estás seguro? 一
Mierda.
一 Bien, bueno, sé lo que parece, pero… 一 Jim comenzó a explicarse mientras alzaba las manos a la altura de sus hombros y se acercaba un paso al vulcano. 一 …¿no es así?.
La voz de Jim fue bajando mientras se justificaba ante esa mirada tan penetrante. Quizá si hubiera sido otra persona a la que besó sería más sencillo, y tendría que dar menos explicaciones; u obtener una nueva cita, Jim no era arrogante (no es arrogancia cuando es un hecho) pero mucha gente le ofrecía citas solo por su apariencia. Sin embargo, ¿cómo te justificas ante un vulcano? Quien además es profesor y uno muy estricto también.
Por una vez en la vida, Jim no estaba seguro de cómo proceder.
Después de unos minutos Jim noto como el comandante Spock comenzaba a lucir impaciente, al menos lo más impaciente que puede alguien inexpresivo parecer.
一 Sabe, sé como luce y me disculpo pero creo que deberíamos ignorarlo 一 terminó Jim.
El vulcano lo siguió mirando y después asintió.
一Muy bien. Entonces volveré a mi oficina y comenzaré el trámite para una audiencia disciplinar. 一
Jim exhalo con alivio.
一 Sí, claro, adelante… espere, ¿qué?
一 Este asunto amerita una audiencia y si usted se niega a dar mayor explicación cuando claramente ya se lo he pedido entonces es…. 一
一 Wow, wow, espere. Si se que luce mal todo el asunto y que podría parecer que yo lo ataque a usted pero pedí su consentimiento antes.一
一 Un permiso que no espero a ser dado antes de que procediera. 一
一 ¡¿Qué?! Claramente dijiste que si, te escuche. ¿Te escuche, cierto? 一 Jim estaba tan seguro de que el vulcano había dicho que sí, quizá Jim si había sido impulsivo pero el estaba muy seguro de que el tipo había susurrado un “sí” muy claro.
Aunque ahora comenzaba a dudar de su propia mente. ¿Había escuchado bien? ¿O estaba tan nervioso que su mente le proporcionó lo que quería escuchar? ¿Cómo es posible que pasara esto? Jim podría ser muchas cosas, pero siempre, siempre, esperaba a que su pareja diera su consentimiento.
— Oiga, lo siento mucho. Ha sido una noche extraña. ¿No podemos realmente olvidarnos sin más de lo que ha pasado? —
El vulcano lo volvió a estudiar por lo que pareció un momento eterno, había vuelto a esa inexpresividad típica de los vulcanos y puesto los brazos detrás de la espalda en lo que parecía un gesto habitual.
— Cadete, ¿le ocurre algo? —
— ¿Qué? No, nada. Todo está bien. ¿Por qué? — Jim se agitó, ¿lucía agitado?
— Porque — prosiguió el vulcano con calma— besar a un desconocido a medianoche en un laboratorio de simulación podría ser señal de que acontece algo.
— No.
El vulcano asintió, pensativo.
— Muy bien. Entonces recibirás la notificación de la audiencia en los próximos días.
Se giró para alejarse. Jim lo pensó. Entonces gritó
—¡Ni siquiera me ha preguntado cómo me llamo!
— Eso es muy fácil de averiguar, cadete. Buena noche.
—¡Espere!
Jim se acercó a él y lo frenó agarrándolo por la muñeca. Spock se detuvo completamente, inmóvil. Luego clavó la mirada en la mano que aún seguía tocándolo.
Cierto. A los vulcanos no les gustaba el contacto.
—Lo siento, no quería…— Jim lo soltó de inmediato y dio un paso atrás.
—El beso. Explícate.
Jim se enderezó. La había cagado de verdad. Y ahora tenía que contárselo.
—Gary Mitchell — Miró a su alrededor para asegurarse de que estuvieran solos. — El otro cadete que pasaba por aquí. Está en la vía de mando, con una especialidad en navegación, es estudiante de último año y un dolor en el trasero, me ha solicitado innumerables veces una salida y a pesar de que le he dejado en claro que no estoy interesado no parece comprender. Esta noche estaba esperando a una amiga cuando lo vi e improvise.
El rostro del vulcano era indescifrable.
— No lo he pensado muy bien. De nuevo me disculpo por molestarlo Comandante. Necesitaba que Gary creyera que estaba en una cita.
Él asintió.
— Así que has besado a la primera persona que has visto en el pasillo.
— Si.
Volvieron a quedarse en silencio. No del todo cómodo pero tampoco completamente incómodo. Sin embargo, Jim estaba cansado, confundido, y un poco caliente, joder, ¿el comandante tenía que ser tan atractivo? Aun así toda la situación era demasiado.
— Sabe que, en realidad, tiene toda la razón. Y lo siento mucho, de nuevo. Si se ha sentido acosado por mí de cualquier manera, debería denunciarme, porque es lo justo. Y mi explicación no importa. No es que mis intenciones fueran las mejores; importa más su percepción de... — Joder, solo lo estaba empeorando—. Voy a marcharme, ¿ok? Gracias y...lamento todo esto.
Jim se dio media vuelta y salió corriendo por el pasillo.
— James — llamó el vulcano —. Jim, espera...
No se detuvo. Bajó corriendo las escaleras hasta la planta baja y luego salió del edificio, cruzó frente a la estatua de Zefram Cochrane hasta llegar a una jardinera escasamente iluminada y se detuvo a respirar.
Cuando su ritmo cardíaco se desaceleró continuó hasta llegar frente a la puerta de su apartamento; esa noche Bones estaba de guardia y Jim se alegró por los pequeños milagros, así no tendría que dar una explicación sobre dónde había estado.
Hasta que se desplomó en su cama no se permitió bajar la guardia. Menudo desastre de día había sido. Jim ni siquiera pensó en el hecho que el comandante Spock lo había llamado por su nombre.
Chapter 2: Los vulcanos no mienten, ¿cierto?
Notes:
Lamento cualquier error que puedan encontrar, estaba ansiosa por compartirles este capítulo (no que sea especial ni nada) como para esperar que alguien lo revisara.
(See the end of the chapter for more notes.)
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James Tiberius Kirk llevaba poco más de un año en la carrera de comando de la Academia de la Flota Estelar, a pesar de lo que muchos creyeran sus días no solo eran huergas y holgazanería; él podría haber sido bastante inteligente pero también tenía que pasar algunas tardes haciendo tareas, trabajos y alguna que otra investigación si quería graduarse en tres años como le prometió a Pike.
Ahora como Jim tenía una agenda apretada, y considerando el número de cadetes de las múltiples ramas de la academia era de suponer que jamás volvería a toparse con el Comandante Spock. Jim no estaba seguro de cuál era el campo exacto del vulcano pero al menos sabía vagamente que las clases que daba eran en el edificio de simulación además de impartir xenolingüística avanzada, clases que Jim ya había aprobado; solo habían pasado unos cuantos días desde el incidente del beso, pero Jim estaba bastante convencido que el Comandante Spock no tenía ni idea de quién era él y quizá tampoco tenía planeado averiguarlo dado que aún no lo habían citado a ninguna audiencia académica por insinuaciones al vulcano.
Jim quería olvidarse de toda esa situación y poder terminar con tranquilidad el semestre. Incluso esperaba tampoco encontrar a Gary pero eso sabia que seria casi imposible dado que ambos estaban en la misma vía de mando. Sin embargo, ese era uno de sus últimos pensamientos, por el momento su mayor preocupación era el examen Kobayashi Maru que tendría que presentar el siguiente semestre y aún no tenía planeado cómo abordarlo, había solicitado los análisis sobre la prueba a su antiguo profesor de simulación pero le había respondido que él no era responsable de la prueba y no podía ayudarle, pero le había enviado el correo de uno de los ayudantes del encargado principal de la prueba para que Jim preguntara si era posible conseguir esos análisis.
Jim le había escrito pero no recibió respuesta, aunque eso no lo desanimo si le hizo preocuparse un poco, sabia que teóricamente todos entran al Kobayashi Maru sin saber sobre la prueba en sí, pero el examen era tan rígido que habían rumores circulando que era invencible pero si consigues el análisis del creador la prueba podría ser pan comido y no era como hacer trampa ya que el mismo creador convenientemente había predispuesto así la prueba. Cómo leer la sinopsis de una película antes de decidir si valía la pena verla, a pesar de que el examen era obligatorio para todos los cadetes de la vía de mando, las demás carreras podían presentarlo como crédito extra.
Pero, conseguir el análisis era la verdadera complicación. Aquellos cadetes que lo tenían no estaban dispuestos a compartirlo porque o se encontraban ya comisionados en alguna nave o simplemente no querían, se consideraba una falta de respeto al creador compartir su obra sin esfuerzo.
