Chapter 1: 𝑷𝒓𝒐𝒍𝒐𝒈𝒐
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Las vidas de Katsuki e Izuku estuvieron entrelazadas desde antes que ambos tuvieran uso de razón, por eso mismo, desde pequeños habían sido dos personas con un lazo muy fuerte que los unía el uno con el otro.
Su pequeña amistad era tan fuerte que en poco tiempo Katsuki se volvió el pequeño protector de Izuku, cuidándolo y mimándolo en grandes cantidades; y aquello el pequeño peliverde lo disfrutaba.
Poco a poco, su amistad fue transformándose en algo más, en algo más profundo, por lo que de amigos pasaron a llamarse hermanos aun si no compartían ningún lazo de sangre.
Pero al parecer, para las madres de ambos, su amistad se había convertido en algo más romántico.
Tanto Mitsuki como Inko al ver su interacción pensaban que conforme fueran creciendo sus hijos se volverían una hermosa pareja, pensamiento que fue reforzado en el momento en que las castas de ambos fueron reveladas junto con la sorpresa de que ambos estaban unidos por el fuerte lazo del destino.
Con esa gran noticia, las familias de ambos tomaron la decisión de que un matrimonio arreglado era la mejor idea, ya que al final del día, sus hijos terminarían enamorados.
Así fue como acordaron que en el momento en que ambos fueran mayores de edad, aquella boda seria llevada a cabo.
Con el pasar de los años, tanto Katsuki como Izuku se convirtieron en la digna imagen que suponían sus castas, un alfa y un omega en toda regla. También su hermandad creció con el tiempo sin ningún cambio, aunque la gente siempre dijera que era una envidia que ambos fueran destinados, ante sus ojos solo se veían como familia.
Pero todo se fue cuesta abajo cuando después de cumplir 16 años, fueron avisados del trato que fue acordado cuando aún eran niños.
Por obvias razones ambos se negaron ante la idea de casarse, no se amaban y sabían que nunca lo harían, pero, ambas familias hicieron caso omiso a sus comentarios y solo les dijeron que no había otra opción, eran destinados y es lo que se debía hacer.
A cada día que pasaba, más próxima estaba la boda y más ansiosos estaban.
Pero a una semana antes del evento, ambos hartos de la situación viendo que nada de lo que hicieran haría a sus padres cambiar de opinión; decidieron huir lejos antes de que sus vidas se arruinarían, no se amaban y nunca lo harían.
Así fue como en un nuevo país, volvieron a iniciar sus vidas desde cero; sin saber que, en aquel lugar, encontrarían algo mucho más que su ansiada libertad…
Chapter 2: 𝑳𝒊𝒏𝒌𝒆𝒅 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔
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La amistad de Mitsuki e Inko inicio cuando ambas estaban en la adolescencia, su primer encuentro se dio en el instituto donde ambas coincidieron y de ahí ambas se volvieron las mejores amigas. Siendo ambas de familias influyentes que se movían en el mismo circulo social fue muy fácil que su amistad siguiera por los siguientes años.
Ambas yendo a las mismas escuelas, a la misma universidad; lugar donde ambas conocieron a los que tiempo después se convertirían en sus respectivos alfas. Así que no fue sorpresa cuando años después tanto Mitsuki como Inko quedaran embarazadas casi al mismo tiempo, con solo tres meses de diferencia.
La primera en dar a luz fue Mitsuki, teniendo a un hermoso niño que era la viva imagen de ella, con una pelusita ceniza y un par de ojos color granate, de nombre Katsuki.
Para luego meses después fuera Inko ahora la que se convertiría en madre, dando a luz a un pequeño bebe de ojos esmeralda y pecas cubriendo sus mejillas, de nombre Izuku.
Desde el día uno, tomaron la decisión de que su crianza seria conjunta, tenían la ilusión de que, así como ellas eran amigas, ellos fueran igual.
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Con el paso de los años, los pequeños construyeron una amistad muy fuerte. Katsuki amaba con todo su corazón a Izuku, tanto que lo llegaba a considerar como si de su hermano se tratase. Al ser hijo único, toda su atención se centraba en el peliverde; lo cuidaba todo el tiempo, lo consentía a mas no poder y hacia todo lo posible para ponerle una sonrisa en el rostro.
Con Izuku era igual, para el pequeño pecoso, Katsuki, o como él lo llama, Kacchan; era el mejor hermano mayor que pudiera tener, amaba como el cenizo lo cuidaba y lo llenaba de mimos solo por existir; así que Izuku hacia todo lo posible para demostrarle que su cariño por él era inmenso.
Sus madres eran felices por la amistad de sus hijos, pero en sus mentes maquinaban unas ideas muy diferentes referentes a esa amistad.
—¿No crees que sería genial que nuestros hijos resultaran Alfa y Omega?— comentó Inko con una sonrisa mientras veía a su hijo jugar con Katsuki, llamando la atención de Mitsuki quien aparto la mirada de la revista que leía en ese momento.
—Verdaderamente sería una maravillosa noticia si así fuera, nuestros hijos se llevan tan bien que no dudo que su amistad se convierta en algo más cuando crezcan— contestó muy feliz Mitsuki mientras llevaba su mirada hacia los niños.
—Pues tendremos que esperar a ver que sucede, pero estoy segura de que así pasara— aseguró Inko, a lo que la rubia no pudo estar más de acuerdo.
Mientras más pasaba el tiempo, la amistad de ellos dos solo crecía más y más, no había momento en que no estuvieran juntos. Al vivir cerca siempre salían a jugar juntos, las pijamadas eran muy frecuentes; su vida escolar inicio con ambos agarrados de la mano porque no querían estar separados y sus madres, más que felices de que así fuera.
Todo mundo decía que ellos terminarían juntos, mucho más porque por la forma en que ambos se veían y comportaban, era más que obvio la casta en la que pertenecerían.
Katsuki siendo un niño de carácter fuerte y con un aura imponente a su corta edad, todo lo contrario a Izuku, que era el niño más dulce y delicado que pudieras conocer. Una pareja que se complementaba en todo sentido.
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Estaban a una semana del 20 de abril, lo que significaba que el cumpleaños número 13 de Katsuki estaba ya cerca y él no podía estar más que emocionado.
—¡Quiero una gran fiesta! Pronto cumpliré doce y por fin podre saber cuál es mi casta— decía Katsuki emocionado hacia Izuku.
—¡Si! Será una gran fiesta, Kacchan— respondió feliz Izuku mientras brincaba —Después vendrá la mía y por fin sabre igual; no puedo esperar a que pase.
—Claro que si Zuzu, tendrás una gran fiesta como la mía porque te la mereces— comentó Katsuki mientras repartía caricias en la cabeza del peliverde.
Izuku solo atino a abrazarse contra el cenizo mientras comenzaba a reír, era mucha su emoción por su cumpleaños y que mejor pasarla con su mejor amigo de toda la vida.
Días después de esa conversación, ambos estaban en el cuarto del peliverde viendo una de sus películas favoritas mientras esperaban que la mama de este los llamara para comer. Fue de un momento a otro que Izuku comenzó a sentirse de manera muy extraña, sentía como si la cabeza le diera vueltas, al igual que empezaba a sentir un extraño calor cubrir todo su cuerpo; como pudo jalo la playera del cenizo para llamar su atención, su voz no salía de su boca.
En el momento en que Katsuki volteo, su cara se tornó en una de preocupación. El gran sonrojo que cubría todo el rostro del pecoso más la mueca de incomodidad que tenía le daba a entender que algo sucedía.
—Kacchan, me siento demasiado raro, no sé qué me pasa— como pudo susurro Izuku mientras sus ojos comenzaban a volverse cristalinos —Tengo miedo.
Rápidamente Katsuki se levantó de la cama con la preocupación a tope —Zuzu, ¿Qué tienes? Necesito llamar a tu mamá— pero en el momento en que se disponía a irse, la mano de Izuku se lo impidió.
—Por favor no te vallas, Kacchan, no me dejes solo— suplicó Izuku mientras se abrazaba a Katsuki y colocaba su rostro cerca del cuello del contrario; sentía como un pequeño aroma a caramelo provenía de ahí, era muy calmante.
—Está bien, no te preocupes, sabes que nunca te dejaría solo.
Katsuki al igual que Izuku empezaba a notar como un leve aroma manzana danzaba por el aire y que provenía del pequeño peliverde, ese aroma le hacía salivar, pero decidió no tomarle importancia, ahora lo que más le importaba era ayudar a Izuku.
En ese instante Inko entro al cuarto para decirles que la comida estaba lista, pero grande fue su sorpresa cuando sintió como una gran cantidad de feromonas rondaba en el aire. Estaban entrando en celo.
Pero lo que más le sorprendió fue que parecía que ambos niños se reconocían, lo cual era imposible. Solo los padres podían detectar el aroma de las feromonas de sus hijos durante tres meses después de presentarse su celo; a no ser que sean…
No podía creerlo, eso significaba que ambos eran destinados. Su emoción era tanta que casi grita de la emoción, pero decidió que era mejor checar como estaban, por lo que se acercó hacia donde estaban los niños, pero fue recibida por un gruñido de parte del cenizo.
Eso solo le confirmaba más su teoría, era normal que un alfa gruñera de forma protectora cuando alguien quisiera acercarse a su omega en ese estado tan vulnerable; así que mejor decidió marcarle a Mitsuki para comentarle la situación.
Pasaron tres días en los cuales ninguno de los dos se quería separar. Para este punto ambas familias sabían lo que pasaría, y lejos de preocuparles, estaban más que felices, así que no hicieron nada por separarlos.
Pero lejos de lo que sus padres creían, ni Katsuki ni Izuku hicieron algo más que abrazarse y acurrucarse juntos en busca de compañía; el cenizo le daba mimos y el pecoso le respondía con ronroneos.
Al finalizar su celo, ambos fueron llevados al doctor para los correspondientes chequeos; solo para que les dijeran lo que ellos ya sabían: Katsuki se había revelado como un alfa mientras que Izuku fue como un omega, y lo que más esperaban, que ambos eran destinados.
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Ambas familias ahora se encontraban reunidas, tenían que hablar sobre el futuro que les deparaba a sus hijos.
—Es una gran noticia que nuestros hijos sean destinados— dijo de manera alegre el alfa de Inko, Yagi —Y también muy conveniente para nosotros.
—Claro que sí, no podría ser mejor todo esto— comentó Mitsuki igual de emocionada mientras dirigía su mirada a su amiga —Me alegro de que se cumpliera lo que tanto soñábamos.
Inko al escuchar a la rubia solo pudo asentir emocionada, estaba tan de acuerdo con ello.
—¿Entonces porque no hacemos un acuerdo matrimonial? Sería maravilloso que en cuanto cumplan la mayoría de edad, se casaran.
Al escuchar la voz, todos voltearon a ver a la persona que hablo, siendo este el alfa de Mitsuki, Masaru.
El alfa al ver que consiguió la atención de todos siguió hablando —Ahora que sabemos que son destinados, está más que dicho que así será, pero podremos con este matrimonio unir nuestros imperios.
La idea al parecer fue bien recibida, tanto que ambas omegas se voltearon a ver con alegría en sus rostros.
—Piénsenlo, es un ganar-ganar, además, como padres debemos ver por lo que más le conviene a nuestros hijos— termino de comentar Masaru con una sonrisa de satisfacción.
Ahí fue cuando todos aceptaron ante la increíble idea, así fue como en ese momento pactaron que realizarían el matrimonio; sin saber que aquella decisión, solo provocaría que sus hijos tuvieran muchos problemas y de paso, igual ellos.
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Los años siguieron pasando y aquel par de niños que corrían juntos ahora eran un par de adolescentes de 16 años.
Izuku se había convertido en un omega en toda la extensión de la palabra: poseía una gran hermosura, al igual que un rostro casi angelical; tenía una figura envidiable, con curvas suaves en los lugares indicados. Su voz era suave y melodiosa; y su personalidad para muchos era un bálsamo para el alma.
Por otro lado, para Katsuki la palabra alfa le quedaba corto; era un hombre imponente, con una gran fuerza física y mentalmente. Su personalidad era tosca y poseía un aura que imponía a cualquiera; sin olvidar que su rostro como su figura era de admirar, un alfa hecho y derecho.
Ambos ahora cursaban el segundo año de preparatoria, por lo que solo les faltaba un año para que iniciaran la universidad. Ambos estaban emocionados por ello, pero aun ignoraban un pequeño detalle que no sabían y que les cambiaria la vida completamente.
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—Kacchan, ¿Dónde estás? Recuerda que nuestros padres nos citaron urgentemente y tú te dignas a llegar tarde— la voz de Izuku sonaba molesto mientras hablaba por teléfono.
En la mañana su padre le informo que necesitaba hablar con ambos de algo muy importante, así que los cito en la casa de los Bakugou después de que terminaran sus actividades, pero como siempre el cenizo llegaba tarde, en verdad que odiaba la impuntualidad.
—Ya voy llegando Zuzu, no pasara nada si llego un poco tarde, no te mortifiques, ¿Ok?— contestó Katsuki con un tono demasiado calmado que solo provoco molestar más al pecoso.
—Ya ni se para que me molesto… ¡Solo llega ya!— y sin esperar respuesta, colgó. No tenía ganas de escuchar el sarcasmo del alfa.
Katsuki al notar que le habían colgado, solo pudo soltar un suspiro mientras continuaba manejando, sabía que el peliverde estaba molesto, pero también sabía que eso no duraría mucho. Izuku lo quiere mucho y nunca dura mucho sus enojos contra él.
Cinco minutos después por fin había llegado a su casa donde lo habían citado; estaciono su auto frente a la mansión y bajo rápidamente, no quería que más personas lo regañaran por llegar tarde. Para cuando llego a la sala de su hogar, noto que el único que faltaba era él; Izuku solo lo volteo a ver con una mirada molesta antes de quitar su mirada y dirigirla de nuevo a su teléfono.
—Hasta que por fin llegas mocoso— comentó molesta Mitsuki en el momento en que lo vio, a lo que solo chasqueo la lengua y sin decir nada, se dirigió hacia donde estaba su amigo para sentarse a su lado.
—Bueno, ya que todos estamos aquí, empecemos— interrumpió Yagi, llamando la atención de los presentes —Como les había dicho, tenemos algo muy importante que decirles a ustedes— habló el rubio hacia los dos adolescentes.
—Exacto, algo con respecto a su futuro y al de nuestras familias— agregó Masaru.
Tanto Katsuki como Izuku se dieron una mirada sin entender absolutamente nada —¿Algo sobre nuestros futuros?— respondió el peliverde un poco confuso con todo lo que los adultos decían, lo único que sabia era sobre la carrera que sus padres querían que estudiara para así tomar el mando de la empresa familiar.
Katsuki no estaba mejor, no tenía ninguna idea de que era eso “importante” —Déjense de rodeos y mejor vallan al punto— dijo en un tono fastidiado el cenizo, odiaba cuando le darán mil vueltas a los asuntos y no fueran directos.
—Bueno, bueno, no se desesperen chicos— comento Inko tratando de apaciguar el ambiente —La noticia que les íbamos a dar es que… ¡Ustedes se van a casar!— termino de hablar con voz emocionada por la noticia.
Si algo que había anhelado desde que dijeron que su hijo y su mejor amigo eran destinados, era que algún día pudiera verlo vestido de blanco caminando hacia el altar.
Al escuchar aquella proposición, Katsuki se levantó enojado —¡¿Qué? ¿De qué diablos están hablando?!— la voz del cenizo denotaba furia, no entendía en que pensaban sus padres; por otro lado, Izuku se encontraba en shock aun procesando todo.
—Pues lo que escuchaste Katsuki— esta vez Mitsuki decidió intervenir al notar la reacción de su hijo, no entendía porque se ponía de esa manera.
—Pero, saben que yo considero a Katsuki como si fuera mi hermano, como si fuera mi familia— susurro aun desconcertado Izuku tratando de asimilar lo escuchado, quería creer que todo esto era una confusión.
—Mi vida, tu y Katsuki son destinados— respondió Inko mientras se acercaba a su hijo, se sentía confundida por cómo se comportaba el pecoso —Los destinados fueron hechos para estar juntos.
—Nosotros ya sabemos que ustedes son pareja, así que el que se casen ya de por si estaban en sus planes— replicó Yagi en un tono serio —Además no será en este momento, decidimos que todo se haga cuando ustedes ya tengan la mayoría de edad.
Para ese momento el enojo que sentía Katsuki solo había incrementado al escuchar todas esas estupideces, así que sin pensarlo, exploto —¡Entiendan que Izuku y yo no somos pareja ni lo seremos! ¡No nos amamos!
—Exacto, yo veo a Kacchan como si de mi hermano se tratase— siguió hablando Izuku apoyando lo que el cenizo trataba de decir —Se que somos destinados pero nunca he sentido un amor por el mas allá que uno fraternal.
Toda su vida había vivido con que cualquiera que se enterara que ambos eran destinados, dijera que hacían una bonita pareja, que comentaran que lo más seguro se amaban mucho; pero no creía que sus padres pensaran lo mismo.
—Pues eso no importa, verán que con el tiempo sabrán quererse como el destino lo dicta— expresó Yagi tomando una postura seria, no entendía porque ellos negaban lo que eran; deberían ser los más felices de que sus almas estén juntas —De igual modo, este solo era un aviso, el trato ya está hecho, por lo que su boda se realizara así ustedes estén de acuerdo o no.
Aquellas palabras resonaron en lo más profundo de Izuku provocándole nauseas, él no amaba a Katsuki y no podían entender como sus padres no podían entender lo que el sentía. Así que ya no queriendo estar más en ese lugar, se levantó de manera abrupta de donde estaba y salió corriendo hacia la salida mientras dejaba que sus lágrimas fluyeran.
