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Rapsodia

Summary:

Ramón Justin Lake es un niño desafortunado que vivía en las calles de Nueva York con su único amigo; una pequeña tortuga llamada Shelliot que encontró en la basura de una tienda de mascotas. Ramón era huérfano, con su abuela habiendo muerto hacía un año y sus hermanos mayores, quienes eran sus únicos familiares que seguían con vida, no habían tenido ningún contacto con él desde que lo abandonaron a la tierna edad de 4 años.

Así que Ramón se las arregló para sobrevivir solo... antes de ser secuestrado por un hombre muy alto y extraño quién lo encerró en su Laboratorio.

Fue así como se convirtió en un niño tortuga, aparentemente.

Ramón logró escapar, sin embargo, y continuó su vida en la calle, pues, ¿Qué diferencia haría el ser un monstruo ahora?. Simplemente tomó a Shelliot y siguió sobreviviendo como siempre durante unas semanas más, preguntándose qué podría hacer para conseguir comida al día siguiente.

Entonces, un buen día durante la temporada de lluvias, Ramón se vió obligado a buscar refugio en las Alcantarillas.

Y allí conoció a quienes serían su familia por el resto de su vida.

★Crossover de RotTMNT y Trolls de Dreamworks

★Ver. Rise

★Volumen 0 de ???

Chapter 1: ¡Bienvenidos Todos a mi primer Libro Crossover!

Chapter Text

¡¡Hola mundo y todos los que lo habitan!! (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

¿Como están todos? ¿Son mis reales, mis Lectoras constantes de toda la vida o son Lectoras nuevas y frescas que solo pasan por aquí? ¿Son chicas, son chicos, son no-binarios? ¿Vienen de Wattpad? ¿Vienen de Tumblr?. Bueno, pues sean quienes sean, ¡BIENVENIDOS TODOS A MI NUEVO LIBRO!. (⁠☆⁠▽⁠☆⁠).

★Rapsodia★


Sé que probablemente he atraído a algunas personas nuevas con esta nueva adquisición a mi perfil, así que permitan que me presente: soy Moon Spectrum, pero pueden llamarme MoSpec o Moon, si prefieren. Y si ustedes vienen de Tumblr, probablemnte me conozcan por el nombre de Lunar Ectoplasm, o LunEc, para los amigos. Soy una escritora novata provenida de Wattpad que lleva ya 5 años en el oficio de escribir Fanfics, y que ha decidido volver a publicar en AO3 (porque tengo otra serie por ahí, aunque está mal traducida) para presentarles está historia que hace un rato que he estado publicando en mi perfil, pero que casi nadie le da bola. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠)

Por lo que aquí estoy. :)

Si le echaron un vistazo a mi lugar antes de meterse aquí, habrán notado solo tengo 3 libros publicados, mis preciosos tres primeros One-shots que decidí publicar aquí para probar. Sin embargo, en mi Wattpad tengo algunos libros más, la mayoría de Sonic The Hedgehog, uno original y dos de TMNT.

¡O tres, si contamos este!. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ.

Ah, y sí, este también es mi primer libro dedicado a la franquicia de Trolls de Dreamworks, otra de mis hiperfijaciones. Y sí, sé que es curioso que haya sacado mi primera historia de Trolls como un crossover con TMNT.

¡Pero yo creo que esta es una historia con potencial! (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧.

...

...

...

...Y un proyecto a largo plazo bastante brutal. (⁠^⁠~⁠^⁠;⁠)⁠ゞAl menos teniendo en cuenta lo que tengo en la cabeza y lo que quiero hacer.

¡Ejem!. Sin embargo, hay mucha gente aquí que probablemente no me conoce y se metieron aquí por curiosidad. Ya sea atraídos por TMNT, por Trolls o por ambos, que creo que será una cantidad muy mínima de personas porque son Fandoms muy distintos y sé que es medio raro que alguien simplemente haya venido y unido ambas cosas en un Fanfic.

Pero por favor dense la oportunidad de leer esto y después el primer capítulo, que les prometo que no habrá nada extraño o fuera de lugar en este crossover. No simplemente he decidido hacer que los Trolls existan en el universo de Rise o que los chicos de Rise simplemente viajen al universo de Trolls, por supuesto que no he hecho eso. A mí no me gustan mucho ese tipo de crossovers chocantes en donde mezclan dos cosas que nada tienen que ver (incluso si es divertido), pues el resultado es muy impredecible y puede ser tanto genial como estúpido. Dependiendo de cómo se desarrolle.

No obstante, mi intención con este crossover, el cual he llamado "Brotherly Rhapsody AU", es explorar una historia de hermandad entre el personaje de Branch o Ramón (de Trolls) y los personajes de Leo, Raph, Mikey y Donnie de TMNT (del universo Rise, específicamente). Por supuesto, con una historia adaptada a cada universo.

Pues esta AU tiene dos versiones: la Versión Trolls, que ocurre en el Universo de Trolls, y la Versión Rise, cuyo inicio veremos en este libro.

Pero antes de darles un poco de contexto sobre cómo irá todo este asunto, de seguro que varios de ustedes se preguntarán de dónde saqué esta idea de crossover tan descabellada. XD

Bien, bueno, la idea se me ocurrió este mismo año, hace ya unos meses, en Semana Santa. El Jueves en la noche se nos fue la luz y pasé varias horas haciendo nada a la espera de que volviera la energía. Fue así que empecé a jugar con mi imaginación (como siempre) y de repente, me vino esta pregunta a la mente.

"¿Y si Ramón de Trolls fuera criado por las tortugas?"


Sé que es un pensamiento específico muy aleatorio, pero entonces había estado influenciada por otros crossovers raros de TMNT (como uno de TMNT 2012 x Batman, aunque este no es tan raro, ya que de hecho existe un crossover oficial de las tortugas y 🎶🦇El señor de la nocheeeeeeeee🦇🎶 [lo siento, para los que hablan ingles y estén leyendo esto, es de un meme al español XD]) que había leído y AUs en donde Ramón (Branch) es adoptado por otras personas y vive feliz. Al principio, no estaba segura de lo que estaba pensando exactamente, pero decidí dejar que mi cerebro siguiera esa línea de pensamiento a ver qué pasaba. Y pronto, no podía parar de pensar, pues simplemente todo lo que se me ocurría al respecto era... simplemente perfecto. ¡Todo me encajaba!. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠).

Y al día siguiente les compartí a mis seguidoras de Wattpad la idea en mi perfil, y como 3 o 4 me dijeron que les llamaba la atención. Fue así como me animé y me puse a trabajar en una lista de capítulos, incluso si ya tenía cosas pendientes para hacer en cuanto a escritos se refiere :V. Simplemente no quería perder las ideas que me venían a la cabeza, por lo que agarré y escribí todo lo que se me antojó escribir. No esperaba llegar muy lejos, pero...

Pronto me encontré planeando reescrituras de la serie de Rise, de las películas de Trolls, pensando en diseños de personajes... ¡Y todo era INCREÍBLE!.

Eso me animó mucho a tener en cuenta esta historia como una que genuinamente quería escribir.

Y después de una votación que hice en mi libro de anuncios (en Wattpad), esta idea terminó con luz verde por parte de algunas de mis seguidoras.

Y aquí estamos. (⁠・⁠∀⁠・⁠).

Pero en fin, ya explicados los orígenes de esta AU tan rara, voy a explicar un poco sobre su naturaleza y el cómo será este libro.

Este va a ser el "Volumen 0", el cual será una especie de prólogo para la Versión Rise de esta AU, que es la que decidí que exploraríamos primero. ¿Qué implica eso?. Bueno, con Versión Rise me refiero a que esta historia seguirá los acontecimientos de la serie de RotTMNT, pero con Ramón y otros personajes de Trolls incluidos en la historia. Aunque en este primer libro solo tendremos a Ramón y la mención de otros personajes, ya que es como "la historia de origen" de cómo Ramón y las tortugas se conocieron. Obviamente y dado a que estamos en Rise, Ramón y los demás personajes que agregue NO serán Trolls, sinó que serán humanos... en su mayoría, ya que obviamente habrán otros que serán mutantes o Yokais. Ramón entre estos al haber pasado de humano a tortuga mutante.

Y algo similar se aplicaría en la Versión Trolls, la cual ocurriría en el universo cinematográfico de estos. Allí, en vez de tortugas mutantes, humanos y/o Yokai, los personajes de Rise serán Trolls u otras especies nativas de ese universo y tendrán su propio Lore. Esa versión también es una que quiero escribir mucho, pero como tiene MUCHO MÁS contexto que la versión Rise (ya que tengo que adaptar y manipular la historia de muchos más personajes de manera más drástica), me temo que esa versión no la tendremos muy pronto por aquí.

Por eso decidí que empezaríamos con la Versión Rise, para ir introduciendo el concepto.

Lo que me recuerda: este libro no va a ser muy largo (o eso digo yo ahora). Dado a que este es el Volumen 0 y es técnicamente un prólogo, no voy profundizar mucho ni iré más allá de lo que voy a mostrar aquí. Quiero decir, obviamente me encantaría poder escribir toda la historia completa aquí, pero esta idea sigue siendo experimental y no sé cuantas personas terminarán por interesarse, así que solo voy a publicar este Libro y veré qué pasa. Si a la gente no le gusta o no le llama la atención lo suficiente, la dejaré aquí y me concentraré en mis otros escritos que tengo pendientes.

Pero si a la gente le llama la atención lo suficiente... bueno, puede que considere hacer el Volumen 1 con la primera temporada de Rise. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠)

Y creo que eso es todo lo que tengo que decir con respecto a este libro. (⁠✿⁠^⁠‿⁠^⁠).

Así que, una vez más, bienvenidas mis chicas a esta nueva aventura. O chicos, o lo que sean, si son otra cosa. ¡Todos siempre son bienvenidos aquí!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧.

En fin. Espero le den una oportunidad a este libro, y si lo hacen, espero de todo corazón que les guste lo que verán a continuación y que no duden en darme su opinión al respecto. (⁠◕⁠ᴗ⁠◕⁠✿⁠). Estaré feliz de leer lo que tienen en mente o si tienen alguna crítica constructiva para mí y mi estilo de escritura, ya que todavía me considero una novata. Especialmente en esto de los Crossovers. XD Esta es la primera vez que hago uno, así que estoy nerviosa por hacerlo bien.

Solo procuren ser amables, ¿Okey?. Si no les gustó lo que vieron, solo váyanse y no comenten. Y listo. Tampoco tienen que hacer su disgusto problema de todo mundo. Y si comienzan algún debate, igualmente absténganse de pelear. Me gustan los comentarios, pero a nadie le hace gracia estar leyendo de a chill revisándote qué pendejadas escribieron los demás en comentarios y encontrar una discusión agria que te deje sintiéndote raro.

Como sea, solo sean buenos cuando dejen alguna queja o sugerencia con respecto a la historia, y si tienen preguntas, también son libres de dejármelas, que yo trataré de responderlas sin dar muchos spoilers. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Y por último, una cosa más: como dije ya, está historia viene de Wattpad, por lo que allá el libro está más adelantado que aquí. Si eres paciente, puedes esperar a que vaya actualizando cuando pueda el libro aquí en AO3 y si no, puedes ir a Wattpad a adelantarte, si es que tienes una cuenta. Mi nombre sigue siendo Moon Spectrum y el libro todavía se llama Rapsodia. También y como está historia está al español, obviamente usaré nombres y jergas al español latino, en el caso de que hables inglés y estés traduciendo la pagina para leer. Así que si hay algo que no entiendas, no dudes en pregúntarmelo para explicar.

Y ahora los nombres. Como pudiste haber notado en el resumen del Libro. En español latino, el nombre de Branch es "Ramón", solo por si no estabas al tanto. Algo similar pasa con el nombre de Spruce, que en español latino vendría siendo "Retoño". Decidí usar estos nombres para que sea más familiar para los lectores que hablan español, que son mi público principal. Además de que, honestamente, "Ramón" es un nombre más normal para un niño humano que "Branch". También, a Ramón lo apodan "Pequemón" (una mezcla de "peque" que es pequeño en español y el "mon" de Ramón) en vez de "Bitty B". Esos son los únicos nombres que podrían parecer raros. El resto de los nombres de Brozone y similares se quedaron igual.

En fin. Aclarado eso, ¡Gocen de la lectura!. Las veré en las Notas de Autor.

Adieu.

Chapter 2

Chapter Text

Prólogo
"Rapsodia"

El término '"rapsodia"' procede del griego antiguo rhapsōidía (ῥαψῳδία), sustantivo formado a partir de rhaptein («ensamblar») y aidein («canción»). «Rapsodia» significa por tanto, literalmente, «canción ensamblada», «canción encadenada» o también «partes ensambladas de una canción».

Básicamente, se conoce como rapsodia al tema que se compone a partir de la unión libre de diferentes partes temáticas unidas libremente y sin relación alguna entre ellas. Es frecuente que estén divididas en secciones, una dramática y lenta y otra más rápida y dinámica, consiguiendo así una composición de efecto brillante.

*******************************************************

La Vida es una dama difícil, así como la gente dice que la Muerte es una dama gentil. Y tal vez sea por eso. Muchas veces dicen que la Vida es una bendición, que está llena de alegrías, que vale la pena tener una existencia larga y feliz, pues de la Vida solo existe una.

Sin embargo, lo que nunca te dicen es que la Vida, a pesar de bella, es genuinamente una mujer cruel. Está llena de tristeza, de lamentos, complicaciones, decepciones, dolor. Es por eso, tal vez, que su hermana la Muerte es amable. Porque, ¿Qué es lo que uno solo quiere hacer después de que cada día de tu miserable existencia sea solo eso? ¿Solo sufrimiento? ¿Ser golpeado constantemente y negarte a rendirte con la mendiga esperanza de que solo tienes que esperar un poco más a días mejores?.

Uno simplemente quiere acostarse y descansar. Uno simplemente quiere… dormir. Cerrar los ojos y dejarse abrazar por la tranquilidad de la oscuridad. A veces duele mucho, sí, pero una vez que dejas de resistirte, ¿Quién dice que no sentirás el alivio que tanto anhelabas?.

Así que, ¿Por qué la gente le tendría miedo a la Muerte y no a la Vida, si la Muerte parecía agradable?.

¿Era porque no sabían qué vendría después de cerrar los ojos y sumergirse en la oscuridad?.

¿Era porque tenían asuntos pendientes con la Vida que necesitaban resolver?

¿Era porque la Muerte les había arrebatado a personas que amaban, sin saber que ponerlas a descansar era un acto misericordioso?. Porque la Vida era impredecible. Era horrible.

Pero rendirse ante ella no era una opción.

Incluso si, para algunos, era mejor dejar de luchar temprano y ser recibido por los brazos de la Muerte.

Esos eran los extraños y morbosos pensamientos de Ramón Justin Lake, un neoyorquino como cualquier otro.

…O tal vez no tanto.

Eran pensamientos sombríos, reflexiones que ni siquiera los hombres adultos llegaban a hacerse hasta que la Vida les mostraba el verdadero Infierno en la Tierra y los sumergía en las negras aguas del subconsciente, en busca de un escape de la dolorosa realidad que eran o demasiado débiles o demasiado cobardes para enfrentar. Eso o cuando llegaban a la vejez; ese momento de tu existencia en donde sabes que la Muerte vendrá por tí en cualquier momento y decides mirar hacia atrás para reflexionar tus decisiones y tus recuerdos, preguntándote si hiciste el bien o el mal, o tratando de resolver viejos enigmas ahora que tenías la suficiente experiencia y sabiduría para juzgar.

Pero Ramón no era un hombre adulto, y mucho menos era un anciano. Era tan solo un niño, que ni siquiera había llegado a la edad de 10. La Vida le había hecho sufrir su propio infierno siendo tan pequeño, y Ramón, siendo al mismo tiempo tan avispado desde temprana edad, se encontró a sí mismo pensando en la futilidad de la Vida y en las desgracias de la Muerte, solo para que eventualmente sus pensamientos se dieran cuenta de la verdadera naturaleza de ambas damas: la Vida era una mujer espantosa, mientras que la Muerte una mujer misericordiosa.

O Ramón esperaba que fuera misericordiosa.

Después de todo, se sentiría realmente decepcionado de la Existencia misma si su amada abuela tuviera que seguir sufriendo incluso después de que la Muerte se la llevara tan repentinamente. Era lo menos que ella (la Muerte) podía hacer, ¿No?. Darle un descanso agradable. Dejar que una pobre anciana consiguiera la paz.

Pero se preguntarán, Queridos Lectores, ¿Por qué un niño tan joven tenía ese tipo de pensamientos? ¿Acaso contemplaba la Muerte de un modo que no debería? ¿Acaso consideraba llevarse a sí mismo al Descanso Eterno en algún momento?.

Pues no. Nada de eso.

¿Por qué?. Porque a pesar de su reflexión sobre la dureza y la amabilidad de las Grandes Damas, Ramón era un chico muy terco. Respetaba a la Muerte y odiaba a la Vida, razón por la que estaba dispuesto a luchar contra esta última. Porque en su reflexión, supo que por eso la Vida era horrible: para hacerte sentir miedo de seguir adelante y que decidieras irte con la Muerte antes de tiempo. Porque la Vida, en sí misma, era una batalla. Una batalla constante en la que el ganador era el que podía aguantar más antes de que la Muerte tuviera que venir a buscarte. Algunos no sabían esto, pues nacieron en lugares donde la gente de alrededor se aseguraba de que la Vida no fuera una lucha y normalmente no tenían que enfrentar su dureza hasta alcanzada la adultez.

Sin embargo, Ramón sabía sobre esa batalla. Sabía de ella a pesar de ser tan joven, pues ya no tenía a nadie que pudiera evitar que él mismo luchara en su propio nombre.

Y si tenía que luchar, lo haría con uñas y dientes hasta que llegara a la vejez, como una forma de decirle a la Vida: "¡En tu cara, perra!".

Ramón se sentiría muy feliz cuando llegara a ese momento, él lo sabía.

Pero hasta entonces, le quedaba un largo y sinuoso camino.

Después de todo, solo tenía 8 años.

¿Y quién era este niño de 8 años que pensaba en la Muerte, quería pelear contra la Vida y cuya abuela ya no estaba a su lado?.

Una vez, hace ya años, él fue lo que se conoció como una estrella infantil. Lo apodaban "Pequemón" (nombre estúpido, él lo sabía) y cantaba junto a su familia en una banda familiar. Sus compañeros eran sus hermanos, cuatro jóvenes que él admiraba y amaba más que a su propia existencia. Se unió al grupo siendo aún muy joven, pues habían descubierto que tenía una voz prodigiosa para cantar a muy temprana edad, junto con una inteligencia impresionante. Es por eso que, a finales de los años 2000, la banda de chicos "Brozone" se había vuelto extremadamente popular. Todos amaban sus canciones y amaban a cada uno de sus miembros, desde el adorable bebé Ramón de 4 años, hasta a sus hermanos mayores.

Floyd, el Sensible.

Clay, el Divertido.

Retoño, el Galán.

John Dory, el Líder.

Pero contrario a las creencias de un infante, las cosas buenas no eran eternas. Las cosas buenas no eran… siempre buenas.

Ese fue el fin de Brozone.

Iban a tener una gira. La primera de Ramón como miembro oficial de la banda. El pequeño era todo emoción y estrellas, y a pesar de lo consciente que acostumbraba a ser del mundo gracias a su capacidad mental avanzada, no lo fue lo suficiente como para notar el como se comportaban sus hermanos con el pasar de los días. Había una tensión en el aire cuando todos estaban juntos. Una tensión que siempre se esforzaron de ocultar frente a Ramón, probablemente queriendo protegerlo de las partes malas de ellos mismos. Después de todo, Ramón no tenía la culpa de haber nacido en el mismo lugar donde estaban ellos. Ramón no tenía la culpa de que las relaciones en su hermandad comenzaran a pudrirse. Después de todo, él solo había nacido cuando su madre no pudo con más y murió en la sala de partos del hospital. Y su padre, una vez un hombre agradable que se preocupaba por sus hijos, entró en depresión y se marchó, ya no teniendo más fuerzas para enfrentarse a lo que quedaba de su esposa: los hermanos. Especialmente el más joven, a quien le echó la culpa por su pérdida sin que Ramón lo supiera, pues los mayores nunca le dijeron nada. Y mucho menos su abuela, quién pasó a ser la tutora legal de todos no mucho después.

Ramón era amado. Y es por eso que sus hermanos se esforzaron por mantener las apariencias hasta que se resolvieran los problemas en su familia. Él no merecía sufrir. Él no merecía pasarla mal como ellos.

Pero a pesar de sus mejores deseos para el más joven, simplemente las cosas nunca son como uno las quiere.

El primer concierto de la gira… fue desastroso. Al menos en lo que Ramón recuerda. Estaban todos bailando y cantando, haciéndolo todo a la perfección, solo para que entonces Ramón tropezase con sus piecitos de 4 años y tumbara algo. Ramón ya no recuerda qué fue lo que tumbó, o nunca supo exactamente qué fue. Todo lo que recuerda es que causó una especie de efecto dominó que pudo haber sido catastrófico. La cosa que se cayó se enredó con algo, jaló otra que se cayó también, y…

Pronto el escenario se había venido abajo.

Nadie salió herido, gracias a Dios, pero el incidente fue la gota que colmó el vaso para todos. Al llegar a casa, estalló una pelea entre los hermanos. Todos se gritaron y dijeron cosas horribles. Ramón solo pudo quedarse al margen, mirándolos gritarse, junto con su hermano Floyd, quién intentó consolarlo y ahorrarle la vista, además de tratar de intervenir. Incluso la abuela tuvo que meterse en la discusión en un intento de tranquilizarlos, algo que ella no solía hacer al confiar que los muchachos serían lo suficientemente maduros como para tranquilizarse entre ellos.

Y entonces, el mayor de todos, John Dory, decidió marcharse.

Simplemente estalló. No pudo escuchar más a los demás quejarse de él y decidió irse. Subió a su cuarto y empacó sus cosas ahí mismo. Luego regresó a la entrada y dijo "¡Adiós para siempre!" y se fue. Nadie pudo detenerlo, pues para entonces ya era mayor de edad.

Los demás lo siguieron los siguientes días.

Retoño apenas se graduó se fue, y se llevó su parte del dinero que habían ganado con Brozone para arreglárselas en el mundo de los adultos. Lo mismo con Clay, quien a pesar de ser más joven, se había graduado a temprana edad gracias a que también compartía el don de la inteligencia con Ramón, así que se marchó a la universidad tan pronto como pudo y nadie supo más de los dos. Eso dejó a Ramón y a Floyd. Ramón tuvo la pequeña esperanza de que al menos Floyd, el más cariñoso de los hermanos, se quedara con él.

Pero Floyd también se fue.

Huyó durante la noche, aún adolescente y con algunos años para graduarse. Como Retoño, sacó su parte del dinero y empacó sus cosas, yéndose de la casa a altas horas de la madrugada. No quiso molestar a nadie, así que dejó una nota explicando su desaparición, diciendo que quería empezar con una carrera en solitario después de que la banda familiar se desmoronara, y se fue sin que nadie lo supiera.

Bueno, nadie excepto Ramón, quien lo atrapó accidentalmente.

El niño no entendía lo que estaba pasando. Por qué su hermano estaba vestido cuando estaba tan oscuro y por qué llevaba una maleta y una mochila con él. Floyd no pudo simplemente dejarlo ahí. Se arrodilló y le explicó su plan, lo que hizo que Ramón se alterara. ¿Él también se iba?.

Así que Floyd le regaló su chaleco favorito y le prometió que, algún día pronto, volvería. Tranquilizándolo.

Pero después de eso, Ramón nunca volvió a ver a sus hermanos. Ni siquiera a Floyd. Esperó y esperó, siendo cuidado por la abuela Rosie, quien hizo todo lo posible para localizar a su nieto desaparecido y contactar a los otros, pero sin suficiente dinero, no pudieron llegar a mucho. Ella decidió confiar en sus nietos. No eran tontos y dos de ellos ya eran realmente grandes, volverían a casa tarde o temprano, así que se concentró en Ramón.

La vida con la abuela fue agradable, aunque demasiado tranquila para el gusto del niño más joven. Después de estar los primeros cuatro años de su vida rodeado de gente, el tener solo a su abuela le hizo sentir la soledad. Trató de animarse, de confiar en que volverían. Y mientras tanto, ayudaba a la abuela a cocinar, iba a la escuela y era un buen nieto en general.

Casi tres años después de que sus hermanos se fueran, ya no era nieto de nadie.

La abuela Rosie había muerto.

La mataron en la calle, una tarde que los dos habían salido a comprar comestibles. Los asaltos no eran poco comunes en Nueva York, así que cuando alguien en alguna parte escuchó los gritos, la policía no tardó en aparecer.

Pero para Ramón, llegaron tarde.

Un tipo aterrador los había emboscado. Le pidió el dinero a la abuela, pero esta, aterrorizada, le dijo que ya lo había gastado todo en los comestibles. El ladrón no se lo creyó. Desquiciado, fue a por Ramón, probablemente queriendo usarlo como amenaza.

Entonces Rosie se interpuso en medio para protegerle.

Y un cuchillo le atravesó un pulmón desde la espalda.

La mujer cayó sobre su nieto mientras este lloraba confuso. El hombre los apartó de una patada y se hizo con el bolso de la señora. Luego corrió y se perdió en la noche. Ramón gritó, lloró, se incorporó y pidió ayuda, habiendo visto el mango del cuchillo sobre la espalda de su abuela. Estaba muy asustado, no sabía que hacer.

El rojo manchó el vestido color crema de su abuela y su cárdigan rosado tejido. El rojo desapareció de las mejillas de su abuela. El rojo salió por su boca en líneas. El rojo se acumuló abajo de ellos en un charco espeso.

Los ojos verdes de Rosie se habían cerrado cuando dejó de sentir dolor, dejando a su nieto llorándole a un lado.

Al menos se disculpó por tener que dejarlo. De algún modo supo, en medio de sus últimos momentos, que ya era su final. Era una vieja, después de todo. Y su acompañante era un niño. Las probabilidades de salir de esa situación impune tan tarde en el día eran casi imposibles.

Fue así como la policía los encontró. Rosie yacía en el suelo, fría y sin vida. Y Ramón estaba sobre ella, llorando a una mujer que también lo había dejado.

Ramón apenas recuerda el resto. Todo fue confuso y brumoso. Hombres y mujeres intentaron hablarle. Le preguntaron cosas, le dijeron cosas. Trataron de ser amables, pero Ramón apenas fue capaz de registrar sus caras. Durmió en una casa con otros niños por un tiempo hasta que fue el funeral de su abuela, algo pequeño y en el que solo los amigos y los vecinos de Rosie asistieron.

Nadie pudo contactar a sus hermanos.

Eso lo dejó solo.

…Solo con su tía.

Era una prima de Rosie. Una con la que su propia abuela apenas solía tratar porque era una mujer difícil, pero que todavía visitaban de vez en cuando. Cuando la policía supo que ella era su familiar, lo dejaron en su custodia, y a pesar de la amabilidad que su prima Rosie le había ofrecido en cada visita, "Chef", como la gente de su barrio la apodaba después de abrir su propio restaurante 5 estrellas hacía muchísimo tiempo, no le tuvo piedad. Ella le daba lo mínimo para sobrevivir y lo ponía como su propio sirviente personal. A veces le pegaba y cuando aparecían los de servicios infantiles a ver cómo estaban las cosas, Chef lo obligaba a actuar. Ramón siempre tuvo miedo de buscar ayuda, pues Chef le contó lo que pasaría a un niño como él en un orfanato. Le llenó la cabeza de cosas feas sobre el mundo y lo convenció de que era una peste. Una maldición. Tan cruel fue esa bruja que incluso le dijo que la razón del por qué todos se habían ido, era porque lo habían amado.

Y como ella no lo amaba en lo absoluto, se quedarían juntos para siempre.

Ramón no quiso creerle. Era listo. Sabía mejor. Pero teniendo tan solo 7 años… ¿Cómo iba a pensar lo contrario?.

Sin mencionar las pruebas que tenía. Sus padres quisieron tenerlo y se fueron. Sus hermanos lo amaron y se fueron. Su abuela lo amó lo suficiente como para protegerlo y quedarse con él, y aún así, ella se había ido.

Era una maldición, le dijo Chef con crueldad espantosa. Era un engendro que traía la desgracia a todo el mundo. Y Chef se divirtió mucho viéndolo sufrir en silencio.

Lo que no esperó ella fue que Ramón decidiera huir.

Tal vez amarlo fuera una desgracia. Tal vez querer estar junto a él hiciera que todos lo abandonaran eventualmente. Así que su conocimiento infantil mezclado con su mente avispada decidió que, si no podía vivir con nadie, entonces viviría solo. Después de todo, había aprendido muchísimas cosas de su abuela y, aunque lo odiara, también de Chef. Y ya que Chef era de lo peor, no le molestó aceptar a la soledad con los brazos abiertos.

Chef no se molestó en buscarlo cuando se perdió y Ramón nunca volvió. Terminó en la calle y de algún modo se las arregló para sobrevivir. Fue duro cuando llegó el Invierno, pero conoció a algunos vagabundos que fueron genuinamente caritativos y se preocuparon por él. Incluso le ofrecieron quedarse en su pequeña comunidad, queriendo ayudar al pequeño niño de algún modo, pero Ramón los rechazó y siguió su camino. Superó los meses fríos, cumplió 8 años, y llegó la Primavera. No mucho después, en el basurero de una tienda de mascotas, encontró a un solitario como él.

Era una tortuga. Una espalda de diamante, como recordaba de los libros que su hermano John Dory tenía sobre animales en su habitación. Ramón pensó que se les había escapado de la tienda o algo así e intentó devolverlo, pero el dueño, un tipo desagradable, le dijo que no metiera a ese bicho sucio a su tienda y que se lo llevara con él.

Así consiguió a Shelliot, su mejor amigo.

Ramón hizo todo lo posible por cuidar a Shelliot. Le conseguía verduras de los mercados de agricultores que los vagabundos le habían enseñado y lo mantenía caliente con el chaleco de Floyd. Ramón no sabía mucho sobre animales, y temió más de una vez que sus cuidados no fueran suficientes.

Pero Shelliot era una criaturilla fuerte. Se mantuvo a su lado y le ofreció su compañía en su soledad. A pesar de ser lento. A pesar de no hacer ruidos. A pesar de ser una tortuga.

A Ramón le gustaron mucho las tortugas.

Incluso después de convertirse en una.

Él ni siquiera estuvo del todo seguro de cómo pasó. No mucho después de conseguir a Shelliot, él se paseaba por un callejón cuando se encontró con… un par de cosas voladoras. Eran pequeños y negros, y tenían voces chistosas. Al principio no sabía quién demonios estaba hablando hasta que siguió sus voces y los encontró discutiendo sobre algo. Ramón no los vió como amenazas. Les pereció un par de idiotas.

Quién no le pareció tan idiota fue el alto hombre con armadura que apareció detrás de su espalda.

Antes de que Branch pudiera hacer algo como correr o gritar, él cayó dormido. Abrazaba a un Shelliot oculto entre el chaleco de Floyd como único consuelo.

Cuando despertó, estaba en una celda con barrotes hechos de un material extraño, en un laboratorio espeluznante, y Shelliot ya no estaba con él.

Luego apareció el hombre alto.

Se presentó como el "Barón Draxum" y le habló sobre el privilegio que le estaba dando a Ramón de formar una parte fundamental de sus experimentos. Ramón… no entendió mucho de lo que le dijo. ¿Qué era la Ciudad Oculta? ¿Qué era un Yokai? ¿Qué era el Empíreo?. Ramón solo quería salir de allí con el chaleco de Floyd y encontrar a Shelliot, pero entonces el hombre alto le mostró a su pequeña mascota en su propia pequeña jaula en su escritorio.

Pasaron un par de días allí metidos antes de que el tal Draxum finalmente hiciera algo. Los pequeños bichos voladores, gárgolas dijeron que eran, se aseguraron de alimentarlos y llevarlos al baño de vez en cuando. Ramón intentó escapar un par de veces en esas oportunidades, pero al parecer el hombre alto podía usar magia, lo que cual impidió fácilmente su fuga.

Entonces, Draxum le sacó sangre a Shelliot, lo mezcló con un líquido turquesa fosforescente que le dijo a Ramón que definitivamente era algo peligroso, y se acercó a su jaula con un larga y espeluznante aguja.

«"No te preocupes por esto"» le dijo Draxum, señalando con un gesto a la aguja, imperturbable. «Lo que sentirás después de que te inyecte mi Impíreo será muchísimo peor que el pequeño pellizco de la aguja… si es que mi nueva fórmula experimental funciona, por supuesto»

Y lo que sea que quería lograr funcionó. Funcionó muchísimo. El dolor que sintió Ramón poco después de que la aguja abandonara su carne y causara que el líquido turquesa entrara en su torrente sanguíneo fue indescriptible. Todas sus venas aparecieron bajo su piel, de un turquesa brillante con tonos verdosos. Se quedó sin aire y el calor lo envolvió en un abrazo sofocante. Sus músculos quemaron y sintió a sus huesos crujir.

Se desmayó cuando sintió a uno de ellos romperse.

Pero no murió.

En cambio, volvió a despertar… vivo. Le dolía todo, seguía en el mismo laboratorio. No estaba del todo seguro de lo que le había pasado.

Hasta que miró su mano.

Pues, ya no era su mano.

No era una mano normal. Una mano pequeña de piel bronceada con los callos y los pequeños cortes que había desarrollado en el último año después de la muerte de su abuela, su breve estancia con Chef y su vida en la calle. No. No era para nada parecida a su mano original. Lo que vió fue una extremidad a la que le faltaban dedos, teniendo solo tres. Un índice, un menique (o algo parecido) y un pulgar. La piel era lechosa, casi blanca, de textura extrañamente áspera. Pequeñas manchas oscuras salpicaban su piel como pecas, mientras que las figuras de lo que le parecieron rombos yacían en los dorsos de sus nuevas manos como una especie de patrón extraño. Sus uñas ya no eran uñas, sinó garras, curvándose como aguijones blancos y gruesos.

Draxum tuvo la amabilidad (o el sadismo) de proporcionarle un espejo para que viera su "gloriosa nueva forma".

Ramón casi no pudo reconocerse.

Ya no era él. Ya no… era un humano. Seguía teniendo la misma altura, pero su forma era diferente. Toda su piel una vez bronceada en brazos y piernas se había convertido en la piel áspera, lechosa y con manchas y rombos oscuros. Sus pies ya no eran pies normales, semejantes a sus manos, siendo ahora mucho más grandes. Con solo dos dedos gruesos y un extraño talón alargado. Ya no tenía pelo, con su cabeza cubierta por la piel lechosa, las pecas oscuras, los rombos en las esquinas de sus ojos como si fuera un arreglo de maquillaje. Su cabello negro y desordenado había desaparecido y sus facciones ya ni siquiera reflejaban su cara. Su nariz ya no era pequeña y sobresalía en su figura, era ancha y se fundía con su boca en un hocico bien formado.

Pero lo que más le desconcertó fue lo que encontró en su torso, que ya no era delgado y con costillas que se marcaban por los días que pasaba con hambre. En vez de eso, ahora su torso parecía haber sido metido en una caja que empezaba desde el busto y terminaba bajo la cadera. El frente era de un color naranja, con manchas oscuras que se dispersaban en las diferentes secciones que conformaban la estructura, mientras que atrás la caja se ensanchaba más, se encorvaba. Le pareció incluso tener una línea de protuberancias que subían por la zona en donde debería de haber estado su columna.

Pero supo de inmediato lo que era apenas vislumbró su espalda… no, no. Su caparazón. Tenía un caparazón. Uno de color oscuro con formas que le parecieron espirales.

Y Ramón reconocía muy bien esas espirales. Fue lo primero que vió cuando hurgó en el basurero de una tienda de mascotas, eran las que acariciaba todos los días, lo que admiraba las noches que no podía dormir.

Era el caparazón de Shelliot.

Entonces el niño recordó que antes de que Draxum le inyectara su cosa turquesa, le había sacado sangre a Shelliot.

No tardó en unirlo todo una vez vió su caparazón y se desperezó, aún dolorido, pero más despierto por el shock. Ramón ya no era un humano, era una tortuga.

Una tortuga espalda de diamante.

Y lo único que había quedado de su antiguo yo humano, habían sido sus ojos. Sus intensos ojos azul cobalto.

Nada más.

Lo que hizo que Draxum quedara encantado.

Continuó en su celda por una semana más. Ahora que ya no era necesario, Draxum le devolvió a Shelliot y le chaleco de Floyd, y estudió la nueva forma de Ramón por varios días. Quería ver si ahora Ramón poseía las cualidades naturales de su tortuga, más unas cuantas más que esperaba se implementaran gracias y su fórmula de Empíreo experimental. Las gárgolas continuaron dándole de comer y satisfaciendo sus necesidades básicas mientras tanto. Draxum no tenía planeado dejarlo irse pronto, a menos que Ramón muriera.

Eso fue hasta que apareció aquella niña.

Seguía encerrado en el laboratorio, durmiendo, cuando una voz que no era la del hombre ni la de las idiotas gárgolas lo llamó. Confundido, él despertó, y se sintió aún más confundido cuando la vió. A primera vista, parecía una niña humana normal, pero…

Su cabello era de un rosa muy fuerte, largo y rizado. Casi esponjoso. Su piel también era algo rosa, aunque mucho más claro que su cabello. Sus orejas eran… ¿Como las de un animal?. Ramón no estuvo seguro, pero eran algo largas y caían como las de una vaca o una cabra.

Pero entonces notó lo que tenía en la frente: pequeños cuernos oscuros que apuntaban hacia arriba. Y sus pies, descalzos, eran pezuñas. Recordó de uno de los libros de fantasía que a veces leía Clay que debía de tratarse de una especie de fauno, una criatura mitad cabra.

Ella parecía igual de confusa con él, pero extrañamente emocionada. Dijo que su "tío Draxy" no había mencionado nada sobre tener un nuevo asistente de laboratorio y le preguntó por qué estaba en una jaula. Ramón no tardó en responderle, cortando su emoción con agresividad y un siseo animal, que no era ningún asistente de laboratorio. Era un niño que su estúpido tío había secuestrado y convertido en monstruo, cosa que sorprendió a la niña. De inmediato su alegría por Ramón se fue y parecía preocupada con la información, y al principio se negó a creerle, pero Ramón le suplicó que lo ayudara a salir de allí y regresar a Nueva York.

La niña no entendió por qué quería ir con los humanos, si él claramente era un Yokai… pero aceptó ayudarlo. Murmuró algo y de repente los barrotes de la celda de Ramón se deshicieron. Al parecer, ella también podía hacer magia. Sin perder el tiempo, Ramón tomó a Shelliot y al chaleco y la niña lo ayudó a escabullirse del castillo (porque aparentemente estaban en uno). Encontraron una salida secreta que la niña conocía y llegaron al exterior, sin ser detectados.

Lo que siguió fue algo que Ramón no supo describir del todo. Bajaron a una ciudad llena de criaturas extrañas y espeluznantes, mientras a la niña volvía a regresarle la emoción y le daba la bienvenida a la "Ciudad Oculta", comenzando a hablar sin parar cuando Ramón le preguntó algunas cosas que, supuestamente, eran de conocimiento básico. Pero que ella estuvo encantada de explicarle dado a que él venía de "la superficie", con un rebote enérgico en su paso. Le contó brevemente sobre los Yokai y le devolvió algunas preguntas básicas. Ramón apenas respondió, alerta ante tanta rareza. Por suerte para él, su viaje no duró mucho. Ella lo llevó a una plataforma con símbolos raros.

«"Es aquí"» le anunció. «"Esta Puerta te sacará de la Ciudad Oculta y te llevará a la superficie"»

Ramón solo frunció su ceño, confundido y receloso. «"No veo ninguna puerta…"»

«"Bueno, eso es porque aún no la he abierto, tontito. Necesito darle una dirección a la puerta para abrir un camino entre la Ciudad Oculta y la superficie"» ella le sonrió. «"La abriré para tí. Se supone que no debería saber cómo se hace, pero vi a algunas brujas mayores haciéndolo, así que no es tan difícil"»

Entonces sacó una tiza de su bolsillo y completó los símbolos raros de la plataforma con otros. Hizo que Ramón se apartara del circulo y presionó una sección de la plataforma con su mano, en donde recién había terminado de dibujar una letra extraña.

Los símbolos se iluminaron en un estallido y un circulo perfecto relució en celeste en el suelo, con los bordes ondeado como las aguas de un estanque. Ramón se quedó boquiabierto.

«"Solo ponte en el medio del círculo y este te llevará a la superficie"»

«"¿A dónde?"» preguntó él. «"Nueva York es enorme

Ella hizo una mueca de inseguridad. «"Um, no lo sé"» admitió. «"Las brujas mayores mencionaron que los glifos que usé las llevarían a un lugar llamado 'Centro Comercial'… es como un mercado, ¿Verdad?"»

El niño tortuga suspiró. «"¿Sabes qué? No importa. Con que me vaya de aquí está bien"»

Con esas comenzó a avanzar.

«"¡Espera!"» lo llamó la niña, justo cuando ya había puesto un pie en el círculo brillante. Ramón podía sentir algo fresco como el agua acariciando su nueva piel.

Él se volteó. «"¿Qué?"»

«"¿De verdad mi tío te secuestró?"» le preguntó, mirándolo angustiada con sus extraños iris rosa neón. «"Él… ¿Te hizo daño?"»

Ramón fue honesto.

«"Bueno, que yo sepa, yo no era una tortuga hasta hace una semana"»

«"¿No eres un Kappa?"» preguntó confusa. «"¿Y entonces qué eres?"»

«"Un humano"» esto pareció sorprenderla. «"No sé qué me hizo tu tío, y tampoco tengo ganas de averiguarlo. Volveré a Nueva York… y seguiré con mi vida. De algún modo"»

Él dió unos pasos más dentro del círculo, acercándose al centro. Se detuvo cuando ella volvió a llamarlo.

«"Y…"» empezó ella, vacilante. Ramón se paró en el centro del círculo con Shelliot en sus brazos, bien acurrucado en el chaleco de su hermano y la miró. «"¿Cómo te llamas?"»

Ramón solo lo pensó un segundo mientras sentía una sensación de ingravidez apoderándose de su cuerpo. Finalmente, decidió revelárselo. ¿Qué haría con su nombre, de todo modos?.

«"Soy Ramón"» miró a su tortuga. «"Y él es Shelliot. Es mi amigo"»

«"¡Mi nombre es Poppy!"» exclamó con una sonrisa, mientras Ramón sentía como las plantas de sus pies se despegaban suavemente del suelo. «"Poppy Springwater. ¡Espero te vaya bien en la superficie!"»

Y eso fue lo último que escuchó de ella antes de que la luz se lo tragara y se lo llevara a otro lugar.

En segundos, apareció en un callejón que no reconocía, rodeado de basura. Pero al menos sabía que estaba de nuevo en Nueva York. Era tarde en la noche y las calles estaban vacías. El círculo del portal que lo había traído se desvaneció bajo sus nuevos pies.

Respiró el aire nocturno, reconfortado, pero no se quedó mucho tiempo en el callejón, temiendo que el hombre alto viniera a buscarlo apenas se diera cuenta de su ausencia. Brevemente se preguntó qué haría ese tipo si descubriera que fue Poppy quien lo liberó. ¿La castigaría?. Era su sobrina, supuestamente, pero Ramón había sido sobrino una vez y fue tratado como basura. Aunque en primer lugar, ¿Como Poppy simplemente llegó al laboratorio?.

Decidió pensarlo después, abrazando a Shelliot con la única prenda restante que le quedaba intacta después de su transformación en tortuga para mantener a su único amigo caliente, y corrió. Corrió tan rápido y tan lejos como pudo, manteniéndose fuera de la vista del neoyorquino promedio. Corrió hasta que le dolieron las piernas y los pies, todavía desacostumbradas a su nueva complexión, y encontró un lugar para ocultarse. Allí desarmó varias cajas de cartón y se hizo un colchón improvisado, donde se echó junto con Shelliot y se fue a dormir.

Así comenzó su nueva vida como tortuga en la ciudad de Nueva York.

Sin saber lo que le esperaba.

Continuará…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

Entonces… ¿Qué tal fue? (⁠•⁠ ⁠▽⁠ ⁠•⁠;⁠)

Hice este prólogo literalmente en un día, así que me preocupa haber hecho algo mal. ¿Mi narración fue buena? ¿Entendieron todo? No les di demasiada información de una vez, ¿Verdad?. El objetivo del prólogo era resumir la vida de Ramón hasta que mutó, ya que este primer libro se trata de Ramón conociendo a las tortugas, y su historia de origen como mutante es mucho, aunque por supuesto que no di muchos detalles al respecto. Solo lo básico, ya que la idea es que veamos un flashback de cómo fueron las cosas con más detalle a medida que avanza el AU, ¿Saben?. Así que solo me limité a lo absolutamente necesario de su contexto, en caso de que yo decida cambiar cosas, razón por la que me mantuve ambigua. Sobretodo porque tuve que adaptar todo el Lore de Ramón a algo que encajara con el universo de Rise. Espero haberlo logrado.

Pero bueno, como mis Lectoras Constantes ya saben, hemos llegado a la Nota de Autor. Lo que significa: ¡Curiosidades!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

Pero no muchas, para evitar los spoilers.

Primero empezaremos con la reflexión del inicio. Sé que es un poco rara, pero lanza algunas pistas sobre el futuro de Ramón como Hamato. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠). Y no, no se va a morir. XD Pero se relaciona con eso, más o menos. Es algo que se me ocurrió los primeros días que empecé a trabajar en esta AU, pero eso es algo que solo revelaré si saco el Volumen 1.

Lo siguiente es el nombre completo de Ramón: Ramón Justin Lake. Los dos últimos están inspirados en el cantante que le da su voz en inglés, Justin Timberlake, así que decidí completar el de Ramón con eso. Especialmente porque "Lake" es mi apellido headcanon de Brozone, así que por supuesto que lo iba a usar aquí. XD También modifiqué un poco el nombre de la abuela de Ramón… que para quienes no lo saben, el nombre de la señora es "Rosiepuff", aunque nunca lo mencionan en ningún medio fuera de los créditos de la película 1 (creo) y los libros de arte. :V Yo lo aprendí gracias a los Fanfics e investigué al respecto, así que y para adaptarlo a Rise, solo le borré el "puff", aunque lo usaré en el futuro como una especie de apodo como hice con Chef. Eso me ahorra inventarme un nuevo nombre para ambos personajes, al menos por el momento.

Y hablando de Chef, sí, hice de su personaje la tía de Ramón en esta AU, porque necesitaba que alguien le metiera a la cabecita de Ramón esas ideas de que era una maldición o un niño no deseado, como en todo AU centrado en Ramón que se respeta. JAJAJAJAJAJA. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Luego tenemos a los vagabundos. No se preocupen por ellos, son buena gente. Están basados en una comunidad de gente sin hogar que aparecieron en la serie de TMNT 2003, ya que los hermanos intercambiaban cosas con ellos e incluso 2003 Donatello tenía un amigo profesor que también era una persona sin hogar, algo que encontré realmente adorable, así que quise usarlos para que Ramón no tuviera que pasar el invierno completamente solo. Porque una cosa es estar en la calle en cualquier otra época del año y otra MUY diferente es estar en la calle en invierno, donde la cosa es difícil. También se me ocurrió que Ramón necesitaba "aprender" de la vida de alguien sin hogar, así que esta gente le enseñó cómo conseguir lo que necesitaba de la basura o aprovechar lo que encontraba en buen estado, cosa que posiblemente Ramón vuelva a usar en el futuro. Como es el primer Volumen del AU, no aparecerán exactamente, pero serán fuertemente mencionados en los capitulos futuros y tal vez aparezcan en los siguientes Volúmenes si este AU llega a la primera temporada de Rise.

Entonces, tenemos a Shelliot. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠).

Para quien no sepa (aunque lo dudo) el pequeño Shelliot no aparece en ninguna de las películas, sinó en las series de televisión de Trolls. Es una tortuga similar a una roca de la que Ramón se hace amigo rápidamente, creo. Yo no he visto las series, pero cuando me enteré de este pequeño amigo, hice mi investigación. Aunque en esta AU, él es un espalda de diamante. Elegí esa especie en particular para mutar a Ramón como un guiño a la serie de TMNT 2012, en el que en un episodio 2012 Donatello teoriza que ellos son descendientes de una tortuga espalda de diamante, y dado a que ellos fueron comprados en una tienda de mascotas, nuevamente aproveché y agarré.

Pero el diseño más específico que le describí a Ramón es obviamente más fantasioso para ir acorde al estilo de la serie, aunque aún no le tengo un diseño oficial visualmente. Quería hacer un dibujo, pero dibujar tortugas mutantes estilo Rise es difícil. (⁠─⁠.⁠─⁠|⁠|). Pero si algún día finalmente me pongo a hacerlo, ¡Por supuesto que se los compartiré!.

También hice un pequeño cambio en el Empíreo (ya saben, la sustancia verde que hace que todos muten en Rise). Como dice Draxum, el que él le inyecta a Ramón es una fórmula experimental, así que le dí el color turquesa del mutágeno de 2012 TMNT, por si se confundieron con el color, ya que se supone que el Empíreo es verde. XD No voy a dar más detalles de la fórmula experimental de Ramón ya que también es spoiler, pero obviamente tendrá mucho que ver en la temporada 1.

Y finalmente, hablemos de Poppy. ¡Porque sí, Poppy también está aquí!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Al principio no iba a ponerla en este libro, pero luego me di cuenta de que tendría más sentido si ella ayudaba a Ramón, ya que ella es bastante importante en la Ciudad Oculta según mi Lore. Y lo de hacerla un Yokai del mismo tipo que Draxum fue una idea de último minuto y me gustó mucho. :) Sin embargo, tampoco daré muchos spoilers sobre eso y su relación con Draxum exactamente, solo diré que no, ellos no están relacionados por sangre. Quiero decir, el apellido de Poppy es Springwater (una especie de apellido raro que salió en las series de TV de Trolls y que el Fandom usa como su apellido oficial a veces), así que por si las dudas, Pepe (o Peppy en inglés) y Draxum no son hermanos ni similares, pues eso solo haría que Ramón y Poppy fueran familiares hasta cierto punto (ya que él será hermano de las tortugas y las tortugas son hijos técnicos de Draxum y Splinter, lo que haría que Draxum fuera su padrastro) y creo que eso solo haría el árbol familiar un poco complejo. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Así que no, no son parientes. Solo diré que ella lo llama tío más que todo por apego emocional, por lo que sí, ella lo conoce bastante bien. Lo veremos más al detalle en un futuro lejano, pues Poppy también será MUY importante en esta AU. ಠ⁠∀⁠ಠ

(Y no solo lo digo por el Poppra/Broppy).

Oh, y si se preguntan por qué hice que Poppy tuviera cuernos a pesar de ser un rasgo "masculino" no es porque ella sea trans o algo así (no soy mucho de agregar ese tipo de personajes a mis historias, lo digo sin ofender. Simplemente no es algo que me nace), ya que Draxum es canónicamente un macho y mi chico no tiene ningún cuerno fuera de su armadura. :V Esto es más algo aleatorio, según mis headcanons. A veces la raza de Draxum tiene cuernos y a veces no. De hecho, los cuernos fueron la primera cosa que se vislumbró en el cuerpo de Poppy no mucho después de nacer.

Dejaré que hagan lo que quieran con eso. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠).

Pero sí, ¡Eso fue todo por el momento, amigos!. Espero que de verdad les haya gustado, incluso si ese fue un prólogo muy largo. Como dije, el contexto de Ramón es mucho y para quienes no me conozcan, yo tiendo a alargarme a veces. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Por lo que no es raro que el escrito haya llegado a las 5000 palabras (7000 si contamos esta Nota de Autor). También estaba muy inspirada. ¡Me gustó mucho escribir esto!.

No veo ya la hora de escribir el capítulo 1. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ

Como sea, ¡Díganme si les gustó!. Me encantaría leer sus comentarios al respecto y ver si les interesa esta AU. Como dije, solo voy a escribir y publicar el Volumen 0 del AU en caso de que no sea muy bien recibido, ¡Pero si recibo el suficiente apoyo, consideraré hacer los siguientes Volúmenes!.

Dicho esto, las dejo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!.

Adieu.

Chapter 3

Chapter Text

Capítulo 1
"Un Dueto Solitario"

Nueva York - Abril-Mayo, 2013

Temporada de lluvias

Era una tarde fría en una de las ciudades más conocidas del mundo, con el cielo nublado de nubarrones oscuros y espesos, y el agua de estos cayendo a cántaros sobre casas y edificios. Cada gota era gruesa, grande como un pulgar, y caía con una fuerza que rivalizaba con la de una bala de goma.

A pesar de eso, las calles de Nueva York estaban atestadas de personas, como era usual. Cientos y miles de neoyorquinos que, a pesar del terrible clima, tenían cosas importantes que hacer, reuniones a las que asistir, lugares en donde estar, por lo que de todos modos salieron de la comodidad de sus hogares para enfrentarse a lo que ya se catalogaba como una tormenta en toda regla. Los embotellamientos eran lo mismo; autos unos detrás de otros a la espera de poder continuar, con sus conductores adentro más encerrados que nunca y los vehículos siendo golpeados con fuerza por la lluvia torrencial, tanto que casi parecía como si esta estuviera a punto de obligar al metal de los autos a absorberla. Las personas que transitaban por la cera estaban todas bien cubiertas, con abrigos de todos los tipos, paraguas de colores y monocromáticos, o con los impermeables más incómodos y ridículos. A pesar de su protección contra la lluvia, igual se sentían mojarse de todos modos, pues el clima era tan implacable que bien podrían estar nadando en vez de caminando ahora mismo.

Y hablando de eso, avenidas y bulevares parecían amenazar con inundarse. Los charcos crecían a velocidades alarmantes, llegando a los centímetros de profundidad. Unían aceras y calles en uno y las canales a los lados del asfalto eran como pequeños riachuelos de rápidos, transportando basura y suciedad en aguas pardas hasta que llegaran a las rejillas de alcantarillado, en donde el líquido caería al subterráneo y los objetos más grandes se atascarían entre los barrotes de acero, siendo un problema para quienes se encargaban de limpiar la calle de después. A menos que taparan el desagüe y alguien tuviera que ir a revisar antes de que la calle se inundara.

Era sin lugar a dudas una tormenta formidable, casi un diluvio, con lluvia que no paraba de caer y el viento que soplaba en un vendaval salvaje de vez en cuando. Nada que estuviera en el exterior saldría seco de allí, ni siquiera los conductores, que tarde o temprano tendrían que salir de sus autos una vez llegaran a sus destinos. Y ni hablar de quien no estuviera cubierto. Estaría helado, empapado hasta los huesos y prácticamente sin visibilidad por la cortina tan espesa de líquido que el mundo sería una cascada acuosa para el desdichado.

Incluso si este ni siquiera era humano.

Una figura trotaba entre callejones, pisando charcos con pies grandes y extrañamente deformes. Avanzaba por la lluvia tan rápido y cuidadosamente como podía, sin querer resbalar y tropezar como le había ocurrido hacía unos días y arriesgarse a una herida abierta que no sería capaz de limpiar y desinfectar sin el equipo adecuado. La última vez tuvo suerte de solo haberse raspado la rodilla, la cual limpió con la misma agua que caía del cielo y vendó con una tela seca que tenía en su refugio.

Un refugio que ya no existía.

Este se había derrumbado finalmente ante la fuerza de los elementos, habiendo sido nada más que una especie de tienda de campaña mal cosida con impermeables viejos encontrados en los depósitos de donación. El techo finalmente se rasgó ante el peso del agua acumulada sobre él y todo se derramó encima de lo que protegía, empapando todo lo que estaba debajo incluyendo a sus inquilinos. La figura perdió muchas de sus cosas por ello, aunque al menos pudo salvar las más importantes y proteger a su mejor amigo, antes de decidir marcharse.

Sabía que era tonto correr entre la lluvia, pero no tenía más opción. Aprovechó la cortina de agua para ser más osado y salir a las multitudes mientras viajaba, con solo una sábana vieja y áspera que cubriera su cuerpo de la lluvia. Estaba mojado, de todos modos, terriblemente empapado y con la sábana pesando sobre su cabeza y hombros por el agua que absorbió y goteaba de ella a chorros, pero todavía evitó que las otras cosas que llevaba debajo se mojaran más de lo que podía permitirlo. La figura encapuchada apenas podía ver, con los bordes de la tela cayendo sobre sus ojos y las gotas de lluvia golpeando su cara. Pero "apenas" era algo. Mejor que nada, en su opinión. Puede que la tormenta fuera brusca y los goterones que caían en vertical le impidieran una visión nítida, pero al menos el agua misma no le irritaba los ojos y lo obligaba a parpadear para poder ver.

De hecho, llevaba varias horas sin parpadear, pero sus ojos se sentían de maravilla.

Como sea, la figura continuó trotando entre el chaparrón, metiéndose entre la gente y empujando, sabiendo que nadie le prestaría atención. Y si lo hacían, para entonces él ya se habría perdido de la vista.

Volvió a meterse en un callejón solitario y casi inundado y se detuvo en la entrada, examinando el lugar lo mejor que pudo con sus ojos que no parpadeaban. Buscaba algo. Algo que le había estado costando encontrar a pesar de lo común que era encontrarlo en Nueva York, pero era raro encontrarlos abiertos. Vió el suelo de cemento ya hecho un charco, bolsas de basura abiertas y llenas de agua fétida y restos empapados y asquerosos, enormes depósitos de desperdicios como cajas verdes cerradas para evitar que entrara líquido y creara más piscinas de agua sucia y asquerosa en su interior.

Él se adentró más al callejón, con los ojos atentos al piso. Debería de estar aquí, pensó. Hacía unos días que había pasado por esta avenida y notó a plomeros rondando por aquí. Las lluvias debieron de hacer que pararan su trabajo y dejaran la entrada abierta, a menos que se hubiera equivocado de dirección. Lo cual no sería raro, dado a que la lluvia apenas le dejaba ver los señalamientos de las calles.

Pero no se había equivocado, pues entonces, lo vió: un circulo negro y otro gris a unos pasos de él, ambos con más o menos un metro de circunferencia. Con un respingo, la figura se acercó. Uno de los círculos, el gris, era un disco. Hecho de un metal grueso y parcialmente oxidado. Parecía tener imágenes talladas o forjadas sobre él, un patrón simple y sin sentido, con algunos agujeros pequeños y letras. Las letras eran lo único que le interesaba a la figura descifrar, pues le corroboraron lo que buscaba con tanto afán.

«N.Y.C SEWER»

Las alcantarillas.

"Es aquí…" murmuró la figura, con su voz casi inaudible entre la lluvia que golpeaba el suelo y se reencontraba con el resto de su ser en el charcal de un centímetro que pisaba con pies descalzos. Respiró aire frío y húmedo, con su aliento temblando. Abrazó lo que sus brazos rodeaban con seguridad debajo de la sábana que usaba como capa. "No te preocupes, Shelliot, ya llegamos"

Sabía que probablemente Shelliot no podía oírlo, incapaz de oírse ni a sí mismo entre el chaparrón, pero no hacía falta. Solo tenía que continuar y después revisaría si estaba bien.

Así que el encapuchado se acercó al segundo círculo, el negro: un agujero. Se asomó con cuidado y buscó con la vista… ¡Ajá!. Justo en la pared que bajaba habían uno, dos, tres barrotes y más que se perdían en la oscuridad del fondo.

Escaleras.

Él tuvo muchísimo cuidado. Se posicionó del lado de estas y comenzó a introducir su cuerpo cuidadosamente, con uno de sus pies deformes pisando un barrote, después su otro pie pisó otro. Estaban mojados y gélidos, resbaladizos al mismo que rasposos por el metal viejo y oxidado, incluso peor que el de la tapa de la alcantarilla. Perder el agarre significaría una caída potencialmente peligrosa hacia el pozo, probablemente acompañado de algunos cortes.

Así que pasó su carga misteriosa a un brazo y usó el otro para acomodarse la sábana y bajar. Pronto se desharía de esa cosa. Hundió más su cuerpo en el agujero, con cautela. Su mano izquierda se aferraba a un escalón mientras la otra a su preciosa carga, ambas con agarre de acero. Sus pies se mantenían firmes, pisando con cuidado el siguiente barrote.

No estuvo seguro de cuánto se tardó bajando, completamente concentrado en no resbalar y soltarse de la escalera. La lluvia caía sobre él, pero ahora solo limitadas a la circunferencia del agujero, cayendo a más concreto y agua en el suelo.  De algún modo, el ruido era mucho más alto aquí, casi insoportable. Aunque teniendo en cuenta la construcción cavernosa, seguro era por el eco.