Jim era carismático…en persona; los mensajes por correo no le servían porque la primera cosa que alguien notaba era su apellido. Mucha gente pensaba que él se creía con derecho a muchas cosas simplemente por ser el hijo del famoso capitán George Kirk.
Jim suspiró. Quizás encontraría una manera después, aún tenía tiempo. Se levantó de su asiento y se dirigió a la sala de descanso, la ventaja de la Flota Estelar era que cada edificio tenía una o dos salas de descanso y cualquiera podía hacer uso de estas, aunque la mayoría de las veces solo los estudiantes preferían los jardines para estudiar, la biblioteca o incluso el comedor. Jim solo pasaba por las salas a veces cuando no quería regresar a su habitación si tenía una hora libre y no quería ser molestado además que el replicador de la sala de descanso del edificio de ingeniería tenía el mejor café sintético que Jim había probado hasta el momento.
Introdujo la secuencia para el café en el replicador y, cuando se dio la vuelta, se encontró con el ceño fruncido de Gary justo frente a él.
Se sobresaltó tanto que casi se quemó.
—¡Joder! — Bajo la mirada para comprobar que realmente no se había derramado nada encima, no tenía tiempo de ir a cambiarse antes de su siguiente clase.
— Kirk.
Era una mala señal. Gary nunca lo había llamado por su apellido.
— Hey Gary, cómo…
— La otra noche…
“Mierda” pensó Jim.
— El Comandante Spock.
Doble mierda.
— ¿Quien?
— No te hagas el mojigato Kirk, ya lo sé. Los vi la otra noche.
— Oh, ¿estás seguro?
Jim estaba seguro que su expresión era de total confusión. La academia tenía un club de teatro, ¿quizá Jim podría darle un vistazo? Seguro algo podría servirle para futuras misiones diplomáticas.
— Si, estaban en uno de los pasillos principales del edificio de simulación.
—Oh, vaya. No te vi, de lo contrario te habría saludado.
Gary frunció más el ceño. Se acercó un paso más a Jim, haciendo que este se pegara a la mesa junto al replicador.
— Jim, claramente eran tu y el vulcano. Además, has estado evitándome todos estos días, el otro día te diste la vuelta enmedio del pasillo.
— Claro que no. He estado bastante ocupado… De hecho, ahora tengo que…
Gary se enderezo, entrecerró la mirada y cruzó los brazos sobre el pecho sin creer las palabras de Jim. En esa habitación solo se encontraban ellos y Jim le rezaría a cualquier deidad para que alguien más llegue e interrumpa ese interrogatorio inusual. Generalmente Gary aunque pedía explicaciones a Jim creyéndose su dueño el rubio nunca dudaba ni se dejaba llevar por nervios como ese día.
— Mira Jim, — continuó Gary. — Sabes que no me importa con quien te acuestes, y sabes lo que quiero de ti. Incluso estoy dispuesto a que veas a otras personas, pero tengo que decirte que lo del otro día fue bastante raro y no puedo tolerarlo…
— Cuidado Gary, Con lo que insinuas cualquiera podría decir que eres xenofóbico. — Jim dejó escapar un bufido después de eso, casi como una ocurrencia tardía.
Gary se encogió de hombros, restándole importancia.
— ¿Entonces? ¿Qué es? ¿Eres su juguete? O, ¿me vas a decir que están enamorados?
— Gary, metete en tus asuntos. No te debo nada. — gruñó Jim mientras giraba y dejaba la taza que aún estaba en su manos con un golpe en la mesa detrás de él.
La manera en la que Gary despectivamente descarto la situación con el vulcano hizo que Jim se molestara. No estaba completamente seguro del motivo y no es como si Jim tuviera algo con Spock pero le incomodaba el gesto casi de asco de Gary, como si Spock solo por ser él no pudiera sostener una relación con un humano.
Un carraspeo sacó a Jim de sus pensamientos.
Se volteo y ahí estaba Spock, a unos dos metros de Gary y Jim, con los brazos en posición de descanso a sus espaldas en uniforme negro de instructor. Jim no estaba seguro de cuanto había escuchado de la conversación y la inexpresividad de Spock no ayudaba.
— Comandante Spock, señor. — Gary se enderezó, de pronto como un cadete modelo hacia su propio instructor.
Spock lo ignoró y mirando solamente a Jim preguntó.
— ¿Se encuentra bien cadete?
Jim se relajo.
— Si, si, todo bien señor. El cadete Mitchell ya se iba. — Jim miró como Gary estaba por replicar pero quizá se lo pensó mejor porque al final le dirigió a Jim solo una última mirada antes de asentir nuevamente al vulcano y dirigirse a la salida a paso rápido.
Spock y Jim siguieron a Gary con la mirada hasta que la puerta se cerró a sus espaldas. Entonces Spock volvió la vista a Jim y se acercó un paso más al rubio.
— ¿Seguro se encuentra bien cadete? — volvió a preguntar el vulcano, esta vez bajando el tono de voz, suave.
—Sí. Sí, solo es que... —Jim hizo un gesto con la mano, como restando importancia. — Gracias.
— Las gracias son innecesarias. — Jim sonrió ante esa respuesta, de alguna manera le resultó algo que el vulcano decía todo el tiempo.
— Aun así, pero, ¿cuánto has escuchado? — preguntó Jim.
Spock inclinó la cabeza, estudiando a Jim antes de responder.
— Solo la última parte.
Jim suspiró y esperaba que esa última parte solo fuera donde Jim mandaba al diablo a Gary por milésima vez. Pero con la suerte de Jim (y el oído superior de los vulcanos) no sabía realmente a cual parte se refiere Spock, y el vulcano no se veía con deseos de cooperar.
— Gracias —repitió Jim. Porque quizá el vulcano fuera un reputado imbécil, pero en ese preciso instante Jim le estaba muy agradecido—. Por otro lado, no he podido evitar fijarme que en las últimas setenta y dos horas no ha llegado el servicio de seguridad de la flota a arrestarme.
La comisura de la boca de Spock se curvó. Mínimamente.
— ¿En efecto?
Jim asintió.
— Lo que me hace pensar que tal vez no haya presentado la denuncia. Aunque habría estado en todo su derecho. Así que gracias. Por eso y... y por intervenir hace un momento.
El vulcano se le quedó mirando un largo minuto; de repente había vuelto a esa impenetrable inexpresividad típica de su raza.
— No deberías necesitar que interviniera nadie.
Jim se tensó. Claro, para él era muy sencillo decirlo.
—Bueno, tampoco es que le haya pedido que hiciera nada. Iba a ocuparme yo de…
— Y no deberías tener que mentir sobre tu estado sentimental —continuó—. O implicar, en este caso. Si el cadete Mitchell continúa su comportamiento usted está en su derecho de presentar una denuncia al comité académico.
Vaya. O sea, que sí lo había escuchado cuando Jim le explicó porque lo había besado para engañar a Gary.
— No es eso. —Spock arqueó una ceja y Jim levantó una mano para detenerlo de juzgar. — La situación es más complicada que solo una acusación. Yo, por ser quien soy no puedo ir nada más y acusar a cualquier otro cadete de comportamientos cuestionables, y Gary no es tampoco otro simple cadete, tiene familia influyente en la flota. Y aunque uno espera imparcialidad en estos tiempos, la verdad es que como humanos seguimos siendo tan imperfectos como hace dos siglos.
— Y por eso le mientes —añadió el vulcano.
— Bueno, sí, pero... Ahora, él cree que estamos saliendo, usted y yo —soltó Jim.
Dios, lo que aquello implicaba sonaba aún más ridículo que pensarlo.
— ¿No era ese el objetivo? —
— Sí. Sí, supongo que sí. Por cierto, soy James Tiberius Kirk. Por si sigue interesado en presentar la denuncia. Estoy en la vía de comando, con especialidad en ingeniería y operaciones tácticas.
Jim se encogió de hombros para restarle importancia a lo que acababa de mencionar.
— Sé quién es, cadete.
— Oh, si. — Debía de haberlo buscado en la intranet, después de todo era sencillo encontrar sus rasgos rubios de ojos azules con un parecido muy similar (si no es que casi idénticos) al famoso Capitán del USS Kelvin. Jim cree que incluso debe haber algunas noticias de cuando se unió a la academia, el hijo pródigo por fin siguiendo los pasos de su padre.
— Yo soy el Comandante S’Chn T’gai Spock. Soy instructor de…
Jim no pudo contener la risa y estalló en carcajadas, pero se arrepintió cuando noto el ceño fruncido del vulcano y se tenso, luciendo la espalda aún más recta, como si eso fuera posible.
— Lo siento, lo siento — empezó Jim, intentando contener la risa. — Es solo que usted también es bastante conocido Comandante.