En el momento en que Katsuki vio al pecoso correr, este fue detrás de él. Solo pudo lanzarles una mirada de molestia a los adultos antes de ir por el mismo camino que Izuku.
Ambas parejas al ver aquella reacción no pudieron evitar sentirse mal, pero no cambiarían nada. Sus hijos debían entender que, si el destino decidió que ellos debían estar juntos, así debía ser; tenían que aceptar su destino y punto.
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Katsuki corría desesperado por las calles, su respiración sonaba cansada, llevaba corriendo ya varios minutos y no podía encontrar al pecoso. Le había perdido el rastro a Izuku y no podía encontrarlo, estaba demasiado preocupado; sabía que estaba demasiado mal por todo lo que paso y tenía miedo de que se hiciera daño.
Trataba de pensar donde podía haberse ido, pero no se le ocurría nada, no fue hasta que paso por el parque que se detuvo, este era el parque favorito de Izuku. Así que sin pensarlo se adentró hacia el lugar para buscarlo, rezaba porque aquí estuviera.
Su mirada recorría todos los lugares en lo que el pudiera estar, por los juegos, en las bancas y palapas que rodeaban toda la zona, no fue hasta que llego hacia la zona de cerezos cuando pudo escuchar unos leves sollozos que fue directamente hacia ahí.
Ahí fue que pudo encontrar a Izuku, sentado en cuclillas mientras abrazaba sus piernas, como odiaba verlo llorar.
—¿Zuzu?— susurro Katsuki hacia el peliverde, quien al escuchar la voz levanto la vista. Izuku al verlo solo pudo soltarse más a llorar.
—¿Por qué Kacchan? ¿Por qué no pueden entender que nosotros nunca nos amaremos?— gimoteó el peliverde —Estoy harto de que todo el mundo nos juzgué solo porque no seguimos lo que según dicta nuestro destino— Katsuki harto de verlo así de mal, solo atino a abrazarlo para poder consolarlo —¿Acaso somos defectuosos?
—No Zuzu, no lo somos— respondió Katsuki en un tono firme —Se que somos destinados, pero el que no nos queramos como lo dicta el destino no significa que nosotros estemos mal o tengamos algo malo— en el momento en que el cenizo vio el rostro triste del contrario, sintió su estómago hundirse, lo que hizo que su molestia creciera más —¡Maldición, Zuzu! No hagas caso a esos estúpidos comentarios, tú y yo sabemos lo que en verdad sentimos y es lo único que importa.
En verdad odiaba escuchar como Izuku se afligía por todos esos malditos comentarios llenos de críticas contra ellos. Siguieron en esa posición abrazados hasta que Izuku se quedó dormido en sus brazos; en silencio, el alfa se prometió a si mismo que haría hasta lo imposible por detener ese matrimonio. No le importaba ir en contra de sus padres, con tal de que Izuku no sufriera el haría cualquier cosa.
Notes:
Bueno, aquí el tercer capítulo <3
A partir de aquí comienza la trama de la historia, todo lo que intentan hacer los padres traerán muchas consecuencias. También aclaro que esta historia no terminara con Bakudeku, aquí solo tienen un cariño fraternal y nada más.
En verdad espero les guste esta historia, mi primera historia desde que inicie como fanficker <3
Chapter 4: 𝑫𝒊𝒇𝒇𝒊𝒄𝒖𝒍𝒕 𝑫𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐𝒏𝒔
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A partir de ese momento, la vida de ambos se convirtió en un verdadero infierno. Ambas familias desde esa discusión que tuvieron, se tomaron la tarea de lograr que ambos se enamoran. Los intentos iban desde citas románticas arregladas, viajes juntos a lugares famosos por ser ideales para parejas; ya que según sus madres, “Si empezaban a tener momentos especiales, el amor nacerá”
Por esa razón también es que ya llevaban medio año viviendo juntos, sus padres casi que los corrieron de sus hogares con la excusa de que, como pronto se casarían, debían aprender a vivir los dos solos. Obviamente que cuando les mencionaron la idea, ambos la rechazaron de inmediato; pero al final del día no tuvieron otra opción.
Así fue como ambos se fueron a vivir a un departamento que sus padres compraron especialmente para ellos, viéndole en lado bueno, ambos por fin podrían tener un tiempo a solas sin que sus padres los molestaran con sus planes ridículos.
Era exasperante convivir con sus padres, esa idea de que tenían que ser una pareja “normal” los estaba llevando al límite, por lo que lo que paso aquel día, fue lo último que podían aguantar…
—¡Esto es colmo, ya no soporto más esto!— el grito molesto de Izuku resonó por todo el departamento mientras entraba y azotaba la puerta.
Katsuki rápidamente al escuchar el ruido, fue directo hacia la entrada para ver qué es lo que sucedía.
—¿Qué es lo que sucede, Zuzu? Te ves demasiado molesto— habló el cenizo al ver en el estado en que venía su amigo.
Izuku al verlo, solo camino hacia él y se abrazó con fuerza, a lo que Katsuki correspondió el abrazo mientras soltaba un poco de sus feromonas para calmarlo, ya que sentía como su omega temblaba en sus brazos.
—Kacchan, ya pusieron fecha para la boda— susurro con dolor Izuku mientras afianzaba más el abrazo.
Ese día las madres de ambos habían convocado a Izuku a una reunión para platicar de algo urgente, al principio la plática había sido solo cosas triviales; pero de un momento a otro le soltaron la bomba de que ya tenían la fecha para su boda. El enojo que sintió en ese instante provoco que se fuera rápidamente de ahí, sin esperar que su madre o su tía le dijeran algo más.
—¡¿Qué?!— Katsuki estaba entre sorprendido y molesto al escuchar que ya tenían fecha para la boda —¡Como es posible que acordaran eso sin tomar siquiera nuestra opinión!
Harto de la situación, Izuku solo pudo soltarse a llorar. Sentía demasiada rabia por todo lo de la boda, al igual que una profunda tristeza por ver como sus padres no tomaban en cuenta sus sentimientos.
Parecía como si solo ese maldito matrimonio les importaba, y puede que así fuera.
—Zuzu, no llores por favor, odio verte de esa manera— habló Katsuki preocupado al ver a su omega tan mal. Esto ya era el límite, ya no iba ni quería seguir aguantando toda esta situación, así que en ese momento decidió que debía poner en marcha el plan que había ideado —Huyamos de aquí, Izuku.
Antes esas palabras, las lágrimas pararon de manera abrupta; a lo que Izuku solo atino a verlo —¿Qué dices, Kacchan?— su voz sonaba demasiado incrédula, ¿Huir? ¿Pero cómo? —No podemos hacer eso, no tenemos a donde ir, ni se diga del dinero, si nuestros padres se enteran de que sacamos dinero…
Katsuki al ver que se venía uno de los ataques verbales del pecoso, decidió interrumpirlo —¿Y tú crees que te diría algo así sin hablarlo pensado antes? No te lo había comentado porque aún no era el momento, pero tengo ya todo planeado para que tú y yo nos larguemos de aquí.
—¿Cómo?
—Tengo una cuenta de ahorros de la que mis padres no saben de su existencia, son casi 5 años de ahorros— comenzó a hablar de su plan el cenizo mientras sentaba a Izuku en la sala —Igualmente he estado checando lugares a cuáles podríamos irnos y ofertas de casas.
Decir que no estaba nervioso era mentira, este plan había estado en su cabeza desde hace meses y no estaba seguro de implementarlo o no, pero ahora, con todo esto, era su única salida. Ahora solo faltaba que Izuku aceptara para así comenzar con todo.
—No lo sé Kacchan, ¿Y si nos atrapan? No sabemos qué harían nuestros padres— respondió Izuku aun no muy convencido.
—Izuku, si no hacemos algo pronto, nosotros terminaremos casados en contra de nuestra voluntad… ¿En verdad quieres eso?— habló Katsuki mientras le tendía la mano al contrario.
El lugar quedo en silencio mientras el peliverde pensaba en la proposición del cenizo, sinceramente no quería, dejar su vida y comenzar de nuevo era una idea que simplemente le aterraba. Pero le aterraba más casarse a la fuerza y ser infeliz, el soñaba con algún día casarse con alguien del cual estuviera enamorado y no solo porque el destino lo dictara.
Así que viendo que las opciones eran casi nulas, decidió dar un salto de fe y confiar en su mejor amigo; era eso o casarse contra su voluntad con Katsuki aun cuando el amor nunca se daría.
—Sabes que no Kacchan— contestó Izuku con una sonrisa mientras tomaba la mano del cenizo —Esta bien, vámonos de aquí.
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A partir de ese día, comenzaron con los preparativos para poder fugarse de Japón. Ambos fueron muy cautelosos con lo que hacían, al estar también los preparativos de la boda, sus padres estaban encima de ellos casi todo el tiempo checando cosas aquí y allá.
Pero al final, lograron terminar todo a una semana de la boda, justo a tiempo. Esa misma noche, a días de aquel evento indeseado, decidieron poner su plan en marcha.
—Ya tengo todo listo, Kacchan— soltó de manera nerviosa el pecoso mientras terminaba de colocar sus objetos importantes en su mochila. Katsuki no estaba ni siquiera mejor, los nervios lo carcomían pero sabía que no debía dejarse caer, era ahora o nunca.
—Entonces, salgamos de aquí Zuzu— contestó Katsuki a la vez que estiraba su mano hacia el peliverde, quien de inmediato la sostuvo, dándole una pequeña sonrisa.
Salieron del departamento de manera cautelosa hacia el estacionamiento; habían adquirido una motocicleta de segunda mano para que sus padres no pudieran rastrearlos, solo llevaban consigo unas cuantas mochilas con cosas importantes y unos cuantos cambios de ropa, ya que la demás la habían donado y regalado. Lo demás como productos personales y más ropa lo comprarían cuando llegaran a su destino.
Como su idea era irse del país, los boletos los comprarían esa misma noche hacia lo que sería su nuevo hogar, en Francia.
Así fue como emprendieron camino rumbo al aeropuerto de Narita, su camino duro casi una hora ya que estaba un poco retirado de donde estaban. Al llegar, fueron directamente a comprar los boletos con rumbo a Rusia; la idea era hacer varias escalas para poder llegar a Francia, ya que si lo hicieran de manera directa sería contraproducente.
Después de que ya los habían conseguido, ambos fueron a sentarse a esperar a abordar. Izuku se arrincono contra Katsuki en busca de consuelo, a lo que el cenizo rápidamente lo abrazo; ambos empezaban a sentir el peso de sus acciones, al igual que un profundo miedo de que fueran descubiertos y todo su trabajo haya sido en vano.
—Veras que todo saldrá bien, Zuzu— dijo de manera de consuelo Katsuki hacia el omega, podía sentir como un ligero temblor rodeaba al pecoso.
—Lo sé, pero, pensar que tenemos que dejar todo atrás solo porque nuestros padres les importa más su reputación y el poder, duele— gimoteó Izuku con dolor.
Todo esto que ahora hacían era solo la consecuencia de no ser escuchados ni entendidos por sus padres, quienes solo estaban segados con la ilusión de unir las empresas y de su lazo del destino.
—A mi igual me duele, pero esto es lo mejor para nosotros.
—Vuelo numero 107 con destino a Moscú, Rusia; favor de abordar por la puerta 3— al escuchar aquello, se levantaron de su asiento. Ambos se dieron una mirada decidida antes de caminar hacia la puerta.
Finalmente el avión despegó a las 2:30 de la madrugada de aquel lunes, fecha misma en la su vida como la habían conocido cambiaria por completo, sin un posible retorno.
Chapter 5: 𝑵𝒐 𝑹𝒆𝒕𝒖𝒓𝒏
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Frente a la puerta del departamento de sus hijos se encontraban Mitsuki e Inko, era lunes por la mañana y habían ido a visitar a los chicos. La boda ya estaba próxima y aún faltaba afinar los últimos detalles de los cuales necesitaban de la presencia de sus hijos.
Cuando llegaron notaron que no se escuchaba ningún ruido, era raro porque pasaba de las 10 de la mañana, pero supusieron que aun seguían dormidos. Pero cuando pasaron 20 minutos y nadie respondía al llamado, empezaron a preocuparse.
—Lo más seguro es que hayan salido, ¿No crees, Mitsuki?— Inko sonaba un poco preocupada, sentía una espinita en su pecho que le decía que algo pasaba, pero no quería hacerse ideas que no eran.
—Puede ser, pero será mejor que les marquemos y que nos digan donde están— respondió Mitsuki, por lo ambas procedieron a marcarles a sus respectivos hijos. Pero grande fue la sorpresa para ambas cuando al marcar los números, estos decían que no existían —¡Como que no existe!
—Igual a mí me marca que el número no existe Mitsuki— replicó preocupada la peliverde intentando una y otra vez marcar el número. Mitsuki al contrario se sentía molesta, desde hace varios días que tenía un muy mal presentimiento carcomiéndole.
Así que sin esperar un segundo más, saco la llave de repuesto que tenia del departamento por cualquier emergencia y abrió de inmediato. En el instante en que ambas entraron, pudieron notar que nadie se encontraba ahí y que había un silencio ensordecedor en el ambiente.
De inmediato ambas mujeres empezaron a buscar por todo el lugar, empezaron a notar que faltaban cosas como las fotografías que tenían en la sala, también se dieron cuenta que la alacena y el refrigerador estaban vacíos, apenas había ciertos alimentos.
Todo esto les empezaba a provocar una sensación de pánico, rápidamente fueron hacia la recamara del departamento, encontrándola casi vacía; el armario yacía vacío y cualquier objeto que perteneciera a sus hijos no se encontraba en el lugar.
—¿Qué demonios es esto?— susurró Mitsuki en shock, sin entender que estaba pasando.
Inko estaba igual o peor que su amiga, sentía como sus ojos se llenaban de lágrimas; fue en ese momento que pudo divisar como había un papel sobre la cama. Con miedo se acercó para tomarlo, de manera cautelosa lo desdoblo para comenzar a leer su contenido.
“Mamá, no sé cuándo leerás esto, pero te puedo asegurar que cuando lo encuentres, tanto Kacchan como yo estaremos muy lejos de ahí.
Sabes, Kacchan no quería decirles nada, ni siquiera un adiós, pero no podía irme sin despedirme de ti, estaré bien de eso no te preocupes; pero deseo que no nos busquen.
Espero que algún día entiendan la razón del porqué de nuestra decisión, estábamos hartos de que no nos escucharan y pasaran por sobre nuestros sentimientos. La idea de casarnos solo nos hacía infelices, así que lo mejor era irnos lejos de ustedes.
Espero algún día puedan perdonarnos mamá, y que comprendan el porqué de esto.
Te quiero mucho mamá, hasta algún día.
Atte. Izuku”
Para cuando termino de leer la carta, Inko estaba hecha un mar de lágrimas. Se sentía devastada, su único hijo se había ido de su lado y no sabía a donde; lo peor es que parecía que era un adiós para siempre.
Mitsuki no estaba mejor, cuando vio lo que contenía esa carta sintió furia y tristeza en parte iguales; le dolía ver como su hijo se había ido así sin más, pero eso también le enojaba. No entendía como ellos eran capaces de hacerle eso a ellas, que eran sus madres.
Aquella decisión la habían tomado por el bien de ellos, su destino ya estaba marcado y solo debían seguirlo; pensaba que poco a poco lo aceptarían, pero ya había visto que había sido todo lo contrario.
—¡Mitsuki! ¿Qué haremos? No podemos perder a nuestros hijos de esta manera— dijo entre lágrimas la peliverde, necesitaba recuperar a su pequeño.
—Debemos empezar en cuanto antes la búsqueda de ellos, en cuanto antes lo hagamos, más rápido daremos con su paradero— y sin decir más, salió corriendo del departamento con Inko detrás de ella.
Debian llamar a sus esposos para contarles lo sucedido para comenzar con su búsqueda, lo más importante era traerlos de vuelta con ellas.
Sin saber, que el destino no se las pondría nada fácil.
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Por fin habían llegado a su destino después de varias horas de viaje y dos escalas realizadas para poder llegar a Francia. Su último destino era una ciudad al sureste de Francia llamada Grenoble, con mucho esfuerzo habían podido conseguir una casa modesta cerca del centro de la ciudad.
Al llegar, ya se encontraban demasiado exhaustos tanto física como mentalmente; habían pasado muchas cosas en tan pocos días, junto al cansancio de viaje, que sinceramente solo querían dormir.
—¡Por fin!— exclamó Katsuki mientras entraba a la casa —En verdad sentía que no llegábamos, lo sentí una maldita eternidad.
—Si, por fin llegamos Kacchan— replicó Izuku con su voz llena de emoción —Esta casa es hermosa, siento que escogimos muy bien.
Aunque se sentía cansado, su emoción por el lugar ganaba; el lugar, aunque estaba cerca del centro, era muy tranquilo y con mucha vegetación. Y bueno, la casa ni se diga, esta era preciosa; poseía dos pisos, en la planta baja se encontraba la cocina, una sala-comedor y el área de lavado; mientras que en el primer piso se encontraban tres cuartos de excelente tamaño, cada uno con baño propio.
Había sido una inversión en verdad considerable, pero valía la pena completamente.
—Me alegra que te guste Zuzu, sabes que siempre te daré lo mejor.
Izuku al escucharlo solo pudo sonreír, a lo que Katsuki sonrió orgulloso de su trabajo.
Sin perder más tiempo, ambos se pusieron manos a la obra. Comenzaron a acomodar lo poco que habían traído, agradecían que habían pedido de antemano algunos muebles necesarios para que cuando llegaran, ya estuvieran aquí.
Todo el proceso de acomodar los ponía nostálgicos, empezaban a extrañar su hogar, a sus padres, pero dentro de ellos sabían que habían hecho lo correcto para ellos. Querían vivir sin ninguna cadena, querían poder ser libres de amar a quien quisieran sin que se lo impidieran solo por ser destinados.
