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Language:
Español
Stats:
Published:
2022-05-20
Completed:
2023-10-09
Words:
24,744
Chapters:
10/10
Comments:
13
Kudos:
61
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5
Hits:
1,135

No me gustan los perros

Summary:

Cuando su novia Korra debe ir por una semana a la Nación del Fuego para una misión, Asami decide enfrentar sus miedos y hacerse cargo de la mansa y a la vez mortífera bestia albina que tienen por mascota.
¿Será en verdad capaz de encargarse del gran Perro Oso Polar?

Notes:

Disclaimer: The Legend of Korra no me pertenece, sus excelentes personajes y grandes aventuras son propiedad de Michael Dante DiMartino y Bryan Konietzko… Y de Nickelodeon.

(See the end of the work for more notes.)

Chapter 1: Prólogo

Chapter Text

No me gustan los perros

Prólogo

“¡Yo puedo!

¿Estás segura, Sami?

Sí, por supuesto… además sólo es por una semana… 

Dime Kor-Kor ¿Qué es lo peor que podría pasar?”

En retrospectiva nunca debió haber dicho eso último… es más, ni siquiera debió haberse propuesto a sí misma para dicha labor… ¡Ella solita se puso la soga al cuello! Y por eso había terminado así…

En medio de la noche pegando Carteles de “Se busca” …

Llena de polvo desde la coronilla hasta la punta de las botas y preocupada…

Sí, muy muy preocupada… tanto por el destino de la desaparecida

como por lo que pensaría su enamorada.

Claro, si es que quisiera seguir siendo su pareja una vez que se enterara…

¡Maldita sea su gran bocota y su suerte desgraciada!

Soltó un gran suspiro, se sacudió un poco la suciedad de los pantalones y siguió adentrándose en la noche mientras pegaba los volantes. Ya no valía llorar sobre la leche derramada, solo le quedaba esperar un milagro de Raava y que Naga apareciera antes de que por la mañana Korra llegara…


 

Asami no odiaba a los animales. ¡Eso nunca! De hecho, en su niñez había tenido de mascota una linda pareja de patitos tortuga… era solo que se consideraba una mujer más de animales pequeños…

¿Hurones de fuego? Lindos.

¿Lémures voladores? Tiernos.

¿Conejos libélulas? Entrañablemente bellos.

El problema venía cuando se trataban de animales más grandes que un gato-búho… allí simplemente perdía su tan conocido control de las situaciones que la rodeaba.

Por eso secretamente le había costado un mundo adaptarse a la presencia de los bisontes voladores… ¡Ahora incluso podía montar y conducir uno si la situación lo ameritaba! Pero aún seguía teniendo problemas con otros animales… en especial si estas especies eran alguna de las múltiples variantes de perros.

Bueno… si era sincera, cualquier clase de perro la sacaba, en mayor o menor medida, de su zona de confort. No importaba su tamaño: podía ser un perro puercoespín, un perro jabalí, un perro armadillo, un perro oso de anteojos o cualquier otro… con que tuviera cuatro patas y ladrase ya alertaba sus sentidos.

¿Sería por la energía excesiva de esos animales?

¿Por las pulgas-mosquitos que los seguían?

¿Por los ladridos imparables que proferían?

No lo sabía, simplemente no lo sabía.

Y no es que los odiara ¡Ella nunca haría nada para lastimar a ninguno!  (a menos que su vida o la de sus seres queridos estuviese amenazada por uno). Era simplemente que no le gustaban y prefería mantener su distancia de cualquier representante de esa especie taxonómica.

Lo cual era difícil si tu novia era el Avatar Korra.

Cuando conoció a Korra y Naga tuvo miedo de la fiera… es decir ¿Quién no tendría miedo de un maldito perro oso polar que de un bocado podría comerse tu cabeza? ¡Por lo menos los bisontes voladores eran veganos! ¡Esta hermosa pero mortal bestia albina y carnívora podría comerse a cualquiera!

Pero las circunstancias, es decir las múltiples veces en que todos vieron amenazadas sus vidas, hicieron que tuviera que dejar de lado su sentir por querer sobrevivir.

Igual… no era como que Korra fuera muy apegada a ella… no eran mejores amigas ni nada así… quizás luego de que todo eso termine se apartarían, no se verían más y no tendría que interactuar más con ese imponente animal.

Solo que la vida es una perra que gusta de llevar la contraria a quien ose confrontarla.

No solo habían terminado siendo mejores amigas… sino que se habían enamorado perdidamente la una de la otra y desde hace tres meses era la orgullosa novia de la maravillosa Avatar Korra.

Tres hermosos meses con quien sentía era su alma gemela, con quien sabía tendría un amor que duraría décadas y décadas hasta que ambas fueran unas lindas y rudas viejitas arrugadas como dulces pasitas… eso si lograba hacer frente al mayor desafío que en su corta pero bifurcada vida había tenido: La presencia de Naga.

Porque oh sí, Naga estaba en el paquete, era más que obvio. No había Korra sin Naga ni Naga sin Korra, podrían haber nacido hermanas siamesas si no fuese porque era físicamente imposible que la pobre y santa Senna pariera a la canina.

Eran dos guisantes de una misma vaina, uña y mugre, una unidad hermosamente indivisible.

Secretamente Asami admiraba esa unión, se notaba que era una conexión profunda entre mascota y dueña ¿Sería solo cosa de avatares? Había visto que la unión de Bolin y Pabu era muy estrecha, pero nada parecido a las dos sureñas. Era como si Korra fuese una versión humanizada de Naga, o Naga una versión canina de su amada.

Tan parecidas en energía, en esos ojitos suplicantes y en esa ferocidad que podría destrozar lo que le pusieran delante.

Pero ni todo ese parecido, ni lo bien portada que dentro de todo lo posible era la bestia sureña, ni los años conociéndola habían logrado que Asami se acostumbrar por completo a su presencia.

No era voluntario… ella lo había intentado ¡En serio lo había intentado! Le compraba obsequios, mandó a adecuar una estancia fría para sus necesidades, incluso de lejos cuando las veía a Korra y a ella jugar su corazón se enternecía y sabía que el animal era una especie muy bella, inteligente y leal que no la iba a dañar… pero un “no sé qué” la hacía aun tomar distancia de la perra osa polar… y sabía que Korra se había dado cuenta.

Era apenas obvio que se diera cuenta, aunque a veces era distraída, en lo que respectaba a ella o Naga, Korra siempre había sido muy atenta.

En los meses de citas de pre noviazgo y en estos 3 de noviazgo propiamente dicho, Asami apenas y si había tenido contacto directo y prolongado con la mascota y guía espiritual… seguramente fue por eso que cuando al Avatar le pidieron repentinamente ir a la Nación del Fuego por una semana en una misión con los maestros aire, esta anunció que no llevaría a Naga porque a ella le desagradaba estar cerca de los volcanes activos, así que partiría a dejarla en la Isla del Templo Aire para que Kya, Pema y los acólitos la cuidaran antes de partir todos de viaje.

Inaceptable. Totalmente inaceptable.

O sea, no podía culparla, más de una vez había visto la expresión de dolor que en el fondo de esos prístinos ojos azules se reflejaba cuando ella ponía alguna excusa para no tener contacto directo con Naga. Korra trataba de camuflar su tristeza, pero era imposible. Ella no sabía mentir, su esencia la delataba.

—¿Por qué la dejarías en la Isla? -cuestionó la CEO, arqueando una ceja -ambas viven aquí.

Y eso era cierto, por eso este inofensivo comentario que debió ser con la mejor intención de no representarle carga le resultaba incluso ofensivo. Korra y Naga llevaban una semana de haberse mudado permanentemente a la Mansión Sato.

Desde el fallecimiento de su madre, esa casa nunca se había sentido tanto como un hogar como ahora; ambas habían aportado tanta vitalidad y calidez al recinto. Estaba muy feliz de tenerlas a ambas viviendo allí (porque incluso aunque se sentía extraña junto a Naga, la apreciaba a sobremanera).

Entonces, si Korra se iba de viaje y Naga no iba con ella… ¿Por qué debía irse del que actualmente también era su hogar?

—Pues Sami… -comenzó el Avatar mientras le daba una última caricia a su mascota y la dejaba descansar bajo uno de los árboles del extenso patio de la mansión- yo sé… yo sé que no quieres mucho a Naga…

—¡Claro que quiero Naga! -y no mentía, era una sensación ambivalente su compañía, pero de que quería a esa enorme bola de pelos, la quería.

—Okey, okey, lo siento. Mal uso de términos. Permíteme reformular. -acto seguido el avatar se aclaró la garganta y prosiguió- Sé que quieres a Naga, pero también sé que no te sientes muy cómoda a su alrededor… lo he notado también con otros perros… de hecho a Naga es a quien toleras más… por lo mismo para no dejarte esta carga mientras no estoy…

—Naga no es una carga, ¡Es parte de la familia!… nuestra… nuestra pequeña familia…  -La CEO pasó de exaltada a un susurro avergonzado por lo último que añadió, pero pese a su vergüenza no se detuvo- Y este es su hogar tanto como tuyo y mío.

Korra avanzó hacia su novia y tomó sus manos mirándola a los orbes jade mientras le daba una cálida sonrisa. Estaba feliz de esa explosión de cariño por parte de su novia, dentro de sí habitaba una calidez inconmensurable. Aunque solo llevaban 3 meses de noviazgo, su historia era muy larga y ella también sentía que con Asami estaba formando una pequeña y hermosa familia. Aun así, no estaba segura de cargarla con esta responsabilidad, no quería abrumarla con algo que no la haga sentir cómoda.

—Lo sé mi Sami… pero es diferente a que se quede aquí cuando yo estoy a que lo haga cuando no. Ella necesita cuidados...

—¡Yo puedo! -espetó con determinación y terquedad la pelinegra.

—¿Estás segura, Sami? -preguntó, aún escéptica el Avatar.

—Sí, por supuesto… además sólo es por una semana… Dime Kor-Kor ¿Qué es lo peor que podría pasar?

—Pero Sami, tú debes ir a trabajar y no creo que la Torre Sato sea un buen lugar para un perro oso polar.

—Soy la jefa, una semana que me tome de trabajo en casa no matará la empresa. -Espetó con una seguridad que no sabía de donde diantres salía.

El avatar hizo un puchero mientras acariciaba su propia barbilla y entrecerraba los ojos observando a su novia y pensando en la situación. Tras unos interminables segundos de análisis mental (que dicho sea de paso pusieron nerviosa a la CEO, aunque por su entrenamiento en los negocios no lo dio a notar), resignadamente suspiró.

—Está bien, tú ganas Sami. -El avatar se puso en puntitas para darle un beso de piquito en la punta de la nariz- pero prométeme que, en caso de necesitar ayuda, irás a dejar a Naga al Templo con Kya y Pema…

—Entendido fuerte y claro, oh poderosa Avatar- Mencionó Asami mientras jalaba a su novia para darle un profundo beso en los labios.

Ante el tono de tierna burla de su novia, Korra rió por lo bajo mientras lucía un lindo sonrojo por el beso.

—Debo partir pronto cariño, te dejaré escritas unas instrucciones para que te guíes… -mencionó tras darle un fuerte abrazo y separarse con desgana para ir dentro de la mansión, pero a medio camino se detuvo y añadió – No sé por qué haces esto Sami… pero gracias. Nada me alegraría más que mis dos chicas favoritas de todo el mundo se llevaran totalmente bien y estuvieran unidas.

Tras dar un último vistazo y cálida sonrisa encima de su hombro, el avatar desapareció para dejar su escrito dejando a una Asami pensante.

¿Qué la había motivado a hacer esto?

No estaba preparada, en lo absoluto.

Pero sabía que todo lo que había dicho era de corazón, y que este sería el momento ideal para con Naga forjar una unión.

Era lo que más quería en su corazón.

—Seremos solo tú y yo chica linda, espero nos llevemos bien y seamos buenas amigas. -mencionó la CEO al can, mientras con cierto recelo se acercaba a este y le daba unas palmaditas en la enorme cabeza.

La bestia aún adormilada simplemente se dejó acariciar, metida en su mundo onírico, ajena a la semana de lucha que la CEO estaba a punto de iniciar.

Chapter 2: La Carta

Chapter Text

La Carta

La alarma resonó por la habitación haciendo que la CEO de Industrias futuro tanteara en su mesita de noche hasta apagarla para que no despertase a su amada. Como cada mañana, intentó abrazar a la calidez sureña que dormía a su lado… encontrándose con la nada.

—Oh rayos, cierto… Korra se fue a la Nación del Fuego. -Gimió desganada, por no tener a la morena en su despertar.

Cualquiera diría que era muy poco tiempo para haberse acostumbrado a su presencia matutina… ¿Una semana? ¡Pamplinas! Pero la verdad era que antes de la mudanza formal, Korra ya amanecía por lo menos cinco de siete días entre las sábanas de seda de la cama de Asami (Ahora cama de ambas… ¡De verdad que era afortunada!); tiempo más que suficiente para malacostumbrarse a la cálida presencia de su amada.

Por eso le había costado tanto conciliar el sueño, ni veinticuatro horas de ausencia de Korra y ya la extrañaba.

La pelinegra suspiró y tras desperezarse un poco se sentó y cogió la carta que estaba al lado del despertador. La desordenada letra de Korra le dio la bienvenida una vez más.

“Querida Asami,

No puedo dejar de expresar mi sorpresa y gratitud de que cuides a Naga por esta semana; ella es mi vida… o sea, no te pongas celosa porque tú también eres mi vida… ¿Puedo tener dos vidas a la vez? Supongo que no... Mejor cambiaré de metáfora.

Ella es la mitad de mi corazón, y tú la otra mitad (no le digas a mis padres, sino reclamarán y no quiero pensar en más analogías cariñosas) por lo que me alegra infinitamente que ustedes convivan más.

Ahora, Naga normalmente es un caramelo de Lichi-melón, pero necesita ciertos cuidados adecuados para que esté bien.

A continuación, te dejo una lista de las cosas que debes tener en cuenta:

  1. Debes alimentarla 3 veces al día, a las 8:00 am, 14:00pm y 20:00pm. Si no le das sus comidas a tiempo, te hará la vida imposible… créeme.
  2. En el cuarto de almacenamiento de víveres dejé etiquetadas bolsas según el día y hora para facilitarte el trabajo de la alimentación. Pero escucha bien esto… o mas bien léelo… De seguro estás leyendo esto en tu cabeza con mi voz ¿no? Jajaja extrañamente lindo… en fin, a lo que iba: ¡Bajo ninguna circunstancia dejes que se meta al almacén o se comerá todo lo que pueda ver! En serio, siempre cierra al entrar o salir, lo que menos queremos es que se indigeste y tener que llevarla al veterinario. Cualquiera diría que con su inteligencia sabría tener mesura… pero no, Naga no tiene compostura. Es una cachorra glotona. (Igual te dejo el número de la Veterinaria que atiende a Naga pegado en el refrigerador; ya sabes lo que dicen: Nómada aire preparado, vale por dos.)
  3. Puedes darle uno que otro bocadillo entre comidas, pero no la malacostumbres porque sino, te vivirá rogando. De preferencia, si quieres darle bocadillos o recompensarla por algo, usa la carne seca de nutria-koala que está en la alacena superior derecha… eso la hará derretirse a tus pies. Si está contigo mientras comes, y quieres darle algo de tu plato, también puedes hacerlo come prácticamente de todo menos chocolate (En serio chocolate no, quiero a mi guía espiritual viva).
  4. Siempre ten agua disponible para que beba, bebe mucho para refrescarse cuando no está en el cuarto frío que le adecuaste o en la piscina.
  5. Si llueve tenla dentro de casa para que no corra a meterse en el lodo, sino terminará tan sucia que tendrás que bañarla… evítate traumas.
  6. Si comienza a aullar o sollozar en las noches es porque se siente sola; mamá y papá me contaron que cuando me fui por seis meses del Sur dejándola allí, ella no paraba de hacer eso y lo único que la calmaba es que alguien la abrace y le hable o le lea un cuento hasta que se duerma… Sí, es una gran bebé peluda, pero espero no suceda nada de eso ya que solo es una semana de ausencia… igual, por si acaso, quedas avisada.
  7. Naga necesita que la saques a pasear tanto para hacer sus necesidades como para quemar energía. Por lo primero no te preocupes, ella solita cava un hoyo, hace del uno y del dos, y luego entierra lo que hizo (sí, esos montículos de tierra que ves a veces no es por mi tierra control); por lo segundo si debes estar consciente de que es un animal grande y por ende tiene gran energía, así que salir a caminar y sobre todo jugar con ella es vital. Puedes hacerlo dentro de los extensos terrenos de la mansión, ir al Parque Avatar Korra (Aún se siente halagador pero raro que tenga mi nombre… dejémoslo en “parque” nomás), a la isla de visita o incluso montar en ella y pasear por la ciudad (Dudo que hagas lo último, pero a mí me suele funcionar). Lo dejo a tu libre criterio y creatividad.
  8. Si la llevas al parque… ¡No la dejes ir tras los gato-ardilla! No sé si se los quiere comer de un bocado o jugar con ellos… la verdad prefiero no saberlo.
  9. Intenta no gritarle. Sé que puede sacar de quicio, suele ser mansa y educada, pero a veces hace travesuras y se mete sin querer en problemas… pero como ya te dije, es una gran bebé peluda… aguanta los regaños cuando sabe que ha hecho mal, pero si cree que son injustificados o la hieres por demás con tus palabras, huirá. ¿Cómo entiende nuestro idioma? (Porque estoy 100% segura que lo hace) No lo sé. Pero ten cuidado con lo que le dices, es muy sensible y resentida. Una vez pasó en casa cuando era una cachorra de verdad (No la cachorra crecida que es ahora). Mamá la regañó acusándola de haber roto una vasija tribal… y Naga escapó. Todo ocurrió cuando yo tomaba una siesta por eso no pude defenderla. Luego mi papá vino a casa trayendo una nueva vasija y disculpándose por haber roto la que teníamos más temprano en la mañana y mi mamá se arrepintió tremendamente de haberla acusado injustamente… pasamos 3 días buscándola hasta que la vimos hecha bolita en una cueva abandonada. Se nos partió el corazón. Mi mamá hasta ahora se disculpa con ella y le da bocadillos por su error (aunque creo que Naga ya la perdonó… tiene un corazón tan grande como su estómago).
  10. Si llega a abrumarte el cuidarla, si te surge trabajo, si te sientes incómoda, o si xyz cosa pasa; puedes ir a dejarla a la Isla del Templo Aire. Pema y Kya ya están avisadas y yo no me molestaré. No es que no confíe en ti, amor, lo hago en verdad. Pero lo que menos quisiera es que esta semana en vez de ser un tiempo para unirlas, las separe. No quiero verte incómoda y tampoco que Naga se sienta mal al sentir tu incomodidad (Porque lo hace… no preguntes como lo sé… cosas de Avatar y animal guía).

