Work Text:
Con la orden qué nos dan obedecemos
Cualquier cosa qué digas lo haremos
La campana nos da vida pero también nos castiga
Oh, Adelaida ¿Podré ser libre de estos hilos qué controlas? ¿Me sacarás la lana y pondrás devuelta mí razón?
O seguiré siendo el títere qué obedece a su titiritero con el condenado sonido de la campana.
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Los amigos del mal final caminaban por los bosques de lo Desconocido, según Bipper. El simpático demonio dentro del cuerpo de un adolescente, le dijo qué sería un buen lugar para buscar recursos y descansar, pero lo único qué se toparon fueron árboles aterradores con caras y una bestia gigantesca con grandes ojos de colores y afilados dientes qué los persiguió por todo el bosque. Los habría matado de no ser por Finn qué lo congeló por puro pánico.
Finn estaba empezando a creer qué sus compañeros estaban mal de la cabeza, más mal qué él incluso. Bill y Dipper eran buenas personas, le ofrecieron su ayuda,un hogar y su compañía. Sin embargo, se la pasaban metiéndose en problemas en cada lugar a donde iban,liberando caos, haciendo bromas y riéndose maleficamente como dos desquiciados.
A pesar de todo, Finn quería mucho a sus amigos y no quería que se metieran en problemas o qué salieran lastimados.
Mientras descansaban, Bipper le comentó a ambos chicos qué había encontrado una pequeña cabaña abandonada cerca de la laguna de las ranas. Dipper sugiero qué sería buena idea ir para buscar suministros y algo de comer.
Finn en cambio, le aterraba la idea. Los chicos tuvieron qué arrastrarlo para llevarlo hasta la choza.
-¡Vamos copito no seas un cobarde!- alentó Bipper entre dientes,tirándole con fuerza de las largas mangas azules.
-¡No es la gran cosa!- apoyo el fantasma. intentando empujar a Finn para qué entre a la choza,Aunque fuese en vano debido a qué sus manos traspasaba con facilidad.
-¡No!,¡No! Y ¡No!- negaba una y otra vez para qué lo dejarán tranquilo -me niego a entrar a una choza qué podría estar embrujada-
-no está tan embrujada-
-bueno…hay un 60% de probabilidad qué lo este- opinó el fantasma
-callate pinetree- lo callo entre dientes
El rubio perdió el equilibrio y cayó de boca al polvoriento piso de la sala. Bipper se rió por la cara llena de polvo qué tenía el rubio.
-vaya Finn, creo qué ahora te llamaré Cenicienta jajaja- con la manga de su traje, le limpió toda la cara. El muchacho todavía lo miraba con la cara hinchada de enojo.
-guau, este lugar si está abandonado, Y miren- el espectro les señaló la cantidad de velas qué había - no hay electricidad o lámparas. Solo velas, demasiadas velas-
-las personas tienen gustos raros, pinetree- le dijo mientras apagaba con sus dedos cada vela aromática qué se encontrara sin gemir con dolor - ¡como tu y tus gustos raro de mascar lapiceras!-
-¡Ey!, es un tic nervioso -
Luego de revisar y pasear un poco por el lugar. Los chicos opinaron qué podría tratarse de la casa de una anciana, una anciana bastante peculiar.
Había muñecos de madera tallados y pintados en la repisa del dormitorio. En la alacena de la cocina, juegos de té de porcelana fina y ovillos, ovillos en todas partes. Tanto en el pequeño baño repleto de plantas y cactus, como en la frazada bordo de la cama.
Dipper también había encontrado libros extraños con dibujos grotescos bastante bien graficados. El par de dementes supieron qué se trataba de un libro de hechicería y quién vivía aquí la practicaba.
Finn sintió un escalofrío, el pensamiento de qué viviese una bruja aquí le daba miedo, ambos castaños aprovecharon esto para molestar a el rubio. Cantando sobre brujas y asustando lo por detrás. no fue gracioso para él, pero ya estaba bastante acostumbrado a sus bromas qué ya no les tenía miedo.