Obviamente nada sería fácil, sabían que tenían que conseguir trabajos para poder subsistir; tenían muy en mente que debían ocultar la información de que eran destinados, no necesitaban que en ese lugar también los juzgaran.
Para cuando terminaron de acomodar, se acomodaron en la cama del cuarto que sería para el alfa.
—Kacchan… en verdad extrañare estar cerca de mis padres— susurró con dolor el peliverde sintiendo como sus ojos comenzaban a humedecerse.
—Yo igual nerd, pero sé que todo esto es por nuestro bien— respondió el cenizo con la voz un poco apagada —Saldremos adelante de esto, juntos.
El pecoso solo se abrazó más hacia el cenizo, quien lo apretó más contra sí. En verdad sabían que podían con esto, aun así, rezaban que sus padres algún día perdonaran por destrozarlos de esta manera.
Sabían muy bien que ambas familias los buscarían hasta el cansancio, pero estaban seguros de haber tomado todas las precauciones para que no fueran encontrados, o por lo menos, no de manera fácil.
Izuku rápidamente quedo dormido, agotado por todo lo que paso; con Katsuki siguiéndole de inmediato hacia el mismo camino.
Ahora solo quedaba comenzar con su nueva vida, no sería fácil, pero contaban con la compañía y ayuda mutua. Lucharían juntos contra su destino, para poder crear uno propio, sin cadenas ni ataduras.
Chapter 6: 𝑺𝒊𝒎𝒊𝒍𝒂𝒓 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔
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Un año había transcurrido desde que tomaron la decisión de fugarse de su hogar para irse a vivir a Francia en busca de una nueva vida con libertad.
Fue complicado iniciar desde cero en un país que no conocían, pero poco a poco pudieron salir adelante. En poco tiempo lograron conseguir empleos, agradecían que sus padres los habían incentivado a aprender muchas cosas que les serviría en su vida diaria.
No solo se enfocaron en darles la mejor educación que pudieran obtener, sino que también eran empujados a tomar diversas clases extraescolares, que iban desde lo deportivo hasta lo artístico. Por ello hablar francés no fue nada complicado, este idioma estaba entre los que sabían.
Izuku había conseguido trabajo como dependiente en una florería, amaba la jardinería y tenía un conocimiento basto sobre la botánica, así que era un trabajo perfecto para él.
Por otro lado, Katsuki logro entrar como ayudante de cocina en un restaurante local muy famoso; el alfa poseía un gusto por el arte culinario y era un excelente cocinero, así que el trabajo le quedaba como anillo al dedo.
Con lo que ganaban era más que suficiente, mes a mes pudieron darse el lujo de terminar de amueblar su hogar y comprar todo lo necesario para vivir; como siempre habían sido de gustos sencillos, lujos y cosas así eran solo en ocasiones especiales.
La vida en el extranjero les había traído demasiadas sorpresas, y una de esas tenía hasta nombre y apellido. A sus vidas apareció alguien que comprendía perfectamente lo que ellos sentían; su nombre era Todoroki Shoto, un omega de belleza exótica, cabella bicolor en tonos rojos y blancos, poseía heterocromía, con un ojo azul y uno plata.
Su historia era parecida a la de ellos, el también huía de su padre. Al parecer este quería casarlo con su destinado del cual llego a amar una vez, pero eso se terminó de manera fugaz, ahora solo sentía odio por aquella persona.
Lo habían conocido dos semanas después de su llegada a Grenoble, era su vecino y al igual que ellos, venían de Japón. Rápidamente entablaron una amistad que con el pasar de los meses los convirtió en los mejores amigos.
Aun había cosas que en ese momento aún no se contaban, así que el día en que ellos decidieron abrirse, alguien más también lo hizo.
Flashback...
Era fin de semana y habían decidido pasar la tarde con Shoto. Habían decidido contarle todo a él, estaban nerviosos por como reaccionaria y tenían miedo de que él también los juzgara.
En ese momento los tres platicaban, se encontraban en la casa de bicolor. Fue en ese momento que Izuku decidió comenzar la conversación.
—Sabes Sho, hay algo que nosotros aun no te hemos contado— habló Izuku con un deje de nerviosismo.
—¿Y qué es? Saben que pueden decirme lo que sea— respondió con una sonrisa el bicolor mientras ponía total atención a sus amigos. Ahí fue que Katsuki tomo la palabra, conto todo lo que sucedió; el trato, la boda, la insistencia de sus padres.
Para cuando termino de hablar, Shoto tenía una expresión furiosa en su rostro —¿Es enserio? En verdad que no entiendo esa absurda obsesión por casarlos.
—Es porque somos destinados— replicó Izuku —Desde esa noticia, nuestros padres acordaron la boda sin tener nuestra opinión…— un pequeño dolor se instaló en su pecho al decir esas palabras —…Por más que dijéramos que no había amor entre nosotros, que solo nos veíamos como hermanos, eso les parecía una tontería.
Al terminar de hablar, ambos mantuvieron la cabeza gacha, el miedo de que fueran rechazados también por él estaba latente y solo esperaban que le bicolor dijera algo.
—Que chistosa es la vida… yo también estoy pasando por lo mismo que ustedes— respondió sarcásticamente mientras sonreía de manera triste.
—¿Qué?— ambos exclamaron al unisonó al escuchar aquella confesión.
—Yo, al igual que ustedes hui de casa porque me querían obligar a casarme con mi destinado— dijo el bicolor al ver la cara de sorpresa de sus amigos —La única diferencia es que yo odio a mi destinado, y por eso no me quiero casar con él.
Así fue como Shoto les conto el cómo había conocido a su alfa cuando tenía 12, que al principio había sido alguien muy lindo y atento con él, pero que al pasar el tiempo eso cambio. Llego un punto donde ya no reconocía a aquel alfa que una vez llego a conocer.
Antes de que eso pasara, su padre lo había comprometido con él, cosa que en un principio le encanto; pero cuando su alfa cambio, quiso anular la boda, algo que su padre no permitió. Dejándolo sin ninguna opción más que escapar lejos de su padre y del que era su alfa.
—Eso paso, así que en verdad comprendo lo que sienten chicos— dijo Shoto después de terminar de contar su historia —Es más, me alegra no ser el único defectuoso, saben.
Al terminar la última frase, sus ojos se llenaron de lágrimas, por lo que inmediatamente fue abrazado por Izuku y Katsuki. Durante un buen rato los tres lloraron por recordar su pasado, pero ahora que estaban juntos, nunca más estaría solos.
Fin del Flashback.
Desde aquel día, su amistad solo se fortaleció. Los tres ahora conociendo sus historias, se prometieron que pasara lo que pasara se cuidarían y protegerían.
Ahora, Shoto trabajaba en el mismo lugar que Bakugou, pero como mesero. Algo que también cambio fue que, como Shoto rentaba el lugar donde vivía, le propusieron que se mudara con ellos.
Al principio, este se mostró reacio, argumentando que no era necesario y que todo estaba bien como estaba. Sin embargo, después de que ambos le pidieran insistentemente durante días que se mudara, finalmente accedió. Así fue ahora llevaban dos meses viviendo juntos, los tres se habían adaptado con facilidad a compartir su espacio, lo que les permitió disfrutar de una vida feliz juntos.
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Era un lunes por la tarde e Izuku acababa de llegar a su hogar del trabajo, apenas daban las seis de la tarde y pasarían un par de horas hasta que Shoto y Katsuki llegaran de trabajar, por lo que sin tener alguna otra cosa que hacer se dispuso a preparar la cena.
Cuando estaba por terminar de cocinar pudo escuchar como la puerta de entrada se abría, por los aromas supo de inmediato que eran sus amigos los que habían llegado. Reconocería a kilómetros el aroma a canela de Katsuki y el dulce aroma a fresas de Shoto.
—Huele demasiado bien, Zuzu ¿Qué cocinas?— habló Katsuki quien entraba a la cocina. El cenizo dirigió sus pasos hacia su omega para abrazarlo y darle un beso en la mejilla como saludo.
—Bienvenido Kacchan, ya sabes, un poco curry— saludó el pecoso mientras recibía gustoso el saludo.
Shoto entro segundos después y de igual manera se dirigió hacia Izuku reclamando su atención —Yo también quiero mimos de Zuzu— dijo en un puchero mientras se colaba en el abrazo —No lo acapares, Kats.
Katsuki al escucharlo solo rodo los ojos, a lo que Shoto procedió a enseñarle la lengua. Izuku al verlos solo puso soltar una pequeña sonrisa, siempre le causaba gracia como parecían niños chiquitos.
—Ya, quietos, mejor vayan a lavarse las manos que la cena ya esta lista— ordenó Izuku, a lo que ambos acataron lo dicho y salieron de la cocina. Izuku se quedó para poner la mesa y terminar de servir.
La cena transcurrió con tranquilidad, la charla iba entre pláticas sobre el trabajo y cualquier cosa que se les viniera a la mente. Cuando terminaron, Katsuki se dispuso a lavar la losa mientras Izuku y Shoto veían un poco de televisión.
Todos tenían tareas asignadas y turnos para realizar el aseo de la casa.
Después de que terminara, Katsuki se les unió hasta que fue hora de dormir. Sus días eran así desde que estaban juntos, muchos dirían que es una vida sencilla, pero para ellos tres era lo mejor, algo que nunca cambiarían por nada.
Chapter 7: 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐨 - "𝑩𝒊𝒕𝒕𝒆𝒓𝒔𝒘𝒆𝒆𝒕 𝑳𝒐𝒗𝒆"
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Desde el día que nació, Shoto había sido inculcado con la idea de que algún día encontraría a su alma gemela, a su destino; por lo que cuando supo que su casta era la de un omega, su mayor sueño era encontrarse con su alfa destinado.
Había crecido en una familia donde sus padres también eran destinados, y aunque en ocasiones hubiera pequeñas peleas o problema, sus padres se amaban y él quería lo mismo.
Y así paso, tenía 14 años cuando por fin encontró a su destinado. Su padre era un importante empresario reconocido por todo Japón, por lo que su vida desde pequeño estaba llena de eventos y fiestas; fue en uno de esos tantos eventos donde lo sintió.
Inasa era un alfa dos años mayor que él, de porte elegante y sonrisa coqueta, desde el momento en que pudo sentir el aroma a chocolate amargo que emanaba Inasa, supo que él era su destino. Cuando comenzó a conocerlo, Inasa había sido un alfa amable y atento con él; en cada cita lo llenaba de detalles y de palabras dulces, provocando que en cada ocasión, su corazón latiera como loco.
El día en que su padre se enteró que su hijo menor, por fin había encontrado a su destinado, no pudo no alegrarse por tan grandiosa noticia. Por lo que inmediatamente, concreto el compromiso con la familia Yoarashi para casarlos tan pronto Shoto cumpliera la mayoría de edad.
Por obvias razones, el bicolor fue el más feliz con esa decisión y sin pensarlo dos veces, acepto el compromiso; sin saber que pronto se arrepentiría de tomar aquella decisión.
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—Enserio que es lo que te pasa Inasa, no tenías ningún derecho de jalarme de esa manera— gritó molesto Shoto mientras entraba a su casa, seguido por su alfa. Ese día en verdad se encontraba enojado; no entendía porque demonios su alfa lo había tratado de esta manera si solo estaba hablando con uno de sus compañeros alfa.
—¿Es que no te das cuenta, Shoto?— recrimino de manera sería el alfa hacia el omega —Ese maldito solo se te estaba insinuando y tu no hacías nada para alejarlo; hasta pareciera que aceptabas sus insinuaciones…— y ahí iban de nuevo con sus celos tóxicos infundados.
Desde hace tiempo Inasa había cambiado por completo, el alfa dulce y cariñoso que había conocido ya no existía, ahora solo estaba ese alfa celoso, posesivo, brusco, ese alfa que quería controlar todo lo referente a su vida sin tomar siquiera su opinión.
Los problemas solo habían aumentado en su vida con el cambio de Inasa, y verdaderamente ya estaba harto.
Con cada escena de celos, con cada golpe, con cada palabra hiriente; el amor que una vez le había profesado se fue extinguiendo poco a poco hasta que simplemente quedo un profundo odio y rencor hacia el alfa.
En el momento en que se dio cuenta que ya no lo amaba, tomo la decisión que debía alejarse de él y romper el compromiso. Poco le importaba que esa persona fuera escogida especialmente por la vida para él, lo único que desea era tenerlo lo más lejos posible; pero antes debía hablar con su padre.
Por lo que durante la reunión que tendría con su padre para comer en ese día, decidió que aprovecharía y sacaría el tema con él.
—Y… ¿Qué tal van las cosas con Inasa, hijo?— estaban conversando cuando Enji soltó la pregunta. Shoto al escuchar ese nombre sintió como su estómago se revolvía.
Supo que era el momento perfecto para decirle lo que pasaba —De hecho… hay algo que necesito hablar contigo— dijo seriamente a su padre, quien al escucharlo no pudo evitar preocuparse.
—¿Qué paso, Shoto?
—Yo… yo ya no amo a Inasa— la voz del bicolor sonaba nerviosa —Por lo que quiero que el compromiso sea anulado— dijo de manera directa.
Enji, al escuchar lo que su hijo decía, no pudo mantenerse calmado y se levantó de manera tosca de su asiento —¿Pero qué demonios dice Shoto? ¿Cómo que cancelar el compromiso?— replicó molesto el pelirrojo —Es tu destinado.
—Lo sé, pero ya no lo amo y el mismo Inasa se encargó de acabar con mi amor hacia el— contestó igual de molesto Shoto, encarando a su padre.
—No cancelare el compromiso Shoto, solo estas confundido— dijo seriamente —Si se pelearon solo deben…
Pero antes de que Enji terminara de hablar, Shoto dio un brusco golpe con ambas manos sobre la mesa, en verdad no podía creer que su papá no entendiera.
—¿Qué no es lo que entiendes, papá? Ese alfa ya no es el mismo del que me enamore, ahora es alguien horrible que solo me hace daño, lo odio, ¡No quiero estar cerca de él!— gritó con lágrimas en los ojos —Así que nunca me casare con él, y si no estás de acuerdo, poco me importa— y sin esperar una respuesta, salió de ahí.
Necesitaba estar solo, así que rápidamente subió a su cuarto y se encerró. No entendía porque su padre no lo entendía. Estaba a punto de acostarse cuando escucho como alguien llamaba a su puerta.
—No quiero ver a nadie, ¡Así que largo!— gritó hacia la puerta tratando de ahuyentar a quien fuera quien estuviera afuera de su cuarto.
—Soy yo hermanito, escuche todo— al escuchar la voz, de inmediato fue a abrir para encontrarse con su hermano mayor, Touya.
—¿Qué necesitas, Touya? En verdad no estoy de humor— contestó Shoto mientras dejaba pasar a su hermano.
Touya tomo asiento sobre la cama del menor antes de hablar —Solo quiero saber qué harás, para ti esta más que decidido que esa boda no se realizara— comento el albino
—Pero conociendo a Enji, hará todo lo posible para que el compromiso siga adelante, ya sabes, lo más importante para él es su reputación.
—¿Y crees que no lo sé?— resopló con frustración —No sé qué hacer para no casarme con Inasa sin que mi padre se meta— Shoto en verdad se sentía derrotado, antes pensaba que su padre lo apoyaría, pero ahora, que equivocado estaba.
Ambos quedaron en silencio, sus pensamientos iban hacia buscar una solución. Fue ahí cuando una loca idea se le vino a la cabeza a Touya, cosa que fue notada por Shoto.
—Tienes una idea, ¿Verdad?
—Podría ser…— Touya tanteo el terreno viendo si decía o no su idea —¿Qué tan dispuesto estarías a irte al extranjero para así evitar casarte?
Ante la pregunta, Shoto quedo pasmado. Estaba a punto de gritarle a su hermano que era una pregunta estúpida, pero, cuando se puso a pensar en la idea, no parecía tan mala. Sabía que su padre haría lo que fuera para cerrar el compromiso, así tuviera que amarrarlo para casarlo; y obviamente Inasa no lo dejaría ir.
¿En verdad era su única salida? ¿No había otra manera? La verdad no.
—Siendo sinceros, no quiero irme del país y huir, pero, creo que no hay una mejor idea ¿No?— dijo el bicolor resignado mientras veía a su hermano —¿Me ayudas?— Touya al ver que esa era la solución, él lo ayudaría.
—Con gusto hermanito.
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Con la decisión tomada, ambos empezaron a planear el escape del omega.
Fue complicado encontrar un lugar donde la jurisdicción de su padre no llegara, el conseguir dinero fue menos difícil, ya que Shoto poseía ahorros y con el dinero de Touya, sería lo suficiente.
Encontraron un lugar en Francia, en una ciudad llamada Grenoble; era lo suficientemente lejos para no ser encontrado tan fácilmente. Así que con todo listo, compraron el boleto más próximo hacia Egipto, necesitaban hacer una escala antes de Francia por cualquier cosa.
Para cuando se dio cuenta, ya estaba en el aeropuerto de Kansai despidiéndose de Touya y a punto de abordar hacia lo que sería, su nueva vida. Iniciar tu vida desde cero nunca es fácil, pero con la ayuda del albino, poco a poco pudo salir adelante.
Sabia por su hermano que tan pronto desapareció, tanto su padre como Inasa empezaron una búsqueda exhaustiva para buscarlo por todo el país, sin resultados aparentes. Touya estaba haciendo un buen trabajo poniendo pistas falsas y borrando cualquier evidencia que los llevara a él.
Solo deseaba que nunca lo encontraran; ahora solo quedaba disfrutar de su libertad lejos de quien alguna vez, le juro amor.
Chapter 8: 𝑼𝒏𝒇𝒊𝒏𝒊𝒔𝒉𝒆𝒅 𝑫𝒓𝒆𝒂𝒎𝒔
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Como cualquier día, Izuku se encontraba trabajando en la florería. Aquel trabajo en verdad le gustaba mucho, todos los días eran alegres con clientes viniendo por ramos para sus parejas, platicando con señoras mientras compran plantas y macetas nuevas para su jardín.