Creo que eso sería todo, por lo demás eres inteligente, tu misma has puesto límites a qué áreas de la casa Naga puede ir a cuáles no y ella te respeta por lo que no creo que haya problemas.

Cuídala mucho, puede ser un gran terremoto a veces… pero ella te quiere porque sabe que te amo y porque también sabe que pese a tu incomodidad la quieres a tu manera y has hecho cosas por ella; Naga cuida celosamente de los suyos, de su manada; así que si tú la cuidas de ella fielmente, sabrá retribuírtelo.

Nos vemos en una semana, cariño, verás que el tiempo pasa volando.

Espero que estén bien, las amo infinitamente.

Un beso a ambas.

Korra.”

La CEO sonrió. Lejos de sentirse presionada u ofendida, se sintió agradecida con Korra por tomarse la molestia de escribirle a detalle y siempre ser honesta… además de ser tan malditamente dulce y poner un dibujito de las dos con Naga, dentro de una casa rodeados de corazoncitos. Definitivamente amaba y extrañaba a esa adorable idiota.

Acto seguido suspiró viendo la hora.

—Cuarto para las ocho, creo que mejor me pongo en marcha.

Guardó la carta de su novia en un cajón de la mesita de noche y se puso de pie para iniciar oficialmente su mañana.


 

¡Hola!

Sí, una carta algo extensa; pero siento que Korra sería como yo al escribir una carta: Se iría fácilmente por las ramas y añadiría unos dibujitos por allí y por allá… ¿O quizás solo me proyecto? Libertades creativas.

Saludos,

Le chat et l’abeille.

 

Chapter 3: Lunes: ¿Qué tan difícil puede ser?

Chapter Text

Lunes: ¿Qué tan difícil puede ser?

—Veamos, veamos… ¡Ah! ¡Aquí está! ¡El paquete de lunes en la mañana!

Asami se acuclilló analizando el peso del paquete de croquetas de Foca-tigre mientras pensaba “¿Qué tan difícil puede ser?”; tras su inspección tomó aire y levantó el paquete de 10kg en el hombro, lo acomodó bien, abrió de nuevo la habitación de víveres y salió dejándola debidamente cerrada.

La ojiverde caminó hasta el salón comedor donde se encontró con el enorme perro oso polar, que previamente había sacado de su cuarto especial y dejado entrar a la casa, debidamente sentado con su gran plato en el hocico.

—Mira Naga, no solo Korra tiene músculos -le dijo la pelinegra a la canina, jactándose de su fuerza muscular que a veces era subestimada (No por Korra, pero sí por otros miembros del Team Avatar). La gran perra blanca dejó su enorme plato, prácticamente una lavacara, en el suelo y afirmó el comentario dando un ladrido contento mientras agitaba su blancuzca cola.

Sin embargo, Asami se espantó ante el sonido, dando unos pasos atrás y dejando caer el paquete sin querer al suelo, rompiéndose este y soltando el contenido por doquier. Soltó un suspiro al ver el desastre, pensando en cómo le tocaría recoger todo y refunfuñando internamente por su decisión de que el personal de limpieza solo viniera una vez a la semana… que justamente fue ayer domingo.

No obstante, su expresión cambió al ver que Naga comenzaba a comer el contenido del suelo.

—Muy bien, supongo que esa es una forma de limpieza… -Habló para ella misma mientras ponía el restante contenido en el enorme plato y doblaba la funda en sus manos.

Se alejó con cuidado de no pisar el alimento y se internó a la cocina para botar el plástico, lavarse las manos y buscar su propio desayuno que previamente había hecho. Lo llevó al comedor caminando con igual cuidado y se sentó en la mesa para hacerle compañía a Naga. Después de todo cada mañana Korra, Naga y ella comían juntas (sin el desastre en el piso, cabe recalcar), por lo que le pareció adecuado continuar con esa rutina diaria.

—Buen provecho niña… -Indicó mientras procedía a ingerir sus huevos revueltos y café.

Naga por su parte solo la observó moviendo la cola y volvió a su comida, recolectando curiosa cada croqueta que estuviera esparcida, cual si fuera un juego, antes de dirigirse a su plato nuevamente a ingerir el resto del alimento.

Tras unos veinte minutos de lectura de periódico mientras ambas terminaban sus desayunos, Asami recogió su plato y el de Naga, que yacía ahora descansando gustosa panza arriba, y fue a lavarlos.

Había superado el desayuno del lunes, un punto a su favor. ¡Y sin inconvenientes! (Lo de regar la comida no cuenta porque tuvo solución) Además comer sola con Naga no fue tan malo, cuando la bestia blanca no ladraba y se mantenía a cierta distancia era una agradable compañía y la hacía extrañar un poquito menos a su novia. Incluso le habló de vez en cuando comentándole las noticias que leía, como si entendiera, como lo haría Korra.

Tras secarse las manos volvió al comedor y no vio a Naga por lo que salió a la sala y la encontró acostada en su gran cama de perro.

El perro oso polar había sido aleccionada a que solo podía deambular en ciertas zonas de la mansión, como el comedor, la sala, la piscina y el cuarto (solo si Korra se lo permitía de antemano), mientras que otras como los baños, el estudio de Asami, el cuarto de almacenamiento de víveres, y la cocina estaban estrictamente prohibidas (Esta última entró recientemente a la lista después de que Naga abriera el refrigerador y se comiera todo lo que estuviera a su paso). Normalmente la cánida obedecía, pero si el bichito de la curiosidad le picaba, no perdía la oportunidad de hacer travesuras, por lo que era bueno chequearla de vez en cuando o de plano sacarla a los amplios terrenos verdes de cuyos límites sabía no debía salir.

—¿Quieres salir Naga? ¿O prefieres dormir un rato?

Un resoplido perezoso vino del can que se acomodó panza arriba y gimoteo. La CEO enarcó una ceja al verla “¿Estará muy llena?” pero al ver que la perra oso polar ladeaba la cabeza observándola y movía la cola de un lado al otro, supo lo que quería.

Ella normalmente desayunaba y partía a las oficinas de Industrias Futuro, pero los fines de semana se había fijado que era costumbre de Korra acariciar el estómago de Naga después del desayuno.

—En verdad eres una bebé peluda gigante -suspiró mientras se acercaba con cautela y estiraba de a poco la mano para acariciar la panza blanca del animal.

Para agrado de ella al parecer Naga había entendido que no debía ser tan enérgica con ella como lo era con Korra, por lo que solo demostraba su felicidad agitando la cola y no intentando abrazarla o lamerla como si lo hacía con el Avatar.

Aunque comenzó despacio y con algo de miedo, pronto se acostumbró y se dejó llevar por la suavidad y calidez de la mansa bestia. Sin embargo, tras unos minutos de caricias, Naga estiró las patas desperezándose; esto provocó que Asami, se asustara y se retirara un poco, pero al ver que el animal simplemente se acomodó para dormir un rato, le dio unas cuantas palmaditas en la cabeza.

—Buena niña, duerme un poco.

La CEO cogió un libro que había dejado a medias en un estante cercano, acomodó los cojines del sofá en uno de los brazos y se acostó relajándose en su lectura.

Ayer había llamado a su asistente para indicarle que no volvería hasta el lunes siguiente por lo que tenía la semana libre tal como le había indicado a Korra. Se sentía extraña al no estar en su oficina o taller rodeada de trabajo; pero, pese a que una parte de su mente estaba gritando internamente por la falta de productividad, no estaba nada mal este tiempo de relax (aunque hubiese preferido que su novia estuviera también para disfrutar).

Entre lecturas y pensamientos varios, la CEO se quedó dormida por un tiempo indeterminado; mientras soñaba con una morena castaña y musculosa con un traje de baño muy pequeño y ajustado, una sensación cálida y húmeda golpeó su rostro…

—Hmm… Korra… Te he dicho que los labios de arriba no me los lamas así….

Nuevamente esa sensación le chocó el rostro.

—Hmm… No cariño, estamos de vacaciones, durmamos un poco más…

Pese a que ella solía tomar la iniciativa, Korra a veces era juguetona e insistente cuando estaba con ganas… pero… espera un momento Asami Sato… Se supone que Korra no estaba aquí y por eso es que tienes estos días de descanso... entonces qué es lo que…

La sensación cálida y húmeda volvió a chocarla y es allí cuando tuvo un flashback de hace un par de semanas… cuando Naga estaba tan feliz por su cama nueva que le dio un lengüetazo en toda la cara.

—¡Iuuuk! ¡Nagaaa! -Asami gruñó, mientras intentaba quitarse al perro oso polar que volvió a lamerle el rostro para luego acercarse a la puerta y señalarla con el hocico.

En la CEO podía más el asco y la sorpresa que el enojo por el intempestivo despertar, mas cuando escuchó un gimoteo, se giró y observó a Naga con sus ojitos de cachorro mirando la puerta. ¿Cómo enojarse con ella por una necesidad?

—Ya voy chica, ya voy -indicó con voz resignada, sin molestia alguna mientras le iba a abrir la puerta- disculpa por el grito y por estar tan profundamente dormida que de seguro no te hice caso antes, seguramente está desesperada por hacer pipí o popó.

La cánida simplemente le dio un choque leve con su cabeza a la mano de la ojiverde indicándole que todo estaba bien. Algo reacia, pero sin poder negarle un gesto de cariño, acarició brevemente la gran y peluda cabeza para luego observar como la bestia salía por la puerta a hacer lo suyo.

Cerró la puerta para darle privacidad en sus cosas. Sabía que Naga tocaría el timbre con la nariz, si necesitaba entrar (Korra la había entrenado para eso tras que derrumbara una puerta y otras dos las dejara severamente afectadas al rasgarla con sus enormes garras). Camino de vuelta a la sala para ver el reloj que estaba cerca de la chimenea y observó la hora.

—Wow ¿Dormí una siesta de 3 horas entre semana? Ese es un nuevo récord.

Tras lavarse el rostro, manos y brazos debidamente (E incluso cambiarse la blusa… por si acaso), la pelinegra decidió ir a su despacho a realizar algunas llamadas pendientes, aprovechando que desde el mismo se podría vigilar a Naga. Cada cierto tiempo le dio chequeo por la ventana viendo como un nuevo montículo de tierra había aparecido en el patio (Korra cuando viniese seguro lo arreglaría con su tierra control) y como la blancuzca bestia estaba bajo la copa de un árbol, siendo rodeada por pequeños espíritus que la instaban a jugar con ellos. Naga jugueteaba dócilmente con los traviesos entes, al igual que lo hacía con Pabu.

—Es una ternura- suspiró Asami-una enorme y mortal ternura- agregó al ver como daba zarpazos juguetones a la distancia y dejaba una marca sin querer en el árbol.

La CEO continuó con sus llamadas por aproximadamente hora y media y luego fue a preparar el almuerzo para ella y Naga.

Dada su falta de pericia al cocinar (Korra normalmente lo hacía o pedían comida para llevar), lo hizo de forma lenta demorándose más de lo necesario, pero terminando igual a la hora del almuerzo. Sirvió su comida, trajo la de Naga siguiendo el mismo protocolo de la mañana (pero esta vez sin regarla) y una vez estando todo preparado escuchó justo el timbre de la puerta.

—Eres muy puntual, chica, justo te iba a llamar. -Exclamó la CEO dejándola entrar y cerrando la puerta a su paso. Vamos, ya el almuerzo está servido.

Ambas comieron sus respectivos alimentos sin incidentes y una vez que Asami recogió y lavó todo, volvió a la sala donde encontró a Naga acostada, pero con la cabeza en alto, esperándola.

—Muy bien chica, descansemos la comida un momento, pero de allí nada de pereza; el clima está lindo, así que saldremos las dos.

Asami prendió la radio para relajarse y leer un poco más mientras Naga Jugaba con un hueso de juguete que su mejor amiga le había comprado. Tras unas cuantas canciones que les permitieron bajar la comida, se desperezó y apagó la caja musical. Cogió un bolso con el logo de su empresa y metió un paquetito con bocadillos de carne seca de nutria koala, dos botellas con agua, pañitos húmedos y un frisbee; acto seguido se dirigió nuevamente a la Sala encontrándose con la gran mamífera sacando la lengua ansiosa por salir, casi parecía estar sonriendo.

—Veo que alguien está animada -la cola de Naga respondía por ella, agitándose de un lado al otro- Hoy solo estaremos por los terrenos de la mansión, pero si te portas bien podremos ir mañana al parque Avatar Korra. ¿De acuerdo?

Naga ladró como respuesta y aunque asustó un poco a Asami, esta sonrió al saber que la enorme mascota estaba de acuerdo.

Ambas chicas salieron, Asami abrió su garaje, cogió el modelo más reciente de moto que había creado, se colocó el casco y la encendió haciéndola retumbar.

Lejos de asustar el sonido a Naga, la animó más. Una de las pocas cosas que ambas compartían era la adicción a la velocidad y ya en veces anteriores habían hecho carreras (Con Korra montando a Naga, obviamente) para ver quien podría ganar.

—Esta es una nueva moto, Naga, no me ganarás como la otra vez -se jactó de forma juguetona la CEO- A la cuenta de tres iremos al mismo punto de la otra vez -señaló a lo lejos una bandera que Korra había puesto meses antes como meta, justo al inicio del campo de Rosas de fuego - Uno… dos… ¡Tres!

Un ladrido y el retumbar del escape de la moto llenó el aire mientras ambas avanzaban velozmente hacia la meta. Normalmente una moto sería más rápida (especialmente esta última que había creado), pero en ese terreno de césped, subidas y bajadas, la tracción de las patas de Naga le daba gran ventaja.

Tras unos minutos, ambas llegaron al objetivo a la vez.

—¡Eso estuvo genial! -Mencionó muy animada la CEO mientras la jadeante perra parecía increíblemente feliz -Fue empate, lo hicimos muy bien chica -elogió la mujer mientras varios espíritus aparecían a su alrededor saltando alegremente celebrándolas a las dos. - ¿Quieres jugar más?

La perra blanca comenzó a dar saltos alegres, que Asami tomó como un Sí; aunque el movimiento ligero de la tierra ante el choque del peso de Naga la perturbaba un poco, no podía negar que la estaba pasando bien.

Sacó el frisbee y comenzó a lanzarlo, lo más lejos que pudo, viendo como Naga corría entre las flores para atraparlo, y regresaba alegremente con el disco en las fauces a devolvérselo para que lo volviera a lanzar.

Al principio había optado por, cada ve que Naga traía el disco, limpiarse las manos de la saliva del perro, con los pañitos húmedos, tras arrojarlo; después de todo, aunque era muy lindo el juego, resultaba algo desagradable la sensación de humedad en el platillo al recibirlo del hocico de Naga. Sin embargo, sin darse cuenta, llegó a un punto en que no le importó y siguió sin limpiarse jugando con Naga, sonriendo, viéndola correr, sentándose y esperándola con los espíritus a su alrededor y algunos sentados en su regazo jugueteando con ella también. Cuando se dio cuenta de su cambio, se encogió de hombros pensando que ya cuando se cansaran los usaría para limpiarse y limpiar el disco antes de guardarlo.

Repitió la tarea tantas veces que perdió la cuenta y solo paró cuando Naga, ya notablemente cansada se acostó prácticamente a su lado.

Se estremeció un poco ante la cercanía… pero sería que el ambiente, tan lindo, las flores por doquier, los espíritus ahora tranquilos igualmente descansando y el día con un cielo lleno de esponjosas nubes y fresco viento, hicieron que se relajara de inmediato ante el contacto cercano con el can cansado.

Tomó aire y con una mano temblorosa comenzó a acariciar la cabeza del animal, viendo como esta se movía levemente colocándola en su propio regazo.

Era cálida, pesada pero no demasiado, sentía incluso la respiración de aquel majestuoso ser. La inquietaba, pero en realidad no le desagradaba.

Quizás esto era lo que necesitaba. Acercarse sola a Naga, bajo sus propios términos y tiempos. Sonrió pensando en que Korra estaría encantada de verlas así.

Pasaron otro tiempo más en esa situación, sin embargo, cuando la can pereció inquietarse y querer acercarse aún más la CEO paró sus caricias y la instó a sacar su cabeza de las piernas.

—C-creo que fue suficiente descanso… Vamos a darte el agua y los bocadillos.

Asami sacó la botella, la abrió y se maldito por no haber traído un plato para poner el agua de la mascota; sin embargo, esta la sorprendió haciendo inclinando la cabeza hacia arriba y abriendo el hocico para que la CEO vertiera el agua.

La mujer tragó grueso, daba un maldito miedo ver tan de cerca esas grandes fauces de dientes afilados que prácticamente le podían arrancar un brazo…. No obstante, mantuvo la calma y respirando hondo no dejó que el miedo la dominara. Vertió con cuidado el agua en el hocico de Naga, cual cascada, y esta al ya no sentir que caía nada, simplemente cerró el hocico tragando y reposó la cabeza tranquilamente en la hierba, descansando.

Asami suspiró contenta de mantener sus extremidades intactas y a la vez avergonzada de pensar mal y desconfiar de la mascota del Avatar… parecía un retroceso después de estar avanzando… pero no se dejó desanimar. Era un paso a paso.

—Buena chica- Sacó los bocadillos y los arrojó frente a Naga, la cual no perdió tiempo en comerlos. No sé qué hora es, pero ya está oscureciendo, volvamos a casa.

La pelinegra se levantó, sacudió el césped de sus pantalones y volvió a su moto emprendiendo el camino seguida por Naga, esta vez ambas a una velocidad moderada, sin competencia alguna.

Cuando llegaron Naga fue a su área especial y Asami ingresó a la mansión para guardar lo que había llevado y darse un buen baño. Tras descansar un poco se hizo un emparedado y sirvió la comida y agua de Naga para la cena.

Justo a tiempo la perra oso polar tocó el timbre con su húmeda nariz y ambas fueron a cenar juntas. Tras la comida, la limpieza y el debido periodo de reposo en la sala con Naga jugando con sus juguetes y Asami leyendo y escuchando música, dio la hora de dormir. Asami comenzó a indicarle a Naga que era tiempo de descansar, y esta no pareciendo muy animada, se dejó guiar hasta la estancia fría donde solía dormir.

—Buenas noches, Naga- Indicó Asami, dándole un par de palmaditas torpes en la cabeza- nos vemos mañana, sueña bonito.

La perra oso polar la observó, con una mirada de cachorra de esos grandes y profundos ojos negros, mientras Asami lentamente cerraba la puerta del cuarto aclimatado.

La CEO se fue extrañada, Naga había parecido feliz hasta antes de irse a dormir… “Quizás solo es cansancio, después de todo jugó mucho hoy”, pensó. Sin darle mayor importancia al asunto, por su propio cansancio, cerró bien la mansión y se encerró en su cuarto para arrojarse a la cama.

El día no había sido tan malo como en un inicio lo había pensado, de hecho, creía haberlo hecho muy bien para ser la primera vez cuidando sola a la gran mamífera.