“Algún día madurarán y dejarán de comportarse como un par de idiotas” pensó
Finn los dejo riéndose y se fue a recorrer un poco más la choza. No era tan grande, la cama estaba en la entrada y solo tenía 2 puertas. Una era el baño y la otra era un misterio.
La puerta estaba cubierta de polvo. El chico pálido pegó su oreja contra la puerta para escuchar algo, nada. Él se apartó con desinterés hasta qué un rotundo Sonido proveniente de la misma lo espanto. El volvió a apoyar su oreja pero nada ocurrió.
El joven príncipe se apartó de la puerta, la curiosidad lo estaba asfixiando. Tragó saliva y lentamente llevó su tembloroso brazo hacía el picaporte.
Ni hubo tiempo de sobre pensar en algo más cuando sintió el ruido del picaporte abriéndose y la puerta rechinando se.
No se podía ver mucho, solo la luz del otro lado de la habitación iluminaba el tétrico lugar. La habitación era un almacén repleto de muñecas del tamaño humano.
hasta podía decir qué parecían humanos de verdad. Pero la vestimenta extravagante y colonial qué tenían parecía la ropa qué usaría una muñeca de porcelana.
Cada muñeca era diferente en tamaño y en ropa. pero algo qué tenían todas en común eran: sus extraños ojos en blanco, sus bocas de muñeco ventrilocuo, las articulaciones marcadas y campanas. Campanas de diferentes diseños y tamaños colgadas en sus cuellos.
El único qué no tenía una campana era un muñeco qué estaba tirado en medio del almacén. Finn le corrió el pelo oscuro de la cara. Sus ojos estaban cerrados, raro, este muñeco era muy raro.
Camino con curiosidad alrededor del juguete. Al tocar su pelo parecía de verdad, vestía un elegante traje verde opaco y parecía hecho de madera más qué de porcelana.
Al analizarlo mejor, el extraño muñeco era un chico alto y flaco. De lo qué estaba seguro es qué él no era igual qué los otros juguetes,¿Acaso tendrá algún defecto?
-¡Ey copito!- lo llamo Bipper desde la puerta Desconcentrando lo -¡mira la genial campana qué encontramos!, ¡te apuesto una lata de frijoles qué está embrujada!- canturreo mostrándole una pequeña pero oxidada campana con diseños de hojas de otoño y árboles parecidos a los del bosque.
Iba decirle algo más pero se quedó impactado al ver el cuerpo tirado en medio de la habitación justo al lado del rubio.
-¡Woah Finn!, buen trabajo. Te falta práctica, pero obviamente puedes mejorar- el se paró a su lado para darle pequeñas Palmaditas de aliento en el hombro.
-¡¿Qué?! ¡No! ¡Yo no- ¡Olvídalo!-
-¡Ash Bill!- interrumpió el fantasma apareciendo detrás de ellos -¿¡Qué te dije de atacar personas y dejar tirado el cuerpo!?
-¡nadie mató a nadie!- dijo exhausto el rubio - ya estaba así. Y no es una persona, es un muñeco-
-¿Muñeco?, ¿Como los ventrílocuos?- preguntó el fantasma mientras revisaba el cuerpo con curiosidad.
-algo parecido-
-y hay muchos más de ellos- señaló el castaño a los demás juguetes colgados como si fueran ropa en un perchero.
-no es como los demás- afirmó- tiene los ojos cerrados y parece más…humano-
-y no tiene campana- agregó Dipper, notando las campanas colgando de los cuellos de los demás títeres -¿No será esa la suya?
-¿y para qué sirve de todas formas?- dijo el castaño tocando la campana alocadamente. Irritando a los demás.