Era media tarde y la clientela era baja, así que solo acomodaba el lugar mientras sus pensamientos gobernaban su mente; hacia varias semanas que había empezado a extrañar el estudiar.
Siempre había sido alguien que amaba la escuela y los estudios, había anhelado mucho tiempo en ingresar a la universidad y comenzar una carrera. Amaba todo lo referente al arte, el cine y el teatro era algo que en verdad le apasionaba; por obvias razones, para sus padres era un no rotundo, era estudiar Negocios Internacionales o nada.
Pero ahora, con toda su vida cambiada, la idea de estudiar la carrera de sus sueños estaba a su alcance y en verdad quería hacerlo.
Había querido decírselo a Kacchan, contarle lo que quería, pero aún no sabía cómo sacar el tema. Una parte de él temía que el cenizo no lo dejara, cosa imposible si lo pensaba bien pero el miedo ahí persistía.
Sus pensamientos fueron cortados en el momento en que la campana de la entrada sonó avisando la llegada de un nuevo cliente; así que calmando su mente decidió que debía trabajar, ya tendrá otro momento para seguir pensando.
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Katsuki y Shoto ese día habían salido más temprano de lo normal, por lo que decidieron ir al lugar de trabajo de Izuku para recogerlo e irse a casa juntos. La caminata no duro mucho ya que el trabajo de Izuku y el suyo no estaban tan alejados.
Para cuando llegaron, vieron como Izuku estaba ya cerrando la florería, por lo que rápidamente fueron notados por el peliverde.
—¡Kacchan, Sho! ¿Qué hacen aquí tan temprano?— preguntó Izuku al ver a sus dos amigos. Era aún temprano, por lo que estaba sorprendidos de verlos.
—Salimos temprano Zuzu— respondió Shoto —Así que decidimos venir por ti.
Katsuki solo asintió ante lo dicho por el bicolor mientras tomaba las cosas del peliverde.
—Me alegro chicos, enserio que me encanta cuando vienen por mi— dijo con una sonrisa mientras terminaba de cerrar el local.
—Lo sabemos nerd, así que pasemos por un helado, ¿Qué dicen?— comentó Katsuki, a lo que Izuku y Shoto estuvieron más de acuerdo.
Este tipo de atenciones eran muy comunes en su pequeña familia, ya que Katsuki al ser el único alfa, sentía el deber de cuidar y mimar al par de omegas con los que vivía; cosa que lo hacía con mucho gusto.
Al llegar a su hogar, prepararon una cena rápida; los tres estaban cansados como para algo más elaborado, durante la cena el tiempo se pasó entre pláticas sobre sus días. Entre conversaciones, Katsuki pudo notar algo extraño en el peliverde; una ventaja de los destinados era que, aun no existiera una marca, ellos podían sentir sus emociones a través de la conexión que ambos compartían, así como pasaba en ese momento.
—Zuzu— habló el cenizo llamando la atención del mencionado —¿Algo está pasando?
Ante la pregunta, Izuku sintió un poco de miedo, cosa que Katsuki noto —Nada importante Kacchan, no te preocupes— contestó tratando de evadir el tema.
—Como digas nerd, literal, puedo sentir tu incertidumbre— replicó el alfa, haciendo que el omega solo pudiera soltar un suspiro cansado, a veces se le olvidaba la conexión que tenía con el contrario que hacía que sintieran lo que el otro sentía.
Mientras tanto, Shoto solo observaba. Siempre se sorprendía cada vez que sus amigos mostraban su conexión; la primera vez que sucedió algo así sintió mucha curiosidad, era intrigante como podía sentirse mutuamente si no había una marca de por medio.
Izuku, al verse acorralado por su alfa solo pudo resignarse y contar lo que sentía —Es que… estaba pensando en que quiero volver a los estudios, Kacchan— dijo de manera tímida —No es necesario, pero es que a veces extraño estudiar y en verdad me gustaría volver a hacerlo, pero entiendo que no se pueda por alguna razón...— uno de los tics que tenía el omega, era que cuando se encontraba nervioso este comenzaba a murmurar, como ahora.
—¡Nerd!— llamó Katsuki al ver como el peliverde se ensimismaba en sus pensamientos —Si quieres volver a estudiar, hazlo— al escuchar aquello, Izuku puso toda su atención al cenizo —Puede que debamos tener cuidado, pero eso no significa que vivamos siempre escondidos reprimiendo nuestros deseos.
—Katsuki tiene razón, Izu— se unió a la conversación el bicolor —Además, no eres el único que tiene ganas de continuar con su vida de antes, sabes.
Izuku al escuchar a ambos, solo pudo pasar su mirada entre ellos buscando alguna negativa en sus ojos, pero lo único que veía era entendimiento en ellos.
—¿Lo dicen enserio?— dijo de manera emocionada.
—Claro Zuzu— Katsuki contesto —Es más, ¿Te parece que empecemos a buscar opciones? Estamos a tiempo para buscar y empezar el siguiente año.
La emoción fue tanta que tan pronto Katsuki termino de hablar, Izuku se le abalanzo en un abrazo que fue bien recibido; al cual también se unió Shoto. Para el alfa, hacer feliz a su pecoso le hacía igualmente feliz; y ahora que estaba el bicolor en sus vidas, lo único que quería era lograr que ese par de omegas tuvieran una vida tranquila y feliz.
Así que, al día siguiente de la conversación empezaron con la búsqueda de una universidad donde los tres pudieran asistir juntos ya que por ningún motivo iban a ir a escuelas separadas.
Mientras Izuku quería estudiar artes escénicas, Katsuki prefería alguna carrera relacionada hacia la educación ya que amaba trabajar con niños; podría no aguantar a la gente en general, pero con los niños era otra historia. Por otro lado, Shoto se inclinaba más hacia algún área de la medicina, un sueño que había tenido desde hace muchos años.
Por ello, al tener tres carreras muy diferentes, la búsqueda de una universidad en verdad era un dilema.
Gracias al destino, aquello no duro más de dos semanas, ya que encontraron la escuela idónea para ellos, la Universidad Grenoble-Alpes. Esta fue una de sus primeras opciones por ser una de las mejores universidades de la zona, pero después de ver todas las demás, su decisión se quedó ahí.
Los tramites fueron sencillos gracias a la ayuda de Touya, al cual conocieron cuando Shoto se fue a mudar con ellos; él consiguió todos los papeles que les faltaba para el trámite de inscripción.
Agradecían que su hogar no se encontrara tan lejano de la universidad que habían elegido, solo unos veinte minutos en transporte. Su hogar no se encontraba tan lejos de la zona céntrica, lo que les facilitaba en moverse por la ciudad.
De conseguir otro lugar para vivir los tres hubiera sido tedioso, porque si, ellos debían vivir juntos.
Lo bueno es que no lo harían y continuarían en su hogar.
Con respecto a sus empleos, hablaron cada uno con su respectivo jefe sobre solo trabajar fin de semana a causa de las clases, de vez en cuando medio turno por la tarde, y gracias al destino, todos aceptaron.
Ahora con todo en su lugar, una nueva etapa comenzaría en sus vidas, nuevas aventuras se aproximaban, al igual que nuevas cosas interesantes que cambiarían el rumbo de sus destinos sin que ellos se lo esperaban.
El destino tiene muchos planes para ellos.
Chapter 9: 𝑬𝒎𝒐𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔 𝒕𝒐 𝑶𝒗𝒆𝒓𝒇𝒍𝒐𝒘
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Hoy por fin era el gran día, los tres estaban muy emocionados. Empezar este semestre era como dar un nuevo paso a la vida que ellos tanto querían; así que desde muy temprano comenzaron a prepararse.
Como su hogar se encontraba un poco retirado, su mañana comenzó desde temprano para tener el tiempo a medida. Su viaje hacia la universidad fue a través de un carro que habían sacado una semana antes con mucha ayuda de Touya por comodidad y para pasar más tiempo juntos.
Cuando por fin llegaron, la emoción era palpable. Se encaminaron hacia la entrada donde los tres se separarían ya que sus respectivas facultades estaban separadas, más la del alfa que se encontraba en sentido contrario a la de los omegas.
—Bueno, aquí nos separamos— comentó Katsuki viendo hacia sus omegas —Por favor se cuidan, cualquier cosa me avisan ¿Sí?
Katsuki en verdad estaba en un dilema, su alfa le decía que no dejara a ese par solos, pero sabía que desde ahora sus vidas como la llevaban cambiarían.
—Kacchan, estaremos bien— contestó Izuku con un puchero formándose en su rostro —No somos niños pequeños para que estén pendientes de nosotros 24/7, sabemos cuidarnos.
—Exacto Kats, no te preocupes— Shoto por su lado entendía ese lado sobreprotector del alfa, era lindo, pero también demasiado —Igual te avisaremos cualquier cosa que pase ¿Ok?
—Lo sé, pero saben que es mi deber cuidar de ambos— dijo Katsuki soltando un pesado suspiro, en verdad estaba siendo muy paranoico con todo esto, pero no podían culparlo —Pero ya, será mejor que se vallan antes de que se les haga tarde.
—Vale Kacchan, tú también cuídate— se despidió el pecoso mientras depositaba un pequeño beso en la mejilla al contrario —Te quiero.
Con Shoto no fue diferente, ya que este igual le dio un beso en la mejilla como despedida, era algo muy de ellos —Adiós Kats, nos vemos en la tarde.
Katsuki simplemente les dio un beso en la frente antes de despedirlos y que estos empezaran a caminar en dirección contraria a él.
Cuando por fin los perdió de vista, dio media vuelta y comenzó a caminar rumbo a su facultad; aún faltaba para su primera clase y ya sabía dónde se encontraba su salón, así que no tenía prisa alguna. Iba caminando tranquilamente por los pasillos cuando de pronto sintió como alguien chocaba con su espalda, el impacto no había sido fuerte, pero si lo suficiente como para hacerlo trastabillar hacia adelante mientras escuchaba una disculpa.
—Tan bien que iba el día— pensó el alfa un poco molesto, siendo sinceros no haría nada más que ver quien era la persona para decirle que no había ningún problema y seguir con su camino, pero al voltear y ver a la persona, su mente quedo completamente en blanco.
Sus ojos solo podían captar al ser más hermoso que había visto en su vida, cabellera rubia con un pequeño mechón oscuro que figuraba como un rayo, rostro angelical y fina figura.
Un delicioso aroma a duraznos llego a su nariz, mostrándole que el chico frente a él era un omega, y uno muy hermoso. Podía sentir como su corazón comenzaba a latir más rápido mientras sus palabras se atascaban en su garganta; estaba paralizado.
Mientras tanto el rubio seguía ahí parado, con los ojos aun cerrados pidiendo mil disculpas; en su mente rezaba por todos los dioses que aquella persona con la que chocó no se molestara con él.
Pero después de unos momentos en los que solo podía escuchar su voz, decidió abrir los ojos para ver si la persona por lo menos aún seguía ahí.
Al abrir los ojos y ver hacia delante, quedo impresionado; frente a él se encontraba al alfa más atractivo que había visto en su vida, porque claro que el chico frente a él era uno; aquel delicioso aroma a canela que logro captar al instante se lo confirmaba.
Además de que cada parte de la persona frente a él gritaba aquello, un cenizo con un par de ojos rojo profundo que lo veían directamente haciéndole ponerse nervioso, con gran porte y musculatura que se lograba ver sobre la ropa; por primera vez en años se sentía tan pequeño, y la sensación, en vez de asustarle, le agrado.
No fue hasta que vio hacia donde iban sus pensamientos que pudo tranquilizarse mientras se deba un regaño internamente, ¡Por dios! Era un simple desconocido. Así que para evitar seguir en esta situación, decidió hablar.
—¿Estas bien?— susurro con cautela, llamando la atención del contrario.
Katsuki al por fin reaccionar y ver que solo se había quedado ahí parado viéndolo como un estúpido se dio un golpe mental, ¿Qué es lo que le pasaba? No entendía por qué había reaccionado de esa manera.
—S…sí, estoy bien no te preocupes— contestó por fin dándose cuenta del ligero tartamudeo.
—Es un alivio, me alegro— la voz que salió de omega era un poco tímida, cosa que le gusto al alfa. Pero antes de que este pudiera contestar algo, el rubio siguió hablando —Por cierto, una disculpa por el golpe que te di— dijo el omega —La verdad es que estoy un poco perdido, por lo que entre estar viendo el celular y ubicarme, no me fije por donde iba.
—Por el golpe no te preocupes, pero si quieres puedo ayudarte a buscar tu salón— comentó el cenizo en un intento de poder seguir hablando con el lindo omega.
—¿Enserio? La verdad eso si me ayudaría mucho— respondió el rubio un poco emocionado —No sería bueno que llegara tarde a mi primera clase.
—Claro sin problema, solo dime a que donde vas para guiarte.
—Muchas gracias, debo ir al salón 403, edificio 2 de la facultad de Ciencias Humanas— al escuchar hacia donde iba, Katsuki se emocionó, iban al mismo lugar.
—Mira qué casualidad, yo también voy al mismo salón— la voz de Katsuki salió tranquila, aunque por dentro su lobo saltara de felicidad por poder seguir cerca del omega.
El omega también se emocionó al escuchar aquello, pero se mantuvo tranquilo —Que suerte, así no estaremos solos en nuestro primer día, ¿No crees?
Katsuki solo soltó una pequeña risa asintiendo a lo dicho antes de contestar —Tienes razón, pero ya hay que irnos antes de que se nos haga más tarde, eh…— fue ahí cuando se dio cuenta que aún no sabía el nombre del contrario.
—Denki, Denki Kaminari, un gusto— respondió de inmediato el omega al darse cuenta.
—Pues mucho gusto Denki, yo soy Katsuki Bakugou.
Denki solo le sonrió, siendo correspondido por el alfa, antes de que ambos empezaran a caminar juntos hacia su salón.
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Durante su trayecto, Bakugou se enteró que ambos estudiaban la misma carrera. También se enteró que él era originario de Francia, ya que la duda salió por su nombre; por lo que el omega explico que sus padres si eran de Japón, pero el nació ahí en Francia.
Katsuki también le conto un poco, diciéndole que el si era de Japón, pero por razones familiares se había mudado.
Para el alfa, haber conocido a Denki había sido sin duda lo mejor de su día; pensamiento que también compartía el omega. Conforme paso el día ambos se dieron cuenta que compartían casi todas las clases a excepción de un par, por lo que para cuando por fin sus clases se separaban, se tuvieron que despedir, muy a pesar del que el alfa no quería.
Cuando por fin perdió de vista al omega, decidió que debía ir a comer ya que tenía hora libre. No se había dado cuenta de lo tarde que era y que aún no había comido, ¡Por dios, que le pasaba!
Así que sin esperar más, mando un mensaje al grupo que tenía con sus omegas; siendo respondido de inmediato y quedando de comer con ellos en la cafetería de la facultad del pecoso.
Envió un último mensaje antes de apagar el teléfono y encaminarse hacia allá; mientras caminaba su cabeza iba hecha un desastre y su corazón, estaba peor, se sentía demasiado confundido por todas las emociones que aquel lindo omega provocaba en él.
Todo se sentía un caos, pero uno muy bonito.
Chapter 10: 𝑵𝒆𝒘 𝑺𝒆𝒏𝒔𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏𝒔
Notes:
(See the end of the chapter for notes.)
Chapter Text
Volviendo al inicio del día, cuando por fin Bakugou los dejo de ir; Izuku y Shoto por fin se encaminaron hacia sus facultades. En esta ocasión Shoto le haría el favor al pecoso de acompañarlo antes de irse por su propio lado.
—Dios, pensé que Kacchan nunca nos dejaría ir— soltó Izuku de manera dramática, provocando que el bicolor soltara una pequeña risa.
—Lo sé, pero hay que entenderlo. Es normal que nos cuide de esa manera por ser omegas— comentó Shoto —Es el único alfa en nuestra familia, su lobo le pide ser así con nosotros; además, no niegues que te encanta que te consienta y te mime.
Izuku al escucharlo no pudo evitar ponerse rojo —Ósea sí, pero no soy el único que disfruta de estas atenciones, ¿O sí?— contraataco el peliverde, provocando que el sonrojado ahora fuera el bicolor.
—Ok me rindo, pero bueno yo aquí me despido— respondió al ver que ya habían llegado a la facultad de artes —Yo voy para el lado contrario— señalo hacia el edificio que parecía, era el de medicina.
—Vale, cuídate Sho— se despidió el peliverde mientras depositaba un beso en la mejilla contraria —Te quiero.
—Yo igual te quiero, adiós— dijo Shoto despidiéndose mientras se daba la vuelta y caminaba.
Cuando Izuku vio que Shoto ya se encontraba lejos, retomo su camino hacia su facultad. Estaba demasiado emocionado y su aroma delataba lo feliz que se encontraba, tanto que varios alfas volteaban a verlo en su camino, pero poco le podía importar.
Finalmente llego a su edificio y rápidamente busco su salón, encontrándolo enseguida.
Su primera clase consistió solo en presentaciones e instrucciones sobre la materia; algo que se repitió en las demás clases al ser el primer día.
Fue un día demasiado productivo, tanto que ya había podido conseguir un par de amigas, dos omegas de nombre Mina y Toru, las cuales desde el primer momento fueron demasiado lindas con él, verdaderamente fantástico.
Como extrañaba todo esto.
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Casi al terminar su última clase del día, recibió un mensaje del grupo que tenía con sus mejores amigos, donde Katsuki preguntaba si hoy comían juntos. Por suerte aún no había comido por lo que acepto la invitación, algo que también Shoto acepto.
Al final habían quedado en verse en la cafetería de su facultad, no tenía ganas de caminar así que por eso los convenció de que fuera en su edificio.