Quizá más que el mismo Jim, por supuesto que hay más vulcanos en la academia, solo que Spock es el más conocido y actualmente en único en papel de instructor. Los rumores dicen que está esperando la culminación de la Enterprise ya que lo solicitaron específicamente para ser el jefe científico de la nave pero Jim no cree todos los rumores que circulan.
— Creo que deberías llamarme Spock.
Oh. Eso sería demasiado.
Aunque las relaciones entre profesores y estudiantes están permitidas en la Academia de la Flota Estelar, llevan un riguroso proceso. Mucho papeleo.
— Yo no estoy seguro que eso sea lo mejor, señor — terminó Jim.
— Solo cuando el cadete Mitchell se encuentre cerca — aclaró el vulcano.
— Ah. Claro. — Tenía lógica —. Gracias. Aunque estaba seguro que los vulcanos no mentían.
“Callate Jim”, le gritó su mente. Spock le ofrecía una oportunidad de finalmente librarse de Gary, incluso si el vulcano no tenía toda la información porque Jim no estaba dispuesto a compartir su vida.
Antes de que Spock respondiera, Jim volvió a hablar.
— Sabe que, no se preocupe o lo que sea, yo puedo resolverlo ya pensaré en algo. — Jim vació la taza del café que jamás pudo disfrutar en el procesador de residuos y colocó la taza en el reciclador. — Voy tarde a clase, un placer y…
— Te acompañaré.
— No creo que…
— Por si el cadete Mitchell sigue cerca.
— Comandante, realmente no es necesario.
— Insisto. Voy de salida también.
Eso último hizo que Jim perdiera un paso en su carrera apresurada para salir de la sala de descanso. Era cierto. ¿Qué hacía el vulcano en la sala de descanso del edificio de ingeniería. Jim estaba ahí porque su siguiente clase estaba un par de pisos arriba, sin embargo, él no podría pensar en ninguna razón para que el vulcano estuviera ahí, ¿lo busco? Pero no le ha entregado ninguna citación y eso sería lo más lógico, a pesar de que las citaciones pueden llegar a su cuenta de la Flota o incluso un agente de seguridad aparece en su dormitorio. Jim miró al vulcano que lo seguía de cerca mientras ambos salían de la sala.
¿Por qué Spock estaba ahí?
Al salir al pasillo no había muchos estudiantes alrededor y los que habían ni les prestaron atención al vulcano o Jim. El rubio incluso volteo a ambos lados del pasillo para asegurarse que Gary se hubiera marchado realmente. Jim comenzó a caminar hacia las escaleras, por lo general tomaba el elevador pero por alguna extraña razón no pensaba hacerlo en ese momento y dejar que al vulcano se le ocurriera quizá querer acompañarlo hasta su salón. Eso sería aún más extraño.
— Gracias por la compañía Comandante. — Jim asintió y rápidamente se alejó.
........
........
— Chico, no creerás la locura que acabo de escuchar… — dijo Bones mientras entraba en su habitación compartida y dejaba su maleta en la cómoda junto a su cama.
Jim se giró en su silla al sonido de la voz de su amigo. Había estado buscando más información sobre el Kobayashi Maru en internet (como si no hubiera ya leído todo lo que pudo encontrar de ahí) y la entrada de Bones era una distracción que agradecia.
— ¿Qué rumor nuevo hay circulando entre las enfermeras, Bones? — replicó Jim con una sonrisa a su amigo.
— No solo entre las enfermeras Jim, por lo que oí empezó en ciencias — gruñó su amigo sureño mientras comenzaba a desvestirse. Al parecer hoy su jornada ya había terminado. — La enfermera Mendez escuchó que el Comandante Spock está saliendo con un cadete.
La oración hizo que la sonrisa de Jim se desvaneciera y su postura de enderezará. Como Bones no lo estaba mirando se volteo hacia su PADD para esconder de su amigo su expresión.
— Siempre hay rumores sobre profesores saliendo con cadetes — dijo Jim con voz neutral, sin darle importancia al asunto.
— Oh, pero no vas a creer esto — continuó Bones, y con un tono de voz divertido le soltó una bomba a Jim. — El supuesto nuevo romance del duende eres tú Jim.
Y Bones se soltó a reír.
Después de varios minutos donde solo la risa de Bones fue la única en la habitación, este se dio cuenta que Jim no reía y entonces se preocupó. Se acercó a Jim y volteó su silla para mirar la expresión de culpabilidad del rubio.
— Chico, solo es un rumor.
Entonces Jim se rió con incomodidad e intentó voltearse de nuevo, pero la mano de Bones se lo impidió y este continuó.
— Jim, no muchos van a creer que sea cierto. Tu no conoces al vulcano.
— Jajaja, si Bones, tienes razón. — Su amigo frunció el ceño y entrecerró los ojos con sospecha.
Bones soltó la silla de Jim, acercó su propia silla y al sentarse se cruzó de brazos.
— Suéltalo, dime que has hecho. —
— En mi defensa…— comenzó Jim alzando las manos en el símbolo universal de paz y procedió a contarle a Bones lo que había ocurrido con el vulcano hasta el día anterior donde lo había salvado de Gary (de nuevo).
— Podría decir que solo tuvimos una cita que no funcionó y olvidar el asunto. — Jim le dejaría creer eso a algún cadete que fuera conocido por chismosear y en un día los rumores sobre él y Spock se desvanecerán.
— Creo que las cosas no funcionan así con los vulcanos, Jim.
— Como si supieras cómo funcionan las citas de los vulcanos, Bones. — gruño Jim.
— Tienes razón, pero he escuchado cosas y a diferencia de ti, yo sí conozco al duende. —
— Que sea parte de tu comité de tesis no quiere decir que lo conozcas muy bien…—
— Más que tú, sí. Al menos sé que estás metido en un gran lío.
— Ya lo sé, sigo esperando que un agente de seguridad venga a tocar la puerta en cualquier momento — suspiro Jim mientras se encorvaba y ponía su rostro entre sus manos. Bones le dio unas palmaditas en el hombro. — De verdad la cague esta vez.
— Bueno, ¿has pensado hablarlo con Pike? — preguntó Bones.
— ¿Qué? — Jim alzó la vista hacia su amigo.
— Si, Pike podría ayudarte. Por lo que has dicho parece que le caes bien y es el superior de Spock.
— Bones, a veces eres un genio. Podría besarte — Jim le sonrió a su amigo; esta vez una sonrisa verdadera mientras Bones ponía los ojos en blanco ante las tonterías de Jim.
— Cuidado, eso fue lo que te metió en este problema en primer lugar. — Bones se levantó con dirección al baño riendo.
Mientras Jim en su mente planeaba concertar una cita con Pike y explicarle la situación. Quizá no lo salvaría de una marca en su expediente pero al menos ya no estaría preocupado de que en cualquier momento lo expulsaran.
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Jim entró en la cafetería del campus, al día siguiente de la conversación con Bones y lo primero que vio fue el casi silencio que se estableció; por lo general el comedor bullía de conversaciones pero esa ocasión muchos ojos estaban dispuestos en Jim. A pesar de eso el rubio lo manejo como un profesional, acostumbrado como estaba al constante acoso de la prensa hacia su familia por su célebre padre ignoró todas las miradas y se dirigió con aplomo a tomar su comida de los estantes tipo buffet. Cuando encontró una mesa para el mismo, las charlas ya se habían reanudado a su alrededor y entonces Jim la vio.
Uhura estaba sentada con algunas otras chicas de su carrera, incluso Jim vio a Gaila sentada de espaldas al rubio y por encima de su hombro la mirada penetrante de la morena.
Ese comportamiento de Uhura era extraño. Jim no compartía clases con ella pero solía encontrarla seguido en el comedor y compartían algunos círculos sociales por lo que era común verla. Incluso si ella seguía odiándolo por la pésima primera impresión que Jim le dio y era distante con él, siempre había sido cortés pero aquel día lucía fría y hostil.
Nunca le había prestado tanta atención a Jim y su mirada parecía querer asesinarlo.
Cuando la situación empezó a rayar en lo ridículo, Jim levantó la mirada de su comida y la saludó con un gesto de la mano y una sonrisa picara. Uhura bufo, se echó el cabello por encima del hombro y se levantó de su mesa hacia los recicladores cerca de la salida. Jim la siguió con la mirada hasta que se perdió de vista y entonces regresó a su comida, en ese momento su PADD sonó.
Cadete Kirk
Hemos notado sus sobresalientes notas en su actual carrera en la Flota Estelar además que el Capitán Pike habla muy bien de usted, por lo que queremos ofrecerle terminar sus cursos del siguiente semestre durante una misión de un año a bordo del USS Farragut. Nuestra actual misión termina en dos semanas y estaremos en el muelle espacial por un tiempo, si la oferta le interesa ponganse en contacto conmigo y podremos agendar una reunión en persona para comentarlo propiamente.