Finalmente, la figura llegó a tierra firme. Su pie tocó roca áspera bajo un charco y su corazón, acelerado por los nervios de fallar, comenzó a tranquilizarse. Terminó de bajar el resto de su cuerpo y finalmente se separó de las escaleras, alejándose de debajo del agujero hasta que ya no sintió una cascada de líquidos cayendo sobre él.

Ahora solo goteaba de su alrededor.

Él soltó un profundo suspiro de alivio, relajando sus músculos tensos ahora que ya estaba aquí.

"Lo logramos"

Estaban a salvo de la tormenta.

Antes de comenzar a hacer un chequeo de sí mismo y de sus pertenencias, la figura se alejó más de la entrada al subterráneo que había tomado, queriendo estar lejos del ruido excesivo del agua cayendo que, después de llevar horas escuchándolo, lo estaba volviendo loco. Volvió a sostener su equipaje con ambos brazos y corrió por el borde de lo que parecía un río de aguas negras a un lado, el cual corría fuerte y con fuerza por causa de la lluvia, y dobló hacia un pasaje angosto y lleno de tuberías, el cual parecía llevarlo a un lugar con menos líquido. Caminó por las alcantarillas otros 10 minutos, más o menos.

Finalmente y cuando el ruido de la lluvia y el río comenzó a apagarse, convirtiéndose en un murmullo de fondo, el concreto frío dejó de estar húmedo y lo que resonaba por lo que ahora eran pasillos circulares eran gotas de agua solitarias y pequeños chirridos de criaturas muy pequeñas. Tal vez ratas o algo más. Las pisadas húmedas que se secaban poco a poco de la figura y el balanceo de su sábana/capa mojada hasta el extremo hacían eco como el mayor escándalo, lo cual remarcó la tranquilidad de la zona.

Por fin, la figura detuvo su andar en uno de estos pasillos, cansada. Miró a su alrededor, a las paredes grises, oscuras y gélidas, con moho y hongos creciendo en los bordes. La iluminación era muy escasa a donde había llegado, pero todavía había alguna especie de claridad en el ambiente. Suficiente para ubicarse y detallar formas con cierta precisión.

Decidió que este sería un buen lugar para descansar.

Se acercó a la curvatura de la pared, lo que convertía el pasillo de concreto en un túnel, y con mucho cuidado, dejó su equipaje en el suelo: un bolso viejo de camping que había encontrado en un bote de basura cerca de un complejo de apartamentos. Se alejó brevemente y, tan pronto como pudo, se sacó la estúpida sábana de encima y la arrojó en un montón a un lado con un golpe húmedo.

Ramón se estremeció al finalmente liberarse de su prisión acuosa.

"Agh, ¡Qué frío!" Se sacudió con un gruñido, similar a un perro en un intento de quitarse de encima el resto del líquido que todavía sentía fluir por su piel pálida y escamosa. Chispas y gotas cayeron y salpicaron el suelo en una capa que fingía ser una segunda piel. El chico hizo una mueca. "Uf, suerte que no tengo pelo. Esto sería mucho peor *sniff*"

Hizo lo mejor posible para quitarse de encima todo lo mojado que tenía. Pasó sus manos de tres dedos por sus brazos con pecas y rombos y el agua que todavía se acumulaba sobre él reventó y cayó al piso, oscureciendo la piedra una vez seca y ocultando las marcas de pisadas de sus pies grandes y casi como de gecko. Su pecho fue más difícil, pues el plastrón anaranjado era más duro y sólido que su piel con escamas, pero eso también permitía que el agua escurriera más fácil. Lo mismo con su caparazón atrás. Terminó por pasarse las manos por la cara y la cabeza calva, quitándose la lluvia incómoda de las mejillas y el hocico. Resopló con los ojos cerrados.

"Sí, que bueno que no tengo pelo" agradeció en voz baja, apretando los párpados. "Hubiera sido una molestia tratar de secar mi cabello…"

Luego movió sus manos a sus pantalones y los sintió. Estaban húmedos pero no mojados, a pesar de que la tela estaba débil y gastada por el tiempo. Otra cosa sacada de la basura, pero todavía funcional. Procedió a quitárselos.

"Esto es más fácil"

Sus pantalones bajaron, dejándolo técnicamente desnudo, sinó fuera porque su caparazón y plastrón cubrían todo lo importante. Se llevó la prenda a la cara y la usó como una toalla improvisada, terminándose de secar hasta que solo quedó la sensación de haber sido mojado en su cabeza.

Luego abrió sus ojos, completamente blancos como la leche, antes de parpadear y hacer que un par de iris azul intenso aparecieran en su esclerótica.

Ramón sonrió.

"Otra cosa buena" dijo para sí mismo mientras pasaba sus pantalones por sus brazos y piernas. Y finalmente, por su cola. "Es esta cosa de los ojos. Nunca pensé que ser una tortuga sería tan útil"

Aunque honestamente, nunca pensó que, siquiera, llegaría a ser una tortuga alguna vez.

Fue una especie de suerte que tuvo sus altas y bajas.

Había pasado casi un mes (¿Tal vez? Estar en la calle hacía difícil tener una percepción exacta del tiempo) desde que Ramón había… obtenido su nueva forma. Un largo mes en la que fue descubriendo cosas por ensayo y error, esforzándose por acostumbrarse a su nuevo cuerpo, ya no tan humano, y tratando de sobrevivir como siempre. Tuvo que ser más cuidadoso ahora que las personas no solo lo descartarían como un niño roñoso sin hogar, además de mantenerse alerta por si aquel tipo Draxum venía a buscarlo después de haberse escapado de su laboratorio, pero vivió del mismo modo. Ahora completamente por su cuenta. Ni siquiera los vagabundos que lo acogieron en Invierno lo ayudarían esta vez si iba con ellos, él lo sabía, probablemente rechazándolo por su nueva apariencia.

Pero eso estuvo bien. No quería ser una carga para nadie, de todos modos. Estaba decidido a vivir en soledad.

Su nuevo cuerpo solo fue algo que hizo de esa decisión definitiva.

Ramón terminó de limpiarse las piernas y se fijó en un trapo que estaba pobremente atado en su rodilla izquierda. Hace unos días, mientras buscaba suministros, se resbaló en medio de la lluvia y se raspó la rodilla. Se quitó el trapo para ver cómo estaba la cosa ahora. La enorme costra vino tinto se apoderaba de una buena parte de su piel, como una isla grande con pequeñas islas a su alrededor. Más costras. A pesar de haberse mojado, parecía estar bien. Aunque el borde superior de la costra parecía haberse humectado lo suficiente como para comenzar a desprenderse sola, como una calcomanía vieja.

El niño de 8 años torció los labios, pensativo.

"Hmm. Bueno, al menos no se cayó… pero tendré que buscar otra cosa para cubrirla si voy a estar aquí"

Y después de finalmente terminar de secarse con su pantalones, dió dos grandes zancadas a su bolso y se arrodilló.

"¡Shelliot!" Llamó con un gorjeo, abriendo el cierre principal del bolso rápidamente y apartando los dos extremos del material de par en par, revelando el interior del morral viejo. "¿Estás bien? ¿No te mojaste mucho?"

Dentro de la bolsa, acurrucado en una tela negra y suave, se encontró un bulto duro. Uno casi ovalado con relieve, textura lisa y que, si hubiera la suficiente iluminación, se podría apreciar un hermoso patrón de espirales que compartía el ojiazul en su caparazón.

Ante el llamado, una cabeza salió por un extremo y se asomó con ojos negros como la noche. Miró al niño tortuga, soltando su propio gorjeo que debería de haber sido inaudible.

Pero que Ramón, siendo una tortuga ahora también, pudo escuchar. Otra cosa buena de ser tortuga, supuso.

Oh, y también entendió el significado del gorjeo.

¡Bien!

Shelliot no tenía músculos faciales, pero Ramón supo que su mejor amigo estaba feliz solo por el tono del sonido.

"¿Estás seguro? Perdón por haberte tenido aquí metido, pero no quería que te mojaras. Hacía mucho frío afuera"

Shelliot volvió a gorjear.

¡Bien, bien! ¡Cálido!

Ramón se relajó con alivio, sonriendo suavemente.

"Me alegro…"

Sacó a Shelliot del bolso y lo dejó a un lado con delicadeza, permitiendo que la criatura hiciera lo que quisiera a partir de ahora y estirara un poco las piernas mientras Ramón dejaba sus pantalones ya mojados del otro lado y revisaba lo que había quedado de su refugio. Sacó primero la tela en la que se había estado acurrucando la tortuga más pequeña, quién ya había sacado sus patas de su caparazón y comenzaba a alejarse, revisando si esta se había mojado. No lo había hecho, por suerte. El chaleco de lana tejida de Floyd estaba intacto.

Ramón lo llevó a su hocico y lo olió por instinto, haciendo una mueca.

"Uf, hay que lavarlo" murmuró. "Tal vez cuando termine la lluvia, podría ir a buscar algunas pastillas de jabón en algún edificio de departamentos… si es que no se han deshecho por el agua. Si recojo las suficientes, podría hacer un trozo de jabón más grande"

Era algo que le había enseñado su abuela para ahorrar. Después de que sus hermanos… de que la banda se desintegrara, pagar las cuentas y comprar ciertos artículos fue difícil sin un sostén económico activo aparte de la comisión del gobierno por el estado de tercera edad y de retiro de la abuela Rosie, así que ella le había enseñado algunos trucos de ahorro para que el dinero les alcanzara para otros útiles, cosas que Ramón mezcló con lo aprendido en aquel grupo de vagabundos con los que convivió durante el Invierno. Ahora, Ramón sabía cómo conseguir artículos de higiene que le servían bastante bien, pues el neoyorquino promedio era un despilfarrador. Nunca usaba sus cosas al máximo, sabiendo que siempre podía conseguir más.

El niño tortuga dobló cuidadosamente el chaleco y lo dejó junto al bolso, comenzando a sacar el resto de sus cosas para hacer un recuento de lo que había logrado salvar. Vamos a ver… pudo ver otra tela al fondo, la cual sacó. Eran sus pantalones de repuesto, un poco mejores que los que se había quitado porque los consiguió más recién. Estaban un poco fríos, pero secos. Así que los dejó con el chaleco para ponérselos en un minuto. Sacó su cepillo de dientes. Una cosa usada, por supuesto, pero que había desinfectado con agua caliente durante una hora para que él mismo pudiera usarlo como suyo. También sacó un tubo casi acabado de pasta dental. ¡La gente siempre tiraba esa cosa cuando todavía podías exprimir un poquito más!. Usualmente solía alcanzar para una semana, si sabías ahorrar. Y después tenías que buscar otro tubo de pasta dental.

Y hablando de desinfección, lo que sacó después fue su fiel y pequeña olla, donde hervía agua y a veces cocinaba. Estaba abollada al fondo, pero servía. Dentro estaba una pequeña pieza de jabón también, pero era tan diminuta que Ramón sabía se acabaría pronto, lo que solo afianzó su necesidad de buscar más jabón cuando la lluvia parase. También sacó una botella de plástico, algo roída, que él mismo había desinfectado y llenado con agua potable. Más adentro había una lata de patatas fritas pequeña que contenía un rollo de nylon casi completo, un par de tijeras oxidadas y algunos anillos de latas que pensaba convertir en anzuelos para pescar en el río. Algo que recordaba que su hermano mayor John Dory le había enseñado de pasada hacía mucho tiempo.

John Dory…

Ramón respiró mientras terminaba de sacar y contabilizar sus objetos, sintiendo un cosquilleo en el puente de su nariz al pensar en sus hermanos y el peso que caía a sus hombros. Recordarlos todavía lo llenaba de tristeza y melancolía, pero su tiempo en la calle le había enseñado que no valía la pena llorar.

Después de todo y cuando no tenías ni en donde dormir, siempre había algo más importante que hacer que lamentarse por el pasado.

Su estómago gruñó.

"Como buscar comida, por ejemplo" pensó con practicidad, consiguiendo alejar a sus hermanos y a su abuela muerta de su mente.

Metió la mano por última vez en el bolso y sacó un último objeto: un Tupperware grande y viejo. Ramón no sabía por qué lo habían tirado, si todavía le parecía bastante funcional. Pero como había aprendido de los sabios vagabundos: no cuestiones lo que Dios te da.

Tal vez Ramón nunca se hubiera planteado detenidamente si su suerte había sido obra de un Dios, pero le agradecía al tipo que había tirado lo que él había conseguido.

Abrió el tupper.

Dentro habían algunas latas de comida, las cuales había robado el día que se raspó la rodilla. En su mayoría, eran latas de sardinas y atún. Cosas que él podía comer sin cocinar. Cuando Draxum lo secuestró, aprendió que, en realidad, Shelliot y él eran carnívoros. Su dieta se basaba en peces, crustáceos y moluscos, más algunas algas marinas dado a que las tortugas espalda de diamante eran una especie acuática que, al parecer, era la única en su tipo que vivía en agua salobre. Es decir, eran tortugas marinas sin ser tortugas marinas… si eso tiene sentido.

O al menos, no eran un tipo de tortuga marina que Ramón hubiera ubicado antes de saberlo. Por lo que recordaba de aquel libro de John, habían tres tipos de tortugas: las tortugas de tierra, que no sabían nadar; las tortugas de río que vivían en tierra y sabían nadar; y las tortugas marinas, que definitivamente vivían bajo el agua del océano y raramente subían a la superficie.

Entonces, la tortuga espalda de diamante era un extraño punto medio entre los tres tipos. Podía vivir en tierra y agua y nadaba en agua salada, capaz de respirar en esta sin ningún problema. Esto último era algo que Ramón no había probado aún y tampoco se había sumergido en ninguno de los ríos de Nueva York para respirar su agua y comprobarlo, pues Clay le había dicho una vez que esos ríos estaban muy sucios y no quería que ni él ni Shelliot se enfermaran, así que no estaba del todo seguro de si tenía esa habilidad.

Sin embargo, era bueno saber esas cosas. Se alegró de aprenderlo y de que Draxum al menos hubiera aprendido algo sobre las tortugas espalda de diamante, pues ahora Ramón no solo sabía cómo más o menos cuidar mejor de Shelliot, sinó también de sí mismo. Pero eso ahora planteaba la pregunta.

¿Cómo y por qué Draxum aprendió esas cosas?.

Ramón seguía sin saberlo. Durante el mes después de su escape, había pasado noches pensando y reflexionando en su secuestro y su secuestrador. En las gárgolas. En Poppy. En… su transformación. Todavía no sabía qué demonios había pasado y por qué Draxum lo convirtió en tortuga, aunque tal vez eso se debiera nada más a que Shelliot estaba ahí con él y decidió aprovechar los dos sujetos de prueba gratis. ¿Pero cuál era el punto del experimento? ¿Qué había sido esa fórmula rara de la que habló? ¿Acaso buscaba convertir en monstruos a más personas? ¿Como la gente de aquella ciudad, la Ciudad Oculta?.

Era un enigma con piezas demasiado grandes para un niño de 8 años.

Pero como se dijo ya, cuando vivías en la calle, siempre había algo más importante que hacer que pensar mucho, incluso si tenías todo el tiempo del mundo para ser tú y tus pensamientos.

Por ejemplo, Ramón tenía que lidiar con toda su situación.

Ya no era un humano y su posible integración a la sociedad había llegado a un punto sin retorno. Ya no podía acechar en el borde, sinó en las sombras. A menos que quisiera que alguien más lo capturara y le hiciera experimentos raros. Como esas películas de terror que solía ver Retoño y por las cuales la abuela lo regañaba porque las ponía cuando Ramón estaba cerca.

Así que se centró en acostumbrarse a su nuevo cuerpo basándose en lo que aprendió de Draxum y en el mes en el que se había estado adaptando a su nueva existencia. Es cierto que Draxum lo metió en este lío, pero de cierto modo también le enseñó a lidiar con él ahora que estaría así para siempre.

Altas y bajas, se recordó.

En lo que a comida se refiere, eran altas. No tenía que ser tan exigente con la comida, siempre que fuera algo de carne o pescado de vez en cuando y, por supuesto, no estuviera tan podrido o echado a perder. Un lujo difícil, pero como ahora era una tortuga acuática, podría ir a los muelles y ver qué conseguía en el fondo. O poner en práctica lo que sabía sobre pescar. Cielos, incluso podría comer las algas que encontrara por ahí. Solo tenía que tener cuidado de conseguirlas en agua limpia, que era lo que más le preocupaba.

Nuevamente, el chico lamentó la pérdida de su antiguo refugio. Al menos allí no había tenido que preocuparse tanto por la comida, habiendo vivido cerca de un restaurante de mariscos en donde podía robar de su basura. O meterse a las cocinas para secuestrarse algunos camarones, si se sentía lo suficientemente osado.

Porque sí, Ramón ya había comido camarones crudos. Fue una de las primeras cosas con las que Draxum lo alimentó después de la mutación, y aunque al principio Ramón se negó a comer, sus instintos de tortuga frescos le ganaron y terminó por comerse parte de la cubeta que el científico y las gárgolas le dejaron, aunque en realidad no fue tan malo. Sintió un poco de desagrado cuando se dió cuenta de lo que había hecho, pero fuera de eso y una vez tuvo esos bichos en la boca, ¡Fueron increíbles!. Algo salados y crujientes. No tan desagradables como lo hubiera creído.

Y lo mismo ocurrió con otras comidas crudas que Draxum le hizo probar.

Sin embargo y antes de que pudiera seguir recordando sus experiencias culinarias como tortuga, el sonido de un golpe sordo a lo lejos devolvió a Ramón a la realidad, haciéndolo parpadear y mirar torpemente alrededor.

¡Thud!

"¿Eh?"

Aún estaba arrodillado frente a su bolso de camping y con el tupper con latas en sus brazos. Los miró por unos segundos, tratando de recordar lo que estaba haciendo, antes de sacudir su cabeza vigorosamente, espabilándose con fastidio. ¡Uf, otra vez se quedó pensando!. Desde que estaba completamente solo, tendía a perderse mucho en sus pensamientos, pues ya no había nadie que pudiera sacarlo de allí. Tenía a Shelliot, claro, pero no es como que la criatura se enterara de que su compañero se había quedado tieso metido en su psique. Podrían pasar horas y Ramón estaría dentro de su cerebro dándole vueltas a algo una y otra vez.

"Siempre hay algo mejor que hacer" se recordó mentalmente, casi cómo un regaño. "Deja de pensar y preocúpate por Shelliot. Probablemente tenga hambre"

"Oye, Shelliot, ¿Quieres cenar ya?" Le preguntó a su mejor amigo, arrodillándose en el suelo de concreto con el tupper en su regazo y comenzando a sacar algunas latas. "Sé que es algo temprano, pero creo que nos haría bien tener algo en el estómago, ¿No crees?. Hoy fue…"

Su voz se apagó cuando se volteó a donde supuestamente había dejado a Shelliot y no lo vió por ninguna parte.

Ramón parpadeó.

"¿Shelliot?" Llamó el niño a la tortuga, mirando más allá del lugar. Una pequeña ola de inquietud brotó de su pecho al no vislumbrar ningún bulto que se moviera. "Um, ¿Shelliot?"

Miró a sus espaldas, nada. Miró al otro lado: el pequeño y angosto túnel en el que se habían asentado estaba vacío.

El miedo abrió sus pétalos en su corazón como una flor horrible.

"¡¿Shelliot?!" Exclamó Ramón, abriendo los ojos azules y levantándose de un salto. No le importó el sonido del Tupperware voltearse a sus pies o el tintineo brusco de las latas de atún y sardinas que hicieron eco a través de la alcantarilla. "¡Shelliot, ¿Adonde fuiste?!"

Se acercó al lado del túnel del que habían entrado y revisó si había regresado al río de aguas negras o estaban caminando hacia allá. Era una tortuga pequeña, después de todo, Shelliot no debería de haber llegado muy lejos en el tiempo que Ramón lo dejó para que estirara las piernas. A menos que Ramón se hubiera quedado tiempo demás pensando demasiado. ¡Maldita sea su naturaleza pensadora!.

"¡Shelliot!" Volvió a llamar, comenzando a asustarse al no ver el pequeño caparazón arrastrándose por el piso ni cerca ni lejos. ¿Se fue por el otro lado?.

Con el corazón subiendo a su boca, Ramón dió media vuelta y trotó rápidamente para cruzar el túnel, el cual era un poco largo. No se molestó en recoger sus cosas, ponerse los otros pantalones y el chaleco de Floyd. Necesitaba encontrar a Shelliot antes de que el pequeño se perdiera. ¡Las alcantarillas eran enormes!. Y quién sabe qué clase de hoyos podría tener. ¡Shelliot podría quedarse atrapado o peor, uno de esos ríos de aguas negras podría llevárselo y matarlo!.

Ramón no podía permitir que eso pasara, y en su pánico cada vez más creciente, dejó de llamar con su voz y comenzó a usar chirridos de tortuga. Los cuales, a pesar de no hacer eco por el túnel, fueron más fuertes que sus llamados hablados.

¡Amigo, amigo! ¡¿Dónde?!

Se asomó al otro lado del túnel, vacío de un lado a otro, incluso mirando de izquierda a derecha. Esto le preocupó incluso más, pues si no sabía qué camino había tomado Shelliot, entonces tendría que empezar a buscar a la suerte y quién sabe cuánto tiempo tardaría en encontrar a Shelliot así. Volvió a llamar con un sonido provenido de su garganta, dejando que el miedo potenciara el llamado.

¡¿Dónde?! ¡¿Dónde?!

Ramón tragó saliva, haciendo una pausa para poder escuchar con su corazón retumbando en su pecho como tambor. Su boca entreabierta dejando que el aire saliera casi como un silbido, amenazando con hiperventilar.

Y entonces, el más mínimo chirrido, respondiendo con un tono brillante.

¡Aquí!

¡¿Aquí?!

¡¿Dónde, donde, donde?!

¡Aquí, aquí, aquí! ¡Estoy aquí!

El niño tortuga salió del pequeño túnel de un salto.

Giró hacia la derecha, de donde provino el sonido, y salió disparado. No quería perder a Shelliot. Necesitaba encontrarlo. Necesitaba verlo. Saber que estaba bien. No se tranquilizaría hasta tener su pequeña forma en sus manos.

No tardó mucho en llegar al cruce entre túneles, en donde el espacio más grande se dividía en otros dos caminos de izquierda a derecha. Esos eran metros completos de distancia. ¡¿Como Shelliot llegó tan lejos?! ¡¿Acaso corrió o algo?!

Llegó a la esquina y un nuevo chirrido resonó a su derecha, así que volteó y rodeó la pared a toda velocidad. Volvió a encontrar su voz en otro grito.

"¡¿Shelliot-"

Se detuvo en seco y se ahogó con su grito cuando vió una forma agachada en el suelo. La impresión lo tomó por sorpresa y retrocedió por instinto, soltando un siseo. Su escándalo también alertó a la misteriosa forma, quién dió un respingo y soltó un grito agudo.

"¡¡AH!!"

Y antes de que Ramón pudiera darse cuenta, sus extremidades se retrajeron y desparecieron por completo…

¿Eh?.

Ramón parpadeó, con el corazón aún latiendo a mil y mirando la cosa que se había encontrado ahora siendo un bulto en la oscuridad. No… no sabía qué era. Parecía una cosa dura rodeada de alguna tela, ya que esta se despatarraba sobre lo que parecía ser una clase de joroba en el piso.

Al niño tortuga le temblaron las rodillas mientras el aliento se escapaba de la boca, no supo si por miedo o por el frío que finalmente comenzaba a afectar su anatomía de sangre fría. Quiso alejarse, correr de regreso a sus cosas y huir, temiendo a lo que sea que fuera el bulto y no queriendo ponerse en peligro, pero no podía dejar a Shelliot aquí. ¡Shelliot era todo lo que tenía!.

Así que, moviéndose con cuidado y sin hacer ruido, rodeó la cosa cubierta lo mejor que pudo, procurando ser silencioso a pesar de que sus pies siempre descalzos se pegaban y despegaban del concreto como si fueran chupones ("Estúpida humedad, ¡Se supone que te había secado!"). También mantuvo la distancia mientras examinaba la joroba con cuidado. Sí, definitivamente tenía una tela encima. Una especie de camisa manga larga…

Pero no sabía el color. La iluminación era incluso peor por aquí, estando más oscuro que en el túnel que Ramón había tomado para descansar. Y Ramón todavía no estaba del todo seguro de que sus ojos de tortuga tuvieran visión nocturna.

Pero sabiendo que tenía que localizar a su mejor amigo, Ramón volvió a llamar con voz de tortuga, sabiendo que solo la otra tortuga lo escucharía y no lo que sea que fuera esta cosa… esperaba. Su tono salió nervioso e inseguro.

¿Dónde…?

¡Aquí!

De pronto, algo simplemente asomó la cabeza por encima de la joroba cubierta de tela. Una cabeza pequeña y de cuello largo.

Ramón reconoció esa cabeza con un latigazo de alivio. ¡Era Shelliot!. Y parecía estar bien. La pequeña tortuga espalda de diamante escaló con parsimonia la joroba, llegando a su cima con tranquilidad como si lo que tuviera debajo no se hubiera movido nunca…

…O tal vez nunca lo hizo.

Ahora que tenía a Shelliot en su campo de visión, comenzó a tranquilizarse poco a poco. Su amigo se movía, así que debía de estar bien, aunque le preocupaba la cosa con la camiseta. ¿Era una criatura?. Aunque si lo fuera, Shelliot no se habría montado encima tan tranquilamente.

De hecho, estaba bastante… inmóvil.

Ramón se tomó unos segundos para respirar y calmarse, llevándose una mano al pecho duro y repasando su reciente susto. Habría jurado que esa cosa se había movido y proferido un grito, ¿No? ¿O fue su imaginación?. A veces juraba ver cosas cuando estaba nervioso, y desde que estaba solo en la calle y se convirtió en tortuga, aún más. Probablemente porque le asustaba que el tal Draxum apareciera en una esquina y lo volviera a secuestrar. O un humano lo viera de casualidad e hiciera que la policía… científicos… los de la perrera… o quienes fueran, vinieran a capturarlo bajo la idea de que era peligroso y le hicieran daño.

A ver, esto lo aprendió de unos niños de cuando todavía iba a la escuela, habiendo escuchado su conversación sin querer. Lo recordaba porque uno de ellos estaba contando una historia sobre uno de sus familiares que no estaba bien de la cabeza, usando términos que más tarde le preguntó a su abuela para conocer los detalles. Si no recordaba mal, el ver o sentir cosas cuando no había nada allí y uno estaba nervioso era "paranoia".

Tal vez fue eso. Sí, sonaba lógico. Ramón había estado un poco paranoico desde que escapó de Draxum, temiendo ser capturado de nuevo y experimentado, así que probablemente su pánico por perder a Shelliot le hizo ver cosas que no estaban ahí. Probablemente la cosa no se movió, pero como apareció tan repentinamente, Ramón creyó que se había movido.

Y ese grito probablemente fue uno suyo, simplemente se asustó tanto que no se dió cuenta. Le había pasado antes.

Los golpes en su pecho ya tenían un ritmo más suave cuando llegó a esa conclusión, y luego se rió, sintiéndose ridículo. Oh, cuánto drama. Probablemente la cosa en la que estaba la camisa era una piedra o algún tubo extraño. Nada más.

"Ay, Shelliot, por lo que me haces pasar" exhaló sin aliento, relajándose y sintiendo como el estrés lo abandonaba como una pesada mochila. De repente se sintió algo cansado. Miró a su tortuga y le sonrió. "¿Y qué haces aquí, de todos modos? ¡Sabes que no debes alejarte mucho! Podrías perderte"

Ya tranquilo, el niño tortuga acortó la distancia hasta la joroba en la que había estado su amigo todo este tiempo, se puso de cuclillas y lo agarró como si fuera una hamburguesa, mirándolo a su carita con una ceja levantada en confusión.

"Aunque, ¿Cómo llegaste hasta aquí tan rápido?. Hubiera jurado que solo te quité los ojos de encima como por, dos minutos… eso u otra vez me perdí en mis pensamientos" luego cambió el agarre de la tortuga más pequeña y la ubicó debajo de su brazo, poniendo toda su atención a la joroba con la manga larga. "¿Y ésto qué es? ¿Una roca? ¿Por qué tiene una camiseta?"

Ramón estiró la mano, queriendo agarrar la tela y apartarla para saber, ahora extrañamente curioso, qué había debajo. Ahora que estaba más cerca, parecía que la camisa estaba rodeando el objeto, como si la cosa la estuviera usando. Agarró el borde del cuello y se inclinó para inspeccionar qué había debajo mientras levantaba la tela.

Pero apenas lo hizo, algo salió disparado de la abertura del cuello y atrapó su muñeca como una víbora, apretándola con firmeza. Todo el pánico y miedo que habían desaparecido del cuerpo de Ramón regresaron con el doble de su fuerza, trastocando su expresión en terror absoluto al toque.

Ramón gritó con todas sus fuerzas.

"¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!"

Y algo más también gritó con él, más agudo y con el mismo pánico.

"¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!"

"¡¡¡AAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!! ¡¡¡SUÉLTAME, SUÉLTAME, SUÉLTAME, SUÉLTAMEEEEEEEEEEEEE!!!"

Ramón se echó hacia atrás, jalando su brazo a tirones en un intento de recuperarlo antes de que la cosa decidiera quitárselo. Shelliot en su otro brazo en un agarre firme que había desarrollado en el poco tiempo que llevaba con él. De un solo movimiento brusco, lo que sea que lo hubiera atrapado lo soltó y Ramón cayó de trasero y luego de espaldas. Con la adrenalina acumulándose y diciéndole: ¡Corre, corre, corre!.

Se levantó tan rápido como pudo, al mismo tiempo que la criatura en la camisa también se incorporaba veloz. Piernas y brazos salieron del bulto llenando los agujeros de la camisa y sus mangas largas y de pronto, la cosa estuvo en cuatro.

"¡¡AAAAAHHHHHHHHHH!!" Gritó de nuevo lleno de puro terror, poniéndose de rodillas con un solo brazo y abrazando a Shelliot con el otro. La pequeña tortuga se había ocultado en su caparazón ante el escándalo de ambas partes.

"¡AAAAAAAY, ESPERA, ESPERA, ESPERA!" Otra voz pidió de repente, sonando cavernosa y aparentemente viniendo de la criatura. Era igual de aguda que su grito y, más rápido que Ramón, se puso de pie de un solo salto y lo enfrentó…

…Sin una cabeza.

Ramón no iba a esperar nada.

"¡DIABLOS NO!"

Se terminó de levantar y salió corriendo al toque, regresando por donde vino con Shelliot bajo el brazo.

"¡Espeeeeeeeeeeeraaaaaaaaaaaa…!"

La criatura se incorporó y comenzó a correr detrás de él de inmediato, torpe al principio al no saber a donde ir, pero de algún modo siguiéndole el paso por medio del sonido. Ramón se arriesgó a mirar atrás mientras corría: la manga larga de la joroba ahora tenía dos piernas y brazos cortos (más cortos que las mangas) y delgados que corrían tras de él, la cabeza aún desaparecida.

"¡AHH!"

Ramón aceleró el pasó. La criatura hizo lo mismo.

"¡ESPERA, NO ERA MI INTENCIÓN!"

El niño tortuga volvió a meterse en el túnel en donde se había detenido y miró sus cosas dispersadas en el suelo mientras corría hacia ellas. No tenía tiempo de recogerlo todo, ¡Tenía que huir!.

"¡¿Adónde?!" Respiró desesperado mientras intentaba pensar en un plan. "¡¿Me pierdo en las alcantarillas?! ¡¿Regreso a la superficie?!"

Pero ni siquiera sus pensamientos más rápidos pudieron completarse antes de que la criatura llegara a la entrada de su túnel, encorvada y con el hoyo del cuello de la manga larga mirándolo. Ramón se volteó al escuchar sus pasos y la pura negrura le devolvió la mirada.

El pánico subió. Pegó a Shelliot a su pecho y se agachó, alcanzando las latas de atún sin pensar y arrojándolas con todas sus fuerzas en un intento de alejar a la cosa.

"¡VETE!"

Un lata metálica salió volando derechito hacia la criatura y la golpeó de lleno en el pecho, haciéndola retroceder con sorpresa y un gritillo. Pero el golpe asustó mucho más a Ramón, pues en vez de un golpe sordo, la lata resonó como si hubiera chocado con algo duro, abollando el metal.

No le digan que tenía armadura-

"¡AY!" se quejó la criatura, con una manga sobando el punto golpeado. "¡Oye, eso dolió!"

"¡LARGATE!" le gritó Ramón, presa del pánico. Inconscientemente, se encontró soltándole un siseo salvaje de advertencia. Fue un sonido fuerte y retumbante, amenazador. "¡DEJANOS EN PAZ!"

La figura se estremeció, retrocediendo aún más ante el grito, pero permaneció en su lugar.

"¡Espera, está bien! ¡Lo siento, lo siento!" Suplicó la manga larga con patas, encogiéndose. Sus brazos se movían nerviosamente en un cese al fuego. Un poco gracioso debido al sobrante de las mangas. "¡No quería asustarte, lo siento!"

"¡¿Lo sientes?!"

"¡Sí, lo siento! ¡Es que nunca había visto a otra tortuga y me emocioné!"

¿Qué?

Ramón respiró por la boca, con el corazón golpeando su pecho tan rápido que apenas podía respirar por la nariz, así que se encontró respirando por la boca. Tenía tanto miedo, estaba tan cansado, hacía tanto frío. No entendía qué estaba pasando.

"¿Qué?" Soltó sin entender, aún en guardia y con voz temblorosa. Se incorporó en su lugar, preparado para levantarse y correr en cualquier momento mientras agarraba otra lata de comida y la alzaba sobre su cabeza, listo para lanzarla de nuevo. Apretó los dientes. "¡¿De qué diablos hablas?!"

"¡Eres una tortuga, ¿No?!" Preguntó la criatura-manga larga. "¡Tú chirrias también! ¡Te escuché chirriar!"

Ramón tembló en su lugar, con los ojos abriéndose. Eso no podía ser. Creyó que solo las tortugas podían escucharse entre ellas, a menos…

Apretando la lata en su mano, el niño tortuga tragó saliva, su garganta emitiendo un chirrido débil y vacilante, casi tembloroso.

¿Dónde…?

Shelliot le respondió, su sonido pequeño.

¡Aquí!

Y luego… otra respuesta, mucho más alta y lejos. Casi gorjeante.

Provenía de la manga larga.

¡Aquí!

Y con un «¡Flop!», algo salió del cuello de la criatura. Algo redondo y rodeado por lo que parecía un pañuelo.

Fue entonces que lo que Ramón distinguió como un par de ojos enormes le devolvieron la mirada, con una boca dándole una sonrisa dentada con un diente faltante. Esta se movió, haciendo que la voz de la criatura volviera a resonar, en un tono más claro que antes de que sacara la cabeza de su interior.

"¿Ves?" Dijo alegremente, alzando los brazos en un gesto de «¡Ta-dah!». "¡Soy una tortuga también! ¡Oh! Aunque supongo que con mi manga larga no se nota mucho, ya que me queda algo grande. ¡Pero mira!"

El tipo se llevó las manos al borde de la prenda y la levantó, mostrando felizmente su pecho. Gracias a la poca claridad y a la distancia que los separaba, Ramón no pudo divisar el color ni demasiados detalles, pero sí vislumbró una construcción sólida y en secciones que se parecía…

Bueno, se parecía mucho a su propio plastrón.

…Ramón estaba cansado…

Continuará…

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¡Y ESE FUE EL PRIMER CAPÍTULO, DAMAS Y SEÑORITAS! ¡Espero les haya gustado!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

Fueron poco más de 7000 palabras, ¡Así que cumplí con mi cometido!. Solo espero seguir así y no enredarme tanto en los capítulos que se vienen. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Y sí, ¡Hice esto en tan solo dos días!. Andaba inspirada, chicas. Y también, como tengo anotadas las cosas, supongo que es más fácil pensar en qué quiero y lo que estoy buscando.

¡Pero basta de chacha!. Pasemos a las curiosidades, pues probablemente habrán notado algunas cosas interesantes aquí.

Para empezar, sí, ¡Esta historia tiene una cronología más o menos clara!. La serie de Rise ocurre en el 2018 (obviamente), así que Ramón y las tortugas se encuentran en el 2013, entre Abril y Mayo por la temporada de lluvias. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Tengo mis motivos para esto aparte de obligar a Ramón a meterse en las alcantarillas, aunque tanto eso como lo otro lo explicaré en los siguientes capítulos, ¡Pues son detalles realmente importantes!. Simplemente no quiero hacer spoilers ahora.

Como sea. Entonces, Ramón llegó a las alcantarillas y vemos por primera vez una de sus habilidades de Tortuga: ¡El tercer párpado!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ Para quienes no sepan, esta es una membrana transparente llamada "membrana nictitante" que tienen algunos animales para proteger sus ojos de la suciedad. Las tortugas acuáticas lo tienen, por supuesto, y como Ramón es un espalda de diamante como se sugirió para los chicos de 2012, ¡Por supuesto que tenía que hacerle referencia a sus ojos blancos!. Ya que he visto fics en donde explican que, de hecho, ese truco se trata de ese tercer párpado, ya que cuando tienen los ojos así, me fijé que los chicos casi nunca parpadean (como los de 2003). Y parte de la función de esa cosa es mantener el ojo humectado, así que tiene sentido.

Lo siguiente es su habilidad para chirriar. Las tortugas normalmente no hacen ruido por su falta de cuerdas vocales, pero pueden gruñir, resoplar, chillar y hacer sonidos usando el aire. Sin embargo, dado a que Ramón tiene cuerdas vocales y ahora es tortuga, puede tanto hablar como hacer los ruidos de Tortugas que solo otras Tortugas pueden oír (algo que, de hecho, las tortugas hacen entre ellas), así que sí, de cierto modo, puede entender a Shelliot. Esto no significa que él pueda tener conversaciones complejas con Shelliot o que Shelliot sea extremadamente inteligente y le entienda todo, simplemente le entiende cosas básicas así como puede expresarlas. Así es como sabe ahora cuándo Shelliot está o no está bien, o puede llamarlo si se pierde. Ya el que le hable como si hablara con otra persona es cosa de Ramón. Una vez leí en alguna parte que la gente que pasa mucho tiempo sola tiende a expresar sus pensamientos en voz alta más a menudo, y ya que Shelliot está ahí, para mí tiene sentido que Ramón le hable a Shelliot para llenar el vacío.

Luego tenemos sus cosas. El chaleco de Floyd, de hecho, es negro y de lana. La verdad no estaba del todo segura de qué clase de material usar, pero dado a que todos los chicos vivían con su abuela, se me ocurrió que tal vez hubiera sido un regalo de Rosie a Floyd, no lo sé. Supongo que lo iré mencionando más adelante. Eso o Floyd simplemente lo consiguió por su cuenta. En cualquier caso, también puse que fuera de lana ya que Ramón tiende a usarlo como cobija para Shelliot. Y es negro porque todos estamos de acuerdo en que ese es el estilo de Floyd. XD

Y por supuesto, nuestro niño loco preparado tiene algunas cosas básicas para sobrevivir en la calle. Tenía más, pero como su escondite se destruyó por la lluvia, eso es todo lo que pudo salvar. Y claro, el chico se preocupa por su higiene dental. Quiero decir, en Trolls no tiene caries a pesar de la dieta alta en azúcar que tienen los Pop Trolls, así que debe de cepillarse los dientes. Eso, o la magia de la música evita que se dañen, pero no creo. Aquí obviamente le di más realismo a mi chico.

Y nuevamente, menciono a los vagabundos porque definitivamente fueron muy útiles para el aprendizaje de Ramón en la calle, así que y como dije en el prólogo, probablemente vean más cosas similares o menciones al respecto en el futuro. En cuanto a lo de los anzuelos de pesca a partir de anillos de latas, eso es algo que vi una vez en una revista, cosa que volví a ver en un vídeo de kits de supervivencia, así que me pareció correcto que Ramón lo supiera por parte de JD, uno de los expertos en supervivencia de la familia.

También- ¡Sí, las tortugas espalda de diamante viven en agua salada!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧.

Aunque no lo crean, eso lo aprendí literalmente mientras escribía esto. Lo cual es raro, porque yo hubiera jurado haber hecho una investigación sobre estas tortugas hace meses cuando todavía me estaba decidiendo sobre la especie de Ramón en esta AU. Es por eso que en el prólogo escribí que Ramón le daba verduras a Shelliot, porque creí que era una especie de agua dulce y normalmente también se les puede dar verduras a esos bichos. ¡Pero en realidad comen crustáceos, peces y moluscos!.

Sin embargo, fue fácil de resolver en la narración gracias a que Ramón es un niño que no sabe mucho sobre Tortugas tampoco. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Y gracias a Draxum, quién años antes había decidido hacer sus primeros soldados con tortugas, por lo que tiene sentido para mí que mi hombre hiciera una investigación profunda sobre sus sujetos de prueba. Quiero decir, ¿Por qué diablos habría agarrado a propósito 4 sujetos de prueba que fueran tipos diferentes de tortugas? ¿Y que necesitaban cuidados diferentes?. Yo no sé ustedes, pero creo que Draxum habría estudiado las especies que eligió para encargarse de sus necesidades mientras las tenía a su cuidado, antes y después de la mutación. Así que al ver que Shelliot era este tipo de tortuga, investigó y se aseguró de tener todo lo necesario para encargarse de Ramón cuando lo mutara usando su ADN. Y obviamente que al darse cuenta de esto, Ramón haría preguntas al respecto. Lo mismo cuando Draxum estaba haciendo pruebas para ver qué habilidades tenía Ramón ya mutado. Fue así que Ramón aprendió muchas cosas sobre su nuevo cuerpo y Shelliot, pero se escapó antes de que Draxum pudiera poner en práctica su respiración en agua salobre.

Mientras tanto, Ramón no se arriesga a intentarlo por su cuenta porque los ríos de Nueva York son una cochinada (digo yo). Él no es tan estúpido como para hacer que él y Shelliot respiren agua sucia, así que las veces que ha nadado, normalmente aguanta la respiración. Pero eso sí, las tortugas espalda de diamante todavía necesitan beber agua dulce para sobrevivir.

Pero por último y no peor, ¡Ramón finalmente se encuentra con uno de los chicos!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧. Imagino que ya deben de saber quién es. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Y si no, bueno, ya lo descubrirán en el capítulo dos.

¡Así que espero les haya gustado!. No duden en decirme cómo va la historia, aunque por ahora los lectores sean escasos. XD No me sorprende, pero todavía es un poco triste. Probablemente el AU se quede solo en este libro, no lo sé. Pero trataré de tener esperanzas mientras todavía estamos empezando. Después de todo, este es solo el capítulo 1.

Pero en fin. Dicho esto, las dejaré. ¡Nos vemos la próxima!.

Adieu.

Chapter 4

Chapter Text

Capítulo 2
"Un Trío Protector"

Las alcantarillas de Nueva York eran un lugar relativamente peligroso para una persona promedio. No solo era un sistema artificial de cuevas debajo de la ciudad, sinó que también era uno de los lugares más desagradables y asquerosos en existencia, según la creencia popular. Y con razón, pues allí era donde terminaban los desperdicios de la gente, el agua sucia llena de basura que traían las lluvias, las familias de ratas y cucarachas que hacían de ese lugar su hogar y, según rumores y leyendas urbanas; el lugar donde los lagartos gigantes que lanzabas por el inodoro mutaban en monstruosidades casi prehistóricas y se escondían de la humanidad.

Aunque Ramón no se creía lo último, por supuesto, siendo un niño lo suficientemente grande como para saber que un cocodrilo, caimán o reptiliano semejante viviendo en las alcantarillas era una cosa absurda. ¿Qué comería? ¿Tendría suficiente espacio para nadar si era tan grande como contaban los mitos? ¿De verdad que los desperdicios de las personas lo mutarían en vez de, no sé, matarlo como a cualquier otro bicho?. Era simplemente ridículo.

Pero sí estaba al tanto de las otras cosas. De la oscuridad, del agua sucia y las criaturas inmundas que habitaban el subterráneo. Sabía que, probablemente, las alcantarillas eran el peor lugar en Nueva York para siquiera echar un vistazo. Olía mal y a saber qué cosas se podrían encontrar una vez estuvieras allí abajo, sin mencionar que probablemente se tratara de un amplio y basto laberinto de túneles y pasajes que se extendía por toda Manhattan y más allá.

Y por mucho que a Ramón le gustaran los laberintos, nunca quiso saber cómo eran las alcantarillas.

Hasta el nombre le sonaba asqueroso: alcantarilla. O cloaca. O desagüe de agua residual. Todos esos nombres causaban que su nariz se arrugara de disgusto. Honestamente, los callejones con botes de basura eran muchísimo mejores a comparación, muchas gracias.

No obstante, era una lástima que los callejones no tuvieran techos. Si hubiera sido así, entonces su pequeño refugio no hubiera sucumbido a la tormenta que había azotado a la ciudad hoy.

Si su pequeño refugio no hubiera sucumbido a la tormenta, entonces no hubiera tenido que buscar un nuevo refugio.

Si no fuera porque su antiguo refugio sucumbió a la tormenta, no hubiera tenido que considerar que su nuevo refugio necesitara un techo más sólido que impermeables viejos.

Si no fuera por su necesidad de un techo sólido, no se le hubiera ocurrido ir a las alcantarillas, siempre techadas, siempre lejos de los elementos a pesar de lo que la hacían de todo menos un lugar habitable.

…Y si no hubiera venido a las alcantarillas, nunca se hubiera encontrado con aquella criatura que usaba manga larga y que lo había asustado hasta la muerte.

La cual, aparentemente, también era una tortuga.

Ramón no podía creerlo, y estaba demasiado cansado de haber pasado horas corriendo bajo la lluvia torrencial como para hacer algo más que mantener a Shelliot en su agarre y mirar fijamente, con su otra mano bajando lentamente la lata de sardinas que había tomado para defenderse. Podía sentir las ojeras debajo de sus ojos a medida que su cerebro se ajustaba a su nueva situación, relajando su postura poco a poco. El pecho le dolía por la breve carrera que había hecho para huir.

"¿Qué?" Volvió a soltar, esta vez sin aliento. Su respiración se volvía pesada a medida que se le pasaba el susto.

Del otro lado del túnel en el que Ramón había dejado sus cosas, estaba lo que hasta hace un minuto había sido una especie de monstruo sin cabeza con una camiseta manga larga y graciosamente grande encima, ahora siendo solo… una tortuga.

Y una que podía hablar también, como Ramón.

¿Era otro niño tortuga?.

"¿Lo ves? ¡Yo también tengo un pastrón!" Anunció alegremente su contrario, todavía con la camiseta subida para mostrar su pecho… pero luego frunció un poco el ceño al darse cuenta de que pronunció la palabra mal. "Quiero decir, un plantón- ¡No! Quiero decir, un patlón- ¡No, espera-"

"Un plastrón…" corrigió Ramón suavemente, aún con los ojos fijos en el mencionado de este. Respiró profundo, casi jadeando, y habló un poco más fuerte. "Quieres decir un plastrón… es la parte delantera del caparazón de una tortuga…"

El otro se animó de nuevo y volvió a sonreír. "¡Sí! ¡Eso! ¡Y también tengo un caparazón!"

Soltó el borde delantero de la manga larga, solo para darse la vuelta y volvérsela a levantar, pero desde la espalda. De repente, Ramón vió la extraña joroba que había reconocido antes, siendo esta oscura y con lo que parecían dos anillos cuadrados sobre esta, aunque por la oscuridad del lugar, todavía no podía divisar muy bien los colores y los detalles. Solo que los anillos de encima debían de ser de un color más claro. Para rematar la vista, había una pequeña cosa revoloteando justo debajo: una cola corta que se meneaba con la emoción de un cachorro.

(También le pareció ver un destello de rojo en alguna parte, pero desapareció cuando parpadeó. Ramón se frotó los ojos y volvió a mirar, pero no vió nada. Estaba muy cansado, se recordó. Seguramente se lo había imaginado)

La cabeza del otro se asomó sobre el hombro para tratar de divisar la expresión de Ramón, todavía sonriendo de oreja a oreja y mostrando ese espacio chimuelo entre sus dientes. "¡¿Lo ves, lo ves?!"

Ramón lo veía, pero no sabía cómo reaccionar. No… estaba seguro de qué hacer ahora.

¿Qué se suponía que tenía que hacer uno cuando un supuesto monstruo se convertía en otro niño tortuga como tú?.

¿Draxum ya había mutado a más chicos antes que él?

Recordó nuevamente que el sujeto había dicho que su fórmula era "experimental"… así que era muy probable. Entonces, Ramón no era un caso nuevo. Solo un sujeto de prueba más en los extraños planes de un hombre loco que al parecer, le gustaba usar tortugas como base para sus experimentos científicos (¿O mágicos? Ya que el tipo podía usar magia. ¿Había sido Ramón víctima de un experimento mágico?) y que vivía en una ciudad misteriosa en alguna parte. Tal vez otra dimensión o algo, aunque también recordó que Poppy le dijo algo sobre que la Ciudad Oculta estaba justo debajo de Nueva York.

Espera un segundo-

Las alarmas de Ramón volvieron a encenderse y miró alrededor con pánico. La paredes de los túneles de las alcantarillas no se parecían en nada a las piedras y rocas de la ciudad que había atravesado en compañía de la niña de cabello rosa, pero…

"¡¿Estamos en la Ciudad Oculta?!"

El otro chico dejó de menear su cola y parpadeó, soltando su manga larga y dejándola caer para que volviera a cubrir su caparazón. Volvió a enfrentar a Ramón con una expresión confusa, inclinando la cabeza hacia un lado.

"¿Qué es la Ciudad Oculta?"

Ramón lo miró fijamente, en guardia.

¿No sabía qué era?.

"E-es…" la voz de Ramón tembló y tragó saliva, obligándose a agarrar fuerza. "Um, el lugar donde viven… ¿Los Yokai…?"

"¿Qué es un Yokai?"

El chico todavía seguía confundido, mirando a Ramón con curiosidad como si esperara que le explicara de qué era lo que estaba hablando. Una lástima. Ramón apenas sabía qué demonios. Solo recordaba lo que vió y lo que le dijo Poppy cuando lo ayudó a escapar.

Si Poppy estuviera aquí, pensó, seguro que le explicaría todo con sumo detalle.

"Son… ¿Criaturas…?" Dijo inseguro, sin saber qué otro término usar. No quería llamarlos monstruos, pues Poppy no lucía tan aterradora y nunca fue mala con él (al menos en aquel momento). Además, sería hipócrita que él le dijera monstruo a ella cuando él ya no era humano siquiera. "¿Como nosotros?"

"¿Osea tortugas?" Los ojos del chico se iluminaron y jadeó, sus iris convirtiéndose en estrellas. "¡¿Hay una ciudad de tortugas?!"

"¿Eh? No" el ojiazul se levantó de su lugar y se puso de pie, todavía abrazando a Shelliot contra su pecho y con su lata en la otra mano. Frunció el ceño con seguridad… aunque luego dudó. "O tal vez… tal vez haya una ciudad de tortugas o algo… um, pero no. Es una ciudad llena de criaturas raras, no solo tortugas. Cosas como, um, faunos, gárgolas… ¿Brujas?. Creo incluso llegué a ver una sirena…"

"¡¿Osea que es una ciudad mágica?!" El chico se emocionó más, comenzando a rebotar en su lugar y a agitar los brazos como si intentara volar con ellos. "¡¿Vienes de allá?! ¡¿Vas para allá?! ¡¿Puedo ir contigo?!"

"¡NO!" Ramón gritó de inmediato, cortando la emoción del otro nuevamente y haciéndolo retroceder, sorprendido. "¡No voy a volver! ¡No voy a dejar que ese tipo vuelva a encerrarme!"

Los ojos del otro se abrieron de par en par. "¡¿Encerrarte?! ¿Quién?"

"¡Draxum!" Enfatizó con rabia, un siseo escapándose de su garganta. "¡Nos capturó a mí y a Shelliot y experimentó con nosotros! ¡Ni loco voy a dejar que vuelva a capturarnos!"

El chico volvió a jadear dramáticamente, esta vez de horror. "¡¿Un hombre malo te hizo experimentos?! ¡Eso es horrible!"

"¡Sí y por eso no voy a dejar que te nos acerques!" Apretó la lata en su mano y la volvió a empuñar, listo para lanzarla. "¡No sé quién eres, pero si eres de ese tal Draxum-"

"¡Espera, espera! ¡No quiero hacerte daño! ¡En serio!" Se apresuró a aclarar nuevamente, alzando ambos brazos en desarme y con genuina preocupación en su rostro… o al menos eso parecía a la poca luz. "No sé quién es ese tal Draxum. Nosotros hemos vivido en las alcantarillas desde que recuerdo y nadie viene aquí… excepto los señores del mantenimiento" agregó. "Pero, um, ellos son humanos. ¿Ese Draxum era humano?"

Los ojos de Ramón bajaron un momento, tratando de recordarlo. Ciertamente, no. A pesar de que el tipo siempre usaba esta armadura rara (o Ramón creyó que era armadura. Siempre sonaba metálico cada que el hombre se movía en el laboratorio, lo que le hizo preguntarse si no tenía más ropa qué ponerse), sus piernas parecían… inusuales. Como pezuñas. Poppy lo había llamado tío, y Poppy era un fauno, así que, ¿Tal vez Draxum también era un fauno?.

En cualquier caso, si vivía en la Ciudad Oculta, entonces definitivamente no era humano, ya que Poppy le había confirmado justo eso: en la Ciudad Oculta solo vivían los Yokai. Ramón no tardó en responder.

"No"

"Bueno, ¡Entonces eso es bueno!. Porque los únicos que vienen a la alcantarilla son los humanos. Y las ratas. Y las cucarachas. ¡Y a veces gatos que mis hermanos y yo ayudamos a regresar a la superficie!" Eso pareció recordarle algo. "¡Oh! ¡Y mis hermanos y mi papá también vivimos aquí, obviamente!"

"¿Eh?"

¿Hermanos y papá?.

Ramón volvió a mirar al otro chico, desconcertado ante todo lo que estaba escuchando, pero en especial lo último. Este chico, ¿Tenía hermanos y un papá?.

¿Tenía una familia?.

¿En Nueva York?.

¿En sus alcantarillas?.

Y todos eran…

"Tú…" empezó el de ojos azules, llamando de nuevo la atención del otro. Volvió a bajar la lata. "¿De verdad eres una tortuga?"

La otra tortuga se animó nuevamente, poniéndose de puntillas y asintiendo con una sonrisa y puños apretados. "¡Mhm-mhm!"

"Y… y no sabes nada de la Ciudad Oculta o Draxum…"

"¡Ni idea!" Exclamó, y su cara reflejaba una alegre ignorancia. Como la cara de menso que a veces tenía JD ante las cosas que le decía Clay y que usualmente no solía entender.

Hubo una pausa, en la que los hombros de Ramón se encorvaron. El nerviosismo en su voz al preguntar a continuación, vacilante.

"¿…Y no nos harás daño?"

"¡No!" Contestó de inmediato, poniéndose más serio ante eso. "¡No quiero hacerte daño y lo siento por asustarte! No fue mi intención" pareció un poco apenado y se sobó un brazo con manga larga. "Es que mis hermanos y yo estábamos jugando a las escondidas. Y me perdí. ¡Y comencé a asustarme porque no sabía cómo regresar cuando nadie vino por mí!. Mi papá me dice que cuando me pierdo tengo que quedarme en un solo lugar para que pueda encontrarme más fácilmente, ¡Pero no puedo quedarme en un solo lugar!. Siento que tengo que seguir caminando y caminando hasta que regrese a casa. ¡Y les dije cómo se sentía! Donnie investigó con su nueva tablet y me dijo que probablemente eso era porque soy una tortuga de caja, y las tortugas de caja siempre hacen de todo para volver a casa. ¡No importa si se lastiman!" Comenzó a avanzar por el túnel mientras hablaba, acercándose a Ramón sin pensarlo mucho. "Y las otras veces que me perdí y mis hermanos me encontraron me dijeron que estaba raro, como si fuera un zombie, ¡Pero que cuando me tocaron regresé a ser yo!"

Ramón solo lo escuchó en silencio y lo miró con cuidado mientras caminaba hasta su espacio.

"Y a veces me da miedo ponerme así, porque no sé qué hago ni adónde voy. ¡Y estoy solo!. Y tampoco recuerdo lo que me pasa" frotó sus manos metidas en sus mangas largas, ahora nervioso. "Ni siquiera recuerdo cómo llegué aquí… hasta que me topé con él"

Y entonces, la otra tortuga se detuvo, apuntando al caparazón que Ramón seguía abrazando contra su plastrón. El ojiazul miró a su amigo, aún dentro de su caparazón.

"¿A Shelliot…?"

"¿Así se llama? ¡Qué nombre tan lindo!" Dijo alegremente. "Pero sí. Me tropecé con algo y me caí. Y creo que me pegué realmente fuerte, porque volví a ser yo. Todavía incluso me duele mi naricita." se frotó el hocico. "Pero luego quise ver con qué me había caido y lo encontré a él en el suelo. ¡Ay, por cierto!" Pareció recordar. "Mi nombre es Mikey. ¿Como te llamas?"

Por segunda vez en su vida, Ramón meditó si sería buena idea darle su nombre a un extraño, llegando a la conclusión de que, si este chico no sabía nada sobre la Ciudad Oculta ni de Draxum, y probablemente no conocía a Poppy, entonces no importaba mucho darle su nombre.

Así que, lo hizo.

"Yo… soy Ramón" y como una idea tardía, agregó: "Ramón Lake"

"¿Tienes otro nombre?" Sus pupilas parecieron agrandarse en la poca luz, como las de un gato mirando un pez fresco. Su sonrisa volvió a parecer, grande y con dientes. "¡Yo también! Mi nombre completo es Miguel Ángel, pero mis hermanos me llaman Mikey. Aunque también me dicen Miguel. O Michael. O Mike. ¡Y a veces Angie! ¡Y mi papá me llama Naranja! ¿A tí cómo te llaman?"

"Uhhhhh" Ramón hizo una mueca, removiéndose un poco incómodo ante la conversación casual. Hacía meses que no hablaba con nadie así… sin contar a Poppy, claro. Y este niño hablaba justo como ella: mucho y sin parar. "Solo me llaman Ramón" porque no iba decirle que alguna vez lo llamaron «Pequemón». Ese apodo era estúpido. "Y Lake no es un nombre, es… mi apellido. Mi segundo nombre es Justin. Soy Ramón Justin Lake"

"¡¿Tienes un apellido?! ¡No es justo!" El chico parecía genuinamente indignado ante la información, haciendo un puchero. "¡Nosotros no tenemos ninguno!"

"Erm, ¿Tu papá no tiene un apellido…?" Preguntó lentamente, sin saber de qué otro modo contestar ante este desvío en la conversación. "Normalmente, los papás son los que le pasan el apellido a sus hijos"

O eso le había dicho la abuela cuando le preguntó por qué ella no tenía el mismo apellido que él y sus hermanos en una ocasión.

Él negó con la cabeza, sin embargo. "Nuh-uh. Mi papá no tiene apellido… creo. Su nombre es solo Splinter"

"¿Splinter?" Ramón pensó, confundido. "¿Qué clase de nombre es ese?"

"¿Tal vez mis hermanos y yo podríamos inventar nuestros propios apellidos?" Comenzó a reflexionar la otra tortuga, llevándose una manga a la barbilla mientras entrecerraba los ojos para pensar en eso. "¿Eso vale? Yo podría ser… Michael Angelo" sonrió. "¡Sí! ¡Yo podría llamarme así! ¡Y podría ser italiano, como los que crearon la pizza y ese pintor que también tiene mi nombre!" Hizo una expresión extraña y comenzó a hablar con un acento italiano falso. "¡Hola, bambinos! ¡Yo soy Michael Angelo!"

Ramón se le quedó mirando fijamente, su cara pasando de la confusión a la completa inexpresividad. Ya no entendía en qué situación se había metido.

"Yo solo… ¿Por qué estoy hablando contigo?" Preguntó seriamente después de unos segundos, ahora parado frente al otro y con solo dos pasos de separación entre ellos. Ya ni le tenía miedo a este tipo, después de verlo siendo… tan tonto. Se dió cuenta del tiempo valioso que estaba perdiendo. "Ni siquiera te conozco. ¿Qué estoy haciendo? ¡Debería estar buscando un refugio!"

La tortuga espalda de diamante le dió la espalda al otro (valga la redundancia), sin preocuparse en ser atacado ahora que estaba claro que su repentina compañía era complemente inofensiva. Al menos en lo que cabía. ¿Qué clase de amenaza hablaría con un acento italiano falso?.

Ramón estaba genuinamente muy cansado para lidiar con eso.