Iba caminando rumbo al lugar demasiado concentrado en su celular, tanto que no se dio cuenta que iba a chocar con alguien hasta que sintió el golpe en su cabeza contra la espalda del contrario.
—¡Ugh! Lo siento, no me fije— expresó Izuku mientras se disculpaba con la otra persona, la cual solo volteo a verlo con cara de pocos amigos.
—Da igual, a la próxima fíjate por donde caminas— respondió la otra persona, un malva quien solo comento eso mordazmente y siguió su camino.
Izuku al escucharlo solo se quedó estático en su lugar, mientras observaba con el otro se alejaba —¡Que grosero!— pensó.
Solo dio un gran suspiro antes de dejar el tema y seguir su camino, no valía la pena enojarse por culpa de desconocidos. Cuando por fin llego, diviso a lo lejos al cenizo quien se encontraba sentado en una de las mesas del lugar con la mirada perdida.
—¿En qué tanto piensas, Kacchan?— susurro Izuku al oído del alfa, provocando que el contrario diera un brinco del susto. Izuku no pudo no evitar la risa de ver a su amigo asustarse tan fácilmente —Dios Kacchan, ¿Qué te pasa?
Katsuki solo bufo mientras escuchaba las burlas del omega.
—Nada, no pienso en nada— replicó cruzándose de brazos —Mejor siéntate, ahí viene Shoto— obviamente el omega noto que Katsuki no quería preguntas.
—No me cambies el tema, Kacchan— refuto Izuku de manera inquisitiva, al mismo tiempo en el que el bicolor llego sin entender nada.
—¿Y ahora porque pelean?— cuestiono el bicolor mientras tomaba asiento, estaba tan acostumbrado a estas peleas infantiles que para el eran de lo más normal.
—Porque Kacchan anda raro y no me quiere decir la razón del porque— dijo en modo de berrinche —Se le olvida que puedo sentirlo, así que note lo nervioso que ha estado desde la mañana y no me dejo concentrarme al cien.
A veces le caía mal que sintieran absolutamente todo entre ellos, tenía sus ventajas pero la mayoría de las veces era fastidioso.
Al escuchar el reclama, el alfa se dio una bofetada mental, obviamente Izuku sentiría todo el remolino de emociones que había estado sintiendo a causa del hermoso omega de ojos ambarinos que había conocido hoy.
Pero ahora por esto, tenía a ambos omegas curiosos por lo que tuviera que decir; ya que para ellos, ver al alfa así de nervioso era demasiado extraño. Katsuki obviamente no quería decir nada, pero la presión lo estaba matando.
Si las miradas mataran, ya estaría tres metros bajo tierra.
Así que, sin ninguna salida, soltó un suspiro resignado y procedió a contarles.
—Está bien, les diré, pero primero comamos ¿Ok?— propuso siendo aceptado por ambos omegas. Así fue como por fin pidieron de comer.
Durante ese tiempo solo hablaban de cosas triviales, sobre las clases, los maestros, el como hicieron nuevos amigos. Pero en el momento en que por fin terminaron, el silencio reino en la mesa, mientras las miradas se concentraban en el alfa.
Katsuki solo soltó un suspiro —Ya entendí, par de chismosos— contestó hacia los omegas, que solo hicieron pucheros ante lo dicho.
Izuku fue el que procedió a responder —Solo nos preocupamos por ti, Kacchan— comento siendo apoyado por el bicolor quien asentía.
—Lo sé— admitió el alfa —Lo que paso es que hoy conocí a alguien, a un omega, Kaminari Denki…— ambos omegas pudieron notar un pequeño brillo en los ojos contrarios al mencionar aquel nombre —Choco conmigo en la mañana cuando iba hacia mi facultad porque estaba perdido, lo terminé ayudando ya que pues, está estudiando lo mismo que yo por lo que íbamos hacia el mismo lugar…— por un momento se detuvo, en ese instante no sabía cómo describir lo que estaba sintiendo, era demasiado confuso, pero, alguien más si supo que era aquel extraño sentimiento.
—Kacchan— llamó —¿Te gusto ese omega?— preguntó Izuku.
Katsuki al escuchar la pregunta solo pudo voltear hacia el peliverde sin saber realmente que decir, ¿En verdad le gustaba Kaminari? ¿Era eso lo que sentía?
—No lo sé, solo se me hizo el omega más lindo que he conocido— contesto en un susurro —Su presencia provocó que mi lobo saltara de alegría y…— volvió a callarse al ver que estaba divagando, por alguna razón sentía que no debía explicarse más, al final, Izuku era su destinado y no sabía cómo se sentiría con respecto a esto.
Pero al contrario de lo que pensaba el alfa, Izuku en verdad se sentía feliz al pensar que a Katsuki si le gustaba ese omega. Siempre había vivido con el miedo de que el alfa no pudiera conseguir a un omega a causa del lazo que comparten; así que, saber que el sintió una chispa por alguien más, era todo lo que tenía que saber.
Cosas como esta le hacía saber que habían hecho bien en fugarse, si no fuera así, Katsuki no hubiera conocido a alguien más que hiciera latir su corazón por decisión propia. Por ende, supo de inmediato por qué el alfa se detuvo en su explicación.
—No te preocupes, Kacchan— habló Izuku con un tono amable —Si ese chico te gusta, yo soy el más feliz por ello— declaró emocionado mientras tomaba la mano contraria —Mejor cuéntame más sobre él, ¿Sí?
Katsuki al escuchar y sentir la aceptación de su omega, siguió contando sin miedo más sobre aquel encantador rubio.
Notes:
Volviendo a cambiar los días de actualización, como de que no
Después del descanso que tome cambie los días para que se me acomodara con la otra app donde publico✨Además de andar sufriendo estrés por un tema personal, ocupo cambiar mis horarios y mi agenda. De milagro estoy de vacaciones de la uni, pero ahora soy la que hace el aseo en mi casa🫠
Igual espero les guste y sigan apoyando a esta humilde autora
Nos vemos luegoChaito🌸
Chapter 11: 𝑾𝒉𝒂𝒕 𝒊𝒔 𝒘𝒉𝒂𝒕 𝑰 𝒇𝒆𝒆𝒍
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Aquella comida se convirtió en una plática extensa donde Katsuki hablo sobre aquel bonito omega de cabellos dorados y aroma a duraznos.
—Dios, Kacchan, nunca te había visto tan emocionado al hablar de alguien más que no seas tu— bromeó un poco Izuku aunque tenía un poco de verdad.
Al pecoso siempre le había resultado difícil hacer que el alfa se relacionara con más personas.
Con él era un sol, pero con los demás era todo lo contrario. Hasta hace unos meses la excepción había sido Shoto, pero suponía que era por la historia que cargaba el bicolor lo que hizo fácil la convivencia.
—¿Te molesta, Zuzu?— cuestionó con miedo Katsuki, para él la opinión de Izuku era demasiado importante.
—Claro que no, Kacchan, estoy muy feliz de ver que te gusta alguien— comentó Izuku con emoción —Porque se nota a kilómetros que te gusta, ¿Verdad, Sho?
—Concuerdo contigo Zuzu, de solo oler a Kats es suficiente para notar lo emocionado que se pone al pensar en ese omega— respondió Shoto con un deje de burla, provocando que el alfa se sonrojara furiosamente.
—No debí contarles nada— Katsuki en ese momento solo quería desaparecer, ya tenía mucho con sus emociones descontroladas para ahora soportar a sus revoltosos omegas.
—Admítelo, así tal cual nos quieres— comentó Izuku entre risas —Pero eso sí, necesito que no los presentes, quiero ver al chico que robo el corazón de mi “alfa”.
Katsuki solo bufo divertido, le alegraba ver que todo estaba bien —Sera luego, mejor ustedes cuéntenme que tal su día— desvió el tema por un momento de él, siendo aceptado de inmediato.
—Pues yo conocí a un par de omegas, Mina y Toru, muy lindas— respondió Izuku —De hecho quedé de comer mañana con ellas, ¿Y tú, Sho?
—Yo me hice amigo de una pareja, me agradaron mucho— comentó el bicolor —La alfa, Momo, es alguien muy cariñosa y atenta con su omega, Jirou, alguien igual a la alfa pero más reservada; luego se las presento— siguió explicando —También conocí a un alfa, Shinsou, un poco reservado y con una cara de pocos amigos pero agradable.
Aquello ultimo capto la atención de ambos amigos, pero de diferentes maneras.
—¡Sho! Tan rápido y ya con pretendientes— aduló el pecoso de manera burlona hacia su amigo, provocando que el cenizo gruñera.
—¡¿Cómo que pretendiente?!— replicó Bakugou con molestia —Eso sí que no, te prohíbo tener novio Shoto— y ahí iban de nuevo, con los celos de hermano mayor del alfa.
—No seas malo, Kacchan— refutó Izuku —Sho tiene derecho a tener pareja, tú ya hasta te enamoraste, ¿Nosotros porque no?
Sin previo aviso, ambos empezaron a discutir, pero Shoto los interrumpió de inmediato —Por favor, no se confundan— dijo, girándose hacia Bakugou —Primero, deja tus celos; si quiero tener novio, puedo hacerlo, y tú serías el primero en saberlo, así que relájate— Bakugou resopló con fastidio —Y segundo, Zuzu, no me gusta; solo somos amigos, así que deja de emparejarme con cada alfa que se cruza en mi camino ¡Casi que me emparejas hasta con el aire!
Izuku al escucharlo solo pudo sonrojarse mientras se disculpaba —Esta bien, mejor, terminemos nuestras bebidas porque necesito ir a dormir, me siento cansado— y sin decir más, los tres siguieron con su almuerzo.
En ese instante, Shoto pareció recordar algo —Por cierto, Kats, ¿Puedes perfumar una de mis frazadas para mi nido— preguntó aun tomando su bebida —La que tenía ya casi no se le percibe.
—Yo igual necesito que la vuelvas a perfumar, igual tu Sho— Izuku también siguió la idea de su amigo al estar en la misma situación.
Bakugou solo asintió —Claro, cuando lleguemos lo hare.
Para ellos tres, esta situación era ya algo normal. Al vivir juntos, poco a poco se fueron reconociendo como una familia; por lo que ahora el tener el aroma de Bakugou a su alrededor era porque lo reconocían con hermano y alfa de su pequeña manada.
Les agradaba su aroma y les ayudaba a pasar sus celos de manera más tranquila; Katsuki lo hacía como lo más natural del mundo, su lobo se sentía pleno haciéndolo.
Cuando terminaron y ya no teniendo más clases, los tres se dirigieron hacia su hogar; el camino fue relativamente corto mientras conversaban sobre el día. Para cuando llegaron, ambos omegas se dirigieron a sus habitaciones por las frazadas para que el cenizo las perfumara.
—Por cierto, falta dos semanas para sus celos, ¿No?— cuestiono el cenizo haciendo memoria mientras terminaba con la frazada de Shoto. Tenía que estar seguro para tener todo preparado para la semana fuera, porque si, desde que viven juntos los celos de ambos omegas se habían sincronizado.
Solo tenían a lo mucho, un día de diferencia entre ellos.
—De hecho, faltan dos semanas Kacchan— afirmo Izuku, siendo respaldado por Shoto.
Bakugou asintió —Entonces iré preparando las cosas— habló mientras pensaba —Vallan a descansar un rato mientras hago un poco de aseo y voy preparando la cena.
Ambos omegas le agradecieron al cenizo dando un efusivo “gracias”, para después ambos subir a sus habitaciones, dejando a Bakugou completamente solo.
En la soledad, sus pensamientos volvieron a los acontecimientos de la mañana, recordando a Denki. Sinceramente no entendía lo que le pasaba, pero la verdad, todo esto no le molestaba en absoluto; tenía ganas de descubrir lo que sentía, y haría lo posible para hacerlo.
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En otro lugar, un rubio pasaba por los mismos cuestionamientos que Katsuki.
—Ay dios, ¿Qué me está pasando?— su mente no podía prestar atención en lo que hacía en ese momento, sabía que tenía cosas que hacer, pero su mente no le dejaba.
En lo que iba del día, su único pensamiento era aquel sexi alfa cenizo de ojos rubí que conoció hoy.
Y aunque en verdad se sentía muy feliz de poder haber hecho un amigo, también se sentía asustado; tenía miedo sobre sus sentimientos. Por razones, no quería confiar tan fácilmente en un alfa, pero pareciera que su corazón tenía ya otros planes.
Su madre, obviamente había notado la preocupación de su hijo, ya sea por la expresión que este tenia, o por el aroma que estaba soltando en ese momento.
—Mi niño, ¿Te paso algo hoy?— preguntó su madre, una omega de cabellos rubios como los de él pero con una mirada rojiza. Denki no pudo no soltar un suspiro de frustración al verse delatado, era claro que su madre notaria su cambio de actitud.
—No, mamá, solo estoy cansado por mi primer día— mintió, en ese momento no se sentía listo para hablar sobre su confusión. Confiaba en su madre pero aún no era el momento.
La rubia no se vio muy convencida, pero decidió no indagar más —Esta bien mi vida, sé que no es por eso, pero cuando quieras puedes contarme ¿Ok?— el omega agradeció internamente que su madre le diera su espacio.
—Claro, mamá— y así, termino su pequeña latica para que el omega pudiera terminar sus pendientes, o tan siquiera intentarlo.
Sabía que no debía alterarse por cosas que aún no sucedían, más cuando tenía muchas cosas más importantes por las cuales preocuparse, más en específico, alguien más importante.
Sus dudas aun tenían que esperar.
Chapter 12: 𝑻𝒉𝒆 𝑼𝒏𝒆𝒙𝒑𝒆𝒄𝒕𝒆𝒅
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La vida universitaria con el paso de los días fue acoplándose en la rutina de ellos de manera fácil, era divertido poder absorber información nueva sobre sus carreras, y con ello conocer a personas afines.
Izuku ese día tenía un espacio libre en su horario porque les cancelaron una clase de dos horas, por lo que hablando con sus amigas habían decidido ir a desayunar y pasar el rato hasta la siguiente clase.
Habían escuchado de una cafetería donde servían un delicioso pastel de fresas que en verdad querían probar, así que aprovecharían la ocasión.
Por lo que ahora caminaban rumbo a la salida, pero Izuku venia tan concentrado en la conversación que no se percató de que alguien venia de frente hasta que choco con la persona.
—¡Auch!— soltó ante el choque repentino, en verdad había dolido.
Espero un momento para despabilarse antes de levantar su mirada para poder ver a la persona con la que se había topado para disculparse, pero la disculpa se quedó en sus labios al ver con quien había chocado.
Frente a él se encontraba aquel chico con el que había chocado el primer día —De nuevo el chico grosero— pensó con hastío por volverse a encontrar con esta persona.
—De nuevo tu— habló el contrario mientras esbozaba una sonrisa llena de sorna —El chico que siempre anda chocando con la gente, ¿O solo será conmigo?— la burla en su voz provoco que Izuku se molestará e hiciera un pequeño puchero.
—No te creas tan importante, ni idea de quien seas para que te tope en mi vida— Izuku no entendía de donde venia esta frustración hacia esa persona, pero poco le importaba, le caía mal y punto.
El chico, que desde lejos se notaba que era un alfa, se proponía a contestar, cuando Shoto llego hacia donde ellos —Oh, veo que ya conociste a Zuzu— comentó el bicolor hacia el desconocido, quien al escucharlo solo mostro confusión.
—¿Lo conoces, Sho?—cuestionó Izuku sorprendido.
—Si, Zuzu— afirmó Shoto —Él es Shinsou, el alfa del que te hable la otra ocasión— explicó mientras se acercaba para abrazar al pecoso. Izuku iba a comentar algo, pero sus amigas llamaron su atención; por un momento se había olvidado de ellas.
Al verlas, Shoto mostro confusión hacia las chicas, así que Izuku decidió presentarlas.
—Perdón, Sho, ellas son las chicas que les había mencionado antes— habló Izuku señalando a las omegas —Mina y Toru.
Las chicas saludaron con una sonrisa al bicolor —Y chicas, es el Shoto, uno de mis mejores amigos y roomie— siendo Shoto ahora el que saludo de vuelta.
Por un rato, los cuatro comenzaron una pequeña conversación para empezar a conocerse. Estaban tan concentrados que no notaron el tiempo hasta que Shoto vio la hora, viendo que ya era tarde y aún no había desayunado nada.
—Oigan, ya es un poco tarde— mencionó apenado —Nosotros íbamos a desayunar, ¿Quieren acompañarnos?
Izuku junto con las chicas solo soltaron una pequeña risa, porque exactamente ellos iban a ellos antes de que el incidente pasara —Claro, de hecho nosotros también íbamos a desayunar a una cafetería fuera de la universidad— respondió Mina emocionada.
Tanto Izuku como Toru asintieron dándole la razón a la pelirrosa.
—Entonces vallamos, ¿Iras?— Shoto volteó hacia su amigo, quien hasta ese momento Izuku había borrado su existencia.
Por razones evidentes, el de cabello malva aceptó la invitación, algo que no fue del agrado del pecoso, aunque poco podía hacer al respecto. Después de todo, era amigo de Shoto.
El trayecto fue breve, y al llegar, todos pidieron el famoso pastel de fresas mientras charlaban animadamente. La reunión se volvió amena a medida que se conocían un poco más… al menos hasta donde fue posible, porque Izuku ya no soportaba ni un comentario más cargado de sarcasmo por parte de Shinsou, como si fueran grandes amigos.
Casi suspiro de alivio cuando terminaron de comer y cada quien tomó su camino. Shoto había recordado que todavía tenían clases, lo que les dio la excusa perfecta para irse.
Izuku no terminaba de entender por qué ese alfa le caía tan mal. Jamás había tenido pensamientos tan negativos hacia alguien sin motivo aparente, pero Shinsou parecía esforzarse en resultarle desagradable a cada momento —Y lo peor es que tendré que seguir viéndolo…— pensó, agotado.