Con la conciencia tranquila por una buena labor y pese a aún extrañar el calor de su pareja a su lado, se dejó llevar en los brazos de Morfeo hacia el mundo de los sueños.

Si las cosas seguían igual de bien que el día de mañana, la semana pasaría volando.

Chapter 4: Martes: Botas

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Martes: Botas

Un sonido espectral sacó a Asami de su agradable sueño con cierta castaña ojiazul en baby doll. Se sentó, dejó la blusa de Korra que estaba abrazando y restregó los ojos para tratar de espantar el sueño fijándose que eran las 03:00am… La hora que Bolin decía era cuando los espíritus malignos entraban a tu alcoba y se robaban tu alma… y tus galletas de col rizadas… pero que va, esos eran mitos, puros cuentos para asustar niños.

Sin embargo, al escuchar nuevamente el sonido extraño, toda la piel de porcelana de la CEO se erizó.

—Calma Asami, eres una mujer de ciencia, así que busca la causa factible que produzca ese ruido y no caigas en temores irracionales. -se retó a sí misma y comenzó a analizar de dónde venía aquel espeluznante sonido- ¿Será el viento contra las copas de los árboles? ¿El ulular-maullido gatos-búho? ¿Espíritus normales sin tendencias malignas o cleptómanas? No, eso era más como un… un…

“AUUUUUUUU….”

—Sí, definitivamente es un aullido… ¿Qué le pasará?

El sueño se espantó definitivamente ante la preocupación; Asami se puso las pantuflas y bajó las escaleras, dirigiéndose rápidamente a la estancia de Naga y cuando abrió la puerta encontró una visión que le partió el corazón.

La perro-oso polar estaba hecha bolita, lloriqueando y gimoteando mientras entre sus patas delanteras tenía abrazada una de las botas de Korra (Que sabrá Raava de dónde la habría sacado). Entre aquellos quejidos lastimeros, la mascota soltaba aullidos de desconsolados que acongojaban aún más el corazón de la ingeniera.

“La bebé gigante extraña a su mamá…” – pensó Asami, mientras se acercaba a la bestia blanca para calmarla.

—Shh, shh, shh… tranquila linda, ya estoy aquí… ¿qué pasa bonita? -susurró, acercándose lentamente a la cabeza blancuzca y acuclillándose frente a ella.

Naga levantó su mirada, los grandes ojos negros reflejaban la luz de la luna que entraba por la ventana. La mascota gimoteó y movió un poco sus patas, como mostrando la bota que tenía en fuerte agarre, sin mostrar indicios de querer soltarla.

—Hmm… ya veo… -contestó Asami a su respuesta silente- ¿Sabes? Yo también la extraño mucho, pero ella volverá pronto, solo estará fuera por una semana y cuando regrese de seguro te traerá algo muy rico o algún juguete…

Naga gimoteó nuevamente, como diciendo que aún los obsequios no compensan la ausencia de los mimos de su ama. Sorprendentemente para Asami, leer a Naga era como leer a la mismísima Korra.

—Lo sé, yo también cambiaría cualquier cosa por tenerla aquí… pero es el avatar, tiene trabajo que hacer… -al escuchar nuevamente el lloriqueo de la canina, Asami suspiró y se sentó, comenzando a acariciar la mullida cabeza- Lo sé, niña… ya sé, te acompañaré un momento para que te duermas tranquila. Debes recobrar fuerza, más tarde nos divertiremos en el parque Avatar Korra, un día más es un día menos para que nuestra amada Avatar regrese. Así que descansa… ¿Sí bebé gigante?

Naga cerró los ojos y se dejó envolver por las tiernas caricias de la pelinegra, no eran como las de la castaña, pero se sentían igualmente agradables cuando la mujer se relajaba y no mostraba tensión a su alrededor.

Por su parte Asami estaba demasiado cansada y enternecida como para dejarse apabullar por temores. Naga era, además de linda y mortal, fácil de comprender y de querer… igual que su novia. Además, tenía algo en común con ella, ambas querían demasiado al avatar y su ausencia les pesaba en el alma… por eso, por empatía, lo menos que podía hacer por la mascota era brindarle consuelo hasta que se durmiese ¿No?... pero eso nunca sucedió.

No sabía cuánto tiempo había pasado ya, pero cada vez que pensaba que Naga se había dormido y se disponía a marcharse, la bestia gemía con pesar por anticipar la soledad, tanto fue así que Asami comenzó a cabecear y a ver deliciosamente cómodo el costado mullido de la bestia para usar como almohada… pero dormirse en la estancia helada de la perra-oso polar solo le traería un resfriado. Derrotada finalmente suspiró.

—Chica, no sacamos nada así, ni tu ni yo dormimos. Acordemos algo, Vendrás conmigo al cuarto a dormir… pero te tienes que portar bien ¿De acuerdo?

Ante lo escuchado y viendo a la CEO levantarse y haciendo un ademán para que la siguiera, la bestia se animó y comenzó a mover la cola con felicidad. Comenzó a seguir a Asami, pero se detuvo y volvió sobre sus pasos.

La ojiverde, estando ya en la puerta de la estancia, enarcó una ceja con confusión; no obstante, pronto sonrió al ver que en su hocico la mascota traía la bota de su ama.

—Buena decisión chica. Y si te soy sincera, yo duermo con una blusa de ella.

Ambas salieron de la estancia y caminaron despacio rumbo al cuarto. Al llegar, Naga tomó viada para ir a la cama, pero se detuvo ante el carraspeo de la CEO.

—No abuses chica. -Mencionó con voz firme y una ceja enarcada. Casi se ríe ante el bufido de la gran mascota que se acurrucó a los pies de la cama y no encima de esta como había sido su intención inicial. Si se esforzaba podría ver la “expresión de puchero” reflejada en el rostro del perro. – Eso está mucho mejor…

Asami se acercó por el otro lado de la cama y se acurrucó en su lugar, pero al ver el lado de Korra vacío y a Naga al lado de este, decidió moverse. Quizás fuese el hecho de que el reloj indicaba que eran las 04:00 am y su cerebro no estaba funcionando al cien por ciento, pero necesitaba transmitirle a la guía espiritual de su amada que todo estaba bien, y que ella estaba allí, que era querida y sería cuidada con gran afecto mientras Korra no estaba porque en ella también tenía una familia.

No es que no temiera, una pequeña parte de su cerebro aún pensaba en las posibilidades de que esas fauces se comieran su mano entera… pero… ¿Cómo no sentir empatía y cariño con a tan noble ser?

Asami estiró la mano para alcanzar el lomo de la bestia que estaba a su lado en el suelo, al contacto la perro-oso polar se removió acercándose más a la caricia y dando un sonido de gusto.

—Buenas noches Naga, descansa.

Pronto ambas cayeron en un profundo sueño, conectadas por una delicada caricia y por estar abrazadas a una prenda de la persona que más querían.


 

Pese a la interrupción fue una agradable noche. Asami se despertó cuando un rayo de sol golpeó su rostro y se desperezó elegantemente. Aun acostada y negándose a abrir sus verdes orbes, se puso a meditar sobre las últimas horas de sueño. Extrañó a Korra, soñó con ella, pero extrañamente tener a Naga con ella hizo todo mucho más fácil. Que linda era la gran bola de pelos cuando se le daba la oportunidad, quien sabe, quizás cuando su novia regrese dejarían a la mascota algunas veces dormir en la alcoba ya que se había portado tan bien…

Sin embargo, un sonido hizo a Asami abrir los ojos como platos y sentarse rápidamente en la cama.

—¿Naga?

Vio a su lado y la bestia ya no estaba por lo que se puso enseguida las pantuflas y se acercó a la fuente del sonido.

—¡Naga! ¡Nooooo! ¡Esas son mis favoritas! ¡Son de diseñador!

Ante ella, en la plena estancia de su amplio vestidor, la perra-oso polar yacía sentada con una de sus botas entre las patas, junto a la misteriosa bota robada del avatar, babeando ambas con su gran lengua.

Asami aguantó como una campeona el asco de ver una de sus botas cubierta del pegajoso líquido transparente; pudo más el enojo de haber confiado en el animal y que este aprovechara su descanso para hacer travesuras. 

Tras ver a su perruna acompañante, inocentemente ignorante de su estado fúrico, se palmeó el rostro. Esto no se iba a quedar así.

—Oh chica, estás en problemas…

Naga finalmente dejó de olisquear, lamer y levemente mordisquear la bota cuando sintió la energía enojada provenir de Asami; sin embargo, sus ojos de cachorro no la iban a ayudar en esta ocasión.


 

Asami suspiró al escuchar los lamentos de la perra-oso polar… otra vez.

Asami había regañado a Naga, indicándole que eso no se hacía, pero por más que intentó recuperar su calzado, la canina estaba empecinada a quedárselo. Nunca se portó agresiva, no mostró los colmillos, ni gruño, simplemente lo abrazaba entre sus patas con la bota de Korra, o se alzaba en dos patas con ambos calzados en la boca para que Asami no lograra alcanzarla.

Asustada de igual manera por el gran tamaño de la bestia y cansada de intentar quitarle un zapato a un muro de músculo y pelos blancos, finalmente se dio por vencida y se la regaló… De todas maneras, ya estaba arruinada.

Por “luto” guardó el par del calzado ultrajado y volvió a su actitud seria con la bestia. Por mucho que Naga fuese imponente, por lo visto la CEO lo era más, porque al sentirla nuevamente enojada, gimoteó como cachorra.

“Oh no señorita, en esta casa hay reglas y si no se cumplen hay castigos. Si el avatar no se salva, tú tampoco”- le había dicho a la bestia, y tras eso le había indicado que como castigo no habría salida al parque Avatar, ni jugaría con ella en los terrenos de la mansión y mucho menos dormiría allí nuevamente.

“Muy lista para entender un castigo, pero no para saber que no debe hacer eso con los zapatos… igual que su dueña, entiende lo que le conviene”- pensó mientras escuchaba otro gimoteo de la mascota durante la cena.

Asami fue fiel a su palabra, no había llevado a Naga al parque ni había jugado con ella. Claro que le había dado agua y sus comidas, le había permitido salir a hacer sus necesidades; pensó que allí la mascota aprovecharía a irse a jugar y correr… pero no, la cánida se había quedado quieta con un aire de culpabilidad a su alrededor, gimoteando y viéndola con esos grandes ojos de cachorra como un ruego de ser perdonada…

La ojiverde había sido fuerte, se había concentrado en otras cosas… papeleo del trabajo traído a casa, llamadas telefónicas, lectura, radio, cocina… pero Naga era una fuerte adversaria.

Cuando llegó el momento de ir a dormir, fue el punto de ruptura de Asami.

Al momento de abrir la puerta de la estancia fría de Naga para que entrara, esta entró cabizbaja, llevando fielmente ambas botas robadas (Que ahora que lo veía una era izquierda y la otra derecha, irónicamente haciendo un par) mientras lloriqueaba. Asami no resistió más, no podía dejar a esa carita tierna sola toda la noche… Ya había sufrido lo suficiente ¿No? Había aprendido la lección ¿Verdad? Era justo levantarle el castigo… al menos a medias… Además, si era sincera, extrañaba menos a Korra cuando Naga estaba cerca, por lo que era un beneficio para ambas.

—Está bien niña, puedes venir a dormir de nuevo conmigo… -al escucharla, Naga se animó de inmediato, dejó sus botas en el suelo y comenzó a dar saltos Asami se estremeció, pero no pudo evitar sonreír al ver al lindo animal alegre de nuevo- Pero no te equivoques niña, aún sigues castigada. Solo cuando demuestres que te puedes portar bien, serás merecedora de una salida al parque Avatar Korra… ¿Trato?

Asami extendió su mano, en un gesto inconsciente de negocios y cada uno de sus vellos se erizó cuando Naga lamió su mano para sellar el trato.

—Supongo que es un trato… -susurró Asami, limpiando la baba en su traje- Vamos niña, a dormir…  -al ver que la bestia no se movía y veía sus botas robadas, la CEO volteó los ojos y tratando de contener una sonrisa, añadió- sí Naga, puedes traer tus botas.

La canina ladró de felicidad, recogió el calzado y salió alegremente de la estancia. Inesperadamente aquel ladrido no asustó tanto a Asami como otras veces, de hecho, después de ver a Naga tan deprimida todo el día, le pareció un sonido bello para ser escuchado… ¿Eso es lo que el Avatar sentía siempre cuando escuchaba ladrar a su mascota? ¿La felicidad por saber bien a un ser tan querido?

Se durmió pensando en ello, en la misma posición de la noche anterior; lo que no sabía es que, en medio de la madrugada, la bestia albina acercaría su cabeza para descansarla en la cama y ella gustosamente la abrazaría para sentir su calor.

Dicha noche soñó que estaba en una cita con Korra, entre nubes de algodón.

 

 

Chapter 5: Miércoles: Responsabilidades laborales

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Miércoles: Responsabilidades laborales

Asami se sentía durmiendo en una nube, ni los rayos de sol inoportunos la obligarían a despertarse de ese cómodo calor y textura a la cual estaba abrazada… por desgracia el teléfono sí la haría separarse de su estado de relajación máxima.

Al abrir los ojos se impresionó de saber a qué era lo que estaba aferrada... o mas bien a quien. La cabeza de Naga estaba entre sus manos, su rostro tierno y dormido era adorable… algo temible por ciertas partes de colmillos que sobresalían… pero sin duda ganaba lo adorable. Su corazón no se atemorizó, sino que se enterneció.

La ojiverde sonrió y dio un par de caricias a la cabeza mullida mientras se separaba de ella y contestaba el teléfono de la mesita de noche, no quería que el sonido despertara a Naga… aunque algo le decía que la chica tenía el sueño tan pesado como su novia.

—Sato al habla… Oh Yoshi, dime que sucede…

El anterior estado de paz de Asami, reflejado en su rostro, cambió a un ceño fruncido. Su secretaria le había informado de un inconveniente con unos contratos y un problema con unos planos que necesitaban su aprobación. Aunque estaba de vacaciones, sabía que no podía dejar eso a la deriva, sino se retrasarían algunas entregas y ensamblajes importantes.

—Disculpe señorita Sato, sé que está con sus días libres, pero…

—No, tranquila, hiciste bien en llamarme. Estaré allí en dos horas.

Acto seguido ambas partes se despidieron de la llamada. Asami, tras colgar el teléfono suspiró.

Estaba en un dilema… ¿Qué hacer con Naga? Korra había dicho que si necesitaba ayuda podía ir a la Isla del Templo Aire a por Kya o Pema… pero el orgullo de Asami la hacía sentir que eso sería como rendirse… Y Asami Sato no se rendía.

Tomó una gran bocanada de aire en sus pulmones y agarró nuevamente a Naga.

—Hey Naga… Naga… -la mascota al sentirse llamada y movida por alguien, abrió sus orbes negros y miró de forma perezosa a la mujer que acunaba su cabeza- Después de desayunar y arreglarnos nos espera un gran día, es tu oportunidad de hacer puntos para levantarte el castigo y llevarte al parque así que vamos chica.

La cola de Naga se movió de un lado al otro y Asami sonrió, esperando todo fuese viento en popa el día de hoy.


 

—Considerando las cosas… todo pudo ser peor… -se animó a sí misma, Asami, volviendo finalmente a su casa, con Naga pisando sus talones. – Técnicamente hice lo que tenía que hacer… Ya no hay inconvenientes con contratos o maquinas… solo debo comprarle un par de zapatos nuevos a mi secretaria por los que le mordiste hasta destrozarlos… ¿En serio esos no te bastaban con babearlos?... Hmmm, también debo mandar a comprar dos nuevos bebederos para el séptimo piso… pedir que aspiren la alfombra del cuarto y noveno piso… limpiar y volver a tapizar el nuevo modelo de asientos de Satomovil donde dejaste tus grandes “regalitos”… mandar a arreglar el ascensor… ese fue mi error por no considerar el peso máximo, costó mucho salir de allí… y quizás pagarle un bono extra al personal de cocina por su batalla… ¿En serio no te da vergüenza haberte comido todas las ollas de estofado de foca-frailecillo y dejar a todos comiendo tofu? Hiciste llorar al chef, ese platillo era su orgullo.

El eructo de Naga fue toda la respuesta que necesitaba.

Asami hizo cara de asco mientras sacudía su mano y dejaba en la mesa de la sala su maletín de trabajo.

—Digna hija de Korra -suspiró mientras se dirigía a prepararles la cena; sin embargo, cuando abrió a la puerta de la alacena donde guardaba la comida de Naga, lo pensó bien- ¿Sabes niña? Ya comiste mucho, no creo que debas comer más.

Naga que la escuchó desde el comedor, gimoteó y Asami regresó sobre sus pasos para encararla.

—Eso debiste haber pensado antes de comer el alimento del día para toda una empresa-escuchó otro gimoteo, pero la desestimó con una mano- Ahora ve a la sala a descansar mientras yo sí me preparo algo porque no he comido… no me gusta el tofu.

Enojada y dándole un colazo en la cara, Naga se retiró y Asami volteó los ojos.

—Si así será tener hijos, le diré a Korra que pensemos muy bien en eso de la adopción.

Mientras Asami se preparaba algo rápido, analizaba el día. Si bien sabía que objetivamente todo hubiese sido mejor si hubiera dejado a Naga con Pema y Kya… tampoco fue un total desastre. Naga fue un encanto, una brisa fresca en la empresa que le hizo pensar a Asami en que sería bueno designar algún día para traer mascotas (Con ciertas reglas, claro está). La gente amó a la perra oso polar, incluso con todos los desastres voluntarios o involuntarios que generó. La cánida seguía sin ganar los puntos necesarios para ir al parque… pero supuso que hoy tuvo su buena racha de diversión si por como parecía sonreír y mover la cola en el trabajo era una señal. Se sintió culpable y sacó unas cuantas recompensas para que comiera Naga, así no se quedaría con ganas de cenar, pero a la vez sería un alimento ligero, lo que menos quería era que el animal se enfermase en ausencia de Korra.

Cuando ambas comieron y Naga finalmente la perdonó por el insultante hecho de casi dejarla sin cena, Asami se cambió y ambas se acostaron a dormir después de aquel agitado día.

Naga no perdió el tiempo y puso su cabeza en la cama; Asami iba a regañarla, pero sería una hipócrita al decir que no se sintió cómoda… por lo que simplemente se encogió de hombros y se abrazó al suave pelaje de la bestia albina.

Ambas cayeron en el reino de Morfeo, plácidamente.

Chapter 6: Jueves: Veterinaria

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Jueves:  Veterinaria

—¡Mierda, mierda, mierda!... contesten por favor… que conteste alguien…

—Isla del Templo Aire ¿En qué puedo ayudarle?

—¡Pema, por Raava! ¿Eres tú?

—¡Oh! ¡Hola Asami! ¿Cómo estás, cariño…?