Mientras Ramón se agachaba una vez más y dejada a Shelliot finalmente en el suelo ("No vuelvas a alejarte"), alcanzó el Tupperware tirado y lo enderezó, comenzando a recoger sus latas de comida y a guardarlas de nuevo. Ya cenarían más tarde, necesitaba irse a otro lado. Uno que preferiblemente no tuviera jorobas que se convirtieran en otras tortugas parlantes con mangas largas.

"¿Qué? ¡Sí me conoces!" Reclamó su contrario, poniendo las manos en donde deberían de estar sus caderas bajo la camisa y con el puchero regresando. "¡Te dije mi nombre! ¡Y tú me dijiste el tuyo! ¡Ahora nos conocemos!"

"No, no lo hacemos" dijo secamente, recogiendo el resto de sus latas sistemáticamente. "No sé de dónde vienes, ni qué quieres, ni por qué no conoces a Draxum cuando eres una tortuga también, pero no me voy a arriesgar"

"¡Pero somos tortugas!"

"¿Y?"

"¡Que se suponía que mis hermanos y yo éramos las únicas tortugas mutantes en Nueva York!" Espetó, y eso hizo que Ramón se detuviera para girarse a mirarlo ceñudo. "¡Pero estás aquí! ¡Y eres una tortuga también!"

"¿Y qué?"

Y entonces, el niño sonrió de oreja a oreja, anunciando como si fuera obvio:

"¡Qué puedes ser nuestra familia!"

Ramón se quedó tieso.

*************************************************

Mientras tanto…

En alguna otra parte de las alcantarillas, quién sabe si muy lejos o muy cerca, una pequeña máquina parecida a una consola de Game Boy Avance SP de carcasa morada y con una antena plegable en la parte superior pitaba a un ritmo pausado, una vez cada segundo. Un pequeño bombillo de luces de navidad parpadeaba en rojo a su lado al mismo tiempo, mientras que la pantalla mostraba una especie de laberinto en brillantes píxeles de colores, aunque con un estilo considerablemente minimalista, solo mostrando lo justo y lo necesario para formar caminos en la pequeña pantalla: un mapa. En él, un rectángulo morado se movía a través del laberinto, al mismo paso que se movía la consola, mientras que una flecha pixelada en un círculo tipo brújula en la esquina superior izquierda de la pantalla apuntaba hacia adelante, al Norte, como señalando hacia adónde tenía que moverse el rectángulo.

Manos verde oscuro y de tres dedos sostenían el aparato con un agarre firme. La luz de la consola iluminaba un rostro del mismo color, con un pañuelo tipo máscara de color morado que arropaba la cabeza calva por encima de la nariz. Sobre la cara, un par de gafas de pasta cuadrada vieja reflejaban la pantalla mientras los ojos oscuros permanecían fijos en esta.

Hasta que otro par de ojos oscuros se fijaron en la pantalla y una voz molesta sonó sobre el hombro derecho del dueño del aparato.

"¿En serio nosotros somos solo ese pequeño rectángulo?" Preguntó otra cara verde, de un tono más claro y con marcas rojas cruzando los ojos en sentido vertical. La cabeza, también calva, poseía un pañuelo sobre el cráneo. Sin embargo, este no cubría los ojos del segundo individuo verde, dejando visibles sus líneas rojas y siendo la tela de color azul celeste en vez de morado. "¿No podías, no sé, hacer un ícono algo mejor? Tal vez una nave espacial, o… ¡Un caparazón de tortuga!" Sonrió con picardía al de anteojos. "Mi cara también es una opción"

"El día que yo le ponga tu cara a algo mío, Nardo, será en un cartel de «prohibido el paso» a mi Laboratorio" se quejó el de pañuelo morado, agriando la expresión. "Y discuuuuuuuuuuuulpa por no tener un diseño de gráficos mejor que esto. Recién acabo de implementar esta función de rastreador y no le he pedido a Mikey que me ayude con el pixelart"

"Chicos, por favor no empiecen" dijo una figura más grande detrás de ellos, haciendo que el dúo voltee a mirar. Atrás venía otro chico de rostro verde, ancho y corpulento a pesar de su edad. Como los otros dos, usaba un pañuelo que cubría su cabeza como el de morado, pero en color rojo. Les frunció el ceño a ambos. "Tenemos que mantenernos concentrados. ¡Mikey podría haberse metido en problemas! Hay que encontrarlo antes de que comience a hacer su cosa de tortuga de caja y se lastime"

"No tienes que decirlo dos veces, Raph" el de azul rodó los ojos. "¡Ya lo sabemos!"

El trío llevaba al menos una hora deambulando por el sistema de alcantarillado, buscando a su cuarto integrante: otro niño de cara verde, pero de pañuelo anaranjado. Habían estado jugando a las escondidas un poco lejos de su casa y, cuando al de azul le tocó buscar, no encontró al de naranja. Los tres buscaron en la zona y llamaron al nombre del desaparecido, pero no lo encontraron, lo que al cabo de 20 minutos les asustó: nunca era bueno cuando uno de ellos se perdía.

"Bueno, que yo sepa, no tendríamos que venir a buscarlo si hubiéramos jugado en casa, y no te hubiéramos hecho caso" masculló el de morado, mirando ceñudo al de azul.

"Oh, vamos, ¡Esconderse pierde el sentido cuando ya te sabes todos los escondites!" Se quejó este. "Además, ustedes son muy predecibles, lo que solo lo hace más aburrido. Al menos jugar fuera de casa le da más variedad"

"Aún así, fue mala idea" estuvo de acuerdo el de rojo, quien los seguía con paso lento y pesado. Miró alrededor del túnel que cursaban, una arruga de preocupación en su frente. "Ahora Mikey se perdió y si no lo encontramos y volvemos a casa con él antes de que papá despierte de su siesta, nos vamos a meter en problemas"

"Relájate, lo encontraremos antes de que eso pase" trató de animar. "Sabes que la temporada de lluvias le da mucho sueño. Y sin nosotros para despertarlo, se quedará tumbado hasta la hora de cenar"

"¡Pero nuestro hermano pequeño sigue por ahí!" Espetó de vuelta. "Y con la lluvia como está en la superficie, podría caerse en un pozo o en uno de esos ríos de aguas negras. ¡Mikey no sabe nadar y menos en un río salvaje lleno de basura!"

"Bueno, teniendo en cuenta que todavía recibo señales del rastreador que le puse a su caparazón, no creo que haya caído al agua" dijo el de morado, regresando su vista al Game Boy modificado. "Aún no he descubierto cómo aislar e impermeabilizar los circuitos de mis inventos, así que si se hubiera caído en un pozo, definitivamente no tendríamos un lugar a donde ir" hizo una pausa, entrecerrando los ojos a la pantalla, antes de levantar una de sus manos y señalar. "El mapa dice que giremos a la izquierda aquí"

Y eso hicieron. Llegaron a una división de caminos y los tres cruzaron, dirigiéndose al camino de la izquierda y entrando en un nuevo túnel lleno de tubos de agua en el techo que iban y venían de todas partes. Mientras el de morado encabezaba la marcha con su aparato guía, el azul y el rojo iluminaban la zona y el camino con sus linternas de mano. Rayos de luz blanca espantaban las sombras y revelaban anormalidades que podrían ser pistas para encontrar a su hermano más joven, u obstáculos que debían de sortear para continuar.

El de azul apuntó su linterna al suelo por casualidad y una rata apareció de la penumbra. El flash la sorprendió y chilló, haciendo que saliera corriendo hacia adelante para escapar de los posibles depredadores. El chico apenas se inmutó, no siendo la primera vez que veía una rata ni mucho menos que le apareciera una de repente para chillarle.

Después de todo, tenía a su papá: experto en ser rata y en chillar cuando uno de ellos hacía algo que no deberían.

Lo cual era algo bastante común…

Siguieron caminando por el pasaje, confiando en el aparato del de morado. Era lo único que tenían para localizar al de naranja antes de que tuvieran que regresar y recurrir a su papá. Y si su papá se enteraba de que otra vez se habían aventurado a las alcantarillas sin su permiso mientras el tipo estaba durmiendo, les iba a castigar por una semana. Otra vez.

Y siendo niños de 9 y 10 años de edad recién cumplidos, obviamente ninguno quería eso.

Aunque el de diez, el de rojo, estaba más que dispuesto a aceptar el castigo si con eso recuperaba a su hermano pequeño. Estaba muy preocupado. El de naranja había pasado demasiado tiempo solo y probablemente ya estaría en modo "regresar a casa", razón por la que no se molestaron en llamar a su nombre. El niño no les escucharía. Él-

"AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH"


El eco de un grito agudo resonó por las paredes, haciendo que el trío diera un respingo y se alarmara de inmediato. Rojo, morado y azul levantaron la vista y se miraron entre ellos, con los ojos abiertos como platos.

"¡¡¡Mikey!!!"

El de morado volvió a mirar su mapa y apuntó, esta vez con más energía.

"¡Es por aquí!"

Salieron disparados a la carrera detrás del morado y lo siguieron tan rápido como pudieron, con el miedo aflorando en sus corazones ante el grito de su hermano pequeño. ¡Podría estar en peligro!. Movieron sus piernas a toda velocidad y siguieron cada túnel indicado, queriendo darse prisa. A medio camino, otro grito que los alarmó les renovó las fuerzas y corrieron con más aprisa, sintiéndose acercarse cuando escucharon más lloriqueos y gimoteos del de naranja, los cuales se volvían cada vez más fuertes.

"Waaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhh, ¡Por favor, por favor! ¡No seas tan malo!"


"¡Ya vamos, Mikey!" Gritó el de rojo, con sus pies más ligeros que nunca y avanzando con la intensidad de un pequeño tanque.

"¡Ya casi llegamos! ¡A la izquierda y luego a la derecha!" Indicó el de morado.

"¡Ya rugiste, Dee!"

El de azul no perdió el tiempo. Se adelantó a sus hermanos, se puso la linterna en la boca y, de una correa que cruzaba su hombro derecho y se apretaba alrededor de su chaqueta azul celeste, sacó de su espalda una cuchilla que era al menos la mitad de su tamaño, asiendo la empuñadura con habilidad recientemente adquirida. La sostuvo con ambas manos, justo como su papá le había dicho que tenía que sostener una espada correctamente, y aceleró en el último trecho, entrando a un nuevo túnel y blandiendo el acero con una pose que consideró estaba lista para el combate.

"¡Adéjate de mi 'emano pequeno, mostro!"

"¡Idiota, tienes la linterna en la boca!" Se quejó el de morado, pero le siguió y se plantó firme al lado del azul con su Game Boy en mano, mirando hacia adelante con determinación. No se había traído su arma a favor de llevar su aparato, pero estaba listo para luchar si era necesario. Después de todo, tenía dientes afilados y garras largas.

"¡Será mejor que dejes a Mikey en paz!" Gritó el de rojo, llegando con pisando fuerte y deteniéndose detrás del dúo. Él tampoco trajo sus armas, pero sabía cómo usar sus puños. La mano que se cerraba en la linterna chocó sus nudillos con su palma abierta, listo para patear algunos traseros. "¡O te…!"

Pero los tres se sorprendieron al ver la escena que se desenvolvía frente a ellos.

"¡Suéltame, maldita sea! ¡Ya te dije que no!"

"¡Pero somos tortuuUuuUUUUuuuUUuugaaAAAAaaaAaaaaaaAAAas~! ¡Deberíamos ser familia!"

"¡No!"

"¡¿Por qué no?! ¡Somos geniales! ¡Y eres genial! ¡No te conozco, pero sé que lo eres!"

"¡Eso es ridículo! ¡Ya suéltame!"

"¡Te soltaré cuando aceptes venir a casa con nosotros! ¡Puedo cocinarte lo que quieras! ¡Un pastel, galletas, panqueques! ¡Un sándwich!"

"¡No quiero un sándwich!"

"¡Entonces pescado al horno! ¡¿Quieres pescado?! ¡Te haré todo el pescado que quieraaaaaaaaaaaas-ha-ha-haaaaaaaaaaaas~!" La voz se quebró en llanto. "¡Por favoooooooooooooooooooooooooor! *¡Hip!*"

Los recién llegados solo parpadearon, con los rostros en blanca confusión.

"¿¿¿Eh???"

¿Qué estaba pasando aquí?.

El más grande retomó su linterna y apuntó a la forma que gritaba y se movía en medio de las sombras, poniéndolo en el foco. Resultó que no era una, sinó dos. El que estaba erguido dejó de sacudirse y se tapó la cara y el cuerpo con ambos brazos y un siseo, mientras que el otro le rodeaba una de las piernas con todas sus extremidades, como una garrapata pegada al cabello de un perro. La figura que abrazaba a la otra era verde, con una camiseta manga larga de un naranja intenso y un pañuelo como los de ellos y del mismo color. No se inmutó ante la luz, sinó que mantuvo los labios temblorosos y sus ojos grandes y llorosos llenos lágrimas, enfocados en su víctima mientras lo miraba suplicante.

"¿Por favorcito?"

"¡Mikey!" Gritó el de rojo, llamando la atención de los que estaban más adelante. Una sensación de alivio lo recorrió al ver que su hermano estaba bien… incluso si estaba llorando. Esto le preocupó. "¿Estás bien? ¡¿Qué rayos es eso?!"

"¡¿E' hisho dano?!" Gritó el de azul. O lo intentó, apretándo su agarre en la espada y su mordida en la linterna de su boca, listo para correr y cortar algo.

"Dice que si te hiciste daño" tradujo el de morado, irguiéndose en su lugar y apuntando con recelo al ser al que Mikey se aferraba con una garra. "Y estoy con Raph. ¿Qué. es. eso?"

"Ugh, ¡¿Quieren quitar esa luz de mi cara?!" Gruñó el que Mikey había atrapado, tomándolos por sorpresa. Los tres recién llegados dieron un salto en su lugar cuando el que tenía al de naranja en la pierna se quitó los brazos del frente y los enfrentó, también irguiéndose a toda su altura para sisear. "¡Ya es bastante con tener a este en mi pierna!"

Los otros tres jadearon, incrédulos ante la vista.

¡Otra tortuga!.

Una vez más, Ramón estaba demasiado cansado para lidiar con todo esto.

Después de darse cuenta de que estaba perdiendo tiempo valioso hablando con la otra tortuga y querer seguir su camino para encontrar un refugio nuevo, el otro simplemente había decidido, de repente, que quería que Ramón fuera parte de su familia. Por supuesto, Ramón se negó de inmediato. ¡Ya había decidido que iba a vivir solo! ¡Solos él y Shelliot!. No le importaba que se tratase de una familia de tortugas que podrían aceptarlo entre los suyos como uno más, hubieran sido creados por Draxum o no.

Ramón ya había echado a perder a su propia familia, no quería dañar a otra. No importaba de quién fuera.

Así que se decidió, con más firmeza, a marcharse de allí y a encontrar un lugar diferente en las alcantarillas en donde asentarse y crear su refugio contra la tormenta de arriba.

Pero este chico Mikey era demasiado insistente.

No tenía ni idea de por qué estaba tan empeñado en que Ramón aceptara ser su familia. Además, ¿Por qué le ofrecería eso a un completo extraño que acababa de encontrar de súbito mientras estaba perdido? ¿Es que su supuesto papá no le había enseñado a no hablar con extraños?. Aunque el tipo había aplicado la de "sé tu nombre y sabes mi nombre, así que no somos extraños". Aún así, no quería involucrarse en lo que sea en lo que estuviera el otro. Además, ¿No le preocupaba que Ramón lo volviera a atacar?. Ya le había lanzado una lata de comida al plastrón, y aunque probablemente no le hizo mucho daño, seguramente le dolió. Si fuera Ramón, muy seguramente no volvería a acercarse a esa persona de nuevo.

Aunque si Mikey de verdad estaba perdido… entonces no tendría a nadie más a quién acudir para ayudarlo a volver a casa. Especialmente con la condición extraña que le había mencionado. ¿Dijo que se ponía raro como un zombie y perdía el sentido solo para intentar volver a su hogar a toda costa? ¿Incluso si se lastimaba en el proceso?.

Eso sonaba peligroso. Ramón no lo conocía y no sabía de dónde venía o por qué no conocía a Draxum, pero si Mikey se lo hubiera pedido, no le hubiera importado ayudarlo a regresar a su casa con su supuesta familia de tortugas parlantes, como mínimo.

Pero la cuestión es que ni siquiera tocaron ese tema. Mikey dijo lo de ser familia, Ramón se negó de inmediato y ambos empezaron a discutir al respecto. Entonces, la otra tortuga hizo un berrinche, se le pegó a la pierna a Ramón y este salió del túnel de nuevo para intentar quitárselo de encima. Fue entonces que se encontraron forcejeando por un rato antes de que, de repente, unas tres voces nuevas los interrumpieran, y luego un flashaso de luz lo golpeara en la cara y casi lo dejara ciego.

"¡Agh!" Ramón cerró los ojos y se tapó lo mejor que pudo.

Sintió a Mikey apretarse más contra su pierna izquierda, probablemente aún lloriqueando.

"¿Por favorcito?"

"¡Mikey!" Gritó alguien. La voz era áspera y un poco profunda, pero al mismo tiempo aguda como la de un niño. "¿Estás bien? ¡¿Qué rayos es eso?!"

"¡¿E' hisho dano?!" Gritó otra voz, aunque Ramón no le entendió nada.

"Dice que si te hiciste daño" tradujo un tercero, más neutro. Aunque su tono de voz sonó casi altivo a agregar: "Y estoy con Raph. ¿Qué. es. eso?"

"Ugh, ¡¿Quieren quitar esa luz de mi cara?!" Gruñó Ramón, ya harto. Se quitó los brazos del frente y los enfrentó, mostrando sus dientes en un siseo salvaje. "¡Ya es bastante con tener a este en mi pierna!"

Hubo un jadeo audible proveniente de más de una persona y la luz que golpeaba su rostro se movió para que dejara de cegarlo, permitiéndole ver de nuevo sin que le doliera. Aún así, el flash repentino lo dejó con manchas en su visión y cerró los ojos, restregándose los párpados para aclararse.

"Maldita sea…"

"¡¿Y ese quién es?!" Preguntó nuevamente la voz áspera. "¿Es otra tortuga?"

"¿A tí que te parece?" Ramón mordió con fastidio, finalmente quitándose las manos de la cara y abriendo los ojos para poder ver, con los párpados entrecerrados.

Más adelante, por el mismo camino en el que había seguido los chirridos de Shelliot (¿O fueron de Mikey? Ya no estaba seguro) y por donde Mikey simplemente había hecho acto de aparición, otras tres personas habían llegado y cerraban el paso, dos de un tamaño similar y una más grande detrás de ellas, con dos faros de luz en su poder. Gracias a la nueva claridad de lo que parecían linternas, Ramón pudo ver mejor algunos detalles y los colores.

Para empezar, todos tenían piel verde.

Estaban en distintos tonos, claramente, pero era verde en general. El recién llegado más grande no solo era alto, era corpulento, probablemente musculoso. Vestía un suéter tejido rojo que Ramón estaba seguro era del tamaño de un adulto y lo que parecía ser una máscara tipo pañuelo del mismo color, con una linterna en su mano y una larga y gruesa cola como la de un cocodrilo cayendo detrás de él. Los otros dos eran más cercanos al tamaño de Ramón y más delgados. El de piel más oscura usaba una sudadera morada y, igual que el rojo, una máscara de pañuelo a juego. No tenía cola visible. También llevaba gafas y en su mano cargaba… una especie de aparato plegable. ¿Era una consola de juegos con una antena?.

Y el último, el de piel más clara y que tampoco tenía una cola visible, tenía marcas rojas en su cara, usaba una chaqueta azul celeste con una correa que cruzaba su pecho en diagonal, un pañuelo del mismo color que su chaqueta en la cabeza, la linterna en su boca, y…

Ramón tuvo que concentrarse para estar seguro de lo que estaba viendo.

"¿Eso es una espada?"

El de azul se enderezó de su supuesta postura de ataque y se quitó la linterna de la boca, apuntándola hacia el suelo y sonriendo con burla al contestar:

"¿A ti qué te parece?"

Ramón le frunció el ceño y resopló, para nada divertido.

"Pero bueno, ¿Quién eres tú?" Preguntó entonces el de azul de nuevo, poniendo la cuchilla de su espada hacia abajo y apoyándose sobre ella casualmente, como si fuera un bastón. "¿Y por qué tienes a nuestro hermanito en tu pierna, si se puede saber?"

"¿Esto es tuyo?" Preguntó Ramón de vuelta, levantando una ceja y apuntando a la tortuga que, ahora que había más luz, sabía que usaba ropa anaranjada y tenía piel verde.

Mikey seguía aferrándose férreamente a su pierna como si lo hubieran pegado a ella con pegamento industrial, con los ojos llenos de lágrimas. Miró a sus hermanos y se animó.

"¡Chicos!" Llamó a los otros, pero en vez de soltarse e ir con ellos, apretó aún más la pierna del espalda de diamante. "¡Ayúdenme, Ramón no quiere venir a casa con nosotros!"

Hubo una breve pausa, mientras los otros tres procesaban la información.

"¿Qué?" El de morado fue el que respondió finalmente, haciendo como si levantara una ceja (espera, ¿Sí tenía cejas?. Ahora que Ramón se fijaba, parecía tener estas marcas negras en la tela de su máscara…) mientras los miraba inexpresivo. Los otros dos también miraban confundidos.

"Mikey, pensé que papá te había dicho que no podíamos adoptar gatos callejeros" se burló nuevamente el de azul, con su sonrisa molesta haciéndose más grande ante su propia broma. "Ni siquiera sabes dónde ha estado"

El ojiazul se estaba hartando.

"No puedo con esto" soltó y, agachándose, golpeó el centro de la frente de Mikey con los dedos. Lo suficientemente fuerte como para causarle dolor. No había querido hacerlo antes, pero no le estaban dejando opciones.

"¡Ay!"

Ramón aprovechó la oportunidad en la que la otra tortuga se alejó y soltó sus brazos de su pierna para sobarse, a lo que el de piel más clara sacó su pie aprisionado de un tirón, sin importarle cuando Mikey cayó hacia atrás con otro grito. Simplemente se giró encorvado en dirección a sus cosas y se metió al túnel angosto que había elegido para descansar, con los puños apretados y el paso firme, para regresar con Shelliot. El cual, esta vez, se había quedado obediente en su lugar.

"¡Espera!"

Ignoró el llamado, así como ignoró por completo el coro de pasos que probablemente se acercó para auxiliar al de naranja. Ramón llegó a sus cosas, se arrodilló y terminó de guardar todos sus objetos lo más rápido posible, esta vez sin molestarse mucho en el orden. Solo tomó sus pantalones mojados y los puso al fondo de su mochila, después el Tupperware con sus latas, la olla con jabón, su "kit de pesca", su cepillo, pasta dental y botella de agua. Cerró la mochila, alcanzó sus pantalones de repuesto secos y comenzó a ponérselos, manteniendo la vista fija en un curioso Shelliot a quién, aparentemente, le interesaban los recién llegados.

"¡Mikey! ¿Estás bien?"

"¡Oye!" Ramón frunció más el ceño de nuevo. "¡¿Qué le hiciste a Mikey?!"

"¡No le hice nada!" Se ajustó los pantalones, los cuales le llegaban hasta las rodillas como bermudas. El raspón de la izquierda se veía a medias. "¡Se puso a llorar él solo porque le dije que no!"

"¿Le dijiste que no a qué?"

"¿Por qué no le preguntas?"

"Mikey" preguntó la voz áspera, con un tono curioso pero amable. "¿Quién es ese chico? Es… ¿Otra tortuga? ¿De verdad?"

"Chí…" respondió la voz del de naranja, sorbiéndose la nariz audiblemente. Uf. "Se llama Ramón. Me encontré con su tortuga mascota y lo escuché chirriar, y pensé que era uno de ustedes. No sean malos con él"

Ramón alcanzó su mochila y se la subió a los hombros, ajustando el peso a su cuerpo. Otra cosa que notó desde que era una tortuga era su nueva fuerza, considerable a diferencia de antes, por lo que el peso del Tupperware y las latas que llevaba no eran la gran cosa. No como lo hubieran sido si siguiera siendo humano.

Tomó el chaleco de Floyd y luego se acercó a Shelliot, envolviéndolo con él como siempre y asegurándose de que estuviera bien cubierto antes de cargarlo en brazos.

"Oye, amigo, ¿Qué estás haciendo?" Le preguntaron de nuevo. Ramón se irguió para ver al chico de azul en la entrada del pasaje con su linterna en una mano y la espada en la otra. Ramón le frunció el ceño.

"Primero, no soy tu amigo" empezó. "Segundo, ¿Quién eres tú?. Y tercero: ¿Qué te importa?"

"Uf, qué carácter"

"¡Ramón, por favor!" Mikey volvió a suplicar, asomándose de nuevo a la entrada junto con el de azul, el cual hasta donde Ramón había deducido, era uno de sus supuestos hermanos, ya que no parecían mucho más grandes que él (excepto el rojo) y habían venido a buscarlo.

El humor ya malo de Ramón de repente se agrió, con su cerebro mostrándole una imagen de sus propios hermanos que hacía años que no veía.

Qué suerte tienen algunos.

"¿Por qué no quieres ser parte de nuestra familia?" Preguntó entonces el de naranja, con el labio inferior hacia afuera. La pregunta y el recordatorio hizo que el ojiazul se llevara las manos a las gasas de su mochila, apretándolas. "¡Somos tortugas todos, deberíamos llevarnos bien!"

"Los humanos son todos humanos y la mayoría apenas se llevan bien" dijo con hastío y una mueca, no pudiendo evitar recordar a sus hermanos y a sus peleas interminables, solo para evitar sentirse triste.

Ni siquiera entre familia los humanos se llevaban bien.

"¿Y qué sabes tú?. Vives en las alcantarillas como nosotros, ¿No?" El azul levantó una ceja, curioso. Los otros dos ya se habían parado detrás de ellos para ver a Ramón. "¿Siquiera has visto a un humano en persona antes?"

"Claro que lo he hecho. Yo solía ser humano"

La respuesta de los otros cuatro fue una sorpresa conjunta enorme.

"¡¿¡¿¡¿¡¿QUÉ?!?!?!?"

Continuará…

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¡Y ese fue nuestro segundo capítulo, muchachas! (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ ¿Qué les pareció?

Esta vez no hay demasiado que analizar o mencionar, pero todavía hay algunas cosas interesantes. Para empezar, técnicamente, seguimos en el capítulo 1 de la historia. XD

En serio, en mi lista de Capitulos, en cuestiones de trama, seguimos en lo que sería el capítulo 1. Supongo que por la forma en la que lo estoy escribiendo, pues ya saben que siempre me alargo. Y la idea es hacer estos capítulos cortos (técnicamente). Pero para el próximo capítulo ya deberíamos estar cruzando el puente entre el cap 1 y cap 2 originales, ¡Así que todo bien!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧

Pero en fin. Volviendo al tema- ¡Ramón finalmente tiene un encuentro con las tortugas!. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Es un poco menos emocionante de lo que planeé originalmente, si soy honesta, pero como ya he dicho en varias ocasiones, soy escritora sobre la marcha, así que incluso con mi planeación, tengo mucho margen de maniobra para experimentar y dejar que todo fluya. El encuentro de Mikey y Ramón es menos "¡Ay, eres otra tortuga!" con Ramón, obviamente, pensado en la posibilidad de estar en la Ciudad Oculta de nuevo, pero descubriendo rápidamente que no es así.

Y sí, en esta AU, los chicos sabrán algunas cosas de su Lore desde el principio. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Simplemente no me creo que Ramón guardaría el secreto de haber sido mutado por Draxum o lo que le pasó. Es decir, ya está mutado y está frente a otra tortuga como él, así que tiene sentido que le haga preguntas sobre si conoce al hombre, cosa que encuentra extraña cuando Mikey dice que no lo conoce, a pesar de, supuestamente, ser como él.

Pero tal vez pronto lo conozcan, porque por supuesto que estos niños no se van a quedar callados con el cuento ante su padre. (⁠.⁠ ⁠❛⁠ ⁠ᴗ⁠ ⁠❛⁠.⁠). Y ya veremos cómo Splinter reaccionará ante eso.

Pero en fin, por supuesto, los niños no pueden concentrarse mucho en un solo tema, así que después de que Mikey confirme que no conoce a Draxum ni quiere hacerle daño a Ramón, comience a explicarle cómo fue que llegó hasta allí. Y sí, aquí Mikey tiene su cosa de tortuga de caja de sentir la necesidad de volver a casa. XD Pero no se preocupen, no es algo que ocurra automáticamente cuando se queda solo. Si conoce el camino a casa, todo joya, pero si pasa demasiado tiempo sin reconocer el lugar y sin nadie que pueda hacerle compañía, entra en trance y comienza a andar por ahí. Fue así que llegó con Ramón y Shelliot.

También, mi muchacho y sus hermanos tienen cola y otras características de tortuga, porque me gusta cuando la gente los describe así. De hecho, el otro día les pregunté a ustedes en el perfil y un par me dijo que les gustaba, así que decidí agregarlo. :V Olvidé mencionarlo en el capítulo 1.

Pero bueno, Mikey es un niño educado, obviamente que le pregunta a Ramón por su nombre. Ramón tampoco ve razones para no decirle su nombre, así que se lo dice. Y por alguna razón, a diferencia de con Poppy, siente la necesidad de decir su apellido también, lo que desencadena la charla de los nombres porque como dije, los niños no pueden concentrarse en un mismo tema mucho tiempo. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Por cierto, la parte del "nombre italiano" es una referencia breve a la película de TMNT Mutant Mayhem, en donde a media película tienen una charla similar sobre los apellidos y realizan que no tienen uno, así que Mikey se inventa el suyo aprovechando que tiene dos nombres. No recuerdo cómo era exactamente el diálogo, así que discúlpenme si no es exactamente igual. Es más una referencia con el nombre que se inventó: "Michael Angelo".

Después tenemos a Mikey felizmente ofreciéndole a Ramón ser su familia. Sé que es un poco repentino que él simplemente le ofrezca a una tortuga random que se encontró en las alcantarillas ser su familia, pero recordemos que es Mikey, el mismo que estaba dispuesto a darle a Draxum, su una vez enemigo que literalmente quería matarlo a él y a sus hermanos en varias ocasiones, su ✨Arco de Redención✨. Porque lo encontró miserable y pues lo reconoce como familia (y es técnicamente su "otro papá"). Y al nunca haber visto a otra tortuga mutante aparte de sus hermanos, Mikey llega a la conclusión de que Ramón puede ser familia también. ¿Por qué no?. Es decir, ni él ni los demás saben de dónde vienen las tortugas mutantes para empezar, así que si aparece otra, ¿Por qué no adoptarla?.

Quiero decir, algo similar pasó con Rise Karai. No la conocían de nada y era humana, pero solo al saber que se trataba de un ancestro suyo rápidamente la aceptaron como parte de la familia y la nombraron abuela. Y todo como en, 30 minutos.

Aunque también hay otra razón para que Mikey simplemente le ofrezca ser familia a Ramón, pero eso ya es spoiler, así que tendremos que esperar a ver qué p3dø.

Entonces, ¡Pasamos a los chicos!. (⁠☆⁠▽⁠☆⁠).

No hay mucho que decir que no se vaya a mencionar después, excepto por el aparato rastreador de Donnie, que es un guiño a uno que tenía 2012 Donatello, que se trataba de una consola Game Boy con batidoras encima. Quería dejarles una imagen, pero no conseguí una buena. Lo siento. :'V

Pero en fin, decidí darle a Donnie su propio cachivache rastreador casero, que vendría siendo un Game Boy Avance SP. Y uno morado porque, por supuesto que sí. Solo imagínense uno de estos con una antena pegada atrás y listo. XD

También, Leo tiene su arma en mano. Sé que siendo niños probablemente no estén tan entrenados en usarlas como ya de adolescentes (lo que tampoco es mucho), pero Splinter no está pendiente y de todos modos, hay un corto por ahí que los muestra de chiquitos (como de 4, 5 y 6 años) jugando con sus armas y lastimándose como mensos, así que el que Leo lleve una katana por si acaso no es muy raro… aunque para Ramón tal vez sí, pero ya lo veremos más adelante.

Finalmente, el encuentro general. Una vez más, no es la gran cosa de "¡Wow, es una tortuga!" Porque Mikey está llorando por alguna razón y Ramón es hosco, así que ni modo.

También, puntos extra al que reconozca el diálogo de Ramón hacia Leo cuando le pregunta qué hace. (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧

¡Pero eso es todo!. Nuevamente, vayan diciéndome qué tal va la historia de este AU y cómo están sintiendo el ritmo de cada capítulo. A mí esta historia está siendo extrañamente fácil de escribir, así que, creo que el ritmo está bien fluidito, pero no lo sé. ¿Ustedes qué piensan?.

Las estaré leyendo.(⁠◠⁠‿⁠◕⁠)

Adieu.

 

Chapter 5

Chapter Text

Capítulo 3
"Un Cuarteto Ruidoso"

Todos lo miraron con los ojos como platos, lo cual extrañó a Ramón cuando se dió cuenta de la forma en la que lo miraban, como si hubiera dicho la cosa más extraña e increíble del mundo.

Es decir, lo era teniendo en cuenta que actualmente Ramón era una tortuga gigante parlante, pero ellos también lo eran y ya llevaban un rato hablando, así que no entendía sus reacciones. Sin mencionar que era de suponer que una de las opciones de su existencia fuera que una vez antes llegó a ser humano, ¿Verdad?. Porque las historias de científicos locos que se convertían en monstruos por sus experimentos o convertían a otros humanos en monstruos era bastante típico, ¿Verdad?. No podía ser que a ellos no les hubiera pasado lo mismo. Es decir, incluso si no conocían a Draxum o a la extraña y misteriosa Ciudad Oculta (según Mikey), ellos eran tortugas parlantes como él, así que probablemente ellos también fueron humanos en algún momento, ¿Verdad?.

¿…Verdad?

Hizo una pausa y miró de nuevo a Mikey y a los que aparentemente eran sus hermanos, ceñudo y procesando lentamente sus expresiones. Entonces, comenzó a realizarlo, cosa que lo hizo abrir los ojos cada vez más a medida que lo consideraba.

¿Ellos no habían sido humanos antes también…?

No tardó en recibir su respuesta.

"¡Imposible!"

Ramón hizo una mueca ante el estridente chillido de uno de los tres recién llegados, quién de inmediato se animó y se llenó de energía. El de morado con lentes cuadrados se adelantó y empujó a Mikey y al azul a sus lados como si fueran puertas, sin importarle sus gritos de sorpresa y apartándolos de su camino para rápidamente correr hacia Ramón. De un momento a otro, el de morado se paró frente a él y lo enfrentó, con una mirada desesperada y casi enloquecida de…

¿Interés?.

"¡¿Solías ser un humano?!"

"¿Ssssssssssssssssssí…?" Ramón lo miró con confusión, con la idea de que ellos nunca habían sido humanos asentándose cada vez más, lo que no sabía si debía de preocuparle o no. "Un tipo llamado Draxum me capturó hace como un mes y me convirtió en… esto" hizo una ceña a su cuerpo con una mano tímidamente, sosteniendo a Shelliot con la otra. Miró ceñudo al de lentes (y cejas. Porque efectivamente tenía cejas en su pañuelo morado), ahora con la curiosidad apoderándose de él. "Ustedes… ¿No eran humanos también?. Mikey me dijo que no conocían a Draxum, pero fue Draxum quién me convirtió en esto a partir de Shelliot"

Eso fue extraño. Una cosa era que no conocieran a Draxum, ¿Pero nunca habían sido humanos?.

Osea que nacieron siendo ya… ¿Tortugas parlantes?.

¿O fueron tortugas normales? ¿Como Shelliot?.

¿Shelliot se hubiera convertido en una tortuga parlante también si se hubieran quedado con Draxum?.

Ahora no podía evitar preguntárselo.

"No. Raph y todos hemos sido tortugas desde que Raph recuerda" dijo el más grande de ellos, el de rojo, desconcertado e incrédulo. La atención de Ramón volvió a los cuatro frente a él. "Nunca antes habíamos sido humanos. De hecho, papá nos ha advertido que tuviéramos cuidado con ellos porque podrían ser malos con nosotros. Porque somos tortugas"

"¡Yo tampoco recuerdo que hubiéramos sido humanos alguna vez!" Concordó el morado, con los nervios a flor de piel. "¡Y mi memoria es excelente! Nosotros nunca hemos sido humanos…" volvió a mirar a Ramón, con un brillo casi desquiciado en sus ojos que atravesaba el vidrio de sus anteojos. "¿Como te convertiste en tortuga, exactamente? Y no te guardes los detalles. Dinos todo lo que sepas al respecto. ¿Cómo era tu vida antes de ser tortuga? ¿Dónde ocurrió? ¿Cómo fue? ¿Quién es ese Draxum? ¿Es científico? ¿Te transformó por una máquina? ¿Un suero? ¡Dime!"

La tortuga contraria lanzó sus manos hacia adelante y atrapó los hombros desnudos de Ramón sin aviso, con una de ellas sosteniendo un aparato raro. El espalda de diamante se puso rígido al más mínimo contacto, pero no duró, con el de lentes soltándolo de inmediato y retrocediendo de un salto con una mueca de desagradable sorpresa.

"¡Ay, estás frío!"

Ramón también retrocedió por instinto, abrazando a Shelliot a la defensiva y soltando un siseo inconsciente.

"Ya bájale, Donnie. Lo estás poniendo nervioso" mencionó el azul, mirándolo de arriba a abajo con su propia mueca. "Y él ya luce bastante tenso"

"¡¿Es que no lo entiendes, Nardo?!" Replicó el de morado, volteando a ver al de azul. "¡Él podría tener información valiosa sobre nuestros orígenes! ¿Es que acaso nunca se han preguntado de dónde venimos? ¿Por qué somos tortugas? ¿Por qué nuestro padre es una rata y no una tortuga como nosotros? ¡Porque biológicamente es imposible que estemos relacionados!"

Ramón estaba cada vez más perdido con estos chicos. Entrecerró los ojos con extrañeza por tercera o cuarta vez esa tarde y preguntó: "¿Tú papá es una rata?"

"¡Sí, es una rata gigante!" Dijo Mikey alegremente, aparentemente siempre contento de hablar sobre su familia.

"¿Gigante?"

"Bueno, gigante para una rata" aclaró el niño de la espada, recostándose contra la pared encorvada del angosto túnel con su arma en una mano y la linterna apuntando a su dirección. Su expresión era relajada, casi aburrida. "Hace rato que se nos quedó chaparro"

"Y por mucho que quiera a nuestro querido papá, es imposible que sea nuestro padre biológico. En especial porque todos nosotros somos diferentes especies de tortuga, lo que solo hace incluso más improbable que tengamos relación consanguinea… a menos que hayamos sido humanos en algún momento, claro" teorizó el morado, con expresión salvaje. "¡Podríamos haber sido bebés humanos que fueron mutados en diferentes especies de tortuga poco después de nacer!"

"Eh, ¿Pero no nos dijo papá que éramos tortugas bebés desde el principio?" Recordó el de rojo con una expresión pensativa, un dedo en la mejilla. "Así que, realmente nunca hemos sido humanos"

El de morado se desanimó y se encorvó con decepción, chasqueando la lengua.

"Ugh. Es cierto, dejé que mi emoción dejara de lado los hechos obvios" murmuró entre dientes… pero luego se llevó la mano libre a la barbilla, repensando. "Sin embargo, papá nunca ha sido muy abierto a mis preguntas sobre de dónde venimos, así que podría haber mentido"

El de azul tarareó, asintiendo de acuerdo. "Mhm. Sí, eso suena como papá"

"¡El punto es!" Volvió a enderezarse, apuntando a Ramón con una garra y haciendo que este se tensara ante el movimiento repentino. "¡Él podría saber de dónde vienen las tortugas mutantes! ¡Podría haber más como nosotros y no lo sabríamos porque nuestro papá se mantiene esa importantísima información para él solo! ¡Lo cual es injusto!"

"Pero no entiendo, ¿Por qué papá nos ocultaría el que haya más tortugas mutantes?" El rojo frunció el ceño, mirando hacia abajo. "Él dijo que eramos los únicos y que era peligroso que subiéramos a la superficie porque entonces nos capturarían y nos harían cosas malas, porque a los humanos no les gustan mucho los mutantes"

"¡Ramón dijo también que hay una ciudad mágica!" Mikey aportó, con una sonrisa emocionada. "¡Una con brujas, sirenas y faunos! …Aunque no sé qué es un fauno" miró a Ramón, con la cabeza ladeada. "Ramón, ¿Qué es un fauno?"

"Bueno-"

"Michael, ¿Cuántas veces tengo que decírtelo?" Dijo el morado con fastidio, mirando a su hermano. "La magia no existe. Son cuentos de hadas"

"¡Pero Ramón dijo que venía de allá! ¡Y que ese Draxum que lo secuestró también vivía allí!" Exclamó con un puchero. "¡También dijo que ese Draxum no era humano!"

El azul levantó una ceja. "Espera, ¿En serio?"

"Eso-"

"¡Tal vez se trate de otro mutante! ¡Un mutante creador de mutantes!" Refutó el de gafas.

"¿Ah sí? ¿Y qué hay de la ciudad con faunos y sirenas?" Devolvió el naranja, defensivo.

"¡Mutantes también! Los seres mágicos no existen y si lo fueran, probablemente se tratarían de críptidos. Como el monstruo del lago Ness o Pie Grande"

"¿Y qué tal si el monstruo del Lago Ness y Pie Grande son seres mágicos?" Sugirió el azul, comenzando a sonreír.

"¡Claro que no! Todos saben que es mucho más probable que se traten de seres prehistóricos que han logrado sobrevivir a la evolución humana y a los cambios ambientales en la Tierra, ¡Nessie podría ser fácilmente un plesiosaurio moderno!"

"¿Qué rayos es un plesisaurio?"

"Ple-sio-sau-rio. Son un orden extinto de saurópsidos sauropterigios que aparecieron a principios del período Jurásico y perduraron hasta la extinción K-pg al final del Cretácico, habitando en todos los mares"

"No tengo ni idea de cómo dijiste sauro-no-sé-qué tan rápido"

"¿O sea que es un dinosaurio?" Preguntó Mikey, ahora curioso.

"¡No es un dinosaurio!"

"¿Cómo no va a ser un dinosaurio?" Mikey frunció el ceño. "¿No acabas de decir que es del período cetácico?"

"¡No es cetácico! ¡Aaargg!" El de morado se restregó la cabeza histéricamente, ya sumergido en el debate. Los miró a todos con desesperación. "Los dinosaurios se definen como el último ancestro común del gorrión y el triceratops y todos sus descendientes. Cualquier cosa que quede fuera de esta definición no es un dinosaurio. Los plesiosaurios, los pterosaurios y los sinápsidos tempranos como el dimetrodon quedan fuera y, por lo tanto, ¡No son dinosaurios! ¡Y es Cretácico, Mikey, no cetácico!"

"¿Y qué son los cetáceos?"

Ramón siguió escuchando las exclamaciones del de morado y las preguntas y piquetes del naranja y el azul, pero por mucho ruido que captaran sus oídos, su cerebro se desconectó. De repente, lidiar con estos hermanos le estaba siendo muy agotador y con cada segundo que pasaba oyéndolos divagar, sentía sus hombros cada vez más pesados. Y no solo por la mochila. Shelliot también comenzaba a sentirse más difícil de cargar, los párpados del espalda de diamante difíciles de mantener abiertos.

Por Dios, Ramón estaba muy cansado.

Y no era el único.

Raphael solo pudo suspirar con cansancio cuando sus hermanos nuevamente se metieron en un debate de Ciencia VS Magia, algo que solía ser bastante común entre Mikey y Donnie, los dos polos opuestos de dichas creencias. Con Leo apoyando a Mikey como siempre porque él también era un amante de la magia y porque disfrutaba muchísimo de poner a Dee de los nervios, así que para Leo, estas discusiones eran premio doble.

Pero bueno, al menos todos estaban juntos de nuevo y Mikey estaba, aparentemente, sano y salvo, así que podían regresar a casa pronto y hacer como si nada hubiera pasado.

…O bueno, casi nada.

El otro chico tortuga que Mikey había encontrado seguía al otro lado de sus hermanos que discutían, con una mochila vieja en su espalda y lo que parecía ser una tortuga normal más pequeña envuelta en una tela oscura entre sus brazos. Estaba claro para Raph que efectivamente se trataba de otra tortuga, pues tenía un plastrón y un caparazón, aunque a diferencia de ellos, su piel no era verde. En realidad era pálida, casi blanca, con diminutas manchas y marcas como las de Leo, pero en vez de ser de colores, se trataban de pecas y rombos oscuros. Era muy bonito y Raph se preguntó brevemente qué clase de tortuga sería. Él y su amiguito en brazos, ya que este también tenía piel pálida y manchas oscuras en ella.

También se preguntó brevemente de dónde habían salido, por supuesto, no pudiendo evitar su curiosidad.

Raph nunca antes había visto a otra tortuga. Al menos no fuera de las tortugas normales que veía en la televisión, en los libros de papá y Donnie y, por supuesto, en sus propios hermanos todos los días. Siendo más específicos, Raphael nunca antes había visto a otra tortuga mutante como ellos que NO fueran sus hermanos, por lo que su curiosidad era grande. Al igual que el de morado, el de rojo sentía la necesidad de saber más sobre él, así como de preguntarle con respecto a sus orígenes y si sabía si habían más tortugas como ellos por ahí.

Normalmente el de rojo no era de los que se hacían grandes preguntas, pero por supuesto, había llegado a preguntarse más de una vez por qué era una tortuga. No es que tuviera algo contra su naturaleza. ¡Le gustaba ser como era!. Pero a veces, se preguntaba por qué no era una tortuga más pequeña como sus hermanos. Por qué era una tortuga mordedora caimán y no una tortuga de caja como Mikey, o un deslizador de orejas rojas como Leo, o un caparazón blando como Donnie. ¿Por qué él tenía que ser el más fuerte y grande? ¿Era porque era el hermano mayor? Admitía que le gustaba ser fuerte y grande para proteger a sus hermanos menores, pero a veces ser tan grande era problemático. Raph todavía estaba aprendiendo a controlar su fuerza y siempre temía lastimar a sus hermanitos por accidente cuando jugaban.

La idea de que pudieran haber más tortugas por ahí le hizo preguntarse si habrían más tortugas de su especie. Otros mordedores caimán grandes y parlantes como Raph que pudieran enseñarle cómo controlar su fuerza y jugar sin miedo con sus hermanos pequeños. También la situación le planteó otras preguntas. ¿Cómo fue que él terminó con sus hermanitos?. Raphie los amaba mucho a todos, pero Donnie tenía razón. Eran todos tan diferentes y según las investigaciones de Donnie, era raro que algunos de ellos convivieran con otras especies sin ser hostiles. Por lo menos, las tortugas mordedoras y los caparazones blandos eran peligrosos y agresivos incluso entre su propia especie, básicamente territoriales, así que, ¿Cómo terminaron ellos dos junto a un deslizador y una tortuga de caja? ¿Papá los eligió así a pesar de todo? ¿Podías elegir qué bebés querías y cuantos querías? ¿Y por qué papá habría querido tener hijos tortuga y no otras ratas mutantes como él?.

Todas esas preguntas sin respuesta no tardaron en marear un poco a Raph. De nuevo, pensar demasiado en estas cosas no era lo suyo, sobre todo si era difícil, y todo el asunto de sus orígenes planteaba demasiadas incógnitas para que su cerebro las procesara del todo, así que hizo lo que mejor sabía hacer: dejar su mente en blanco y no pensar. Era mejor dejarle eso a su hermano más listo y que él resolviera todas las partes difíciles del misterio, pues a Raph le iba a dar dolor de cabeza con tantas preguntas, a pesar de su propia curiosidad.

Y de todos modos, todavía tenían que volver a casa antes de que papá despertara, se recordó. Tenía que cortar esta discusión y convencerlos de que se marcharan de allí.

Así que sacudió la cabeza y volvió a la realidad, concentrándose en las tortugas más bajitas. Ahora mismo, sus tres hermanos estaban hablando exhaustivamente sobre las ballenas y la película de Nemo, por alguna razón. Raph decidió no analizarlo demasiado. Abrió la boca para llamarlos y obtener su atención.

Pero antes de que pudiera hacerlo, sus ojos vagaron más adelante y se fijó en la cuarta tortuga que estaba más lejos de nuevo, mirándolo un momento.

El chico que Mikey había encontrado… Ramón, ¿Dijo que era su nombre?. Parecía un poco decaído. Sus sentidos de hermano mayor se pusieron en alerta al notar la forma en la que el chico estaba encorvado y tenía la cabeza ligeramente gacha, con los ojos cerrados y la boca torcida en una mueca de incomodidad. Parecía agotado, justo como Donnie cuando pasaba varias noches despierto tratando de resolver un problema con una de sus máquinas, pero sin llegar a la solución. O cuando simplemente estaba estresado o abrumado.

Raph no tardó en preocuparse por él. ¿Estaba bien?.

"¡Chicos!" Los llamó finalmente, con el suficiente volumen para atraer su atención y un gruñido profundo que significaba «basta». Era algo que no solía usar a menudo, a menos que fuera para controlar una discusión que se salía de control.

Por lo que todos dieron un respingo al escucharlo y se callaron de inmediato, incluido Ramón, quien se puso en alerta de nuevo nervioso y los volvió a mirar con sus ojos grandes y azules.

…Los cuales tenían ojeras. Raphael le prestó atención con la luz de las linternas y se dió cuenta de que el chico tenía ojeras. Y unas terribles. ¿Cuando había sido la última vez que había dormido?.

"¿Raph?"

Ignoró a Leo y los apartó a él y a Mikey amablemente, entrando al túnel por primera vez y acercándose a Donnie y a Ramón. Apartó a Donnie también, quien le cedió el espacio frente a la tortuga de piel pálida cuando se dió cuenta de que se dirigía a él. Ramón lo miró desde abajo, abrazando a su tortuga mascota. Parecía más nervioso ahora que ambos estaban frente a frente.

Ramón frunció el ceño, en un intento de mantener la compostura, y le habló. "¿Qué?"

Raph se agachó un poco, procurando estar a la altura de los ojos. Algo que había aprendido que debía de hacer con los animales era parecer más pequeño, ya que su tamaño lo hacía naturalmente intimidante. Ramón no era un animal, pero tampoco quería asustarlo…

"¿Estás bien?" Le preguntó suavemente, con un tono tranquilo. Su pecho retumbó con una vibración.

Tranquilo, tranquilo. Todo está bien

Ramón, siendo una tortuga, pareció captar el mensaje y se relajó. No mucho. Pero sí un poquito. Sin embargo, aún parecía a la defensiva frente a Raph.

"Yo…" su voz tembló un poco y carraspeó, aclarándose antes de volver hablar, firme. Parecía indeciso sobre si mantener el contacto visual con Raph o no, con sus ojos azules yendo y viniendo entre Raph y el suelo. "¿Qué te importa?"

"Pareces cansado" dijo Raph, y estaba siendo honesto. El tipo parecía muy cansado. "Y estás haciendo una cara similar a la que pone Donnie cuando pasa varias noches sin dormir"

"¡No es cierto!" Replicó el morado al toque.

"Es verdad. Donnie usualmente luce más como un cadáver"

"¡Cállate, Nardo!"

Raph volteó de inmediato y los calló a ambos con un siseo áspero y fuerte, uno que tampoco solía usar a menudo… y especialmente no contra sus hermanitos, pero lo estaban interrumpiendo. Los gemelos volvieron a callarse.

El de rojo volvió a mirar a Ramón.

"¿De dónde vienes?" Preguntó entonces, queriendo saber. No por todo el asunto de lo orígenes, sinó genuinamente porque le interesaba. "¿Vives aquí en las alcantarillas? Podemos llevarte a tu casa, si te sientes muy cansado"

Ramón se le quedó mirando, abrazando a la tortuga más pequeña casi como si fuera un peluche o una manta de seguridad. Esta se asomó de su caparazón y trató de mirar a su dueño, quien solo torció los labios con ansiedad. Probablemente estaba considerando si responderle a Raph o no, pero Raph fue paciente. Una vez más, Raph no quería intimidarlo y mucho menos ponerlo nervioso. No más de lo que ya parecía estar, así que estuvo dispuesto a esperar su respuesta, si es que su contrario decidía dársela.

Al final, este lo hizo.

Pero no fue muy satisfactoria…

"No, no vivo aquí… vengo de la superficie. Hace unos días que ha estado lloviendo mucho en Nueva York" contó la otra tortuga, en voz baja y cuidadosa. "Y hoy nuestro refugio sucumbió al agua y perdí casi todas mis cosas, así que estoy buscando un nuevo lugar donde establecernos"

"¿No tienes casa?"

Ambos miraron a Mikey, quién se había escurrido por un costado de Raph y ahora la preocupación pesaba en su mirada.

Ramón negó lentamente, con el ceño nuevamente fruncido. "Por ahora no. Bajé a las alcantarillas para refugiarnos un rato mientras pensaba en dónde hacer un nuevo refugio. Prácticamente, está diluviando arriba"

"Espera, ¿Osea que vienes de la tormenta?" Ahora ambos gemelos se escurrieron a los lados de Raph, tomando cada uno un lugar a sus lados. Leo tenía el ceño fruncido y Donnie estaba mirando a Ramón con una ligera arruga en su frente. Donnie fue quién habló, entrecerrando los ojos sobre el otro. "¿Hace cuanto fue eso?"

¡Splat!

"¡Ay!" Mikey dió un respingo y todos lo miraron saltando lejos de algo en el suelo, lo cual aparentemente había pisado. Leo lo alumbró con su linterna y los hermanos notaron un montículo en un charco de agua con confusión.

"Eww, ¿Qué rayos es eso?"

"Esa era mi cubierta" explicó Ramón. "Fue lo único que encontré para protegerme de la lluvia antes de llegar"

Mikey lo miró parpadeando, con uno de los pies levantados para evitar el charco, que si se observaba con atención, parecía una tela. "¿Eh? ¡Pero si está súper mojado!. Y muy frío"

Donnie frunció más su ceño y volvió a adelantarse a Ramón. Este apenas pudo reaccionar cuando Donnie volvió a tocarlo con su mano libre. Pero en vez de tocar su hombro, tocó una de las mejillas de Ramón, y sus ojos se abrieron como platos en alarma cuando la retiró de nuevo, casi como si lo hubieran quemado.

"¡Estás helado!" Exclamó, mirando a la otra tortuga con los ojos abiertos. "No me extraña que Raph te vea tan cansado. ¡Tu temperatura corporal debe de estar muy baja! ¡Eso es peligroso! ¡¿Sabes el frío que hace aquí?! ¡Y vienes de la lluvia!" Donnie estaba preocupándose. "¡Te estás congelando a cada minuto!"

Mikey jadeó de horror. "¡Oh no!"

"Hay que llevarlo a casa, entonces" sugirió Leo, esta vez serio. "Podemos hacerle un nido y acostarlo un rato bajo la lámpara de calor. Le hará bien"

Ramón se animó y retrocedió nuevamente, volviendo a subir sus defensas. "¡No voy a ir con ustedes a ninguna parte!"

Los hermanos saltaron un poco sorprendidos por la nueva hostilidad y se miraron entre ellos, compartiendo una preocupación en conjunto que ya estaba creciendo. Para Raphael, no hizo falta verbalizar lo que ya estaban pensando sus hermanos: este chico, desconocido o no, ya les importaba. Aunque fuera en distintos grados. No importa si una vez fue un humano, no importa si era grosero, no importa si no quería tener nada que ver con ellos. Después de escuchar todo eso, estaba claro que necesitaba ayuda. Aunque fuera un poquito.

Y sin hablar, todos asintieron, estando de acuerdo en ayudarlo.

León no tardó en tomar la iniciativa, avanzando como si le hablara a un Dee con exceso de cafeína o a un Mikey con exceso de azúcar, usando su voz persuasiva.

"Oye, tranquilo, viejo. Creo que no lo entiendes" empezó él, con la cuchilla de la espada hacia abajo y la linterna hacia adelante. "¿Hace cuanto dijiste que eres una tortuga? Como, ¿Un mes?. No sé si lo sepas, pero el frío no es nada bueno para los reptiles"

"No solo no es bueno. Teniendo en cuenta la temperatura actual de las alcantarillas y que vienes directamente de la lluvia torrencial, es muy posible que si te quedas aquí más tiempo sin recibir calor, te arriesgues a desarrollar los síntomas de la brumación, e incluso pulmonía e hipotermia" aportó Donnie, levantándo su Game Boy y comenzando a juguetear con los botones. Probablemente preparando el mapa con una ruta rápida que los llevaría de vuelta a casa, si Raph conocía bien a su hermano.

Ramón, por su parte, parecía confundido. "¿Brumación…?"

"Es cuando un reptil simplemente siente ganas de dormir cuando hace frío" explicó Leo brevemente. "Suena inofensivo, pero no creo que quieras desmayarte en cualquier parte de las alcantarillas. Especialmente si llevas a este contigo" alumbró a la tortuga arropada en sus brazos.

Los ojos del otro se abrieron un poco, comenzando a preocuparse al respecto. "¿Eh?"

"Oye, um. Ramón, ¿Verdad?" Este volvió a prestarle atención a Raph, quien seguía semi-encorvado. Él mantuvo su tono suave. "Sé que no nos conoces de nada y tiene sentido que no quieras seguirnos, pero al menos ven con nosotros para que puedas calentarte. No nos gustaría que te enfermaras o algo peor"

"Sí, hazle caso a los expertos" el de azul asintió. "Después de todo, hemos sido tortugas toda nuestra vida. Sabemos lo que estamos haciendo. Además, apuesto a que tu amiguito también debe de estarse muriendo de frío. No es que ese trapo en el que lo tienes envuelto no se vea cálido, pero no creo que sea suficiente. ¡Hasta yo que llevo chaqueta me estoy congelándo aquí!" Exclamó exageradamente. "No me molestaría volver a casa ahora y envolverme en algunas mantas, ¿Me entiendes?"

Ramón los vió a los cuatro, con los ojos azules grandes como los de un gatito perdido, lo que solo hizo que Raph quisiera con más ganas llevárselo a casa y cubrirlo con una manta. No sabía qué edad tenía Ramón, ni de dónde venía exactamente, ni por qué antes era un humano, pero mientras más lo miraba, más le gritaban sus sentidos de hermano mayor para protegerlo y asegurarse de que estuviera bien, al igual que con sus hermanos pequeños. Y sí, probablemente se meterían en problemas con su papá si traían a un extraño a casa.

Pero estaría bien si ese extraño se trataba de otra tortuga mutante necesitada, ¿Verdad?.

La quinta tortuga, sin embargo, parecía en conflicto, agachando la cabeza y mirando a su pequeña mascota, con una mueca de inseguridad y nerviosismo mientras pensaba en aceptar la oferta. Y si se negaba, Raph estaba dispuesto a llevárselo gritando y pateando a la Guarida, no le importaba. Sus instintos no lo dejarían en paz hasta que se asegurara de que este chico estuviera caliente y a salvo.

Cuando Ramón comenzó a tardarse demasiado en darles una respuesta, Mikey volvió a acercarse a Ramón y le agarró del brazo suavemente, con los ojos oscuros agrandándose y dándole una poderosa mirada de cachorrito con la que podía conseguir lo que quisiera. Ahora mismo, el llevarse a Ramón a casa. Especialmente ahora que sabía que definitivamente el otro no tenía siquiera un hogar.

"¿Por favorcito?" Preguntó nuevamente, tierno y suplicante. "¿Por Shelliot?"

Ese pareció ser el punto de quiebre, haciendo que la tortuga más pálida se hundiera sobre sí mismo y soltara el suspiro más profundo y agotado que hubiera escuchado Raph jamás.

Pero su respuesta, esta vez, fue satisfactoria.

"Está bien… pero solo por un rato, ¿Okey?"

Todos se animaron.

Continuará…

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Bueno, esta vez no llegué a las 7000 palabras, pero creo que conseguí un largo bastante agradable. XD No voy a mentir, esta tercera parte fue un poco complicada de escribir. No porque fuera genuinamente difícil, sinó porque tenía muchas cosas que mencionar en este capítulo y pues, me enredé a tal punto que tuve que pedir ayuda externa.

Así que me gustaría agradecerle a AlesFicss (una usuaria de Wattpad) por hacerme el favorcillo de leer el borrador de esta tercera parte y decirme qué no cuajaba. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Por lo que pude publicarles esto con más tranquilidad de que estaría bien así como lo saqué. Para quienes no conozcan a Aless, es una escritora de habla español de Wattpad que tiene algunos libros (en su mayoría de TMNT) como "La historia de cuatro chicos enamorados" o joyitas como "Pequeñas historias de amor con las tortugas", Si tienen una cuenta de Wattpad, ¡Vayan a echarle un ojo a lo suyo si les gusta el amorsh!. (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧

¡Pero volvamos al capítulo!. Porque finalmente comenzamos a avanzar en la trama. Ya estamos en la transición del cap 1 al cap 2 de mi lista de Capitulos original, ¡Así que vamos joya!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧.