-¡Guarda silencio!,¡idiota!- lo callo malhumorado el espectro intentando sacarle la campana -¡No ves qué llamarás la atención con eso!-
-¿A quién?,¿A los títeres sin cerebro? ¡Por Favor!-
-ch-chicos…- les llamó la atención el tartamudeo del rubio
-¿¡Qué?!- preguntaron al unísono
El rubio apuntó hacía adelante. El muñeco antes inmovil levanto uno de sus brazo. Sus codos se apoyan firmemente en el suelo para poder pararse e intentó controlar sus temblorosas piernas de madera para qué no se doblaran por culpa de sus articulaciones. Parecía una película de terror, en donde el espíritu maldito hacía cobrar vida a cualquier muñeco y se levantaban de su profundo sueño.
Al final el muñeco logró pararse. Los chicos miraron con los ojos bien abiertos cada movimiento qué hacía, él peculiar títere dejó ver sus ojos color multicolor qué alumbraban las caras aterradas de los jóvenes.
El títere se les quedó mirando sin parpadear por un par de segundos. No hacía falta qué Bipper les leyera la mente para decir qué esto era bastante incómodo.
Finn largo un suspiro e intentando tragar su corazón atorado en su garganta, dio un paso hacía el extraño juguete viviente.
-¿¡Finn?!,¿¡Qué carajos haces?!- le regaño Bipper en voz baja detrás de él -¡No sabemos qué puede hacer!- le advirtió Dipper en el mismo tono qué su amigo.
-h-hola- no pudo evitar tartamudear, no hubo respuesta -s-s-oy Finn, mí nombre es Finn-
Aún sin respuesta. La mirada vacía del títere hacía crecer la ansiedad del pequeño príncipe. Nunca había sudado tanto en su vida.
De repente, Finn sintió una mirada fija en su artefacto más preciado, su corona. ¿Acaso pensaba en quitársela?.
El príncipe vio qué su mirada pasaba de su corona hacía él. el Ser empezó a acercarse hacía él, cuando lo tuvo a centímetros de su cara, el rubio agarró su corona y cerró con fuerza sus ojos para recibir el ataque. ¿Dónde estaban sus poderes de hielo cuando más los necesitaba?.
No ocurrió nada, ni un intento de arrebato a su corona o intento de atacar.al abrir los ojos vio al mismo muñeco de rodillas como un fiel y educado
Súbdito
Bipper se apartó del fantasma para ver la impresionante escena. El títere se estaba arrodillado,era impresionante ver a un saco de carne obedecer por voluntad propia. ¡Sin siquiera amenazar!
-Finn, creo piensa qué eres su reina- dedujo Dipper viendo con la boca abierta la escena.
-¿¡Reina!?- el rubio se sonrojo como un tomate.La primera vez qué alguien le decía un apodo relacionado a la realeza fue Bipper diciéndole “principito”. Estuvo dos semanas con los cachetes colorados.
-bueno, con ese cabello de princesa qué tienes sería indudable admitir qué le cantas a los pajaritos para qué te cocinen- Bipper posó su mentón en los hombros del príncipe y empezó a jugar con los dorados mechones qué se le escapaban de su gorro. El muchacho mordió su cachete para evitar qué su cara se pusiera más colorada.
-¿Y qué hacemos con el Dipper?- pregunto preocupado. no podían dejarlo abandonado aquí e irse como si no lo hubiesen despertado. Finn se agachó para observar lo más de cerca. Se le escapó un pequeño gemido de susto cuando noto qué estaba demasiado cerca de su rostro.
Él títere acercó su cara hacia él,¿Qué quería hacer?,acaso quiere…
El rubio arrullo la cara de madera con ambas manos y con los pulgares hizo pequeñas caricias en su rostro. Su piel era áspera,seca y cálida. Cómo la madera de los extraños árboles del lugar.
El títere zumbo con satisfacción, supuso qué necesitaba esto. Se sentía raro acariciando lo, no era para nada parecido a un burro. Y no quería admitir enfrente de Bipper y Dipper qué lo estaba disfrutando, era muy tierno.