—Pema, disculpa, ¿Está Kya por allí?

—Ella iba a salir con Lin, pero creo que todavía no se ha ido…

—Magnífico, dile por favor que venga de urgencia a la mansión. Si es necesario que Lin la traiga volando con los cables de metal, que lo haga, ¡Pero que se apresure por favor!

—¡Espíritus! ¿Estás bien, Asami?

—Luego te explico, pero es urgente ¡Por favor ve a buscarla!

—¡Rauda y veloz como el aire!

Acto seguido Asami escuchó el típico sonido de la línea cortada. Colgó el teléfono y se mordió el labio mientras con preocupación volvía a aquella habitación donde por su descuido se había desatado la desgracia.

Sí, ella estaba bien… pero lastimosamente su peluda compañera no parecía tener el mejor día de su vida y eso la preocupaba.

Todo comenzó hace una media hora, a las 8:30 de la mañana…


 

-Flashback-

Se había despertado un poco tarde, supuso que por el cansancio de la jornada de ayer no había escuchado el despertador que previamente había puesto; sin embargo, estuvo satisfecha de que el sentido de la responsabilidad con su peluda hija, así sea un poquito pasada de la hora, la había sacado del plano onírico para traerla a la realidad…

Una realidad vacía, sin la presencia de Naga.

Pensando que la mascota estaba nuevamente ensañándose con su calzado, fue al vestidor… pero no estaba allí y se fijó que su “par dispar” de botas babeadas había quedado al pie de la cama, abandonadas.

Extrañada de que la cánida dejara sus improvisados (e inesperados) juguetes favoritos, comenzó a salir de la habitación y a avanzar por el pasillo, cavilando dónde estaría la mamífera, hasta que un quejido la sacó de sus pensamientos.

Era un gemido lastimero, uno que denotaba dolor.

Bajó corriendo las escaleras, como irónicamente tantas veces había instado a su pareja a que no lo hiciera, y trató de rastreas de dónde venía el sonido.

No provenía del recibidor ni de la sala…

En el comedor se escuchaba mejor pero tampoco estaba allí…

En la cocina se escuchaba más pero aún no la veía… solo debía seguirlo un poco más… parecía provenir del cuarto de almacenamiento de víveres, pero eso era extraño porque ella lo había dejado cerrado…

No…

No, No, No

¡Mierda!

Se había olvidado de cerrarla ayer, tras decidir no darle una cena debida a Naga por sus travesuras en la cocina de Industrias futuro.

Sus sospechas se confirmaron al encontrarla en aquel cuarto, panza arriba, gimiendo de dolor mientras restos de fundas de alimento rotas y de comida yacían regados a su alrededor.

Intentó hacer que se pusiera de pie, pero la acongojada bestia no se levantó; por lo que procedió consolarla con caricias y palabras tranquilizadoras. Sin embargo, aunque ayudaron a calmar al animal, era visible para cualquiera que este aún tenía dolor.

Su cuerpo y mente a estas alturas se habían olvidado por completo la incomodidad que había sentido meses e incluso un par de días atrás alrededor del animal; ahora la abrazaba y acariciaba tratando de transmitir cariño y seguridad, queriendo hacerla sentir que era tan importante para ella como lo era para Korra…

—Oh, Korra…

¡Korra la mataría!… okey tal vez no, su ojiazul la amaba mucho para hacer eso…

¡Pero estaría furiosa, triste y decepcionada!

Aunque quizás no más decepcionada que lo que de sí misma estaba.

Naga era su responsabilidad, Naga era parte de su familia.

Amaba a Naga y no quería que siguiera sufriendo más.

Salió de su estupor y se disculpó con la gran mascota para ir a por el teléfono, pero estando asustada y no queriendo quedarse sola, Naga intentó retenerla con una pata. Muy diferente a días atrás, Asami no se erizó por la enorme extremidad de filosas garras, mas bien la tomó entre sus manos y besó el mullido dorso de la misma.

—Tranquila bebé, volveré pronto, solo iré a pedir ayuda ¿De acuerdo? Espera un poco, sé valiente y confía en mí, volveré.

Lloriqueando un poco, pero pareciendo entender, Naga la dejó ir y Asami corrió hacia el teléfono de la sala, tomando de antemano el papel con el número de la Veterinaria que Korra había dejado. No obstante, para su desgracia, nadie contestó a sus 10 llamadas seguidas.

—Es muy temprano, aún no deben estar trabajando…-murmuró la CEO.

Tras pensar rápidamente, como solía hacerlo en situaciones de estrés, decidió que la siguiente mejor ayuda que podría obtener era la de algún maestro agua… más exactamente de una en particular que era amiga desde hace ya algún tiempo y que era muy buena sanando.

-Fin del Flashback-


 

Tras aproximadamente 20 minutos de espera con ella consolando a Naga en el suelo, Asami vio entrar al cuarto de almacenamiento de víveres a unas angustiadas Kya y Lin.

La verdad sea dicha, en primera instancia se asustó. Por la premura de la situación se había olvidado completamente de dejar la puerta entreabierta o decirle a Pema en qué parte de la amplia mansión estaría… todo por llegar pronto a Naga y que no se sintiera aún peor por la soledad. Sin embargo, la sorpresa fue opacada por la alegría de verlas al fin.

—Kya, Lin ¡Gracias por venir tan pronto! - exclamó la pelinegra, mientras hacía ademanes para que ambas mujeres se acercaran.

—Por el amor de Raava ¿Qué le pasó? -preguntó la sanadora, haciendo a un lado con el pie un poco del pienso del suelo para poder hincarse frente a la joven mujer y a la bestia albina. Una parte de ella estaba aliviada de ver a Asami sana y salva, pero los lloriqueos de la perra oso polar eran angustiantes.

—¿Y por qué aquí luce como si hubiera estallado una bomba alimenticia? - Lin, enarcando una ceja ante el desastre de comida canina y otros alimentos más mordisqueados y parcialmente comidos. - Además si no fuera por los sonidos del perro y por mi sentido sísmico no sabríamos donde siquiera encontrarte en con todos los cuartos que hay aquí.

—Lo siento por eso, pero Naga se comió como 5 fundas de alimentos y también varios alimentos de Korra y míos; ha estado con muchos dolores… y la veterinaria no me contestaba y... y… ¡Todo esto es mi maldita culpa! Me olvidé de dejar cerrada la despensa… Korra me lo dijo y yo soy tan estúpida…

—Tranquila querida, vamos, respira… respira… eso… -Calmó Kya a la mujer más joven que estaba entrando en crisis mientras las lágrimas salían como torrentes de sus ojos. Cuando esta estuvo un poco menos exaltada, continuó- Eres un genio Asami, pero un error y un olvido lo comete cualquiera. Podemos solucionarlo ¿Vale? -al ver un ligero asentimiento de la ojiverde, sonrió- Bien, debe una fuerte indigestión… Debemos llevarla con el veterinario, pero primero trataré de calmar su dolor con agua control. ¿Puede pararse?

—No creo. He intentado que lo haga, pero al parecer está demasiado incómoda como para poder caminar.

—Entiendo, espérenme aquí que ya vuelvo.

Mientras la maestra agua salía de la habitación, Lin suspiró.

Secretamente se había asustado de que hubiese ocurrido otra tragedia como lo que sucedió hace años con la mamá de Asami. La joven Sato no lo recordaba, pero ella había estado allí para supervisar el peritaje forense cuando los Maestros agua bomberos apagaron el fuego y descubrieron que el incidente era producto de un atentado relacionado a las triadas.

Aquel fue uno de los primeros casos bajo su administración tras la salida definitiva de Toph… sin duda una noche terrible porque ver a aquella pequeña, con quemaduras, llorando desconsoladamente por la pérdida de su madre y queriendo aferrarse al cuerpo calcinado que habían metido en una lona…había sido una imagen tan fuerte que nunca la podría olvidar.

Por ello estaba aliviada de verla bien, de saberla a salvo, pero eso no significaba que menospreciara la salud del animal. Si bien no era una mujer de mascotas, sabía que esta tenía un vínculo espiritual importante con el Avatar; además Naga solía portarse bien a su alrededor y por ello tenía escondido un tarro de premios en su oficina para darle en secreto cuando ella y Korra venían por alguna misión (y anónimamente también había repuesto el balón que hace tantos años le destruyó).

La policía vio de reojo a Asami, aun sollozando abrazada al can, por lo que decidió darles algo de privacidad y a la vez ayudar. Ubicó con la vista una escoba y acto seguido puso a barrer y a recoger los restos de comida y fundas mordisqueadas, concentrada en su labor hasta que la quebrada voz de la chica la sacó de su actividad.

—N-no tienes que hacer eso… -susurró entre sollozos la CEO.

—No tengo, quiero. -declaró Lin, observándola sin dar lugar a reproches.

—Gracias… - atinó a decir Asami, sintiendo que esta era la forma de la maestra metal de demostrar tanto preocupación como apoyo.

Al escuchar un ruido en la puerta ambas se giraron y vieron a Kya con una gran lavacara con agua. Lin dejó la escoba y se apresuró a ayudarla y colocarla a los pies de Naga, en una zona ya barrida, mientras su pareja se sentaba al lado del recipiente y comenzaba a maniobrar el agua.

—Muy bien Naga, ¡Manos a la obra!

Aunque quisiera, la mente de Asami estaba tan dispersa que no supo calcular cuánto tiempo transcurrió. La CEO solo pudo concentrar su mente en abrazar a su gran mascota, susurrarle palabras cálidas en la oreja, acariciarla y ver a la vez el hipnótico color luminiscente del agua sanadora que Kya aplicaba con sus manos sobre el estómago de Naga.

Tan embelesada estaba que no notó cuando la habitación quedó limpia del desastre del suelo y arreglados los estantes que ni siquiera se había fijado estaban volteados. Tampoco notó que los lloriqueos de dolor habían disminuido y que una voz le estaba hablando, solo la mano de Lin en su hombro la sacó de su trance.

—Hey niña, ya terminó.

—¿Terminó? ¿Naga ya está bien?  -preguntó la pelinegra, intentando espabilase.

Observó a la perra oso polar, lucía mucho más tranquila, en algún momento había dejado de estar panza arriba para acurrucarse de lado aún con la cabeza sobre el regazo de su segunda madre. Luego observó a Lin y finalmente a Kya para obtener una respuesta, esta última sonrió levemente y con cariño habló.

—De eso te estaba hablando, querida. He calmado su dolor y aunque está algo cansada ya debería estar mucho mejor del empacho que tuvo, pero…

—¿Pero qué…?

Como respuesta, en su periferia visual, Lin se acercó. Asami miró extrañada a la otra ojiverde que portaba un frasco de metal que decía “Galletas”.

—Ordenando encontré este frasco vacío… solo para confirmar… ¿Qué tipo de galletas guardan ustedes aquí?

—¿A qué te refieres? ¿Qué tipo de…? Oh no.


 

Tener de amiga a la Jefa de policía en verdad era una gran ayuda.

Una muestra de ello era ver a la propia Lin Beifong conduciendo como si Vaatu la estuviera persiguiendo, mientras abría paso con la sirena a todo volumen para que pudieran llegar más rápido a la veterinaria.

La pelinegra, mientras conducía veloz el auto adaptado que tenía para los casos en que querían transportar a Naga, pensó que de seguro se había levantado con el pie izquierdo. ¡Eso tenía que ser! ¡No había otra explicación para tanta mala suerte!

Para su mala suerte las galletas que guardaban en aquella maldita lata eran de chocolate, las favoritas de Korra y Asami.

Para su mala suerte la CEO no recordaba si la lata estaba con o sin galletas al momento en que Naga irrumpió en la cocina.

Aunque si era justa, no todo era malo…

Para su buena suerte la veterinaria ya había abierto y contestaron inmediatamente, indicando que trajeran a Naga sin hacerla esforzarse mucho.

Para su buena suerte, Naga pudo caminar sola al auto sin contratiempos.

Y para su buena suerte sus amigas habían estado para ayudarla en todo…

E incluso seguían estando con ella, ahora, mientras estaba en la sala de espera, pendientes de la respuesta de la veterinaria de Naga.

 

Cada minuto era una tortura para la joven. Korra había especificado que Naga no podía comer chocolate y por más que Asami se devanaba los sesos, no recordaba si el tarro había tenido galletas o no… De ser así tendrían que hacerle un lavado estomacal, pero eso la dejaría adolorida y no quería verla sufrir más…

—¿Señorita Sato y compañía?

Escuchar su nombre sacó a Asami de su esfuerzo mental por recordar. La Veterinaria estaba frente a ella con una algo cansada pero visiblemente feliz perra oso polar que se acercó a Asami y la lamió.

—Sí, dígame por favor que Naga está bien… -preguntó la CEO, abrazándose al mullido pelaje de su amiga.

—Sí, no se preocupe, la buena Naga está bien.

—¿Entonces no ingirió chocolate? -cuestionó Lin.

—No Jefa Beifong. Encontramos restos de unas cebollas y de nueces pero la parte de oso de Naga impide que estos alimentos sean tóxicos para ella. La única prohibición alimenticia para un perro oso polar es el chocolate y por suerte no lo consumió.

—¿Cómo sabe qué consumió? Yo no lo pude detectar… ¿Le hicieron el lavado estomacal? – preguntó Kya, algo preocupada, pues ella no pudo sentir eso a diferencia de si lo hubiese hecho en humanos.

—No señorita Kya, no hubo necesidad de ese nivel de invasión en el cuerpo del animal. Al igual que usted usamos agua control para ciertos tratamientos, solo que la de los veterinarios es especializada en animales. Debo admitir que el tratamiento que usted le dio fue casi perfecto, solo faltó ahondar un poco en la curación, pero es difícil por el grosor de las capas de grasa y pelo. Aún así, con práctica, usted sería una excelente veterinaria. -al ver que Naga se acercaba a lamer la cara de Kya, la veterinaria sonrió- Y al parecer ella piensa lo mismo.

—¿Entonces ya está bien la peluda?

—Sí Jefa Beifong, no tienen de qué preocuparse. Su reacción de ayudarla en un principio pero también de traerla fue adecuada, siempre es adecuado llevar a los animales con un especialista de forma rápida ante casos así.

Naga se acercó a Lin con intención de lamerla en agradecimiento, pero al ver la mirada amenazante de esta se conformó con empujarla levemente con la nariz, ganándose así una leve caricia de la avergonzada Jefa de policía… después de todo nadie debía enterarse que la cánida y ella ya estaban en buenos términos. Acto seguido la mascota volvió con su segunda madre y esta, sonriendo la abrazó con fuerza.

—Gracias… ¡En verdad muchas gracias! ¿Debe tener una dieta especial o algo?

—No. Solo por hoy en la noche dele de comer la mitad de lo que normalmente le dan, pero ya mañana todo normal y no se preocupe, que para eso estamos… y tú Naga, deja de ser tan glotona y obedece a tus mamás ¿De acuerdo?

La veterinaria recibió un ladrido de confirmación y tras darle a Asami una cartilla con un recordatorio para Korra sobre las siguientes vacunas de Naga, se marchó a atender a su siguiente paciente.

Asami pagó la cuenta con la secretaria del lugar y, tras despedirse, el perro y las tres mujeres salieron del lugar; todas visiblemente aliviadas de que esta travesía tuviese un buen final.

Tras ser escoltadas a casa y después de despedirse de las mujeres mayores, Asami y Naga entraron finalmente a la mansión, donde pasaron el resto del día. La pelinegra colmando de amor a su bebé peluda y la bestia albina contenta de ya sentirse mejor y de percibir que finalmente su segunda dueña le daba sin barreras de miedo todo su amor.

 

 

 

 

Notes:

¡Hola!

No soy Veterinaria, así que si algún/a asociado a dicha carrera lee esto y el conocimiento no es acertado, pido disculpas e insto a que recuerden que solo es ficción.

Saludos,

Le chat et l’abeille.

Chapter 7: Temor

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Temor

Despertó de su sueño con un agradable calor envolviéndola, acompañado de un delicioso aroma familiar y una suave piel, todos hermosos atributos que solo podían provenir de una persona en especial…de su novia y futura esposa… de su Korra.

No supo cuando llegó, pero estaba feliz de tenerla finalmente a su lado por lo que abrió los ojos para ver aquella sonrisa torcida que tanto adoraba y esos ojos de cielo con mirada benevolente que le robaban el aliento… sin embargo cuando por fin observó su rostro, sus alarmas saltaron.

Korra lucía molesta, sus dientes estaban apretados en una mueca de enojo con rasgos faciales tensos y ojos que en vez de ser reflejo de un cielo despejado parecían ahora encerrar el caos de una tormenta… una que por lo visto estaba dirigida a ella.

Cuando sintió los dedos de Korra afianzándose a sus caderas, recién se fijó que aún en su posición acostada, en la cama de ambas, el avatar la estaba sosteniendo firmemente y manteniéndola cerca, como para que no se escape; pero no pudo concentrarse en su posesivo agarre porque la voz de la morena llamó su atención.

—¡Te confié a Naga, a mi mejor amiga y casi la matas!

Asami sudó frío viendo cumplidos sus peores temores. Mentiría si no dijese que, por el resto del día anterior y aunque intentó mentalmente calmarse, su cerebro iba a las posibles reacciones que tendría Korra al enterarse lo que había pasado con Naga.

Ocultarlo estaba fuera de discusión, las mentiras estaban fuera de su relación…

pero el miedo a decir la verdad era abrumador.

¿Korra la dejaría por lo que sucedió?

Si bien la situación no pasó a mayores, igual se generó por un descuido suyo…

¿Se separarían porque no pudo cuidar a su guía espiritual adecuadamente?

¿La consideraría inepta? ¿Inadecuada de ser pareja del Avatar?

¿Incapaz de cuidar de los miembros de su incipiente familia y por ello no apta para el matrimonio ni para adoptar a futuro como lo habían conversado?

La fúrica castaña esta vez se posicionó encima de ella, a gatas sobre su cuerpo como tantas otras noches había sucedido en momentos de pasión… solo que esta vez el odio en su mirada era un claro indicio de la negativa tensión de la situación. Calmar la furia de dicha mirada es lo que finalmente hizo a Asami salir de su estupor.

—Y-yo lo siento Korra… fue un accidente, pero pudimos remediarlo. Amo a Naga, por fin nos hemos unido y estaré más atenta… por favor, perdóname….

La mirada furiosa de Korra amainó, tornándose mas bien pensativa y habló.

—Te perdonaré con una condición.

—¡¿Cuál?! Haré lo que sea…

—Déjame lamerte.

—Para obtener tu perdón… espera ¿Qué? ¿Qué dijiste?

Asami pensó que no escuchó bien al haber sido interrumpida por su novia mientras hablaba. “¿Korra quiere lamerme?... Sé que cuando regresa de algún viaje su líbido está al tope, pero nunca lo había pedido tan de frente…”

Sin embargo, los pensamientos eróticos que estaba teniendo acerca de la petición de su novia se vinieron abajo estrepitosamente cuando vio al Avatar abrir la boca y sacar la lengua. Así supo que su audición había sido correcta pero la forma de interpretar el pedido no.