Pero díganme, ¿Qué les pareció? ¿Les gustó este tercer capítulo?. A mi me gustó bastante, aunque tiene sus detallines. Siento que los personajes hablaron demasiado (si eso es posible). (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Pero no sé, creo que los chicos de Rise se pondrían un poco parlanchines al encontrar a alguien nuevo con quién socializar. Además, son niños, así que hablar de cosas raras e inútiles es su especialidad.

De hecho y como dije, tenía muchas más cosas planeadas para esta capítulo, pero las recorté y finalmente las removí de la versión final por recomendación de Aless, quien me dijo que el cap quedaba mejor si lo finalizaba con Ramón yéndose con ellos. Pero no se preocupen, que lo que no puse aquí lo reciclaré para el capítulo 4.

Así que ya se saben qué toca ahora, muchachas. ¡Es momento de las curiosidades!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧. Y aquí vamos a tener más porque la conversación de los dinosaurios es muy interesante. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Pero vayamos en orden.

¡Entonces!. Como dije en el capítulo anterior, obviamente que Ramón no se guardaría del todo su situación como mutante y cómo pasó exactamente. En especial al supuestamente encontrarse con otros mutantes como él, asumiendo (no tan erróneamente) que también fueron humanos mutados por Draxum… excepto que los chicos nunca fueron humanos, aunque para ellos esa información se mantendrá ambigua hasta los siguientes capítulos. Y sí, obviamente que Donatello no podría quedarse callado ante tan interesante revelación. XD Me gusta mucho cuando en los Fanfics el tipo está genuinamente interesado en sus orígenes, porque por mucho que ame a su familia, naturalmente no le terminaría de encajar en la cabeza el por qué son tortugas de diferentes especies o por qué su papá es una rata. O para empezar, por qué son mutantes. Mi chico quiere saberlo todo, aunque sea para darle un poco de sentido a su inusual unidad familiar, pero hasta en la serie Donnie admite que el pasado de su padre es bien turbio. Osea, que el tipo literalmente apenas les decía nada. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Quiero decir, que a diferencia de otras encarnaciones de las tortugas, es el ÚNICO Splinter que nunca les habló a sus hijos sobre sus orígenes y, hasta donde sabemos, su pasado como humano/rata. Al menos no tan explícitamente. Quiero decir, el 2012 Splinter y el 2003 Splinter les dejó en claro su relación adoptiva y la naturaleza de su mutación hasta donde cada uno tenía entendimiento o conocimiento, pero Rise Splinter se quedó bien calladito sobre todo, siendo una gran revelación durante la segunda mitad de la primera temporada.

Pero bueno, como ya he dicho, en esta AU los niños le sacarán la sopa… o parte de ella. Ya veremos qué les dirá Splinter a los chicos y qué no, exactamente.

Aunque hablando de revelaciones, Ramón definitivamente no se esperó escuchar que el padre de estos fuera una rata. XD Inicialmente iba a ser una sorpresa que se revelara durante las presentaciones Splinter-Ramón, pero era inevitable que ese detalle se sacara a colación mientras hablaban de orígenes.

Pero en fin, continuando, sí, ya conocen cómo es Donnie con respecto a la magia. Y obviamente que aquí, sin haber conocido la magia mística aún, sería muy escéptico sobre ella. Ya veremos cuando Ramón le hable más sobre Draxum.

Sin embargo, la verdad es que Donnie no está tan equivocado sobre el hecho de que los Yokai son mutantes, ya que está confirmado que el Empíreo viene de los Krang. Y usualmente, los mutantes nacen de los Krang, así que efectivamente la raza Yokai son mutantes, solo que no fueron creados artificialmente por Draxum o apropósito, sinó que todo fue por accidente y pues, después todos se reprodujeron y se separaron de la humanidad.

Pero a pesar de no creer en la magia, ¡Donnie cree en los críptidos!. Para quienes no sepan, un críptido es una criatura cuya existencia no ha sido probada científicamente, pero que es mencionada en el folclore, la mitología o leyendas urbanas. Estas criaturas son objeto de estudio de la criptozoología, una disciplina que investiga la existencia de animales desconocidos para la ciencia moderna. Donnie cree en ellos porque a pesar de no tener sentido ni haber sido probadas científicamente, pueden tener más explicaciones lógicas que los fantasmas o las hadas, ya que normalmente las personas los asumen como animales. Así que tiene sentido para Donnie que se traten de animales mutantes o prehistóricos de la era moderna.

Después de todo, él y su familia existen, ¡Así que Pie Grande y el monstruo del Lago Ness son 100% una posibilidad!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧

Por cierto, "Nessie" es de hecho un apodo válido para el Monstruo del Lago Ness (lo sabrán si han visto el anime Dandadan. Una joyita). Pero no, lo del Plesiosaurio no es algo confirmado (que yo haya visto). Simplemente busqué dinosaurios acuáticos que pudieran parecerse a la supuesta imagen popular que se tiene de Nessie y la desarrollé de allí. Un plesiosaurio es uno de estos bichos:

Muy parecido a la imagen que se tiene de Nessie, ¿Eh?. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Así que sí cuaja.

Y sí, los Plesiosaurios no son dinosaurios. Para ser específicos, las criaturas acuáticas en general de la prehistoria se consideraban una cosa muy diferente que los dinosaurios. Claro, casi todos eran reptiles, pero aparte de las diferencias físicas obvias, no se les considera dinosaurios debido a que no tienen un ancestro en común. Por eso la gente dice que algunos de (o casi todos) los pájaros actuales son técnicamente dinosaurios modernos, pues tienen como ancestros a algunos de estos lagartos.

Ahora agárrense que el diálogo de Donnie sobre los saurópsidos es toda una clasesita. XD Lo que les pondré a continuación son varios resúmenes que saqué de wikipedia para que puedan entender fácilmente de lo que hablo.

Entonces, los sauropterigios (Sauropterygia) son un superorden de saurópsidos diápsidos, que vivieron desde el Pérmico superior hasta el Cretácico superior (ya hablaré sobre el período Cretácico). Se caracterizaron por una adaptación radical de sus hombros diseñados para sostener unas poderosas aletas; algunos sauropterigios posteriores desarrollaron una adaptación pélvica semejante a la de los hombros, como el Pliosaurus. Con la inclusión de las tortugas en Diapsida y varios estudios genéticos y fósiles concluyeron que están estrechamente emparentados con el orden Testudines (algunas familias de tortugas) y juntos forman el clado Pantestudines que filogenéticamente se incluye en Archosauromorpha, sin embargo, otros autores lo incluyen en Lepidosauromorpha.

Los saurópsidos, por su parte, son un clado de vertebrados amniotas al que pertenecen la mayor parte de los reptiles y todas las aves (lo que les dije hace rato). Tienen en común la posesión de escamas epidérmicas de queratina y un huevo amniótico virtualmente idéntico en todos ellos. Fueron muy diversos en el Mesozoico, época en la que surgieron los dinosaurios, pterosaurios e ictiosaurios. En la actualidad existen cerca de 9000 especies de reptiles y casi 10000 de aves que descienden de ellos.

Y los diápsidos son una subclase de amniotas saurópsidos (reptiles) que principalmente se caracterizan por presentar, originariamente, dos fosas temporales o fenestras a cada lado del cráneo tras la órbita ocular. No obstante algunos diápsidos como los ictiosaurios y los sauropterigios perdieron una fenestra temporal desarrollando la configuración Euryapsida (polifilética) y las tortugas consideradas anteriormente anápsidos perdieron las dos fosas temporales, la inclusión de las tortugas ha sido respaldada por los estudios filogenéticos, así como por evidencias fósiles recientes.

Si quieren más información, investiguen ustedes. Es mucho texto para mí y yo tengo que resumir un chingo de cosas todavía. XD

¡Ejem!. Pero bueno. Hablando del resto, el período Jurásico es una época de la historia de la Tierra que abarcó desde hace 201 millones de años hasta hace 145 millones de años. Es conocido por ser una época de gran diversidad de dinosaurios y por el surgimiento de las primeras aves. El Cretácico, por su parte, fue el último de los tres periodos de la Era Mesozoica, extendiéndose desde hace aproximadamente 145 millones de años hasta hace 66 millones de años. Se caracteriza por ser el más largo del Eón Fanerozoico. Durante este periodo, los continentes continuaron separándose (ya que teníamos a Pangea, el supercontinente del que descienden casi todos los continentes de hoy en día), las plantas con flores evolucionaron y los dinosaurios dominaron la tierra. El Cretácico finalizó con una extinción masiva, conocida como evento K-Pg, que marcó el fin de la era de los dinosaurios.

La extinción masiva del Cretácico-Paleógeno (K–Pg, anteriormente conocida como Cretácico-Terciario, o K–T) fue una extinción masiva repentina de tres cuartas partes de las especies de plantas y animales de la Tierra, hace aproximadamente 66 millones de años. La mayoría de especies de tetrápodos que pesaran más de 25 kg se extinguieron, con la excepción de algunas especies ectotérmicas como las tortugas marinas y los cocodrilos. Marcó el final del período Cretácico y el de la era Mesozoica, al tiempo que presagiaba el comienzo del Paleógeno, primer periodo de la era Cenozoica, que continúa hasta nuestros días.

Los cetáceos son, hablando generalmente, todos los mamíferos marinos. Como los delfines o las ballenas. Y sí, son mencionados en la película "Buscando a Nemo". Ya saben, cuando Dory menciona que sabe hablar cetáceo. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. E intentó hablar con una ballena y sí le salió.

Y bueno, con eso terminó la clase. XD ¡Continuemos el capítulo!.

Después de toda esa chacha, pasamos a una perspectiva centrada en Raph. Pensé que sería una buena idea comenzar a mostrar los puntos de vista de los hermanos también, aunque originalmente mi idea era que fuera todo desde la perspectiva de Ramón o neutrales, pero creo que igualmente habrían hecho falta perspectivas ajenas para completar ciertas escenas. Después de todo, sí o sí planeaba hacer una perspectiva de cada hermano en algún momento, así que todo bien.

Y puede que Raphie no conozca a Ramón de nada, pero sabe detectar a un hermano menor en apuros cuando lo tiene en frente. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Hay muchos Headcanons que dicen que fue Raph quien principalmente se encargó de sí mismo y sus hermanos porque Splinter tenía sus problemas, pero yo creo que es más una situación de "a medida que los niños crecen, el padre les presta menos atención". Splinter estuvo notablemente presente en sus infancias. Era un tipo muy distraído, obviamente, pero eso no significa que no estuviera pendiente de cuándo sus muchachos se metían en problemas. Aunque en la adolescencia obviamente que nunca supo qué estaban haciendo los locos pues ya eran adolescentes y supuso que debía de darles su espacio, ¿No?. Probablemente asumió que cualquier cosa en la que se meterían no sería tan grave… hasta que descubrió que ellos conocían a Draxum.

Aún así, puedo ver a Raph con ese sexto sentido de hermano mayor bien afinado, así que por supuesto que notaría el malestar de Ramón y trataría de hacer algo al respecto. Lo mismo con los demás al escuchar que prácticamente Ramón se ha estado congelando todo este tiempo. Esto no es un secreto, pero los reptiles no son buenos contra el frío y obviamente, si su temperatura corporal baja demasiado, pueden sufrir hipotermia y otras enfermedades relacionadas con el frío más fácilmente que un mamífero. Por lo que desconocido o no, un compañero tortuga sin casa se está congelando, así que los muchachos se ponen de acuerdo para la causa.

Y sí, los reptiles hacen la brumación, no la hibernación. El factor clave es que de vez en cuando en la brumación, los reptiles despiertan para buscar algo de comida y satisfacer algunas necesidades, mientras que en la hibernación, es un apagón completo.

También, puedo ver a Ramón no haciendo ciertas cosas por sí mismo, sinó más por los demás. Shelliot en particular es el único ser vivo que depende de él para sobrevivir, así que por supuesto que Ramón tomaría sus propios riesgos y medidas para mantenerlo seguro y a salvo. Ramón también tiene su propio sentido de la autoconservación, obviamente, pero también es considerablemente desconfiado (literalmente vivió en la calle por varios meses y fue secuestrado hace un mes), así que es natural que no quiera seguir a los chicos. Quién sabe a dónde lo llevarían.

Pero al final del día, todos son tortugas, y como los chicos llevan más tiempo siendo lo que son que Ramón, era obvio que él terminaría por seguirlos. Y esto es algo que Leo y Mikey saben con solo verlo. Como ya todos sabemos, Leo es canónicamente observador y persuasivo, mientras que Mikey es empático. Solo han interactuado con él por unos minutos, pero en ese tiempo Ramón a demostrado que es muy protector con Shelliot, así que por supuesto que ellos usarían su apego a la tortuga más pequeña para convencerlo.

¡Y hasta aquí llegamos!. Nuevamente, espero que este capítulo les haya gustado. Nuevamente le agradezco a Ales por haberme ayudado al decidirme por los cambios. ¡No lo duden en ir a leer sus historias!.

Pero sin nada más que decir. ¡Las dejaré!. Nos vemos la próxima. ¡Déjenme sus comentarios para decirme qué tal les está pareciendo la historia!

Adieu.

 

Chapter 6

Chapter Text

Capítulo 4
"Un Quinteto Particular"

Un poco a regañadientes, Ramón siguió a las otras tortugas fuera del angosto túnel mientras se disponía a seguirlos a su supuesto hogar, aún con Shelliot firmemente en sus brazos para transportarlo y con su mochila pesando sobre su caparazón, con sus hombros comenzando a quejarse por el creciente cansancio. Aún así, el espalda de diamante no dejó que eso lo doblegara, incluso si Mikey pareció notarlo. Se ofreció a cargar a Shelliot mientras que la tortuga más grande entre ellos, el de rojo, se ofreció a llevar su mochila, pero Ramón se negó, todavía sin confiar del todo en estos chicos y llevando sus propias cosas celosamente.

Pues la verdad sea dicha: no había querido seguir a estos desconocidos a ninguna parte, ni siquiera cuando se trataban de tortugas como él, pero eso de la hipotermia y la pulmonía le asustó. Ramón no era tonto, estaba al tanto de que estar bajo la lluvia tanto tiempo y no secarte y calentarte adecuadamente después era malo para la salud. ¡Su abuela se lo había dicho muchísimas veces!. Y especialmente, sabía que era malo cuando eras un reptil, cosa que le preocupó aún más. No por sí mismo, sinó por Shelliot. El espalda de diamante siempre hacía todo lo que podía para mantenerlo caliente y a salvo, ¿Pero qué pasaría si el chaleco de Floyd resultaba no ser suficiente?.

¿O si Ramón perdía el conocimiento mientras caminaba como había sugerido el azul y dejaba caer a su único amigo al piso?.

Eso sería terrible.

Así que no le quedó más de otra que aceptar la oferta de ir a la casa de aquellas tortugas desconocidas. Por Shelliot. No estaba del todo seguro de qué o cómo era una lámpara de calor, pero sonaba como una cosa bastante útil. Esperaba que fuera agradable, como mínimo.

Entonces, después de ponerse de acuerdo, todos salieron del túnel y regresaron por donde los 4 chicos aparentemente habían venido. Ramón los miró a los cuatro hablar entre ellos y prepararse, lleno de preguntas que no sabía si valían la pena y mucho menos sabía con cual empezar. Esto era tan raro. ¿En qué diablos se había metido? ¿Por qué de repente estaba acompañado de otros niños tortuga con una espada y una Game Boy?. Solo había querido refugiarse de la lluvia y ahora 4 hermanos lo estaban llevando de buena gana a su casa.

Todos se reunieron en formación. Mikey saltando feliz a la izquierda, el rojo alumbrando con su linterna al igual que el azul más atrás, con este último guardando la aparente espada que había traído en la funda de su espalda a la derecha. El de gafas se posicionó adelante, con su curiosa consola con antena en sus manos, y comenzó a guiarlos por una dirección, como si lo hubiera visto en la pantalla del dichoso aparato.

...

El ojiazul no pudo retener su lengua y cedió ante la necesidad de preguntar, rápidamente desconfiado. Si los iba a acompañar, quería estar seguro de que ellos estaban seguros de adónde iban, no queriendo perderse con cuatro desconocidos en las alcantarillas.

"Hey" llamó sin decir un nombre, lo que hizo que todos los hermanos se fijaran en él, pero él solo tenía ojos para el aparato. "¿Qué pasa con la Game Boy?"

"Ah, ¿Esto? ¡Es solo uno de mis más recientes inventos!" Dijo el de morado, alzando orgulloso la barbilla. "Aún no le he puesto un nombre oficial y todavía sigo trabajando en un teclado físico para su diseño, pero se supone que es una computadora de bolsillo. Contiene varios mapas del sistema de alcantarillado y un rastreador"

"Rastreador... espera, ¿Así fue como nos encontraron a Mikey y a mí?"

El morado asintió. "En efecto. Sabía que uno de nosotros se perdería cuando salimos de casa, así que decidí ponerles a cada uno rastreador"

"¡¿Como que a cada uno?!" El de azul con la espada se animó. Al parecer, no sabía esa información. "¡Donnie!"

"¿Rastreador?" Mikey se revisó a sí mismo, buscando un aparato que debería de estar fuera de lugar. Incluso revisó dentro de su manga larga, pero no encontró nada. "¿Dónde?"

El de morado solo se detuvo, se acercó a su hermano naranja y le dió la vuelta para que la espalda de este los enfrentara a todos, seguidamente levantando el borde trasero de la camisa manga larga de par en par. Una vez más, Ramón vió el caparazón de Mikey, con más claridad que antes gracias a las linternas que el azul y el rojo habían traído, y distinguió sus colores. El caparazón de Mikey era de un tono oscuro, muy parecido al marrón, y los dos anillos cuadrados sobre este eran de un tono amarillento. Casi dorado a la luz.

...

...Y también notó una cosa extraña en el medio. Una especie de cajita deforme negra la cual parpadeó en rojo una vez. Al ubicarla, el de gafas la apuntó hábilmente con la antena de su Game Boy, como si esta fuera un puntero de exposición, y dijo:

"Admiren, mi más reciente creación: ¡Los rastreadores de tortuga!" Anunció alegremente, seguro de sí mismo. "Tienen un pegamento especial que no se quita fácilmente. Ni siquiera con agua... aunque todavía no he hecho que su construcción sea impermeable, así que todavía pueden mojarse" hizo una pequeña mueca. "¡Pero! Para ser su primera prueba de campo, han hecho un excelente trabajo. Ahora solo tengo que implementar un diseño mucho más pequeño, aprueba de agua y descubrir cómo hacerles su instalación subdérmica"

La cajita en el caparazón de Mikey (es decir, el rastreador) volvió a parpadear en rojo, como si estuviera animando al morado después de su explicación. Por otro lado y por la forma en la que la tortuga con lentes sostenía la Game Boy, Ramón notó que esta también parpadeaba en rojo cerca de la antena, y que si prestaba la suficiente atención, podría escuchar cómo un pitido suave y casi inaudible sonaba a la par del titilar de la lucecita.

Bip... bip... bip... bip...

Eh.

Ramón supuso que efectivamente estaba ante un verdadero rastreador, lo cual le impresionó mucho.

...

...

...

Pero luego, entrecerró los ojos al procesar lo último.

"¿Subder-qué?" Preguntó el rojo, sin embargo, inclinando la cabeza. Los otros dos hermanos también estaban confundidos. Probablemente por la última palabra que el de morado acababa de usar.

Pero Ramón sabía lo que significaba, gracias a los libros de Clay.

"Subdérmico" aclaró inconscientemente, antes de que el morado pudiera hacerlo... y entonces, miró a este con cautela al preguntar: "¿...Vas a injertarles a tus hermanos rastreadores debajo de la piel?"

Obviamente que puesto así, la reacción en respuesta no fue muy positiva.

"¡¿¡¿¡¿Qué?!?!?!"

"¡Oh, ja-ja! ¡No! ¡Claro que no! ¡Por supuesto que no! No no no no no no noooooo..." Dijo el de gafas con una sonrisa, la cual lucía bastante nerviosa ahora que sus planes habían sido descubiertos. Sus hermanos lo miraron con dureza. Incluso Mikey, quién ya se había safado del morado y ahora lo juzgaba con los demás. "Jejeje. ¡Yo jamás les haría eso a mis queridos hermanos sin su respectivo consentimiento! Es decir, ¿Qué clase de hermano desconsiderado sería si lo hiciera?" Luego miró a otro lado y murmuró, por alguna razón: "Dijo él convincentemente"

Los demás solo juzgaron al morado mientras comenzaba a sudar (o lo que sea, ya que eran reptiles). El ojiazul, no obstante, solo parpadeó, sorprendido ante su acierto. Honestamente no pensó que estaría en lo correcto, aunque, ¿Por qué el tipo usaría la palabra "subdérmico" si no hubiera sabido lo que significaba?.

Así que no había equivocación. Efectivamente, el de morado estaba planeando ponerles rastreadores a sus hermanos debajo de la piel, y no parecía demasiado culpable al respecto.

Cosa que lo dejó pensando.

Ramón miró hacia abajo con un ceño. Era una medida un poco exagerada y considerablemente cuestionable, pero...

"Vaya... ¿E hiciste todo eso tú solo?"

El de morado volvió a mirarlo, ignorando a los demás.

"Qu- ¡Por supuesto que lo hice! ¿Quién más lo haría hecho si no?"

"No, pero quiero decir" Ramón decidió aclararse, mostrándose más interesado. "¿Tú solo construiste todo eso? ¿Con solo una Game Boy? ¿Y todo funcionó de verdad?"

"¡Por supuesto que funcionó de verdad!" El de gafas parecía casi ofendido ante la pregunta, poniendo su mano en su cadera y agitando con fastidio su Game Boy con la otra. "No estaríamos aquí si no funcionara, ¿Sabes? Fue con esto con lo que rastree a Mikey, si no te quedó claro"

"Eso es genial"

El de gafas se quedó en blanco.

Los ojos de su contrario se abrieron de repente, deteniéndose en su postura por completo y quedándose tieso por unos segundos. Luego, sus brazos cayeron a los costados y se giró hacia Ramón con todo su cuerpo, lentamente, como si esta fuera la primera vez que lo miraba de verdad desde que se encontraron hace apenas... 5 minutos. El espalda de diamante se preocupó por haber dicho algo mal por un segundo, hasta que las pupilas del de morado se agrandaron hasta alcanzar el tamaño de monedas negras y brillantes, fijándose en él con intensidad mientras este le preguntaba, con tono suave y casi soñador:

"¿Crees que es genial?"

Parecía un niño pequeño a quién recién le habían contado la existencia de Santa y que, si se portaba bien, recibiría regalos gratis en navidad, no importa lo que pidiera. Ramón de repente se puso nervioso ante la ilusión intensa de esos ojos oscuros, pero todavía respondió, manteniéndose honesto.

"Ehhhh... pues sí. Es genial. O-osea... ¿Hiciste un rastreador para localizar a tus hermanos con una Game Boy?" Preguntó de vuelta, sin molestarse en ocultar su asombro al mencionarlo. "Eso es bastante increíble... um, ¿Cómo lo hiciste?"

Al parecer, el ojiazul dijo una palabra mágica, porque el de morado no tardó en llenarse de energía y estallar.

"¡Pues me alegra que preguntes! Mira, no puedo abrir la carcasa para que lo veas a detalle, pero básicamente-"

"Donnie, no es por interrumpirte" interrumpió el rojo, llamando la atención y aún con el ceño algo fruncido por la revelación de los rastreadores, pero tratando de mantenerse neutral. "Pero, ¿Podrías explicarle tus cosas científicas a Ramón mientras nos llevas a casa? Recuerda que tenemos hasta que papá se despierte"

"¡Oh, por supuesto!" Donnie pareció recordarlo, aunque no molesto. Volvió a tomar la delantera, revisó la pantalla de su rastreador y señaló a dónde había que ir. "Es por este lado. Ramón, puedes caminar conmigo y así puedo explicarte cómo funciona mi rastreador"

"Ah, eh... okey"

Ramón así lo hizo y se posicionó junto al niño morado, tímido, ahora con ambos encabezando la marcha para seguir a la tortuga con gafas mientras esta comenzaba a dictarles la ruta.

Ya estaban caminando cuando la tortuga en cuestión se le puso a la par y no tardó en parlotear sobre su aparato en manos.

El de morado inició su explicación con algunas redundancias técnicas y contándole más al detalle sobre el funcionamiento exacto de su creación, aparte de ser, bueno, un rastreador. El espalda de diamante, por su parte, escuchó mayoritariamente en silencio cuando él otro niño empezó, mitad porque no estaba del todo seguro de qué decir y mitad escuchando atentamente con creciente interés a medida que su contrario hablaba más y más, encontrándolo interesante. Mientras más escuchaba, Ramón más se impresionaba, abriendo sus ojos cada vez con más asombro ante lo que le decía su contrario porque- ¡Este chico tortuga sabía muchísimas cosas sobre artefactos y tecnología!.

O al menos, desde la perspectiva del ojiazul, el de gafas sabía genuinamente de lo que estaba hablando, llamando las partes de su "computadora de bolsillo" (la Game Boy) por su nombre y contando con impresionante claridad qué hizo y tuvo que hacer para reacomodar los circuitos de la consola para que pudiera funcionar como PC portátil, además de hablarle de las piezas que tuvo que usar para ello y las herramientas que utilizó para armarlo todo. Su contrario no dejó cabos sueltos, hablando a profundidad del cómo había diseñado su propio código para programar el sistema del aparato y el cómo se le ocurrió la idea de hacerlo, además del cómo él, sus hermanos y padre viajaron a varios depósitos de chatarra y basureros para buscar las piezas que necesitaba para lograr construir su computadora con éxito, lo que solo hizo que Ramón se quedara enganchado, animándose a hablar.

Habían pasado al menos 20 minutos completos desde que comenzaron a andar juntos y el ojiazul ya estaba activo en la conversación.

"¿Y no tuviste problemas con la tarjeta madre?" Preguntó él con tono tranquilo y curioso, más despierto de lo que se habría esperado a estas alturas. Sentía los párpados pesados, las ojeras arrugadas y las extremidades algo entumecidas, pero el interés en el tema le ganaba con creces. "Usualmente las computadoras y celulares que encuentro por ahí suelen tener esa parte realmente dañada. Eso o tienen las baterías quemadas"

"¡Y eso es muy cierto! Pero el depósito del sureste usualmente deja la maquinaria y la tecnología vieja bajo un espacio techado, ya que ahí aplican el reciclaje, así que la mayoría de los circuitos están prácticamente intactos si sabes cómo buscar. Si soy honesto, mi problema principal fue limpiar los puertos" continuó el de gafas. "¡Pues estaban extremadamente sucios y oxidados!. Pero este era el único Game Boy que conseguí con la carcasa morada y probablemente no iba encontrar otra fácilmente, así que me dispuse a limpiar toda la tierra e incluso reemplacé algunas entradas con otras de otras consolas"

Ramón arrugó el hocico. "Debió ser molesto"

"¡Lo fue sin duda!. Pero valió completamente la pena gracias al resultado final" la sonrisa de satisfacción del morado casi irradiaba brillitos. Volvió a mirar la pantalla de su rastreador/computadora mientras se aseguraba de que estuvieran yendo en la dirección correcta, sin detenerse de conversar. "Y hasta ahora, ha funcionado maravillosamente. Aunque planeo agregarle más cosas. Ya tengo varios vídeos sobre ingeniería avanzada y programación guardados en la tablet que me consiguió mi padre para verlos más tarde y estoy planeando pedirle ir al depósito de chatarra militar para buscar más piezas. Solo hemos ido dos veces. ¡Pero ese lugar es una mina de oro! ¡Tienen de todo ahí!"

Pero antes de que el ojiazul pudiera decir al algo, la voz de un tercero los interrumpió.

"Eso es fantástico, Donnie, ¿Pero podrías hablar de otra cosa?. Escucharte hablar de computadoras está haciendo que se me derrita el cerebro"

Ramón volteó hacia atrás, notando la expresión de aburrido dolor en la tortuga de azul, quién caminaba detrás de él con algunos pasos de atraso y con ambos brazos detrás de la cabeza en una pose relajada. La linterna que solía llevar ahora la traía el chico más grande, quien iluminaba el camino con ambas manos como si fueran las luces de un tractor que viajaba a baja velocidad.

Pero volviendo al chico azul, inconscientemente el de piel pálida le frunció ligeramente el ceño, mientras que la tortuga que tenía al lado también se volteaba a mirar atrás. Como si hubieran presionado un interruptor, el de gafas agrió la expresión y sus ojos, repentinamente afilados, se clavaron en su hermano, claramente molesto porque lo interrumpieran.

"Que yo sepa, no es a tí al que le estoy hablando, tonto. Además, todos sabemos que ni siquiera tienes un cerebro que pueda derretirse"

"Y eso lo hace aún peor. Ni siquiera me estás hablando y tengo que escucharte hablar de cosas que no entiendo" se quejó azul, arrugando el hocico. "¿Por qué no cambiamos la estación a una que todos podamos disfrutar?"

Eso hizo que Ramón frunciera más el entrecejo.

"No estamos en un auto y yo no soy una radio, Nardo"

"Ojalá lo fueras, así podría bajarte el volumen"

El morado gruñó. Abrió la boca para decir algo, pero entonces los detuvo el chico rojo, quien los fulminó a ambos con la mirada desde arriba.

"Donnie tiene razón, Leo. Él está hablando con Ramón, así que no empieces"

El de azul, sin embargo, gimió con fastidio. "Pero estoy aburrido. Y escuchar a Donnie solo me está siendo sentir más aburrido. ¿Tú no estás aburrido?" Le preguntó entonces a Ramón. "¿Como puedes escuchar a Donald sin caer dormido?"

Y sin poder evitarlo, una respuesta mordaz se le escapó de la lengua.

"Uh, no lo sé, ¿Tal vez porque a mí sí me interesa lo que me está diciendo?" Dijo retóricamente, levantando una ceja. "Después de todo, yo sí tengo cerebro"

"Ohhhhhhhhh" los otros tres aullaron con su respuesta.

"¡JA! ¡Toma esa, Leo!" Animó morado, sonriendo de oreja a oreja.

Ramón esperó un contraataque, con la guardia alta para responder, pero el de rayas rojas se sacó ambos brazos de la espalda y se las dejó a la vista, en clara señal de paz.

"Okey, okey. No es mi asunto. Ya lo entendí. Cielos" rodó los ojos con un resoplido... un gesto que le recordó dolorosamente a John cuando irritaba a Clay o a Retoño. "Y yo que pensaba que el chico nuevo sería genial, pero resulta que ahora tenemos a otro nerd"

El de ojos azules resopló también, dejando que el recuerdo de sus hermanos le picara el cerebro y encendiera su sarcasmo. "Bueno, pues disculpa por no cumplir con tus expectativas"

"Estás perdonado" sonrió el pequeño imbécil.

La irritación de Ramón se encendió y quiso replicar de inmediato con algo peor, pero habiendo notado el ambiente que se creaba, Mikey se acercó al de azul y le metió un puñetazo en el hombro. Y bastante fuerte, al parecer.

"¡Auch! ¡Oye!"

"No molestes a Ramón" regañó el más pequeño, casi como una madre mientras el azul se sobaba el brazo herido con un puchero.

"No lo estoy molestando"

"¡Lo estás haciendo! ¡Y estás siendo grosero!" Acusó Mikey.

"¡No soy grosero!"

"Eres grosero, Leo" el de rojo remarcó sin impresionarse. "Si a Ramón le gusta lo mismo que a Donnie, no es asunto tuyo y lo sabes"

La tortuga con líneas rojas en la cara solo se cruzó de brazos con molestia y evitó la mirada de todos, enfurruñándose.

"Hmp. Como sea, solo quería que todos pudiéramos hablar de algo que todos entendiéramos..." murmuró en voz alta. Y luego agregó, en voz aún más baja: "No es justo que Donnie se acapare al chico nuevo..."

Pero Ramón, quien estaba a tan solo unos pasos más adelante de él y lo fulminaba atentamente con la mirada, escuchó eso y se descolocó, con la irritación apagándose.

Oh.

Bueno, eso... Ramón no esperaba eso.

Fue inesperado, la verdad. Honestamente, el ojiazul no pensó que este o alguno de los otros chicos (a excepción de Mikey, tal vez) tuvieran algún interés en él, pero escucharlo abiertamente lo hizo avergonzarse de haber respondido de manera tan desagradable y de siquiera haber sentido ganas de meterle un zape al otro por un momento... aunque en defensa del propio Ramón, el de azul tampoco fue muy bueno al expresar el cambiar de tema. Al final, ambos fueron groseros, y puede que el de azul se haya tomado el asunto un poco más a pecho de lo que dejaba entrever. Ramón podía decirlo porque su cara le recordaba un poco a la de Clay cuando se quedaba molesto por algo pero, inusualmente, no se atrevía a expresarlo.

Lo cual era raro, ya que Clay solía ser el que se expresaba más en la familia.

Pero ignorando los pensamientos que giraban en torno a sus propios hermanos, el espalda de diamante sintió la necesidad de arreglar lo que hizo.

"Um... bueno" empezó este torpemente, después de unos segundos de incómodo silencio después de la reprimenda. Se quedó indeciso sobre si continuar o volver a hablar con el morado, pero siguió adelante. "Yo... en realidad había querido preguntarte sobre tu espada antes... ¿Es de verdad?"

El azul regresó su mirada a él, claramente todavía fastidiado después de que todos lo atacaran un segundo atrás, pero soltó un resoplido por la nariz y se relajó, contestando de todos modos.

"Sí, es de verdad..."

"¿De donde conseguiste una espada de verdad?"

"Papa me la dió" se encogió de hombros, restándole importancia. "Es mi arma"

Ramón arrugó el ceño en confusión. "¿Tu papá te dió una espada real? ¿No es eso como, peligroso?"

"Está bien. Papá nos está enseñando a usarlas" explicó el rojo. "Son parte de nuestro entrenamiento"

"¿Entrenamiento?" Ramón estaba más confundido. "¿Entrenamiento para qué?"

"¡Para ser ninjas!" Mikey saltó emocionadamente, dando una torpe patada al aire. "¡Papá es un maestro ninja y nos está enseñando a usar armas para que podamos luchar contra gente mala!"

"En realidad es más que todo para autodefensa" aportó el morado, volviéndole a echar un vistazo a la Game Boy. "Nuestro padre nos enseña a luchar en caso de que algún día seamos atacados por algún humano que quiera hacernos daño"

Ramón se quedó un poco en la nada por unos momentos, con la nueva información moviendo los engranajes de su cerebro, antes de sacudir la cabeza y reaccionar.

"Esperen, a ver si entendí" el ojiazul los miró a los cuatro, tratando de conectar todo lo que sabía de estos chicos en la media hora que los conocía. "Ustedes son 4 hermanos, tortugas parlantes que viven en las alcantarillas con su padre, que supuestamente es una rata gigante, ¿Y quién también les está enseñando a todos a luchar como ninjas y les da espadas reales para ello?"

"¡Ajá!/Sisa/Mhm/Sí, ese es un buen resumen" contestaron los cuatro al unísono.

El espalda de diamante no supo qué decir.

"Es por este lado" indicó morado, apuntando a una nueva dirección.

Los demás le siguieron y cruzaron un nuevo túnel que los llevaba a la izquierda. Ramón no había estado muy pendiente del camino, al principio habiéndose distraído con la charla del de gafas y luego con lo demás, pero ahora notó que las alcantarillas eran diferentes por esta sección. No sabía cómo describirlo con exactitud, pero la construcción era bastante diferente. Más amplia y espaciosa y como con más tubos que iban y venían a ambos lados por el techo y las paredes. Al entrar a un nuevo pasaje mucho más amplio, el grupo pudo separarse cómodamente para que todos pudieran caminar uno al lado del otro y eso hicieron, al menos de manera inconsciente. Raph se adelantó y se posicionó en el medio de la nueva formación, con las dos linternas alumbrando el túnel hacia adelante de manera uniforme y permitiéndoles a todos una buena visión sin sombras; Mikey siguió rebotando en el lado izquierdo de la tortuga grande, con el morado a su lado en el extremo de la fila; a la derecha del rojo, estaban Ramón y el azul, con el último cerrando la fila de su lado y Ramón estando en medio del grande y el chico aún medio enfurruñado.

Ahora que estaban lado a lado, Ramón se sintió incómodo. Incluso si todavía se encontró repasando la nueva información que, de hecho, no sabía si tomarse como realidad. Estos tipos no podían hablar en serio...

Pero también pasaba que estos tipos eran tortugas como Ramón, y Ramón ya ha visto criaturas y magia antes y era lo que era. ¿Quién era él para decir qué era real o no a estas alturas de su vida?.

Además, estaba demasiado cansado para ir más lejos, así que suspiró, en un tono neutral y audible:

"Ustedes son muy raros…"

"Bueno" el azul lo miró de reojo, ligeramente burlón. "Pues disculpa por no cumplir con tus expectativas"

La tortuga pálida dejó caer sus párpados a mitad de ojos.

"Te gusta mucho hacer eso, ¿Eh?"

"¿Hacer qué?" El azul sonrió, como si nunca hubiera estado molesto. Parecía que ya se le había pasado. "Simplemente disfruto de tener a alguien nuevo con quién charlar"

"Mhm..."

"De todos modos" el de rayas rojas descruzó los brazos. "¿De dónde vienes exactamente?. Dijiste que eras de la superficie, ¿No? ¿Donde vivías antes? ¿En esa ciudad mágica que mencionó Mikey?"

"No, no vivía allí. Allí fue donde me llevaron después de secuestrarme"

"¿Cómo llegaste allí?"

"No lo sé, me secuestraron. Obviamente me noquearon de alguna manera y cuando desperté, estaba en una celda en un laboratorio" Ramón hizo una mueca al recordarlo, abrazando a Shelliot. "No recuerdo mucho de lo que pasó... pero este tipo alto y raro fue quien me capturó"

"¿Draxum?"

"Sí, ese"

"Huh... ¿Y donde vivías antes de eso?"

"¿Antes de qué?"

"¿De mutar?" Ramón lo miró raro. "¿De ser tortuga? Dijiste que eras humano. ¿Dónde estaba tu casa? ¿Tenías familia?"

Hubo una larga pausa. Ramón sintió un cosquilleo en el hocico y algo de ardor en los ojos cuando una imagen de su antigua vida y de su abuela simplemente apareció en su cabeza.

Él respiró profundo y la aplastó con todas sus fuerzas.

"No"

Leo no volvió a hablarle por un largo rato.

El siguiente tramo del camino lo continuaron en silencio...

Al menos, por parte de Ramón.

Solo se limitó a mantenerse en el grupo y a permanecer despierto a pesar del cansancio y el frío, mientras que las otras tortugas empezaron sus propias conversaciones. Mikey y sus hermanos hablaron ocasionalmente de algunas de sus cosas y Ramón trató de no prestar mucha atención a la conversación ajena, concentrándose en Shelliot. No mucho después de intercambiar palabras con la tortuga de azul, reacomodó al pequeño en su agarre y lo revisó. La tortuga normal se había metido en su caparazón por completo hacía mucho rato, probablemente encontrando el viajar mucho más cómodo así, a lo que Ramón soltó un suave suspiro cuando supo que pasaría un tiempo antes de que el pobre saliera de nuevo, ya que la caminata hasta la casa de los hermanos se estaba alargando. Cosa que le preocupó. Ay, su amigo probablemente estaba cansado de ser cargado a todas partes. Esperaba que al llegar al hogar de las otras tortugas pudiera dejarlo en algún lugar seguro en donde pudiera caminar un poco antes de que ambos siguieran su camino. El pobre apenas pudo estirar las piernas antes de que se encontraran a Mikey, así que a estas alturas debía de tener las patas entumecidas.

Y hablando de patas, a Ramón ya le estaban doliendo los pies de tanto caminar.

Ya podía sentir los músculos tensos, latiendo con cada paso y pidiendo en voz alta algo de descanso. Lo cual tenía sentido. Antes de llegar a las cloacas, había pasado varias horas corriendo (o mejor dicho trotando, ya que correr le habría provocado el caerse de boca) por todo Nueva York bajo la lluvia, con una pesada sábana llena de agua encima. Y aunque ya Ramón estaba bastante seco desde entonces, por supuesto que ya le tocaba a su cuerpo pasarle la factura por el esfuerzo. Y seguir andando a pesar de todo no ayudaba.

Deseaba poder sentarse.

"Está bien, podrás sentarte un minuto cuando llegues a la casa de estos" se consoló a sí mismo, como un modo de animarse a seguir adelante. "Tal vez mientras estés bajo la dichosa lámpara... aunque todavía no sepas cómo es"

Aunque ahora que lo tenía en mente, tal vez debería preguntar al respecto... ¿No?.

Giró la cabeza para mirar a Mikey y preguntarle a él o al de morado, pero ambos ya estaban hablando de algo con el de rojo. Ramón retrocedió, inseguro. No quería interrumpir, pero de repente sintió la necesidad de saber sobre la lámpara de calor ahora que pensaba más en ella. No tenía ni la menor idea de cómo sería o qué experimentaría. ¿Sería solo eso, una lámpara? ¿O habría algo más? ¿Tal vez sería una cosa demasiado caliente? ¿Algo con un láser?.

No tenía ni la menor idea de cómo podría ser la cosa esa, lo cual empezó a molestarle. Inconscientemente, sus ojos vagaron hacia su otro lado.

Ahí estaba la tortuga de chaqueta azul, ahora con las manos en los bolsillos mientras miraba con aburrimiento el túnel, quién sabe si sumido en sus pensamientos. El ojiazul consideró brevemente sus opciones, y decidió que podría volverle a hablar.

"Um, oye" llamó tranquilamente, lo suficientemente bajo para que los otros tres no lo escucharan, pero lo suficientemente alto para que el azul lo escuchara. Y lo hizo. La cabeza con rayas rojas le prestó atención perezosamente.

"¿Hm?"

"Olvidé preguntarlo... o simplemente no lo pensé mucho, pero, ¿Cómo es exactamente la lámpara de calor?" Cuestionó Ramón. "¿Es algo especial o...?"

La tortuga con chaqueta se llevó una mano a la boca y resopló, divertido.

"Relájate, no es nada del otro mundo" le dijo este. "Es lo que es: solo una lámpara"

"Pero... ¿Cómo es? ¿Es grande o cómo?"

"Bueno, obviamente, es grande. Lo suficiente como para calentarnos a todos si nos acurrucamos juntos en una pila de tortugas"

"¿Una qué?"

"Es una cosa que hacemos" explicó. "Nos gusta amontonarnos en cobijas y sábanas para dormir a veces"

El ojiazul torció ligeramente la boca. "Ah... ¿Tengo que hacerlo también?"

"No" respondió fácilmente. "Si no quieres, claro. Puedes tumbarte bajo la lámpara tú solo" miró a Shelliot. "O con tu amiguito, si quieres"

"¿Y cómo es que da calor? Nunca antes había escuchado sobre una lámpara así..."

"Eh, no tiene mucha ciencia... creo. Tiene estos focos raros especiales que Donnie dice que dan radiación roja o no sé" e hizo gestos con las manos, como si intentara representarlo. Aunque Ramón tampoco supo qué significaban. "Tendrás que preguntarle a Donnie por lo más técnico, ya que él es el que armó la cosa, pero se supone que son los focos los que dan calor"

"¿Y no quema?"

"No que yo sepa" se encogió de hombros. "Mis hermanos y yo solemos tumbarnos ahí durante horas y estamos bien. De hecho, incluso hicimos un rincón especial para que podamos dormir bajo la lámpara cuando hace mucho frío"

Eso calmó una buena parte de sus preocupaciones, así que Ramón se relajó.

"Vaya. Suena bien, entonces..."

"¿Por qué? ¿Te preocupaba que fuera algo raro?" El azul sonrió y agitó los dedos burlonamente.

"Bueno, por si se te olvidó" lo fulminó Ramón. "Solo he sido una tortuga por un mes. No sé mucho sobre tortugas..."

"¿Y no es él tu mascota?" Apuntó a Shelliot de nuevo. "Deberías saber aunque sea un poco por eso, digo yo"

"Shelliot tampoco ha sido mi mascota por mucho tiempo..." murmuró en voz baja, mirando el chaleco de Floyd envuelto en la pequeña tortuga. "Lo encontré en un basurero cerca de una tienda de mascotas cuando aún era humano. Intenté devolverlo, pero el tendero no lo quiso y me echó, así que decidí quedarme con él para cuidarlo"

La mirada de su contrario se suavizó.

"Tuvo mucha suerte, entonces" esta vez miró entre la tortuga pequeña y Ramón. "Parece que lo cuidas bien"

El ojiazul volvió a suspirar. "Antes no. Apenas sabía qué necesitaba para comer, así que le daba verduras o robaba de los mercados de agricultores que habían en la calle"

El azul frunció el ceño confuso e inclinó la cabeza. "¿Y qué, que no las tortugas comen verduras?"

"No todas las tortugas comen verduras, Nardo, lo sabes" el de morado se coló en su conversación desde el otro extremo de la fila, a lo que se inclinaron para mirarlo. Al parecer, los otros tres habían terminado de hablar en algún momento y los habían estado escuchado. El de gafas levantó una de sus extrañas cejas. "Solo nosotros podemos comer casi cualquier cosa por nuestra mutación, ¿O se te olvidó?"

La otra tortuga miró hacia otro lado. "Ehhhh..."

Eso pareció responderle.

"Uf, no puede ser..." se pasó una mano por la cara, más cansado que frustrado. "¿Por qué no me sorprende? Y eso que te lo he explicado varias veces"

"Ay, no seas así, Don. ¿No puede un chico olvidar? No todos tenemos un super cerebro con memoria de fotos como el tuyo"

"Claramente" dijo el morado, sin impresionarse. "Y no es de fotos, es fotográfica"

"Ajá"

El de gafas rodó los ojos ante la causa perdida. "Lo que sea. No todas las tortugas tienen la misma dieta. Hay algunas que comen verduras y otras que comen carne. Pescado, para ser precisos. Es algo que depende de la especie. La tortuga de Ramón probablemente sea una especie más inclinada a una dieta carnívora, por lo que darle verduras todo el tiempo podría haberle hecho daño a largo plazo"

"Sí... me preocupé mucho por eso cuando aprendí qué era exactamente lo que tenía que darle de comer a Shelliot, así que ahora tengo más cuidado"

"¿Y qué come Shelliot?" Preguntó Mikey de repente, curioso. "¿Pescado? Porque a Raph, Leo y Donnie les gusta mucho el pescado, así que tenemos mucho pescado en casa"

"El pescado es parte principal de la dieta de las tortugas acuáticas. Osea Raph, Leo y yo" aclaró Donnie.

Ramón levantó una ceja. "¿Y Mikey qué?"

"Mikey es una especie de tortuga terrestre, así que su dieta es justo la que te imaginas: verduras. Normalmente las especies terrestres son las que comen verduras, mientras que las acuáticas comen peces y criaturas más pequeñas"

"Ah, bueno. Shelliot y yo somos de la misma especie, así que ambos somos acuáticos. Ambos comemos pescado"

El azul se rió. "¡Pues bienvenido al club de los acuáticos! Lo siento, Mikey, pero parece seguirás siendo el único terrestre en nuestro equipo de natación"

"Aw..."

"Um, pero también necesitamos comer otras cosas" se molestó en aclarar el único de ojos azules en el grupo. "Cuando todavía estaba con Draxum, él me dijo que usualmente nuestra especie come cosas como mariscos. Ya saben, crustáceos, moluscos... esas cosas. Pero es más fácil conseguir pescado, así que hemos estado comiendo pescado"

El de rojo preguntó. "¿De latas, verdad?"

"De latas"

"¡Ah, por eso tienes tantas latas en tu mochila!" Exclamó Mikey al darse cuenta. "Son latas de atún, ¿Verdad?"

El ojiazul asintió. "De atún y sardinas, en su mayoría"

"¡Genial! Entonces le pediré a papá que nos haga sandwiches de atún para cenar" Animó el naranja.

"¿No sería mejor aprovechar que Ramón es una visita para sacarle a papá el que nos consiga una pizza?" Sugirió el azul, lo que hizo que Mikey jadeara.

"¡Ay sí! ¡Pizza!"

Ramón se preocupó un poco ante esto. "Um, no es necesario..."

"Está bien, Ramón. Puedes quedarte a cenar con nosotros" animó el rojo, sonriendo cálidamente. "Eh, si quieres, claro. Sé que solo vienes a casa por la lámpara de calor, pero es la primera vez que llevamos a alguien a casa. ¡Nos gustaría que cenaras con nosotros, si no tienes prisa!"

El espalda de diamante abrazó más a su mascota, como había estado haciendo cada que estaba ansioso. "Am, gracias, supongo... ¿Pero no le molestará a su papá? Uh, conseguir comida es difícil... y una pizza..."

El de rojo lo miró por un momento, con el entrecejo algo fruncido, antes de volver a sonreír.

"No te preocupes, papá tienes sus métodos. Siempre hay suficiente pizza para todos"

Ramón miró hacia abajo, obviamente inseguro. ¿Como conseguiría una rata tanta pizza? ¿O cómo conseguiría una pizza siquiera? ¿La robaría?.

No quería causar problemas.

"Si tú lo dices..."

"Aunque volviendo a lo de la tortugas" empezó el rojo otra vez, llamando la atención de todos. "¡Raphie quería preguntarte sobre eso! ¿Qué especie de tortuga eres?" preguntó entonces, con su sonrisa ensanchándose. "¡Porque Raph cree que tus manchas son muy bonitas!"

Ramón se enderezó un poco, espabilándose ante eso. "¿Eh?"

"Sí, ¿Qué especie de tortuga eres, Ramón?" Insistió Mikey. "¡Yo soy una tortuga de caja ornamentada! Y Raphie es una tortuga mordedora"

"Mordedora caimán, para ser exactos" asintió el de gafas.

"Tu guapísimo servidor es la tortuga más encantadora de todas: un deslizador de orejas rojas" se pavoneó el azul, sonriendo con suficiencia. Se lució e hizo una pose para remarcar su rostro con ambas manos. "Aunque mis hermosas marcas faciales debieron de darte una pista"

"Uh..." Ramón no sabía cómo responder. De nuevo.

"No le hagas caso" desdeñó el morado, agitando una mano con fastidio. "Pero sí, Leo es un deslizador de orejas rojas. Y yo soy un caparazón blando"

El de piel pálida abrió los ojos, sorprendido además de confuso. "¿Existen las tortugas de caparazón blando?"

"¡Por supuesto que existen! Aunque teniendo en cuenta tus orígenes humanos, es entendible que desconozcas la existencia de mi especie" descartó. "De todos modos, ¿Qué tortuga eres?"

"Yo..." Ramón tardó un segundo en responder, hablando pausadamente. "Eh, bueno, dije que Shelliot y yo somos de la misma especie, entonces... ambos somos tortugas espalda de diamante"

"¡Oooh~!" El de naranja se impresionó, con los ojos grandes brillando. "¡Qué nombre tan bonito! Con razón tu piel es tan linda"

Un tinte oscuro se apoderó de las mejillas del mencionado espalda de diamante y el chico volvió su mirada hacia adelante, encogiéndose ligeramente por la vergüenza.

Era la primera vez que le decían algo semejante.

"¿Aunque su caparazón realmente no parece un diamante?" Preguntó Leo, asomándose detrás de Ramón para echarle un ojo al susodicho. "Tiene un patrón raro como de círculos... ¿O son espirales? ¿Por qué el nombre de «espalda de diamante»?"

Ramón se encogió de hombros, ahora tímido. "N-no lo sé. Solo es nuestra especie y ya. Yo no decidí ser esto"

"Aunque es interesante. ¿Draxum planeaba convertirte en tortuga desde el principio?" El morado cuestionó.

"Mm... no, no lo creo..." contestó el ojiazul, humedeciendo sus labios secos. "Yo ya tenía a Shelliot antes de que nos capturaran, y Draxum le sacó sangre a Shelliot y lo mezcló con una cosa rara y brillante antes de inyectarmela a mí" hizo una mueca. "Probablemente solo aprovechó los sujetos de prueba que ya tenía... aunque sí se aseguró de hacer una investigación con respecto a nuestra especie. Aprendí mucho de él a pesar de todo"

"Fascinante. ¿Por casualidad recuerdas cómo era esa cosa que te inyectó?"

"¿Como olvidarlo?" Preguntó retóricamente, con los recuerdos llegando a él mientras el cansancio parecía pesarle más en los hombros. Su transformación no era una experiencia bonita de recordar, pero a comparación, no era tan mala como otros de sus recuerdos, así que hablar de ella no era lo peor. "Era de color turquesa y brillaba con luz propia, como una sustancia misteriosa salida de una película. El tipo lo llamó «Empíreo»"

"Empíreo" el morado frunció el ceño profundamente, tratando de ubicar el nombre. "Debe de ser una mezcla artificial... ¿Qué clase de químicos usó para crearlo? ¿Recuerdas alguno?"

Ramón se encogió de hombros. "Ni idea. Todo lo que vi fueron botellas de colores y cosas raras. Lo único que recuerdo de esa cosa es que se trataba de una supuesta fórmula experimental"

"¡¿Dices que el propósito del Empíreo era causar la mutación de un individuo?!"

"Él dijo que si la transformación me dolía, significaba que su fórmula funcionaba" se estremeció, tragando saliva. "Y... y me dolió... mucho"

Los cuatro hermanos se quedaron en silencio, dejando a Ramón con la fantasmal sensación de sus huesos crujiendo y sus músculos desgarrándose, ardiendo y dejándolo sin aire. Casi pudo sentir el vívido recuerdo de sentirse sofocado en su propia carne, lo que le erizó la piel e hizo que su estómago se revolviera.

A veces era extraño recordar ese momento...

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Pero no pudo recordar más, pues nuevamente, la voz del azul interrumpió el momento.

"Amigo..." dijo suavemente después de un tiempo, con tono casi solemne...

Hasta que dijo lo siguiente:

"Esa es una historia de origen brutal"

El rojo lo fulminó con la mirada al instante, regañándolo con dureza. "¡Leonardo!"

"¡¿Qué?!"

Sin embargo, Ramón, quién fue el último en haberse esperado eso, se le escapó un resoplido y antes de que se diera cuenta, estalló en carcajadas.

"¡¡Ajajajajajajajajajajajajaja...!!"

Se rió. Se rió con fuerza. Y hacía mucho tiempo que no se reía. Ni siquiera cuando estaba con la abuela. Simplemente... sintió como el absurdo del comentario lo jaló fuera de sus recuerdos y, de repente, su pecho estaba burbujeando. Y entonces su boca se abrió y la risa escapó antes de que pudiera registrarla. Sus labios se curvaron hacia arriba y mostró sus dientes de tortuga, inclinándose sobre Shelliot mientras lo abrazaba en un intento de no dejarlo caer mientras se le escapaba el aliento.

"Eh, miren eso" escuchó vagamente decir al azul, mientras este ponía las manos en sus caderas con satisfacción. "Parece que el chico nuevo sí tiene sentido del humor"

"¡Oh, cállate, tú...! Tú..." se rió un poco más, medio distraído con la gracia del comentario mientras al mismo tiempo trataba de recordar el nombre del otro niño. ¿Cual es que era su nombre?. El rojo lo acababa de decir, ¿No?. Justo cuando lo regañó. Intentó recordarlo, fue hace un momento. "Tú... jajaja... tú, tú..."

El azul sonrió. "¿Yo?"

"Sí, tú, jejeje" Ramón continuaba sonriendo, sin darse mucha cuenta de ello. "¿Cómo es que te llamó el otro ahorita?"

"¿Quién, Raph?" Él levantó una ceja. "Me dijo Leonardo. Ese es mi nombre, ¿Recuerdas?"

"¿Recordar?" Ahora fue Ramón quien levantó la ceja, mirándolo con una sonrisa extrañada. "Solo Mikey me dijo su nombre"

Las otras tortugas se detuvieron en seco, lo que hizo que Ramón se detuviera con ellas y su gracia desapareciera, mirándolos a los cuatro con repentina confusión (esto se estaba volviendo común). Aunque los cuatro parecieron incluso más confundidos que él cuando se miraron entre ellos, serios y presumiblemente compartiendo una conversación silenciosa-

(Algo que le recordó vagamente a sus propios hermanos)

-Ramón solo se limitó a contemplarlos, preguntándose si había dicho algo mal y comenzándo a preocuparse.

Hasta que, finalmente, fue Mikey el que interrumpió el silencio.

"¡Ay, sí, nunca te presenté a mis hermanos!" Exclamó él, abriendo los ojos de par en par y palmeándose la frente con una expresión de «¡Pero qué menso soy!». "¡Sabía que olvidaba algo!"

"Bueno, no ha pasado mucho, así que creo que no es muy tarde para ello. Soy Raphael" se presentó la tortuga más grande, la del suéter y pañuelo rojo que sostenía ambas linternas, sonriendo amablemente con un colmillo que sobresalía a la derecha. "Pero puedes llamarme Raph. O Raphie, si prefieres"

"Leonardo a tu servicio" el de chaqueta y pañuelo azul hizo una reverencia exagerada, dejando a la vista la funda de su espada, como si se presentara ante un rey. "También conocido como Sir León"

Y luego, levantó la cabeza y apuntó al de morado con un dedo.

"Y aquel es Donald, pero él no importa"

"Silencio" le gruñó el de sudadera y pañuelo morado con la Game Boy, acomodándose las gafas. Luego volvió a enfocarse en Ramón, casi formal. "Mi nombre es Donatello, pero puedes dirigirte a mí como Donnie. Dee o Don son apodos igualmente aceptables"

"Ah" dijo Ramón, sin saber qué más decir. Supuso que ahora era su turno de presentarse ante los hermanos de Mikey, ya que tampoco se presentó formalmente. "Soy Ramón. Uh... no tengo ningún apodo, así que, con que me llamen así está bien"

"¡Hola, Ramón!/Hey/Saludos" Los tres que no lo conocían saludaron al unísono, con distintos grados de emoción.

"¡Oye, olvidaste tu otro nombre y tu apellido!" Se quejó Mikey.

Ramón suspiró. Ya qué. "Soy Ramón Justin Lake. Mucho gusto, supongo" luego alzó un poco a la tortuga que llevaba en brazos, mostrándola a pesar de que esta estaba en su caparazón. "Y este es Shelliot, pero supongo que ya aprendieron su nombre"

"¡Y es un nombre muy lindo!" Exclamó Mikey, con Raphael asintiendo detrás de él.

"¿Shelliot?" Donatello arrugó el hocico.

"¿Algún problema con eso?"

Este solo miró detenidamente a Shelliot, como si lo inspeccionara con la mirada, para finalmente levantar un pulgar en aprobación. "En absoluto. Shelliot es un nombre óptimo. Hiciste una buena elección"

"Bien"

Y con eso, todos retomaron la marcha, iniciando ahora una nueva conversación en la que Ramón participó un poco más a menudo mientras llegaban a su destino.

Continuará...

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Y eso es todo por este capítulo!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

¿Qué les pareció este cuarto cap?. Nuevamente sentí que los personajes hablaron mucho, pero esa era parte de la idea, así que no sé. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Este capítulo es una mezcla de varias escenas que quería agregar en el capítulo 3 y que estaban en los borradores del capítulo cuatro y 5, pero que después de la ayuda que recibí para editar el cap 3, decidí fusionar en un solo cap de transición, pues no creo que las tortugas se mantengan muy calladas llevando consigo a un posible nuevo amigo a casa. XD

Así que, aquí tenemos este cap, en donde Ramón simplemente comienza a relacionarse amistosamente con las Tortugas. Todavía la cosa es un poco torpe, pero ahí vamos. Hice lo que pude para hacer que cada Tortuga hablara aunque sea un poco con Ramón, aunque está más que claro que los gemelos se llevaron buena parte del protagonismo. :V Pero bueno, ya veremos a Mikey y a Raph interactuando más con Ramón en el futuro, así que solo es cuestión de ser pacientes. Hasta entonces, ¡Es momento de las curiosidades!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧

Las cuales no son muchas, aparte de las curiosidades técnicas. XD las cuales ya les dije, pero igual veré qué les puedo decir.

Entonces, como dije antes, este cap es una mezcolanza de varias escenas que quería agregar en el cap anterior pero que terminé por quitar porque entonces quedaría muy largo, y quería hacer una escena de los chicos simplemente comenzando a relacionarse mientras llegaban a la Guarida porque los nenes de Rise no son de los que simplemente dejan a uno tranquilo, ¿Saben?. Aunque no todo es un reciclaje, ya que escribí más cosas para complementar y completar.