Teniente Comandante Tomás.
Primer Oficial.
USS Farragut.
Wow.
Jim no pudo evitar sonreír a la pantalla. La ilusión que sentía ante la perspectiva de que tuviera no una asignación sino quizá un trabajo seguro, era casi insoportable. Apenas habían empezado el semestre, lo que significaba que Jim se había destacado lo suficiente para que le llegara una oferta muy temprano; por lo general los capitanes y comandantes de las naves comenzaban el reclutamiento después de las fiestas navideñas.
La Farragut era una buena nave, no era la Enterprise eso era seguro pero Jim apenas comenzaba su carrera en la Flota y no podía ser tan vano para pensar que Pike lo quería cerca, incluso si le tenía afición por su padre.
Aún era pronto para aceptar al Farragut y Jim aún tenía que rendir el Kobayashi Maru, quizá si aceptaba sus planes tendrían que adelantarse un poco pero eso era problema del futuro Jim.
Por el momento su clase de cálculo fractal con la Comandante Vass era a lo que Jim tenía que apurarse para llegar.
Llegó dos minutos tarde pero la Comandante se encontraba conversando con su ayudante del curso y no le dio importancia a los estudiantes retrasados.
— ¡Hey, Kirk! ¡Aquí!— lo llamó alguien.
Un alumno de séptimo semestre que hasta entonces jamás le había dirigido la palabra apartó la mochila y liberó el asiento contiguo al suyo. Jim se sentó a su lado como si se conocieran de toda la vida, mejor aceptar las pequeñas oportunidades. Además, la clase estaba abarrotada y no quedaban lugares cerca del frente.
— Hola, — saludo Jim.
— Hola, amigo, ¿cómo estás? —
— Bien, ¿y tú?
— Genial.
La sonrisa de aquel tío tenía algo raro, entre lascivo y falso. Jim estaba planteándose confrontarlo cuando la Comandante Vass conectó su PADD a la unidad de proyección y avisó que iba a empezar la clase.
Después, las cosas se volvieron aún más extrañas. A pesar de que siempre había recibido miradas por distintos motivos, siempre eran de los demás cadetes, esta vez hasta los mismos profesores lo miraban de forma evaluativa. Una cosa era que circulara el rumor de su posible romance con el Comandante Spock entre sus compañeros pero la cosa era seria cuando sus instructores también lo creían. Jim necesitaba urgentemente concertar una cita con Pike.
El rubio se encontraba camino a la oficina de Pike cuando una masa de rizos rojizos, uniforme rojo de cadete y piel verde lo atacó por la espalda haciéndolo tambalearse y tirar su PADD.
— ¡Jim! — grito Gaila abrazando al rubio por el cuello. — Eres una zorra escurridiza. Te he estado buscando todo el día.
— ¿Qué? —
— ¡Te escribí! ¡No puedo creer que me dejaras enterarme por otras personas!
— Oh.
— ¡Si! ¡Creí que eramos amigos! Tuve que escuchar una larga charla de Dakota, y sabes que la odio. Donde me decía que yo debía sentirme avergonzada porque mi novio Jim me había cambiado por un…
— Wow, wow, espera, ¿desde cuándo somos novios? —
— Lo mismo le pregunte a Dakota. Resulta que todos piensan que estas en una relación poliamorosa conmigo y con el Comandante Spock. O que al menos engañas a uno de nosotros.
— Gaila, no sé de qué estás hablando. No estamos en ninguna relación. Ninguno.
—Si, por supuesto y eso he estado diciendo a todos los que me preguntan pero hay imágenes. Tuyas y de Spock.
— ¡¿Qué!? —
........
........
Jim quizá debió suponer desde un principio que no era extraño haberse topado a Spock bastante tarde en el edificio de simulación si es que su oficina estaba ahí mismo. Como los laboratorios estaban en las primeras plantas Jim nunca había tenido motivo de subir hasta los últimos pisos por lo que no sabía la disposición de las oficinas ni que también podría haber cubículos de estudios grupales para los instructores.
Jim había preguntado por ahí si sabían donde estaba el vulcano cuando no lo encontró en su oficina y lo enviaron un piso abajo a una puerta que lucía igual a cualquier otra oficina por lo que Jim no perdió tiempo en abrirla después de un toque cortes. Ese fue su primer error.
Cuando entró en la habitación se hizo un repentino silencio unos cinco pares de ojos se volvieron hacia él. Al menos Spock ya estaba de pie.
Jim carraspeo y sin mostrar la menor duda en su voz se dirigió al vulcano.
— ¿Puedo hablar un minuto con usted, Comandante Spock?
Spock asintió, su inexpresividad natural le impidió a Jim saber si no le importaba que sus estudiantes estaban boquiabiertos por la situación.
— Revisen lo que acabamos de comentar cadetes y resolveré sus dudas a mi regreso— dijo el vulcano antes de colocar su PADD sobre la mesa frente a ellos y dirigirse a Jim.
Salieron por la puerta en la que Jim aún se encontraba y el vulcano guió a Jim hacia una sala de reuniones situada justo dos puertas más abajo de la que el vulcano había estado dando una tutoría.
— Todo el mundo lo sabe —soltó Jim en cuanto la puerta se cerró a su espalda.
Él lo observó durante un instante sin expresión.
— ¿Estás bien?
— ¿Qué? — Jim se desconcertó. — Eso no importa. Todo el mundo lo sabe. Esto
Jim hizo un ademán señalándolos a ambos
— ¿Esto?
— Lo nuestro. El incidente. El beso. Como quiera llamarlo.
Parecía confuso, al menos lo bastante desconcertado para un vulcano sin expresión, así que Jim se lo explicó con más detalle.
— Creo que Gary nos tomó una foto cuando nos vio y debió subirla al foro de la academia o algo así. Bones me dijo que solo había escuchado rumores de las enfermeras y ellas siempre andan chismeando entonces no me preocupé pero hoy Gaila me mostró… — Jim comenzó a pasearse por la habitación mientras hablaba.
— ¿El foro de la academia? —
— Si, si. — Jim asintió.
— ¿Podría prestarme su PADD?
— ¿Para qué?
— Usted ha mencionado que hay imágenes comprometedoras, entonces la dirección IP del infractor es sencilla de encontrar. Si en verdad es el Cadete Mitchell como usted supone y con las pruebas obtenidas podemos solicitar una audiencia con el Canciller Barnett — dijo el vulcano mientras se acercaba a Jim y extendió una mano para que el rubio le entregara su PADD.
— Tienes razón. ¿Por qué no pensé en eso? — Jim se golpeó la frente con consternación. La mano del vulcano seguía extendida, Jim la vio con un poco de culpa y le dijo la verdad. — Te daría mi PADD pero ya quité las imágenes. Lo siento. Lamento que haya sucedido todo esto. No pensé en buscar la dirección para saber quién las había subido. Es todo culpa mía.
— Entiendo —dijo el vulcano mientras bajaba el brazo y lo colocaba en lo que Jim suposo que era su posición favorita, detrás de la espalda.
— Joder, maldito Gary. Estoy seguro que fue él. En ese pasillo no había nadie más. — Jim gruñó con enojo y siguió intentando hacer un agujero en el suelo. — ¿Por qué no pudo guardárselo para el mismo?
— ¿Por qué lo haría?
— ¿Qué? — Jim se detuvo y miró al vulcano, que lucía reflexivo mirando el frente de la sala donde se encontraban.
— La persona que haya tomado las imágenes debió tener una razón. Descartando muchas opciones y por lo que he aprendido del cadete Mitchell, es un ser que no acepta sentirse insignificante así que la razon mas logica seria que tomó esas fotografías y las compartió para hacerle sentir a usted avergonzado por tener lo que él considera una “relacion ilicita” con un instructor.
— Supongo… — Jim dijo con duda. — Pero no es ilícita. Las relaciones entre estudiantes y profesores son permitidas.
— Usted mencionó que el Cadete Mitchell tiene familiaridad con el Comando de la Flota.
— Si. Me dijo que un tío suyo también es Comandante y jefe de un departamento, no recuerdo cuál. Aunque, si le pidió que verificará que nuestra relación ya fue registrada y no lo fue…y como nos vio por la noche, sin nadie más cerca entonces pudo llegar a la misma conclusión que mencionas.
— Exactamente.
Jim tomó asiento en una de las sillas de la habitación mientras consideraba sus opciones.
— Voy a decir que lo he inventado todo. Se lo diré a Pike. — Jim miró al vulcano mientras hablaba, esperando que el otro hombre le dijera que era el curso más lógico a seguir.
— Opino lo mismo cadete.