—N-no Korra… q-qué haces… sabes que eso no me gusta… ¡Para, por favor!…

Sin embargo, ignorando olímpicamente el pánico de la mirada y voz de la CEO, la lengua babosa de Korra comenzó a acercarse peligrosamente a su rostro

Asami amaba las lamidas de Korra… ¡Pero en “otras” partes, no en la cara! ¡Y Korra lo sabía! No por nada a causa de una broma de lamida en la mejilla la había hecho dormir con Naga por un par de días… desde allí había sido lección aprendida para su pareja y no la había vuelto a molestar… Pero por otro lado esto era un ajuste de cuentas ¿No?... Si esto era necesario para que la perdone, en realidad era un precio razonable…

—Espera un momento… ¡¿Desde cuándo tu lengua es tan grande, Korra?!

Los ojos de la pelinegra se agrandaron al fijarse que la lengua de su novia era como 10 veces más grande… y ahora que la veía bien… ¡Su piel de caramelo se estaba tornando blanca y peluda!

—Déjese querer… -habló Korra, a medias, con la lengua babosa a pocos centímetros de Asami.

Una aterradora gota de saliva colgaba peligrosamente, cada vez más cerca, a punto de caer en el rostro de la CEO y…

—¡NOOOOO! ¡QUÉ ASCO!

De repente Asami, exaltada, se despertó del sueño más raro que hasta ahora había tenido… ¡Incluso más que aquel en el que Pabu era el nuevo presidente de Ciudad República! Su corazón latía estrepitosamente en el pecho, pero no tuvo tiempo para calmarse, pues una vez más una lengua pasó por su rostro…

—Qué rayos… ¿Naga?

Aturdida por su sueño no se había fijado que la perra oso polar estaba encima de ella, con las patas delanteras a los lados de su cuerpo para no aplastarla con su potente peso. La mascota dio un ladrido de confirmación ante su nombre y al ver finalmente despierta a su segunda madre, bajó su torso de la cama y se sentó a los pies de la misma.

La ojiverde finalmente tuvo el tiempo y el espacio para calmarse y poner en marcha los engranajes de su cerebro. Era obvio que lo que había tenido era una pesadilla y si tuviese que adivinar Naga había presentido que algo andaba mal y la había despertado, tal como Korra le había contado que hacía con ella cuando estuvieron en el sur por esos dos años y medio; por lo que, aunque no estaba precisamente contenta del método para despertarla y sentía el rostro desagradablemente mojado, no tenía el corazón para enojarse, pues de cierta manera Naga la había salvado y la cachorra crecida estaba educadamente sentada dándole su espacio y a la vez esperando un elogio por su acto.

—Gracias Naga -Susurró Asami, sentándose y dándole una sincera sonrisa mientras se estiraba a coger una caja de tisúes del velador. Naga dio un leve ladrido de gusto mientras movía la cola y se acomodó de tal manera en que su gran y peluda cabeza quedó en el regazo de la pelinegra, observando como esta, usando los tisués, se secaba la saliva canina con una mano y con la otra la comenzaba a acariciar detrás de la oreja. Mientras Asami hacía ambas acciones, retomó la palabra. -Me salvaste de una pesadilla horrible… Digo, imaginar a Korra con tu lengua fue perturbador, pero lo que en verdad me aterra es que se cumpla la parte en que Korra esté furiosa conmigo por lo que pasó contigo…

La bestia albina dio un gemido lastimero y Asami tiró los tisúes usados al tacho de basura junto al velador, para proceder a dejar la cajita en su lugar y con ambas manos acariciar al animal.

—Lo sé, sé que no fue adrede pero aún así me siento culpable. Tú estás a mi cargo y si Korra se molesta por lo sucedido y me quiere dejar… yo… yo no sé qué haré… Sí, sé que sueno fatalista; después de todo soy un ser autónomo y puedo vivir sin ella como lo hice en sus años de ausencia… pero el punto es que no quiero volver a hacerlo. Ella es mi familia ahora… ustedes lo son y las amo con todo el corazón.

Los ojos de la mujer comenzaron a arder y las lágrimas comenzaron a surgir de sus entristecidos orbes. Se sentía desconsolada ante la posibilidad de haber hecho algo imperdonable para su novia, además de muy decepcionada de haber puesto en peligro a aquel noble animal… pero repentinamente, su tristeza comenzó a amainar.

La cánida se había puesto nuevamente de pie y acercado su gran cabeza al hombro de la CEO mientras que una de sus zarpas delanteras, con una delicadeza impresionante para un animal tan fiero, la atrajo a una especie de abrazo alentador.

Korra tenía razón, Naga era asombrosa, un animal muy especial.

No solo entendía su idioma (Raava sabrá cómo), sino que también se lograba comunicar, si bien no con palabras, con acciones que denotaban la nobleza de su inmenso corazón.

Ese abrazo era reconfortantemente cálido y transmitía la seguridad que le hacía falta para confiar tanto en ella, como en Korra y en su relación en conjunto.

Korra no la dejaría por algo así, ella tenía un corazón muy grande y sabría ver que había sido un error y que estaba arrepentida por ello. Su novia la disculparía e incluso estaría orgullosa por haber aprendido de la situación, solventarían el problema y seguirían juntas con su amoroso proyecto de vida… por supuesto, con la linda Naga incluida.

—Tienes razón, gracias Naga, esto es justo lo que necesitaba. Eres una buena niña. -susurró gustosa Asami, mientras se abrazaba al mullido pelaje de su amiga.

La enorme mascota dio un sonido de felicidad y se alejó lo suficiente para lamer otra vez a la CEO.

—Sí, definitivamente aún debo acostumbrarme a esto…- exclamó, con un tic en el ojo al sentir su rostro nuevamente babeado. No se quejó y simplemente suspiró y sonrió con resignación mientras daba unas cuantas palmaditas a la blanca cabeza que estaba ahora frente a ella y que la miraba con alegría. - A todo esto… ¿Qué hora es, niña?

La mujer observó el reloj de la mesita de noche. Por suerte recién eran las 4 de la mañana, así que aún quedaban un par de horas para que ambas descansaran. Consideró levantarse para lavarse las manos y la cara, pero la gran bebé peluda que tenían por mascota, al verla ya feliz y calmada, se había vuelto a acurrucar en el suelo, dejando su cabeza en la posición perfecta sobre la cama para que Asami la abrace y dándole ligeros empujones exigentes con la nariz para que se apresure y volver a dormir ambas.

Korra siempre decía que a veces la limpieza estaba sobrevalorada, y ella como ingeniera solo lo había aplicado a su entorno laboral, con la grasa y el aceite siempre manchándola producto de algún interesante proyecto, o también en la intimidad con su amada novia cuando los néctares de ambas se mezclaban por la pasión… pero supuso que esta situación también se sumaría a la lista de momentos en los que limpiarse no valía la pena a riesgo de romper el momento.

La joven se volvió a acostar, acomodándose para abrazar a la fiel mascota a la cual inicialmente temía, pero que en menos de una semana había robado su corazón.

—Buenas noches niña bonita, nos vemos en un par de horas.

Tras un beso en la punta de la fría y húmeda nariz seguido de un sonido placentero por parte del animal, ambas durmieron plácidamente, ahora con buenos sueños a su favor.

 

Chapter 8: Viernes: Baño

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Viernes: Baño

La alarma sonó anunciando un nuevo inicio de actividades en la mansión Sato, y con esta, una animada cánida albina comenzó a lengüetear a la poderosa CEO de Industrias Futuro.

—¿Q-qué? ¡Oh, jajaja! Buenos días para ti también, bebé gigante. Veo que amaneciste con las baterías puestas pese al día de ayer y nuestra interrupción nocturna. Me alegra mucho verte tan alegre. ¿Estás lista para el desayuno?

El perro ladró como afirmación y Asami se impresionó de ahora encontrar esto entrañable en lugar de aterrador. Rascó un par de veces detrás de las orejas del animal antes de decidir finalmente salir de entre las sábanas.

—Dame unos minutos entonces, déjame ir al baño y luego bajamos por esa comida ¿Vale?

Con un nuevo ladrido y una blanca cola agitándose con algarabía, Naga se alejó para que Asami pudiese comenzar con sus preparativos para el día.


 

—¿Te gusto la comida, bonita?

Naga ladró feliz y lamió la mano de la ojiverde como respuesta, lo cual puso feliz a Asami. Internamente había estado algo nerviosa por darle nuevamente la ración completa de comida a la perra oso polar, y no a la mitad como en la noche anterior; pero tal como había dicho la veterinaria, todo había transcurrido de forma normal.

Eso era lo bueno… ¡Y era algo muy bueno!

Lo malo era que, al ir a ver la comida, se había fijado que solo uno de los paquetes de alimento para perros que Korra había dejado etiquetados se había salvado del asalto a la despensa del día de ayer; y como ese era el que Naga recientemente había devorado, ahora estaba sin comida para alimentar a su peluda compañera por el resto de la semana.

—Qué hacer, qué hacer… -susurró para sí misma la CEO. Había dejado salir a Naga para que hiciera sus necesidades fisiológicas matutinas y mientras ella se había puesto a lavar los platos vacíos de ambas.  -Salvé el desayuno con ese último paquete, pero necesito mínimo 8 para alimentarla hasta el domingo… 3 más si contamos el lunes por si acaso Korra llegue demasiado cansada como para ir a comprarle, lo cual sumarían 11… y como me conozco y odio los números impares de seguro compraré una docena… y eso me deja con el gran dilema… ¿Qué hacer con Naga mientras los voy a comprar?

La CEO comenzó a cavilar sus opciones.

¿Llamar a Kya nuevamente?

Eso sería mucho abuso de su parte, ayer ella y Lin ya la habían ayudado por demás.

¿Pema?

Era una alternativa llevar a Naga a la isla del templo aire, pero no estaba segura… No porque Pema no fuese capaz, sino porque sentía que aún tenía que probar ser capaz ella misma de hacerse cargo de la situación. Si bien el acontecimiento de ayer le había enseñado a pedir ayuda cuando era necesario, este caso no era necesariamente urgente como para ello.

De igual manera le puso una tachuela mental a la opción de Pema y siguió pensando.

¿Pedirle a uno de sus empleados?

Ya que iba a pasar toda la semana en casa, les había dado vacaciones al personal de la mansión, por lo que se le hacía un abuso de su parte llamarles por algo tan minúsculo.

¿Llamar para que le traigan el encargo?

El supermercado no tenía “servicio a domicilio”, una medida innovadora que actualmente habían implementado muchos restaurantes… de hecho era una idea excelente, dejaría la sugerencia en la caja de recomendaciones la siguiente vez fuese.

¿Llevarla con ella?

Después de todo, había visto en visitas anteriores cómo afuera del supermercado personas dejaban a sus mascotas amarradas mientras hacían las compras… pero no, Korra una vez contó que al salir de una compra rápida encontró a Naga gruñéndose con un perro oso panda… mejor evitar posibles peleas y nuevas visitas veterinarias.

Mientras seguía sopesando sus posibilidades el teléfono de la sala sonó, por lo que la ojiverde cerró el grifo de agua, secó sus manos con un trapo cercano y salió a contestar.

—¿Aló?

—¡Asamiiiii! ¡A los tiempos que escucho tu melodiosa voz! ¡Te extraño!

La CEO sonrió divertida ante el dramático comentario proveniente de la inconfundible voz de su amigo. Definitivamente él debería seguir siendo actor, lo teatral le salía de manera natural, pero era tierno, era parte de su encanto y así todos lo querían.

—Hola a ti también, Bolin. Y no exageres, nos vimos la semana pasada, un día antes de que Korra se marchara a…

—¡También extraño la melodiosa voz de Korra!

La CEO rodó los ojos aun sonriendo, después de todo ella también extrañaba la melodiosa voz de su amada novia. Dejó pasar el pensamiento de su propio anhelo y mientras veía por la ventana a Naga juguetear con una mariposa-ruiseñor abordó el tema que sabía era el motivo de la llamada del sentimental maestro tierra.

Después de todo no era la primera vez ni sería la última en que él la llamaba totalmente desconsolado cuando su amiga originaria de Zaofu, por alguna misión exclusiva para maestros aire, se ausentaba.

Esa clase de misiones especiales a las cuales él más de una vez se había intentado infiltrar, pintando una flecha en su cabeza, cual maestro aire, para poder acompañarla (Buen intento, pero mal ejecutado si le preguntaban a ella, ya que la flecha estaba sobre la ropa y el cabello). Incluso una vez se disfrazó y fingió ser Korra para ir, ya que el Avatar solía estar invitada a esas incursiones (Korra había estado tan molesta por su mala parodia que había entrado en estado Avatar y de un ventarrón le había quitado la peluca y toda la ropa, dejando al pobre hombre solamente vistiendo boxers con dibujitos de Hurones de Fuego… al menos aprendió la lección después de ese fallido intento).

—Asumo que también extrañas la melodiosa voz de cierta maestra aire… ¿Verdad? -interrumpió la mujer, el lamento de su amigo.

—¡OPAL! ¡La extraño con mi vida! ¿Qué haré sin ella?

—Bolin, no está muerta. Solo fue a una reunión diplomática y no peligrosa a la Nación del Fuego. Volverá el lunes por la mañana…

—Sí, pero ¡¿Qué haré sin ella hasta ese entonces?! Si ella estuviera aquí….

Mientras Bolín hablaba, la CEO sigilosamente suspiró. Su amigo de por sí era muy hiperactivo; pero ahora con las dos semanas y media de vacaciones laborales que le dio la presidenta Moon… bueno, solo bastaba decir que sin el trabajo y sin Opal que orienten su energía, era como una bomba a punto de explotar.

—Orientar su energía… -susurró para sí misma, mientras Bolín ajeno a todo seguía con su monólogo- ¡Eso es! ¡Hey Bolín!

—¿Sí, Asami? - Preguntó el bonachón hombre al escuchar su nombre, deteniendo su animosa exposición sobre “Los lugares bonitos a los que había planeado llevar a Opal, hasta que esa inoportuna misión diplomática a la Nación del Fuego atacó.”

—¿Tienes algo de tiempo libre? -preguntó Asami, para tampoco ser arbitraria con el tiempo ajeno. Respeto ante todo. - Es que necesito un favor…

—¡Claro! ¡Dime para qué soy bueno! – Se animó el ojiverde, feliz como siempre de poder ser útil a sus amigos.

—Bueno, verás….


 

—¡Y con este son 12! ¡Servidas señoritas!

—¡Muchas gracias, Bolin! -Exclamó Asami, cerrando bien el cuarto de almacenamiento de víveres, una vez que el maestro tierra salió de colocar el último paquete de comida para los siguientes días. La alegría de su voz se vio secundada por un ladrido animado de Naga que lamió todo el rostro del pelinegro, sacando una estridente risa de él.

—No es nada, es un gusto siempre poder ayudar.

Tanto porque su amigo era un pésimo mentiroso como por la sincera y satisfecha sonrisa que le estaba brindando, Asami supo que sus palabras eran verdaderas y eso la alivió de un pequeño vestigio de culpa al haberle pedido ir a comprar la comida de Naga. Después de todo, aunque ya le había devuelto el dinero invertido dándole un generoso extra por el favor, y pese a que el maestro tierra era fuerte y tenía el día libre, el tiempo y esfuerzo invertidos nunca debían desmerecerse ni darse por sentados. Era por eso que le había guardado una sorpresa.

—Tanto trabajo supongo te abrió el apetito… ¿Qué tal te suenan unos deliciosos fideos de…?

—¡¿Narook’s?! -intervino el joven, y al ver el asentimiento de su amiga exclamó con júbilo- ¡Sí!

Asami sonrió y los tres se dirigieron al comedor, con Bolin cargando en un hombro el paquete que habían dejado fuera para el almuerzo de Naga. Con la instrucción de Asami su amigo sirvió la comida del perro oso polar, mientras ella en cambio colocaba los platos y servía la comida que previamente había pedido a domicilio; así los tres tuvieron un agradable almuerzo.


 

La tarde transcurría tranquila, tras comer y lavar los platos los dos humanos y el can pasaron a la sala de estar donde Asami y Bolin se enfrascaron en una conversación sobre los nuevos avances que estaba haciendo la ciudad gracias a la alianza del gobierno de Zhu-Li e Industrias Futuro… o al menos estaban en eso hasta que una pelota ensalivada cayó entre ellos.

—Y… creo que esa es una indirecta de Naga de “Terminó la hora de charlar y comenzó la de jugar” -mencionó Asami, riendo por lo bajo. - ¿Quieres acompañarnos al patio a jugar, Bolin?

—¡Claro que sí!

—Vale, déjame buscarnos unas botellas de agua para nosotros y para Naga.

Asami se levantó del sofá y comenzó a preparar un bolso con lo requerido, incluyendo unos pequeños bocadillos de cecina de foca para el perro oso polar; sin embargo, mientras estaba en la labor sonó el teléfono, por lo que le pidió a Bolin que hiciera el favor de contestar. Cuando llegó a la sala se topó con que el maestro tierra justo la iba a buscar.

—¿Qué sucede Bolin? ¿Quién es?

—Es de tu trabajo Asami, dicen que saben que estás en días de descanso pero que necesitan tu opinión sobre un problema de logística, algo sobre un posible retraso de la exportación de motos de nieve a la tribu agua…

—Rayos, les dije que ese pedido no podía retrasarse ¿Tienes idea de lo tediosa que será la llamada de Eska y Desna si no les llegan las motos a tiempo? Digo, Desna no es un problema, casi ni habla el chico; pero Eska me tuvo la otra vez una maldita hora en la línea en un monótono monólogo de regaño por no contestar su llamada a tiempo… y solo me demoré dos minutos porque estaba en el baño. Todo para más de una llamada que básicamente era para decirme “Ya sé que eres novia de la prima Korra y ahora viven en concubinato, así que ahora serás para nosotros la prima Asami y esperamos que se casen pronto para legalizar ante los espíritus su lésbica unión” y de allí simplemente me colgó. En serio, ¿Quién hace eso? Te juro que amo demasiado a Korra, a sus padres y a Naga pero aún no me acostumbro a lo peculiares que pueden ser sus primos. -Despotricó la CEO mientras se acercaba al teléfono, dejando el bolso en el sofá.

—Uff… ni que lo digas -respondió Bolín, sintiendo su piel erizarse ante los recuerdos de su fugaz y fallida relación con la prima del Avatar. -Espero puedas arreglar pronto el problema. -indicó el maestro tierra mientras se sentaba y esperaba lo más pacientemente que su hiperactivo cuerpo le permitía.

Por desgracia para todos, el asunto no terminaría pronto.