Empezando con las escena de Ramón preguntando por la Game Boy, eso fijo estaba en el cap 3, pero saqué de allí y alargué aquí. Puede que Ramón no se sienta del todo cómodo al principio con las tortugas, pero eso no evita que todavía tenga mucho que decir. Todos tienen preguntas, pero Ramón decide hacer la que más le llama la atención: la del Game Boy. Decidí que Ramón preguntara por esto para tocar el tema porque por supuesto que Ramón se sentiría más cómodo sabiendo que no está siguiendo ciegamente a un grupo de tortugas desconocidas más adentro de un laberinto de concreto. Y claro, para hablar más de los rastreadores también. Quería aclarar eso para no dejarlo tan al aire, ¿Saben?.

Por lo que, de hecho, Ramón sí vió ese destello rojo en el capítulo anterior. XD Era el rastreador de Mikey. Y sí, obviamente que Donnie les pondría un rastreador a sus hermanos. Él ya graba todo y puedo verlo considerando seriamente ponerles rastreadores subdérmicos. Osea, debajo de la piel para que no puedan quitárselos fácilmente. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Y no sé ustedes, pero puedo ver a Ramón y a Donnie compartiendo esa idea por las razones que no creo sean necesarias mencionar. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Así como el que ambos tengan interés en la tecnología. Quiero decir, Ramón es un mecánico e ingeniero bastante competente en las películas, y estoy bastante segura de que en la series de televisión también (aunque no las he visto), así que definitivamente él y Donnie se llevarían a las mil maravillas en ese ámbito. Pienso escribir más al respecto en capítulos venideros, así que prepárense. (⁠◠⁠‿⁠◕⁠).

También y como dije, quiero que Ramón tenga algún momento especial con cada tortuga. Aquí me centré mucho en los gemelos porque ya saben, Donnie obviamente se pondría hablador si se trata de sus inventos y Leo ya es un tipo muy hablador por naturaleza, así que, ahí está. Aunque lo siento por hacer que Leo se sienta como un mocoso de vez en cuando. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Escribir a estos locos como niños es un poco difícil, porque ellos ya son estúpidos de adolescentes, así que hacerlos más estúpidos de niños es más difícil. Sin mencionar que no sé hasta qué punto podrían llegar sus conocimientos. Donnie no creo que cambie mucho porque ya sabemos que él es un niño genio y eso, así que hablar con él podría ser como hablar con un adulto chiquito. Pero con los demás es complejo. También es un poco complejo escribir a Ramón, ya que en las películas de Trolls él es un ADULTO. Sin embargo, si se las arregló para sobrevivir solo durante años y construir su propio búnker de supervivencia él solito y sin ayuda de nadie, fijo tiene que ser muy inteligente. Al menos más de lo que sería un niño normal. El detalle es que obviamente la inteligencia Troll sería muy diferente a la humana, ya que los Trolls bebés son muy elocuentes y conscientes de sí mismos poco después de que nacen, por lo que se muestra en las películas.

Quiero decir, miren a Diamantito. Ese mocoso solo tenía un mes de nacido en la tercera película y hablaba como un hombre adulto (y no lo digo solo por la voz), además de ser lo suficientemente habilidoso para conducir siendo tan pequeño físicamente.

Así que sí, tratar de equilibrar la inteligencia Troll de Ramón en una versión humana de Rise está algo fuerte, pero hago mi mejor esfuerzo. Aunque creo que lo más difícil será intentar manejar sus ✨traumas✨. Suerte que su mutación no es una situación tan traumática. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

...

Quiero decir, es y no es. Tal vez porque ya pasó por peores cosas a su razonamiento, pero como he estado mostrando, a Ramón realmente no le molesta tanto ser una tortuga. Claro, lo secuestraron y lo tuvieron en una celda por un tiempo, además de que la transformación fue dolorosa, pero Draxum no lo torturó activamente ni nada. Quiero decir, él nunca torturó a Splinter y las gárgolas tampoco. Simplemente trajeron al tipo al laboratorio y él se quedó bien chill hasta que Draxum mencionó lo de crear soldados Yokai y atacar a la raza humana. Algo similar pasó con Ramón. Draxum fue un poco sádico, pero no tuvo razones para dañar activamente a su sujeto de prueba.

Aparte de mutarlo, claro. Pero lo que sea que pasara a raíz de eso sería por causa y efecto del Empíreo, no directamente por él. Solo sería algo que observar.

En fin, continúando, lo siento por hacer que los chicos se comportaran como unos mocosos. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Pero ya conocen a los gemelos. Siempre molestándose. Y Ramón, como hace mucho que no está entre hermanos, obviamente se fastidia un poco y saca por primera vez su sarcasmo™. Pasará un tiempo antes de que nuestro chico sarcástico esté a toda máquina, pero ya empezamos. ಠ⁠∀⁠ಠ.

Pero claro, Ramón es un niño considerado. Obviamente que se arrepentiría al darse cuenta de que Leo quiere hablar con él. Incluso si todavía se siente raro hablando mucho con estos chicos. Aún así, pasamos a que él plantee su otra incógnita: el origen de la espada de Leo. Lo que nos lleva a otra importante revelación sobre los chicos. ¡Son ninjas!. >:D

Y sí, los chicos son realmente muy raros. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Al menos, desde una perspectiva normal. Si Ramón ya cree que lo que le ocurrió es raro, escuchar a estos niños lo es incluso más, ¿Pero quién es él para juzgar?. Solo le tocará esperar y ver, así que habla un rato con Leo sobre su antiguo hogar.

Solo para que se corte la conversación, pues Ramón sigue tratando de despegarse de su familia. Puede recordarlos aveces, pero no tiene ganas de hablar de ellos con nadie. Leo se da cuenta de ello, así que no sigue preguntando.

Y luego pasamos a la siguiente Fase de este capítulo. :V

Aquí aproveché para que Ramón aclarara algunas otras de sus dudas, ya que naturalmente, Ramón no tendría ni la menor idea de qué es una lámpara de calor. Hasta la llegada de Shelliot, él nunca tuvo mascotas, así que es muy ajeno todavía al cuidado de las tortugas. Como dice Leo, una lámpara de calor es solo eso: una lámpara (también llamada calentador infrarrojo) que emite calor mediante radiación electromagnética infrarroja para calentar directamente un objeto o una zona. Sus usos son diversos: como calentador en restaurantes y superficies de cocina, para secado de pinturas o impresiones, para mantener animales jóvenes, y en fisioterapia para aliviar dolores musculares y mejorar la circulación. La lámpara se caracteriza por su rápido calentamiento y por proporcionar calor directo sin generar corrientes de aire. Y principalmente, utilizan una bombilla especial que emite energía en forma de radiación infrarroja. La "radiación roja" que menciona Leo es eso, radiación infrarroja, la cual es una forma de radiación electromagnética invisible para el ojo humano, cuya longitud de onda es más larga que la de la luz visible. Se emite de forma natural por el Sol y el calor de los cuerpos, y se experimenta como calor.

Y no, las lámparas de calor no queman... osea, sí queman si las tocas directamente, pero su luz no quema. Es inofensiva. Así que los chicos pueden acostarse bajo la luz todo lo que quieran.

Entonces, pasamos a la nueva conversación, y no, no todas las tortugas comen verduras, obviamente. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Las especies acuáticas comen carne, aunque también hay especies terrestres que comen carroña, pero en su mayoría comen plantas. Y las tortugas de agua como los son Raph, Donnie y Leo tiene como parte principal de su dieta el pescado. Ramón también, al ser una especie acuática, aunque creo que comen crustáceos y moluscos más a menudo. Y en general, muchas tortugas comen insectos a veces.

Y ahora que llegamos a esa parte, ¡Obviamente que los chicos se presentarían con sus especies de tortuga!. Creo que es una parte importante que ellos tenían que aclararle a Ramón, así como Ramón tenía que decirles a ellos su especie de tortuga. Y una vez más, vemos la ignorancia de Ramón hacia las distintas especies de tortuga, aunque no se le puede culpar. Es decir, ¿Cuantos de nosotros sabíamos que existían las tortugas de caparazón blando a los 8 años?. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Hay que admitirlo, solo conocemos sobre diferentes especies de tortuga por TMNT. Por el resto, somos unos completos ignorantes.

Después, los chicos hablan nuevamente sobre la experiencia de mutación de Ramón y sobre Draxum... solo para que Leo destruya el ambiente siendo tan serio como él puede ser. XD Porque ya sabemos todos que Leo solo puede procesar momentos difíciles y de tensión con comentarios idiotas y chistes malos.

Lo bueno es que al menos el ser tan random le sacó una sonrisa a Ramón. :) Todos sabemos que se lo merece. ¡Es entonces que finalmente nuestros muchachos se presentan entre ellos!. Porque si se habrán dado cuenta, Ramón nunca se dirigió a ellos por sus nombres en todo el capítulo, solo por sus colores. A excepción de Mikey, claro. Así que por supuesto que tocaba la debida presentación.

Y ojito con Donnie juzgando el nombre de Shelliot. (⁠◠⁠‿⁠◕⁠). No está mintiendo, él cree que es un nombre óptimo. Tanto que tal vez elija un nombre similar en un futuro no muy lejano...

¡Pero hasta ahí llegan las curiosidades!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Nuevamente, espero les haya agradado el capítulo, aunque siento que pudo quedar mejor. Pero igual me gusta. Ta bien chidori. En cualquier caso, pueden decirme cómo les pareció el asunto en los comentarios o solo dejar sus pensamientos sobre cómo va la historia. ¡Ya saben que me gustaría saber qué les parece todo!.

Pero dicho esto, las dejaré. ¡Nos vemos la próxima!.

Adieu.

 

Chapter 7

Chapter Text

Capítulo 5
"Bienvenido a Nuestra Casa"

Ramón no estuvo seguro de cuánto tiempo caminaron, ni de cuántos túneles cruzaron, o de cuántas veces cambiaron su rumbo de la derecha hacia la izquierda y de izquierda hacia la derecha desde que comenzaron a andar, pero estaba bastante seguro de que su viaje fue largo. Largo y tendido. Aunque al mismo tiempo, extrañamente corto.

Después de la primera media hora de viajar con los hermanos, hablar con ellos se volvió más fácil. Más… simple. La verdad no eran tan mala compañía como pensó en un principio e incluso comenzó a sentirse más cómodo a su alrededor luego de que finalmente los demás se presentaran con sus nombres (cosa que por alguna razón se les olvidó). Después de todo, ya le habían dejado en claro en todo el tiempo que llevaban juntos que no eran peligrosos, solo un poco raros.

Está bien, de acuerdo, tal vez muy raros. En especial si recordábamos la parte de los ninjas y demás, pero el espalda de diamante ya había llegado a un punto de no juzgar. Estaba demasiado cansado y realmente no tenía derecho de señalar nada teniendo en cuenta la situación compartida de todos (ser tortugas), así que ignoró cualquier otra cosa extraña que saliera de ellos y la asumió como posible verdad porque, ¿Por qué no?.

Y con eso, salieron muchas más cosas extrañas durante las múltiples charlas que tuvo con ellos mientras caminaban hacia la casa de los hermanos. O al menos, las suficientes cosas extrañas como para que Ramón dejara de contar, limitándose a aceptarlas. Escuchó a los chicos hablar y hacerle preguntas, las cuales él respondió e hizo algunas a su vez, las cuales también fueron respondidas. Por suerte para el ojiazul, ninguna pregunta fue demasiado personal, sinó que se mantuvo entre los gustos y sobre algunas sagas de películas que a ellos les encantaba, de las cuales se enfrascaron en una una vez que mencionaron algo que al parecer era un constante tema de debate. Entonces, los cuatro hermanos comenzaron a intercambiar palabras que Ramón apenas pudo entender, y más pronto que tarde, que apenas pudo registrar.

Pues el agotamiento ya comenzaba a afectarlo.

Se las arregló para mantenerse firme a pesar del frío que le mordía la piel y lo muy pesados que se pusieron sus párpados, concentrándose en los diversos temas de conversación de las otras tortugas para mantener su interés en alto y no dejarse llevar, pero todo tenía un límite. A medida que pasó el tiempo, la fortaleza de Ramón se fue desgastando, superando su terquedad con creces. El espalda de diamante hizo todo lo posible por aferrarse a las ruidosas voces de sus acompañantes, bostezando de vez en cuando y esforzándose por no caer dormido. Pero cuando mantener los ojos abiertos se convirtió en una tarea olímpica incluso con sus compañeros casi gritando a un lado, Ramón sabía que la cosa estaba mal. Le dolían todos los músculos, y sus pies y piernas en particular latían a cada paso, suplicándole detenerse. Durante los últimos minutos, le costó mantener el ritmo de la caminata. Sobretodo cuando sus párpados pesaron tanto que se encontró luchando tan solo para mantenerlos abiertos un poco más. Estaba al borde del desmayo y lo sabía.

Cada paso que daba era pesado, torpe. El mundo era algo borroso a su visión y las voces de los hermanos se mezclaban en una cacofonía de ruidos sin sentido. Lo único que permanecía firme eran sus brazos, conscientes de la vida que llevaban consigo. A Ramón no le importaría caerse si fuera solo por él, pero no podía permitir que Shelliot se lastimara.

Sin embargo, Ramón tropezó con sus propios pies, perdiendo el equilibrio de repente y soltando un jadeo ahogado al sentirse caer.

"¡Cuidado!"

Alguien lo atrapó justo a tiempo y evitó que su cuerpo terminara de desplomarse, dejándolo con las rodillas dobladas y semi agachado en el suelo, el corazón latiendo con fuerza por el susto. Por instinto, apretó a Shelliot con un sobresalto y abrió los ojos de golpe, sintiendo como recuperaba un poco de energía ante la repentina descarga de adrenalina.

"Oh, mierda…" murmuró el ojiazul, respirando pesadamente mientras miraba al suelo con algo de temor. Luego, miró al dueño de los brazos que lo habían atrapado, encontrándose con la tortuga de azul. "Gracias…"

"No hay de qué" descartó León, ayudándolo a enderezarse. Los dos se habían detenido y los demás también.

Raph los alumbró con las linternas, luciendo preocupado. "¿Estás bien, Ramón?"

"S-sí, sí. Estoy…" tomó un poco de aire, haciendo una pausa para tranquilizarse. "Estoy bien, solo… se está volviendo difícil mantener los ojos abiertos…"

"Ya lo creo, hombre. Estás más frío que una paleta" comentó León con un ceño, sus manos puestas firmemente en sus hombros desnudos como si temiera que Ramón se volviera a caer si lo soltaba.

Ramón de repente tuvo el mismo temor.

Raph miró a Donatello. "Donnie, ¿Ya estamos cerca de casa?"

El susodicho revisó la pantalla de su Game Boy, con expresión más seria que antes, y asintió. "Sí, estamos a solo dos túneles más de la Guarida"

"Ya escuchaste a Donald. Solo aguanta un poco más"

"¿Quieres que lleve a Shelliot por tí ahora, Ramón?" Mikey se acercó.

Un sentimiento de ansiedad floreció en su interior, con un "no" en la punta de su lengua y rechazo inmediato apareciendo en su cerebro. No, no quería soltar a Shelliot. Era su amigo y tenía que llevarlo él, no importa si estos chicos no iban a hacerles daño y solo querían ayudar, pero al tardar en reunir el aliento para su respuesta, lo pensó mejor: así como no quiso soltar a Shelliot para dárselo a otra persona, tampoco quería soltarlo para que el pobre se cayera al suelo y la idea de que eso pasara lo hizo tartamudear. Es cierto que no faltaba mucho para llegar a la casa de las tortugas, pero…

¿Sería Ramón capaz de aguantar hasta llegar a allá?.

El espalda de diamante era consciente de sí mismo. Aprendías a hacerlo cuando vivías completamente solo el tiempo suficiente y tenías que arreglártelas sin ayuda de nadie, cosa que también aprendió con los vagabundos. Estar pendiente de cuándo te enfermabas o qué te dolía era clave para la supervivencia en la calle (o cualquier tipo de supervivencia en general, si se pensaba cuidadosamente), y Ramón sabía que no estaba en su mejor momento. Que todo su cuerpo doliera era malo, que su visión se nublara era malo, que no pudiera permanecer despierto era incluso más malo. Y para colmo, podía sentir un ligero pellizco en la zona de entre los ojos: el comienzo de una jaqueca…

No, era muy arriesgado. No importa si solo faltaban 3 túneles, apenas podía consigo mismo y recién casi se había caído. No podía dejar que eso se repitiera. No podía lastimar a Shelliot.

Así que, solo por seguridad, tomó una decisión.

"Está bien. Mikey, p-por favor… llévalo por mí" Ramón exhaló pesadamente, con la ansiedad apretándole el pecho. "No quiero dejarlo caer…"

Mikey asintió vigorosamente y se puso frente a él, estirando sus brazos hacia la tortuga más pequeña. Con una cantidad de cuidado que Ramón estuvo a punto de pedir pero que no pudo expresar porque el de naranja ya se estaba moviendo, la tortuga de manga larga tomó con sus manos el bulto enrollado en el chaleco de Floyd y se aseguró de sostenerlo bien antes de quitárselo cuidadosamente al ojiazul. El miedo le hizo cosquillas cuando el peso de su mejor amigo se fue de sus brazos, con su cerebro empujándole a la mente la imagen mental de Miguel Ángel perdiendo a Shelliot y con la criatura cayendo al suelo de cemento con un golpe sonoro que rompería su caparazón, lo que solo le hizo atragantarse.

Pero eso no pasó. Las manos de Mikey temblaron por un segundo ante el peso de la criatura, antes de que rápidamente ajustara sus brazos a una posición más segura y firme, imitando el como el propio Ramón cargaba a Shelliot usualmente; con un brazo bajo el plastrón y otro sobre el caparazón, las manos de tres dedos envolviéndose en los bordes para asegurar el agarre.

El ojiazul soltó un suspiro de alivio que no sabía que contenía cuando estuvo seguro de que el naranja tampoco dejaría caer a su amigo pronto.

"Vaya, cuánta confianza" se burló León.

"Los conocí hace como una hora" refutó el ojiazul en defensa.

"Y es más que suficiente para saber que ese pequeñín es muy importante" le tranquilizó Raph.

"¡No te preocupes, Ramón! Cuidaré muy bien de Shelliot" el naranja le sonrió dulcemente, con su mejor amigo acunado como un tesoro entre sus brazos. "No lo soltaré hasta que podamos dejarlo en una almohada bajo la lámpara de calor"

"Hay que seguir" apremió el morado. "Mientras más pronto lleguemos a casa, más pronto podremos hacer eso"

"Okay…"

Después de eso, los 5 apresuraron un poco el paso y acortaron rápidamente el tramo que les quedaba. No siguieron hablando, concentrados en llegar a su destino. Mikey se mantuvo cerca para permitir que Ramón pudiera mantener un ojo sobre Shelliot, mientras que a su lado, Leonardo mantuvo un agarre firme en su brazo derecho, casi como si estuviera esperando a que se volviera a tropezar para jalarlo hacia arriba y evitar que se cayera, aunque Ramón apenas fue consciente de que las manos ajenas seguían sobre su piel. Sentía tanto frío y dolor en los músculos que le costaba distinguir algunas cosas si no prestaba la suficiente atención. Por el resto, de algún modo se las arregló para mantener los ojos abiertos y mirando, aprovechando la adrenalina que le había dado el susto de casi soltar a Shelliot para resistir un poco más.

Hasta que, finalmente, el pequeño grupo llegó a la casa de las tortugas.

"Yyyyyyyyyyyyyyyyyyy… ¡Aquí estamos!" Anunció Donatello al doblar la esquina, con los demás pisándole los talones. Se giró a los cuatro y señaló con un gesto dramático de orgullo. "¡Hogar, dulce Guarida!"

Y los otros tres se animaron ante la vista.

Era solo un pasaje de alcantarilla como cualquier otro, solo que más grande y amplio. Incluso más grande a como lo habían estado siendo en la última media hora que llevaban caminando. El túnel se extendía a varios metros más adelante, creando un largo y amplio pasillo hasta que finalmente se podía ver cómo el túnel doblaba la esquina hacia la derecha, con varios otros arcos que servían como umbral para adentrarse a otros túneles más al fondo que probablemente llevarían a otras zonas de las alcantarillas. O a muchos más túneles que harían lo mismo.

Pero lo que más le llamó la atención a Ramón fue que este nuevo pasaje en particular tenía iluminación. Una iluminación tenue, pero lo suficientemente fuerte como para que no estuviera en total oscuridad. Cables con pequeñas lucecitas navideñas color crema eran las que se encargaban de brindar claridad al pasillo de concreto, las cuales colgaban del techo y se enredaban a los tubos hasta llegar a uno de los arcos en particular. Los hermanos lo guiaron hacia este, siguiendo las luces festivas que se acumulaban justo arriba de la entrada a un nuevo túnel, cuyo hueco había sido tapado con una cortina vieja de color vino.

Ramón, por su parte, solo levantó ambas cejas (o algo así, ya que realmente no tenía cejas) cuando se pararon frente a esta, haciendo la pregunta obvia.

"¿Esta es su casa…?"

"¡Sip! La entrada es un poco rústica, pero te gustará el interior" le dijo Leo, mientras los demás cruzaban la cortina sin ningún problema. Donnie pasó primero, seguido de Raph, quien se quedó atrás y con las linternas en sus manos, apartando la cortina con un brazo para los demás. Mikey entró con Shelliot. "Tenemos mucho espacio"

Dicho eso, Leo lo jaló adentro.

Raph cerró la cortina detrás de ellos y apagó las linternas con dos clicks. Sorprendentemente, el interior estaba claro, con más luces navideñas alumbrando el interior desde la plomería del techo como si les dieran la bienvenida. El ambiente, sin embargo, era frío y húmedo. Ramón podía oler y escuchar el agua de la tormenta con claridad. Miró hacía el final del túnel, más corto pero no menos grande, y se dió cuenta de que más adelante parecía haber una cascada y más luz.

"Uh, ¿Tienen fugas de agua o algo?"

"Oh, es la lluvia. Lo sentimos por eso" se disculpó el rojo. "Hay un agujero en nuestro techo que aún no hemos tapado, así que suele entrar agua y esas cosas. ¡Pero el resto de la casa está completamente seca y caliente!"

El ojiazul no estuvo del todo seguro de confiar en eso, pero ni siquiera pudo dudarlo cuando finalmente los hermanos lo empujaron hacia adelante y todos salieron al otro extremo del túnel. La claridad se volvió incluso más intensa al salir, sorprendiendo a Ramón y haciéndole cerrar los ojos un poco encandilado. Los sonidos líquidos y encharcados eran terriblemente escandalosos nuevamente, justo como cuando llegó a las alcantarillas, lo que le irritó un poco. Hizo una mueca por un momento, antes de que sus ojos se abrieran de nuevo y registraran la nueva vista.

Un suave jadeo de asombro se le escapó de la boca.

"Wow…"

El lugar era prácticamente enorme, lleno de espacio y mucha libertad para estar en una sofocante alcantarilla en el subterráneo. Los 5 se encontraron parados en lo que parecía un grueso suelo de hormigón que daba la vuelta a una gran habitación, la cual era circular como un anillo, y les presentaba más arcos en las paredes que, por lo que Ramón pudo notar desde su posición, daban seguramente a otros lugares habitables. El centro estaba hueco, dejando pasar un chorro de agua grueso que venía desde el techo como si, en efecto, fuera una cascada, cuya agua irregular parecía caer en alguna piscina al fondo. O al menos así sonaba. Habían más luces de navidad, simples y de colores, esparcidas por las partes más altas de las paredes y alrededor de más tubos, con algunas otras lámparas más normales para complementar la iluminación. Aunque no todas estaban encendidas, solo dejando lo necesario para poder tener una visión clara de lo que los hermanos llamaban "casa".

Ramón quiso asomarse por el borde que daba al centro para ver qué exactamente había abajo y en donde terminaba el agua, sin embargo, los dueños de la casa ya estaban poniéndose en movimiento.

"¡Ta-dah~! ¡Bienvenido a nuestra casa, Ramón!" Anunció Mikey con alegría, aún con la tortuga más pequeña en un agarre seguro, pero de algún modo arreglándoselas para presentarle el lugar. "¿Qué te parece? ¿Te gusta, te gusta? ¡Porque tenemos mucho espacio y muchos cuartos! Como el baño, la lavandería, la sala de juegos-"

"Puedes darle un recorrido a Ramón más tarde si él quiere, Mikey, pero por ahora creo que deberíamos concentrarnos en llevarlo a él y a Shelliot a la lámpara de calor" le dijo Raph.

"¡Oh, cierto!" El de naranja saltó hacia la derecha. "¡Vamos, Ramón, la lámpara está por aquí!"

"Uh-"

"Yo iré a mi laboratorio" anunció el morado, yendo a la dirección opuesta.

"¿Eh~? ¿Ya no quieres pasar tiempo con nuestro invitado, Don?" Preguntó el de azul.

"No es eso. Noté algunas fallas en mi computadora mientras regresábamos, así que voy a buscar algunas de mis herramientas. Confío en que ustedes sabrán encargarse de la situación mientras regreso"

"No te preocupes, Donnie. Lo tenemos" le aseguró la tortuga más grande. "Oh, espera, ¿Puedes llevarte las linternas, porfa?"

Raph le dejó a Donnie las linternas que ya no necesitaban y los otros dos lo condujeron a lo que parecía ser el final del pasillo, ya que el anillo que rodeaba el amplio espacio circular y en la que caminaban se cortaba y no alcanzaba a su otro extremo, el cual estaba como a dos o tres metros de distancia, según sus cálculos. Sin embargo, el borde de una rampa de acero pegada a la pared los saludó, la cual se dirigía…

¿Hacia abajo?.

¿Había más de un piso habitable?.

"Cuidado con la rampa, no tiene barandillas" advirtió Raph desde atrás.

Mikey bajó primero, quien saltó a la rampa y casi le dió un infarto a Ramón cuando aterrizó en el metal, causando un sonoro estruendo metálico, pero volvió a saltar como si la rampa fuera un trampolín y cayó de pie y sin problemas en el pasillo de abajo.

El niño les dedicó una enorme sonrisa, como si no tuviera a un pasajero que podría habérsele caído con el más mínimo tropiezo, a lo que el ojiazul reaccionó.

"Dios mío, ¡No hagas eso con Shelliot!" Regañó Ramón al instante, erizándose como un gato. "¡Podrías haber tropezado y caído!"

El de naranja dió un respingo ante el arrebato, pero al menos tuvo la decencia de parecer avergonzado al recordar que estaba llevando un ser vivo con él. "¡Ay! Lo siento…"

"Uf, solo no vuelvas a hacerlo nunca…"

"Relájate, Miguel es muy bueno saltando y escalando" descartó Leonardo.

"Eso no me tranquiliza"

Luego bajó Ramón, quién con el nerviosismo de resbalar y tropezar mientras descendía por la rampa de acero, se encontró más despierto y descendió con sumo cuidado, con Leo soltándole el brazo para seguirlo detrás. Fue un poco lento, pero finalmente llegaron a lo que parecía ser un segundo anillo de concreto que funcionaba como pasillo, con más entradas a otros presuntos cuartos funcionales.

Dos de ellas, en particular, le llamaron la atención. Una era muy amplia, similar a la entrada de un garaje con todo y la puerta enrollable (la cosa de metal para cerrarla), mientras que la otra era extrañamente más… ¿Elaborada?.

Parecía estar cerrada completamente, con piezas de madera como parte de la estructura y un material blanco que parecía casi delicado que la complementaba, tapando los huecos. El diseño de la cosa le pareció chino o algo así. Y estando más abajo en la casa, pudo notar el fondo: allí, había una especie de plataforma de concreto en la que el agua del techo que caía terminaba en un charco grande, el cual se escurriría en una canal en los bordes. Sin embargo, no parecía que se hubiera inundado. El agua se acumulaba en la canal, siendo llevada a alguna parte y manteniendo estos 6 agujeros perfectamente secos que, Ramón notó, también estaban llenos de cosas adentro que estaban perfectamente secas.

Más habitaciones, supuso.

"Raphie irá por más almohadas a su habitación" anunció el susodicho cuando se les unió en el segundo piso. "Volveré en un segundo"

"Ya rugiste. Estaremos en la sala de televisión, entonces"

"¿Televisión?"

"¡Vamos!"

Entonces Raph también se separó de ellos y bajó por otra rampa hacia las habitaciones de abajo, mientras que los dos hermanos que quedaban lo guiaron a un umbral en específico, lejos de la puerta de garaje y la puerta china, a una que tenía cortinas también, aunque a diferencia de las de la entrada de la casa, estas eran azules y estaban en tiras prolijas y estiradas, con lo que parecía… ¿Chino?, escrito sobre ellas.

Qué curioso.

Pero bueno, las tortugas ignoraron esa rareza y entraron con Ramón. Y así, se encontraron oficialmente en uno de los cuartos.

Estaba más oscuro que el resto de "la casa", con una iluminación incluso más tenue y un suelo hecho de rejilla que los separaba de un pozo de agua que estaba abajo. Había un sillón cerca del centro, a una distancia considerable de un televisor viejo que estaba en una mesita de noche con una pata rota contra la pared del fondo, la cual se mantenía en pie gracias a un ladrillo rojo que la sostenía. Habían otras cosas, como pufs remendados y estanterías llenas de chucherías varias, pero el espalda de diamante apenas pudo registrar esas cosas al detalle cuando sus dos acompañantes lo condujeron a una esquina alejada de la habitación, en la cual había un par de colchones juntos, algunas almohadas y una manta.

Además de, al parecer, una enorme lámpara casera a un lado.

"Muy bien, ¡Aquí estamos!" Anunció Leo, dirigiéndose hacia la lámpara y apuntando a los colchones. "Ahora, échate allí"

Ramón lo miró, parpadeando como un búho. "¿Eh?"

"En el colchón, Ramoncito, en el colchón. Vamos, yo encenderé la lámpara. ¿Mikey?"

"Ahí estás, Shelliot" dijo Mikey, yendo a uno de los colchones y agachándose para dejar a la pequeña tortuga sobre él con mucho cuidado y cariño, casi tanto como lo hubiera hecho Ramón. "Ahora podrás calentarte y dormir rico" se volteó al ojiazul, con esa sonrisa más brillante que el sol. "¡Ven, Ramón! No seas tímido"

El ojiazul dudó, pero se acercó inseguro. Leo parecía estar desconectando y conectando algunas cosas cerca de la lámpara mientras que el niño de naranja palmeó el lugar junto a Shelliot en la superficie suave, invitándolo a sentarse. Y eso hizo. Ramón se sentó en el borde del colchón sin saber qué esperar, y miró a Mikey con ansiosa interrogación. El niño solo le sonrió con confianza.

"Anda, acuéstate. Así podrás calentarte mejor" animó el naranja.

"Hazlo boca abajo" le indicó el azul sin mirar. "Así podrás calentar tu caparazón primero. Lo mismo con Shelliot. Deberías quitarle esa cosa que tiene encima para que se caliente mejor"

"Um, okey…"

Ramón siguió las instrucciones con vacilación y le quitó a Shelliot el chaleco de lana de Floyd, dejando su caparazón desnudo al mundo. El ojiazul hizo lo mismo consigo, quitándose la mochila de encima y dejándola a un lado para acostarse boca abajo en el colchón, con Shelliot junto a él y el chaleco de Floyd debajo de su rostro. Mikey le pasó una almohada para que la acomodara bajo su barbilla y pronto se encontró tumbado, como si estuviera sobre una toalla en un día de playa.

Entonces, Leo los miró.

"Muy bien, ya conecté todo. ¿Listo para la mejor experiencia de tu vida, Ramón?"

"Eh, ¿Eso creo?"

"¡Genial!. Pues aquí vamos~"

El azul bajó un interruptor y de súbito una luz rojiza cayó sobre él con un ruidoso «¡Puf!», dándole un breve susto y haciendo que diera un respingo, pero no se movió más. Se quedó tenso por unos segundos y miró a su alrededor con confusión, como si esperara que algo más pasara.

Pero luego, sintió el calor. El agradable calor. Y fue como si algo dentro de él comenzara derretirse.

La luz rojiza era un poco intimidante a la vista, pero era cálida. Tan cálida como la luz del sol en una mañana fría o una chimenea en una noche gélida. La calidez lo abrazó a los pocos momentos de que la luz se encendió, acariciando al espalda de diamante con suavidad y tocando su piel pálida como algo que Ramón solo pudo describir como una clase de afecto maternal. ¿Sería así como se sentiría tener a una madre que te abrazara? ¿Que cuando tuvieras frío y ella te acurrucara en sus brazos tiernos y cálidos, te hiciera sentir a salvo del mundo?.

Ramón no estuvo seguro, ya que nunca tuvo una madre con la cual comparar. Pero el calor sí le recordó a la abuela. El cómo la mujer mayor solía arroparlo con una manta cuando era más pequeño y subirlo a su regazo para abrazarlo mientras ambos se balanceaban en su mecedora, con ella tarareando una vieja canción cuya letra nunca supo y cuya melodía recordaba a medias. O al menos eso creía. Lentamente, el espalda de diamante se relajó hasta que estuvo totalmente tumbado sobre el colchón, inmóvil y con las extremidades sin fuerzas. Le dolían, pero ese dolor comenzó a ser alejado cuando el calor traspasó su piel y llegó a sus huesos, calentando su carne a tal grado que la somnolencia ya no tenía razón para ser amable.

El ojiazul soltó un profundo suspiro de alivio, como si le quitaran un enorme peso de encima. Sus párpados no aguantaron más. En contra de su voluntad, estos se fueron cerrando, pero Ramón no se opuso a ello en esta ocasión, demasiado distraído con la calidez que ahora cubría su cuerpo entero. Tanta calidez. Oh, ¿Cuando fue la última vez que se sintió tan cálido?.

«"Duerme tranquilo, bebé"» creyó escuchar una voz susurrándole en los oídos, mientras estaba prácticamente al borde de la inconsciencia. Una voz que casi le pareció como la de la abuela Rosie. «"Todo estará bien. Estás a salvo"»

«"…finalmente estás a salvo…"»

Ramón no luchó más. Con esa última jugada de su cerebro, sus ojos se cerraron y cayó en la oscuridad absoluta, dejando que la negrura lo engullera. Ya no más ruido, ya no más luz. Solo calor y suavidad a su alrededor mientras el susurro de una vieja canción familiar era tarareada en las profundidades de su mente, incitándole a dormir.

Y antes de perderse en un sueño profundo, tuvo una visión. Una breve alucinación de una pequeña versión de sí mismo arrullado por su abuela en la vieja mecedora de su departamento mientras ella le cantaba. Una imagen de su antiguo hogar y su última familia.

Ramón se durmió, añorando de nuevo esa sensación de amor.

El chico nuevo se encontró acostado sobre las colchonetas bajo la lámpara de calor, con un almohada debajo de su barbilla y su pequeña mascota a su lado, muerto para el mundo. Ramón respiraba con profundidad mientras era bañado por la luz roja de la lámpara. Tanta profundidad, como si nunca antes en su vida hubiera respirado tan profundamente. Incluso se podía notar lo tranquila que era su respiración, algo que usualmente no era tan obvio en ellos cuando dormían. A menos que estuvieran durmiendo tan bien.

Y el pequeño Shelliot también se la estaba pasando de perlas, habiendo finalmente salido de su caparazón no mucho después de que la lámpara se encendiera y sacando todas sus extremidades para extenderlas al máximo y recoger todo el calor que pudiera al darse cuenta de que ya nadie lo cargaba, feliz de poder disfrutar de una deliciosa siesta bajo el sol (o algo así). Ahora, el pequeñín también había cerrado sus ojos mientras estaba despatarrado sobre la suave superficie, presuntamente durmiendo igual que su dueño.

Leonardo soltó un silbido bajo.

"Vaya, no duraron ni 5 minutos. Es un nuevo récord" se impresionó el de azul… aunque también sintió algo de preocupación por dentro. Usualmente, era fácil relajarse bajo la lámpara de calor y caer dormido fácilmente, pero este tipo no había durado nada. Literalmente se desmayó al minuto que Leo la encendió.

Lo que significaba que este sujeto definitivamente había estado más agotado de lo que pensaron o había tenido frío. Mucho frío. Y ninguna de esas cosas era buena. ¡Cielos!.

"Awwwwww, que lindos son" arrulló Mikey, ajeno a sus pensamientos y enternecido al ver a los dos espalda de diamante dormir tan profundamente. Ni siquiera parecían inmutarse ante la voz de Mikey, quien ni siquiera se molestó en usar un tono discreto para no despertarlos. Lo que solo reforzó el inmenso cansancio que su invitado debía de tener para no inmutarse. "Míralos, Leo. Se ven tan tranquilos"

"Ni me lo digas. Y yo que pensaba que este tipo había nacido con cara de que se chupó un limón" Leo se agachó y se apoyó en sus rodillas para mirar mejor la cara de su invitado, libre de arrugas y completamente pacífica por primera vez desde que lo conocieron. "Ahora lo único feo en él son esas ojeras"

Mikey estiró un brazo y le dió un manotazo en el hombro.

"¡Ay!"

"¡No seas malo!"

Leo solo se rió, especialmente porque el golpe en realidad no fue tan fuerte como el de antes y solo se quejó por la impresión. Sobretodo con su chaqueta puesta.

"¿Qué? Solo míralo, parece un mapache" señaló el de marcas rojas. "Está incluso peor que Donnie y yo cuando no dormimos, y eso es decir algo"

Se quedaron en silencio por un segundo, mirando a las dos nuevas tortugas dormir pacíficamente, como si el resto del mundo no existiera para ellos. Dentro de la sala de televisión, la cascada irregular en el centro de su hogar todavía podía escucharse con claridad, pero lo suficientemente amortiguada como para que el retumbar del agua no fuera tan prominente, convirtiéndola en un agradable ruido de fondo. Incluso pudieron oír algo rugir más lejos, tal vez un trueno.

Mikey rompió el silencio.

"Oye…" empezó con voz suave.

Leonardo lo miró de reojo. Su hermano pequeño analizaba a sus invitados con una expresión pasiva, bastante inusual al ser de los más expresivos de la familia, como si pensara en algo detenidamente… lo que hizo que Leo se preocupara otra vez. No es que creyera a su hermanito incapaz de pensar, pero era raro cuando se ponía así de serio.

El naranja continuó con el mismo tono suave, pero claro, a pesar del ruido de la tormenta de afuera.

"¿…Crees que esté bien?"

Leo no supo qué responder.

Al menos, no por un momento.

Volvió a mirar a Ramón, que dormía completamente ajeno al mundo, como si nunca antes hubiera dormido. Y así parecía. Mientras Leo más lo miraba, más notaba que su invitado no parecía estar en las mejores condiciones. Y eso era decir algo teniendo en cuenta que su familia vivía en una alcantarilla, pero llevaba ya una hora examinando al chico nuevo en secreto y había notado cosas que Leo sabía no eran saludables en una tortuga. No tenía ni idea de cómo demonios reaccionaban los espalda de diamante a ciertas cosas o cómo exactamente debían de lucir estando completamente saludables, pero incluso bajo la luz rojiza de la lámpara de calor, Ramón no lucía muy sano. Los pies del chico parecían estar algunos tonos más oscuros que resto de la piel que podía ver de sus piernas antes de que los pantalones le obstaculizaran, mientras que los brazos parecían estar mucho más claros al igual que la cara. Una fuerte señal de que el tipo podría haber pasado un tiempo sin bañarse. De hecho, con el caparazón del tipo a la vista, León vio partes un poco más mugrosas que otras, con los bordes y algunos recovecos rellenos de tierra y suciedad que manchaban su bonito caparazón oscuro con espirales.

Y ni hablar de la estructura del susodicho. Parecía un poco deforme. No estaba del todo seguro de si era porque Ramón había sido humano antes según él, pero según los libros de papá y Donnie sobre tortugas, las deformidades en el caparazón eran una clara señal del comienzo de la desnutrición. Leo siguió examinando a su invitado en busca de más anormalidades. Solo por si acaso. Incluso lo olfateó un poco solo para estar seguro y quiso extender la mano para tocar alguno de los escudos expuestos, pero se abstuvo de lo último porque no quería molestar a Ramón mientras dormía.

Sin embargo, no olía mal. No más de lo que ya lo hacía, pero ese olor era más el olor rancio de una tortuga sin bañarse y que recién se había mojado que el olor dulzón a descomposición.

Eso lo tranquilizó. Al menos, el chico no tenía pudrición del caparazón, lo cual era bueno. De otro modo habrían tenido que despertarlo para tratárselo rápidamente, y Leo realmente no quería volver a despertarlo cuando el pobre estaba tan necesitado de sueño.

Pero lo demás seguía siendo preocupante. Sin mencionar ese horrible raspón que tenía en la rodilla izquierda y que sería bueno revisar en algún momento. Leo lo había notado antes cuando Raph estaba hablando con el ojiazul para saber si tenía casa, y era algo feo. Debió de haber tenido una buena caída recientemente.

Con todo eso dándole vueltas en la cabeza, Leonardo le respondió a su hermanito. Aunque evitó que su preocupación interior trastocara su tono.

No quería que Mikey se angustiara.

"¿Honestamente? No creo que lo esté" se sinceró, y notó por el rabillo del ojo que la expresión de Naranja se agriaba, así que no tardó en agregar: "Pero lo estará. Después de todo, ahora está en casa con nosotros, ¿No?"

Giró la cabeza hacia su hermano y le sonrió, y Mikey solo tardó un segundo en darse cuenta, soltando un jadeo.

"¡Es cierto! ¡Él está aquí, ¿Verdad?!" Se enderezó de un salto, sonriendo de oreja a oreja. Volvió a mirar a Ramón y su pequeña cola se agitó tanto que sacudió el borde de su enorme manga larga. "¡Ahora podemos convencerlo de que sea nuestra familia y que se quede con nosotros para siempre! ¡Y así podríamos cuidarlo todos los días!"

"¿Por qué quieres tanto que sea nuestra familia?" Leo levantó una ceja que no tenía, curioso pero manteniendo la sonrisa.

Su hermano solo se balanceó sobre sus pies con una sonrisita que Leo reconoció como una de esas que hacía cuando tenía algo en la mente, pero su hermano no fue muy claro con su respuesta. "¿Por qué no? ¡Sería divertido! ¡Tendríamos a alguien nuevo para jugar, ver películas y que también sería una tortuga mutante como nosotros!" Se inclinó hacia León. "¿Tú no quieres más familia?"

"Bueno, no es que no quiera. Este lugar sin duda necesita un nuevo soplo de aire fresco" se sinceró el de azul. "¿Pero crees que este sea un buen candidato?" apuntó a Ramón. "No es por ser quisquilloso, pero apenas sabemos algo de él"

Y no lo decía porque le pareciera un mal tipo o algo. En la hora que estuvieron con Ramón, Leo encontró al sujeto bastante agradable. Un poco con mala actitud, pero cualquiera lo estaría si estuviera falto de sueño y de repente se encontrara con cuatro tipos desconocidos que querían llevárselo a casa, así que se le perdonaba. El detalle estaba en el que el espalda de diamante había demostrado ser muy testarudo también, y seguramente hubiera luchado más para no venir si no hubieran usado a Shelliot en su contra, por lo que era muy posible que se negara si le ofrecían ser parte de la familia.

Es más, recordó que Mikey ya había estado intentando convencerlo de venir con ellos y quedarse, y quién sabe cuanto tiempo llevaban así antes de que aparecieran, porque Mikey también podía ser testarudo cuando quería. Si no fuera por Shelliot y porque Ramón no estaba al 100% de sus energías, ¿Habría sido más difícil convencerlo de venir a la Guarida?.

Sin mencionar…

Leo todavía seguía pensando en ese "No" cuando le preguntó sobre su vida como humano. En dónde vivía y si tenía familia. Dudaba saber la historia completa en algún momento pronto, pero su mascota parecía ser todo lo que Ramón tenía ahora mismo.

Así que, probablemente volvería a negarse si le ofrecían nuevamente lo de ser familia.

Pero Mikey no se desanimó. De hecho, pasó todo lo contrario, como Leo sabía que pasaría. La sonrisa de Mikey se ensanchó muchísimo, con una determinación que solo un rayo de sol podía tener.

"¿Y qué? ¡Siempre podemos conocerlo!" Espetó con decisión. "Le daremos comida, jugaremos con él, cuidaremos de Shelliot y aprenderemos todas las cosas que le gustan. ¡Y entonces no querrá irse nunca! ¡Nos querrá tanto que preferirá quedarse que volver a estar solo! ¡Y lo amaremos mucho, mucho! ¡Será nuestro nuevo hermano!"

Y el de azul solo pudo sonreír más ante el amor casi infinito de su hermano menor, realmente no pudiendo seguir llevándole la contraria.

"Está bien, Miguel, me convenciste" Se enderezó y se balanceó hacia el naranja, atrapándolo en un abrazo de costado que hizo al más pequeño reír. "¡Le daremos tanto amor a este tipo que después sentirá asco! ¡Pero no lo suficiente como para querer irse! ¡Como Donald!"

"¿Qué pasa con Donnie?"

Los dos dieron un respingo cuando se voltearon para mirar a Raph, que recién llegaba con almohadas extra bajo un brazo y una manta gruesa enrollada sobre el otro. Los miró a ambos con interrogación.

"¡Vamos a cuidar de Ramón y lo amaremos tanto que será como Donnie!" Anunció Mikey con alegría, devolviéndole el abrazo a Leo, para más confusión del rojo.

"¿Convertiremos a Ramón en Donnie?"

"No así, grandulón" le aclaró el de marcas rojas. "Se refiere a que a Ramón le va a hacer falta una buena dosis de familia en su vida. Quiero decir" apuntó hacia el colchón con un pulgar y una ligera mueca que se mezclaba con su sonrisa de siempre, haciéndola un poco incómoda. "No sé si lo notaste, pero este tipo no está… muy bien"

Raph se acercó, con el entrecejo arrugado y dejando su equipaje junto a la mochila del espalda de diamante. Como Leo, también se tomó un segundo para mirar al chico dormido, su preocupación incapaz de ocultarse.

"Sí…" asintió su hermano mayor suavemente, con la boca como una pequeña curva hacia abajo. "Está solo, ¿No?. No me gustaría que se hiciera daño en alguna parte cuando se vaya…"

"¡Por eso estoy diciendo!" Mikey saltó frente a su hermano. "¡Vamos a convencer a Ramón de quedarse con nosotros! ¡Lo convertiremos en nuestra familia y será nuestro nuevo hermano!"

"¿Nuevo hermano?" Raph parpadeó, sorprendido ante lo que escuchaba y seguidamente luciendo un poco ilusionado… pero luego dudó. "Uh… ¿Y si él no quiere?" Preguntó inseguro, lanzándole miradas a su invitado. "Probablemente no le agrademos tanto como parece…"

"¡Entonces nos esforzaremos por agradarle!" Mikey no dejaba lugar a discusión, cruzándose de brazos. "Vamos a convencerlo de quedarse con nosotros, le daremos mucho amor y lo haremos familia"

Raph sonrió un poco por un segundo, pero luego volvió a dudar. "Y… ¿Qué pasa si tiene familia? ¿En alguna parte? Él era un humano. Probablemente ya tenga a alguien preocupándose por él. No podemos solo… quedárnoslo"

"Bueno, si tuviera una familia" empezó Leo. "¿Por qué estaría viviendo en un refugio en la superficie? ¿Por qué venir a la alcantarilla para evitar la lluvia y buscar una nueva casa? ¿No hubiera sido mejor para él irse con su familia humana? Si es que la tiene, claro"

El de rojo bajó la vista, con el ceño preocupado aún más profundo al considerar esto.

Al mismo tiempo, Donnie entró a la sala de televisión y se les unió al grupo con una pequeña caja de herramientas vieja (la cual solía ser un kit de maquillaje color lavanda) y su computadora casera en una mano, mirando a Ramón dormido en el colchón.

"Veo que la misión de calentar a nuestro invitado fue exitosa" anunció en voz alta… solo para apresurarse en agregar: "Pido ser el primero en tener su atención cuando se despierte. Me gustaría hacerle un interrogatorio adecuado sobre su mutación"

"¿Qué? ¡Pero si tú lo acaparaste durante el viaje con tus cosas científicas!" Se quejó Leo de inmediato. "¿Por qué no aprovechaste de interrogarlo cuando caminábamos? Yo quería mostrarle mi colección de comics"

"Porque no tenía donde guardar sus repuestas para analizarlas más tarde y porque necesito planear una lista de preguntas adecuada para sacar el máximo de información" explicó como si fuera obvio, solo para mirar a Leo con superioridad después. "Además, no hay objeción válida y conoces las reglas. Yo pedí su atención primero con todos presentes para oírme, así que me toca primero"

Leo le sacó la lengua.

"¡Está bien, chicos! Podemos hacer todo lo que queramos con Ramón cuando se despierte. ¡Después de todo, se quedará con nosotros!" Mikey insistió.

"¿Ramón dijo que iba a quedarse con nosotros?" El de morado los miró con curiosidad, ambas cejas alzadas.

"No, pero Leo y yo decidimos que se quedará con nosotros y se convertirá en nuestro hermano. ¿Qué dices, Dee?"

El de gafas no lo pensó mucho, visiblemente complacido. "Es la mejor idea que se les ha ocurrido a ustedes dos en mucho tiempo, Michael"

El susodicho se animó y alzó los brazos en victoria. "¡Hurra!"

Leo miró a su gemelo con sorpresa. "Espera, ¿Qué? ¿Así de fácil? ¿No te vas a quejar sobre que no hay espacio o no quieres a otro tonto sobre tí molestándote?"

Su expresión se volvió engreída. "Oh, por favor. Solo he hablado con Ramón 27.67 minutos y está más que claro que su compañía es mucho más placentera que la de cualquiera de ustedes. Desperdiciar la oportunidad de tener a un posible compañero ingeniero entre nosotros sería una tontería"

"¡Oye!"

"Y de todos modos" agregó el caparazón blando, arreglándose un poco las gafas, que siempre parecían estar chuecas al haber sido pegadas directamente a su pañuelo con cinta adhesiva transparente a los costados de su cabeza, a falta de orejas. "Pensé que dado a que Mikey lo encontró en las alcantarillas, ahora era nuestro"

Raph lo miro con desconcierto. "¿Cómo que nuestro?"

"La ley más antigua del mundo:" anunció Don. "«El que lo encuentra, se lo queda»"

"¡Donnie, no es un objeto, es una persona!"

"¿Y si le decimos «adopción sorpresa» sí vale?" Preguntó Leo, dando su mejor sonrisa y poniéndose al lado de su gemelo para mirar a su hermano mayor, quien farfulló un poco ante la respuesta.

"¡No podemos adoptarlo!"

"¿Por qué no, Raphie? ¿Acaso no quieres otro hermanito?" Presionó el azul.

Raph los miró serio a los tres.

"A Raph le encantaría tener otro hermanito, pero eso no es por esto" aclaró. "No podemos adoptar a Ramón porque somos niños. Ya saben cómo funciona. Papá tiene que aceptar adoptar a Ramón y firmar algunos papeles… o al menos así pasa en las películas" se llevó una mano a la barbilla. "El punto es, papá tiene que adoptarlo para que sea su hijo, y al ser su hijo, él sería nuestro hermano. Nosotros no podemos adoptar a Ramón porque entonces eso lo convertiría en nuestro hijo"

"¡Entonces adoptémoslo como hermano!" Sugirió Mike.

"Así no es cómo funciona, Mikey"

"¿Quién dice?"

"Sí, ¿Quién dice que no podemos adoptar al chico random de las alcantarillas como nuestro nuevo hermano?" Apoyó Leo. "¡Nosotros podríamos firmar esos papeles por papá!"

"Sin embargo, igualmente deberíamos decirle a papá sobre nuestro nuevo invitado, ¿No?" Les recordó Donnie. "Y hablando de eso, ¿Cómo y quién le dice que trajimos a otra tortuga a casa?"

Todos se quedaron en blanco, sin haber pensado tan lejos en su plan.

Leonardo tampoco lo había pensado, lo cual lo descolocó. Sabía que tenían que decirle a papá sobre la nueva tortuga eventualmente, pero… ¿Cómo le explicaban todo?.

¿Y teniendo a Ramón dormido?.

El deslizador se llevó una mano a la barbilla, comenzando a pensar…

"Uh…" Raphie rompió el silencio, rascándose la nuca en voz baja y ajeno a que el azul ya estaba maquinando. "Bueno, había pensado en presentarlo a papá en la cena, pero… ahora que Ramón está durmiendo…"

"¡No vas a despertarlo!" Regañó Mike. "Está cansado"

"Lo , pero decirle a papá sobre Ramón mientras él está durmiendo sería raro" el de rojo hizo una mueca. "No creo que a Ramón le agrade mucho que papá venga a verlo sin que él lo sepa"

"Pero papá sabría de él, ¿No?"

"¿A tí te gustaría que alguien que tú no conoces se colara en tu cuarto mientras duermes solo para ver que estás ahí sin que tú lo sepas, Dee?"

El caparazón blando arrugó el hocico. "No"

"Exacto. Ramón podría sentirse mejor si le presentáramos a papá como es, no que papá lo espíe mientras duerme"

"Pero Ramón duerme, ¿Como le hacemos para explicarle a papá la situación si ni siquiera podemos despertar a Ramón?"

Leo finalmente obtuvo una idea y chasqueó los dedos, llamando la atención de los demás.

"¡Lo tengo! ¿Qué tal si no le decimos nada a papá?"

Raph le frunció el ceño. "Leo-"

"¡Espera, escuchame! Solo sería por hoy" aclaró, con las manos alzadas en gesto pasivo. "Piénsalo, Raph. Aún no sabemos cómo explicarle a papá que trajimos a un extraño a casa, y no queremos despertar a Ramón solo para que conozca a papá. Así que, ¿Qué tal si posponemos las presentaciones para mañana?" Sugirió sonriente. "De ese modo, tendremos tiempo para planear una presentación adecuada Y dejar que Ramón duerma tranquilo. Quiero decir, ¡Míralo! No creo que se despierte pronto" señaló al espalda de diamante aún en el colchón, ajeno a sus voces ruidosas. "Lo más seguro es que duerma toda la noche. Osea, ¿Qué hora es?"

"Son como las 6:30, según el reloj de mi laboratorio" respondió Don. "Pero eso fue hace rato, así que… probablemente sean las 6:40 o 45"

Leo señaló a su gemelo para remarcar su punto. "¿Ves? Ya casi es hora de la cena, y papá solo nos deja quedarnos despiertos hasta las 9. Y mientras esté bajo la lámpara de calor, apuesto a que Ramón dormirá mucho"

"¿Y qué hacemos cuando papá venga para acá?" Preguntó el más grande, poniendo las manos en sus caderas. "Seguramente querrá pasar la noche viendo la televisión"

"Le diremos que la lluvia dañó la antena. Suele pasar"

"¿Y si mira una película?"

El de azul sonrió. "Fácil. Le diremos que estábamos viendo Júpiter Jim y que la videocasetera empezó a funcionar raro, así que Donnie lo dejó en su laboratorio para repararlo mañana, ya que le diremos que se le dañó una pieza rara o algo. Así el tipo no tendrá nada que hacer aquí, por lo que Ramón podrá pasar la noche"

"¿Y si Ramón despierta? ¿O papá igualmente quiere venir aquí a buscar algo?"

"Molestaremos a papá para que pase la noche jugando juegos de mesa con nosotros hasta la hora de dormir. Como no puede ver la televisión, aceptará" explicó el de marcas rojas. "Y dudo mucho que Ramón despierte, pero si lo hace, estaré aquí por si acaso. Me escabulliré después de que papá se vaya a acostar de nuevo y lo vigilaré. ¿Te parece?"

Raphael entrecerró lo ojos, contemplando el plan de Leo en busca de otra objeción y con Leo listo para refutarla con cualquier otra explicación. Era un plan infalible, desde la perspectiva del deslizador, incluso si tenían que mentirle un poco a su padre… pero era lo mejor. La verdad es que ninguno de ellos estaba seguro de cómo explicarle todo, especialmente porque no estaban seguros de cómo reaccionaría. Y si reaccionaba mal, lo mejor sería que Ramón estuviera despierto para ello, ¿No?. No se sentiría bien que discutieran sobre él mientras duerme (bueno, más de lo que ya lo han hecho), así que lo mejor sería que tanto su padre como Ramón estuvieran despiertos para las presentaciones.

Por lo que después de pensarlo por un momento, Raphael soltó un profundo suspiro y dejó caer su brazos a los costados, encogiéndose un poco antes de soltar:

"Espero que tu plan funcione, Leo" los otros tres se animaron, emocionándose ante el visto bueno, pero no antes de que Raph señalara a Leo con decisión. "¡Pero tú te encargarás de mentir!"

"Oh, pst, pues claro que lo haré. Donnie es terrible"

Continuará…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Y hasta aquí llegamos en esta ocasión! ¿Qué les pareció?. Al principio no iba a dormir a Ramón, pero creo que es lo más razonable después del día que ha pasado, sin mencionar que los chicos tenían que dejarlo bajo la lámpara de calor de una vez, así que. ¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯. Realmente no habían más opciones, a menos que hubiera hecho que Splinter despertara antes y se encontrara con los chicos, pero creo que Ramón igualmente no hubiera estado listo para las presentaciones con lo agotado que estaba (y yo tampoco. Creo que hubiera quedado raro una presentación casi al final del cap, luego un corto raro y después una continuación incómoda en el siguiente, así que creo que tomé una buena decisión).

Por lo que ahora sí, ¡En los próximos capítulos serán las presentaciones!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Y tal vez un interrogatorio sobre ciertas cosas, pero ya veremos. ¡Y vaya, ya estamos en el cap 5!. Siento que deberíamos estar más lejos, pero al mismo tiempo no. Si eso tiene sentido. XD Es que técnicamente estamos ya ha inicios del capítulo 2 según mi lista de Capitulos y no sé qué tanto se alargará esto. Espero que no tanto.

Pero bueno, ya iremos viendo. Hasta entonces, ¡A ver las curiosidades!. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧

Las cuales, como el capítulo anterior, no son muchas. Pero igual a ver qué sacamos. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Este capítulo también alcanzó más de las 7000 palabras y siento que quedó un poco raro en algunas partes, pero bueno, sigue una línea fija y la cumple. Ahorita mismo estoy pensando en como acomodar los capítulos siguientes para que todo cuaj

Como sea, veamos qué tenemos. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠).

Entonces, los chicos llevan mucho rato caminando. Y la verdad no sabría decirles cuánto tiempo han estado en las alcantarillas. XD llevan rato buscando a Mikey, y gracias al rastreador, lograron encontralo rápido, aunque los condujo bastante lejos antes de que pudieran localizarlo. Quiero decir, Mikey no paraba de moverse mientras lo buscaban, lo que solo alargó la búsqueda y realmente no encontraron al chico hasta que finalmente se detuvo en un solo lugar para que pudieran alcanzarlo. Entonces, regresaron con Ramón, y duraron más o menos una hora viajando de aquí a allá gracias a Donnie. No le hice mucho énfasis en el capítulo anterior, pero Ramón técnicamente sigue congelándose mientras camina, pero como Ramón es Ramón, se aguanta.

Pero como se dijo, todo tiene un límite, así que obviamente que Ramón está al borde de desmayarse. Y claro que los chicos se preocupan por eso. Ramón es reacio a dejarles a Shelliot, pero tiene más miedo de dejar caer a su mejor amigo por un descuido, así que al menos con Mikey estaría más seguro.

Y entonces, pasamos a la Guarida.

No tengo ni idea de cómo se supone es la entrada y la salida de este lugar, así que improvisé. XD Pues como me quejé un par de veces en Wattpad, al parecer la gente de Rise no se molestó mucho en buscarle la logística a la casa de las tortugas en la serie antes de que Destructor se las volviera mierda, por lo que me tocó armarme una estructura a partir de lo que leí en la Wiki que tiene la casa y algunas imágenes de referencia, por lo que de hecho, la Guarida tiene un agujero en el techo que está literalmente abierto. Probablemente en la serie tengan un sistema para taparlo o algo, pero en este libro es solo un hueco. :V Y sí, hay tres pisos y las habitaciones de las tortugas estan al fondo, pero no se preocupen, que sus cuartos están separados de la plataforma de al fondo, así que duermen secos y tranquilos. A veces en el cuarto de Splinter o en la sala de televisión si hace mucho frío, por lo que todo bien. (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧. Aunque claro, no describí del todo bien la casa porque todavía está en fase Beta, por decirlo de algún modo. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Los chicos aún son niños, así que no creo que tengan todas las cosas que aparecen en la serie, pero las tendrán.

También improvisé una forma con la que ellos bajaran y subieran los pisos, ya que tampoco se explica como lo hacen en la serie. Ellos pueden subir del primer al segundo piso con las rampas de skate, pero, ¿Al tercero como llegan?. Digo, porque hasta que afinen sus habilidades ninja, no creo que puedan subir tan alto siendo niños. Por eso puse lo de las rampas.