— Bien. Bien. —Jim soltó el aire que no se había dado cuenta que estaba reteniendo. Se levantó de la silla. — Voy a solicitar una cita para…—
— También podríamos decírselo al Almirante Komack y el Canciller Barnett.
— ¿Qué? — Jim se detuvo. Miro al vulcano con confusión.
— O quizá un boletín en el foro de la academia sería más eficiente.
Jim no había escuchado nunca el sarcasmo en un vulcano, sonaba exactamente igual a cualquier otra frase dicha por ellos. Era extraño.
— Joder amigo, estoy intentando limpiar este desastre — gruño Jim irritado.
— Ya excedió el tiempo para “limpiar este desastre” como usted dice.
— Ok, muy bien. Si tienes alguna idea de cómo arreglar este lío, por supuesto que estoy abierto a...
— Podríamos presentar el registro de la relación.
Jim se rio. Después de varios minutos vio que el vulcano no se movía. Joder. Hablaba en serio. Jim dejó de reír.
— ¿Có...? ¿Cómo? ¿Hablas en serio?
— En efecto. Es la solución más lógica. Solo seríamos sancionados verbalmente ya que usted no es mi estudiante. El vacío sólo es legítimamente ilegal cuando yo soy su superior directo, asumo que el Cadete Mitchell no realizó una investigación completa.
Eso sería típico de Gary, se apresuraba a asumir cosas de otras personas sin investigarlas bien. Debió pensar que Jim sedujo al vulcano porque toma alguna de sus clases, cuando antes del beso Jim apenas y había vislumbrado a Spock de lejos y aunque Bones se quejaba demasiado del vulcano Jim tendía a ignorar a su amigo sureño en esos momentos.
— ¿No sería eso como mentir? — preguntó Jim con desconcierto.
— Una relación es un simple contrato social entre dos personas. Usted está comprometido a mantenerse alejado del Cadete Mitchell, y yo estoy comprometido a ayudarle. No lo veo como una mentira.
— Cuando lo dice así suena muy simplificado y técnico.
— Los vulcanos valoran los tecnicismos.
Realmente lo decía en serio. No parecía una broma. No es como que los vulcanos bromeaban pero con cada segundo que pasaba Jim estaba mas y mas seguro que nadie aparecería y diría “sorpresa, te timamos” y después lo enviarían a una colonia penal por acercarse al Comandante.
— ¿No está...? —Jim no tenía ni idea de cómo preguntarlo—. ¿Casado o algo así? Creí que los vulcanos se casaban de jóvenes.
— Prometidos. Sin embargo, mi ex prometida rompió nuestro compromiso cuando decidí unirme a la Flota Estelar.
— Lo siento mucho.
— Las disculpas no son necesarias. Kaiidth
— Cierto, lo que es, es. — Spock alzó las cejas con asombro por la curiosa ligereza que mostró el rubio al lenguaje vulcano. Como si ya lo hubiera oído muchas veces.
— Efectivamente.
— Una cosa más… — Jim dijo y miró fijamente al vulcano, evaluandolo.
— Adelante.
— ¿Qué gana usted con esto?
Spock se enderezo, abrió la boca y, durante un instante, Jim tuvo la impresión de que diría algo importante. Pero entonces apartó la mirada y lo único que dijo fue:
— Como ya mencione, le ayudaría.
— Si, bueno no me lo creo del todo. Puede que no mientas por ser vulcano pero tampoco me basta con eso. — Jim se acercó al otro hombre entornando los ojos. Spock le devolvió la mirada inexpresiva. — Al menos debo saber cuales son sus motivos.
Unos segundos de mirarse bastaron para que Spock se decidiera. Jim lo vio relajar los hombros, como si suspirara sin suspirar.
— Cadete, le pido que no comente nada de lo que estoy a punto de declarar con nadie fuera de esta sala.
— Nada de lo que estamos hablando saldrá de aquí, — Jim juro dramáticamente con la mano extendida sobre el corazón. Sin antes parecía que el vulcano había suspirado, ahora definitivamente lo hizo ante el dramatismo de Jim lo que hizo que el rubio sonriera.
— Hay… Diversas oposiciones a mi nombramiento como Oficial Científico en Jefe y Primer Oficial de la nueva nave insignia.
La sonrisa de Jim se convirtió en una risa completa.
— ¿Qué? — dijo Jim entre risas. — Eso es ridículo. ¿No?
— A pesar de que comparto su opinión. Algunos humanos son personas bastante desconfiadas y consideran que mi condición vulcana no me hace apto para un puesto de alto rango a pesar de mis credenciales. Mi autorización de seguridad ha sido degradada y varios de mis experimentos reasignados. Una relación con un estudiante me daría la credibilidad de ser más…accesible.
— Oh, vaya. —Jim resopló. — Sigo pensando que es ridículo. No eres el primer vulcano que sirve en la Flota Estelar, sí podrías ser el primero en subir de rango pero eso no tiene nada que ver con la biología de nadie.
Jim comenzaba a molestarse.
—...Es decir, no te conozco mucho pero claramente eres sobresaliente en tu cargo y debe ser antirreglamentario que te prohiban participar en ciertos experimentos solo por eso.
— De hecho pueden hacerlo mientras mi actual cargo sea en la Academia. Es más complicado en una nave estelar, pero mi comisión como instructor termina hasta la inauguración del Enterprise .
— Ok, lo entiendo pero ¿qué es lo que los tiene tan nerviosos? Es decir, si ya aceptaste esperar hasta el lanzamiento de la Enterprise , ¿por qué de pronto te tienen en la mira? ¿De verdad están investigando tus credenciales? ¡Es xenófobo! — Jim estaba muy confundido y demasiado irritado. Seguro que era política.
— El Comando de la Flota Estelar ya se encontraba nervioso desde el avistamiento romulano en 2233. Los humanos son demasiado volátiles y emocionales.
Jim sabía que no debía ofenderse por las palabras del vulcano, eran totalmente ciertas. Además, él más que nadie sabía lo que había perdido la Flota Estelar durante el desastre del Kelvin.
Spock continuó hablando y sacó a Jim de hundirse en pensamientos depresivos.
— Sin embargo, recientemente se me concedió una beca junto a otro científico de la Academia de Ciencias Vulcanas. A pesar de mi pasado con dicha institución, los altos mandos creen que esta es una nueva oportunidad de exigir mi regreso y demostrar mi lealtad a mi pueblo. Dado que mi compromiso como instructor puede terminar en cualquier momento algunos creen que el no tener conexiones en la Tierra hacen que mi partida sea más sencilla.
— Eso si suena complicado. Entiendo la parte en la que te ponen en la difícil decisión de elegir un bando a pesar de que ya deberíamos saber que eso mismo es lo que nos perjudica más pero, y no me lo tomes a mal, ¿qué te impide tener una relación real?
— No lo había considerado prudente antes.
Jim resopló ante eso, luego guardó silencio y observó al vulcano unos instantes mientras permitía que él lo observara a su vez. Era curioso que muchos le tuvieran miedo al vulcano. Pero Jim solo lo había visto un par de veces y el vulcano era todo menos intimidante, era el tipo de ser lo suficiente desesperado por querer recuperar su tranquilidad (además de sus investigaciones) como para fingir que estaba saliendo con alguien.
Jim se planteó que tipo de situación le haría hacer eso también a él si estuviera en el lugar del vulcano… ”Oh, pero lo estas”, su mente le proporcionó amablemente la respuesta.
Bueno, eso lo resumía todo entonces, ¿no?
—Muy bien. Hagámoslo. — Soltó Jim con una sonrisa y extendió la mano para estrechar la del vulcano.
Spock se le quedó mirando el tiempo suficiente para que Jim se ruborizada por su metedura de pata y empezará a bajar la mano hasta que el vulcano la tomó sellando sus destinos.
Notes:
Creo que este es el capítulo más largo que he escrito pero es que no sabia dónde cortarlo, todo era importante, bueno, olvidenlo sí lo corte en una parte medio importante pero necesitaba generar un poco de suspenso.
En fin, gracias por leer y comentar (me alegraría saber lo que opinan).
Por cierto, no odio a Uhura (al menos la original) solo creo que en la versión del universo Kelvin todos eran tan jóvenes y la línea del tiempo fue alterada tan drásticamente que sus personalidades son distintas a TOS. Pero yo confío en que llegaremos a esa Uhura. Aún no estoy del todo segura si la voy a hacer un personaje principal pero ya veremos sobre la marcha, solo queria decir eso, que realmente no la odio por lo que por favor no me odien tampoco.
Cuidense y nos vemos en la siguiente actualización (que espero tenga menos errores)
LLAP🖖🏻
Chapter Text
— Aunque, antes tenemos que poner un par de reglas básicas.— Dijo Jim rápidamente en cuanto se soltaron. La mano de Jim aún cálida por el contacto con el vulcano, además sentía un hormigueo en toda la palma, el tacto con el vulcano lo había hecho sentir como tocar un cable con corriente.