Cuando ya llevaba aproximadamente 5 minutos en la línea, Asami supo que el asunto iría para largo y el pie rebotante de Bolin por la impaciencia de la espera, así como la carita tristona con grandes ojos de cachorro de Naga la hicieron disculparse un momento de la urgente llamada y hablarles a ambos.

—Lo siento mucho, chicos, esto creo que demorará un tiempo. Incluso querían que vaya, pero creo que puede ser manejado desde aquí, solo que no terminará tan  pronto como quisiera y se me hace de muy mala educación dejarlos esperando aquí -se excusó Asami a ambos, para luego pasar a dirigirse al maestro tierra con una mirada culpable- Bolin, agradezco mucho tu ayuda y compañía, pero si tienes algún compromiso o estás aburrido siéntete libre marcharte sin inconveniente.- Posteriormente trasladó su mirada a la gran cachorra albina que la miraba con tristeza, lo cual aumentó la culpabilidad reflejada en el rostro de la CEO- Lo siento, cariño, pero deberás esperar a más tarde para que juegue contigo, mamá está algo ocupada ahorita…

Un lloriqueo salió de la gran cánida, era evidente que estaba ansiosa por jugar acompañada y eso le comenzó a partir el corazón a la ojiverde, hasta que la intervención de su amigo captó la atención de ambas.

—O… ¡Yo puedo jugar con Naga en el patio!

—Uhmm… ¿Estás seguro?

—¡Claro! No sería la primera vez, además mira por la ventana. El cielo está tan bonito, se ve que es un día agradable y tanto ella como yo tenemos mucha energía para liberar jugando. ¿No es cierto, Naga?

Ante el ladrido animado del can y su esponjosa cola agitándose, Asami sonrió y asintió.

—Está bien, está bien. Ustedes ganan. Pero por favor manténganse en los terrenos Sato y no se vayan muy lejos de igual manera. Vuelvan en una hora y media a lo mucho, ¿De acuerdo? ¡Y no se metan en problemas!

—¡A sus órdenes capitana!

Bolín hizo un saludo militar y mientras Asami se reía de las tonterías de su amigo, le dio el bolso y unas últimas instrucciones sobre el agua y los bocadillos. Tras una lamida de Naga a la mano de Asami como breve despedida, ambos se marcharon dejando a Asami extrañando a su mascota, pero aliviada de que estuviera relativamente cerca y en buenas manos mientras ella hacía su trabajo.


 

—¡Uff! ¡Al fin!

Asami colgó el auricular, se levantó y se desperezó, tronando su espalda de paso. A veces era asombroso como podía pasar tanto tiempo al teléfono, pero al menos por medio de la llamada pudo afinar los detalles de logística de exportación y mandar a tiempo el encargo a sus ahora primos políticos.

—Un problema menos. Ahora, dónde estarán esos dos…

Mientras seguía pensando en los detalles que concretó en la llamada, Asami se dirigió a la puerta y la abrió para ir a buscar a Naga y Bolín; pero este último casi la hace caer cuando entró estrepitosamente corriendo al interior de la mansión.

—¡Pipí! ¡Pipí!

La pelinegra rodó los ojos y señaló hacia una puerta cercana.

—¿En serio Bolin? Incluso viviste aquí un tiempo cuando éramos adolescentes, ya sabes donde buscar.

—¡Modales! ¡Preguntar! -tartamudeó entrecortadamente el maestro tierra, mientras corría al baño.

La ojiverde rió entre dientes y luego se dispuso a salir a buscar a su hermosa cánida albina de brillante pelaje... Sin embargo, justo antes de salir, notó que estaba lloviendo, por lo que se dispuso primero a coger un paraguas y…

Espera un momento…

Está lloviendo…

Lluvia + tierra = Lodo

Lodo + Naga =

¡PELIGRO!

¡DESASTRE!

¡3312!

En medio de la crisis mental, a su mente vino el pensamiento de la carta de su novia, narrado incluso con su bella pero aparentemente vaticinadora voz…

“Si llueve tenla dentro de casa para que no corra a meterse en el lodo, sino terminará tan sucia que tendrás que bañarla… evítate traumas.”

¡FUCK!

¡¿En qué maldito momento había comenzado a llover?!

¡El día había estado claro y bonito!

¿Y cómo no se había dado cuenta hasta ahora del obvio rastro mojado que Bolín dejó a su paso al buscar el baño? ¡Ni de su ropa que seguramente había estado mojada!

Maldito trabajo que la absorbía.

La CEO cerró los ojos y se masajeó las sienes ante el preludio del desastre inminente… pero ella, al igual que su novia, no era ninguna cobarde.

Respiró hondo, abrió sus orbes verdes y cogió el paraguas, dispuesta a ir a buscar a su mascota.

La lluvia era copiosa, aunque no tan fuerte como para considerarse una tormenta. Pese a eso el cielo negro presagiaba que seguramente duraría unas horas más, por lo que descartó la idea de bañar a Naga afuera con la manguera. Además, los charcos, como el que acababa de esquivar, tampoco eran un aliciente para hacerlo de esa manera.

Fue avanzando por el patio, siguiendo el ruido de los animados ladridos que se escuchaban pese al ruido del agua caer… y allí la vio.

De su “ hermosa cánida albina de brillante pelaje” no quedaba nada.

Lo albino no se veía por ningún lado, pues la capa de lodo era tan abundante que era prácticamente un animal marrón.

La brillantez del pelaje quedó también en el olvido por aquel terroso color.

Básicamente, el animal frente a ella, si no fuese por los ladridos, podía pasar tranquilamente por un oso ornitorrinco o por un topo tejón.

Tomó nota mental de ver si aún tenía pastillas para la migraña, porque sentía cómo venía una rápida y veloz.

Suspiró y comenzó a mentalmente enumerar y analizar sus opciones, todo mientras veía a Naga, a sana distancia, saltar divertida entre charcos y charcos, concentrada en su labor y ajena a su preocupación…

Algo le dijo que mencionar la palabra “Baño” no era adecuado, Korra no lo había especificado, pero sabiendo lo inteligente que era el animal era mejor prevenir que lamentar. Entonces llamarla para que se bañe, así como llamarla para cenar estaba fuera de discusión.

Cena. Aun no era la hora de la cena, pero sin duda un bocadillo ayudaría a atraer a la bestia… después de todo, al igual que con su dueña, su estómago era el punto clave para de cualquier cosa convencerla.

—¡Hey Asami! ¿Qué haces aquí? ¿Ya te unirás a jugar con nosotros?

Su amigo había vuelto de su urgente parada en el cuarto de baño y volvía a estar frente a ella. Consideró regañarlo por dejar que Naga se ensuciase de esa garrafal manera, pero en realidad no le había dado ninguna instrucción al respecto y después de todo era Bolín. Barro y tierra eran divertidos para él, por lo que debió asumir que también lo sería para la gran bestia. Aunque… ahora que lo veía, su sonriente amigo si bien estaba mojado y algo sucio, no estaba tan embarrado como Naga. Eso le dio curiosidad.

—Bolin, ¿Tú no te metiste a jugar al lodo con Naga?

—Oh, claro que sí ¡Fue muy divertido!

La CEO reprimió la necesidad de poner en blanco los ojos y siguió hablando.

—¿Y cómo así no estás tan sucio como ella?

—Oh, pues cosas de Maestro tierra ¡Mira!

El bonachón hombre se alejó un poco de su amiga para no salpicarla y saltó directamente a un charco de lodo, luego salió del mismo y con su flexión de tierra sacó el barro de su ropa. Sí, había quedado sucio, pero no con la masa marrón sobre él.

Eso animó a Asami y mentalmente ajustó las piezas de su plan.

—Eso es afortunadamente conveniente ¿Puedes hacer lo mismo con Naga? Desearía recuperar a mi perro oso polar y no tener a un monstruo del pantano en su lugar.

—¡Por supuesto! ¿Lo hago ahorita?

—¡No, espera! -Intervino Asami. Quitarle el lodo a Naga tan lejos de la entrada de la casa no ayudaría en nada pues se seguiría embarrando con los charcos del suelo. Mientras analizaba su entorno pensando en alternativas vio colgado de una rama baja de árbol el bolso que le había dado a Bolin y su mente pensó rápido- ¿Le diste los bocadillos que estaban en el bolso?

—¡Oh no! ¡Lo siento mucho, Asami! Estuvimos tan ocupados jugando que me olvidé de ello. Pero sí bebió agua antes de que lloviera. En verdad perdón…

—No te preocupes -negó la CEO, sonriendo ligeramente, para aliviar a su amigo - es mejor así. Verás, tengo un plan.


 

En teoría el plan no podía fallar.

En teoría.

Todo fue bien al principio. Ella atrajo a Naga con los bocadillos de cecina de foca que había empacado en el bolso, después de todo la comida era el mejor y único método para sacarla de su concentración de jugar.

La perra cayó en la inocente trampa y se acercó. Prácticamente a la entrada y Bolín le quitó el lodo. Su pelaje seguía café por lo sucio, pero al menos no tenía aquella grotesca capa de tierra mojada. Incluso gastando la última cecina pudieron entrarla a la casa y cerrar la puerta tras ellos.

Allí es cuando todo salió mal… Pero en retrospectiva era su culpa, por no haberle explicado a su amigo a fondo su plan…

Lo peor es que el nuevo desastre había surgido de manera tan inocente que aún no lo procesaba bien. Todo había ocurrido tan solo por un pequeño diálogo:

“Oye Asami, a todo esto ¿Para qué querías entrar a Naga tan rápido? No creo que los perros osos polares se resfríen por la lluvia…”

“Oh, no es por eso Bo. Aunque tú si podrías resfriarte, ten cuidado. Es porque Naga necesita urgente un B-A-Ñ-O”- había deletreado, siendo cuidadosa por su suposición anterior.

“¿Un qué?... B-A-Ñ-O… ¡Ah! ¡Un baño!”

Y de repente todo parecía haberse detenido.

Asami, que estaba dejando su paraguas en el suelo, volteó lentamente y chocó miradas con Naga.

El contacto visual, para la CEO, se sintió como aquellos intensos que tenía cuando debía cerrar un trato con un cliente importante… pero antes de que pudiera emitir el “Quieta Naga” que estaba en su mente, el perro oso polar ya había salido corriendo.

¡Mierda!

El lado positivo es que las puertas para salir de la mansión estaban cerradas y Naga, aunque tenía la fuerza necesaria, respetaba demasiado la casa como para botarlas.

El lado negativo es que llevaban 10 minutos enteros persiguiéndola por toda la planta baja de la casa.

Cuando creían acorralarla en la sala, Naga huía al comedor.

Cuando iban al comedor, ella estaba en la cocina.

Cuando iban a la cocina, ella aparecía en el cuarto de lavado.

Y no entendieron cómo rayos la cánida los esquivó y se escabulló de ese espacio relativamente reducido para huir a la sala de nuevo.

Así el ciclo se repitió y repitió hasta que de repente el patrón cambió.

—¡Está subiendo las escaleras! -exclamó un cansado Bolín.

—¡Santos espíritus! ¡No, no, no! -refunfuñó la CEO, subiendo con su amigo rápidamente los escalones.

Aunque, si lo pensaba… quizás no sería tan malo ¿Verdad? En ese piso estaba un cuarto de baño amplio, completo e independiente, con una bañera que era tan grande como para que cupiera Naga para bañarla adecuadamente. Además, los cuartos de seguro estaban cerrados por lo que la mascota no tendría a dónde más ir y debería estar parada en el largo pasillo sin tener a donde huir…

Pero no estaba.

Los cuartos estaban cerrados y ella no estaba…

—Oye, a dónde…

—No lo sé Bolín – contestó la ojiverde, tamborileando su desnudo pie en el suelo, pues hace varios minutos había abandonado sus tacones para lograr una adecuada, aunque infructuosa persecución. -No lo sé, pero lo averiguaré como que me llamo Asami Sato.

Decidida a que tenía que iniciar por algún lugar, la CEO avanzó a la primera puerta a su alcance, la abrió y encendió la luz…

Pero no había nada.

Iba a gruñir de frustración hasta que la voz de Bolín la alertó.

—¡Allí! ¡A la derecha!

Asami giró el cabeza tan rápido que el movimiento casi la mareó, pero no importaba porque la vio, la peluda y ahora marrón cabeza de Naga asomándose por una puerta, verlos y volver a esconderse.

—Ja, te tengo niña traviesa. Esto se acabó.

Avanzó tres puertas a la derecha, a paso decidido y con su amigo secundándola, la abrió completamente para sorprender a la acorralada cánida, prendió la luz y…

No estaba.

—¡¿Qué rayos?!

—¡Allá, a la izquierda!

Asami se volvió a girar, esta vez casi provocándose un latigazo cervical, y pudo ver a Naga hacer el mismo movimiento con su cabeza y, al verse sorprendida, huir dentro de la habitación.

Dentro de la primera habitación que Asami había revisado.

¡Definitivamente la lógica se había ido por la ventana!

—Asami esa no era la puerta que…

—No lo digas, Bolin, por favor… ¡No lo digas y solamente atrápala!

Y así la persecución se reanudó, aunque de una forma más peculiar. Fueron persiguiendo a la escurridiza Naga de habitación en habitación, pero mientras más puertas abrían y luces encendían, más se frustraban y se extrañaban al verla asomarse en otra diferente.

—En serio ¡¿Qué está pasando?! ¡¿Y por qué tienes tantas habitaciones, Asami?!

—A lo primero ¡No lo sé! Y a lo segundo no te preocupes ¡Estoy a un pelo de gato rana de cambiarme a un departamento monoambiente con tal de evitarme esto nuevamente!

¿Cuánto tiempo había pasado? No lo sabían. Solo sabían que el colmo fue cuando ya todas las puertas y luces estaban encendidas y decidieron separarse para abarcar más terreno. Se asomaron a habitaciones diferentes… ¡Y Naga salió corriendo de una distinta hacia otra habitación!

Ilógico

Inconcebible

Irrisorio

¡Y cualquier otra palabra con “I” que se viniera a la mente!

—¡Tras ella Bolín!

—¡Sí capitana!           

Tras un saludo que le recordó al de su hermano hace tantos años, Bolín entró a la habitación donde Naga había estado… ¡Y Naga salió de otra y Bolín de una diferente!

—Okey… no sé lo que está sucediendo aquí, pero tengo miedo… -murmuró el maestro tierra.

—No hay tiempo para miedos, hay que atrapar a Naga, esto es cuestión de honor. Así que menos cháchara y más persecución.

Bolín pensó en refutar a Asami… después de todo ¿Qué era un poco de mucha tierrita encima de un perrito osito polar…cito?

No obstante, al ver el tic en el ojo de Asami, tragó grueso y continuó con la labor.

Ambos siguieron en la extraña cacería de Naga, sin progreso alguno.

Aunque Asami sí “capturó” algo, tres veces para ser exacta.

La primera cuando se chocó con Bolín y ambos cayeron de bruces antes de disculparse y seguir tratando de encontrar a la escurridiza Naga que huía de una habitación a otra.

La segunda cuando encontró a dos pequeños espíritus, amarillos y con hojitas en la cabeza, corriendo a su lado y riéndose divertidos.

Eso explicaba este extraño escenario… ¡Magia de los espíritus! ¡Lo que le faltaba!

Intentó hablarles bonito para que dejaran sus travesuras… pero estos desaparecieron, aunque sus risillas aún se escuchaban. Suspiró y mejor siguió su búsqueda, Korra siempre decía que a la larga se terminaban aburriendo y se iban.

La tercera vez que capturó algo fue a un animal, finalmente, pero no al que esperaba.

—¿Pabu? -preguntó extrañada- ¿Qué haces aquí?

—¡Amigo, por fin te vuelvo a encontrar! -inquirió el maestro tierra, acercándose a ambos. El animalillo se escabulló de los brazos de la mujer que lo había recogido del suelo y se lanzó a los de su amo, dándole una lamidita y ocultándose en su ropa cuando este abrió la solapa anterior de su camisa. - Eso, no te vuelvas a separar, esta mansión está embrujada.

—No sabía que Pabu estaba contigo, Bolín. -Cuestionó Asami, prefiriendo ignorar el comentario de su casa.

 —Pabu siempre está conmigo, Asami… Siempre… -susurró el ojiverde, con tono misterioso y levantando repetidamente las cejas, mientras se escabullía lentamente en otra habitación.

—Okey… eso fue raro… y espeluznante… y por alguna razón creo que cuando vuelva Opal tengo que advertírselo… aunque otra parte de mi cree que ya lo sabe. En fin…

Decidiendo dejar el perturbador pensamiento de lado, Asami siguió su búsqueda por unos minutos más. Estaba frustrada, se sentía cansada, sucia y despeinada, pero una parte de sí misma pensó que al menos su amigo Bolin estaba allí para apoyarla.

Se sintió infinitamente agradecida, amigos como él que apoyen en las buenas y en las malas casi no había en este mundo; pensó incluso en recompensarlo y se lo iba a decir la siguiente vez que lo viera. Aunque, ahora que lo pensaba no lo había visto desde hace un par de minutos…

¿Será que se encontró también con los espíritus juguetones, quiso enfrentarlos y estos enojados por su atrevimiento le hicieron algo?

¿Se habría quedado atascado en cualquier plano dimensional que conectara de esta manera tan rocambolesca las habitaciones?

Estaba realmente preocupada por el joven al cual conocía desde hace tantos años… eso al menos hasta que, pegada en la pared del pasillo, encontró una nota:

 

“Oh capitán, mi capitán.

Debo decirle que, para desgracia de Lord Zuko, soy un hombre sin honor.

He huido cobardemente porque esto es mucho para Pabu y para mí.

Me duelen los pies y me duele el cerebro de tratar de encontrarle algo de lógica a esto; en serio pienso que tu casa está embrujada y deberías quemarla. Aunque una mansión embrujada quizás sea buen negocio… hay gente que seguro pagaría por entrar a este tipo de lugares, así que mejor no lo hagas.

Volviendo al tema de mi huida, y si soy sincero, de haber sabido que tu plan era bañar a Naga, habría escapado mucho antes.

Una vez vi a Korra queriendo bañar a Naga en la Isla del Templo Aire… y la bañada terminó siendo ella, cuando después de horas de suplicio Naga la arrojó de un risco al mar… Entonces… no gracias, quiero vivir.

Los buenos amigos se apoyan y se perdonan… así que espero me perdones porque cuando leas esto de seguro Pabu y yo estaremos muy lejos, quizás tomando un rico chocolate caliente con pequeños y adorables malvaviscos.

En fin, me despido y te deseo lo mejor; mañana llamo para saber si la casa no te devoró.

Miedosos saludos,

Bolin.

P.D.: Gracias por la comida, fue muy rica.”

 

—Debilucho…- renegó la pelinegra, entrecerrando los ojos mientras hacía una bola la nota y la botaba en el basurero de una de las habitaciones a las que había entrado para buscar a Naga.

Aunque en realidad no podía culparlo por metafóricamente abandonar el barco, si no fuese su casa y su mascota ella también se habría largado.