Continuando, en el segundo piso de la casa tenemos esta puerta de garaje y esta puerta de estilo asiático. Esta última, obviamente, es la habitación de Splinter, mientras que la puerta de garaje es la sala de juegos. Ya saben, ¿En dónde tienen sus maquinas de Arcade en el futuro?. Aunque por el momento no tienen mucho allí. XD Y sí, la sala de televisión tiene estas cortinas raras que no son cortinas comunes. Se llaman Noren y los caracteres "chinos" que Ramón menciona son estos: かめろんパン, los cuales según la Wiki, significan "pan de melón".

Y sí, la sala de televisión tiene piso de rejilla.

Y pues, no hay mucho más que analizar por aquí. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Perdón. Pero sí está curioso que Ramón se haya imaginado la voz de su abuela antes de irse a dormir, ¿Eh?. Está más que claro que el pobre estaba lo suficientemente cansado para delirar…

¡Pero pasamos a la segunda Fase! La cual, esta vez, es desde la perspectiva de Leo. :D

Aquí remarco que Leo es un chico observador, ya que estaba pendiente de Ramón en todo momento e incluso notó cosas que yo no había mencionado antes porque usualmente nos centramos desde el punto de vista de Ramón, y él no está consciente de sí mismo a ese grado. Solo lo suficiente como para evitar morir. También menciono ligeramente el conocimiento en medicina de Leo. No es mucho porque es joven, pero el hecho de que lo sepa indica que investigó y se tomó la molestia de saber cómo detectar anomalías en la salud, lo que nos encamina a su posible futuro como médico del equipo.

Y hablando de medicina, sí, la desnutrición en las tortugas usualmente provoca deformidades en el caparazón. La principal llamada "piramidismo" que es cuando el caparazón se encorva mucho hacia arriba o intenta tomar la forma de una pirámide o dejar muy marcadas ciertas protuberancias. Y la pudrición de caparazón es mucho peor. Se trata de una infección bacteriana que puede ser mortal si no se trata adecuadamente, y uno de los síntomas es el mal olor, razón por la que Leo se tranquiliza al no olfatear nada podrido. Suerte para nosotros que Ramón no ha sido tortuga por mucho tiempo, porque quién sabe cómo estaría su salud entonces. (⁠•⁠ ⁠▽⁠ ⁠•⁠;⁠).

Pero bueno, ya es oficial. ¡Los chicos de Rise están listos para tener otro hermano!. Incluso si solo conocen a Ramón desde hace una hora. XD Como dije antes, los chicos de Rise son bastante efusivos cuando se trata de la familia o de conocer personas nuevas y creo que, definitivamente, estarían muy abiertos a tener un nuevo hermano tortuga con quien jugar. Sobretodo porque están mucho más aislados en esta época de sus vidas. No lo mencioné antes, pero los chicos aún no conocen a Abril, así que son solo ellos por el momento. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠).

Y como siempre, Leo es el de las buenas ideas, así que no tarda en inventarse un plan para presentar a Ramón y a Splinter sin que las cosas se pongan raras. Claro, podría haber hecho que las tortugas simplemente despertaran a Splinter y le mostraran a Ramón durmiendo, pero no sé. A mí no me gustaría que alguien simplemente trajera a otra persona a mi cuarto mientras duermo solo para "conocerme". Ni siquiera si se supone que estoy en casa ajena. Como dijo Raph, eso sería muy raro. :V

También, obviamente que los chicos no sabrían por donde empezar para explicarle a su padre que trajeron a alguien. Quiero decir, ¿Como le explicas a tu papá que recién se despertó de su siesta que trajiste a un indigente desconocido a la casa para que durmiera en tu sala sin que te lo preguntaran? XD. Yo también lo pospondría hasta que se me ocurriera algo…

Pero bueno, ¡Eso es todo!. De nuevo, no hubieron muchas curiosidades, pero todavía pude sacarles algunas cosas. Por lo menos, les mostré cómo se supone que es la Guarida, así que discúlpenme por cualquier cosa rara en el futuro. Yo voy a intentar de explicar su estructura lo mejor posible y de modo que tenga sentido, pero hasta los artistas de Rise admitieron en su momento que ni siquiera ellos tienen clara la logística detrás del hogar de las tortugas, así que, no tengan muchas esperanzas. XD

Y dicho todo esto, ¡Las dejaré!. De nuevo, espero les haya gustado este cap y el como va la historia hasta ahora! ¡No olviden comentar lo que tengan en mente!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

Adieu.

 

Chapter 8

Chapter Text

Capítulo 6
"¿Tomas Café?"

Parecía que habían pasado vidas desde la última vez que Ramón había dormido tan bien.

El espalda de diamante recordaba casi la mayor parte de su vida desde su temprana infancia, y aunque la mayoría de los recuerdos de su yo de bebé o de antes de los 2 años eran cosas muy vagas y borrosas (después de todo, el cerebro tenía un límite), estaba bastante seguro de ello. E incluso sin recordar ciertas cosas, Ramón sabía otras gracias a la abuela Rosie.

Esta le había mencionado en una ocasión lo difícil que era para todos ponerlo a dormir cuando recién había nacido. Era un bebé que se despertaba con facilidad y le costaba muchísimo dormir, hasta el punto de que tuvieron que enviarle al pediatra un par de veces para ver si tenía algo malo. Eventualmente, descubrieron algunos trucos para ponerlo a dormir fácilmente. Cantarle una canción para tranquilizarlo ayudaba mucho, le dijo la abuela, y ninguno de sus hermanos mayores tenía ningún problema en cantarle por esos tiempos.

Pero cuando las cosas con la banda se volvieron exigentes, antes de que consideraran integrar a Ramón, las canciones de cuna se volvieron escasas y Ramón ya no pudo dormir tan bien, lo que llevó a su familia al plan B: darle un peluche. Este fue un cocodrilo pequeño de color azul y ojos saltones y negros, el cual llamó Croco. Ramón lo amaba muchísimo y el entonces niño humano lo llevaba a casi todas partes, nunca yéndose a dormir sin él. Sinó, le costaba muchísimo conciliar el sueño. Pero mientras tuviera a su Croco a mano, todo estaría bien. O al menos, así lo sentía.

Y su pensamiento se mantuvo así incluso después de que sus hermanos se fueran.

Croco fue su compañero de cama por años. Gracias a él, las noches más tumultuosas en las que se quedaba despierto en la cama añorando a sus hermanos fueron aplacadas por el sueño, aunque no siempre fue así. A veces, los pensamientos intrusivos le ganaban al niño, y simplemente no podía pegar ojo durante la noche. Pero al menos tenía a Croco. Croco, que alejaba los monstruos de su habitación. Croco, que le daba tranquilidad a su mente salvaje. Croco, con quién podía hablar de sus pensamientos más profundos y malestares sin miedo a ser juzgado. Croco, que le hacía compañía en la soledad de su antigua casa cuando ya no había ningún hermano mayor con quien compartir.

Croco, quién a pesar de que Ramón comenzara a ser demasiado grande para dormir con peluches, se mantuvo como su único amigo en el mundo.

Lástima que lo perdió no mucho después de que murió la abuela.

Fue cuando se mudó con su tía Chef. Croco se perdió cuando trasladaron sus cosas al departamento de la mujer y, para colmo, esta le tiró a propósito muchas otras de sus pertenencias, así que no supo qué pasó con él. Lo que sí supo el niño de ojos azules fue que perder a Croco hizo que una bomba estallara en su psique; lo que solían ser noches nerviosas después de la muerte de la abuela se convirtieron en noches de completo insomnio… con pesadillas. Casi cada noche, Ramón rememoraba su pérdida. El ladrón apareciendo, la abuela protegiéndolo, ella cayendo al suelo y muriendo en un charco de su propia sangre. Ramón siempre despertaba con gritos y llanto, pero nunca recibió consuelo. Chef siempre lo regañaba o le gritaba que se callara cuando él la despertaba en medio de la noche, y pronto Ramón se encontró con noches dolorosas. Noches en las que tenía muchísimo sueño, pero no podía dormir por miedo a Chef y a las pesadillas. Al final, se quedaba dormido, vencido por el cansancio, y despertaba sintiéndose de la patada.

Lo único que lo ayudó a conciliar el sueño mejor fue trabajar hasta el cansancio para Chef. Se dió cuenta que los días en los que la mujer lo exprimía de trabajo y lo dejaba agotado le daban noches de sueño completas sin ni una sola pesadilla a la vista, así que a pesar de que odiaba los trabajos de Chef, con gusto aceptó todo lo que la mujer le lanzaba solo para tener un descanso adecuado por la noche.

Y entonces, escapó.

Y su primera noche en la calle fue la peor de todas. Por primera vez en su vida, estaba completamente solo. Sin Croco, sin la abuela, sin Chef roncando en otra habitación. No tenía a nadie ni emocional ni físicamente para que le hiciera compañía, a pesar de que las calles estaban atestadas de gente, pero eso solo lo puso más nervioso. Miles y miles de personas que podrían hacerle daño caminaban en la multitud nocturna de Nueva York, así que se alejó y se escondió en un callejón. Durmió en una esquina oscura detrás de un basurero, oyendo los ruidos de la ciudad y acostado en el áspero suelo de cemento. Estaba incómodo, tenía frío y hambre. Sentía a las cucarachas pasarle cerca de vez en cuando y él solo se acurrucaba más en sí mismo cuando las notaba.

Eso fue cuando todavía sentía alguna aversión por las cucarachas.

De nuevo, fue la peor noche, y Ramón estaba bastante seguro de que no durmió para nada, aunque no lo recordara muy bien. Probablemente se las arregló para disociarse en algún momento para así conseguir algún tipo de descanso. Eso contaba, ¿Verdad?.

Pero en fin, que a pesar de ser la primera y la peor noche de todas, no fue la última. Situaciones similares se repitieron el resto del tiempo que sobrevivió solo. Terminó el Verano y pasó el Otoño, con el clima volviéndose más frío. Y de algún modo se las arregló para acostumbrarse y dormir solo un par de horas al día. Eso fue antes de que se encontrara con los vagabundos que lo acogieron, justo antes de que comenzara a caer nieve.

Vivir con ellos mejoró las cosas por un tiempo. Pero solo eso. Ramón todavía tenía muchísimos problemas para dormir y tenía pesadillas de vez en cuando, pero al menos consiguió un techo, comida más o menos diaria y un lugar cómodo para descansar. Los vagabundos le ofrecieron un sofá y Ramón pudo jurar que ese bendito mueble fue lo mejor que le pudo pasar en la vida. Lo siguió extrañando incluso después de que se marchó para seguir su camino en Primavera.

Finalmente, Shelliot llegó a su vida, y ya no le molestó dormir en cualquier parte siempre y cuando tuviera a su amigo consigo. Todavía no fue capaz de conseguir una noche de sueño completa, pero saber que ya no estaba totalmente solo le tranquilizó. Esto se mantuvo incluso después de su secuestro por Draxum y su transformación en tortuga, pero esto último tampoco fue malo. Es más, convertirse en una tortuga lo ayudó a dormir mejor. De bebé, siempre se imaginó que dormir dentro de tu caparazón podría ser muy cómodo.

Y de hecho, lo era. ¡Diablos, nunca se sintió tan seguro en su vida!.

Además, eso resolvió en buena parte su necesidad de buscar una cama. Aunque todavía durmió acostado como una persona normal de vez en cuando. Dependiendo de su humor. Lamentablemente, las pesadillas todavía se aparecían de vez en cuando y no siempre conseguía una noche completa de sueño.

Pero al menos ahora podía dormir a veces, y eso fue una victoria.

Altas y bajas, ¿No es así?.

Sin embargo, en esta última ocasión. Esta bendita última ocasión… estaba teniendo quizá el mejor sueño que había tenido en su vida.

Tenía todas las extremidades fuera de su caparazón, tumbado en una superficie suave y acolchada. Algo blando estaba sobre él. Una manta, registró inconscientemente. Y se acurrucó más en ella. Para mejorar su situación, todo a su alrededor estaba cálido. Tan maravillosamente cálido. No había ni un solo punto frío y sentía que podía permanecer allí para siempre.

Quería permanecer allí para siempre.

Podía jurar que estaba en el cielo.

Hacía muchísimo tiempo que no había estado tan relajado. Su cuerpo se sentía pesado y un poco dolorido, pero Ramón no quiso moverlo de todos modos. Sus párpados estaban cerrados a cal y canto, pero tampoco tenía intenciones de abrirlos pronto. Respiraba tranquilo, profundo y pausado. ¿Cuando fue la última vez que llenó sus pulmones de oxígeno con tanta tranquilidad?.

Pero la mejor parte era que se sentía… seguro. Como si nada malo pudiera pasarle mientras descansaba, lo cual era un sentimiento muy raro por estos días. Normalmente e incluso cansado, Ramón siempre permanecía alerta, pues nunca se sabía lo que podía pasar cuando vivías solo en la calle. Es decir, lo secuestraron hacía tan solo un mes, por lo que tenía razones. Sin mencionar que también tenía que asegurarse de mantener a Shelliot a salvo.

Un segundo… ¿Y Shelliot?.

Pensar en su mascota lo despertó con un espasmo, y la repentina preocupación sobre el paradero de su mejor amigo comenzó a alejar la somnolencia de su mente. Poco a poco, comenzó a ser más consciente de sí mismo, e intentó moverse. Su cuerpo, y en especial sus piernas, se quejaron por el movimiento, pero tenía que saber lo que había sido de su amigo.

"Mmmm, ¿S'eliot…?" Balbuceó somnoliento, con la voz apenas entendible al su boca no entender del todo los comandos para moverse. El niño probó otra vez, esta vez más consciente de lo que hacía. "¿Shelliot?"

Se acomodó en lo que actualmente era su cama, incorporándose torpemente. Se apoyó en sus brazos con pesadez y se restregó los ojos para quitarse las lagañas. Cuando lo hizo, sus ojos se abrieron parcialmente. El mundo estaba borroso. Algo rojizo. Habían varios bultos suaves y de colores y también estaba su manta. Se restregó los ojos nuevamente para aclarar su visión y volvió a echar un vistazo alrededor mientras todo se enfocaba. Definitivamente había una almohada debajo de él, una manta estaba a su alrededor, el mundo se veía rojizo. Esto le preocupó y miró hacía su izquierda para comenzar buscar a Shelliot de nuevo, esperando encontrar su caparazón en alguna parte.

"¿Shelliot? ¿En donde-"

Ramón se cortó en seco y sus ojos se abrieron como platos cuando su visión enfocó una cara que, por un segundo, no se le hizo familiar. No muy lejos en la superficie suave, tumbado de lado y con una mano de tres dedos apoyando su cabeza, estaba un ser muy semejante a él, sin pelo y con piel escamosa y verde… o al menos, eso le pareció en la luz rojiza, junto con dos marcas de un rojo más intenso que cruzaban sus ojos. Como Ramón, también estaba cubierto con una cobija hasta el pecho y al hacer contacto visual con el ojiazul, este le sonrió, dirigiéndole las primeras palabras que Ramón escuchaba aquel día.

"Buenos días, guapo~" dijo la otra tortuga con un ronroneo, su voz baja y casi seductora. "¿Dormiste bien?"

Ramón solo tardó un segundo de estar completamente tieso mirando a este sujeto a reaccionar, con un estallido de energía cargándolo de movimiento y haciéndole lanzar un puñetazo a la cara contraria, casi acertando con éxito.

"¡Woah!" El otro, sin embargo, consiguió esquivar el golpe, con su sonrisa desapareciendo ante la drástica reacción. Se echó hacía atrás y terminó boca arriba, mirando a Ramón sobresaltado. "¡Eh, ¿Y a tí qué te pasa?!"

El espalda de diamante lo ignoró y se levantó tan rápido como pudo de su lugar. Su cuerpo se quejó, pero lo ignoró gracias a la descarga de adrenalina que se apoderó de él por la confusión. ¿Quién era este? ¿Donde estaba? ¡¿Y Shelliot?!. Se arrancó la frazada que tenía encima y se incorporó prácticamente de un salto, tambaleándose cuando estuvo sobre sus pies en el colchón.

"¡¿Qué-" se cortó de nuevo, con un mareo dándole un golpe bajo. Su visión volvió a nublarse y su repentina energía tuvo un bajón. Tropezó hacía atrás y sintió chocarse contra una pared sólida, de la cual se apoyó para no caerse. Se llevó la mano libre de la frente, gimiendo. "Mmmm…"

"Oye, tranquilo, viejo. ¿Estás bien?" Escuchó la voz del otro preocuparse, así como movimiento a sus pies.

"¿En dónde…?"

"Estamos en nuestra casa, ¿Recuerdas?" Le dijo el otro chico, con su forma verde y azul brumosa de pie con él y acercándose con cautela. "Aceptaste venir para calentarte un rato bajo la lámpara de calor"

Ramón gimió de nuevo, aún con la visión borrosa y llena de manchas. "¿La qué?"

"La lámpara de calor" repitió su contrario. "Estamos frente ella ahora mismo… uh, ¿Por qué no mejor te sientas un momento?"

Unas manos desconocidas lo tomaron del antebrazo y Ramón se estremeció, queriendo alejar el contacto, pero su desorientación no le ayudó. En cambio, ayudó a su contrario, quien lo guío al suelo hasta obligar a Ramón a sentarse. Ya con el caparazón contra la pared y sin sentirse responsable de mantener su equilibrio, el espalda de diamante parpadeó varias veces y agachó la cabeza, en un intento de deshacerse de su mareo. Tardó un rato, pero por fin su lóbulo frontal dejó de sentirse en medio de la neblina, sus ojos aclarándose…

Las manos ajenas se mantuvieron sobre él, como un ancla que lo mantuvo en la realidad. No le hicieron daño alguno, así que cuando Ramón recuperó el sentido, no se apartó de inmediato. En cambio, volvió a mirar a su contrario y se topó con el rostro desconocido.

El cual, dejó de ser desconocido cuando recordó todo lo que había pasado recientemente.

"…Oh"

Algo en su expresión debió delatar que acababa de recordar quién era el que sostenía su brazo, pues este le sonrió divertido.

"Bueno, buenos días, bella durmiente" saludó burlón. "¿Ahora sí sabes quién soy?"

Ramón solo cerró los ojos con pesadez, usando su otra mano para volverse a frotar los párpados con un quejido.

"Agh, maldición. Lo siento, Leo…"

"Está bien" descartó fácilmente. "Me han recibido peor. Una vez asusté a un Donnie falto de sueño cuando el tipo estaba regresando con su 5ta taza de café a su laboratorio y casi pierdo la cara"

El ojiazul sonrió un poco al imaginarlo.

"Pues entonces no deberías sorprender a nadie mientras duerme…"

"Donnie no estaba durmiendo" se excusó. "Y tú acabas de despertar, así que no cuenta"

Ramón volvió a abrir los ojos para ponerlos en blanco. Pero entonces, se dió cuenta de lo que dijo la tortuga de marcas rojas.

"Uh, espera, ¿Acabo de despertar?"

¿Se quedó dormido?.

Leo iba a responder, pero un retumbar profundo y vagamente familiar se interpuso antes de que una voz cansada y áspera se hiciera presente.

"¿Huh? ¿Qué pasa? ¿Ya es de mañana…?"

Ramón volteó y se dió cuenta de que había un conjunto de bultos no muy lejos de ellos, en otro colchón que estaba al lado del que Ramón se había despertado y que también estaba siendo bañado agradablemente por la luz rojiza, la cual el espalda de diamante registró como la luz de la lámpara de calor a la que había venido para calentarse. Pero eso ya no era importante. En el otro colchón, había un desorden de mantas y almohadas varias que armaba un nido, en donde tres formas se amontonaban. La más grande de todas fue la que se movió, revelando la cabeza de un Raph somnoliento y sin su pañuelo rojo en la cara, que se dirigió hacia ellos.

La gran tortuga bostezó, mostrando una impresionante dentadura afilada que hizo que Ramón abriera sus ojos como platos. Por suerte para él, Leo lo tenía todo controlado.

"¡Buenos días, Raphie!"

"Buenos días, Lee…" murmuró el chico grande. "¿Qué haces despierto? ¿Ya amaneció?"

"Pues no sé" Leo se encogió de hombros. "Hace rato que estoy despierto. Ya sabes cómo es el insomnio"

Raph frunció el seño en sueños. "Entonces vuelve a dormir"

"No puedo. Ramoncito acaba de despertar"

El de ojos azules fulminó a Leo ante el apodo, pero escuchar que estaba despierto hizo que Raph terminara de abrir los ojos y los mirara a ambos recostados contra la pared. Pareció animarse al verlo.

"¡Oh! Buenos días, Ramón"

"Um, buenos días…" saludó torpemente, desacostumbrado a saludar a alguien por la mañana.

"¿Como dormiste?" Preguntó Raph amablemente, removiéndose entre sus sábanas. "Leo me dijo que caíste dormido apenas encendió la lámpara anoche, así que imaginamos que debías de estar muy cansado"

"Yo… ¿Lo hice?"

"Oh sí. Y dormiste como tronco" comentó Leo. "Apenas y te inmutaste cuando decidimos hacer una pijamada aquí"

El espalda de diamante entrecerró sus ojos. "¿Durmieron aquí?"

"Solo echa un vistazo. Allí están Raph, la momia envuelta en esa cobija púrpura es Donnie, el caparazón sobre la almohada junto a Raphie es Mikey…"

Ramón se animó cuando le señalaron a este último, notando que había algo más sobre el caparazón marrón, siendo nada más y nada menos que un caparazón más pequeño que reconocería en cualquier lado.

"¡Shelliot!"

Esta vez, en vez de levantarse por temor a volver a sufrir algún mareo, Ramón se puso a cuatro y gateó rápidamente hasta las otras tortugas en el colchón vecino, acercándose a Miguel Ángel.

"Ten cuidado, ellos todavía duermen" advirtió Raph.

"¿Qué hace él aquí?" Preguntó en voz baja.

"Probablemente se subió a Mikey mientras dormíamos. Estábamos bastante seguros de haberlo dejado contigo cuando te dormiste"

"Mikey a veces lo hace también" informó Leo. "Le gusta meterse en su caparazón y dormir encima de uno de nosotros. No sé si los espalda de diamante lo hacen, pero probablemente estaba buscando un lugar más parecido a una roca donde dormir bajo el sol. Es cosa de tortugas"

"Oh" soltó el ojiazul, y después de asegurarse de que su mejor amigo estuviera bien, se alejó cuidadosamente, no queriendo despertar a nadie. Mucho menos a Shelliot. Parecía tan tranquilo…

Así que decidió concentrarse en sus dos acompañantes que estaban despiertos.

"¿…Cuanto tiempo estuve dormido?"

"Ni idea, pero seguías dormido después de que se hicieron las 11, así que… ¿Tal vez ya sea de mañana?"

Esto lo alarmó.

"¡¿Y me dejaron durmiendo?!"

"Es que te veías muy cansado" se excusó Raphael, mirándolo con compasión. "Y no creímos que te gustara mucho que te despertaran, entonces… te dejamos dormir"

Ramón exhaló con frustración, sentándose en el colchón y frotándose la cara con ambas manos de tres dedos. Con un demonio, se quedó dormido. Y aunque fuera el mejor sueño que hubiera tenido en el último año, esa no había sido su idea. ¡Se suponía que solo se quedaría en la casa de los chicos un rato y se iría!. No que pasaría la noche. Seguramente había importunado a sus anfitriones…

"Uf, lo siento"

"¿Por qué?" Preguntó Leonardo, levantando una ceja.

"No se suponía que me quedara tanto tiempo…"

"Está bien, no nos molesta" Raph le sonrió dulcemente. "Es la primera vez que alguien viene a nuestra casa, así que es genial. Pudimos incluso hacer una pijamada… aunque estuvieras dormido. Pero tener a alguien más en casa es emocionante"

"Igual será mejor que me vaya pronto" admitió Ramón incómodo, cruzándose de piernas y soltando un suspiro. "Todavía tengo que buscar un nuevo refugio…"

"¿Qué? ¿Ahora mismo?" Leo resopló. "Vamos, amigo, ¿Cual es la prisa? Quiero decir, no es como que vayas a llegar tarde a la tienda de casas o lo que sea. Puedes conseguirte un buen lugar en cualquier momento"

"No tengo donde quedarme"

"Puedes quedarte aquí"

"Esta es tu casa"

"Y con más razón. Mi casa es tu casa, como dicen" sonrió la tortuga.

Ramón frunció el ceño. "No puedo"

"¿Por qué?" Ahora el que preguntó fue Raph, mirándolo interrogativamente. "Si no tienes a donde ir, puedes quedarte con nosotros"

"Apenas los conozco"

"Podrías conocernos" insistió el de rayas rojas.

Ramón hizo una mueca, no sabiendo qué más decir, pero sin querer aceptar la invitación nuevamente. No se sentía cómodo con la idea de quedarse más tiempo del necesario con desconocidos, incluso si, de nuevo, estos eran inofensivos. Después de todo, tampoco quería importunar a nadie y ya debió de haber sido una molestia tenerlo dormido en este lugar durante horas. Seguramente Leo, Raph y los otros hermanos hubieran preferido dormir tranquilos bajo la lámpara de calor sin un extra que les quitara el espacio.

No quería ser una carga.

Así que, sintió, era mejor que no se quedara aquí.

Escuchó a alguien moverse y levantó la cabeza de nuevo para ver a Raph levantarse lentamente, sentándose en su lugar y con su manta encima de los hombros y el caparazón puntiagudo. El rollo de mantas moradas a su lado se movió en reacción, pero no dió señales de hacer más, por lo que la tortuga más grande se acomodó a gusto hasta cruzarse de piernas, enfrentándose a Ramón.

"¿Al menos podrías quedarte a desayunar con nosotros?" Intentó Raph por última vez. "Ya que no pudiste cenar anoche. Probablemente tengas mucha hambre"

Él abrió la boca para negarlo, nuevamente sin querer importunar, pero justo en ese momento, su estómago decidió traicionarlo. Un gruñido bajo provino desde la parte baja de su plastrón y de repente el vacío en su interior era incluso más prominente que de costumbre, lo que solo le remarcó que no había comido nada desde su vago almuerzo de ayer.

Sintió sus mejillas calentarse, pero carraspeó y trató de mantenerse firme.

"Todavía tengo atún…"

"¡Y nosotros panqueques~!"

El retumbar de su estómago solo se volvió más prominente al pensar en panqueques, esas esponjosas ruedas bañadas de mantequilla y miel. Y a veces con toppings. Hacía muchísimo tiempo que no comía panqueques, y la verdad es que extrañaba comer algo más que solo pescado enlatado, alimentos casi caducados y comida cruda robada.

Y eso lo decidió. Otra vez. «No cuestiones lo que Dios te da», se recordó. Estos chicos no eran Dios, pero los vagabundos probablemente estarían decepcionados de él si se enteraban de que rechazó comida gratis.

Y la comida gratis era, sin lugar a dudas, lo más cercano a cualquier Dios al que Ramón estaba dispuesto a tenerle fé.

Así que, suspiró.

"Está bien, pero me iré después de desayunar, ¿De acuerdo?" Les dijo a los otros dos, los cuales se animaron. "Y más les vale tener algo para Shelliot también, porque no voy a comer ni un solo panqueque mientras él no coma"

"No te preocupes, estamos bien equipados para una dieta de tortuga normal" le aseguró Leo. "Así que ustedes dos podrán comer lo que quieran. Solo le diremos a nuestro papá y él seguro les preparará algo sabroso"

Bueno, eso sonaba tentador.

Pero espera-

"¿Su papá sabe que estoy aquí?"

Las dos tortugas se detuvieron en seco, intercambiando una mirada entre ellas que terminó por decirle todo.

Mikey estaba durmiendo tranquilo en su caparazón cuando voces amortiguadas comenzaron a molestarlo. Al principio, eran bajas y tranquilas, como si de verdad les importara que hubiera gente durmiendo aquí, pero más pronto que tarde, comenzaron a subir el volumen. Eso lo hizo gemir. ¿Es que uno no podía dormir tranquilo en estos días?.

Intentó ignorarlo, pero desgraciadamente, Mikey ya estaba despierto y mientras más escuchaba las voces, más despierto se sentía y eso lo frustró. Pronto, las voces comenzaron a tener sentido para sus oídos, aunque se mantuvieron amortiguadas debido a que su cabeza estaba cubierta.

"…No puedo creer que no le hayan dicho a su papá que estoy aquí" dijo alguien. Una voz… no muy familiar.

"Lo siento. No teníamos ni idea de cómo explicarle a papá la situación" se disculpó una voz áspera que Mikey sabía que era Raph.

"Y tampoco te quisimos despertar, entonces, decidimos posponerlo" dijo la inconfundible voz de Leo.

"¿Y como me ocultaron?"

"Eh, no fue difícil. Solo le dijimos a papá que el televisor no funcionaba y pasamos la noche jugando juegos de mesa con él" explicó su hermano mayor inmediato.

Fue entonces que Mikey recordó los acontecimientos de anoche. Era cierto. Los chicos y él habían pasado la noche jugando juegos de mesa con papá después de mentirle sobre que el televisor no servía solo para evitar que entrara a la sala de televisión. Luego, al llegar la hora de dormir,  le pidieron dormir en su alcoba por el frío en vez de en sus propias habitaciones en el primer piso, lo cual la rata aceptó porque seguía lloviendo a cántaros. Y se acostaron todos allí. Como siempre, papá cayó dormido como tronco a pesar de su larga siesta vespertina y no mucho después, Leo se despertó y se escabulló aprovechando su insomnio para regresar a la sala. Pero Mikey también tuvo algo de insomnio y se escabulló con él, seguido de Raph y Donnie. Después de todo, todos querían ver cómo estaba su invitado mientras dormía bajo la lámpara de calor…

Pero entonces, lo recordó. ¡Cierto, Ramón estaba en su casa!.

Eso hizo que la tortuga de caja abriera sus ojos desde el interior de su caparazón y mirara afuera por la abertura de su cabeza, tratando de vislumbrar el exterior. No vió mucho, a excepción de un par de piernas pálidas con manchas bajo un filtro rojizo y escuchar una voz desconocida, pero eso fue más que suficiente para reconocerlo. ¡Era Ramón!.

Sintiéndose completamente despierto, Naranja sacó su cabeza de su caparazón con un «¡Flop!».

"¡Buenos días, chicos!"

"¡¡¡AY!!!" Los otros tres exclamaron por la sorpresa, con Ramón en particular dando un respingo y casi cayéndose de espaldas al estar más cerca de él. Al mirarlo, la sonrisa de Mikey se ensanchó.

"¡Buenos días, Ramón!"

"¡Shhhhhhhh!" Este lo silenció rápidamente, recuperando la compostura con algo de nerviosismo. Habló en voz baja y apremiante. "¡Shelliot duerme encima tuyo!"

Mikey lo miró con confusión un segundo, pero al concentrarse en su caparazón, sintió el peso extra y lo entendió. ¡Ups!.

"¡Perdón!" Se disculpó en un tono más suave, no queriendo despertar al pequeño Shelliot que presuntamente dormía sobre él. No se molestó en preguntarse por qué estaba allí, solo se aseguró de tener cuidado y evitó moverse. Fácil considerando que podía mantener sus extremidades adentro.

Ramón se relajó. "Está bien… y buenos días, supongo"

"Buenos días, Mikey" dijeron sus hermanos al unísono. Excepto Donnie, a quien no vió por ninguna parte. Lo buscó con la vista.

"¿Y Donnie?"

"Todavía en fase de metamorfosis" soltó Leo, lo que lo confundió.

"¿Eh?"

"Sigue dormido" aclaró Raph, apuntando a un burrito morado junto a él.

"Oh" Mikey parpadeó… pero luego los miró a los tres. "¿Qué es la metamorfosis?"

"Es un proceso por el cual algunos animales se desarrollan" explicó Ramón. "Como la mariposa, por ejemplo. Ellos pasan de ser orugas a mariposas por medio de este proceso"

"Lástima que Don no será tan bonito" Leo hizo una mueca de fingido pesar.

"Al menos luciré mejor que tú…" una voz amortiguada le respondió desde la cobija púrpura, sorprendiéndolos.

Entonces, el capullo se movió y se deshizo parcialmente en una de sus puntas, revelando la cara familiar y desnuda de su segundo hermano mayor, ceñudo. Mikey no supo distinguir si esa era su expresión normal de molestia con León, su cara de sueño o su cara de "estoy ciego y no veo nada" porque no llevaba sus lentes.

"Buenos días, Donnie" saludó Raph.

"¡Buenos días, Dee!" Saludó Mikey.

"Buenos días, queridos hermanos" saludo el caparazón blando. Luego, se dirigió al deslizador. "Nardo"

"Buenos días a tí también, rayito de sol" Leo continuó burlándose.

Donnie hizo una mueca de como que olió algo feo.

"Ramón está despierto también" señaló Mikey sonriente.

La expresión de su hermano mayor cambió radicalmente, suavizandose mientras buscaba con la vista a la quinta tortuga. Cuando logró distinguirlo, entrecerró los ojos para enfocar y asegurarse de que estaba viendo correctamente, y después saludó.

"Ah. Buenos días, Ramón"

"Buenas…"

"Mis disculpas por no notarte antes. Como ya te habrás dado cuenta, mi visión no es exactamente la más destacable sin mis gafas"

"Cof, cof, es miope, cof cof" Leo fingió toser.

Donnie frunció más el ceño. "Sí, soy miope"

"Uh, está bien…"

"De todos modos, ¿Cual es la razón de tanto escándalo?" Se quejó Dee. "No dejan dormir"

"Lo siento. No quería molestar a nadie" se disculpó Ramón. "Pero ninguno de ustedes le ha dicho a su papá que estoy aquí"

"Oh sí. Tenemos eso pendiente. No estábamos seguros de cómo proceder anoche, así que nos propusimos a posponerlo"

"¿Por qué?"

"Necesitabas recuperar horas de sueño e interrumpirte mientras ya estabas en fase NREM-"

"¿NREM?"

"Fase del sueño No REM" aclaró Morado. "Es la fase en la que no ocurren sueños, a diferencia de la fase REM, en donde sí hay sueños. Anoche caíste en un sueño profundo y consideramos que interrumpirlo hubiera sido poco placentero para tí, así que aceptamos el plan de Leo de presentarte a papá esta mañana, cuando ambos estuvieran despiertos. Asumo que aún no se han hecho las presentaciones"

"Sí, la verdad es que ni siquiera sé qué hora es" admitió León.

"Dejé mi computadora aquí. Raph, ¿Puedes buscarla? Debería estar junto a mis lentes"

El mordedor caimán así hizo y luego de un rodeo mirando al rededor de entre las sábanas del nido, pareció encontrar ambos objetos pegados a la pared, cerca de Donatello. Alzó triunfante la Game Boy, la cual estaba cerrada y con la larga antena que tenía ayer plegada hasta ser un pequeño taquito de no más de 2 centímetros.

"¡Aquí está!"

"Bien. Anoche aproveché para actualizar su software, así que ahora debería de tener reloj. Enciéndelo y echa un vistazo"

Raph siguió las instrucciones y encendió el aparato mientras lo habría como cualquier Game Boy, lo cual tardó un rato, pero pronto una nueva luz iluminó el rostro de Raph entre el filtro rojizo de la lámpara de calor y la gran tortuga miró la hora.

"Uhhh… dice que ya son las 7"

"¿Tan temprano?" Ramón se sorprendió.

"Te dormiste como a las 6:30, así que tiene sentido" Leo se encogió de hombros.

"Entonces… ¿Ahora qué?"

"Bueno" empezó Raph, bajando la consola y mirándolos inseguro. "Podríamos seguir durmiendo…"

"¡O ir a ver si papá ya se despertó!" Animó Mikey. "Así te presentamos por fin y podremos desayunar. ¿Quieres desayunar, Ramón?"

"Oh sí, el tipo está muerto de hambre" comentó Lee. "Ya le prometimos panqueques y aceptó desayunar con nosotros"

"¡Yay!"

"Pero después me voy" se apresuró Ramón a decir, lo que desanimó un poco a Mikey. "No se suponía que me quedara, así que me marcharé después de que Shelliot y yo comamos"

"Awww, ¿Por qué?"

El espalda de diamante suspiró con cansancio. "Ya lo he dicho antes, tengo que buscar un refugio. No tengo donde vivir"

"¡Quédate con nosotros!" Naranja soltó de inmediato. "¡Puedes vivir aquí!"

"No"

Mikey hizo un puchero.

"Podrías quedarte aquí mientras buscas un nuevo hogar, ¿Sabes?" Sugirió entonces Donnie. "Así no tendrías que preocuparte tanto por alojamientos temporales hasta que encuentres el lugar más óptimo"

"¿Y si su papá se niega?" Lanzó Ramón, lanzándoles a todos una mirada penetrante como si los retara a decirle lo contrario.

"Pft, no te preocupes por papá. Estará de acuerdo" Leo, como siempre el mejor hablando, descartó con un gesto. "Quiero decir, ¿Cuántas veces hemos traído a una tortuga mutante nueva a nuestra casa?. Siempre hemos sido nosotros, así que seguro que también se alegra de tener a alguien más con quién hablar"

"Podría enojarse con ustedes por haber traído a alguien a casa sin permiso" insistió su invitado.

"Siempre hacemos cosas sin su permiso. No es nada nuevo"

"La verdad me preocupa más la parte en la que le explicaremos cómo encontramos a Ramón" admitió Donnie, aún en su capullo. "¿Le diremos que perdimos a Mikey ayer después de salir a las alcantarillas mientras dormía justo como nos lo prohibió y que buscándolo encontramos a Ramón o cómo?"

Hubo una pausa entre los 5. Ramón claramente no sabía qué aportar, así que se quedó callado, esperando a que alguien respondiera. Por su parte, Mikey, Raph y Donnie miraron a Leonardo, quién se enderezó al sentir el peso de los ojos de los demás sobre él.

"¿…Qué?"

"¿Cual es tu plan?"

"Ehhhhhhhhh… ¿Ninguno? Aún no sé cómo explicarle"

"Oh por- ¡¿Y no tuviste toda la noche para eso?!" Se quejó el mayor de todos.

"¡Estábamos jugando Go! ¡No puedo pensar mientras evito que papá me patee el trasero en Go!" Se excusó descaradamente.

"¿Y qué pasa con tu insomnio, eh?" Le recordó Donnie.

"¡Sabes que en la lámpara de calor duermo más que en mi cama!"

"¡Dejen de discutir!" Los regañó Mikey, haciendo que todos se callaran y le prestaran atención. "Solo hablemos con papá hoy y listo. Incluso si tenemos que explicarle que me perdí y que así fue como encontramos a Ramón"

El susodicho pareció dudoso. "Um, no lo sé, Mikey… preferiría que no se metieran en problemas por mi culpa"

"No digas eso, no has hecho nada malo" tranquilizó. "Es más. Me alegra haberme perdido, porque así pude conocerte a ti y a Shelliot. ¡Es agradable conocer a alguien nuevo!"

Ramón se sonrojó.

La tortuga mordedora tarareó, pensando en el asunto. "¿Saben qué? Seamos honestos y digámosle a papá lo que pasó sin rodeos"

"Pero…"

"No te preocupes, Ramón. Si papá se enteraba de que salimos sin su permiso y nos perdimos, nos iba a castigar de todos modos" Raph se encogió de hombros, sonriendo de buena gana. "No creo que nos haga algo peor solo por haber querido ayudarte"

Mikey sonrió. "¡Sí, todo estará bien! ¡Ya verás!"

Y Mikey genuinamente confiaba en que así sería, tanto con su papá como con su plan de hacer a Ramón el nuevo miembro de su familia.

Después de esa decisión, los 5 se terminaron de espabilar bajo la lámpara de calor y esperaron a que Shelliot se despertara, lo que no tardó mucho con todo lo que hablaron a su alrededor, así que agarraron algunas mantas y salieron de la sala de televisión, listos para enfrentarse al tal Splinter.

Al abandonar la habitación, fueron recibidos de inmediato por una oleada de frío que los hizo temblar, encontrándose con que todavía seguía lloviendo en la superficie. Ya no era un chaparrón de agua como ayer, pero delgados chorros de líquido caían por el techo de la casa de los hermanos, hacia el charco de al fondo donde se encontraban aquellas habitaciones que por milagro no se habían mojado durante la noche. Ramón no pudo evitarlo, pero a pesar del vértigo, se asomó hacia arriba y se encontró con un enorme agujero de circunferencia casi perfecta, el cual permitía una pequeña vista del cielo. Este estaba gris, nublado, pero claro al ser de mañana. Algunas gotas sueltas más pequeñas y delgadas caían con los chorros de los bordes, ligeramente visibles por la cantidad. No pudo apreciarlas mucho, pues Mikey le indicó a donde ir y entraron por otro arco de túnel que los llevó a lo que presuntamente era la cocina.

Esta tenía un suelo similar al de la sala de televisión y estaba iluminada con, como parecía ser con toda la vivienda, guirnaldas de luces navideñas grandes y pequeñas. Habían algunos armarios de madera que le recordaron a Ramón los de la cocina de su abuela y los de Chef, y debajo encimeras blanquecinas, colocadas a lo largo del perímetro de la pared izquierda, junto con una estufa y un hueco que casi parecía un horno a leña. La mesa de la cocina se encontraba en el centro, siendo grande y marrón, con varias sillas de distintos tipos rodeándola y cuya única cosa en común era que todas estaban hechas de madera. Habían otras cosas más que Ramón casi no pudo recopilar de una sola vez mientras paseaba su vista alrededor, a excepción de un viejo y gran refrigerador y algunos electrodomésticos pequeños.

Donatello, con su cobija púrpura echada sobre los hombros como una capa, agarró una silla al entrar y la arrastró hacia una de las encimeras, subiéndose así a esta para alcanzar uno de los armarios y comenzando a rebuscar en él. Los demás tomaron asiento en la mesa, con Ramón haciendo lo mismo tímidamente, siendo el único sin cobija. Dejó a Shelliot sobre la mesa para que caminara a gusto y se sentó frente a él.

Los ojos de Ramón volvieron a echarle un vistazo a la habitación, por si acaso, y no encontró a nadie más que a ellos.

"…Parece que su papá no está aquí"

"Probablemente siga durmiendo" Leo agitó una mano, apoyando su codo en la mesa. "No te estreses, todo saldrá bien. El hombre aparecerá y te presentaremos"

"¡Le caerás bien!" Aseguró Mikey.

"Si tú lo dices…"

Entonces, se hizo el silencio. Uno tranquilo… y un poco incómodo. Al menos para Ramón. Miró alrededor, fijando su vista en cualquier parte menos en las otras tortugas, no estando seguro de qué hacer a continuación y mucho menos acostumbrado a tener compañía tanto tiempo. Ni siquiera con los vagabundos los había acompañado así, más cómodo al solo pasar el rato con uno o dos a la vez, principalmente con la cabeza de la comunidad, pero raramente con más que eso. Simplemente, los grupos no eran lo suyo. Repiqueteó sus dos únicos dedos en la superficie de madera mientras Shelliot se paseaba por esta y escuchó a Donnie sacar y meter cosas de las alacenas, sin estar seguro de qué hacía porque no quería ver.

Por suerte para Ramón (¿Tal vez?), estaba descubriendo rápidamente que estos chicos tortuga eran bastante parlanchines.

"Oye, Ramón, ¿Tomas café?" Le preguntó Donnie, aún montado sobre la silla y con su cobija encima, lo que hizo que el susodicho volteara.

"¿Eh?"

"Que si te gusta el café. Pienso preparar un poco y tengo entendido que es buena costumbre ofrecerle a los invitados una bebida" explicó el de ropas moradas… o mejor dicho lavandas, porque ninguno de ellos estaba usando la misma ropa de ayer.

De hecho, Ramón no se había fijado hasta ahora, pero los hermanos ya no estaban usando las prendas con las que los había conocido el día anterior, ahora usando prendas más similares a las pijamas, pero con algunas adaptaciones. Por ejemplo, los pantalones del pijama de Raph tenían un agujero para permitir que su larga y gruesa cola saliera al aire, mientras que los demás usaban algo similar para sus colas más cortas (porque sí, ya confirmó que Leo tiene cola y probablemente Donnie también). En general, sus ropas eran pantalones y camisetas suaves, con Mikey, Leo y Donnie usando mangas largas y Raph una camiseta normal. Y todas, curiosamente, estaban codificadas por los mismos colores de ayer, solo que en tonos claros y casi pasteles.

Mientras tanto, Ramón seguía usando sus pantalones oscuros hasta la rodilla. Ah, y se había puesto el chaleco de Floyd también, a pesar de que estaba sucio y necesitaba un lavado. Por el frío. Apenas hacía algo para ayudarlo a mantener el calor, pero tampoco quería perder su más preciada prenda por un descuido, así que se la puso.

Pero volviéndo a Donnie.

"Eh, sí, sí. Me gusta el café" contestó el espalda de diamante, tímido. "Aunque hace un tiempo que no lo tomo…"

"Entonces te prepararé una taza. ¿Alguien más?"

"Yo quiero café" pidió Mikey de inmediato.

"¿Alguien que no sea un bebé?"

"¡No soy un bebé!" Se quejó el de naranja. "¡Nuestro cumpleaños fue hace una semana! Ahora tengo 8 y soy grande" puso sus manos en sus caderas.

Ramón parpadeó sorprendido.

"Tener 8 años sigue siendo un bebé. No puedes tomar café"

"¡Tú también tenías 8 años antes y tomabas café!"

"Yo tengo 8 años…" el ojiazul levantó la mano mansamente.

Todos se detuvieron de lo que estaban haciendo y lo miraron sorprendidos, como si Ramón simplemente les acabara de decir la cosa más increíble del mundo… otra vez.

"¿Tienes 8 años?" Le preguntó Raph.

"¿Sí?"

Mikey jadeó, emocionado. "¡Ay, que bien! ¡¡Tenemos la misma edad!!" Se inclinó más hacia adelante, casi tumbándose sobre la mesa para alcanzar a Ramón. "¿Cuando los cumpliste? ¿Qué día es tu cumpleaños? ¡El nuestro fue la semana pasada!"

Eso último le llamó la atención. "¿Nuestro?"

"Debido a que nuestro querido papá no quiere decirnos nada con respecto a nuestros orígenes, desconocemos nuestros verdaderos cumpleaños, así que usamos el día en el que supuestamente fuimos adoptados para contar nuestra edad"

"Oh"

"Y cumplimos años hace una semana" agregó el más grande. "Mikey cumplió 8, Donnie y Leo 9 y Raphie 10"

"¿Cuando es tu cumpleaños?" Le preguntó de nuevo el que ahora sabía era el más joven.

"¿El mío? Bueno… yo cumplo en Enero"

"¿Eh~? ¿En Enero?" Mikey parecía decepcionado. "¡Pero si estamos en plena brumación en ese mes!"

"¿Brumación?"

"Lo de las tortugas durmiendo, ¿Recuerdas?" Dijo Leo. "Nosotros pasamos el Invierno durmiendo en un nido hasta la Primavera. Literal en tu cumpleaños estábamos muertos hasta que llegó Marzo"

"Y tal vez Ramón también duerma a partir de ahora" comentó Donatello, quién ya se estaba moviendo cerca de la cafetera. "Ahora es tortuga también, así que tal vez le pase algo similar"

El ojiazul hizo una mueca. "¿Qué tan malo es?"

"Es decir, ¿No es algo malo?" Raph repiqueteó sus dedos en la mesa mientras lo pensaba. "Solo te dará sueño y tendrás que tener mucha comida a mano… ah, y necesitarás prepararte para no moverte durante mucho durante algunos meses"

Okey, en realidad escuchar eso no le gustó.

Ramón se enderezó en su silla y bajó la vista hacia la mesa, mirándola con intensidad mientras procesaba la nueva información de su biología de tortuga. Eso de la brumación… sonaba problemático. ¿En serio ahora tendría que dormir durante el Invierno por el frío y prepararse para ello cada año al ser un reptil?. Ya le había preocupado lo suficiente el ser más sensible al frío, pero esto estaba en un nivel más alto. Sin duda, era otra preocupación más para su vida en la calle. Nueva York ya era dura en el Invierno para un humano, razón por la que tuvo suerte de haber estado con otras personas que lo ayudaran en el Invierno anterior, pero si el Invierno volvía a llegar y Ramón continuaba siendo una tortuga, ¿Qué pasaría?.

Sonaba a que no podría estar muy activo. Tal vez indefenso, lo que era malo. Quedarse en un solo lugar podría ser peligroso en Nueva York si no tenías hogar, a menos que tu escondite estuviera bien oculto de la gente o estuviera en un lugar que realmente no molestara a nadie que pudiera quejarse, y eso era algo que ahora Ramón tenía que tener en cuenta también: que su refugio no sea solo impermeable, sinó cálido, desconocido y muy difícil de detectar. Incluso de ingresar, si se podía. Así evitaría que alguien lo encontrara y lo lastimara mientras no pudiera estar consciente.

Pero la simple idea de dormir durante todo el Invierno, tres meses completos, le asustó un poco. ¿Cómo sabría que estaría bien si dormía tanto tiempo? ¿Y si alguien lo encontraba y decidía matarlo? ¿O si el frío lo superaba y no volvía a despertar?.

Oh, m!3rd@. Tal vez encontrarse con estos chicos no fue tan malo. Ahora podía sacarles información importante sobre tortugas que sería vital para su supervivencia de ahora en adelante.

"…Está bien, voy a necesitar que ustedes cuatro me cuenten todo sobre la brumación" espetó Ramón, alzando la cabeza para mirar a los demás con seriedad. "Porque acabo de darme cuenta de que esto es muy importante y necesito tenerlo en cuenta para cuando consiga mi nuevo refugio"

"¡Y estaré encantado de darte toda la información que necesites!" Exclamó el de morado desde su lugar, ahora sentado en la encimera junto a la cafetera en funcionamiento para poder verlos a todos mientras conversaban. Sostenía las puntas de su cobija sobre su pecho con una mano y su sonrisa era brillante cuando sacó su otra mano de su capa y levantó uno de sus dedos, agregando una objeción. "Pero a cambio, me gustaría recibir información de tu parte"

Él levantó una ceja, confuso. "¿Qué información?"

"¡Todo con respecto a tu mutación!" Señaló. "Necesito saber los detalles y los pormenores de cómo acabaste convirtiéndote en una tortuga. ¡Lo que sea que te haya pasado podría haberse aplicado a nosotros! Así que me gustaría saber"

Ramón lo consideró por un momento, no sabiendo del todo de qué le serviría a Donnie conocer lo que le pasó a Ramón si ellos habían sido tortugas desde siempre, pero al final, no vió ningún problema con ello. La verdad es que incluso él mismo todavía no estaba seguro de que lo que le pasó fue real. Es decir, ya había asumido la parte en la que era una tortuga ahora de forma permanente, pero… todo el proceso que lo llevó a aquello a veces se sentía como una alucinación. Un sueño extraño. Los acontecimientos se repetían en su mente a veces y se sentía como la imaginación de un demente o la película mental que se hizo de algún libro que había leído, pero entonces miraba su mano, pálida y de tres dedos con pecas y rombos, y se hacía a la idea de que no fue un sueño. Fue real. Pero todo fue tan extraño y confuso, y el pasear por la Ciudad Oculta con Poppy rebotando y hablando a su lado fue casi irreal.

Por lo que la idea de discutirlo con alguien más sonaba… bien. De repente, el espalda de diamante sintió la necesidad de contarle a alguien su historia, de por fin hacerla real y no algo que parecía sacado de su propia imaginación con pruebas físicas que le costaba conectar con el pasado. Hablar de ello con alguien más que no fuera sí mismo podría ayudarlo a superar la confusión del recuerdo y, quién sabe, tal vez podría aprender algo nuevo de estos chicos con respecto a lo que pasó que terminara de rellenar los enormes agujeros de contexto que le faltaban a Ramón. Es cierto que todo lo ocurrido con Draxum pasó y todo lo que le debería importar es que el tipo no lo atrapara de nuevo.

Pero su curiosidad necesitaba saber más. Ahora que había pasado un tiempo desde entonces, quería saber por qué aquel científico estaba convirtiendo gente en monstruos. No creía poder hacer algo al respecto, pero al menos lo sabría.

Así que, aceptó.

"Está bien, te contaré todo lo que recuerdo. Pero no te prometo que tenga mucho sentido"

"¡¡¡SÍ!!!" celebró el caparazón blando con un puño, completamente lleno de energía. "¡Tenemos mucho de qué hablar! ¡Oh! ¿Te parece si intercambiamos información después del desayuno? Podemos ir a mi laboratorio y allí te haré una serie de preguntas que formulé anoche para esta ocasión. Después puedo hacerte un documento de Word con todo lo que necesites saber sobre las tortugas"

"Eh, pero no tengo computadora…"

Esto lo desanimó un poco. "Ah, cierto… hm, supongo entonces que tendré que copiarlo a mano" se llevó la mano a la barbilla. "O podría hacerte tu propia computadora portátil, ¡Sí!" Se emocionó de nuevo, con estrellas brillando en sus ojos. "Todavía tengo los planos de la mía y varias carcasas extras. ¡Podríamos incluso trabajar juntos en esto! ¡¿Te gustaría participar en un proyecto en conjunto?! Por nuestra conversación de ayer, pareces saber mucho de máquinas"

Ramón se encogió, ahora algo cohibido. "Ah, eh. No mucho… solía desarmar mis juguetes cuando era pequeño. Mi abuela tenía un juego de herramientas-"

"¡¿¡¿¡¿¡¿Tienes abuela?!?!?!?!" Preguntaron los cuatro al unísono, con los ojos como canicas por la revelación puestos en él. Ramón se tapó la boca de inmediato y su corazón dió un vuelco. ¡Maldición, se le escapó eso!.

Y no tardó mucho en comenzar a afectarlo. Los demás lo miraron a la espera de una respuesta, y pensar en hablar de la mujer que lo había criado le dejo un sabor amargo en la boca. Sobretodo ante la idea de contestar a la pregunta. ¿Les decía sí? ¿Les decía no? ¿Qué pasaba si hacían más preguntas sobre eso?. Eso comenzó a asustarlo. ¡No quería hablar de eso!.

Sin embargo, alguien lo salvó. Alguien que todavía no conocía, pero que se suponía debía de conocer. Y ese alguien, simplemente entró a la cocina con el pelaje alborotado y bostezando todo lo que tenía de aliento.

"Uf. Niños, ¿Qué hacen despiertos tan temprano?" Preguntó una nueva voz, áspera y ronca por el sueño.

Continuará…

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Okey, este cap sí quedó bien largo. 8000 palabras. Es que nuevamente tenía muchas cosas que decir y agregar. XD Me disculpo si la lectura está algo pesada con tanto texto, pero ya saben cómo soy. No me gusta dejar cabos sueltos.

Pero en fin, ¡Espero les haya gustado!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ Y ahora sí, ¡Fijo se viene Splinter en el siguiente capítulo!. ಠ⁠∀⁠ಠ. Y justo el 7 de la suerte. XD Qué cosas, ¿Eh?.

¡Y vaya! ¡Capítulo 7! Siento que deberíamos estar más lejos, pero al mismo tiempo no. Es raro. :V de verdad me sorprende lo mucho que he estado estirando los capítulos 1, 2 y ahora el 3 según mi listado de capítulos original. Y probablemente esto termine siendo más largo, pero ya veremos.  Como un spoiler, según mi lista de Capitulos original, se suponía que esta historia tuviera solo 9 capítulos.

Pero no se asusten, que como va pintando la cosa, este libro será más largo. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Ya saben que mis tramas tienden a tener mucho jugo y yo suelo exprimirlo al máximo, así que tendremos Rapsodia para rato. Lo cual choca con mi intención de terminar el libro antes de que terminen mis vacaciones, pero bueno. ¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯

¡Sin embargo, basta de chacha!. Veamos las curiosidades de este capítulo para prepararnos para el cap 7. (⁠☆⁠▽⁠☆⁠).

Entonces, Ramón pasa su primera noche en la Guarida y entramos de lleno con una breve anécdota sobre los problemas de sueño de Ramón. Mi niño tiene tantos traumas que por supuesto que a estas alturas va a sufrir de pesadillas e insomnio, aunque siempre le ha costado dormir. Puse lo de las canciones de cuna porque por supuesto, no podemos dejar de lado que el personaje de Ramón viene de un mundo musical, así que no podía olvidar eso. Y tenemos otra mención de algo del universo de Trolls: ¡Croco, el peluche de cocodrilo de Ramón! ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧ Este aparece en las series de televisión (las cuales sigo sin haber visto, pero me gusta mantenerme informada).

Era un muñeco de su infancia que supuestamente perdió durante el Gran Escape del Árbol Troll, pero que Poppy encontró años después. Aquí, Ramón lo perdió cuando se mudó con Chef, probablemente tirado por esta o solo perdido en todo el caos de la mudanza (suele pasar). Croco de cierto modo era su objeto de confort porque no solo lo ayudaba a dormir, sinó que era su única compañía después de que sus hermanos se fueran. Claro, él tenía a Rosiepuff, pero no era lo mismo. Ramón se apoyaba mucho en ese peluche para todo, como lo haría cualquier niño, y perderlo simplemente empeoró las cosas para él a nivel emocional y psicológico. Remátalo con vivir un tiempo con la mujer más espantosa del mundo.

También hago una mención del tiempo que Ramón lleva huérfano. No soy muy específica con las fechas porque Ramón tampoco estaba muy pendiente, pero era verano cuando su abuela murió y se encontró con los vabundos antes de que empezara a nevar (no sabría decirles en qué momento, solo que obviamente sería después de octubre o a finales de noviembre, si no estoy mal con mi calendario gringo). Los chicos, por su parte, entraron en brumación y durmieron hasta marzo, que fue cuando llegó la Primavera y Ramón se fue. No mucho después, encontró a Shelliot.

Y sí, algunas especies de tortugas duermen dentro de sus caparazones para mayor comodidad. :D Otras duermen en madrigueras, sobre piedras o incluso bajo el agua. La especie de Ramón y Shelliot duerme bajo el agua, pero creo que Ramón preferiría dormir en su caparazón. Al menos eso es un punto bueno para su mutación. (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧. Ya no tiene que preocuparse por una cama.

Y ahora mucho menos, pues su nueva familia está lista para acogerlo. :)

Pero primero, tiene que acostumbrarse a ellos. Y aquí tenemos a Leo, mostrando su posible homosexualidad desde muy joven. XD Pero en su defensa, el insomnio lo deja muy aburrido. Y sí, estoy siguiendo el headcanon del insomnio de Leo aquí. Al principio lo dudé, pero me pareció conveniente, así que lo puse.

Y bueno, así pasamos a la segunda Fase del cap. ¡El cual es desde la perspectiva de Mikey!. Como dije, iré cambiando de perspectiva cada tanto para rellenar los huecos, y aproveché de usar a Mikey para contarles lo que los chicos hicieron anoche con exactitud.

Luego tenemos lo de la metamorfosis. Como dice Ramón, es un proceso de transformación por la que pasan algunos insectos (para quien no se la supiera). La más conocida es la de la mariposa, que pasa de oruga a capullo (o pupa) y finalmente a mariposa. Obviamente Leo dice esto por lo de Donnie envuelto como capullo. No sé, me pareció que Donnie sería de esos que se envuelven con las cobijas. XD ¿Ustedes son así?. Yo no lo soy (creo), pero me he fijado y mi papá y mi hermano sí lo son. Es un poco gracioso asomarme a sus camas en la mañana mientras duermen solo para encontrarlos envueltos en sus cobijas como capullos.

Ah, y Donnie es miope. :V No es algo oficial, pero teniendo en cuenta que usó gafas en su infancia, ¿Probablemente lo sea? A menos que solo se lo haya puesto porque sí, ya que se confirmó que él ve bastante bien sin estas cosas, pero bueno, yo le voy al Donnie miope. Después, hablamos del sueño No REM y sueño REM. En efecto, No REM es la faceta en la que no soñamos mientras que la fase REM es en donde soñamos, aunque nunca nos acordamos de ello. Durante el sueño, el ser humano pasa más tiempo en la fase No REM que en la REM.

Por otro lado, el Go es un antiguo juego de tablero de origen chino donde dos jugadores, con piedras blancas y negras, compiten por el control del territorio en un tablero cuadriculado, colocando las piedras en intersecciones hasta que uno cede o el tablero se llena, y gana quien rodea más espacio. Es más complejo que el ajedrez (supuestamente) y en general, tiene reglas sencillas. Originalmente iba a poner que Leo jugara ajedrez con Splinter, pero quise algo más difícil para mi chico el estratega nato, y el Go resultó ser mucho más sencillo. Quiero decir, no se necesita mucho para armarlo. Solo piedras de colores y un tablero con cuadrícula. Lo demás es puro pensamiento lógico y estrategia. Un juego perfecto para Leonardo.