— Podemos hablar de ello más tarde en mi oficina, por el momento necesito regresar a mi tutoría y usted quizá a sus clases — dijo el vulcano mientras regresaba su brazo a su espalda.
Joder. Jim había olvidado que sacó al vulcano de una sala llena de gente que ya pensaban que estaban saliendo, quizá esos mismos estudiantes estaban en ese momento armando ideas de lo que Jim y el vulcano estaban haciendo por tanto tiempo, ¿cuanto había pasado?
Al menos lo suficiente para más rumores.
— Ya terminé mis clases hoy. — Jim definitivamente debía dejar de inquietarse y si realmente hacen esto entonces era seguro que habría más rumores alrededor de ellos.
— Me quedan 47 minutos de tutoría, si está dispuesto a esperar podríamos continuar esta conversación después…
— No. No. Ya lo moleste lo suficiente por hoy Comandante — Se apresuró a decir Jim.
— Spock. —
— ¿Qué? — Jim miró al vulcano con confusión.
— Lo más lógico es que me llames por mi nombre. Yo intentaré hacer lo mismo — explicó el vulcano.
— Oh, si, si. Lógico. — Susurro Jim. Jim no pensaba que aquel vulcano pudiera ser así. Con todas las historias que circulaban por ahí sobre él y tras verlo pasearse por el campus con su perpetua inexpresividad, de verdad que no se había imaginado que pudiera ser así. Y eso que ni siquiera tenía muy claro lo que significaba «así».
— Y gracias, supongo. Por todo. Spock.
Pronunció la última palabra como un añadido. Para probar cómo sonaba en voz alta. A pesar de que en su mente Jim ya lo llamaba solo por su nombre y no su rango se le haría un poco complicado hacerlo frente a otras personas, ellos no eran amigos. Le resultó raro, pero no demasiado.
Tras un silencio prolongado, él asintió.
— De nada. James.
— Jim — corrigió el rubio. — Solo mi abuela me llamaba James cuando estaba molesta.
Jim sonrió y se encogió de hombros frente al vulcano.
........
Tres días más tarde, Jim estaba plantado frente a la oficina de Spock. La última vez intercambiaron códigos de comunicación para ponerse de acuerdo sobre su reunión pero los últimos días ambos habían estado ocupados y no se habían podido reunir, por lo que allí estaba ahora Jim, esperando que le permitieran entrar. Le había avisado a Spock que pasaría después de sus clases y el vulcano respondió que lo esperaría en su oficina.
La puerta no era más que madera marrón oscura y una placa de metal que decía: CMMD S’CHN T’GAI SPOCK.
La puerta se abrió cuando Jim estaba por tocar y salió Uhura. Cuando ella vio a Jim la sonrisa que tenía se desvaneció y entrecerró la mirada con molestia.
— Hey Kamili, ¿cómo te va? ¿Acerte esta vez?
— Kirk — el veneno en la voz de la morena era palpable — ¿qué haces aquí?
— Ah, ya sabes, solo pasaba a saludar. — Jim sonrió desvergonzado y se recargo de la pared junto a la puerta. — ¿Tú qué haces aquí? ¿Estás tomando clases con Spock?
— Aunque no me sorprende tu descaro deberias ser mas respetuoso del Comandante.
Jim no pudo evitar reírse de eso, si ella supiera que el vulcano fue quien le pidió a Jim que lo llamara por su nombre. Eso hizo que Uhura se molestara aún más. Abrió la boca para volver a regañarlo seguramente cuando la puerta volvió a abrirse y Spock estaba ahí, mirándolos con una ceja alzada. ¿Los vulcanos tienen el oído tan agudo para oír su conversación fuera de la puerta?
— Comandante — Uhura se enderezó.
— Cadete Uhura. — Spock asintió al saludo. ¿No acaban de despedirse? — Jim, pasa.
— Hola Spock. Adiós Kamara — Jim agitó la mano en despedida mientras pasaba junto a Spock, rozando el brazo del vulcano con la misma mano.
El rubio se perdió la mirada de sorpresa de Uhura ante la familiaridad con la que se saludaron. Al entrar Jim noto que la oficina de Spock era muy ecléctica, no tenía decoraciones personales más allá de un marco encima del escrito, junto a la terminal. A la derecha del escritorio había dos ventanas que juntas dejaban entrar demasiada luz, debajo de estas un gran sofá abarcaba el espacio, además había también una mesita baja de cristal frente a este. Al otro lado de la pared había otra mesa con tazas y cristalería, Jim supuso que debería haber un replicador o alguna tetera eléctrica en algún lugar.
Jim se sentó en una de las sillas frente al escritorio de Spock.
— Tengo curiosidad por qué nombró a la Cadete Uhura Kamara si ese no es su nombre real — preguntó el vulcano mientras se sentaba.
— Porque cuando nos conocimos ella se negó a decirme su nombre. Entonces ahora lo estoy intentando adivinar, hasta el momento no he tenido éxito, solo sé que tiene raíces suajilis. Voy por la letra K — Jim se encogió de hombros.
Spock asintió como si lo que Jim dijera fuera lógico, aunque por su mirada quizá solo le estaba siguiendo la corriente al rubio. Tomó el PADD que había frente a él y se lo alargó a Jim.
— Aquí está la documentación para declarar nuestra relación. Si pudiera revisar y firmar debajo de su nombre para poder enviarla.
— Claro. — Jim tomó el PADD y lo escaneo.
Las primeras páginas hablaban sobre el reglamento de confraternización de la Flota y daba pautas que ellos tenían que aceptar, como que él no debía tomar ningún curso del vulcano así como tampoco podría estar bajo el mando directo del vulcano en ninguna misión que les fuera asignado, había concesiones que les podrían dar por ser una pareja interespecie que debían hablar con el superior directo de ambos pero como no se encontraban en una nave no aplicaba para ellos, tambien podrian tomar comisiones juntos si se casaban pero eso tampoco se les aplicaba según Jim. Lo más relevante era que Spock no podría de ninguna manera evaluar a Jim en ningún curso ni examen, incluida su tesis. Todo eso Jim ya lo sabía y estaba de acuerdo por lo que firmó sin más y le devolvió el PADD al vulcano.
— Entonces, ¿cómo hacemos esto? — preguntó Jim.
— Creo que tenias reglas de las cuales querías hablar.
— Si. Ya sabes, lo que podemos hacer y lo que no. Lo que debemos esperar de este acuerdo.
— Lógico. ¿Qué propones?
— En primer lugar, este acuerdo debería ser válido sólo dentro del campus. No es que piense que quieras quedar conmigo fuera de él, pero tampoco le veo mucho sentido a que nos veamos en otro lado.
— Eso sería un poco complicado ya que tengo algunos eventos donde será necesario que yo asista y usted conmigo, yo le avisaré con anticipación sobre el evento y usted decidirá si asistir o no dependiendo de su horario.
— Amigo, no estamos en una relación, así no es como funciona, pense que solo fingiremos.
— Al contrario, estaba seguro que habíamos acordado que esta relación sería un contrato y por ende cada uno propondría sus cláusulas. — Spock inclinó la cabeza con curiosidad.
— Ok, creo que mejor empezamos por nuestras expectativas. Yo primero. — Jim se enderezó. — Lo que me interesaba era deshacerme de Gary, afortunadamente no me lo he vuelto a topar y eso te lo agradezco, pero no se si dure así que para que esto sea creíble supongo que podríamos pasar tiempo juntos una o dos veces a la semana donde nos vean, el comedor, las cafeterías o puedo acompañarte a los laboratorios si es posible. Segundo, soy una persona táctil, aunque se que los vulcanos no y no quiero hacerte sentir incómodo debes dejarme tocarte ocasionalmente, una mano en la espalda o el brazo podría funcionar…
Spock abrió la boca para hablar pero Jim levantó la mano para detenerlo.
— También, tenemos que establecer una fecha límite para esto. Se que dijiste que tu tienes hasta que la Enterprise zarpe pero eso es mucho tiempo y yo debo aceptar misiones de prueba antes. Creo que eso es todo, si tienes algo que agregar…
— Estoy de acuerdo en establecer un límite de tiempo...sin embargo, antes me gustaría establecer ciertas "reglas" yo mismo. Como ya mencione, lo que se espera es que sea mi cita en algunos eventos de la Academia, pero yo le informaría con el debido tiempo para que usted haga sus planes. — Comenzó el vulcano a lo que Jim asintió, quizá si van a una cena Jim podría disfrutar de la comida, así que el rubio no lo vería como una gran imposición. — Usted mencionó ser una persona táctil y acepto que debemos mantener cierto contacto entre nosotros pero también es importante que le mencione que los vulcanos poseemos un olfato mayor al de los humanos y percibimos el olor de las feromonas, por ejemplo las que desprenden los orionitas. Le pido de favor que se abstenga de tocar a su amiga orionita mientras nuestro acuerdo dure. Asimismo, es preferible que ninguno de los dos tenga ninguna otra pareja durante el transcurso de este acuerdo.