Por ahora, decidió no darle más vueltas al asunto, prefería seguir con su día en paz, sin que la mirada violeta de ese alfa le arruinara el ánimo.
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Faltaban diez minutos para que su última clase terminara, y él no podía esperar más para por fin poder salir de ahí, estaba cansado y solo quería dormir.
—Por último, esta semana se realizará un trabajo de investigación sobre las técnicas de la educación a través del tiempo, deberán escoger una región del mundo para investigar— declaró el profesor —Como será un trabajo extenso, este se ahora en parejas, ¿Alguna duda?
Un compañero levanto la mano, al quien el profesor le dio la palabra —¿Las parejas las hará usted o lo haremos nosotros?— cuestionó.
—En esta ocasión ustedes escogerán— respondió el profesor mientras guardaba sus cosas —Para este punto ya se conocerán entre ustedes, así que escojan para que el trabajo sea más ameno.
En el momento en que Katsuki escucho aquello, no pudo evitar voltear hacia donde estaba Denki; quería hacer el trabajo con él, pero se llevó la sorpresa de que el también miraba hacia su lugar.
No pudo evitar sonreír por ver que el rubio también lo estaba considerando para el trabajo. Así que cuando termino la clase, se acercó a él.
—Entonces… haremos el trabajo juntos, ¿No?— preguntó Bakugou con una sonrisa, provocando un pequeño sonrojo en el omega.
—Claro que sí, Kats— aceptó gustoso —Te parece si empezamos desde hoy.
Bakugou no podía ser más feliz —Por supuesto— respondió —Ahora solo hay que ver en donde— sinceramente a él no le molestaría que fuera en su casa, pero en verdad quería evitar tener a sus omegas de chismosos espiándolos.
—Te parece que sea en mi casa, debo de irme directo hacia allá saliendo— propuso el rubio.
—Entonces vámonos de una vez, solo les avisare a mis amigos que llego a casa más tarde.
Durante el trayecto a la salida, el cenizo envió el mensaje recibiendo el recibido de ambos omegas. El camino duro unos quince minutos, cuando por fin llegaron de inmediato se instalaron en la sala para así comenzar a trabajar.
El trabajo era extenso y cuanto antes comenzaran, terminarían a tiempo en los cuatro días que les dieron de plazo.
Fue un buen rato donde trabajan en silencio mientras se soltaban miradas y pequeños coqueteos, aún estaban en la fase de conocerse, pero no podían esconder la atracción que sentían entre ellos. Desde el momento uno fue así, y no les molestaba en absoluto.
No fue hasta que paso una hora que Denki decidió levantarse por unos snacks para poder seguir trabajando. Katsuki se mantuvo sentado mientras lo veía dirigirse a lo que suponía era la cocina.
Pero apenas habían pasado unos segundos cuando pudo escuchar el sonido de la puerta abriéndose, juntos al ruido de voces y pasos que se dirigían a la sala —Lo más seguro son sus padres— pensó.
El omega volvía de la cocina cuando de pronto una pequeña figura paso corriendo al lado de Bakugou, por un momento no noto quien era hasta que por fin su mirada se posó en una pequeña niña de rulos rubios abrazada a las piernas de Denki.
—Mami— aquella palabra salió dulcemente de la niña —Te extañe musho.
Denki solo pasaba su mirada de la carita de su cachorra, al rostro en shock del alfa que no se despejaba de la niña en sus piernas.
—¿Mami?— murmuró con confusión Bakugou, de un momento a otro todo se volvió confuso —¿Denki tenía un cachorro?— aquel pensamiento era lo único que existía en la mente del alfa, necesitaba una respuesta inmediata.
En cambio, Denki no sabía que decir o que hacer, todo había sido muy rápido que apenas estaba procesando esto.
Chapter 13: 𝑮𝒆𝒕𝒕𝒊𝒏𝒈 𝒕𝒐 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖
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Denki se sentía el omega más afortunado de poder estar junto al alfa, poder trabajar con él era lo mejor.
Venía de regreso a la sala con un plato con fruta picada para poder seguir trabajando cuando escucho el sonido de la puerta de la entrada abrirse; en ese instante fue que finalmente recordó que su madre le había hecho el favor de ir por Aiko al jardín.
¿Cómo es que se le había olvidado? Quería intentar algo para evitar lo que venía, pero antes de que tan siquiera lo pensara, su pequeña lo vio salir de la cocina y de inmediato corrió a su encuentro.
—Mami, te extañe musho— la dulce voz de su pequeña se hizo sonar mientras esta soltaba inconscientemente un leve aroma a leche y miel, característico de los cachorros sin presentarse.
Pero una tercera voz lo saco de su ensoñación —¿Mami?— al escuchar al cenizo decir aquella palabra no supo cómo reaccionar, y menos cuando vio el shock en el rostro contrario.
Fue en ese momento que su madre hizo acto de presencia entrando a la sal, quien al ver la incómoda situación se acercó hacia su hija y la tomo en brazos.
—Mi niña, tu mami aún está ocupado— explicó la mayor hacia la pequeña, quien en ese momento se dio cuenta de la otra presencia. Así que simplemente esbozo una tierna sonrisa que Bakugou sintió que le atravesaba en alma.
—Si, abuelita— respondió la pequeña rubia con su tierna voz de cachorra —Ahorita te veo mami, tengo mushas cosas que contate.
Denki simplemente se acercó a su madre para poder darle un beso en la frente a su hija —Claro que sí, mi lucecita— respondió de manera melosa —Ahora ve con la abuela.
Así fue que su madre, junto con su hija, subieron las escaleras hacia las habitaciones, dejándolos completamente solos.
De inmediato, un silencio incomodo se formó en la sala, Denki solo pudo volver a sentarse donde antes sin saber más que hacer.
Un par de minutos más tardes, un suspiro pesado de parte del alfa rompió el silencio —Así que… tienes una niña— aquello sonaba más a afirmación que a una pregunta.
—Si, ella es mi cachorra— la voz del omega salió llena de nerviosismo.
Bakugou al escucharlo cruzo sus brazos mientras se apoyaba completamente en su asiento —Seré directo, ¿Tienes alfa?— preguntó seriamente mientras sentía como un pequeño dolor se instalaba en su corazón.
—No… solo somos mi lucecita y yo.
Katsuki quería decir algo, pero fue rápidamente interrumpido por Denki, quien parecía a punto de llorar.
—Oye, no llores— murmuró suavemente el alfa acercándose hacia el contrario para poder consolarlo. Para Denki siempre recordar el pasado era doloroso.
—Lo siento— gimoteó tratando de no soltarse a llorar —Es que… siempre es difícil recordar.
Con esas palabras la confusión de Bakugou solo aumento —¿Me quieres contar?— ante la pregunta, Denki asintió. Podría no contarle nada, pero sentía una necesidad de decirle su historia.
Así que, tomándose solo unos minutos para calmarse y respirar, comenzó a hablar.
—El padre de Aiko… era mi destinado— ante esas palabras, Bakugou se tensó —Pero fui rechazado por él, lo conocí de casualidad un día a mis quince años, al sentir su aroma mi celo y por ende el suyo se desataron y… pues paso— recordar aquello siempre era doloroso —Desperté tres días después, y lo primero que me dijo es que todo había sido un error, rechazándome por completo— pequeñas lagrimas se deslizaban por sus mejillas —Poco tiempo después me entere que había quedado embarazado, fue un decisión difícil pero al final decidí tenerla; mi niña no tenía ninguna culpa de lo que me sucedió, ella es la luz de mi vida.
Y es que era verdad, ahora su hija tenía ya tres años y era un completo amor; aún recuerda el día en que nació, poseía una pequeña pelusita plateada que conforme paso el tiempo se convirtió en los rulos rubios que ahora poseía.
Y sus ojos, uno de sus recuerdos más preciados es cuando recibió por primera vez esa mirada violeta llena de ternura; suponía que tantos los rasgos diferentes de él eran por parte de su destinado, ya que los pocos recuerdos que poseía de este eran borrosos.
—No volví a saber nada de el— prosiguió relatando —Y creo que fue lo mejor, mi hija y yo nunca necesitamos de él y nunca lo haremos.
Al terminar de escuchar, una furia comenzó a nacer dentro del cenizo, ¿Cómo es que ese maldito se atrevió a abandonarlo sin pensarlo dos veces? En verdad se sentía enojado.
Pero también pudo ver que aquel tema, aunque ya enterrado, aun le dolía a su omega; así que comprendiendo lo duro que fue, cambio un poco la conversación.
—Yo creo lo mismo…— murmuró Bakugou —De lo que estoy seguro es que tu cachorra es igual de preciosa, como tu— aquel cumplido le arrebato un furioso sonrojo al contrario.
—Gracias…— susurró con pena —Y lo sé, mi pequeña es la cosa más preciosa del mundo— una sonrisa llena de ternura se posó en su rostro, cosa que hizo que Bakugou se sintiera más tranquilo —¿Quieres conocerla?
En ese momento, al ver la emoción del rubio frente a él, pudo sentir una sensación muy agradable —Claro que quiero conocerla, sería un gusto para mi— dijo con total sinceridad, en verdad quería conocer a la pequeña.
—Entonces ahora vuelvo— y de inmediato Denki se levantó para ir hacia las escaleras.
El tiempo de espera fue de tan solo minutos antes de que el omega volviera, pero ahora con su cachorra en brazos.
Cuando por fin se sentaron, el primero en hablar fue Kaminari —Mi lucecita, mira, te quiero presentar a un… amigo— comentó Denki hacia su hija, con una ligera pausa al final. Aún estaban conociéndose.
Bakugou soltó una pequeña risa antes de levantar su mano hacia la pequeña.
—Mucho gusto, mi nombre es Bakugou Katsuki —saludó el alfa con una sonrisa —Y tu pequeña, ¿Cómo te llamas?
La pequeña en cambio, con una emoción desbordante, tomo la mano con fuerza mientras sonreía —Un gusto, mi nombe es Aiko, Kaminali Aiko— la pequeña rubia se presentó con cortesía, aunque algunas palabras aun le costaba pronunciarlas —Tenes un bonito nombe, Kasuki.
Para Bakugou, escuchar que a la pequeña le costara pronunciar su nombre le causaba gracia, y le recordaba a cierto peliverde de pequeño.
—Tu nombre es igual muy bonito, Aiko.
La pequeña puso una sonrisa orgullosa —Lo sé, mi mami me lo puso.
Mientras tanto, para Denki ver aquella escena le estaba haciendo estragos a su corazón, sentía un calorcito instalarse en su ser al ver como el alfa trataba a su cachorra.
Lo que resto de la tarde la pasaron con la cachorra, conociéndose, platicando sobre sus días en su primer año de jardín; a primera vista, Bakugou noto que la pequeña era alguien muy social y risueña, le recordaba mucho al rubio.
Para cuando se dieron cuenta la noche ya estaba apareciendo.
—Sera mejor que me vaya yendo— declaró el cenizo, comenzando a guardar sus cosas.
Denki asiento viendo que ya era tarde —Cierto, igual ya no avanzamos mucho— comentó mientras una pequeña risa se le escapaba.
—No importa, podemos continuar mañana con todo— respondió, levantándose de su lugar —Pero bueno, nos vemos mañana en la uni.
—Claro, te acompaño a la salida.
Bakugou solo asintió, dirigiéndose hacia la puerta. Cuando llegaron ambos se mantuvieron en la puerta, mirándose de manera intensa.
—Adiós Kats, cuídate y vete con cuidado— se despidió dándole un pequeño beso en la mejilla al contrario —Despídete mi lucecita— esta vez le dijo a su hija quien los había seguido.
—Adiós Katuki— aquella despedida le saco una sonrisa al alfa por lo tierna que era.
—Adiós pequeña— respondió Bakugou agachándose a la altura de Aiko, para luego volver a incorporarse —Nos vemos, Kami— y sin que el otro se lo esperara, deposito un beso rápido en los labios.
Y sin decir más, saliendo de ahí, dejando a un omega con un furioso sonrojo.
Estuvo un momento asimilando el momento antes de que él y Aiko regresaran a la sala, donde su madre ya los esperaba.
—Así que… tu amigo— dijo la rubia de manera burlona al ver el sonrojo que traía su hijo.
—Claro mamá, solo es un amigo— respondió tratando de evitar la mirada burlona de su madre —¿Te agrado mi amigo, mi lucecita?— cambio de tema, preguntándole aquello a su hija.
—¡Si mami!— soltó efusivamente —¡Mas poque olías a musha felicidad!— esta respuesta provoco que de nuevo se le subieran los colores al rubio, más porque su madre no pudo no reírse.
Denki nunca imaginó que sus sentimientos fueran tan evidentes… tanto, que incluso su pequeña cachorra los había notado.
Y, aunque en otro momento eso lo habría hecho entrar en pánico, ahora no podía negarlo, en el fondo, no le importaba.
Porque su mente, su atención, su corazón… todo giraba en torno a una sola persona. Cada gesto, cada palabra, cada atención de parte de Bakugou solo hacia latir su corazón con desenfreno. Y sin darse cuenta, aquellos sentimientos solo crecían más y más.
Ya no había marcha atrás, lo sabía; y tal vez, solo tal vez… tampoco quería que la hubiera.
Chapter 14: 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝐃𝐞𝐧𝐤𝐢 - "𝑪𝒓𝒖𝒆𝒍 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒚"
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Desde que era niño, el tema de los destinados y el amor era algo que le gustaba demasiado a Denki, ya que siempre había escuchado maravillas de ellos.
La primera vez que había escuchado aquella palabra quedo impresionado.
¿Cómo era posible que existiera una persona totalmente hecha para ti, alguien que te complementara al cien por ciento?
Así que desde muy temprana edad, soñaba con tener la dicha de poder conocer a su otra mitad; pero a veces, las cosas nunca salen como uno quiere…
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Aquel momento sucedió cuando él tenía quince años, desde hace cinco años ya era de su conocimiento que él era un omega, y le encantaba ser de esa casta.
Denki era un omega de personalidad alegre y sonrisa brillante, poseía un rostro como de muñeca y una fina figura, digno de su casta.
Había salido tarde de la preparatoria por estar terminando algunos trabajos que tenía que entregar al día siguiente, estaba tan concentrado que no sintió cuando ya había atardecido.
—¿Enserio te iras solo?— cuestionó uno de sus amigos alfa —Ya es muy tarde, sería mejor si te acompaño.
—No te preocupes Ren, aun no es tan tarde y mi casa no esta tan lejos —respondió el rubio no queriendo dar molestias —Prometo mandarte mensaje cuando llegue.
El alfa solo soltó un suspiro de resignación —Esta bien, pero ve con cuidado, cualquier cosa avísame— para después despedirse de él y comenzar a caminar.
Kaminari también comenzó a caminar hacia el otro lado en dirección a su hogar.
Mientras caminaba iba pensando en todos sus pendientes, pero su concentración fue interrumpida en el momento en que un delicioso aroma a ciruela lleno sus pulmones, poniendo a su lobo alerta.
Tuvo que poner toda su atención para percibir por donde venia el aroma, siguiendo sus instintos comenzó a caminar.
Cuando por fin lo encontró, ya se encontraban frente a frente y por fin lo supo, este era su destinado, lo sabía.
Su aroma a durazno de inmediato comenzó a intensificarse, y con ello, el del alfa frente a él; entrando ambos en un celo repentino. No supo cómo paso, pero en un momento de lucidez noto que estaba en los brazos de aquel alfa, dirigiéndose a un lugar que poco le importaba.
En ese instante, lo único que le importaba era lo feliz que se sentía; por reflejo comenzó a ronronear mientras restregaba su mejilla en el pecho del alfa, recibiendo un gruñido de aceptación.
Otro momento de lucidez, ya estaban en otro lugar que parecía un departamento. El estando frente al alfa quien lo veía cual presa que cazar, esa mirada violeta provoco que su cuerpo se estremeciera, sintiendo como pedía a gritos ser tomado.
—Alfa~ por favor— suplicó el omega, quien apenas pudo decir eso antes de ser besado con rudeza por el alfa, sintiendo como sus sentidos estaban al tope.
Era su primera vez, pero eso no importaba, lo único en su mente era que su primera experiencia seria con su destinado, por lo que no había ningún problema.
Fueron tres días enteros donde saciaron sus instintos y deseos una y otra vez, aquel alfa lo marco por todo su cuerpo, lo beso, le succiono, lo mordió por toda la extensión de su piel como si fuera una necesidad.
Lo anudo infinidad de veces, llenándolo por completo de su semilla; no hubo marca de pertenencia, algo que a Denki le molesto, pero se hizo a la idea de que sería después, pobre iluso.
Para cuando por fin despertó, absolutamente todo su cuerpo le dolía, pero su alma se sentía feliz por la razón de aquel dolor.
Justo cuando se disponía a levantarse fue que la puerta del cuarto donde estaba se abrió, dejando ver a un alfa de cabellera plateada y mirada violeta.
—Por fin despertaste— espetó el alfa fríamente.
—Ho…hola, si apenas desperté— los nervios que Denki sentía en esos momentos eran inmensos, no sabía cómo hablarle.
—Ya hablé con tus padres, vienen por ti— el tono del alfa se tornó aún más frio y serio, cosa que hizo sentir mal al rubio.
—Cierto, mis padres han de estar muy preocupados— murmuró —¿Cuánto tiempo fue?
La mirada del alfa en ese instante cambio a uno de arrepentimiento —Fueron tres días… por dios que tontería acabo de cometer— soltó lleno de frustración, algo que Denki no supo cómo interpretar.
—¿Qué pasa? ¿Por qué parece que te molesta lo que paso?— cuestionó con un tono molesto por ver el comportamiento del contrario —Somos destinados, se supone que esto pasaría en el momento en que nos conociéramos.