Entonces, pasamos a la tercera Fase. Lo más destacado aquí es la cocina. Obviamente la de esta historia no está tan fina ni armada como la que vemos en la serie, pero va por buen camino. Y sí, Donnie toma café tan solo con 9 años. Mi hermano también tomaba café de chiquito, así que creo que está bien. :V También puse que los chicos usan pijamas. Eso es canónico en la serie, aunque a veces duermen desnudos. Yo creo más que todo que usan pijamas es cuando hace frío, como en la temporada de lluvias. Así que puse que usaran esas ropas. Por su parte, Ramón sigue igual de mugroso, pero ya nos las arreglaremos. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ

¡Y sí, los chicos cumplieron años una semana antes en la historia! (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Hay un headcanon que no sé si les comenté, pero que dice que los chicos pudieron haber nacido o mutado en la temporada de lluvias. Esto porque en el episodio de las gárgolas, se nos muestra a Splinter en la calle en plena lluvia, así que sí, tomé esto para establecer la fecha aproximada de su cumpleaños. Aunque todavía no me he decidido del todo por el día exacto, así que, por ahora me mantendré ambigua. Por otro lado, sí, Ramón nació en enero. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧. El 31, para ser exactos. Es la fecha de nacimiento de su actor de voz original, Justin Timberlake, y me pareció más que perfecto para tocar el tema de la brumación y lo que viene después. Obviamente que Ramón se preocuparía por eso porque él vive solo. El invierno ya fue fuerte con ayuda, ¿Pero completamente solo y siendo reptil? Naturalmente es algo de lo que preocuparse. Podría pasarle y la idea de estar inactivo 3 meses completos suena peligroso a su perspectiva.

Y con eso tenemos a Donnie listo para sacar información. XD Ya hacía falta que volviéramos a eso, pero ya veremos en el próximo capítulo a ver cómo sale.

Pobre Ramón, se le escapó lo de su abuela. :(. Suerte que Splinter los salvó de tener que responder algo de lo que no se siente cómodo, pero a ver cuanto le dura. Sin mencionar que se vienen las presentaciones.

¡Pero eso es todo!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ Nuevamente, espero les haya gustado y como siempre, no duden en dejar comentarios. ¡Me encanta leer lo que tienen que decir!. Especialmente si se trata sobre alguna opinión en la historia. :D Me encantaría saber cómo les está pareciendo hasta ahora.

En fin, ¡Nos vemos la próxima!.

Adieu.

Chapter 9

Chapter Text

Capítulo 7
"No Sabía que Teníamos Visitas"

Hamato Yoshi nunca había pensado en tener hijos.

Es decir, podría haberlo considerado cuando quiso pedirle matrimonio a su novia durante sus años en el estrellato como su álter ego; Lou Jitsu. Pues había creído encontrar a la mujer indicada para él y estaba dispuesto a dejarlo todo por ella. Su fama, su fortuna, todo su ser. Aquella mujer había sido su mundo entero desde que su abuelo falleció y se quedó completamente solo. Un hombre de un país extranjero, heredero y último espécimen de un Clan Ninja ancestral de tradiciones y leyendas que, desde la perspectiva de Yoshi, eran puras patrañas. Sin embargo, perder a su abuelo lo dejó sin nadie. Una partícula de polvo flotando en el vacío. Al menos, cuando encontró a su chica ideal, sintió que podría volver a poner los pies en la tierra. Ser alguien de verdad. Establecerse como algo más que Lou Jitsu, estrella de películas de artes marciales, y tal vez tener su propia familia.

Pero entonces, a quien quería que fuera su prometida se convirtió en una monstruosa mujer araña, una jorōgumo según las leyendas de su tierra, y lo encerró contra su voluntad en una arena de gladiadores para que peleara por su vida solo por el bien del espectáculo.

…Sí, sonaba de locos, pero eso fue lo que pasó. Es decir, habían más detalles que eso, pero a Yoshi, ahora conocido mejor por las únicas personas en su vida como "Splinter", no le gustaba recordarlos porque no le gustaba pensar en su mala suerte. ¡Y qué suerte!. La cosa tal vez hubiera mejorado si se hubiera quedado en la arena de batalla de su ex y hubiera hablado con ella para convencerla de que lo dejara ir. Después de todo, ella no lo obligó a luchar cuando comenzó su huelga, así que pensó que podría hacerla entrar en razón con el suficiente tiempo.

Pero noooooooo. Él tuvo que dejarse secuestrar por estas gárgolas. Y luego dejar que este tipo cabra Yokai lo metiera en una jaula y le sacara sangre para sus experimentos con animales.

Y no, no es joda. Eso fue lo que pasó también. En serio, incluso Splinter a veces todavía tiene que recordarse que toda su historia de fondo es real porque es tan extraña que podría haber sido un sueño febril.

¡Ajem!. Pero volviendo al contexto, eso último solo empeoró la situación. Lo que sea con lo que había estado trabajando Draxum le salpicó a él y a cuatro inocentes tortugas bebés y al final Splinter se convirtió en una especie de hombre rata mutante. Mientras que los bebés tortuga se convirtieron en… bebés. Pero bebés con rasgos más humanoides. Incluso tomaron una forma en la que podían pararse en dos patas si querían, cosa que el propio Splinter confirmó cuando algunos de ellos comenzaron a caminar unos meses después.

Sin embargo, no todo era malo. Claro, Splinter había perdido su vida entera por causa de aquel incidente y ya ni siquiera tenía su humanidad, pero aunque nunca pensó que pudiera caer tan bajo solo por sus decisiones estúpidas (aunque debió de habérselo imaginado… pero en su defensa, él creía que toda esa mamada de los Yokai y los monstruos era falsa, como cualquier persona racional del siglo 21), al menos el universo fue lo suficientemente piadoso como para arrojarle un hueso.

Y ese hueso fueron esas tortugas bebés.

Sus hijos.

Aunque nunca pensó en tener su propia prole (a consciencia, porque a veces pasaban "accidentes"… como en este caso. Qué gracioso), o al menos no antes de querer casarse con su ex-novia y que esta lo traicionara tan épicamente, no se arrepentía de tenerlos. Amaba a esos niños, a esas tortugas que terminaron involucradas en el incidente y que fueron mutadas como él, más que a nada en el mundo. Los amaba muchísimo incluso si a cambio tuvo que convertirse en una rata y ser despojado de su vida de lujos para poder tenerlos. Si era honesto, haría cualquier cosa por ellos. Si le dieran a elegir el volver al pasado para retomar sus decisiones sabiendo qué le pasaría en el futuro, elegiría las mismas decisiones que lo llevaron a ser padre de todos modos, se convirtiera en rata de nuevo o no. Eso, o buscaría el modo de recuperar a sus hijos para darles la mejor vida que pudieran tener, mientras trataba de mantenerse a sí mismo como un humano.

¿Qué?. Solo porque porque se haya acostumbrado a ser rata no significa que le gustara. Preferiría ser humano si tuviera la opción, pero a sus hijos no los cambiaría por nada en el mundo. Tortugas o no, para él eran perfectos. Y lo serían incluso solo si ellos fueran los mutantes. Splinter estaba seguro de que incluso si vivieran en el mundo de los humanos, él mismo lucharía con uñas y dientes por esos niños, dándoles la mejor vida posible.

Pero criarlos, como cualquier cosa de la vida, tuvo sus altibajos. Y Splinter tuvo que aprender desde cero como ser padre soltero mientras lidiaba con su mutación y las heridas que le quedaron del escape de aquel accidente en el laboratorio de Draxum. Y a la mala, por cierto. Así habían pasado 8 años hasta ahora, y aunque Splinter sabía que estaba lejos de ser el padre que merecían esos niños, se las había arreglado para aprender algunas cosas a partir de la paternidad.

Como el tener un sexto sentido para los problemas, por ejemplo.

Esos chiquillos mutantes eran de todo menos tranquilos, así que el hombre rata tuvo que estar más pendiente de ellos de lo que había estado de pendiente en una sala llena de enemigos. Ni el entrenamiento casi espartano del abuelo Sho durante su infancia lo habría ayudado a mantener los ojos sobre esos cuatro niños en todo momento. Cada vez que volteaba, pasaba algo. Miguel Ángel estaba rayando la pared con sus crayones, Raphael estaba comiendo crayones, Leonardo estaba cortado crayones por la mitad con uno de los cuchillos que Splinter guardaba en su habitación, y Donatello estaba derritiendo crayones en una estufa eléctrica para usar la cera de parafina como aislante para cables.

Entenderán que sus muchachos eran un caso serio.

Así que, bueno, cuidarlos lo dotó de la suficiente experiencia como desarrollar un sexto sentido a base de presentimientos. Cada vez que sus hijos iban a hacer algo estúpido, peligroso o simplemente le estaban ocultando algo lo suficientemente importante, le vibraban los bigotes. No era el sistema más confiable o efectivo, ya que en ocasiones sus hijos lograban salirse con la suya mientras Splinter nunca sentía que pasaba algo hasta casi el final del asunto, cuando sus hijos ya tenían la pata metida en el barro y comenzaban a hundirse, pero funcionaba el 70% de las veces, así que la rata le tenía fé para saber cuándo tenía que sospechar.

Y la noche anterior, despertó con los bigotes vibrándole.

No supo de inmediato qué estaba mal, pero tenía la sensación de que algo no cuadraba. Lo primero que hizo fue buscar a sus hijos, obviamente, los cuales encontró acurrucados en la sala de juegos con algunos de sus juguetes porque todavía estaba lloviendo y hacía frío. Los contabilizó a todos y buscó con la vista heridas o algún síntoma visible de malestar sin ser demasiado obvio, porque sabía que si notaban que él sospechaba de ellos, solo se esforzarían más en ocultar lo que sea que estuvieran ocultando. Sin embargo, los 4 estaban finos, lo que lo tranquilizó. Pero luego sus bigotes volvieron a vibrar cuando se fijó más en cómo se comportaban. Parecían… un poco nerviosos. Obviamente los interrogó disimuladamente, pero descartaron cualquier preocupación que pudiera haber tenido.

Hm.

La segunda cosa rara vino al ver la hora. Iban a ser casi las 7 y los niños no lo habían despertado hasta entonces, lo cual ya era otra señal sospechosa. Sus hijos eran ruidosos y muy raramente lo dejaban dormir tanto cuando tomaba la siesta, pero Leonardo lo tranquilizó diciendo que seguramente no se despertó por la lluvia, que caía con fuerza. Splinter no podía negar que en efecto era realmente ruidoso, pero todavía tuvo sus dudas. Después de todo, ahora era una rata y su oído era excelente. Incluso con interferencia, debió de haber oído algo de alboroto.

Pero sus hijos mantuvieron silencio, le dijeron que el televisor ni la videocasetera estaban disponibles y pasaron la noche jugando juegos de mesa con él, solo para volver a dormir. Los bigotes de Splinter siguieron vibrando, pero como no pasó nada, asumió que tal vez solo se trataba de algo insignificante.

Sus bigotes volvieron a vibrar la mañana siguiente, pero los ignoró esta vez. Lo que sea que estuvieran haciendo sus hijos ya se mostraría pronto, en particular justo a tiempo para que Splinter pudiera hacer algo, así que se puso la bata más gruesa que tenía (porque el frío esa mañana era terrible), salió de su habitación y se dirigió a la cocina para hacerse un té. Para su sorpresa, escuchó a sus hijos adentro, pues había imaginado que al despertar y no encontrarlos junto a su cama significaba que habían decidido mudarse a la lámpara de calor durante la noche (cosa que no era inusual), aunque su cerebro medio aturdido no registró del todo de qué hablaban. Solo los oyó hablando de algo y exclamar, y ya estaba entrando cuando decidió hacer notar su presencia.

"Uf. Niños, ¿Qué hacen despiertos tan temprano?" Preguntó con voz ronca, sintiendo algo de mucosidad en la garganta. Probablemente por la humedad del día. Cielos, esperaba que esa no fuera una señal de que iba a enfermarse. No le gustaba eso. Solía enfermarse una vez al año y según sus hijos, era muy intenso. Ellos lo llamaban «gripe de ratas».

Pero en fin. Splinter carraspeó mientras se frotaba los ojos legañosos y después alzaba la vista para examinar la cocina, encontrando algunas manchas de colores que saltaban fuera del gris habitual. Su visión se aclaró lentamente, por lo que entró y contabilizó a cada uno de sus niños mientras estos lo saludaban.

"¡¡¡¡Buenos días, papá!!!!"

"Buenos días, chicos. Morado, bájate del mostrador. Azul, siéntate bien, podrías caerte. Rojo, deja de mordisquear tus cobijas, ya haré de desayunar"

La tortuga más grande escupió el borde de la cobija roja que tenía alrededor de los hombros, sonriendo apenado ante la mala costumbre que tenía de mordisquear cosas cuando tenía hambre. "Lo siento, papá"

"Está bien. Naranja, más te vale lavarte las manos después de jugar con esa tortuga de la mesa"

El susodicho solo sonrió, acariciando el caparazón de una pequeña tortuga normal de origen desconocido. "¡Okey!"

Splinter se dirigió hacia el refrigerador sin registrar del todo lo que acababa de decir, simplemente hablando como un papá por la fuerza del hábito y concentrado en su primera tarea del día: hacer de desayunar. Ni siquiera se había dado cuenta del quinto niño que lo miraba con ojos grandes desde su silla en la mesa y al cual le pasó a un lado sin darle una segunda mirada, pues estaba tan tranquilo y silencioso a diferencia de sus hijos que su cerebro apenas espabilado lo registró como parte del fondo.

O bueno, así fue, hasta que el chico le habló en voz baja con un tono nervioso y desconocido.

"Um, buenos días, señor…"

"Buenos días, hijo blanco cuyo nombre no recuerdo ahora mismo…" soltó Splinter sin pensar, saludando al desconocido de pasada y llegando al refrigerador. Lo abrió y comenzó y husmear adentro para revisar qué podía hacer de desayuno. ¿Tal vez huevos?. Ugh, pero no tenían suficientes. Pensó en sandwiches, pero todo lo que les quedaba para rellenarlos era atún y mantequilla de maní. A Naranja no le gustaba mucho el atún, mientras que Rojo tenía alergia al maní. Habló sin voltear. "Niños, ¿Qué se les ocurre desayunar?"

"¿Podemos tener panqueques?" Preguntó la voz de naranja. "¡Le prometimos a Ramón que haríamos panqueques!"

Splinter lo pensó. Sí, estaba bastante seguro de que todavía tenían bastante mezcla para panqueques en las alacenas. Suficiente para los 6. Y tal vez podría completar las comidas de los tres mayores con atún o sardinas. En cuanto a Naranja y a Ramón…

Momento.

Los ojos de Splinter se abrieron como platos, con las orejas alzándose y la cola poniéndose rígida cuando finalmente repasó los pocos minutos en los que había estado despierto y analizó lo que había escuchado, visto y dicho. Encontró las anomalías bastante rápido. Una tortuga normal que no conocía. Un nombre que no conocía. Una tortuga humanoide que no conocía.

Se giró hacia la mesa lentamente.

Volvió a contar a los niños, pues ahora todos estaban en la mesa después de que hubiera mandado a bajar a Morado del mostrador. Distinguió a las suyos bastante rápido, todos verdes y con ropa codificada por colores.

Entonces, se concentró en el quinto.

Estaba sentado al borde de la mesa, con la mirada puesta en Splinter. Era una tortuga, como solo la rata podía identificarlo después de 8 años de criar a 4, pero como sus hijos, era muy diferente a lo otros. Tal vez incluso más. Su piel era pálida incluso a la poca luz, resaltando como un pulgar dolorido frente a sus muchachos. Tenía manchas oscuras como pecas en la cara y brazos y algunas marcas similares a rombos. Dos de estos en particular en los ojos, lo que le recordó un poco a Azul. Su ropa era de tonos oscuros. Le pareció que usaba un chaleco tejido y una especie de pantalón por lo que podía ver desde su posición más baja. Y sus ojos eran grandes y brillantes, de un hermoso azul zafiro.

…Los cuales hubieran sido más hermosos de no ser por las oscuras bolsas que habían debajo de ellos…

Y luego de notar eso, notó lo demacrado que parecía esta tortuga a comparación de sus hijos, sanos y felices hasta donde se podía, lo cual fue fácil de identificar debido a la piel pálida. Más delgado, más sucio. Parecía tener una altura similar a la de Naranja.

Oh por la Pizza, era un niño.

¿Qué habían hecho sus muchachos esta vez?.

Por un segundo que pareció eterno, no supo qué hacer ni cómo reaccionar. Años sin conocer a nadie nuevo te hacían eso, pero aquí tenía a una nueva persona frente a él. Un invitado a su casa, teniendo en cuenta que los niños parecían tan tranquilos. Un millón de preguntas azotaron su mente. ¿De dónde venía este niño? ¿Era como ellos? ¿Era un Yokai? ¡¿Venía de la Ciudad Oculta?!.

¿Lo había hecho Draxum?.

¿Draxum estaba vivo?.

Algo en su interior encendió una alarma con eso último. No, Draxum no podía estar vivo. El Laboratorio se había incendiado y Splinter apenas pudo escapar con vida de allí con las tortugas. Draxum debería de estar muerto.

¿Pero cómo se explicaba entonces a este niño en la mesa de su cocina?.

¿Cómo terminó aquí?.

Pero antes de que pudiera hacer algo, notó que el niño en cuestión se ponía más tenso bajo su extraño concurso de miradas. Sus ojos azules lo miraron con ansiedad y su pequeña boca se torció, con el niño inclinándose ligeramente hacia atrás en su asiento, como si quisiera alejarse de Splinter, pero temiera que este fuera a morderlo si ponía un pie en el piso. Al mismo tiempo, su cabeza parecía encogerse…

Oh, mierda, iba a meterse en su caparazón. Se sentía amenazado. ¡Espera, espera, tenía que hacer algo ya!.

Así que yendo en contra de todas sus preocupaciones y pensamientos, Splinter se obligó a relajarse, sumergiéndose en una calma cuidadosamente practicada que recordaba de su entrenamiento ninja, pero aún pendiente y listo para luchar, aunque no creía que fuera necesario pelear… todavía. Después de todo, estaba frente a un niño, según él. No quería hacerle daño.

A menos que este demostrara una naturaleza diferente, por supuesto.

Pero eso aún no lo sabía, así que procuró tener la mente abierta mientras mantenía la guardia. Después de todo, un animal acorralado era más peligroso que uno que no lo estaba.

Cruzó sus manos detrás de su espalda y se enderezó con aparente tranquilidad.

"Bueno, ¿Pero qué es esto?" Preguntó al aire, particularmente a sus hijos. "No sabía que teníamos visitas"

Le lanzó una mirada dura e interrogativa a sus descendientes, los cuales solo sonrieron con distintos grados de éxito. Naranja sonreía como siempre, feliz como lombriz. Azul sonreía relajado, pero con algo de tensión y sin mirarlo a la cara, lo que delató su nerviosismo. Rojo tenía la sonrisa más tensa del universo, acompañado de un tenue hedor que comenzaba a emanar de él producto de su nerviosismo. Mientras que Morado solo mostraba los dientes como si fueran reglas en una expresión extraña que Splinter no supo identificar si era una sonrisa, otra señal de que estaban nerviosos.

"Ehhhhhhhhh… sí. Lo sentimos, papá" el mayor fue el primero en disculparse, claramente no queriendo meterse en problemas. Se frotó una mano contra la nuca. "Íbamos a decirte antes, pero, eh…"

Morado tomó la palabra. "Ayer fue un día muy extenso y, eh, acababas de despertar de tu siesta-"

"¿Ayer?" Splinter levantó una ceja, dándose cuenta.

Con razón le habían estado vibrando los bigotes.

"Síiiiiiiiiiiii… um, m-mira, nosotros…" intentó explicar Rojo, y luego hizo ademanes con las manos para tratar de expresarse, aunque Splinter no tenía ni idea de qué quería decir. "Estábamos, eh…"

"Lo siento…" una voz muy baja los interrumpió, pero Splinter la oyó con claridad. Volvió a mirar al quinto niño, cuya cabeza comenzaba a enterrarse parcialmente en su caparazón. Ya no miraba a Splinter. "L-lo siento, no debí venir… sabía que no debí de haber aceptado, l-l-lo siento mucho"

La rata inmediatamente suavizó su expresión. El chico se estaba asustado. No quería asustarlo. Se apresuró a tranquilizarlo.

"No, no, está bien, muchacho" le dijo en un tono pacífico, procurando que su voz fuera ligera. "No sé por qué te disculpas, pero no tienes que hacerlo"

Este se removió en la silla. "Vine a su casa…"

"Probablemente estés aquí por una buena razón. Mis hijos nunca traerían a alguien malo a casa" miró a sus muchachos de nuevo, interrogante. "¿Verdad?"

Estos negaron rápidamente con la cabeza, nerviosos. Excepto por Naranja, quién era el único firme en toda la situación. Splinter comenzaba a tener una idea básica de lo que había ocurrido.

"¡Ramón no es malo!" Le dijo Miguel Ángel, abrazando una tortuga más pequeña que se parecía mucho al niño nuevo. "¡Necesitaba ayuda, así que lo trajimos!"

Splinter sopesó esto.

"Muy bien. Hijos míos, a mi habitación. Necesito explicaciones" les dijo a los 4, luego miró a su invitado con suavidad. "Mis disculpas, pero necesito hablar con mis muchachos un momento en privado. ¿Está bien si te quedas aquí un rato?. También me gustaría hablar contigo después"

El niño pálido se sobresaltó. "¡¿Eh?! Uh… ¿O-okay…?"

"¿Y qué hay del desayuno?" Preguntó Naranja.

"Ya habrá tiempo para eso. Vamos"

Miró a sus hijos por unos segundos antes de que estos se bajaran de sus sillas vacilantes y se dirigieran todos a la salida, con Miguel Ángel llevándose a la tortuga normal consigo antes de acercarse al niño nuevo y dársela, quién la tomó con la delicadeza de un objeto precioso y la puso en la mesa frente a él, acariciando el caparazón. Aún así, los nerviosos ojos azules siguieron a sus hijos hasta la entrada de la cocina.

Splinter se volvió al niño nuevo.

"Volveremos en unos minutos. Espera aquí"

"¡Muy bien, ustedes cuatro! Será mejor que tengan una buena explicación"

La familia de 5 estaba en la habitación de la rata, un poco desordenada debido a los restos de almohadas y mantas que estaban cerca de la cama, que era donde sus hijos habían pasado la noche anoche… hasta que aparentemente se despertaron antes que él. Los cuatro jóvenes estaban de rodillas en la alfombra del centro, justo como Splinter recordaba que lo ponía su abuelo cada que se metía en problemas y quería una explicación, justo antes de impartir un castigo.

A Splinter no le gustaba mucho poner a sus hijos en esta posición, pero dejarlos parados mientras los regañaba no tendría el mismo efecto. No sabía si era por su nueva forma de rata, pero se había encogido con la edad. Al menos así podía verlos a los ojos más fácilmente mientras se paseaba de un lado a otro.

Y sobre el castigo, ya veremos.

"Bueno, todo empezó ayer, un hermoso día de Primavera. Las tuberías cantaban, las ratas chillaban, había muchísima humedad en el aire-"

"Azul, historia corta"

"Spawneó en las alcantarillas y decidimos traerlo" el niño le sonrió. "¿Nos lo podemos quedar?"

Splinter se palmeó la frente.

"Probemos con una historia mediana. ¿De dónde salió ese chico y cómo se llama?"

Morado entonces tomó la palabra, como si estuviera recitando un informe a un general.

"Su nombre es Ramón Justin Lake. Tiene 8 años y Mikey lo encontró ayer por la tarde en las alcantarillas cuando lo buscábamos"

La rata frunció el ceño y los miró. "¿Qué?"

"Mientras dormías, puede que nosotros, um, decidiéramos jugar a las escondidas afuera…" admitió Rojo, jugando con sus dedos y encogiéndose en su lugar.

"Y que conste que fue idea de Nardo"

"¡Oye!"

"¡Entonces me perdí!" Continuó Naranja. "Me estaba escondiendo, pero los chicos tardaban mucho y me preocupé. Intenté regresar pero no recordaba en qué dirección estaba la casa, así que…"

"Sus instintos de tortuga de caja se activaron y se perdió. Ya sabía que esto podía pasar, así que le puse un rastreador. Fue así que lo encontramos"

Leonardo hizo una mueca. "Sí, y ni siquiera preguntaste"

"Porque sabía que iban a decir que no"

"¡Pues claro, quieres ponernos cosas bajo la piel!"

"¡Porque sería muy útil!"

"¡Es espeluznante!"

"¡Ramón piensa que es buena idea!"

"¡Silencio!" Exclamó Splinter, azotando su cola como un látigo en el suelo. Sus hijos se callaron y dieron un respingo al volver a concentrarse en él. "Ahora no es momento para pelear. Terminen la explicación. Entonces, ¿Perdieron a Naranja en las alcantarillas mientras jugaban?"

El solo pensarlo hizo que algo en su interior se retorciera de ansiedad. Las alcantarillas de Nueva York, como había aprendido en los últimos 8 años que había vivido allí abajo, eran un peligroso laberinto. Que sus hijos salieran de casa y se pasearan por los túneles hasta el punto de que no fueran capaces de regresar y se metieran en problemas era uno de los peores miedos de Splinter. La rata estaba bien navegando por el sistema, pues tenía un excelente olfato (a pesar de la peste que ya eran las alcantarillas) y había aprendido a rastrear los aromas de su hogar y sus hijos (de mala gana, pero fue algo muy útil, así que no se quejaba), pero su niños no sabían nada de eso y aún estaban aprendiendo cuales eran los caminos seguros y las rutas hacia las salidas más cercanas. Si se perdían en alguna otra parte, no había garantía de que ellos solos pudieran regresar a casa.

E imaginarse que sus 4 hijos se hubieran perdido mientras él dormía tranquilo en la Guarida el día de ayer fue aún peor. Splinter sabía que era un tipo distraído y que usualmente no se daba cuenta de las cosas sinó hasta muy tarde a pesar de ser padre soltero de 4 las 24/7, por lo que si sus hijos hubieran desaparecido quien sabe a qué hora y la rata hubiera despertado tan tarde como lo hizo, no habría podido encontrarlos cuando se diera cuenta de que no estaban, pues probablemente sus esencias se habrían desvanecido y hubiera sido imposible rastrearlos.

¿Y le estaban diciendo que para colmo su hijo más joven hizo la cosa de las tortugas de caja y caminó sin sentido quién sabe cuánto tiempo?.

Splinter tuvo que tragarse el regaño que estuvo a punto de brotar de su pecho por causa del miedo. Por la Pizza Suprema, pudo haber perdido a sus hijos ayer y nunca se hubiera enterado.

Pero se aguantó. Ya tendría un momento para regañarlos adecuadamente e imponerles un castigo lo suficientemente duro después (y tal vez tocar el tema de los rastreadores con Morado). Lo importante era que los 4 estaban aquí frente a él, estaban bien y que tenían a un nuevo invitado entre manos.

Necesitaba saber de dónde venía el quinto niño.

Y ya la cosa le estaba preocupando.

De inmediato, Raphael se animó para intentar aclararlo todo. "¡Sí, pero lo encontramos!"

"¡Y yo encontré a Ramón!" Exclamó Miguel Ángel alegremente. "Acababa de llegar de la superficie porque estaba lloviendo mucho y no tenía casa, así que bajó a las alcantarillas con Shelliot para no seguir mojándose"

Ahora la rata frunció el ceño en confusión. "¿Shelliot?"

"Es su tortuga mascota" aclaró Leonardo.

"¡Sí, y pensé que eran los chicos cuando él lo estaba llamando! Y así nos encontramos" explicó el más joven. "Aunque al principio lo asusté un poquito. ¡Pensó que yo venía de una ciudad mágica de la que había escapado y que quería hacerle daño como un hombre malo llamado Draxum que lo secuestró!"

A Splinter se le heló la sangre instantáneamente. Sus pupilas se encogieron y sus orejas se elevaron sobre su cabeza por la alarma. Su pelaje de rata erizándose como si hubiera estática en el aire.

Draxum.

Draxum estaba vivo.

Hizo todo lo posible para no reaccionar delante de sus hijos, pero pudo sentir como sus ojos se habrían y se llevaba una mano a la boca antes de que pudiera suprimir la acción. No podía creerlo. El hombre que lo había secuestrado y que había tenido intenciones de convertir a sus hijos en monstruos violentos que aniquilaran a la humanidad seguía con vida a pesar de todo.

Y los chicos ni siquiera le dieron tiempo para procesar la revelación y las implicaciones de que sus hijos conocieran ese nombre cuando estos, más específicamente Donatello, comenzó a revelarle más información.

"¡Y no solo eso!" Se enderezó el caparazón blando, como si hubieran empezado un interesantísimo debate. "¡Ramón dijo que este tal Draxum fue el que lo convirtió en tortuga! Que él originalmente solía ser un humano hasta que ese hombre lo secuestró y lo convirtió en una tortuga como nosotros al inyectarle una sustancia experimental color turquesa brillante llamada Empíreo"

¡Empíreo!.

Escuchar todo eso hizo que una tormenta de emociones se desatara en su interior.

No podía creer lo que estaba escuchando. Simplemente, no podía creerlo. ¡Draxum seguía con vida y había vuelto a hacer sus experimentos raros!. De repente, sintió miedo otra vez, pero un miedo más profundo, colmado de preocupación mientras recordaba el ridículo discurso del alquimista de cuando lo secuestró a él también. De usar su ADN como el mejor guerrero en existencia para crear un ejército de Yokais con el cual erradicar a la raza humana. Sin embargo y para su suerte, solo había usado su ADN para crear a sus hijos, las tortugas, antes de que todo su laboratorio terminara destruido. Pero si seguía vivo y todavía estaba buscando crear soldados, debía de estar inventando alternativas para ello sin la sangre de Splinter, lo que solo remarcó su preocupación. ¿Todavía estaba usando Empíreo para sus experimentos?.

Pero espera. El Empíreo era verde, no turquesa, si no recordaba mal… lo cual solo le hizo sentirse más preocupado, pues quién sabe qué debía de tener entre manos ese sujeto ahora mismo. ¿Estaba experimentando con Empíreo, la sustancia de la que venía todo el poder místico de los Yokai?. Eso era malo. Muy malo. El Empíreo era sagrado para los Yokai, ¡Usarlo para tales fines era sacrilegio!.

Y era en extremo peligroso.

Quién sabe lo que el tipo podría estar planeando, si seguía vivo. O habría estado planeando desde que se incendió su laboratorio. Splinter solo convivió con el hombre una hora a lo mucho, pero si estaba volviendo a intentar crear soldados después de ese desastre, quién sabe desde cuándo estaba trabajando después de que la rata huyó con las tortugas, los únicos sujetos de prueba que había logrado crear.

Y si Draxum seguía vivo, ¿Creería que él y los chicos estaban muertos? ¿O había descubierto que escaparon con vida? ¿Y si decidía venir a buscarlos para intentar volver a usar la sangre de Splinter?. Porque rata o no, imaginaba que su sangre todavía podría ser valiosa.

Pero entonces se le ocurrió un pensamiento aún peor: ¿Y si decidía usar a sus hijos de nuevo para sus malvados planes?.

¡Imposible! ¡Sus hijos eran solo niños! ¡No podían ser soldados!. La rata primero se mataría antes que permitir que un niño, y sobretodo sus hijos…

Luego, Splinter se encontró absorbiendo el resto de la información, y sus ojos se abrieron como platos. El miedo se incendió y la cólera rugió como el estallido de un volcán, repasando lo que acababa de escuchar de su hijo Morado porque-

¡¿Draxum solo secuestró a un niño humano y lo sometió a sus experimentos?!

Algo en su pecho se calentó, con sus manos bajando para cruzarse detrás de su espalda con rigidez mientras su expresión se endurecía lentamente, con una sombra espeluznante apoderándose de su mirada. Algo oscuro se arremolinó en su mente al igual que en su estómago ardió una llama. En ese mismo momento, quiso tanto tener al hombre cabra frente a él…

Para romperle todos y cada uno de los huesos.

Sin embargo, el calor de su ira no pudo seguir alimentándose, pues una vocesita tímida lo regresó a la realidad.

"Um… ¿Papá?"

Splinter reaccionó, saliendo de la burbuja de ira de la que no sabía que se había metido, y volvió a mirar a sus hijos, quienes ahora estaban acurrucados unos con otros en la alfombra y lo miraban con ojos grandes, sus expresiones mansas y un poco temerosas. Los gemelos se habían tomado de la mano y se habían pegado al lado derecho de Raphael, mientras que Miguel Ángel abrazaba su brazo izquierdo.

Splinter se desinfló al instante. Oh, joder, los había asustado. Inmediatamente se sintió culpable. ¡Maldición, ahora definitivamente se arrepentía de no haberle hecho caso al abuelo Sho cuando quiso que practicara más el manejo de sus emociones!. Splinter no solo podía enojarse así frente a sus hijos. ¡Obviamente que se lo tomarían a mal!.

Sacudió la cabeza para alejar los sentimientos negativos, y aunque la mayoría se desvaneció, la parte más cruda y pequeña de ellos se quedó pegada a su pecho como una pasta espesa y pegajosa, todavía ansiando el trasero de una cabra alquimista para patear. Pero lo disimuló. Respiró profundo y carraspeó detrás de su puño para aclararse, su temple suave con los niños.

Soltó una lenta exhalación.

"Lo siento mucho por eso, hijos míos…"

"¿…Estás bien?" Preguntó Rojo de nuevo, con sus hermanos debajo de él como si quisiera protegerlos de Splinter.

Y oh, cuánto odió Splinter esa visión. De seguro que su expresión debió de haber sido así de aterradora como para que los niños se pusieran nerviosos, pues era raro para la rata enojarse. Incluso cuando era humano. Normalmente era muy tranquilo y se tomaba todo con calma… la mayoría del tiempo. Las únicas veces que se enojó con alguien de verdad fue con su abuelo Sho en las últimas discusiones que tuvieron, y no fueron nada bonitas. Pero por el resto, Splinter nunca desquitó su ira con nadie, ni le gustaba hacerlo. Aunque vivió de su habilidad para luchar y esta le salvó la vida en más de una ocasión, nunca le gustó la violencia ni ese tipo de emociones fuertes. Tuvo suficiente ira por su abuelo para vivir el resto de su vida. ¡Cielos, que ni siquiera odiaba a su ex!. Estaba molesto con ella, pero seguro de que no la odiaba por su traición ni sentía un incendio dentro de él por ella que no fuera pasión por su encanto, pero no por ira. Nunca de ira.

Pero escuchar eso de Draxum…

Sin embargo, volvió a respirar profundo y se aguantó el sentimiento para no volver a asustar a sus hijos. Se recordó vagamente lo que leyó en uno de los muchos libros para padres primerizos que robó en los primeros años de su mutación: «los niños son muy sensibles a las emociones de sus padres».

"Sí, sí, estoy bien. No se preocupen. Simplemente… no me esperaba nada de eso"

"¿Estás enojado?" Preguntó Naranja, sus ojos enormes mirándolo fijo.

"¡No!" Se apresuró aclarar, no queriendo ningún malentendido. "No, no estoy enojado… bueno, sí, estoy enojado, pero no es con ustedes" hizo una pausa y lo pensó un poco más, reconsiderando sus sentimientos. "…Bueno, no, estoy enojado con ustedes, pero no tanto. ¡Los 4 saben que no deben de salir solos a las alcantarillas!" Regañó con dureza. "Es peligroso y la Pizza Suprema sabe qué hubiera sido de ustedes si no regresaban"

"Lo sentimos…" se disculparon los cuatro al unísono.

"¿Y estás enojado porque trajimos a Ramón sin decirte?" Preguntó el más joven de nuevo, en un tono más manso que antes.

Esta vez, Splinter pensó un poco más en su respuesta, incluso con la ira queriendo hincharse al pensar en el niño que estaba esperando en la cocina. Un niño. Un niño que había sido humano una vez y cuya vida había sido arrebatada injustamente por un Yokai loco que quería hacer un ejército.

Estaba enojado por el chico, pero no con él. La Pizza Suprema sabía que ese pobre niño debía de haberla pasado mal desde que fue mutado.

Splinter sabía cómo se sentía eso.

Volvió a respirar profundo.

"…No, no estoy enojado por eso tampoco" contestó al final. Miró a los niños, que comenzaban a relajarse al ya no verlo tan ofuscado. Entonces les sonrió. "Es más, estoy orgulloso de ustedes por querer ayudar a alguien que lo necesita. Son buenos niños"

Él se acercó a ellos y acarició sus cabecitas con cariño, lo cual terminó de tranquilizarlos y de hacer que cualquier rastro de miedo que les hubiera hecho sentir desapareciera a cambio de sonrisas y expresiones de satisfacción, junto a una vaga vibración que Splinter había aprendido era uno de esos sonidos de tortuga que no podía escuchar, pero que sabía eran positivos. Y lo que decía, lo decía en serio. Sus hijos eran buenos y se alegraba de que tuvieran un corazón tan noble como para querer ayudar a un desconocido. Incluso si podría haber sido un extraño peligroso, pero ya hablarían de eso en otra ocasión. No podía estar muy enojado con ellos por traer a un extraño a la casa si este era otro niño con problemas como ellos. Después de todo, ¿Quién más podría ayudarte si eras solo un monstruo para la humanidad?.

Pero todavía sentía que debía de tener cuidado con el chico. O al menos, eso le decía su instinto ninja. No creía que sus hijos le hubieran mentido, ya que le dijeron cosas que se suponía ellos no sabían, ¿Pero y si la tortuga pálida les había mentido?. Tampoco quería creerlo, pero si Draxum fue lo suficientemente desquiciado como para mutar a un niño humano, ¿Quién decía que no podía haberle hecho algo más?.

Necesitaba hablar con el niño. ¿Cómo se llamaba?.

"Vuelvan a la cocina y díganle a Ramón que venga. Necesito hablar con él"

Unos minutos después, Ramón sentía el corazón desbocado mientras se paraba justo frente a la habitación del padre de los hermanos tortuga.

La conversación que tuvo con los chicos no duró mucho, o al menos, Ramón no tuvo que esperar demasiado antes de que los hermanos regresaran a la cocina para decirle que su padre quería hablar con él, justo como el hombre le había prometido antes. Durante su soledad con Shelliot, Ramón contempló la idea de aprovechar de buscar sus cosas e irse antes de que nadie se diera cuenta, pero la ansiedad lo retuvo. Fue extraño. Sus instintos de supervivencia le susurraron apenas se quedó completamente solo que sería mejor si se marchaba y desaparecía de las vidas de estas personas. Que se escapara sin decir nada y no se quedara a desayunar. Después de todo, el padre de los chicos parecía no haber tenido la mejor reacción al darse cuenta de su presencia, incluso si trató de tranquilizarlo. Él lo sabía, iba a meter a los chicos en problemas. Conseguir comida para 5 ya debía de ser lo suficientemente difícil como para sumar una boca más de imprevisto, aunque fuera solo por una vez. ¡Y ni hablar de haber traído a Ramón a su casa sin su permiso en primer lugar!. Ramón sabía que a los adultos no les gustaban las visitas inesperadas, sobretodo si no era con su consentimiento.

Después de todo, todavía recordaba cómo Chef se fastidiaba cada que alguien que ella no esperaba venía al departamento, pues ella tenía que prepararse para dar "una buena impresión". O una impresión que no la hiciera ver como una bruja que tenía a Ramón como su esclavo. Esto en particular cuando los trabajadores sociales del orfanato vinieron en dos ocasiones de sorpresa para ver cómo estaba la cosa (lo que hizo que Ramón se preguntara qué ocurrió cuando se escapó. ¿Se habría metido Chef en problemas cuando los del orfanato descubrieron que él ya no estaba ahí o se las arregló para salir impune?. Ramón imaginó lo segundo, ya que nunca vió señal que indicara que la policía lo buscara activamente por desaparición). Ago similar solía pasar con su abuela, que recordaba nunca le gustaron las visitas inesperadas específicamente al mediodía. O cuando Retoño y Clay traían a sus amigos a casa sin avisarle porque el lugar siempre estaba hecho un chiquero (según ella) y le daba pena que gente de afuera viera el desastre que podían hacer 4 adolescentes y un infante.

O peor aún: que los adolescentes que no eran suyos vinieran a su casa, la dejaran hecha un lío y se fueran sin limpiar. Retoño tuvo una tarde de películas en secreto una vez con sus amigos y cuando la abuela regresó temprano de un recado que estaba haciendo en compañía de Ramón y Floyd, echó a todos esos adolescentes a escobazos y le metió un durísimo zape en la nuca a Retoño que resonó por toda la sala.

Una risita inconsciente brotó de sus labios por aquel lejano recuerdo, al mismo tiempo que su corazón se apretaba de dolor y sus ojos escocían al pensar en su antigua familia. En la abuela, específicamente. Oh, mujer dura pero justa. Y tan llena de amor a pesar de todo.

Y tal vez fue por ella que se quedó esperando en esa cocina desconocida, pues fue su abuela quién le inculcó de buenos modales en los 3 años en los que vivieron solos ellos dos. Su abuela siempre se aseguró de que fuera un niño educado. Fue un poco difícil dado a que Ramón tenía una vena rebelde como sus hermanos mayores, como solía decirle Rosie, y a veces Ramón era grosero y descortés por naturaleza. Pero solo lo fue con quienes lo molestaban. Con la abuela jamás. Y Rosie le enseñó que por sobretodo, tenía que ser amable con quienes fueran amables con él.

Hasta ahora, las tortugas habían sido muy amables. Tuvieron un inicio un poco picudo, pero no había habido ningún problema mayor. A pesar de estar a la defensiva, Mikey y sus hermanos habían estado siendo buenos con él. Lo invitaron a su casa y le ofrecieron calentarse, e incluso le dejaron dormir tranquilo toda una noche. Ramón sabía que estaba molestando, pero el que ellos siguieran siendo amables e incluso lo invitaran a desayunar a pesar de todo era una señal de que tal vez podría confiar en ellos. Así como con los vagabundos.

Entonces, desaparecer así como si nada después de que les había prometido desayunar con ellos sería… grosero. Tal vez incluso podría ofenderlos después de todo lo que ellos habían hecho por él. Ramón sabía que se sentiría mal si él fuera amable con un extraño y este solo se fuera sin decir palabra. Esto dejó al espalda de diamante con una lucha interna. ¿Irse o no irse?.

Pero entonces, los hermanos aparecieron antes de que pudiera decidir, y le informaron que el señor quería verlo. Ramón tragó saliva y sintió cómo una horda de insectos se desataba en su estómago.

Sintió miedo.

Y debió delatarlo con su expresión, porque Mikey ya estaba a su lado, palmeando el hombro de Ramón en un intento de tranquilizarlo.

"No te asustes. Papá solo quiere hablar contigo" dijo la tortuga de naranja. "No está enojado"

Ramón torsión la boca, evitando el contacto visual. "Pero…"

"Estarás bien" y entonces, le sonrió. "¡Y después de que hablen, podemos desayunar! Así que anda, que tenemos hambre"

Fue así como terminó frente a la extraña puerta china que había visto el día anterior.

La lluvia de la mañana seguía cayendo detrás de él a través del hueco del techo, calmada y constante, y el fresco del aire hacía que sus escamas se erizaran. Había dejado a Shelliot con los hermanos, puesto que se había dicho el día anterior que tenía que dejarlo caminar a su gusto antes de que pasaran quién sabe cuánto tiempo viajando después de que se fueran, aunque también se sintió inseguro sin su mejor amigo en brazos. Sus dedos jugaban entre sí en un intento de hacer algo con ellos mismos, mientras la falta del peso de Shelliot en sus brazos lo hacía sentir vacío, como si le faltara algo.

Se removió inquieto en su lugar, con el corazón hecho un puño y el estómago revuelto. Ya no tenía hambre, solo ganas de correr, pero tenía que enfrentar a este hombre. Naturalmente, Ramón no podía simplemente entrar a su casa sin permiso y no enfrentar alguna consecuencia. Lo menos que podía hacer era aceptar lo que quería este señor rata con él.

Estaba contemplando cómo tocar la puerta cuando esta se abrió deslizándose a un lado, sorprendiendo a Ramón y revelándole la razón de su nerviosismo detrás de ella.

"¡Ah!"

"Bueno, hola de nuevo, muchacho" saludó con tranquilidad el hombre bajito, con una sonrisa amistosa en el hocico ratonil. "Perdón por haberte dejado solo en la cocina, pero necesitaba hablar con mis chicos un momento. Pasa"

La rata se hizo a un lado para permitirle entrar a la habitación ajena, y aunque vacilante, Ramón lo hizo, observando su alrededor con cierta curiosidad.

El lugar era como una habitación cualquiera, aunque tenía una cantidad considerable de objetos y chucherías varias que para Ramón parecían cachivaches organizados de manera extrañamente amontonada. Olía un poco a humedad y a cemento como el resto de las alcantarillas, junto con ese indistinguible almizcle desconocido que tenían las habitaciones de la gente mayor. Como la habitación de su abuela o de su tía Chef las pocas y la única vez que había entrado a ellas. También olía mucho a mamífero. A… bueno, a rata. Pero no a rata sucia como las de la basura, sinó un olor un poco más cálido y pasable. Casi como una colonia salvaje, si eso tiene sentido. Habían dos cajoneras y un baúl pegados a las paredes, presuntamente llenos con más objetos personales de la rata, y cerca de la pared había una cama con un colchón en el suelo a un lado, con algunas almohadas y un par de sábanas revueltas. En general, el lugar parecía algo desordenado, cosa que para Ramón era raro para un adulto.

"Disculpa el desorden" el hombre rata cerró la puerta con energía y habló con tono causal detrás de él. "Se suponía que mis hijos estaban durmiendo aquí anoche, pero supongo que se mudaron a la lámpara de calor"

Ramón se encogió por eso. "Ah, yo… yo dormí en la lámpara de calor anoche… uh, lo siento…"

"¿Por qué? Mis hijos ya me contaron sobre tus circunstancias" descartó el hombre, adelantándose a Ramón. "Bajaste a las alcantarillas por la lluvia, ¿No? Apuesto a que tenías mucho frío anoche"

El espalda de diamante asintió mansamente, a lo que la rata lo miró, casi como si lo estuviera analizando. Ramón también lo miró, volviendo a repasar su apariencia con más detalle ahora que estaban uno frente al otro. Para empezar y justo como habían dicho los hermanos tortuga, este hombre era una rata. Su pelaje gris y cola larga y rosada ya delataban su naturaleza de roedor, solo para ser reforzado por estas orejas pequeñas sobre su cabeza que sobresalían de un particularmente largo cabello recogido en un moño desordenado, gris oscuro con mechas blanquecinas, y un hocico redondo y pequeño, con ojillos amarillos y una barba y bigote finos que Ramón recordaba del cliché de los "sabios chinos". También era pequeño. Más pequeño de lo que imaginó cuando Leo comentó que era chaparro. El hombre no debía de medir más de un metro, pero Ramón todavía se sintió nervioso por su presencia confiada. Un adulto era un adulto, después de todo. Y este hombre estaba lo suficientemente chalado como para darle espadas reales a sus hijos. ¿Así que quién decía que no podía hacerle daño al ojiazul ahí mismo?.

Sin mencionar lo que Ramón ya sabía de lo que eran capaces las ratas. Eran rápidas y tenían una mordida potente, incluso siendo tan pequeñas. No quería que este señor lo persiguiera y le diera la peor mordida de su vida.

Pero el hombre se mantuvo sereno. Después de un segundo de mirarlo, le hizo una seña hacia la cama, sonriéndole con gentileza.

"Toma asiento"

Ramón le lanzó otra mirada ansiosa antes de acercarse a la cama sin rechistar, sentándose con cuidado en el borde de esta y teniendo mucho cuidado de no tocar o remover mucho lo que había allí. Como si temiera que algo saltara de repente para atacarlo, o como si el hombre rata fuera a gritarle de repente solo por tocar sus cosas.

Se encorvó sobre sí mismo, tenso, mirando a la rata que lo observaba desde abajo frente a él.

"Muy bien, primero, déjame decirte que no estoy enojado" explicó el hombre con calma. "Ni contigo por estar aquí ni por mis hijos por traerte… excepto por la parte en la que se perdieron en las alcantarillas a pesar de que les tengo prohibido que se pierdan por ahí, pero eso no te concierne"

Ramón apretó la mandíbula, con el corazón latiendo con fuerza.

"Mira, el caso es que mis hijos me contaron un poco de tu historia y necesito que me confirmes un par de cosas" explicó el hombre rata. "Así que, me gustaría que fueras honesto al responder. No tienes que contarme todo, lo entenderé si es difícil, pero me gustaría que me cuentes tú mismo lo que te ha pasado, ¿Está bien?"

El ojiazul lo sopesó. No tenía ni idea de qué quería saber el padre de las tortugas exactamente, ¿Tal vez el como se encontró con sus hijos con exactitud? ¿El cómo llegó a las alcantarillas? ¿Querría saber si tenía intensiones de hacer algo malo mientras estaba aquí o de quedarse?. Porque Ramón estaba listo para responder cualquiera de esas preguntas con toda su honestidad, así que volvió a asentir suavemente.

Pero se sorprendió con lo que escuchó.

"Bien. Escapaste de la Ciudad Oculta, ¿Verdad?"

Continuará…

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¡Y ese fue el episodio 7! (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

¡Espero les haya gustado! Sobretodo porque finalmente tuvimos a Splinter y su reacción ante Ramón. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧. Obviamente no fue mala, no, porque al final Splinter es un buen hombre al que le gusta hacer lo correcto incluso si hay sospechas. ¡Pero todavía pudo ser mejor!. De todos modos, ya estamos claro que Ramón estará bien. Simplemente es cuestión de que pase un pequeño interrogatorio. :)

El cual veremos en el próximo capítulo.

Pero bueno, dejemos la chacha que seguro quieren saber qué curiosidades tenemos en este cap, las cuales no son demasiadas, pero puedo darles un pequeño análisis de Splinter. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠)

La primera parte es más que todo eso. Ya saben, una explicación breve sobre una de nuestras ratas locas favoritas para ponernos en contexto de su situación y su historia en unas pocas palabras. Con todo el cuento de que salió con Big Mama y eso. Y sí, para quien no lo sepa, Big Mama está inspirada en una Jorōgumo, un monstruo Yokai que se trata de una araña monstruosa que puede transformarse en una hermosa mujer para atraer hombres y comérselos. Pese a que Splinter fue traicionado por ella y todo, canónicamente se ve que todavía sienten algo por el otro y esto se confirma en la Wiki. Splinter está molesto con ella por todo, pero no lo suficiente como para odiarla. Lo mismo con Big Mama. Puede que en el futuro ella odie a las tortugas, pero cuando se enteró al final de la serie que Splinter estaba en peligro, ella se preocupó de inmediato y aceptó ayudar a pesar de haber quedado hecha mierda después de la madriza que le dió Destructor.

Simplemente tienen una relación complicada, esos dos. XD Pero todavía están claramente muy enamorados del otro.

También, una mención de que Splinter se siente raro aún con todo lo que le pasó. Es canon que todos los Splinters que una vez fueron humanos sientan desagrado ante sus mutaciones y como creo que ya mencioné antes, Rise Splinter no es la excepción. Simplemente que este dejó que lo afectara un poco más el asunto hasta el punto de que deja que su nostalgia afecte su relación con sus hijos. Como cuando se robó el tanque tortuga para un paseo sin decirle a Donnie o engañó a este para llevar el mismo tanque a un derbi de demolición. :/ Igualmente es canon que hasta que ocurrió… todo lo malo en su historia, Splinter era escéptico sobre la historia de su familia y creía que las mayoría de lo que le contaba su abuelo sobre Destructor eran patrañas, así que tiene sentido que hasta cierto punto fuera escéptico sobre todo lo relacionado con la magia y los Yokai (si es que lo sabía de antemano, lo cual creo, porque su familia tenía magia y eso. Es bastante seguro que en Japón los Yokai eran comunes para la familia Hamato). Quiero decir, el hombre realmente nunca usó su Ninpo hasta el final de la serie, así que es muy probable asumir que él no creía que tuviera poderes místicos hasta ese momento. Lo único que tenía a su favor era su extraordinaria habilidad para las artes marciales y hasta ahí.

Por otro lado, por supuesto que todos los Splinters aman muchísimo a sus hijos. Incluso los que no son tan buenos padres. :) No suele gustarme mucho cuando la gente pinta como padres abusivos a los Splinters, aunque creo que por ahí hay algunos que sí son malos padres canónicamente o definitivamente no son tan buenos. >:V Pero como mencioné antes, no creo que Rise Splinter sea tan malo. Hace lo mejor que puede, teniendo en cuenta su historia y su personalidad. Y sí, falla mucho y es un tipo ausente, pero va mejorando con el tiempo en la misma serie y le hecha ganas hasta donde puede. Y la verdad es, que si hubiera hecho un mal trabajo criando a sus muchachos, no creo que hayan salido tan dulces, nobles y cariñosos como lo son en la serie, así que algo bueno debió de haber hecho.

Y por eso quise recalcar que Splinter los adora, incluso si también fueron parte del accidente que lo convirtió en rata. Él los ama y son la única razón por la que sigue adelante a pesar de todo porque son sus hijos. Y seguirían siéndolo incluso si él volviera a ser humano.

Por cierto, sí, creo que ya lo mencioné antes, pero por si acaso: Splinter lleva 8 años siendo Padre, pues las edades de Raph, Leo y Donnie son más efecto de su naturaleza de tortuga cambiando a algo más humano que sus "edades naturales desde su nacimiento". El único que sí ha vivido completo todos esos años es Mikey, quién seguramente tenía unos días de nacido cuando mutó, o al menos ese es mi Headcanon, ya que todos eran realmente muy pequeños antes de la mutación y no creo que tuvieran más de un mes de nacidos, porque de otro modo serían más grandes. Splinter solo se las arregló para calcular sus edades a base de su desarrollo a partir de los libros para padres primerizos que consiguió (cosas que mencioné en la narración). Obviamente, Raph fue el primero en comenzar a caminar y hablar más rápido porque técnicamente tenía 2 años al mutar, mientras que los gemelos, según yo, hicieron lo mismo un año después. Tal vez Donnie ya era bastante inteligente para entonces, pero probablemente Splinter se guío más que todo por esas primeras cosas que los bebés aprenden. Entonces, Raph fue el primero en aprender a caminar y hablar, seguido de Donnie, el más inteligente. Luego vino Leo para no quedarse atrás y finalmente Mikey, quién sí era el más bebé del grupo y se tomó su tiempo en desarrollarse.

En resumen, técnicamente Ramón es mayor que las tortugas porque nació antes que ellos y su mutación. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Después de todo, Ramón nació en Enero, y las tortugas entre Abril y Mayo, solo siendo mayores los que son mayores por la diferencia en su desarrollo.

Pero volviendo a Splinter, en efecto, los chicos son un asunto serio. XD

Ya estamos claro que esos 4 son pequeñas amenazas. Literalmente no se les puede dejar solos sin que se metan en problemas en la serie y como dije en alguno de los capítulos, hay un corto de ellos de chiquitos madreandose con las armas que les dió Splinter. Y sí, puse que Splinter aquí tiene un sexto sentido para eso, porque por muy distraído que sea, sigue siendo un ninja y los ninjas siempre están pendientes de lo que pasa hasta cierto punto. El problema es que criar a 4 chiquillos alborotadores es agotador y no puedes estar en todos lados evitando que hagan cosas que no deberían con crayones. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠).

Y hablando de crayones, la cera de parafina es una cera bastante común para la creación de crayones así como se utiliza para el aislamiento de cables en ocasiones. También y por supuesto, las ratas tienen muy buenos sentidos del oído y de olfato, así que por supuesto que Splinter sospecharía el que los chicos no lo hubieran molestado mientras dormía.

Sin embargo, ¡Por fin Splinter y Ramón se encuentran!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ Claro que Splinter tarda un momento en procesar la existencia de Ramón, pero una vez que lo hace, su cerebro ya está trabajando al igual que sus instintos de padre. Incluso si es un desconocido, ver a otro niño tortuga pone en alerta a Splinter, sobretodo al verlo tan mal. Y por supuesto que lo nota, pues de algún modo se las arregló para cuidar correctamente a sus hijos, así que y como he estado mencionando, Splinter ha hecho su tarea y ha estado investigando sobre tortugas desde hace tiempo. Así que tiene sentido que una vez que nota que Ramón está muy cerca de meterse en su caparazón, hace lo que puede para tranquilizarlo.

Pero todavía tiene muchas preguntas. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ. Al principio se me ocurrió que sería mejor si Splinter se hacía el loco y les hacía el desayuno como si nada e intentaba hacerle preguntas casuales a Ramón y a los chicos para saber sobre su pasado, pero teniendo en cuenta que Ramón se iba después del desayuno (cosa que Splinter no sabía, obviamente), se me ocurrió que sería mejor aguantarlo un poco más y hacer que Splinter quisiera explicaciones en ese mismo momento, lo que obviamente retrasaría la partida de Ramón. Esto nos convendrá mucho en el siguiente capítulo. :D

Así pasamos a la segunda Fase de este cap.

Ah, por cierto. Olvidé mencionarlo antes, pero sí, el abuelo de Splinter se llama Hamato Sho, para a quien se le había olvidado. Y sí, hice que Rise Splinter hiciera que sus hijos se pusieran en seiza (sentarse de rodillas así como en los animes) para regañarlos como hace el 2012 Splinter. La diferencia aquí es que Rise Splinter es más bajito, así que tiene sentido que quiera que sus hijos estén a su nivel. No puedes regañar a tus hijos correctamente cuando estos te sobrepasan demasiado la cabeza, ¿Sabes?. XD Pero claro, a Splinter no le gusta esto porque como es canon, Splinter nunca quiso criar a sus hijos como su abuelo hizo con él, por eso realmente nunca les dió un entrenamiento formal y solo los puso a imitar movimientos de películas (también porque ellos eran niños, y unos que se distraían mucho, así que eso le convenía mejor). Tampoco parece el tipo de hombre que castiga mucho a sus hijos, excepto cuando estos hacen estupideces realmente considerables y les mete el zape ocasional. Como suele pasar en la serie.

Continuando, por supuesto que Splinter se preocuparía mucho ante la idea de sus hijos perdiéndose por ahí, así como al escuchar que Draxum sigue vivo y que hizo experimentos a un inocente niño humano. Como vimos en los orígenes de las tortugas, Splinter se preocupó mucho por ellos incluso desde antes de que mutaran y al escuchar lo que Draxum tenía planeado para ellos, se opuso de inmediato. Así que desde su perspectiva, el tomar a un niño cualquiera de su vida normal y quitarle todo como le pasó a Splinter, pero a propósito, por supuesto que lo llenaría de cólera.

Y sí, tal vez Ramón no tuviera una vida normal antes de su mutación, pero ya veremos cómo Splinter reaccionará a eso. No muy bien, por supuesto.

Pero en fin, continuando, a Splinter en general no le gusta mucho ser muy autoritario con sus hijos, o simplemente no está acostumbrado a ser así porque le recuerda su infancia con su abuelo, por eso es tan sensible con sus hijos cuando él mismo los pone nerviosos. Tampoco creo que Splinter en general sea del tipo rencoroso o vengativo. Es decir, claro que Draxum no le simpatizaba cuando Mikey empezó con su Arco de Redención, pero estamos claros que fue de los primeros en aceptar darle una oportunidad la tipo una vez que se convenció de que Draxum podía cambiar. También y si no recuerdo mal, la huelga con Big Mama fue porque se había vuelto pacifista o algo así (?). Realmente no me acuerdo, pero él aprecia mucho a la gente de su alrededor y parece que en general habría tratado de llevarse bien con todos. Es decir, él mismo mencionó en un capítulo que recordaba los nombres de todos los que trabajaron en una de sus películas. Y trató de animar a Casey a pesar de ser parte del Pie cuando ella tuvo un bajón de confianza. Rise Splinter es solo un sujeto agradable y es de ahí que los chicos son tan buenos en general.

Y bueno, con eso, vamos a las tercera Fase. ✧⁠◝⁠(⁠⁰⁠▿⁠⁰⁠)⁠◜⁠✧. La cual no es mucho, pero aprendemos un poco más del pasado de Ramón. Y el cómo se siente con lo que pasa. Y creo que la idea de irse se le pasaría por la cabeza, pero al mismo tiempo, no estaría seguro de si sería buena idea solo desaparecer después de haber sido tan bien tratado. ¿Ustedes no sentirían pena el solo tomar algo que alguien te ofreció y salir corriendo sin decir al menos un "gracias"?. Ramón es un buen niño. Uno un poco hostil, pero su personaje es muy dulce también porque fue muy bien educado por su abuela.

Aunque hablando de eso, mi toma de la abuela Rosie es un poco dura, lo sé. XD La verdad es que su personaje en sí no tiene mucho excepto el hecho de que es muy amorosa y cariñosa y que le gusta cuidar de otros, pero yo creo firmemente que esa mujer debió de tener mucha disciplina para mantener bajo control a 5 varones, 4 de ellos adolescentes, en su momento.