— ¿Qué? — A Jim se le cayó la mandíbula, casi sonaba a que Spock era posesivo y no quería que nadie más tocara a Jim.
— Solo lo menciono, no como una obligación sino como una petición ya que…
Jim entendió rápidamente lo que quería decir el vulcano. No era porque no quisiera a Jim solo para él sino porque realmente se comm¡plicaria todo el asunto si alguien llegaba a enterarse que uno de ellos engañaba al otro, y aunque era el siglo 23 y las relaciones poliamorosas no eran mal vistas, eso era un papeleo muy diferente del que Jim acababa de firmas. Además, por lo que recordaba de xenobiología 101 los vulcanos eran monógamos.
— Si — interrumpió Jim al vulcano. — Tienes razón sería un lío mayor. Nada de citas con otras personas mientras tanto.
— Precisamente. — Spock asintió a Jim.
Bueno, oficialmente Jim volvía a ser célibe hasta nuevo aviso. Sí era sincero consigo mismo quizá era lo mejor, ya tenía una carga grande con las clases y si quería aceptar la comisión en el Farragut entonces tendría aún menos tiempo para diversión y locuras.
— ¿Algo más que quieras agregar? — preguntó Jim.
— Eso sería todo. Podemos establecer la fecha límite ahora.
— Si, estaba pensando que quizá ¿el final del semestre? — Jim terminó con duda. La verdad era que no lo había pensado claramente antes, sabía que tenía que ser antes de embarcarse en alguna misión. Pero faltaban un par de meses para que terminara el semestre y sería la oportunidad ideal para que ellos “terminaran las cosas” ante la Flota.
Spock frunció las cejas. Jim continuó.
— O no sé. Supongo que con más o menos ese tiempo bastaría para convencer a Gary de alejarse. Pero quizá no sea suficiente para lo tuyo, así que… Tú dirás.
El vulcano lucía pensativo y después de unos minutos asintió.
— 17 de enero.
Esas fueron varias semanas. Por otro lado…
— Es una fecha muy específica, ¿no?
Jim encontró curiosa la fecha e intentó pensar por qué sería tan significativa. Lo único que se le ocurrió fue que esa semana estaría programada su prueba para el Kobayashi Maru.
— Es el día después de mi reunión con el Almirante Komack y el Capitán Pike. Además de que se decidirá mi nueva autorización de seguridad también será oficial mi nuevo cargo.
Oh. Oh. Entonces le dirán si está autorizado como el Primer Oficial de Pike.
— Vale, entonces, queda acordado que el 17 de enero nos separaremos oficialmente.
Spock asintió.
— Lo olvidaba. — Jim sonrió con timidez. — Creo que deberíamos ser vistos juntos al menos una vez a la semana.
Spock ladeo la cabeza y alzó una ceja con interrogación.
— Es decir, estamos en una relación y es importante vender la idea, tanto al comando como a Gary así que tenemos que hacer cosas juntos.
— ¿Cosas?
— Si. O sea, nada físico porque obviamente respeto tu cultura pero podemos almorzar juntos o… ¿te gusta el ajedrez? Soy bueno en ajedrez. Podemos jugar en las bancas cerca de los laboratorios de simulación.
Jim esperaba que al vulcano le gustara el ajedrez porque no podía pensar en otra actividad que pudieran realizar juntos.
— Conozco el juego, sí.
— Excelente, entonces podemos hacer eso. ¿Qué te parece el siguiente lunes? ¿Estás libre?
Spock tomó su PADD del escritorio e introdujo algunos datos antes de voltearlo y ofrecerlo a Jim. El rubio lo tomó con curiosidad, evitando el contacto con los dedos del Comandante.
— Introduzca sus datos de contacto y yo me comunicare con usted sobre cuándo estaré disponible.
Oh. Si, eso sonaba más lógico.
— De acuerdo.
Jim agregó el código de su comunicador así como su correo electrónico. Pensó por un segundo. Qué diablos. Sí. Lo haría. Sacó su propio PADD de su mochila y buscó su calendario...Cuando lo encontró solo hicieron falta un par de movimientos para copiarlo en el PADD del Comandante.
Alzó la vista para darle el PADD a Spock y lo encontró mirándolo con sorpresa (solo tenía las dos cejas alzadas pero Jim empezaba a armar un repertorio de microexpresiones de Spock y esa clasificaba como “sorpresa”).
— Copie mi calendario en tu PADD y te di acceso, así puedes agregar las fechas y horarios en los que podemos vernos. Creo que es más eficiente de esta manera — explicó Jim, sentía la nuca caliente pero iba a ignorar esa sensación hasta salir de la oficina de Spock.
— De hecho, lo es. — contestó Spock mientras tomaba el PADD de nuevo y analizaba lo que Jim había escrito.
Jim comenzó a levantarse de la silla mientras guardaba su propio PADD; de pronto se encontró inseguro, ¿debería despedirse de alguna forma específica?
— Bueno, entonces nos vemos después.
Spock alzó la vista del PADD. También se puso de pie y le ofreció el ta’al a Jim.
— Hasta entonces, Jim.
— Adiós…Spock.
.............
— Pasame la cebolla.
— Bones.
— Y el ajo.
— Bones.
— Y el pimiento.
— Bones.
— También la salsa de tomate.
— Escucha, Bones. Sé que dije que hablaría con Pike pero no es lo que piensas…
— No me interesa. Si no vas a ayudar no estorbes.
McCoy entonces procedió a empujar a Jim, alejándolo de la barra de la cocina para poder seguir con lo suyo.
Por alguna razón cuando el doctor llegó ese día después de su turno y vio a Jim, decidió que quería comer la cacerola de frijoles que su abuela hacía. Así que dejó sus cosas y salió de nuevo, cuando regresó traía todos los ingredientes para cocinar. Mientras McCoy intentaba cocinar, Jim intentó hablar con él.
Pero parecía que el médico no quería saber nada al respecto. Y quizá con mucha razón. Incluso Jim podía admitir que la situación en la que se había metido era demasiado complicada. Vió como McCoy giraba una cuchara en la cacerola que tenía al fuego, Jim se había sentado al otro lado de la barra mientras esperaba que el médico deseara hablar.
Para ser justos, Bones tenía todo el derecho del mundo a estar enfadado. Pero Jim lo conocía y más que enojado su amigo estaba preocupado. Por supuesto que el sureño no era el mayor fan de Spock, él lo había tratado más que el rubio dado que el vulcano era uno de los supervisores de la tesis de Bones.
A pesar de que Bones ya tenía un trabajo como médico cuando se enlistó en la Flota Estelar para entrenamiento oficial le insistieron que llevara una investigación para poder concluir con éxito el posgrado en xenobiología y ciencias. Ahí fue donde se topó con el vulcano. Bones investigaba un nuevo tratamiento para un virus morfogenético y necesitaba un simulador computacional. Lo asignaron al laboratorio de Spock.
Jim aún recuerda la primera vez que Bones le contó de su nuevo asesor. Había llegado soltando diversos insultos sobre el “bastardo de orejas puntiagudas” y aquel “duende de sangre verde” que había criticado duramente su investigación, que le faltaban fuentes veraces y necesitaba ampliar ciertos conceptos además de ampliar su criterio.
Spock había hecho que Bones desestimará toneladas de datos y rehiciera la mitad de su estudio, consiguiendo que el sureño pasará unos meses muy muy desgraciados.
— Bones, ¿podemos hablar, por favor?
— Estoy ocupado
— Ya terminaste, solo estás revolviendo esa cacerola para no enfrentarme.
Bones le dio la espalda a su cacerola, hizo ademán de que escuchaba a Jim y se cruzó de brazos.
— Bien. Hable con Spock.
— Ah, ¿así que ahora es Spock?
Jim suspiró al sarcasmo de su amigo.
— Si, Bones. Es Spock. Su nombre. Mientras esto dura me pidió que lo llamara por su nombre.
— ¿Mientras qué dura? Dijiste que le contarias a Pike que todo era un malentendido.
— Si, sé lo que dije. Pero lo hablé con Spock primero y diablos, él necesita ayuda y la verdad yo estoy harto de Gary así que era una situación ganar-ganar para ambos.
— Chico, ¿te estás escuchando? Vas a fingir que, ¿qué? ¿Tienes una relación con un robot? ¿Siquiera pueden hacerlo creíble? El bastardo es más frío que un glaciar. — Bones gruñó con incredulidad.