Aquel reclamo solo provoco que el alfa se molestara aún más —¡Eso es lo que pasa, yo no quería encontrarte!— gritó fúrico —¡Yo no tenía ninguna necesidad de encontrarte cuando ya tengo a mi lado a una omega maravillosa!
En ese momento, al escuchar aquellas palabras, el corazón de Kaminari se detuvo por un segundo. Una parte de él quería creer que aquello solo fuera una mentira, pero la mirada llena de asco y repulsión que le daba el alfa le decía que era verdad.
—¿Co…como que omega?— murmuró en voz baja.
—Desde hace dos años que encontré a mi omega ideal… a la cual le fui infiel contigo— lo último lo dijo en tono despectivo —Verdaderamente soy un idiota… ¡Como no pude controlarme!— aquel reclamó venia acompañado de feromonas llenas de molestia —Pero poco puedo hacer ahora, así que solo espero que esta sea la última vez que te vea.
Denki quedo perplejo al escucharlo —¿Co…como que ultima vez? ¿De qué hablas, alfa?— soltó de pronto con confusión, caminando hacia el para abrazarlo —Somo destinados, debemos estar juntos— para ese instante lagrimas corrían por sus mejillas —No me abandones…
Pero antes de poder terminar de a hablar, fue tomado por el contrario y aventado hacia el suelo con fuerza.
—¡Yo no tengo nada que ver contigo, todo esto fue un error!— el dolor físico que sentía Kaminari no se comparaba con el dolor que sentía en su corazón —Ya pagué todos los gastos del cuarto, así que vístete y espera a tus padres; yo me largo de aquí, hasta nunca.
Y así, sin decir nada más el alfa se dio la vuelta y salió de la habitación, dejando al omega solo mientras este lloraba y gritara que no lo dejara. Podía sentir el claro rechazo en su lazo, dolía sentir que su destinado no lo deseaba, sentía que iba a morir.
Fue pasado un rato que por fin llegaron sus padres, el corazón de ellos dolió al verlo en aquel estado.
Ya sabían sobre lo que había pasado, el alfa en el momento que les marco les explico todo. Se sentían furiosos con aquel individuo, pero poco podían hacer si hasta su nombre desconocían.
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A partir de aquel día, Denki entro en una profunda depresión.
El rubio no podía con el dolor que sentía en su alma; fue casi un mes donde apenas comía algo, rechazando la mayoría de las veces cualquier ingesta de alimento, rehusándose a salir de su cuarto. No aceptaba ver a absolutamente nadie, pasando las horas llorando mientras rogaba que todo esto fuera una simple pesadilla.
Pero todo empeoro el día en que su madre, cansada por todo, decidió entrar a la habitación para obligar a su hijo a tan siquiera hablar, solo para encontrarse con el cuerpo de su hijo desmayado. De inmediato fue llevado a hospital donde gracias a dios, fue estabilizado.
Una semana después fue que por fin Denki despertó.
Al abrir los ojos lo primero que vio fue a su madre dormida sosteniendo su mano. De inmediato la culpa lo carcomió, había preocupado a sus padres.
En un intento de moverse fue que su madre despertó, quien al verlo no pudo evitar comenzar a llorar.
—¡Por fin despiertas hijo!— sollozó la rubia mientras lo abrazaba —Sentía que te perdía, mi cielo.
Denki al escucharla no pudo evitar las lágrimas —Perdón mamá… por preocuparte así— dijo entre sollozos, correspondiendo el contacto.
En ese momento, el doctor hizo acto de presencia.
—Perdón por la interrupción— habló el mayor al verlos —Me alegro de que por fin hayas reaccionado joven Kaminari.
—Gracias.
El doctor asintió con seriedad antes de continuar —Tras su desmayo repentino, revisamos sus análisis en cuanto ingresó al hospital; presentó una fuerte caída en los niveles de glucosa y una presión arterial peligrosamente baja— explicó de manera seria —En su condición actual, eso representa un riesgo considerable.
Mientras el médico seguía hablando, Denki apenas pudo procesar el resto. Su mente se quedó colgada en una sola frase: “en su condición actual”. ¿A qué se refería exactamente? ¿Qué condición?
—Doctor…— interrumpió Denki —¿De qué condición habla?— la confusión haciéndose presente en su rostro.
—Joven Kaminari… usted tiene aproximadamente tres semanas de embarazo— ante aquellas palabras, Denki dejo de prestar atención a todo su alrededor.
¿Embarazado? No podía estar pasando, no podía estar embarazado. No había tenido relaciones con nadie a excepción de…
—Esto no puede ser…— susurró con incredulidad, en verdad esto no podía estar pasando. Estaba esperando un bebe, un cachorro de su destinado, del mismo que lo había rechazado después de haberlo tomado, de alguien que no sabía ni su nombre.
Lo único que pudo hacer en ese momento fue soltarse a llorar, amargas lagrimas afloraron por el cumulo de emociones que sentía en ese instante. Su madre tuvo que explicarle su situación al doctor, quien al verlo en ese estado su preocupación aumento.
Después de la aclaración, el doctor indico que ni él ni él bebe corrían ningún riesgo, al no haber una marca, él podría pasar el embarazo lo más tranquilo que se podía.
Dos días después, su alta fue firmaba y con indicaciones a seguir, por fin pudo ir a su hogar. El camino de regreso fue en absoluto silencio, al llegar sus padres lo primero que dijeron fue que no estaba solo y que contaban con todo su apoyo, fuera la decisión que tomara.
Denki solo pudo agradecerles antes de irse a su cuarto, necesitaba pensar.
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El tiempo siguió su curso, y con ello, el crecimiento del cachorro en su vientre.
Desde el principio cuando se enteró, la opción de abortar estuvo presente, pero Denki se negó.
No se sentía capaz de hacerlo, por lo que su última decisión fue seguir con él; obviamente al principio el miedo lo consumió por completo, llevar un embarazo nunca era fácil, pero conforme los días fueron pasando, poco a poco la sensación de sentir a su bebe fue desvaneciendo ese miedo hasta desvanecerlo.
Le gustaba, tanto que procuraba cantarle y hablarle todo el tiempo, diciéndole lo mucho que la quería; para ese momento ya sabía que tendría una niña.
Así fue como los ocho meses pasaron tan rápido que cuando menos se dio cuenta ya estaba dando a luz, fue un proceso de varias horas que lo llevo al límite. Con la clara ausencia de un alfa, fue su padre quien lo acompaño para poder calmarlo con feromonas de protección específicas que solo un alfa poseía.
Finalmente cuando el primer llanto de su bebe salió a la luz, soltó las primeras lágrimas de felicidad. Sostenerla por primera vez juro que sería el momento más feliz de su vida, su pequeña lucecita por fin estaba en sus brazos.
Era una preciosa niña con apenas una pelusita plateada en su cabeza, cuando abrió sus ojos por primera vez, ¡Oh por dios! Aquel hermoso purpura fue lo primero que noto.
Pocos recuerdos aún estaban en su mente de aquel alfa, así que suponía que aquellas facciones distintas a él habían salido de él. Agradecía que lo demás se pareciera a él.
—Mi pequeña lucecita— murmuró el omega hacia su cachorra —Por fin te tengo en mis brazos… eres tan preciosa— lágrimas de felicidad comenzaron a salir —Lamento tanto solo ser yo, pero prometo que conmigo será suficiente, juro que nunca te faltará nada, ni amor ni cariño.
Sus padres a su lado solo veían enternecidos como su bebe, sostenía a su bebe.
—Oye hijo— llamó su madre después de un tiempo —¿Y cómo se llamará nuestra pequeña?
Denki guio su mirada de nuevo a su pequeña antes de contestar —Lo he pensado mucho… pero creo que tengo el nombre perfecto— su mirada volvió hacia sus padres —Su nombre será Aiko, Kaminari Aiko.
—Niña amada…— susurró su padre con dulzura —Es un nombre perfecto, a nuestra pequeña nunca le faltara amor.
Así fue como un 5 de abril, nació la pequeña Aiko. Y ese mismo día, daba comienzo la nueva vida de Kaminari en compañía de su cachorra; lucharía con todos y contra todo para que la vida de su lucecita fuera feliz.
Ahora ella era su única razón de existir.
Chapter 15: 𝑰𝒏𝒔𝒆𝒄𝒖𝒓𝒊𝒕𝒊𝒆𝒔
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Denki se sentía un poco inseguro por sobre cómo se desarrollaría su relación con Katsuki después de que este se enterara sobre su cachorra.
Y había muchas razones para ello; después del rotundo rechazo que recibió por su destinado, fue mucho tiempo en el cual su pensamiento central era que no era suficiente, que esa era la razón por la cual su alma gemela la abandono.
Tuvo que tomar terapia por su bien y por el de su hija, debía estar al cien por ella. Pero eso no evitaba que a veces, las inseguridades atacaran.
Lo bueno de todo esto fue que Katsuki no cambio su manera de tratarlo, siguió siendo el mismo alfa encantador con él. Aquello lo hizo calmarse, tanto a él como a su lobo. Es más, en ocasiones el alfa llegaba a preguntarle por Aiko, cosas pequeñas por cómo estaba, y eso le encantaba.
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Era martes por la mañana y ambos se encontraban en la cafetería.
Habían tenido un espacio libre en su horario, así que habían decidido ir a desayunar. Estaban muy a gusto platicando sobre cosas triviales cuando el teléfono del cenizo interrumpió su conversación, Bakugou sin esperar respondió la llamada al ver quien era el contacto.
—Zuzu— saludó el alfa tan pronto respondió la llamada —¿Qué paso?
Denki solo observaba, por lo que pudo de inmediato notar como el rostro del cenizo cambio drásticamente a uno de terror puro. Ya sabía quién era “Zuzu”, por una ocasión en la cual el alfa lo menciono, provocando que saliera el tema.
Por lo que intuía que algo malo estaba pasando.
—Mierda— maldijo el cenizo mientras comenzaba a tomar sus cosas de la mesa —No te muevas de ahí, voy enseguida por ti— y rápidamente termino la llamada para pararse de su asiento.
En el instante en que Denki noto que Bakugou se iba, lo detuvo. Necesitaba saber si pasaba algo —Kats, ¿Qué sucede?
Al momento en que escucho la voz del rubio fue que por fin se acordó que estaba acompañado.
—Lo siento, Kami— habló en modo de disculpa —Al parecer Zuzu entro en celo aquí en la universidad, así que debo llevarlo a casa— explicó con su voz llena de angustia. Aquello descoloco por un momento al rubio.
Era raro ver como alguien como Bakugou se preocupaba en extremo por un amigo, pero ese no era el momento para ponerse a pensar en ello, así que ignoro aquello que sintió y se enfocó en el presente.
—Entonces vamos, te acompaño— dijo el omega para también tomar sus cosas y colocarse a un lado del alfa.
Bakugou solo asintió antes de comenzar a caminar con rapidez hacia donde estaba el peliverde, con Denki siguiéndole.
Rápidamente llegaron a lo que parecía era la facultad de artes, donde Kaminari supuso, estudiaba el amigo del cenizo. Pudo ver como este recorrió el lugar como si lo conociera, hasta llegar a un salón que parecía vacío.
Katsuki de inmediato toco la puerta tres veces —Zuzu, ya estoy aquí.
En cuanto dijo aquello, la puerta hizo clic en señal de ser abierta. En ese momento, Denki pudo ver a uno de los omegas más bonitos que había visto en su vida.
De cara de muñeca con constelaciones adornando sus mejillas, ojos tan verdes como el bosque mismo y una digna figura de su casta por lo que podía ver, además de un delicioso aroma a manzana que combinada con su reluciente piel trigueña.
—¿Kacchan?— en cuanto escucho la voz del chico frente a ellos, el rubio se sorprendió por lo dulce que esta era.
En cambio, Katsuki no dudó ni un segundo en acercarse —Sí, soy yo —murmuró con voz grave, mientras le colocaba su chaqueta sobre los hombros con gesto protector —¿Pero qué pasó? Se suponía que tu celo aún no llegaba, faltaba una semana...
Apenas terminó de hablar, Bakugou lo rodeó con los brazos y lo alzó con naturalidad. Izuku no dijo nada, simplemente se aferró a él, dejándose llevar, cediendo sin resistencia al calor conocido de su alfa.
—No lo sé, de pronto comencé a sentir mal cuando termino mi clase— dijo mientras se recostaba en el hombro del cenizo —así que solo atine a quedarme hasta el último y encerrarme en el salón— conforme hablaba se podía notar como a este le costaba respirar, mientras su rostro se enrojecía por los síntomas.
—Sera mejor llevarte a casa de inmediato antes de que tus síntomas empeoren— y sin previo aviso, comenzó a soltar su aroma con más intensidad para así, marcar a Izuku, para que nadie más notara que estaba en celo.
Esta acción volvió a descolocar al rubio; por lo que sabia solo entre familiares y parejas se marcaban con el aroma, pero por lo que sabia, ellos solo eran amigos.
Su mente de inmediato comenzó a darse demasiadas ideas que solo lo hacían sentir mal, peor aún porque con toda la situación sentía que sobraba en el lugar.
Además, fue difícil no notar la increíble compatibilidad que existía entre ellos, como alfa y omega.
—Basta Denki— se regañó mentalmente al ver como sus inseguridades salían a relucir —Este no es el momento para ponerse de esta manera.
Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no noto cuando alguien más llego al lugar, hasta que sintió un aroma a fresas fue que puso atención a su alrededor, viendo a un omega de cabellera bicolor, igual de hermoso que el peliverde.
—¿Qué sucedió?— cuestionó el omega con tono preocupado al ver el estado de su amigo.
Katsuki al verlo solo suspiro —Parece ser que su celo se adelantó— respondió hacia el omega —Lo mejor es que nos vallamos cuanto antes de aquí, evitemos que a ti también se te adelante.
Shoto solo asintió ante lo que el alfa dijo y tomo las cosas del peliverde, para salir lo más pronto de ahí.
Fue cuando ya se disponían a irse, que como un recuerdo fugaz, Katsuki recordó que había ido acompañado, dirigiendo su marida hacia el rubio a su lado.
—Lo siento, Kami— murmuró con pena —Debo irme, por favor…— pero antes de que pudiera terminar, la mano del rubio lo interrumpió.
—No te preocupes Kats— respondió con calma —Será mejor que se vayan, su amigo los necesita. Yo te aviso si pasa algo.
Katsuki al escucharlo solo pudo sonreír —Gracias, eres el mejor— aquel cumplido provoco que sus mejillas se tiñeran de rojo, empeorando aun al recibir un pequeño beso en la mejilla como despedida —Vámonos Sho.
Y sin decir más, los tres se retiraron del lugar, dejando a Denki solo. Sinceramente toda la situación le había puesto incomodo, no quería ser alguien celoso pero, la forma en como había reaccionado Bakugou con el peliverde se le figuraba como el de un alfa con su omega.
Aunque su corazón sabía que entre ellos dos no existía más que una amistad, su mente le decía que ahí existía algo más.
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Cuatro días habían pasado desde que el celo de Izuku inicio, en los cuales Katsuki se encargó de ambos omegas, porque si, el celo de Shoto igual se adelantó.
El alfa tuvo que pedir una licencia a la universidad para él y sus omegas, relatando que ambos estaban en celo y que él era el único a cargo de ambos. El personal entendiendo su situación, aprobaron las licencias de inmediato.
El primero en reponerse fue Izuku, ya que él había sido el primero en iniciar.
Era sábado por la tarde y apenas estado despertando, por fin se sentía bien gracias a los supresores que Bakugou le había hecho tomar en cuanto llegaron a su hogar, junto a los cuidados de su alfa.
Justo en ese momento Bakugou hizo acto de presencia, entrando a su habitación con una charola con lo que parecía ser un plato de fruta picada y jugo. Este al verlo despierto de inmediato lo coloco frente al omega para que comiera.
—Gracias Kacchan— agradeció el omega para luego comenzar a comer, encantado por lo dulce de la fruta en su paladar.
—No agradezcas Zuzu, es mi deber— respondió el cenizo mientras acariciaba la mejilla del pecoso, quien al sentir el suave contacto ronroneo complacido.
Al ya estar más consciente, y después de terminar la fruta y el jugo, fue que un fugaz recuerdo llego a la mente del peliverde.
—Oye Kacchan— llamó al contrario quien de inmediato puso su atención a el —¿Quién era la persona que te acompañaba ese día? Recuerdo que venias con… un chico rubio cuando fuiste por mí.
Justo entonces fue que Katsuki por fin se acordó de Denki, y peor aún, que desde aquel día no había hablado con él en ningún momento.
—Maldición, soy un imbécil— maldijo internamente hacia si mismo por haber olvidado al rubio.
Esperaba de todo corazón que Denki lo perdonara por no haberlo contactado en tantos días, sin saber que aquello le había afectado al omega más allá de lo que esperaba.
Chapter 16: 𝑳𝒊𝒆𝒔
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—¿Es enserio, Katsuki?
Izuku en verdad estaba molesto, no podía creer que el cenizo haya podido olvidar completamente a Denki, tanto como para no hablarle en los días que estuvo en celo.
—Es que, después de la preocupación ese día, más aparte que a Sho también se le adelantara, el pedir las licencias para justificar las faltas, y el estar al pendiente de ustedes dos— enumeró todas las cosas que hizo en esos días —Lo último que hice en estos días fue revisar mi teléfono.
Porque si, Katsuki se sentía como un imbécil al ver que la bandeja de notificaciones estaba llena de mensajes sin ver y llamadas perdidas por parte del rubio.
Había dejado su teléfono en su cuarto, mientras el intercalaba entre los cuartos de ambos omegas para revisar que los síntomas no empeoraran y el sillón de la sala cuando ya no tenía fuerzas para subir las escaleras.
Todo esto gracias a que, al no estar marcados por una pareja, sus celos se volvían inestables y los síntomas se salían de control.