Una vez más Naga salió de una habitación y campante cruzó a otra diferente… aunque su meta era huir de la limpieza, parecía disfrutar todo esto como un divertido juego, al igual que aquellos espíritus.

Pero Asami había terminado de jugar.

Casi dos horas llevaban en este trajín, así que era el momento de sacar la artillería pesada.

Con grandes zancadas bajó las escaleras, abrió la sección secreta de la despensa superior y sacó una caja. Posteriormente subió con igual tenacidad las escaleras y se plantó en medio del pasillo. La mujer carraspeó para aclarar su voz, quitó el ceño fruncido de su rostro, dio su mejor sonrisa (como la que les daba a los medios en las ruedas de prensa), y con dulce voz exclamó.

—Oh Naga… mira lo que tengo aquí…

A la par de su voz la ojiverde agitó la caja para hacerla sonar y casi de inmediato la cabeza del perro oso polar se asomó por una de las tantas puertas abiertas.

—Sí, exacto pequeña, son tus favoritas… tus Naga Snacks… -canturreó agitando una vez más la caja y posteriormente sacando una de las galletas- y te daré una si eres una buena niña y vienes para que te bañe para que ya no parezcas una escultura de barro…

Pero la cánida no se movía y solo miraba fijamente a la CEO.

Asami Internamente gritó, pero no dejó que se vislumbrara su desesperación.

Ella era una gran negociante ¡Por el amor de Raava!

Las Naga Snacks eran un bocadillo que Varrick había creado en la época de sus películas de Nuktuk, en parte para promocionar a la linda mascota de la Saga y en parte para promocionar su línea de alimentos marinos. Inicialmente eran para humanos, pero a las personas no les agradó mucho la idea de comer galletas de pescado... sin embargo, para animales como Gatos búho, oso ornitorrincos y evidentemente perros osos polares, dichas galletas eran su talón de Aquiles. No muy sanas por sus altas calorías, pero sí sumamente deliciosas y adictivas, por ello Korra las dejaba para una emergencia… y esta definitivamente contaba como una.

—Público difícil, ¿Eh?... Hmmm… qué tal… ¡Dos Naga Snacks!

La cánida salió por completo de la habitación, pero se quedó a una buena distancia de Asami.

—Ay, Naga… tres, ¡Y es mi última oferta!

El perro oso polar se acercó un par de pasos, pero aun así se mantuvo a cierta distancia y por su cara parecía no querer ceder.

—¡Rayos! Okey, okey. Tú ganas, tramposa. Te doy toda la bendita caja si te portas bien, te dejas bañar y secar adecuadamente…-al ver que Naga la miraba como juzgándola, la CEO añadió- y no, no te quitaré la Cena… - la bestia dio un paso más cerca pero aún no se decidía del todo. La tensión finalmente venció a Asami y esta cedió con todo lo que podía- ¡Y mañana iremos al parque!... ¡Pero nada de ensuciarse en el lodo hasta que Korra venga!

Un alegre ladrido y una lamida juguetona le hizo saber a Asami que el trato estaba sellado.

Aunque la CEO sabía que había perdido una negociación contra un perro oso polar, igual se sentía agradecida, ya que por fin el martirio de ese alocado día iba a acabar.


 

Ni siquiera el más tedioso de sus días de trabajo le había dado a Asami la satisfacción que sentía ahora al estar finalmente acostada, cubierta con sus finas sábanas carmesíes y con la cabeza apoyada en su mullida almohada.

Naga había comido sus galletas y se había dejado bañar tranquilamente. Incluso Asami pudo tomar una ducha ella misma después de eso.

Los espíritus parecían haberse calmado porque tras el baño todas las habitaciones habían vuelto a la normalidad… ¡Incluso habían arreglado las cosas que en la persecución habían desordenado, habían apagado las luces y las puertas vuelto a cerrar!

Cenaron tranquilas, Asami comiendo las sobras de Narook’s y Naga su porción normal de balanceado, y tras un momento de descanso en la sala escuchando música finalmente se habían ido a dormir.

Asami sonrió. Por lo visto el día no solo la había cansado a la ojiverde, Naga ahora yacía con su cuerpo al lado de la cama y la cabeza en su regazo, durmiendo tranquilamente mientras la CEO acariciaba su nuevamente brillante y albino pelaje.

Aunque intentara estar molesta por el contratiempo vivido, en realidad se sentía contenta. Después de todo, en retrospectiva, fue algo divertido y una anécdota peculiar para contarle a su novia cuando vuelva.

Dándole unas ultimas palmaditas a la mascota, la CEO abrazó la mullida cabeza de Naga, acurrucándose para tener un buen y merecido descanso. Después de todo lo necesitaría si al parque la iba a llevar mañana.

Notes:

¡Hola!

Okey este capítulo demoró más de lo que pensaba… es que tenía tantas ideas graciosas que no sabía cómo plasmarlas y me había quedado estancada; pero al final pude, aunque quedó más largo de lo que esperaba.

Espero que lo disfruten, hay tres guiños, uno obviamente evidente y otros dos más sutiles de series/películas. En lo personal me divertí mucho escribiendo esto y espero también se diviertan al leerlo. Me gustaría saber sus opiniones.

Faltan dos capítulos, pero ando algo liada por lo que no creo actualizar pronto. De todas maneras haré lo posible.

Saludos,

Le chat et l’abeille.

Chapter 9: Sábado: Parque

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Sábado: Parque

 

—Es una cachorra malcriada, pero ya volverá… no me preocuparé porque cuando tenga hambre vendrá.

Sin embargo, aunque Asami esperó en ese mismo sitio por dos horas, la cánida nunca volvió.

El temor que intentaba ignorar logró dominarla y comenzó a buscar en el parque, preguntando a la gente que veía por allí si habían visto a un muy reconocible perro oso polar; pero, aunque algunos sí expresaron haberla visto pasar, ninguna pista fue suficiente para hallar al can.

—Ja, de seguro está en la casa y yo aquí tontamente preocupada perdiendo mi tiempo. Sí, ya debe estar en la mansión descansando seguro bajo un árbol, después de todo ella tiene una buena orientación, conoce el camino a la finca y sabe manejarse mejor que la misma Korra en la Ciudad… Sí, mejor me calmaré e iré para allá.

No logró calmarse, pero sí logró eludir multas al conducir como alma que lleva el diablo para la finca. Recorrió de cabo a rabo la mansión e incluso se subió a una de sus Satomotos para recorrer todo el terreno que le pertenecía… pero no la encontró.

—No, ella… debe estar… debe estar en… ¡La isla del Templo aire! Sí, eso debe ser. Seguramente está siendo mimada por Pema y cuando llame ella me dirá “Asami, Naga está jugando a querer comerse a los lémures voladores nuevamente” Sí, mejor llamaré para decirle que iré pronto a quitársela de encima…

Sin embargo, cuando lo hizo, Pema no supo de qué le hablaba ni por qué le preguntaba por Naga si ella, desde que Korra se había marchado, no la había visto. Antes de que la preocupada voz de la acólita pudiese escudriñar más en qué estaba sucediendo, una asustada Asami colgó el teléfono.

Ya no podía negarlo más.

Ya no había dónde más buscar.

Ya era oficial.

Había perdido a Naga, la guía espiritual y mascota del Avatar.


                 

Los rayos de luz que iluminaron el dormido rostro de Asami podrían haber sido considerados los culpables de que esta despertara de su agradable sueño con cierta amada Avatar de la Tribu Agua del Sur, pero la verdad sea dicha, ese no fue el motivo.

Lo cierto era que una fija y penetrante mirada la había perturbado hasta en la inconsciencia…Y cuando abrió sus verdes orbes supo de quien era.

Era la mirada de Naga, que cual acosadora la observaba atentamente esperando a que se despertara.

La CEO no pudo evitar voltear los ojos de forma juguetona mientras se desperezaba y sentaba en la cama, saludando a la más felpuda y adorable voyeur de toda Ciudad República (y de la única que aceptaría ser fisgoneada).

—Buen día pequeña gran acosadora... Asumo que ya quieres ir al parque, ¿Correcto?

Un animado ladrido acompañado de un frenético movimiento de cola fueron las respuestas a la pregunta de Asami, causando risa en ella. Aún le era increíble cómo, sin palabras, Naga podía comunicarse tan bien.

Asami rascó detrás de las orejas a la blancuzca cánida mientras se levantaba y checaba de reojo el reloj. Era media hora más temprano de lo habitual, pero lejos de estar molesta por no poder dormir más, se alegró de tener un tiempo extra para arreglarse para el seguramente agotador día que comenzaba.

—Bien, bien, niña. Es temprano así que se buena y espera un momento para alistarme correctamente, luego bajamos a hacer nuestra rutina matutina.

Naga dio una lamida de confirmación a la ojiverde y obedientemente se reacomodó en el suelo, semi mordisqueando el par dispar de botas sustraídas de sus mamás.

Sonriendo ante la tierna y confortable vista, Asami se preparó, eligiendo un atuendo más casual y deportivo para su visita al parque con Naga; después de todo, la cánida seguramente la haría jugar mucho con ella y era mejor estar lo más cómodamente posible para la experiencia.

Cuando estuvo lista, llamó a la bestia albina y ambas bajaron a hacer sus ahora típicas actividades matutinas.

Una vez que ambas desayunaron, Asami limpió y Naga salió a hacer sus necesidades; poco después de coger algunas botellas de agua, un par de juguetes y bocadillos para el día, ambas ya estaban embarcadas en el Satomovil adaptado de Asami, recibiendo el fresco viento en sus rostros mientras iban de camino al Parque Avatar Korra.

Antes, en los años de ausencia de su mejor amiga y ahora novia, ir a ese parque era una experiencia agridulce pues la extrañaba de una manera que le desgarraba el alma. Ahora aquel amplio recinto era sinónimo de netamente buenas experiencias, gracias a las hermosas tardes y noches de citas románticas con su amada castaña, así como animadas salidas con Naga y con el resto del Krew.

El parque no contaba con nada que no hubiese ya visitado o visto, pero eso no lo hacía menos perfecto ante los ojos de la pelinegra y parecía que también no desmerecía nada ante los de la cánida, pues salió muy animada del vehículo apenas Asami le indicó que bajara.

Era un día hermoso sin duda y Asami sentía una inmensa paz aún cuando Naga revoloteaba saltando a su alrededor e intentando atrapar con sus mortales fauces a los juguetones espíritus que volaban alrededor de ellas, los cuales parecían seguirle el juego a la perro-oso polar, intuyendo que pese a su fiero físico en realidad era como un osito de felpa.

Asami se acomodó al pie de un frondoso roble y dejó el bolso que había traído con los implementos de la casa, pero no pasó mucho tiempo antes de que Naga fuera hacia ella.

—¿Qué sucede chica linda? ¿Tus amiguitos espíritus se fueron y quieres que juegue contigo?

Naga realizó cabriolas como respuesta poniéndose al final con la cola al aire y el torso al suelo, esperando a que Asami jugara con ella. Por su parte la ojiverde sonrió ante el jugueteo de la crecida cachorra mientras se levantaba y lanzaba un frisbee que había traído para la ocasión.

Así pasaron por lo menos una hora, jugando, corriendo y riendo antes de tomar un descanso de otra media hora bajo el roble, hidratándose y comiendo, para luego volver a jugar; esta vez con un pequeño balón que Asami también había traído para la ocasión.

Ya habían pasado unas tres horas estando en el parque, tiempo magnífico de unión entre ambas y un día precioso si a Asami le preguntaran. Parecía que nada podía empañar aquel grato momento digno de una peli de Varrick o una foto… hasta que lo imprevisible sucedió.

Estaban en un nuevo descanso bajo la sombra del árbol, Asami usando a Naga como apoyo para recostarse, cuando de repente la ojiverde cayó para atrás quedando totalmente acostada sobre el césped.

El golpe no fue duro, pero igual el acto sorpresa hizo que Asami quisiera quejarse… no obstante lo que vio la hizo callar al instante teniendo una reminiscencia de las palabras dichas por su pareja.

No era para menos, de un agujero de aquel frondoso roble había salido ni más ni menos que el animal que Korra le había pedido evitar a toda costa.

“Si la llevas al parque… ¡No la dejes ir tras los gato-ardilla! No sé si se los quiere comer de un bocado o jugar con ellos… la verdad prefiero no saberlo.”

—Naga, no… -susurró con Cautela la CEO, pasando su vista desde el felino de cola peluda que se metía bellotas en la boca en la copa del árbol como si su vida dependiera de ello, hasta la canina cuya cola se movía de un lado al otro y comenzaba a pararse en dos patas- Vamos, Naga, no lo hag…

Pero sus palabras fueron tapadas por el potente ladrido de Naga que había comenzado a saltar e intentar trepar para atrapar al recién aparecido animal.

Y allí es cuando la desgracia propiamente dicha dio inicio.

Al escuchar los ladridos y sentir en las ramas la agitación de Naga queriendo alcanzarlo, el gato-ardilla chilló y bufó entre molesto impresionado y salió… ¿planeando?.

Porque sí, para colmo de males de Asami, ese gato era mitad ardilla voladora.

Y como era de esperarse, Naga lo persiguió.

—¡Mierda no, mierda no, mierda no! -gritó Asami, mientras en menos de un minuto recogía todo lo que habían usado en el día, lo guardaba en el bolso, se lo colgaba y salía corriendo tras Naga.

No supo por cuánto tiempo la persiguió, solo supo que las piernas ya le dolían de tanto correr y que la garganta la tenía seca tanto por la carrera como por hablar con Naga para intentar controlarla, que se calme y deje al animal.

Pero la bestia blanca no le prestaba atención, estaba embelesada persiguiendo al gato ardilla, el cual planeaba de árbol en árbol, no demorándose más de unos cuantos segundos para coger viada hacia el siguiente, en un intento de huir de la canina.

¡Incluso en su desesperada huida le había lanzado las bellotas que tenía en el hocico como si fuese ametralladora!

Pero Naga, ignorando olímpicamente ese acto como una afrenta, abrió el hocico y recibió todas, comiéndoselas de un solo bocado y siguiendo en su persecución improvisada.

Korra tenía razón al no saber si Naga quería comérsela o jugar, a primera vista era difícil de apreciar; pero según Asami era lo segundo… aunque no lo quería corroborar.

Entre correr y apelar al “buen juicio” del animal, Asami siguió a Naga hasta un pequeño bosquecillo, donde esta, a su vez, había seguido al gato-ardilla. Esperanzada en que el animal haya podido escabullirse y perderse entre tantas copas de árboles, Asami pensó que este sería el final… pero no, nada en esta vida era tan fácil como lo quisiera imaginar.

De repente, un sonoro maullido sonó entre las copas, siendo replicado por otro, otro, y otro más… hasta que una docena o más de pares de relucientes ojos felinos se vislumbraron entre la espesura de las altas ramas y hojas.

—Okey… esto no es bueno… -susurró Asami, tanteando dónde estaba Naga. Para su gusto y a la vez temor, la cánida finalmente se había calmado, pero era porque había parecido percibir que “el juego” se había acabado y que la manada de gatos-ardilla frente a ellas no tenían intenciones buenas- okey, lindos gatitos-ardillitas… aquí no ha pasado nada, solo era un juego y nosotros ya nos vamos… ¿Verdad, Naga?

Ni bien dieron un paso atrás, los espeluznantes maullidos subieron de tono transformándose en amenazantes bufidos que erizaron la piel de la heredera Sato; pero no tuvo tiempo de aterrorizarse más por los ruidos puesto que los animales en las copas comenzaron a arrojarles nuevamente una ráfaga de bellotas como ametralladoras; solo que, siendo tantos a la vez, los rápidos y duros golpecillos comenzaron a doler al punto de a ambas hacer correr.

Asami y Naga escaparon como alma que lleva Vaatu de aquel bosquecillo donde hasta el final recibieron los impactos vengativos de aquellos furibundos animalillos.

Solo una vez que estuvieron a salvo y pudieron dejar de correr y regularizar sus respectivas respiraciones, Asami desfogó la frustración por lo vivido.

—¡Naga! ¡Perra oso polar mala!  Según entiendes todo ¿Verdad? ¡¿Si es así por qué te rogué hasta el cansancio que no persiguieras a ese pobre animalito e hiciste caso omiso a mis suplicas?! ¡Mira lo que hiciste! ¡Como una loca bestia salvaje le perseguiste! -gruñó haciendo ademanes fúricos mientras apretaba los ojos cerrados, en un intento de aguantar los jalones de cabello que se autoproducía al sacar las bellotas enredadas de entre sus hebras negras- ¡Eres una niña desobediente y mala, le diré a Korra cómo te comportaste y por tu actuar no volveremos a traerte al parque nunca más!

La temperamental explosión mermó casi tan pronto como comenzó, pero solo cuando Asami finalmente sacó la última bellota de su cabello y abrió los ojos, se dio cuenta de su grave error.

Lo vio en la mirada del noble animal.

Vio el miedo por su ira.

Vio el temor del castigo.

Y sobre todo vio el dolor por sus palabras y gritos.

—N-Naga… yo…- balbuceó, estirando lentamente la mano, intentando no asustar aún más a la bestia albina que parecía querer salir corriendo en cualquier momento.

Y cual pitonisa que vaticinaba una pronta desgracia, lo que temía sucedió.

Naga se hizo para atrás ante su proximidad, gimoteando mientras huía de su toque, y ni un segundo después salió corriendo, rauda y veloz, lejos de la mujer que con su iracundo clamor le causó gran temor.

El cuerpo y mente de Asami no alcanzaron a reaccionar, y solamente pudo ver la gran figura achicándose cada vez más mientras que, con rumbo desconocido, se alejaba sin parar.

Sin embargo, su orgullo pudo más, y opacando su temor murmuró con un deje de rencor…

—Es una cachorra malcriada, pero ya volverá… no me preocuparé porque cuando tenga hambre vendrá.

Sin embargo, aunque Asami esperó en ese mismo sitio por dos horas, la cánida nunca volvió.

Notes:

¡Hola!

Aquí finalmente tratando de terminar esta pequeña historia. Tanto este capítulo como el siguiente son algo cortos, pero me pareció meritorio dividirlos y terminar el fic como quería, en 10 caps.
Asumo que, si ningún inconveniente ocurre, en esta misma semana estaré subiendo el final, ya lo llevo adelantado, como un tercio escrito. De allí a pensar en los bosquejos mentales de los días que me faltan del fic desafío de agosto.
Aprovecho a desearles un feliz año nuevo a todos los que me siguen leyendo. ¡Espero este 2023 sea muy bueno para ustedes!

Saludos,
Le chat et l’abeille.

Chapter 10: Domingo: Conexión

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

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Domingo: Conexión

Tenía las botas en las manos y caminaba por la Bahía Yue desde hace una media hora.  El dolor en los pies por el esfuerzo de todo el día había sido demasiado y el frescor de la arena del reciente anochecer, así como la salada brisa contra su rostro aplacaba un poco la amarga sensación corporal… sin embargo nada de eso podía disminuir la aflicción de su corazón.