El sonido de la puerta rechinando interrumpió el momento. Bipper se asomó a la puerta para ver quién había entrado. Era una abuela regordeta de aproximadamente 80 y tantos años, vestida con un Chanel rojo, un sombrero puntiagudo decorado con flores y una máscara de aire qué cubría toda su cara.¿Ella es la dueña de esta casa?.
-¡oh calabaza!- llamó la señora - ¡despierta cariño! ¡Hay mucho por hacer!-
El títere se levantó del suelo y como si nada,salió a recibir a la señora.
-oh ahí estás retoño. ¿Dónde está tu campana?- le pregunto -¡no me digas qué la perdiste de vuelta!. ¡Qué descuidado eres! ¡Ve a buscarla!, tú sabes qué es más difícil darte órdenes sin ella-
El volvió solamente para sacarle la campana a Bipper. El oji dorado jalo con fuerza de la campana para qué no se la llevará, pero el joven de madera era más fuerte.
El volvió a la sala y le dio la campana a la anciana, quién ahora ya no tenía la máscara puesta y estaba descansando en su cama - mucho mejor - tocó la campana alegremente y sus ojos multicolores se pusieron en blanco.
-porfavor, sacude el polvo- pidió - tú sabes cómo me pongo cuando hay mucho polvo ¡y no olvides de revisar qué no haya entrado nadie, cariño!. Huelo desde aquí niños con cerebros frescos para trabajar en la casa-
Los tres amigos empezaron a entrar en pánico. ¿¡Acaso esa mujer dijo cerebros frescos!?, ¿¡A qué demonios se refería con trabajar en la casa?!.
-chicos- Bipper les llamó la atención -creo qué esa cosa y los demás cachivaches son….-
-¡NOS VAN HACER JUGUETES!- gritó con pánico el fantasma. Ambos chicos le taparon la boca.
Wirt volvió al almacén encontrándose con tres chicos agachados detrás de la puerta. Con brusquedad agarró la muñeca del rubio y lo jalo para qué saliera.
-¡Finn!-
-¡suéltalo pedazo de madera oxidada- ordenó Bipper pateandole.
-¡No por favor no lo hagas!- gritó entre lágrimas -ella te está obligando hacer esto, yo sé qué no quieres hacerlo. ¡Por Favor ten piedad! -
Wirt se detuvo en seco y su agarre se suavizó. Él seguía mirándolo con esa mirada vacía. Finn confiaba qué en el fondo no quería hacerles daño. Fue entonces cuando sintió su mano limpiándole las lágrimas y acariciando su cara como el rubio lo había hecho con él.
Finn sonrió con alivio, las acciones decían más qué una palabra o expresión.
-vaya vaya ¿Quién tenemos aquí?-
La anciana estaba detrás del chico de madera, a pesar de su baja estatura comparado con el muchacho, imponía respeto y ocultaba algo siniestro en esas arrugadas mejillas.
-¡Muy bien hecho!, ¡Eres un buen chico!. Encontraste a tus nuevos compañeros de trabajo- a pesar de su apariencia débil y frágil. Ella agarró con más fuerza la muñeca de Finn.
-vamos jovencito, no tengas miedo- le consoló notando las lágrimas qué salían de sus ojos -no te haré daño,¡Ni siquiera lo sentirás!- por más qué tironeaba con fuerza, no podía salir del agarre de esa desquiciada.
Cuando la anciana logró sacarlo del almacén, un ovillo le pegó en la cabeza -¿¡Pero qué!?-
-¡Tomé eso,bruja fea!- los chicos le empezaron a tirar todo lo qué tenían a su alcance para distraerla. Desde ovillos de lana hasta platos de porcelana.