— Lo sé Bones, será difícil pero no es como que necesitemos andar besándonos todo el tiempo. Su cultura es reservada y eso está a nuestro favor.
McCoy resopló y puso los ojos en blanco a eso. Le dio la espalda a Jim y volvió a mover su guiso. Olía delicioso.
— Entonces… ¿cuál es su plan? — preguntó McCoy unos segundos después. — ¿Algo así como amigos con beneficios? Porque…
— No. Es lo contrario. Sin beneficios. Te estoy diciendo que no es lo que piensas. Lo único real en esta relación son los documentos que así le demuestran a los altos mandos. Supongo que podríamos llegar a ser amigos pero no sé si los vulcanos tienen amigos. Solo vamos a pasar tiempo juntos de vez en cuando y asistir juntos a algunas reuniones donde Spock tenga que llevar una cita.
McCoy apagó el fuego y volvió a mirar a Jim.
— Chico, ¿estás seguro de esto? — preguntó con una mirada completamente gentil. Jim evadió su mirada.
— Ya está hecho Bones.
— Bien. Comamos y por favor deja de decir el nombre de ese duende mientras, me revuelve el estómago.
Jim le sonrió a su amigo. Solo llevaban de conocerse lo mismo que su enlistamiento en la Flota y el rubio ya le confiaba su vida al médico sureño. Literalmente. Ya lo había salvado un par de veces de algunas de sus peores reacciones alérgicas de los últimos años. ¿Qué era una tontería de Jim más cuando Bones ya lo había visto en diversas situaciones incómodas? Al final del día, Jim sabía que Bones haría lo que fuera por ayudarlo, si eso incluía ahora soportar al “bastardo de orejas puntiagudas” que tanto despreciaba Bones lo haría sin quejarse. Mucho.
— Jim, hay algo más que quería hablar contigo. — Volvió a hablar el médico sureño cuando ambos estuvieron sentados. Jim detuvo la cuchara a medio camino hacia su boca para mirar al otro hombre.
— Recibí un correo del Primer Oficial del Farragut. Quieren que haga una pasantía cuando empiece la siguiente misión.
Jim no podía creerlo. Era probable que sirvieran juntos.
— ¡Eso es fantástico, Bones!
— ¿Lo es?
— ¡Claro! Este es tu último semestre antes de ser desplegado y la Farragut es una buena nave. He escuchado que el Capitán Garrovik es formidable. Además, es probable que estemos juntos — mencionó Jim con una amplia sonrisa.
— Por Dios — dijo Bones mientras se recargaba en su silla con una expresión de exasperación. — ¿No podrías haber mencionado eso primero? Aquí estoy pensando a quien encargarle tu historial médico y tú andas por ahí sin preocuparte.
— Aww Bonesy, ¿te preocupabas por mi?
— Me preocupa la persona a quien ibas a atormentar con todas tus alergias. — gruñó Bones mientras comenzaba a comer.
— Ja, ja, ja, — rió Jim. — Admítelo Bones, te preocupaba más que no hicieran bien su trabajo.
— ¡Y con una buena razón! La última vez que estuviste en el espacio, aunque fue solo un mes volviste con 6 alergias más y tu sistema inmunológico casi destrozado.
— ¡Eso no fue culpa mía!
— A eso me refiero. El médico de la nave debió contactarme antes de administrar un antihistamínico al que también eres alérgico.
— Bones, sabes que no funciona así en una emergencia.
— Y tu sabes que cualquiera puede leer un maldito historial médico.
— El mío es clasificado.
— No la parte de tus alergias.
Jin suspiro.
— Tienes razón. Tu ganas. El médico a cargo fue negligente.
— Maldición que tengo razón. Por eso presenté una queja oficial.
— Bones, ¿qué hiciste? — Jim se sorprendió. Sabía que su amigo se tomaba en serio la salud de sus pacientes pero presentar una queja de algo que él ni siquiera presenció era altamente irregular.
— Supuse que te habían contactado al respecto. — se defendió McCoy mientras tomaba agua y servía un vaso a Jim. — Cuando regresaste y me enteré de lo que ocurrió supe que debía hacer algo al respecto, como tu contacto de emergencia y tu médico principal debo ser notificado de cualquier accidente grave así que me reuní con Barnett, Pike y el Dr. Boyce; ellos me aseguraron que no se volvería a repetir el mismo error, asumo que por eso es muy probable que nos asignen juntos.
— Espera, espera, ¿cómo es que Pike no dijo nada?— Jim sacudió la cabeza e hizo ademán de restarle importancia a lo que acababa de decir. Continuo — No importa. Aunque mi asignación al Farragut aún no es segura, solo me contactaron y quieren reunirse cuando la nave regrese al muelle espacial para reparaciones.
— Oh. — Bones dijo con extrañeza. — Pues entonces ponte las pilas chico porque la mía es casi segura. Me quieren como Segundo Oficial en Jefe. No creo obtener una mejor oferta si te soy sincero, por mucho que quiera servir en una bonita Base Estelar.
Jim se quedó pensativo. La comida olvidada. Después de varios minutos de ver a Bones seguir comiendo, rompió el silencio.
— ¿Aceptaste?
Bones dejó los cubiertos y se enderezó.
— ¿Crees que soy estúpido?
— No sé cómo quieres que responda a eso, Bones.
McCoy puso los ojos en blanco y sonrió. Levemente.
— No acepte. Aún.
Jim frunció el ceño, pensando.
— Deberías. — Soltó el rubio después de unos segundos contemplativos. — No siempre podremos servir en la misma nave. Debemos estar donde seamos necesarios. Y la oferta que te hicieron es bastante sólida. Muy buena para el inicio de tu carrera en la Flota.
Bones se mantuvo en silencio varios minutos hasta que Jim creyó que la conversación había terminado y comenzó a recoger los platos. Cuando Bones cocinaba (que era casi el 90 % del tiempo, el otro 10 ordenaban de locales que sirvieran comida a la que Jim no fuera alérgico, porque a pesar de crecer en una granja lo menos que el rubio sabía era cocinar; apenas sabía lo básico) la limpieza era responsabilidad de Jim. Estaba llenando el lavabo con agua y jabón cuando McCoy habló.
— Maldita sea Jim, ¿puedes aceptar por una vez que no todos te van a abandonar?
Jim se puso tenso inmediatamente.
—... Mira chico, se que te es difícil confiar en las personas pero por una vez acepta cuando alguien quiere apoyarte.
— Bones… — empezó Jim con cautela.
— No. Escúchame tú primero — gruñó McCoy mientras tomaba el brazo de Jim y lo hacía girar para encararlo. El médico tenía una mirada firme y segura. Y sus palabras ablandaron a Jim. — Estamos en esto juntos, te guste o no. Soy tu médico titular y si realmente vas a ser Capitán algún día soy tu futuro Médico en Jefe, así que tienes que aceptar que mi palabra será la última en muchas ocasiones. Esta es una de ellas.
Bones era un sentimental, Jim lo sabía. Lo vio en aquella lanzadera donde lo conoció por primera vez. Desde el momento en que el médico vomitó sin vergüenza sobre el rubio, Jim supo que serían amigos toda la vida. Puede que el sureño aún no sepa enteramente lo jodido que estaba Jim pero lo aceptaba, completo y sin vacilación.
Jim asintió con la cabeza a su amigo.
Aceptando.
Estaban en esto juntos.
Notes:
Primero que nada, lamento haberme ausentado mucho tiempo, este capitulo lo tengo listo casi desde que publique el segundo pero quería terminar el cuarto antes de publicarlo, sin embargo las últimas semanas han sido muy agotadoras mentalmente para mi y ando pasando por uno de mis pico depresivos algo difíciles, estoy mejorando pero lentamente. Por algunas situaciones, tuve que suspender mi medicación y ahora estoy acostumbrandome nuevamente, lo que me lleva a que ya tengo un poco de más energía pero aún no he podido escribir mucho, aunque quería compartirles este capítulo para no hacerles esperar mucho más, lamento que sea pequeño, les aseguro que el cuarto será algo más largo (creo).
Gracias por leer y ser pacientes. Nos vemos en la próxima🖖🏻

PichiPosh00 on Chapter 2 Wed 03 Sep 2025 05:22PM UTC
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TrekkerST on Chapter 2 Fri 05 Sep 2025 04:01AM UTC
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(Previous comment deleted.)
TrekkerST on Chapter 2 Fri 12 Sep 2025 09:40PM UTC
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Ghostgirl26 on Chapter 2 Mon 06 Oct 2025 09:42PM UTC
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TrekkerST on Chapter 2 Tue 28 Oct 2025 01:50AM UTC
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