Aunque sentía unas inmensas ganas de llorar, parecía no tener lágrimas. ¿Sería por su orgullo? ¿Por aquel maldito que la obligaba a parecer fuerte en todo momento y lugar? No lo sabía. Así que solamente vagaba en la playa, cual espíritu errante, rememorando una y otra vez las palabras escritas por Korra en aquella carta.

“Intenta no gritarle. Sé que puede sacar de quicio, suele ser mansa y educada, pero a veces hace travesuras y se mete sin querer en problemas… pero como ya te dije, es una gran bebé peluda… aguanta los regaños cuando sabe que ha hecho mal, pero si cree que son injustificados o la hieres por demás con tus palabras, huirá. ¿Cómo entiende nuestro idioma? (Porque estoy 100% segura que lo hace) No lo sé. Pero ten cuidado con lo que le dices, es muy sensible y resentida.”

Cada una de las palabras recordadas eran como dolorosas cuchillas clavándose en su cuerpo. Punzando su carne, estremeciéndola y dejándola sin consuelo.

Justo lo que le habían pedido encarecidamente que no hiciera… justo eso había hecho.

Se sentía como una persona terrible por haber desquitado de tan mala manera su enojo y frustración con Naga; y aunque había pasado todo el maldito día intentando remediar su error… no lo había logrado.

Parecía que la tierra a Naga se la había tragado.

Escuchó unos pasos corriendo detrás de ella y volteó esperanzada, pero su rostro rápidamente decayó cuando vio de quienes se trataba. Por las expresiones de sus rostros sabía lo que dirían; pero aun así preguntó, con un leve deje de ilusión en lo más profundo de su alma.

—¿Encontraron algún rastro de ella?

—Lo siento Asami-negó Kya, con tristeza- las fuentes de Lin indicaron que estaba por aquí, pero por más que Pema y yo hemos buscado, no la hemos encontrado.

—¿No hay manera en que Lin nos pueda ayudar? Su sentido sísmico sería de mucha utilidad.

—Antes de venir acá llamó a la Isla -respondió Pema, mientras arrullaba al pequeño Rohan entre sus brazos- Dijo que lo lamentaba, pero surgió una situación con una triada a las afueras de la ciudad, por lo que no estaría disponible. Por eso trató de reunir la mayor información sobre la posible localización de Naga en el menor tiempo posible antes de que ella y su equipo se movilizaran.

Al ver la expresión de Asami compungirse más, Kya intentó animarla añadiendo algo más.

—¡Pero dice que apenas termine viene a ayudar activamente a la búsqueda! Solo que, bueno… probablemente eso será para mañana al mediodía, querida… -finalizó con algo de pesar. Pensándolo bien, hubiera sido mejor nada acotar.

Después de todo para esa hora del día de mañana, Korra ya estaría de vuelta en casa… y cuando descubriera que había perdido a su animal guía de esta vida, seguramente la repudiaría.

Asami suspiró por milésima vez. Se sentía preocupada y agobiada, pero nada sacaba con sumirse en la miseria… al menos no todavía. Aún quedaban horas de la noche y como buena Sato no se rendiría.

Se lo debía a Korra, a Naga y a sí misma.

Miró con renovada convicción a sus dos acompañantes, aquellas mujeres que prácticamente después de tanto tiempo conociéndose eran como familia. Aquellas que tras haberlas contactado temprano en la mañana, habían tomado el primer ferry para ayudarla en la búsqueda de la cánida. Todo sin juzgarla ni regañarla.

Y es que, tras esperar dos horas ayer viernes en el parque y no verla volver, su tozudez la hizo autoconvencerse que quizás la perra oso polar había vuelto ya a la mansión por su propia cuenta. Rauda y veloz fue hacia allá, no sin antes pasar por Narook’s a por unos fideos de algas que al igual que su dueña, Naga amaba. Seguía algo molesta, pero tenía un bichito de la culpa carcomiéndola por dentro y quizás con comida la albina mascota la perdonaba.

Llegar, llamarla y que no viniese corriendo a lamerle el rostro con alegría vivaz, fue desconsolador.

Buscarla infructuosamente a la peluda fuente de energía en aquella solitaria mansión, fue una total decepción.

La comida se enfrió sin ser probada, pues no tenía hambre si Naga no estaba. Su estado de ánimo oscilaba entre culpar a la albina osa y culparse a si misma por su desproporcionado actuar; al final ganando la propia culpa al aceptar que por más inteligente que fuera Naga, ella también actuaba por instintos. Asami era la humana, la que podía razonar sus acciones con total conciencia y medir sus propias reacciones para al inocente animal no asustar.

Con algo de esperanza salió a buscarla por los extensos terrenos verdes de la Finca Sato, husmeando en cada lugar que sabía le gustaba o donde podría haber curioseado… pero nada, no la encontraba, y eso más la estaba angustiando.

¿Y si algo malo le había pasado?

¿Y si estaba hambrienta o la había atrapado algún villano?

Sabía que Naga era grande y fuerte, podría defenderse fácilmente de algún malvado… pero el Avatar siembre había tenido enemigos poderosos que buscaban directa o indirectamente hacerle daño.

Por ello el miedo la estaba colmando.

Fue cuando volvió a casa, cansada y destrozada, que decidió pedir ayuda a las mujeres mayores que ahora frente a ella estaban.

Ellas respondieron a su llamado, les contó escuetamente lo ocurrido y acordaron todas reunirse en el puerto de inmediato. Una vez allí Asami se quebró contándoles con lujo de detalles lo acontecido y aunque cerró los ojos con culpa esperando gritos, solo obtuvo reacciones de consuelo y palabras de esperanza y alivio.

Así es como desde muy temprano en la mañana se habían embarcado en una búsqueda exhaustiva, dividiéndose entre las tres la ciudad y acordando la playa como punto de reunión sea que la encontraran o no. Por desgracia fue la última situación.

Aunque preguntaron por toda la urbe, incluso con carteles dibujados por la misma Asami, nadie había visto a la mascota del Avatar Korra. Incluso para molestia de Asami muchos intentaron chismear e inmiscuirse maliciosamente, por lo que tuvo que aminorar los hechos para salvaguardar las apariencias y evitar que el dilema en los periódicos saliera.

Había finalmente anochecido y las tres en el punto de encuentro se habían reunido. Pese a no lograr su cometido, Asami estaba muy agradecida por el apoyo recibido y al ver el cansancio reflejado en las mujeres mayores y al pobre Rohan en brazos de Pema inquieto y pareciendo molesto, supo que ya había abusado de su buena voluntad. La misión de ellas había concluido.

—Kya, Pema, gracias por todo lo de hoy, en verdad… nunca pensé tener un apoyo tan incondicional y mi corazón se agranda de dicha al saber que puedo contar con ustedes en todo momento y lugar. No obstante, creo que ya es momento de que vayan a descansar, yo continuaré y les avisaré si hay alguna novedad.

Ambas mujeres se negaron y comenzó una leve discusión entre ellas que se querían quedar y Asami que rogaba para que pudiesen descansar, la cual fue zanjada por el lloriqueo hambriento de Rohan. Las mayores sabían que Asami tenía razón. Ella era más joven, tenía más energía y ellas con un bebé y décadas más a cuestas estaban ya más que exhaustas por el día que tuvieron a cuestas. Finalmente cedieron no sin antes aconsejar y abrazar varias veces a Asami, pidiéndole que les avisara de cualquier situación nueva que sucediera e indicándole que les pedirían a los espíritus para que Naga estuviera de vuelta.

Asami las dejó embarcadas en el ferry y solo cuando este se alejó de la costa sintió todo el peso de su ahora solitaria búsqueda encima.

El cansancio y el hambre se hicieron sentir con fuerza, pero los ignoró y siguió buscando alumbrada por la luz de la luna y una linterna. La extensión portuaria era lo último en la ciudad que faltaba de ser revisado, y ella recorrió el territorio llamando a la cánida a viva voz, esperando un milagro.

Pero nada… simplemente no había respuesta alguna. Al parecer todo había sido en vano.

La pelinegra finalmente se derrumbó y en medio de la arena, frente al mar de la Bahía Yue, cayó de rodillas, llorando.

Sendos caminos de gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, cuales cascadas, por el peso de sus actos.

No era solo que Korra la odiaría y su relación acabaría, no era solo haber lastimado a Korra perdiendo a su mejor amiga. Lo que más dolía era el hecho de haber herido a Naga, cuando ella no lo merecía.

Porque, aunque por traumas del pasado al principio le temía…

ella era parte de su familia y la quería.

No supo por cuánto tiempo estuvo allí, en medio de la arena, llorando. ¿Algunas horas? ¿Apenas un par de minutos? Era incierto y el concepto del tiempo algo abstracto. Solo sabía que su cuerpo, mente y alma se sentían entumecidos por el frío nocturno y el cansancio.

Y que, en medio de ese estado friolento y exhausto, allí sentada con cabeza baja, abrazando sus piernas y llorando, un peculiar y exquisito calor la fue rodeando.

¿Era…? ¿En verdad era…? ¿O lo estaba soñando?

Poco a poco levantó su compungido rostro y al confirmar que su presentimiento no era una mera fantasía, una leve sonrisa se fue dibujando.

La luz lunar y el brillo de la linterna que a pocos pasos había arrojado se reflejaban de hermosa manera en el pelaje blanco de aquella a la que estaba buscando. De aquella cánida que estaba usando todo su corpulento e intimidante cuerpo, arma letal para enemigos del avatar, de la manera más delicada para rodearla y que así el mullido pelaje la arropara y evitara que esté tiritando.

—N-Naga… en verdad eres tú… -susurró con voz temblorosa

El animal Guía del Avatar emitió unos pequeños gemidos mientras ponía su gran cabeza al alcance de la CEO. Asami no perdió la oportunidad y rodeada de ese cómodo abrigo viviente, abrazó la cabeza de su portadora con la desesperación de quien ha recuperado a un ser querido de los brazos de Vaatu; a la par de acariciarla con dulzura materna, mientras empapaba el pelo albino con su llanto.

—Oh, por Raava, en verdad eres tú, no sabes cuánto te extrañé y me preocupé por ti… -gimió entre sonoros lloriqueos la ojiverde antes de sorber por la nariz y levantar su mirada. La mascota, al sentir el cambio de posición también levantó un poco la cabeza para hacer contacto visual con la pareja de su ama. Asami, susurrando entre sollozos, continuó- Lo siento mucho, Naga… no te imaginas cuánto me arrepiento por mi comportamiento, por lo que hice y lo que dije. No merecías ese trato y me arrepiento de cada improperio o amenaza que solté. Eres la mejor de las chicas, Naga, sin duda alguna y juro por la memoria de mis padres nunca más volver a actuar de esa injustificada y errónea manera. Espero algún día puedas perdonarm…

Antes de que la pelinegra pudiese terminar su frase, una gran lengua obstruyó su vista y ensalivó su rostro, dejándola en shock. Lentamente abrió los ojos que había cerrado por reflejo y comenzó a parpadear. La impresión pasó tan rápido como apareció y en su rostro una sonrisa nuevamente se formó al ver el rostro de su amiga e hija putativa.

Era increíble como siendo un animal, Naga era tan expresiva: Sus negros y hermosos ojos transmitían perdón, sus lamidas consuelo y su cara pura alegría de estar de nuevo emocionalmente en sintonía y unidas.

Las lamidas continuaron sin parar y Asami sonreía y lloraba de felicidad mientras la acariciaba con vivacidad. Tras unos minutos la Euforia pasó y ambas quedaron juntas, tiradas en la arena, recuperando la respiración del jugueteo cariñoso del que habían participado.

Como sincronizadas ambas se sentaron y Asami retomó la palabra mientras palmaditas en la cabeza del can daba.

—Vamos mi buena niña, volvamos a casa.

La perra oso polar ladró con gusto hacia lo escuchado y se paró en sus cuatro patas estirándose para desperezarse. Pero cuando Asami también se levantó, terminó de ponerse las botas e iba a coger la linterna para comenzar el viaje, Naga se le atravesó y acostó mirando a Asami de manera intensa.

La CEO conocía esa posición, no era de sueño ni de pereza, Naga quería que ella en su lomo se subiera.

—¿En serio deseas que te monte? - preguntó ella, algo temerosa.

Un ladrido eufórico y movimiento agitado de cola fue toda la respuesta que necesitaba.

Asami tragó grueso. No mentiría, se sentía algo asustada porque siempre había montado a Naga con Korra (Así esta última estuviera desmayada). Esta vez iba a ser la primera en montarla en solitario y aún peor sin montura en el lomo. Pero, por otro lado, Naga no dejaba que la montara cualquiera… y tras este inconveniente esta era una muestra de paz y extrema confianza por parte de la cánida que ella no podía ni quería rechazar; por lo que, respirando hondo y dejando nuevamente sus temores de lado, se subió a pelo en el lomo de su amiga.

—Lidera el paso, chica. -le indicó cerrando los ojos y esperando que la mascota corriese rauda y veloz como sabía que le encantaba hacer. Pero, para su sorpresa, Naga comenzó a caminar con tranquilidad. Seguramente porque sabía cuan cansada se sentía Asami y no la quería agobiar más. Nuevamente la CEO sonrió, por la consideración del inteligente animal-Gracias Naga, en verdad.

El paso lento y el bamboleo tenue del trajín fueron adormeciendo poco a poco a Asami y eso en conjunto con lo suave del pelaje terminó haciéndola acostar encima de la perra oso polar mientras esta seguía su ruta ya aprendida hacia la mansión de su mamá adoptiva.

“Solo un ratito para coger calor” pensó Asami, mientras abrazaba al gran peluche viviente que la transportaba; después de todo el viento nocturno no tenía clemencia y Naga era una fuente de abrigo que cualquiera en su lugar quisiera.

Y es justamente esa sensación de delicioso calorcillo adormecedor frente al frío, mezclado con el cansancio de lo vivido y el alivio de encontrar a la otra dueña de su corazón, lo que, sin darse cuenta, finalmente la tumbó.


 

—Sami… hey, amor, despierta…

Korra intentó por tercera vez despertar cariñosamente a su amada, pero al no obtener respuesta simplemente suspiró rendida y con amor sonrió ante la escena vista.

Vino cansada de su viaje, en la madrugada porque algo le decía desde ayer las cosas en casa mal andaban… pero le alegraba mucho que solo fuesen ideas infundadas, después de todo aquí estaba la prueba de que gracias a los espíritus la situación entre sus amadas chicas mejor que nunca andaba: Ambas estaban acostadas en la cama, abrazadas.

Era una escena a la par graciosa, a la par tierna ver como tremenda bestia blanca que era su niña mimada se hacía lo más pequeña posible para caber en la cama y abrazar con su enorme y blancuzca pata a su amada novia sin dañarla. Y cómo Asami la abrazaba como a un enorme peluche y hasta un poco la babeaba.

No era que en verdad quisiera despertarla… o bueno, despertarlas, después de todo debían haber tenido también un día pesado si Asami todavía con su ropa de calle y botas andaba. Solo que Naga ocupaba casi toda la cama y únicamente había quedado un pequeño espacio al filo de la misma como para que se acostara.

—Ja, parece que han usurpado mi puesto… -susurró con tono jocoso, sonriendo con infinito amor mientras les daba caricias alternantes a ambas- No me importa si por dormir en ese pequeño espacio me caigo al suelo, me alegra verlas así, que finalmente conectaran.

Dando un besito en la cabeza a sus damas, Korra se acostó detrás de Asami, haciéndole cucharita, intentando abrazarla. Optó por tampoco cambiarse de ropa pues estaba muy cansada y ver a sus chicas durmiendo la llenó más del deseo de acompañarlas al reino de los sueños.

Pese al poco espacio para maniobrar y el temor de caerse en cualquier momento logró acomodarse adecuadamente y en menos de lo que canta un gallo-conejo ya andaba en las tierras de Morfeo, ignorante de toda la diatriba que habían pasado sus chicas más queridas y ajena a que, en el plano terrenal, Naga había extendido su pata para abrazarlas a ambas.

Después de todo, como buen perro guardián,

ella debía cuidar de esta renovada unión familiar.

FIN

 

Notes:

¡Hola!

Finalmente terminando este fic, más vale tarde que nunca.
Ha sido un año con muchos cambios emocionales, económicos, personales, de rutina y demás; pero con poca o casi nula creatividad para escribir.
En mi paupérrima defensa, creo que hacer mi tesis y luego otra tesis por la que me pagaron me dejó seco el cerebro; básicamente lo que he escrito han sido 95% cosas para el trabajo entre informes y planificaciones semanales.
Sí, por cierto, ya me titulé de licenciada y donde estaba haciendo pasantías me quedé trabajando de largo… ¡Hasta soy supervisora! Aunque mi paga no ha mejorado jajaja… pero el sitio es acogedor y me siento bien allí, eso es lo que importa. (Si alguien adivina de qué me gradué o a qué me dedico, se gana un premio… consistente en nada jajaja)
Volviendo a los fanfics, ya con este escrito terminado el siguiente paso lógico es volver a culminar el reto de agosto del año pasado (suena triste que no lo terminara por lo menos en agosto de este año, no me juzguen) del cual me quedaron pendientes como 4 capítulos creo… pensaré mucho en qué shots meter, y si no me nace, veré si mas bien la creatividad fluye para un tercer y último capítulo de Click como especial de Halloween. Si a buen tiempo todo fluye para ambas cosas, mejor.
Espero les gustara este capítulo, aunque fuese corto, como comenté en el anterior originalmente iba a ser uno solo, pero por lo quisquillosa que soy con los números de capítulos, preferí dividirlo. De igual manera disculpen algún error ortográfico, de sintaxis o incompatibilidad con la trama. Como de costumbre, mis finales son felices cual lombrices para ponerle dulzor a la vida.

Gracias a quienes, pese a la ausencia, aún me siguen leyendo.

Saludos.
Le chat et l’abeille.

Notes:

¡Hola!
Esta idea se me ocurrió ya que no a todas las personas les agradan mucho los cánidos (Mi madre es cinofóbica) y sería un lio si pasara eso con Asami, sumado a tener que encargarse de Naga. Ahora, aquí la “fobia” de Asami no es taaaan fuerte, puede estar con Naga alrededor e interactuar con ella levemente o a profundidad montando en ella de ser necesario, sino que le pone los nervios de punta. Digamos que es un punto medio en su aversión y necesita ese empuje que la una a la cánida para vencer esa barrera invisible que las separa.
Recalco que no todas las fobias se superan con terapia de exposición al animal del cual se tiene aversión, ni con “el poder del amor” como aquí; pero esto es escrito con fines de entretenimiento.
Esta historia será corta, de capítulos rápidos pero amenos; espero que la misma sea de su agrado porque me divertí al escribirla.
Saludos,
Le chat et l’abeille.