—Ay, Kacchan…— suspiró el pecoso, negando con la cabeza —Solo espero que él te acepte tus disculpas.
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Con Izuku ya recuperado y Shoto con su celo terminado desde el domingo por la mañana, Katsuki regreso a clases el lunes muy a regañadientes. Izuku lo mando para que pudiera disculparse con Denki en persona, y aunque el alfa se negaba a dejarlos solos, este lo convenció de que podían quedarse solos ahora que ambos se encontraban bien.
Ya que por seguridad se quedarían un día más a descansar antes de volver a la universidad.
Por ello ahora Katsuki se encontraba caminando rumbo a su primera clase, donde sabía que se toparía con el omega.
Al entrar, su mirada rápidamente se dispuso a buscarlo, encontrándolo de inmediato sentado en el lugar de siempre. Con nervios camino hacia el asiento de a lado para sentarse ahí y poder estar junto al omega.
—Buenos días Kami— saludó el alfa tan pronto se sentó, llamando la atención de este quien volteo hacia el con una sonrisa.
—Buenos días Kats— saludó de vuelta —¿Cómo estás?
—Estoy bien, solo un poco cansado— respondió con nerviosismo —Por cierto… quiero pedirte una disculpa por no atender tus mensajes estos días— Denki al escucharlo lo miro sorprendido —Estuve demasiado ocupado cuidando a Zuzu y a Sho, tanto que no tuve tiempo de tomar mi teléfono.
Había decidido ser directo con su disculpa, de nada servía dar excusas y darle vueltas al tema.
Por su parte, Denki mentiría si dijera que no se había sentido mal al ver que el alfa no respondía a sus mensajes, más aún después de todo lo que noto aquel día. Aquella conexión que vio entre Katsuki e Izuku, era irreal.
Pero por dentro sentía que no tenía derecho a reclamar, tanto que había tratado de olvidarlo, o tan siquiera tratarlo.
—No te preocupes, Kats— respondió con dulzura —Entiendo que estabas preocupado por tus amigos, pero no niego que si me sentí un poco mal al no ver ninguna respuesta tuya.
Bakugou solo pudo recriminarse a sí mismo, más al sentir la tristeza proveniente del aroma del omega —Como no preocuparme si fui un idiota al no responder, enserio te pido mil disculpas— volvió a disculparse, mientras tomaba la mano contraria —Así que como compensación, déjame invitarte a comer después de clases. Puede que no sea necesario, pero quiero hacerlo.
El rubio lo pensó por un instante, aun se sentía dolido, pero la verdad si quería salir con el alfa y pasar un momento juntos —Esta bien Kats, acepto tu invitación.
—Gracias Kami— dijo finalmente Bakugou dando por terminada la conversación, su profesor había llegado.
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Durante el día, Bakugou se puso al corriente en sus clases con ayuda de Kaminari. Así que cuando por fin termino el día, y sin ningún pendiente, el alfa llevo al omega por lo prometido.
En esta ocasión lo llevaría a un restaurante que había conocido gracias a sus omegas, era común que los tres salieran de vez en cuando para consentirlos.
Al llegar, Denki quedo asombrado con el lugar. El restaurante poseía una temática de naturaleza, todo era pétalos y luz dorada. Las paredes, pintadas en suaves tonos pastel, estaban adornadas con relieves florales que parecían florecer al tacto. Desde el techo caían glicinas como cortinas vivas, y el aire, perfumado con jazmín y miel, envolvía todo con una calidez delicada.
Cada mesa tenía un centro floral distinto: amapolas, peonías, lirios —como si alguien hubiera puesto un pedazo de primavera en cada rincón.
—Es un hermoso lugar— murmuró el rubio aun hipnotizado por la imagen frente a sus ojos.
Bakugou a su lado sonrió al ver la expresión del omega —Me alegro de que te guste.
Ambos se dirigieron hacia una mesa cerca de la pared, agradecían que era un restaurante sin reservación. Tan pronto como se sentaron una mesera se acercó a ellos para tomar sus pedidos, el lugar era de postres y alimentos dulces.
—Buenas tardes— saludó la mesera con cortesía —¿Han tenido tiempo de mirar el menú?
Bakugou asintió ante lo dicho por la mesera —Me podría traer un Tarte Tatin para mí, ¿Tu ya sabes que es lo que pedirás, Kami?
Denki aun veía el menú, pero sinceramente no sabía que pedir. Así que Bakugou viendo su indecisión, decidió intervenir —Si me permites, te recomiendo que pruebes el galette de fresa.
—Creo que tomare tu recomendación— Denki asintió antes de dejar el menú —Pediré eso.
La mesera solo asintió anotando lo pedido, tomar los menús y retirarse de ahí, dejándolos solos. Ambos comenzaron una amena conversación en lo que esperaban.
—Kats, enserio que este lugar es hermoso— comentó aun observando el lugar —¿Cómo es que lo encontraste?
—Lo conocí gracias a Izuku— respondió —Al parecer había visto el lugar en redes sociales, así que me pidió que los llevara a conocerlo.
De nuevo Izuku, Denki en verdad no entendía, pero aquello le inquietaba un poco.
—Oh, así que así fue…— murmuró con un tono de incomodidad —¿Oye, Kats?— había estado guardando sus dudas desde aquel día del celo del pecoso.
—¿Qué paso Kami?
—Izuku es alguien importante para ti, ¿Cierto?— cuestionó, provocando que Katsuki sintiera confusión ante la pregunta.
—Pues… si, crecimos juntos. Lo considero como un hermano aun si no lo es en realidad— respondió con calma, siendo totalmente sincero —Ha estado a mi lado toda mi vida, ¿Por qué la pregunta?
Denki negó con la cabeza —Solo tenía la duda.
Bakugou iba a preguntar algo más, pero en ese momento apareció la mesera con sus pedidos, así que ambos comenzaron a comer. La platica de ahí cambio de rumbo, yendo hacia cualquier cosa que se les ocurriera en el momento; con ligeros coqueteos en cada acción.
Kaminari en verdad se sentía soñado, el cenizo era alguien lindo con el siempre, cosa que hacía sentir al omega como el más afortunado del mundo.
—¿Y tú has tenido alguna vez una pareja?— preguntó el rubio, la conversación se había desviado a preguntas sobre su vida personal.
—La verdad no, nunca me había atraído la idea de tener una pareja… hasta ahora— aquella declaración provoco que Denki se sonrojara, así que rio nerviosamente.
—Entonces ya ni te pregunto si ya has encontrado a tu destinado— bromeo Denki tratando de disipar su vergüenza, pero contrario a lo que esperaba, Bakugou al escucharlo de inmediato comenzó a ahogarse.
Aquello le saco un susto al omega quien de inmediato se levantó para ayudarlo.
—¿Estas bien, Kats?— preguntó con preocupación, ayudando al alfa a respirar, quien después de unos segundos pudo volver a la normalidad.
—Si, estoy bien— murmuró aun con la voz afectada —Solo no trague bien y termine ahogándome, no te preocupes Kami— al decir aquello una sonrisa nerviosa se instaló en su rostro.
Algo que Kaminari noto al instante.
—¿Ya conociste a tu destinado?— esta vez preguntó con un tono lleno de confusión.
Katsuki al escucharlo casi se vuelve a ahogar. No sabía que contestar, por un lado quería contarle la verdad, decirle todo lo que había tenido que pasar; pero por otro lado, tenía miedo.
Con lo que el omega le había contado sobre su destinado, aunado a ello con sus propios traumas, para él la mejor opción era no decirle la verdad y decirle una pequeña mentira…
—¿Yo? Claro que no, nunca he encontrado a mi destinado.
Era solo una pequeña mentira, una que Denki creyó completamente. El alfa al verlo solo sonrió con tranquilidad, al final este no se enteraría de lo contrario.
Si tan solo supiera que las cosas nunca salen como uno espera.
Chapter 17: 𝑾𝒉𝒚 𝒂𝒎 𝑰 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒆𝒔𝒕𝒆𝒅?
Chapter Text
Shinsou siempre se había caracterizado por ser una persona tranquila, alguien que, aun perteneciendo a la casta alfa, nunca actuaba guiado por los instintos como otros lo hacían, y prefería siempre el camino de la razón.
Se mostraba neutral ante todo, sin demostrar verdadero interés por las personas a su alrededor. Pocas eran las excepciones.
Y últimamente, cierto omega de cabellera verde y ojos esmeralda se había convertido en una de ellas. Desde el primer instante en que tropezó con él, por alguna extraña razón no había podido sacarlo de su mente; se le había hecho... interesante.
Aquella ocasión en que, gracias a Shoto, por fin conoció su nombre, no pudo negar que le habían gustado las expresiones que se formaban en el rostro pecoso a causa suya. Para el malva, era inevitable no molestarlo.
Le resultaba divertido ver las muecas de disgusto y los pucheros del pequeño omega. Sabía que no le agradaba al pecoso, pero eso le importaba poco.
Lo mejor de todo fue que, desde aquella ocasión, sus encuentros se volvieron más frecuentes, lo que le daba al alfa aún más oportunidades para molestarlo.
Sin embargo, ya había pasado casi una semana sin verlo. Supo por Momo que tanto Shoto como Izuku estaban de licencia por sus celos. Y aunque no quería admitirlo, muy en el fondo lo extrañaba... pero no lograba entender por qué.
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Era martes, y por fin regresaban a clases. Izuku ya se encontraba completamente recuperado, al igual que Shoto, después de un merecido descanso.
Ahora ambos iban rumbo a la facultad del bicolor; a Katsuki ya lo habían dejado atrás frente a su facultad, mientras Izuku ahora acompañaba a Shoto hasta su salón.
—Por fin de vuelta a clases— expresó con alegría —Sinceramente odio faltar, pero poco se puede hacer contra los celos.
A su lado, Shoto negó con la cabeza, divertido —Tan temprano y ya vienes quejándote, Zuzu— comentó burlón, sabiendo que su amigo siempre encontraba algo de qué quejarse.
Izuku, al escucharlo, simplemente se cruzó de brazos e hizo un puchero.
—Eres malo, Sho— murmuró, aunque su expresión solo hizo que el bicolor soltara una risa aún más sonora.
Pronto llegaron al salón donde Shoto tenía su primera clase. Desde lejos, Izuku pudo distinguir a los amigos del bicolor reunidos fuera del aula.
—Mira, ahí están tus amigos, Sho— mencionó el peliverde.
Al acercarse, los presentes alcanzaron a escuchar el nombre del omega. Los tres voltearon en su dirección, observando a Shoto e Izuku.
—¡Chicos, hola!— saludó Momo con la energía de siempre. A su lado, Jirou se limitó a asentir con la cabeza; la omega no solía hablar demasiado.
—Chicas, ¿Qué tal todo?— devolvió el saludo Shoto, mientras Izuku simplemente alzó la mano en señal de saludo.
—Pues no te perdiste de mucho, la verdad— comentó Momo con tono despreocupado —Fueron días tranquilos, así que no te preocupes. Shinsou y yo te pasaremos los apuntes de los días, ¿Verdad?
Pero cuando la azabache giró hacia su amigo, este se encontraba completamente anonadado, con la mirada fija en el peliverde, quien hasta ese momento aún no se había percataba de ello.
Una extraña sensación recorrió el cuerpo de Izuku cuando sintió esa mirada intensa sobre él. Era incómoda... demasiado intensa.
—Oye, Sho... ¿por qué tu amigo me está mirando así?— murmuró Izuku con un dejo de incomodidad. Shoto también lo notó, frunciendo el ceño ligeramente, sin comprender tampoco por qué Shinsou estaba actuando de esa manera.
Y es que ese día, al haber salido recientemente de su celo, Izuku acostumbraba a no llevar parches supresores. Era algo que solía hacer para darle un respiro a su glándula de olor, permitiéndole recuperarse con naturalidad. Por eso, su aroma a manzana se esparcía con total libertad a su alrededor.
Y con su cuerpo aún sensible por el reciente ciclo, su fragancia era más fuerte de lo habitual... más dulce, más densa, más atrayente.
Por lo que desde el primer instante en que llegaron, Shinsou había dejado de prestar total atención a su alrededor en el momento en que capto aquel delicioso aroma. Ese aroma a manzana era tan dulce y exquisito que lo hizo salivar sin poder evitarlo.
Su lado animal, normalmente dormido, empezó a asomar los colmillos, con el único deseo de acercarse al cuello pecoso del omega y beber de ese aroma hasta saciarse.
Ahora todas las miradas estaban dirigidas a él, pero Shinsou solo tenía ojos para Izuku.
—¿Sabes, Sho? Creo que lo mejor será que me vaya— susurró el peliverde al bicolor —En serio, esto es muy incómodo.
Y sin esperar respuesta, se despidió rápidamente de los demás con una leve inclinación de cabeza y se retiró del lugar.
Solo entonces, sin la presencia del omega fue que Shinsou volvió en sí. El leve perfume que aún flotaba en el aire era todo lo que quedaba… pero ya no era suficiente para mantener su mente nublada. Sus amigos lo miraban con incredulidad, como si acabara de crecerle una segunda cabeza.
Fue entonces cuando Shinsou procesó lo que había hecho, cómo lo había mirado... y frente a todos. Un sonrojo furioso se apoderó de su rostro, subiéndole hasta las orejas.
—Oye, ¿Estás bien?— preguntó Jirou al ver cómo se había puesto su amigo.
—Sí, estoy bien— murmuró Shinsou, aún con vergüenza, frotándose el rostro con ambas manos en un intento vago de disipar todo lo que sentía... todos esos pensamientos que había tenido hacia el pecoso.
Shoto, en cambio, lo observaba con detenimiento. Una idea comenzaba a tomar forma en su mente con respecto a lo que acababa de ver, pero aún no estaba seguro. Necesitaba indagar más.
—Oye, Shin— la voz de Momo cortó el silencio —¿Por qué lo miraste de esa manera? A Izuku —preguntó la alfa sin rodeos.
Shinsou solo pudo maldecir internamente. Esa era una conversación que no estaba listo para tener.
—Por nada importante... Mejor entremos, ya casi inician las clases— respondió evasivo, dándose la vuelta para dirigirse al aula sin mirar a nadie más.
Los demás intercambiaron miradas antes de seguirlo. Al parecer, no lograrían sacarle más información al malva... al menos, no por ahora.
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La mirada intensa de Shinsou aún no salía de la mente de Izuku.
Esa mirada... hizo que cada parte de su ser se estremeciera en reconocimiento. Pudo sentir al lobo del alfa observándolo directamente, acechándolo. Pero no entendía por qué lo había sentido de esa manera; lo único claro era esa incomodidad que aún no lo abandonaba.
No le agradaba Shinsou en absoluto, y que lo mirara como si fuera una presa por cazar… era simplemente desagradable.
—Será mejor que deje de pensar en él— se dijo a sí mismo, tratando de distraer su mente con otras cosas.
Al llegar a su facultad, alcanzó a ver a lo lejos a sus amigas entrando al edificio, así que aceleró el paso para alcanzarlas.
—¡Chicas!— gritó, tratando de llamar su atención. Ambas voltearon rápidamente al escuchar su voz.
—¡Zuzu!— contestaron al unísono, deteniéndose para que el pecoso pudiera igualarse a ellas —Por fin regresaste.
—Sí, chicas. Mi celo terminó el domingo, pero decidí descansar un día más— respondió Izuku mientras retomaban el camino juntos.
—Me alegro, Zuzu ¿Y qué tal todo?— preguntó Mina con una sonrisa.
—Pues ya sabes, lo normal. Aunque ya estaba harto de estar encerrado— ambas chicas asintieron con comprensión ante lo dicho.
—Te creo. A mí me pasa igual— comentó Toru con firmeza.
Izuku asintió también. Aunque no lo dijo en voz alta, agradecía tener a sus amigas con él en ese momento… cualquier cosa que ayudara a dejar atrás el recuerdo de esos ojos violetas.
—Pero lo bueno es que ya regresaste— expresó esta vez Mina con entusiasmo antes de lanzarse a abrazarlo. Izuku correspondió al gesto con una sonrisa sincera.
Sin embargo, en medio del abrazo, la omega se quedó quieta de repente. Al instante comenzó a olfatear alrededor del pecoso con curiosidad, lo que causó sorpresa tanto en Toru como en el propio Izuku.
—Oye, Mina… ¿Qué sucede?— preguntó Izuku, confundido por el repentino cambio en la actitud de su amiga.
Mina entrecerró los ojos unos segundos pensativa antes de volver la vista hacia él con cierta duda.
—Es que… hueles diferente— musitó, aun olfateando sutilmente a su alrededor.
Izuku se quedó pensativo por un momento.
—Será que… mi aroma aún está un poco intenso, ¿No?— intentó decir, aunque sonaba más a pregunta que a afirmación.
Pero Mina negó con la cabeza casi de inmediato.
—No, Zuzu. Es que… no es tu aroma— respondió con el ceño fruncido, aun dudando —Hueles a alguien más. A un alfa más en específico, pero no es el aroma de Bakugou, eso seguro…
Izuku se quedó aún más confundido ¿Oler a alguien más? ¿Cómo era eso posible?
No fue hasta que Toru se acercó un poco más y comenzó a olfatearlo con cautela que algo hizo clic —Sabes… hueles como si alguien te hubiera marcado— dijo finalmente.
—¿Marcarme? ¿A mí?— repitió Izuku con ironía, casi riendo —Claro que...— pero antes de poder terminar su frase, algo lo detuvo en seco. Una mirada violeta atravesó su mente como un déjà vu.
Shinsou.
¿No podía ser cierto...? ¿O sí?
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Cherryroselime on Chapter 13 Sat 19 Jul 2025 02:57AM UTC
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BellkNica on Chapter 13 Sat 19 Jul 2025 04:30PM UTC
Last Edited Sat 19 Jul 2025 04:31PM UTC
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