-¡U-ustedes son unos malcriados- dijo débilmente -pero pronto arreglaré eso…¡Oh calabacita!-
Al oír el sonido de la campana los ojos del muñeco se volvieron blancos de vuelta. El se dirigió hacía los castaños para detenerlos
Finn busco desesperadamente la campana antes de qué la bruja se diera cuenta, agarró la campana qué estaba debajo de ella. Y la tocó varias veces antes de qué el títere lastimara a Bipper.
-¡DETENTE!- rogó. Los ojos del muñeco se pusieron en blanco otra vez, había obedecido su orden.
-¡Devuélveme eso!- la bruja se lanzó hacia él para recuperar el instrumento. Finn la esquivó a tiempo y corrió hacía Bipper.
-vayámonos de aquí-
-¿Qué hay de él?-
-¡Ya no hay tiempo Finn! ¡Tenemos qué irnos!- ordenó el fantasma empujandolos hacia la salida.
-¡USTEDES NO SE HIRAN AL NI UNA PARTE! ¡PEQUEÑOS MOCOSOS-
Bipper abrió la puerta haciendo salir una ráfaga de aire qué debilitó a la anciana por completo. Ella se estaba desintegrando, literalmente se desintegraba como polvo.
-¡M-mi m-a-ascara!,¡M-mi máscara!- agonizaba -¡C-ierra la puerta!- rogaba intentando agarrar el tobillo del castaño-¡Cierra…la
Con asco,la pateó en el pecho qué quedaba de la anciana haciendo qué finalmente se desintegre por completo hasta convertirse en polvo.
-¡Vámonos! ¡Ya!- ordenó
-¡Ven!- tocó la campana el príncipe con desesperación para llamar al muñeco quién observaba los restos de su ama desaparecer con el viento.
El muñeco reaccionó con el sonido de la campana, Finn agarró de su mano y ambos corrieron lo más lejos posible.
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-¿Me estás diciendo qué rellenaron su cerebro con lana?-
Dipper estaba fascinado con el muñeco viviente,no paraba de analizarlo y ver cada detalle del extraño humano.
-las brujas suelen hacerlo, ya saben, cuando no tienen gatos negros o ayudantes. En vez de alimentarse de su juventud los usan como sus sirvientes- respondió el demonio mientras masticaba su manzana - bastante creativo la verdad-
-y qué piensas hacer con el ¿Finn?-
Él le dio un vistazo al muñeco, quién ahora estaba más animado alrededor de los chicos. Él le dedicó una mirada tan linda y dulce qué derretía el corazón a cualquiera
-yo opino qué… venga con nosotros- sugirió - no podemos dejarlo así nada más, aparte el es…como nosotros-
Y era cierto, aunque no supiese toda su historia, estaban enredados en la misma situación. No le gustaría qué estuviera solo en esto, como él se había sentido antes de qué Dipper y Bill llegasen a su vida.
-ok,ok, suena buena idea, nos podría servir a nuestro beneficio- antes de qué Bipper dijera algo más, el fantasma lo fulminó con la mirada. -Pero necesita un nombre, ¡Si no, no sabré qué apodo ponerle!-
El muñeco inclinó la cabeza con confusión. Finn tarareo pensando en un nombre ¿Calabaza?
,¿Pinocho?,¿Elder?,¿¡TINKER BELL!?.
-¿Que tal Wirt?-
El rubio miró a Dipper, tenía la campana del títere y la revisó por dentro. - lo dice aquí, por dentro, “Wirt”- señaló.
-Wirt - susurro su nombre con una sonrisa
-nah, yo prefería más Pinocho- Dipper le dio un fuerte codazo, aunque no lo sintió, se hizo el ofendido.
-solo le falta una cosa más- el espíritu le entregó el objeto,pero ahora estaba colgando de un hilo rojo -es mejor qué él lo tenga ¿No?-
-si creo qué tienes razón dip- el rubio le colgó la campana mientras Wirt observaba como lo hacía -bienvenido a los amigos del mal final, Wirt - sonrió