Por último, Splinter decide ir al grano y preguntar sobre la Ciudad Oculta… revelando que él sí sabe qué demonios.

¡Pero ya veremos qué es lo que le contará a Ramón al final y qué tanto mantendrá el hombre en secreto!.

Así que, ¡Eso es todo!. Nuevamente y como siempre, espero les esté gustando la historia y no duden en dejarme sus comentarios para hacerme saber lo que opinan. ¡Me encantaría saber lo que piensan!.

Dicho esto, ¡Nos vemos la próxima!.

Adieu.

 

Chapter Text

Capítulo 8
"Discusión un Poco más que Familiar"

Ramón se incorporó de golpe, levantando la cabeza hacia la rata con una velocidad tal que casi hizo que su cuello tronara. Sus ojos azules, de bolsas oscuras debajo de estos, se abrieron como platos y miraron a su contrario abiertamente con la sorpresa en crudo. Splinter le devolvió la mirada desde abajo, esperando pacientemente una respuesta.

"¡¿Qué?!" Exclamó Ramón, casi boquiabierto. ¿Escuchó bien?.

El hombre rata volvió abrir la boca, repitiendo sus palabras con tranquilidad. "Dije" empezó. "Que si te escapaste de la Ciudad Oculta"

Ramón se paró de su asiento en la cama ajena de un salto, incrédulo. "¡¿Conoce la Ciudad Oculta?!"

El semblante de Splinter se ensombreció. "Desearía no hacerlo. Y que tú tampoco lo hicieras"

Esto le asustó y retrocedió lo mejor que pudo con la cama detrás de él, instintivamente tratando de protegerse con los brazos. "¡¿Qué?!"

"¡Quiero decir!" Splinter se apresuró a corregirse, retrocediendo él mismo a pesar de tener un metro de separación con la tortuga. "¡Por tu mutación!"

El espalda de diamante bajó un poco los brazos, ahora confuso. "¿Mi mutación?"

"Sí" asintió el hombre, volviendo a notarse sombrío. "Los muchachos me dijeron que solías ser un humano. Debió de ser horrible, transformarte en un ser que está lejos de ser tú. No sé cuánto tiempo llevas así, pero apuesto a que adaptarse a… toda esta situación" le hizo un suave gesto con la mano a su persona. "Ha sido difícil"

Ramón bajó la guardia con cuidado, mirando a la rata con el ceño fruncido hasta estar encorvado frente a él, y luego pasando a mirarse las manos, lechosas y de tres dedos. Sus manos… o las que ahora eran sus manos.

Abrió y cerró los puños, sintiendo como sus únicos tres dedos se movían a sus órdenes y, de algún modo extraño, sentía otros dos. A pesar de llevar un mes siendo una tortuga, todavía le parecía tan extraño el controlar sus manos. La falta de dedos era fuertemente notable, pero al mismo tiempo no. A veces, podía sentir el fantasma de sus dedos desaparecidos junto con los otros, tratando de moverse, pero sin haber nada ahí. Otras veces sentía que quería hacer una ceña específica y sentía que la hacía, a pesar de que sus dedos apenas se movían en reacción porque al comando le faltaban piezas. Era raro que cuando buscaba su índice o su dedo corazón, su cuerpo le señalara en mismo primer dedo de su mano, o que cuando buscara su menique o su anular, sintiera el último dos veces.

Era tan complejo tener 3 dedos después de haber tenido 5 que ni siquiera Ramón podía explicarlo. Y estaba seguro de que, incluso si le preguntaba a alguno de los hermanos tortuga, estos no sabrían qué responderle. Después de todo, supuestamente habían tenido 3 dedos toda su vida.

Y lo mismo pasaba con su… mutación.

Su respuesta fue un suave murmullo.

"Un poco…" admitió, con los ojos centrados atentamente en sus manos aún. "Todavía se siente raro"

"¿Cuanto tiempo llevas así?"

"Un mes" contestó, alzando la vista de nuevo y bajando las manos. "Tal vez más, no estoy seguro. No tengo reloj ni calendario…"

"Entiendo" Splinter llevó sus manos detrás de la espalda, irguiéndose. "Para mí también fue una experiencia difícil cuando muté. Es tan extraño, ser un humano un día y al siguiente ser otra criatura"

Ramón se enderezó, su expresión sorprendida. "¿Usted fue humano?"

"Oh sí. Hace ya años" admitió con un asentimiento. "Es una historia muy larga, pero para resumir, fui secuestrado para ser usado en un experimento y después de…" hizo una mueca. "Ciertos accidentes, me convertí en una rata" sacó una de sus manos y la miró como había hecho Ramón, siendo la suya rosada y de garras largas, pero al menos aún conservaba sus 5 dígitos. "Los primeros meses de mi nueva existencia fueron muy malos. Especialmente porque me arrancaron de lo poco que me quedaba de mi antigua vida. En ese entonces, estaba… en una situación difícil. Pero tenía la esperanza de arreglármelas para salir adelante" bajó la mano otra vez para concentrarse en el niño. "Y entonces me convertí en lo que soy ahora y ya no pude ni siquiera vagar por la calle sin que se me viera como un monstruo"

La expresión de Ramón se arrugó, sintiendo una sensación de compasión y entendimiento con el hombre que estaba frente a él. No sabía qué había esperado del padre de las tortugas cuando entró a su habitación y comenzaron a hablar aparte de algún regaño o un sermón de desconfianza, pero esto lo dejó con mucho.

"¿Ha sido tan malo para usted…?"

"Bueno, como dije, al principio lo fue" se encogió de hombros. "Pero puedo decir en la actualidad que tiene sus altas y bajas… ¿Qué hay de tí, muchacho? ¿Cómo lo llevas?"

El espalda de diamante lo pensó un momento antes de responder.

"Tiene sus altas y bajas, también" admitió al final, mirándose a sí mismo. "Se siente extraño, pero supongo que también ha sido bastante útil para mí"

Ahora fue el turno de la rata de mirarlo con sorpresa. "No parece que te esté molestando mucho"

Él se encogió de hombros. "La verdad es que no es lo peor que me ha pasado, si soy honesto. Además, cuando vives en la calle, tienes mejores cosas en las qué pensar que en cómo luces. Como en dónde conseguir comida al día siguiente o en donde dormirás al llegar la noche"

Una expresión difícil de interpretar trastocó los rasgos de la rata mutante y Ramón no supo qué podría significar. La mandíbula de su contrario se tensó y agachó la mirada al suelo, en algo que a Ramón le pareció… ¿Preocupación?. Pero los ojos amarillos de la rata parecían un poco tristes, así que no estuvo seguro de nada.

Después de un par de segundos, la rata lo volvió a mirar, serio.

"¿Y qué pasa con tu familia?"

"No tengo familia"

Ya no.

Toda las expresiones difíciles en el rostro de Splinter se derritieron y miró a Ramón con una tristeza suelta e inusual. La tortuga tampoco supo muy bien cómo interpretarla, pues a pesar de reconocerla como tristeza, no sabía qué tipo de tristeza era.

Pero si Ramón hubiera tenido padres, muy probablemente lo hubiera hecho. Lamentablemente, esto no era así, por lo que no supo que, en realidad, escuchar su sentencia había hecho que el corazón de Splinter se estrujara por él.

Y esta vez, la mirada del hombre rata fue muy suave. Su tono incluso más gentil, con un toque de cuidado. "¿De verdad no tienes a nadie?"

"Tengo a Shelliot"

"Alguien que te cuide"

Ramón pensó cuidadosamente en su respuesta.

"Solía tener alguien" admitió en voz muy baja, evitando el contacto visual. Apretó uno de sus brazos cuando sintió el familiar cosquilleo de las lágrimas en su nariz.  "Pero… ella ya no está… hace meses que no está"

Silencio.

El ojiazul bajó la cabeza, negándose a mirar a la rata en caso de que las lágrimas quisieran salir de él. Como siempre que recordaba su pérdida, pudo sentir un peso en su pecho, su garganta hecha un nudo. Un poco de humedad en los ojos…

No se dió cuenta cuando una mano desconocida se deslizó por su mejilla hasta que sintió una piel cálida y de textura áspera, con garras que lo acariciaba, y se sobresaltó.

Splinter ya no estaba en el suelo frente a él, sino que se había subido a la cama tan silenciosamente que Ramón hubiera jurado que simplemente apareció ahí y ahora lo tenía al lado, parado en el borde del pie de la cama con un equilibrio casi perfecto para un cuerpo tan redondo. Ahora el rostro de la rata estaba a casi su mismo nivel de altura y este lo miró a los ojos, con una profunda compasión.

"Oh, hijo mío…" murmuró el hombre, casi sonando triste. "Lo siento mucho"

Los hombros de Ramón cayeron sin fuerzas, sintiendo un inusual cansancio a pesar de haber dormido toda la noche por primera vez en meses. "Está bien, solo… trato de no pensar mucho en eso…"

"Lo comprendo" dijo él, aún con su mano acunando su mejilla. "Yo… tampoco tenía familia. Incluso antes de mutar. Tenía una novia… pero las cosas no funcionaron tan bien" hizo una mueca. "Cuando me convertí en rata, estaba solo… pero luego mis hijos llegaron a mi vida y han sido lo mejor que me han podido pasar"

Ramón se arriesgó a mirar al hombre, esperando que no se le escaparan las lágrimas pronto. "¿Ellos eran humanos también…? Nosotros, uh, hablamos un poco de eso y parecían confundidos"

Una de las orejas de la rata tembló, pero eso no pareció afectar mucho a sus expresiones.

"Oh no, ellos siempre han sido tortugas" descartó la rata, haciendo un gesto con su otra mano y soltando la mejilla de Ramón. "Pero Draxum mezcló mi sangre con Empíreo y se los echó a ellos, lo que los convirtió en lo que son ahora"

Una vez más, la sorpresa tomó al ojiazul con la guardia baja. "¡¿Draxum los mutó a ustedes también?!"

"Eso parece. Por eso quería hablar contigo" volvió a ponerse serio. "Toma asiento"

Esta vez, Ramón no dudó en seguir la petición y se sentó al borde de la cama, completamente concentrado en Splinter. Este hizo lo mismo y se sentó a su lado, comenzando a explicar.

"Escucha, realmente no conocí mucho al Barón Draxum, pero sí lo suficiente como para saber que es un hombre peligroso con ideas peligrosas. Cuando me capturó, me contó que su plan con sus experimentos era crear un ejército de Yokais con los cuales erradicar a la raza humana"

"¿Por qué?" Preguntó Ramón, con los ojos abiertos.

"Por los Yokai. Él cree que los humanos seremos los que llevemos a los de su raza a la perdición"

Frunció el ceño. "¿Los Yokai…? ¿La gente de la Ciudad Oculta?" Torció la boca. "¿Los humanos… les han hecho daño?"

"En el pasado. Pero han pasado siglos desde entonces"

"¿Cómo lo sabe?"

"Bueno, eh" Splinter de repente pareció tomado con la guardia baja, mirando hacia otro lado mientras le respondía. "Digamos… que mi familia -antes de que los perdiera- solía tratar con esas cosas a menudo" tosió en su puño. "Y, eh, yo ya había descubierto a la Ciudad Oculta antes de que Draxum me secuestrara, así que aprendí un par de cosas" sacudió la cabeza. "¡Pero ese no es el punto!. El punto es que Draxum cree que lo que está haciendo es por el bien de los Yokai, incluso si eso requiere el uso de Empíreo para conseguirlo"

"¿Y qué es eso?" Preguntó entonces Ramón. "Draxum me inyectó esa cosa para mutarme, pero no entendí qué era"

"El Empíreo es una sustancia sagrada para los Yokai. Dicen las leyendas que de ahí fue de donde vinieron los primeros de los de su raza y que es el origen de la magia mística en la Ciudad Oculta"

"¡¿Osea que Draxum sí usaba magia?!"

Splinter abrió la boca para responder, pero-

"¡Te dije que la ciudad era mágica!"

"¡Eso no puede ser!"

Los dos voltearon hacia la puerta cerrada con un sobresalto, en donde notaron unas sombras moviéndose vagamente a través del material más fino entre la madera y susurrando en voz muy alta.

"¡¿Existe la magia?!"

"¡Chicos, shhhhh! ¡Se supone que somos ninjas!"

"¡No puede ser que exista la magia! ¡Es imposible!"

"¡Bueno, pues ya escuchaste! ¡La magia existe!" Y alguien soltó una ruidosa fresa.

"¡Mikey!"

Las voces continuaron discutiendo a pesar de que obviamente habían sido descubiertas, y Ramón miró a Splinter. Este soltó un profundo suspiro de cansancio antes de saltar de la cama y caminar con expresión de molestia hasta la puerta china de su habitación, con ambas manos detrás de la espalda.

En una impresionante demostración de habilidad, la rata usó su larga cola rosada para abrir la puerta, deslizándola con un latigazo repentino. Los que estaban afuera gritaron de la sorpresa y se cayeron unos encima de otros.

"¡¡¡¡Ah!!!!"

¡¡Thud!!

"¡Muchachos!" Les regañó Splinter, revelando que quienes estaban afuera de la habitación, no eran nada más ni nada menos que sus propios hijos. Los observó con desaprobación. "¡¿Qué es eso de espiar en conversaciones ajenas?! ¡Yo no les crié así!"

"Uh, literalmente nos criaste así" objetó Leonardo, quién parecía estar tirado en el suelo, con su cabeza apoyada en una mano como si se hubiera echado allí a propósito para leer una revista. "Somos ninjas, ¿Recuerdas? Se supone que los ninjas chismean y esas cosas"

"No es chismear, es recopilar información. Y por eso dije, ¡Yo no les crié así! Los escuché escabullirse frente a la puerta hace 5 minutos" dijo en reproche. "Ustedes son terribles hasta para escuchar a escondidas… ¡¿Y de donde consiguieron esos vasos de vidrio?! ¡Denme eso!"

La rata se adelantó y comenzó a quitarles los susodichos.

"¿Usted ya sabía que nos espiaban?" Preguntó Ramón desde la cama, levantando una ceja.

"Soy una rata. Mi oído es excelente" apuntó el señor, retrocediendo con 3 vasos de vidrio de distintos estilos, anchos y largos en sus manos. "Y si no fuera porque se revelaron ellos solitos, se los hubiera dejado pasar, pero debí de habérmelo imaginado" volvió a mirar afuera. "Levántense y entren. Supongo que esto ya se convirtió en una discusión un poco más que familiar"

Dicho y hecho, las formas verdes tropezaron entre ellas para levantarse, con alguno que otro empujón y queja, hasta que finalmente todos estuvieron de pie y entraron a la habitación de la rata. Algunos más tímidos que otros, con Donnie en particular llevando lo que parecía ser un estetoscopio (uno de esos aparatejos que usaban los doctores para escuchar el corazón) alrededor del cuello. Mikey saludó alegremente al ver a Ramón.

"¡Hola!"

"Hola…" el ojiazul los examinó rápidamente. "¿Donde está Shelliot?"

"Lo dejamos en el suelo de la cocina con una tacita de agua y algunos grillos y gusanos de harina" Leo levantó un pulgar, mientras Ramón hizo una mueca.

"¿Puede comer eso?"

Donnie no tardó en tranquilizar sus preocupaciones. "La mayoría de las tortugas semiacuáticas pueden"

"Y si no, una vez al año no hace daño, ¿Verdad?" Leo se encogió de hombros.

El ojiazul solo exhaló. Bueno, al menos Shelliot estaba comiendo. Eso era algo.

"Entooooooooooooooonces…" empezó el de azul otra vez, mirando a todos los presentes mientras Splinter cerraba la puerta de su alcoba con la cola nuevamente, incluso si no hubiera razón para hacerlo ahora que todos estaban dentro. Excepto tal vez para evitar que entrara demasiado frío de afuera. "¿Existe la magia?"

El de morado pareció haberse comido un limón mientras se cruzaba de brazos. "Me niego a creer que sea cierto"

"¡Pero papá ya lo dijo!" Objetó Mikey de inmediato. "¡Existe la magia y ese tal Draxum es un mago!"

"En realidad no" aclaró Splinter, llamando la atención de todos al mismo que dejaba los vasos en una mesita con cositas que estaba al otro lado del cuarto. "No es exactamente un mago, pero tenía un gran dominio de la magia mística. El Barón Draxum es alquimista"

Ahora Donnie lo miró con el ceño fruncido de incredulidad. "¿Es en serio?"

"Hablo muy en serio, Morado. No estoy mintiendo. Vamos, busquen un lugar y siéntense. Supongo que es momento de contarles un poco sobre cómo los encontré, dado a que ya escucharon una parte"

Los cuatro corrieron hasta la cama y saltaron a ella, sentándose unos junto a otros y haciendo a los resortes crujir y a Ramón casi perder el equilibrio. Mikey se lanzó para sentarse al lado derecho de este, mientras que los gemelos se sentaron juntos más allá. El único que no saltó a la cama fue Raph, quien con más calma se sentó al lado izquierdo de Ramón, hundiendo el colchón de su lado.

Splinter volvió a pocisionarse frente a los cinco solemnemente, comenzado a contar su historia.

"Bueno, a ver, ¿Por donde empiezo…?" La rata se rascó la cabeza. "La verdad es que yo no siempre fui una rata-"

"¡¿¡¿¡¿¡¿Qué?!?!?!?!" Exclamaron las tortugas al unísono, impactadas por la revelación.

"¡¿Osea que fuiste mutado como nosotros?!" Donnie se inclinó hacia adelante con brusquedad.

"Algo así. Verán. Yo solía ser un humano que llegó a este país buscando una nueva vida hace ya muchos años. No tenía amigos ni familia… pero me las arreglé para hacerme un hueco en Nueva York" una sonrisa se apoderó de su cara al recordarlo. "Oh, que tiempos aquellos… fueron muy buenos. Pero" su expresión se agrió. "Pasaron… ciertas cosas" juntó sus manos. "Y fui capturado por el Barón Draxum, el hombre que, si no me equivoco, es del que les habló Ramón"

"¿Y cómo te capturó?" Preguntó Raph, lleno de curiosidad.

Esto pareció poner a la rata un poco nerviosa. "Eh, bueno, yo… eh, no estaba prestando atención un día que regresaba a casa del trabajo, y, um" giró la muñeca en busca de palabras, evitando el contacto visual. "Estos… bichos negros, me capturaron…"

Ramón se animó. "¿Quiere decir las gárgolas?"

"¡Sí!" Splinter le apunto enérgico. "Las gárgolas de Draxum me capturaron y cuando me di cuenta, estaba metido en una jaula y con este hombre cabra con armadura hablando cosas raras frente a mí"

El espalda de diamante sintió un Deja Vú.

Leo frunció el ceño. "¿Hombre cabra?"

"Fauno" aclaró Ramón, haciendo que los demás lo miraran, lo que lo hizo encogerse con repentina timidez. "Oh, eh… lo leí una vez en… un libro. Son cómo… ¿Humanos con rasgos de cabra? O al menos, de la cintura para abajo. A veces tienen cuernos"

La rata asintió. "Él era un alquimista, según él mismo. Me dijo que buscaba un modo de erradicar a la humanidad creando su propio ejercito de Yokais"

Raph levantó una mano. "¿Qué es un Yokai?"

"Ah, sí. Ustedes no saben. Bueno, básicamente, son criaturas del folklore japonés. Mi tierra. Aunque con el pasar del tiempo, otras criaturas de otras tierras se han sumado al término. Supongo yo que porque «Yokai» abarca muchos tipos de criaturas. La gente que vive en la Ciudad Oculta es muy variada"

"¡Espera! ¿Y tú cómo sabes todo eso?" Donatello lo miró con ojo crítico.

"Sí, ¿Por qué existe una ciudad llena de criaturas como nosotros y no nos has dicho nada, eh?" Se quejó Leo. "¡Podríamos vivir allá y no aquí en las alcantarillas!"

"¡No, no podemos!" Splinter zanjó de inmediato. "Es peligroso para nuestra familia. Especialmente ahora que Draxum sigue con vida después de que escapamos"

"¿"Escapamos"?" Raph parpadeó.

"Es lo que no les he contado. Cuando Draxum me capturó, tenía intensiones de usar mi sangre para mutar animales normales en supersoldados para su ejercito de Yokai. Y sus primeros sujetos de prueba eran, bueno… ustedes cuatro"

Los niños se quedaron boquiabiertos.

"No quise decirles para que no se preocuparan por sus orígenes, pero dadas las circunstancias y de que probablemente Ramón ya les haya hablado al respecto, no me queda más remedio que contarles lo que pasó. Draxum tenía planeado empezar su ejército utilizando cuatro tortugas bebés, es decir ustedes, y de ese modo probar una fórmula de Empíreo con la que había estado experimentando…"

«Para lograr sus fines, él necesitaba un poco de sangre… eh, para darle ciertos rasgos a sus soldados. No estoy seguro de cuales» agregó rápidamente. «Pero lo que sí sé es que las cosas no salieron como esperó exactamente. Él consiguió mutarlos usando el Empíreo y mi sangre, pero el resto fue confuso… el Laboratorio se vino abajo, el resto de sus sujetos de prueba, también animales tanto normales como Yokai, escaparon de sus jaulas y ocurrió un incendio que lo consumió todo. Al igual que ustedes, yo fui salpicado con parte de ese Empíreo y en el camino fui mordido por una rata mascota que tuve brevemente y que también escapó. Y al final de todo, el edificio se derrumbó»

«Yo apenas conseguí salir con vida de allí con ustedes en brazos. Escapé de la Ciudad Oculta para alejarme lo más posible de todo ese desastre y me oculté en las calles de Nueva York. Para entonces, yo ya estaba mutado y tenía quemaduras graves del incendio. Aunque ahora ya estoy completamente curado, pero en los primeros meses anduve lleno de vendas como una momia»

Raph pareció enderezarse ante eso. "¡Oh! ¡Raph cree recordar eso!"

"¿En serio?" Splinter lo miró sorprendido. "No pensé que lo hicieras. Recién habías empezado a caminar por ese tiempo"

"Sí, siempre andabas por ahí con vendas en los brazos" rememoró la tortuga más grande, cerrando los ojos con fuerza mientras evocaba más detalles. "Incluso recuerdo una vez que usaste una vieja sábana de Hello Kitty para cubrirte una vez que no conseguiste vendas…"

"Ah, así que recuerdas eso" una pequeña sonrisa apareció en los labios de la rata. "Tiene sentido. Recuerdo que te gustaba mucho"

Leo parecía impresionado con toda la historia que le acababan de contar. "Wooooooooooooow… así que así mutamos" se miró las manos con admiración. "Como los superhéroes de los comics" entonces sonrió. "Nuestra historia de origen es brutal"

Donnie, mientras tanto, se encontraba procesando toda la información, con una mano en la barbilla y el ceño fruncido.

"¿Así que somos supersoldados…?" Murmuró en voz alta. "Supongo que eso podría explicar por qué nos curamos tan rápido cuando salimos heridos. Estamos hechos para ser resistentes"

"¡Pero no son indestructibles! Solo lo dejo claro para que después no hagan cosas peligrosas pensando que saldrán ilesos" les advirtió de inmediato su padre. "La verdad es que ni siquiera sé si lo que Draxum buscaba se cumplió con ustedes, ¡Pero me niego a que lo descubran! Ustedes solo son niños, no monstruos violentos como ese loco hubiera querido que fueran. No quiero que luchen y hagan daño"

"Raphie no quiere hacer daño" dijo el de rojo, con el rostro bajo mientras reflexionaba.

"¿Y qué es el Empíreo?" Preguntó entonces Donatello. "¿Qué clase de sustancia es?"

"De eso no estoy seguro. Como le dije a Ramón, se trata de un líquido sagrado para los Yokai que ha existido desde hace siglos, tal vez incluso milenios, y que es el origen de los Yokai y de la magia mística, pero eso es todo lo que sé"

Ahora fue Mikey quien levantó una mano, agitándola en el aire.

"¿Sí, Naranja?"

"¿Nosotros podemos usar magia?"

Splinter frunció el ceño mientras lo consideraba, rascándose la mejilla.

"La verdad es que tampoco lo sé… como ya les he dicho, nuestra familia es única en su clase. Incluso en la Ciudad Oculta los Kappa son muy raros de ver"

"¿Qué es un Kappa?"

"Un Yokai del tipo tortuga, aunque personalmente nunca he visto ninguno. Sin embargo, probablemente hayan muchos en Japón, ya que tienden a vivir en estanques y lagos de los que rara vez se mudan"

"¿Y por qué no podemos ir a la Ciudad Oculta?" Volvió a preguntar Leo con el ceño fruncido. "Podríamos vivir bien allí"

"Ya dije que no, Azul. La Ciudad Oculta no es buena para nosotros. Especialmente con Draxum merodeando por ahí otra vez" la rata los miró a todos con firmeza. "Quién sabe si al descubrir que estamos por ahí decide capturarnos. No, me niego a que alguno de ustedes salga herido. Al menos si permanecemos aquí en Nueva York, Draxum no sabrá dónde buscamos y permanecemos a salvo"

"¿Y qué pasa si decide venir de todos modos? ¡El tipo quiere crear un ejército!"

"Hay leyes que mantienen la seguridad tanto para los Yokai como para los humanos, por lo que lo que Draxum está haciendo está estrictamente prohibido. Especialmente con respecto al Empíreo. Su manipulación fuera de rituales sagrados es ilegal, por lo que solo es cuestión de tiempo para que alguien lo descubra y le ponga un alto. Mientras tanto, insisto en mantenernos aquí en el mundo humano, donde es seguro"

"Y vuelvo a repetir, ¿Como sabes todas esas cosas?" Donatello entrecerró los ojos.

"Ah, eh, le dije a Ramón que mi familia solía saber ese tipo de cosas, además de que llegué a descubrir sobre la Ciudad Oculta incluso antes de que Draxum me capturaran, así que aprendí un poco. Pero no todo. Realmente nunca supe mucho cómo funcionaba toda la parte de la magia y otros asuntos"

"Awww…" Mikey y Leo se desinflaron al unísono.

Mientras tanto, Ramón permaneció en silencio, dándole vueltas a todo lo que había escuchado de la rata mutante y encajando todas esas nuevas piezas de información a su propio rompecabezas. Ahora, una buena parte del misterio sobre su propia mutación tenía sentido. ¡Ese tal Draxum estaba buscando destruir a la humanidad con sus experimentos de supersoldados!. Justo como en esas historias típicas de superhéroes de cómics y películas, pero en la vida real… lo que por el momento el de ojos azules aún no sabía decir si era tan malo como usualmente pasaba en esas historias, pero por el momento decidió no pensarlo. Todo el asunto sonaba tan demencial que casi no podía creerlo, pero luego veía a su alrededor y lo confirmaba con tan solo ver a la familia con la que estaba compartiendo el espacio. ¡Cielos, tan solo con mirarse a sí mismo sabía que lo que le ocurría era real!. Literalmente estaba viviendo una historia de origen como los superhéroes.

Pero entrecerró los ojos, repasando su experiencia como mutante y sujeto de prueba y comparándolo con la información que le dió Splinter. Volvió a mirarse las manos mientras pensaba en todo, y más pronto que tarde Ramón tuvo sus propias dudas que necesitaba aclarar.

"¿Draxum planeaba usar solo animales para su ejercito…?" Preguntó con voz tranquila, pero audible. Haciendo que toda la familia le prestara atención.

Splinter pensó en esto. "Creo que sí"

"¿Y entonces por qué me mutó?" Cuestionó entonces. "¿Por qué no mutar a Shelliot con mi sangre como lo hizo con usted y las tortugas?" Miró a la rata. "¿Les inyectó Empíreo a ustedes?"

"¿Inyectar?" La rata abrió los ojos. "No, el Empíreo solo nos cayó encima. Draxum nunca usó una aguja conmigo excepto cuando me sacó sangre para mezclarla"

"¿Y a usted le dolió mutar?"

Hubo silencio.

Una vez más, los ojos de Splinter lo miraron con compasión y se acercó unos pasos, hablando suavemente al detenerse justo frente a él.

"¿A tí te dolió?"

Ramón apretó la mandíbula, asintiendo lentamente.

"Fue… horrible" empezó a contar, en voz baja y honesta. "Sentí mucho calor y me ardían los músculos, como si hubiera hecho mucho ejercicio. Mis huesos crujieron… y creo que me desmayé cuando sentí que uno se rompió"

El hombre parecía horrorizado.

"Santo…" dijo sin aliento. "Oh, muchacho…"

"Hombre…" Los demás lo miraban con igual horror y preocupación.

"Ramón" este levantó la mirada para ver a Splinter. "¿Cómo es tu historia? No tienes que contarla si no te sientes cómodo al respecto, pero…"

"Está bien, creo que esa es la única parte mala" admitió el espalda de diamante con un suspiro. "El resto… es neutral, supongo. Un poco extraña"

«Yo vivía en la calle con Shelliot en un espacio entre callejones que recién había encontrado a principios de la Primavera. Yo era humano, entonces, y un día, escuché un escándalo cerca y fui a investigar. Es entonces que me encontré con estos bichos voladores que estaban discutiendo y sentí algo más grande simplemente aparecer detrás de mí»

«No recuerdo que pasó exactamente, pero creo que me desmayé»

«Cuando desperté, estaba en una celda en un laboratorio espeluznante. El lugar estaba parcialmente oscuro y lleno de botellas de vidrio, estantes y otras cosas extrañas. Entonces apareció Draxum y me contó lo que planeaba hacer. No recuerdo todo su discurso… pero mencionó que yo sería su primer sujeto de prueba para un nuevo proyecto en el que estaba trabajando. Me mantuvo allí un par de días antes de que finalmente me hiciera algo, y mientras tanto, traté de escapar cada que las gárgolas (los bichos voladores que discutían en el callejón) me traían comida o me llevaban al baño, y aunque vencer a esos tontos era fácil, Draxum podía invocar estas plantas raras con las que podía atraparme de nuevo. Creo que era magia»

«Finalmente, Draxum le sacó sangre a Shelliot un día y lo mezcló con esa cosa, el Empíreo… el cual era brillante y de color turquesa, y lo metió todo en una aguja»

«Entonces me lo inyectó. Lo que sentí después fue tan doloroso que terminé por desmayarme, y cuando desperté, estaba así» se señaló así mismo. «Fue… todo un shock»

"¿Cómo escapaste?" Preguntó Donatello, con sus ojos mirándolo atentamente a través de las gafas y casi apremiado por saber más.

Ramón hizo una mueca. "Bueno… esa fue la parte más rara. Pasó una semana después de mi mutación cuando con Draxum estudiándome como si fuera un insecto cuando de repente apareció una niña-"

"¿¿¿¿¿Una niña?????" La familia entera lo miró con sorpresa y confusión.

Él asintió con la cabeza. "Sí. Se llamaba Poppy… creo que su apellido era «Springwater»"

"¿Springwater?" El señor Splinter se llevó una mano a la barbilla mientras analizaba el nombre. "Me suena, me suena… pero no puedo recordar de dónde…"

"Ella era una Yokai. Un fauno también, creo. Tenía piel y cabello rosado y cuernos de cabra" hizo un gesto con sus dedos en la frente para representarlo. "Llamó a Draxum su tío y me preguntó si yo era su nuevo asistente o algo así, pero entonces le dije lo que me pasó y decidió ayudarme. Usó magia para deshacer los barrotes de mi celda y escapamos del castillo (porque aparentemente estábamos en un castillo) por un pasaje secreto y… bueno, entonces fuimos a la Ciudad Oculta y ella me dió una especie de tour mientras me llevaba a la salida"

"¡Oh, oh! ¡¿Y cómo era la ciudad?!" Preguntó el naranja con ojos brillantes, a lo que fue fulminado por el señor Splinter y Donnie.

"Naranja-"

"Michael-"

"Era… extraña" Ramón contestó a la pregunta, sin embargo, recordando el inusual recorrido. "Para nada parecida a Nueva York. Es decir, no había rascacielos ni nada. Ni edificios grandes, ni calles, ni avenidas… era más como un pueblo rural. La mayoría de los edificios tenían 3 pisos como máximo, a excepción de algunos que eran realmente altos y deformes. Y si mirabas hacia arriba, no había cielo, sinó lo que parecía ser el techo de una caverna llena de estalactitas… ¿O son estalagmitas?"

"Las que cuelgan de techos son estalactitas"

"Gracias, Donnie" le dijo al mencionado. "En fin… Poppy me dijo que la ciudad estaba bajo tierra y que la única forma de llegar a la superficie era usando magia, así que, ¿Me llevó a una especie de portal?" Se rascó el brazo. "La ciudad parecía oscura y clara a la vez y estaba llena de todo tipo de criaturas. Algunas tan pequeñas como una mano y otras realmente enormes. Con tantas formas que no sabría cómo describirlas a todas. Creo que Poppy trató de decirme qué era qué, pero estaba tan nervioso que creo que al final olvidé casi todo lo que me dijo"

«Entonces, llegamos a una plataforma de piedra con símbolos raros tallados en ella y Poppy sacó una tiza y completó los espacios en blanco con otros símbolos. Cuando terminó, palmeó uno de sus símbolos con la mano y se hizo un círculo brillante»

«Ella me dijo que subiera a este para volver a Nueva York y cuando parpadee, había aparecido en un callejón cerca de un centro comercial. Cuando me di cuenta de que había vuelto, me alejé lo más posible de aquel lugar y nunca volví a él»

"…Y eso es todo" se encogió el espalda de diamante de hombros. "Ha pasado un mes desde entonces, creo. Y no he vuelto a saber nada de Draxum, ni de Poppy ni de la Ciudad Oculta… hasta hoy"

Ramón alzó la cabeza.

Él miró hacia sus receptores para ver sus reacciones ante su relato y encontró distintas expresiones. Leo y Mikey tenían fascinación, probablemente por la descripción de la Ciudad Oculta. Donnie parecía aún en conflicto con respecto a todo lo que estaba descubriendo, pero procesándolo al mismo tiempo. Raph era un poco más difícil, aparentemente luciendo como si no estuviera seguro de qué sentir o decir. Mientras que Splinter fruncía el ceño con una mezcla de curiosidad y preocupación, aún acariciándose la barbilla.

Por su parte, Ramón se sentía… bien.

Era la primera vez que le contaba la historia de su mutación a alguien y no se sintió como algo difícil de contar, sorprendentemente, y tampoco se sintió como un chalado mientras hablaba sobre su experiencia, como si simplemente estuviera contando algo que le pasó hace unos días. Es decir, algo más mundano que ser secuestrado y mutado y luego sacado de una ciudad mágica por una niña cabra que acababa de conocer.

Puesto así, sonaba como un relato fantástico. Algo salido de un libro o un sueño… pero la forma en la que Ramón lo contó lo hizo sentirse real. O contarlo lo hizo real. Como si solo hubiera visitado un pueblo vecino con su abuela y se lo estuviera compartiendo a sus amigos de pasada.

Sin mencionar que ahora entendía una buena parte de toda su historia que en un inicio estaba confuso. Ahora habían muchas cosas claras, como la razón por la que fue capturado en primer lugar. Claramente el formar parte de un experimento que se supone erradicaría a la raza humana era algo malo y debería de haberse sentido peor. Es más, Ramón sabía que debería de haber sido una experiencia traumática.

…Pero no lo fue.

O al menos no desde la perspectiva de Ramón. Hablar de su mutación se sentía muchísimo más fácil y sencillo que el hablar de cualquier otra cosa traumática de su vida, como la muerte de su abuela, por ejemplo. O la partida de sus hermanos. Cada vez que pensaba en esas cosas, sentía un nudo en la garganta que de inmediato lo hacía atragantarse, evitando que soltara una palabra. Entonces le dolía el pecho y lo único que quería hacer era sentarse y llorar.

No obstante, por su mutación… bueno, él no sentía nada de eso. La parte en la que sufrió mutando era desagradable, pero eso fue eso y ya estaba mejor. Drásticamente cambiado, pero mejor.

Era extraño.

Sin embargo, Ramón llegó a la conclusión de que simplemente había estado, eh, ¿Cómo diría cualquiera de sus hermanos mayores?. Ah, sí; Demasiado jodido para que le afectara. Tal vez era por eso. Ya había perdido todo lo que le importaba y vivía en la calle desde hacía meses, ¿Qué cambio podría haber hecho el convertirse en tortuga además de lo obvio?. Igualmente, ya era un paria para la sociedad al ser un niño de la calle, pensamiento que le recordó una frase que mencionó una vez uno de los vagabundos de la comunidad que lo acogió.

«No se puede romper lo que ya está roto»

Y viéndolo así, ser una tortuga mutante no era la gran cosa.

"Bueno, muchacho" finalmente Splinter habló, sacándolo de sus pensamientos y recuperando la atención de todos los niños. "Parece que tuviste suerte. Mucha más suerte que yo en mi momento… y me alegra que estés bien a pesar de todo. Aunque una vez más, lamento que hayas pasado por todo lo que has tenido que pasar siendo tan joven"

Ramón agitó una mano perezosamente, descartando su preocupación. "Está bien… la verdad es que sí pudo haber sido peor, pero al menos Shelliot y yo estamos vivos y estamos bien, así que, todo bien. Creo"

"No voy a negar que en nuestra situación eso es algo… pero tengo que decir que me preocupas, muchacho" admitió la rata. "Ningún niño debería de estar solo a tu edad"

"Sé cuidarme"

"Ya me lo imagino, pero todavía no deberías"

"Igual lo haré. Tengo que irme después del desayuno para buscar un refugio" Ramón se levantó de su asiento en la cama. "O podría irme de inmediato. No tienen que darme nada. Trataré de recompensarles el que alimentaran a Shelliot"

"¿Qué? ¡No!" Miguel Ángel se abalanzó hacia él y lo abrazó con fuerza desde su lado, jalándolo hacia atrás.

"¡Mikey!"

"¡No puedes irte! ¡Aceptaste desayunar con nosotros primero!"

"No debería de estar aquí en primer lugar y lo sabes. ¡Tu papá no me ha dado permiso!"

"Entonces te daré permiso" dijo el hombre rata con facilidad.

Los cinco lo miraron, con distintos grados de sorpresa y felicidad. Siendo Ramón el más crudamente sorprendido y Mikey el más gratamente contento. Su expresión casi brillaba ante la alegría.

"¡Sí!"

"¡¿Qué?!"

"Es más, creo que me sentiría más tranquilo si te quedaras con nosotros" dijo Splinter. "No tienes hogar, ¿Verdad?"

"Es temporal" explicó Ramón, incrédulo ante lo que le ofrecían. "Buscaré un refugio aquí en las alcantarillas y viviré aquí"

"Me temo que no es tan sencillo, muchacho. Las alcantarillas son un peligroso laberinto" Splinter lo miró con seria preocupación. "Especialmente en esta época del año. La temporada de lluvias es impredecible y es posible que te pierdas si te vas a explorar por ahí tú solo. Sin mencionar" miró al espalda de diamante de arriba a abajo. "Que no tienes ropa para la época… podría darte un resfriado"

"Entonces buscaré lo que necesito y listo"

"¿Y qué hay de Shelliot?"

Ramón fulminó a Leonardo con la mirada.

"¿Qué pasa si él se enferma, eh?" Preguntó el de azul, manteniéndole la mirada. "Es mucho más pequeño que tú, así que, es más débil… podría enfermarse solo con la humedad que hay en las alcantarillas"

El ojiazul arrugó la frente.

"Y no olvides la brumación" señaló Donnie, apoyando a su gemelo. "Incluso si no es Invierno, las bajas temperaturas de las alcantarillas podrían causarte los síntomas. Te lo dijimos ayer"

"Hay muchos lugares que se inundan de repente" la voz de Raph hizo que Ramón volteara hacia él. La tortuga mordedora lo miraba con una preocupación parecida a la de ayer cuando le ofreció venir a su casa, pero con una tranquilidad que esperaba hacerlo entrar en razón. "Podrías estar ahí y un segundo después, ser arrastrado por una corriente de agua de lluvia"

El espalda de diamante frunció el ceño. "Entonces los evitaré. Solo díganme qué zonas son seguras y las inspeccionaré para establecer mi refugio"

"¿Y qué pasa si te enfermas igual?" Le preguntó Leo.

"Yo… no sé, buscaré medicinas"

"¿En dónde?"

"Arriba"

"Arriba está lloviendo"

"Y lloverá un tiempo" agregó Splinter, recuperando la atención. "Si no recuerdo mal, en las noticias de ayer en la mañana mencionaron que la tormenta duraría varios días"

Ramón lo miró serio, preocupado por eso. "¿Qué tanto?"

"Tal vez una semana. Incluso más. Y creo que mencionaron que podría volverse peor antes del fin de semana, lo que significa que salir a buscar suministros después de hoy se volverá difícil" se rascó la barbilla. "Lo que me recuerda que me tocará salir después del desayuno para reabastecernos. Se nos están acabando algunas cosas…"

"Tal vez yo también deba hacerlo…" consideró en voz baja, sabiendo que sus latas no durarían tanto tiempo.

Splinter volvió a mirarlo.

"Muchacho, por favor sé razonable. No estás en condiciones para continuar tu camino con el clima como está. Y vivir en las alcantarillas puede ser difícil si no sabes ubicarte. Yo tuve suerte porque soy una rata y me guío por el olfato" señaló su nariz. "Pero tú podrías perderte más y tal vez incluso terminar en alguna parte donde seas incapaz de salir. Quédate con nosotros, es más seguro"

La tortuga pálida hizo una mueca y miró hacia abajo, indeciso y considerando todas sus opciones en su mente. "No quiero molestar…"

"No molestas"

"Pero…"

"Piensa en Shelliot" Mikey lo miró desde su lugar en su cintura con los ojos grandes y brillantes.

Y nuevamente, Miguel Ángel había usado la palabra mágica, pues Ramón se encontró pensando en cómo le haría para cuidar a su mascota después de irse. Claramente, todavía le hacía falta mucha información sobre cómo cuidar tortugas, y lo que la familia le estaba diciendo solo hizo que el espalda de diamante se desanimara ante la idea de explorar las cloacas para buscar un lugar seguro donde quedarse allí. Si lo que decían era cierto (y le costaba dudarlo, ya que ellos vivían ahí), entonces Ramón tenía que volver a subir a la superficie para buscar un montón de cosas. Ropa nueva, comida extra… y subir de nuevo requeriría volver a mojarse en la lluvia y correr. ¡Había corrido bajo la lluvia ayer todo el día!. Y Splinter tenía razón, podría darle un resfriado, y eso era lo último que necesitaba. ¡O a Shelliot podría darle un resfriado!. Lo que significaba que tendría que buscar medicinas.

Pero Ramón no sabía nada sobre medicinas. A lo mucho recordaba el nombre del jarabe para la tos que su abuela solía darle cuando se sentía mal, pero del resto no tenía ni idea. Además, ¿La medicina seguiría funcionando en él ahora que era una tortuga?. Porque definitivamente no podía dársela a Shelliot. ¡Él era una tortuga normal!. Es decir, que también tendría que buscar medicina para tortugas en algún veterinario o solo buscar medicina en una veterinaria en el caso de que la medicina humana no funcionara en él tampoco, y-

¡Maldita sea! ¿Por qué de repente todo era más difícil?.

Ramón comenzó a sentirse mareado al intentar pensar en todo esto, con algo comenzando a latir en el fondo de su mente mientras esta trataba de trabajar en un intento de resolver su situación y cubrir todos los huecos. Se sintió mareado y volvió a sentarse en la cama con las tortugas mientras se cubría la cara con las manos, en un intento de refrescarse mientras su mente humeaba con tanto pensamiento.

"Uuuuuuuuuugh…"

"Um, oye… ¿Y qué tal si solo te quedas con nosotros hasta que termine la tormenta?" Escuchó sugerir la voz de Raph.

Una de sus manos se apartó ligeramente y miró al chico más grande con un ojo, quién también parecía estar pensando.

"Las alcantarillas son peligrosas, pero lo son más cuando llueve. Podrías quedarte aquí mientras termina la tormenta… y nosotros podríamos ayudarte" el de rojo le sonrió. "Te enseñaremos todo lo que quieras saber sobre la brumación"

"Y sobre cómo cuidar tortugas, también" agregó Leo, no tardando en sumarse. "Así sabrás qué hacer si le pasa algo a Shelliot cuando te vayas. Y podrás cuidar de ti mismo"

"Podríamos aprovechar de hacerte esa computadora portátil de la que hablamos hace una hora" sugirió Donnie. "Y allí podrás almacenar toda la información que quieras" la tortuga se animó. "¡Hasta podrías ayudarme a implementar un modelo impermeable! Así no tendrías que preocuparte porque se moje"

"¡Por favor, quédate!" Mikey seguía abrazándolo y se movió para rodearle los hombros, apretando sus mejillas juntas. "¡Te gustará, te lo prometo!"

"Aunque sea un tiempo. Concédenos eso" Splinter lo miró desde abajo con suavidad.

Los sentimientos y los pensamientos lucharon en su interior con fervor. Sus deseos y su decisión de estar solo y arreglárselas por su cuenta se veían sometidos por la repentina presión social y las súplicas de la pequeña familia. Ramón no entendía por qué querían que se quedase, sabiendo que una boca más que alimentar solo traería problemas. ¡Splinter ya había dicho que tendría que buscar más suministros bajo la lluvia!. Y si Ramón se quedaba, tendría que buscar suministros suficientes para 6 personas y no 5, lo cual para Ramón ya era un problema.

Pero luego, estaba su instinto de supervivencia, el cual lo golpeaba diciéndole que seguir su camino tal como estaban las cosas no le favorecía. Que también se estaría metiendo en problemas y que Shelliot podría salir perjudicado si se mantenía terco. Y el ojiazul, a pesar de terco, era razonable. Realmente razonable. No podía simplemente irse con todo lo que sabía ahora y estaba tomando en cuenta.

Para empeorarlo todo, su estómago vacío se estaba estrujando y ese latido en el fondo de su cerebro se estaba transformando en un pellizco irritante, lo que no le estaba ayudando a pensar.

«"Deberías quedarte"» le susurró algo en la cabeza, una voz sin forma que Ramón asumió era de su propio psique. «"Es lo mejor"»

"No puedo. Seré un inconveniente…"

«"Tienes que priorizar tu bienestar. Especialmente ahora que puedes recibir ayuda…"»

Fue un raro intercambio de su psique. Se preguntó si se trataría de su instinto de supervivencia, el cual apoyó las palabras instantáneamente. Era cierto, convertirse en tortuga lo privó de recibir ayuda de los vagabundos, los únicos de los que podría aprender cosas útiles y quienes le ofrecieron un lugar en caso de que lo necesitara. En el último mes, una pequeña pizca de ansiedad se había mantenido en su pecho cada que los recordaba, preguntándose: ¿Qué pasaría si necesitaba ayuda y ellos lo rechazaban porque ya no era humano?.

Entonces, estaría total y completamente solo contra el mundo. Y aunque había aceptado la soledad, el estar sin esa pequeña red de seguridad que había sentido que tenía durante el Invierno lo mantuvo nervioso. Era como cuando empezó a vivir solo. Antes del Invierno, antes de Shelliot. No mucho después de escapar de Chef.

Una sensación de flotar en un oscuro y aterrador vacío.

Le asustaba volver a eso.

Y aquí estaba el universo, nuevamente arrojándole un hueso para que pudiera sobrevivir tal como lo deseaba. Una familia mutante como él que estaba dispuesta a ayudarlo.

«"No cuestiones lo que Dios te da"»

Que así sea, entonces.

Continuará…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Y ese fue el capítulo 8, damas y señoritas!. (⁠人⁠*⁠´⁠∀⁠`⁠)⁠。⁠*゚⁠+ Y esta vez, ni siquiera fueron necesarias las Fases. Todo fue un rush y aprendimos mucho sin ningún problema. O al menos eso quiero yo creer. XD

¡Y al final los chicos sí terminaron por aprender sobre sus orígenes!. No con todos los detalles, obviamente, pero ahora saben que Splinter solía ser humano también (algo que no dejé en claro antes a propósito para aclarárselo a Ramón aquí), que fueron mutados por Empíreo y Draxum y que originalmente se suponía que ellos fueran supersoldados. No voy a mentir, dudé un poco sobre agregar ese detalle, pero… no sé. Siento que es lo suficientemente importante como para que Splinter pudiera revelárselos. Así como lo de la Ciudad Oculta. Al final me decidí porque Splinter les revelara todas esas cosas, pero no en su máximo detalle. Obviamente, él les va a seguir ocultando la parte en la que fue Lou Jitsu y que estuvo en una arena gladiadores dirigido por su ex. O así será hasta que lleguemos a la temporada 1 de Rise.

¡Pero bueno, espero les haya gustado!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧ Creo que definitivamente este cap tiene incluso menos curiosidades, ya que son solo los personajes hablando en una habitación. Como mencioné antes, Ramón no está tan afectado por su mutación como Splinter porque le pasaron cosas peores en muy poco tiempo (desde su perspectiva), así que ser un "monstruo" no es la gran cosa para él, a diferencia de Splinter, quién todavía sigue sin sentirse cómodo en su cuerpo de rata al haber vivido de su imagen. Aún así, ambos se relacionan por haber sido humanos antes y Splinter se preocupa muchísimo al descubrir que Ramón es solo un pobre niño de la calle que fue mutado y está completamente solo, lo que despierta su instinto paternal. Y obviamente que Splinter iría al grano con lo que quiere saber de Ramón. Es una víctima de Draxum, como él, y ahora sabe que Draxum está vivo y que puede ser peligroso.

Pero bueno, después del intercambio inicial, obviamente que los chicos aparecen para escuchar la conversación. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Obviamente fue idea de Donnie, ya que es el que trae el estetoscopio. Los otros tienen vasos de vidrio y sí, puedes escuchar una conversación a través de una pared con la ayuda de un vaso, así que escuchar a través de una puerta japonesa no es muy difícil. Los cuatro escucharon buena parte de la conversación, pero no el principio.

Y sí, las tortugas también pueden comer insectos. :) Los gusanos de la harina y los grillos son bastante comunes, y sí, los espalda de diamante pueden comerlo. Así que todo bien. (⁠。⁠•̀⁠ᴗ⁠-⁠)⁠✧.

Como un recordatorio, Leo es fanático de la magia, así que obviamente que él y Mikey se emocionarían por ello. Mientras tanto, Donnie es escéptico, pero teniendo ya a su padre hablando, no puede dudar mucho. XD

Por cierto, lo siento a los fans de Raph. Mi chico está extrañamente silencioso. :( Es solo que no se qué tantas cosas podría aportar a la conversación, así que en su mayor parte lo dejo calladito. Por otro lado, he estado mencionando en la narración que Draxum es cabra cuando en realidad es oveja, pero recuerden: Ramón ni los otros saben esto. Ramón solo se está basando en Poppy y ella se parece a una cabra, así que él piensa que, por el hecho de que ella lo llama tío, los dos son de la misma especie, incluso si no lo son del todo. Lo aclaro por si tenían preguntas.

Y no, Splinter no se lastima durante el escape del laboratorio en la serie, pero pensé que sería interesante hacer ese agregado. :D Como para dejar en claro que el incendio fue tan cabron que Draxum pudo haber muerto allí junto con Splinter, incluso si no fue así. Lo mismo con lo del Empíreo. Es canon que se trata de una sustancia sagrada, ya que al principio de la serie Caoz estaba evitando que llegara a manos de Draxum, por lo que puse que solo se usara en rituales y cosas así, ya que es el origen de los Yokai y la magia mística. Obviamente Splinter no se sabe todo el contexto, pero supongo que vivir en la Ciudad Oculta por culpa de Big Mama lo hizo aprender algunas cosas. Él también sabe otras porque el Clan Hamato canónicamente tiene magia y eso, así que seguramente ellos ya lidiaban con Yokai antes.

Ah, y hablando de Yokai, aunque popularmente la gente asume que los Kappa son tortugas, en realidad se parecen más a las ranas, pero también se las da un caparazón, así que, ¿Tal vez son ambas cosas?. ¯⁠\⁠_⁠(⁠ツ⁠)⁠_⁠/⁠¯. Solo quería comentarlo.

Luego volvemos a la parte de los supersoldados. Y sí, está sospechoso eso de que Draxum decidiera mutar a Ramón y no a Shelliot. :) Nuevamente, no entraré en detalles para evitar spoilers, pero volveré a dejar en claro que el Empíreo que Draxum usó para Ramón no es el mismo que usó para las tortugas y Splinter.

Continuando, Splinter aprendió múltiples cosas de la Ciudad Oculta antes de que Draxum decidiera secuestrarlo, por lo que sí, él conoce el apellido de Poppy porque según mi Lore es algo importante, pero no lo recuerda muy bien (como es de esperarse). Ya veremos si algún día se acuerda. XD

Las estalactitas son las que cuelgan de los techos de las cuevas y las estalagmitas las que están en el suelo, por si alguien también los confunde. :V

Y otra vez Ramón está escuchando voces. ¿Será importante?. No lo sé. Supongo que iremos viendo…

¡Pero finalmente empieza lo bueno! ¡A lo que realmente hemos venido! ¡¡Ramón quedándose con las tortugas para danos un poco de entretenimiento y construcción de relaciones!!. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧

Así que agárrense, que a partir de aquí, empieza lo que es el Fic de verdad (aunque después del siguiente capítulo entraremos en Hiatus porque estoy en la universidad y no he tenido tiempo de escribir :/ Pero bueno). El próximo capítulo serán solo los chicos y Ramón pasando el rato y comenzando con el día 0 de su estancia temporal con los Hamato.

Así que nuevamente, ¡Espero les haya gustado este capítulo!. No duden en comentar como siempre y darme su opinión. ¡Me encanta leer comentarios!.

Dicho eso, ¡Nos vemos!.

Adieu.

 

Chapter Text

Capítulo 9
"El Día 0: Parte 1"

El día 0 de su estancia con la familia de mutantes fue probablemente el más caótico y lleno de cosas que había tenido en mucho tiempo.

No solo por la conversación que tuvieron revelando secretos y descubriendo piezas de un rompecabezas que Ramón creyó se quedarían para siempre en la oscuridad, sinó por todo lo que vino después de eso, cuando a la tortuga espalda de diamante se le ofreció un hogar temporal mientras las lluvias amainaban.

Pues al aceptar la oferta, los hermanos tortuga lo recibieron como un tornado.

Todo fue sonrisas, todo fue emoción. Los cuatro chicos estaban extasiados por tener a Ramón como su inquilino y estaban dispuestos a hacer de todo con él. Incluso Splinter parecía más sonriente al saber que Ramón se quedaría con ellos. El ojiazul apenas pudo procesar lo que había aceptado cuando todos decidieron ponerle fin a la "reunión un poco más que familiar" y decidieron regresar a la cocina para desayunar entre charlas emocionadas y planes para juego. Ramón hizo lo mejor que pudo para seguir el ritmo de los demás, respondiendo más preguntas o hablando con ellos mientras se sentaban en la mesa de la cocina y el señor Splinter comenzaba hacer de comer. Reparó brevemente en Shelliot para ver si estaba bien, encontrándolo en el suelo en una esquinita con una tacita de agua y comida como le dijeron, y se sintió más tranquilo.

Aún así, sus ojos viajaron de tortuga a tortuga mientras trataba de captar todas las palabras que el cuarteto casi gritaba, abrumado ante la excesiva energía de sus anfitriones.

"Podemos empezar la computadora después de desayunar-"

"¡Pero lo acaparaste ayer! ¡Quiero que vea mis-"

"¡¡No!! ¡Deberíamos jugar! ¡Ramón, ¿Quieres jugar a-"

"¡Déjenlo tranquilo, él puede decidir solo-"

"¡Pero sería mejor si empezaramos ya-"

"¡Solo vas a aburrirlo-"

"¡O podríamos jugar algo con Shelliot-"

"¿Y si quiere volver a dormir-"

"¡Pero durmió toda la noche!"

"¡Podría seguir cansando!"

"¡Oh, y si mejor-"

"¡No lo presionen!"

"¡Lo mío es útil y le servirá a futuro!"

"¡Pueden hacerlo en cualquier momento-"

"¡También leer cómics-"

"¡Pero-"

"Yo-"

"¡No!"

Las voces se mezclaron en sus oídos nuevamente como una masa amorfa sin ningún sentido y lo que había empezado como un pellizco detrás de sus ojos de vuelta en la habitación de Splinter por causa de pensar demasiado, comenzaba a doler un poco ante los gritos ininteligibles de los hermanos. Una vez más, Ramón se sintió algo mareado por el exceso de sonido y de palabras por traducir. Y probablemente lo que sea que estuviera sintiendo hubiera empeorado de no ser por el hombre rata.

"¡Silencio!" Su voz cortó a las demás de un tajo limpio, acompañado de un chasquido agudo semejante a un latigazo.

Todo quedó en silencio con un sobresalto y Ramón salió de su estupor mareado, solo para girar la cabeza hacia el patrón de la casa como los demás, quién tenía las manos en las caderas mientras miraba a sus hijos con dureza desde su posición en un banco alto frente a la estufa.

"Por favor, bajen el volumen, muchachos. No puedo oír ni mis pensamientos con todo ese griterío y apuesto a que Ramón tampoco"

"Lo sentimos" los 4 dijeron al unísono.

"¡Papá, dile a Donnie que haga sus cosas científicas otro día! ¡Yo quiero que Ramón vea mis comics!"

"¡Nuh-uh! ¡Yo pedí la atención de Ramón primero anoche y quiero que construyamos su computadora de bolsillo!"

"¡Pediste su atención para hacerle un interrogatorio! ¡No para construir nada!"

"¡Bueno, no es mi culpa que finalmente papá haya decidido revelar por sí mismo nuestros origenes!"

Mikey golpeó la mesa con sus manos, atrayendo las miradas mientras hacía un puchero. "¡No es justo, yo quiero jugar con Ramón también!"

"¡¡Espera tu turno!!" Le dijeron Leo y Don.

"¡Azul, Morado, si continúan peleando, ninguno de los dos podrá hacer nada!"

Los dos se callaron.

"¡Ja!" Se rió Mikey.

"Y de todos modos" dijo Splinter, volviéndose a girar hacia el sartén que tenía una masa cocinándose en ella mientras agarraba de nuevo una espátula. "Ninguno de ustedes hará nada de eso. Los cuatro están castigados"

"¡¿¡¿¡¿¡¿QUÉ?!?!?!?!"

"Ya me oyeron"

"¡¿Pero por qué?!" Exclamó Raph, confuso.

"¿En serio se les olvidó el hecho de que se escaparon de casa ayer mientras yo dormía y perdieron a Naranja en las alcantarillas? Porque a mí no"

Todos los hermanos hicieron muecas, cosa que a Ramón le pareció un poco divertido en silencio.

"Así que los 4 están castigados. Sin salir de casa a jugar-"

"¡¿Qué?!"

"-Sin muñecos-"

"¡No!"

"-sin ciencia-"

"¡Jadeo horrorizado!"

Ramón levantó una ceja.

"-Sin juegos de pelota y sin películas"

"¡No es justo!"

"¡No te quejes, Azul! Aunque la videocasetera está dañada igual"

Los 4 hermanos se miraron nerviosamente en silencio por un segundo, lo cual la rata notó inmediatamente con una de sus orejas temblando, a pesar de estar de espaldas a ellos. Después de un momento sin que nadie dijera nada, el hombre se encorvó, soltando un suspiro.

"¿…La videocasetera está bien, verdad?"

"Sí…" admitió el de rojo, encogido en su lugar. Leo le golpeó el brazo en consecuencia, ceñudo.

"¿Y asumo que la antena del televisor está bien igual?"

"Bueno, podría haberse dañado desde anoche, ya que no ha parado de llover, pero la última vez que revisamos… sí" admitió Donnie esta vez.

"¿Por qué mintieron?"

"Porque Ramón estaba durmiendo en la sala de televisión y no queríamos que lo despertaras" explicó Raphael.

Los hombros de la rata se relajaron al mismo que blandía la espátula para darle la vuelta a la masa del sartén que ya burbujeaba, dejando al descubierto la cara dorada de un panqueque.

"Está bien, supongo que dejaré pasar eso. Pero igualmente ninguno de ustedes podrá ver televisión hoy"

"¿Y qué hay de Ramón?" Preguntó Mikey. "Él no está castigado, ¿Verdad?"

"No, él no. Él puede ver la tele si quiere"

Bueno, eso lo hizo sentir un poco incómodo.

"Um, g-gracias, señor, pero en realidad nunca he sido muy del tipo que ve la televisión… así que…" habló por primera vez por fin, expresando un cortés rechazo.

Y aunque parecía que lo estaba diciendo solo para no hacer sentir mal a los hermanos, en realidad eso era extrañamente cierto.

Por alguna razón, Ramón nunca encontró tanta diversión en la TV como otros niños de su edad. Tal vez porque el televisor de la abuela Rosie siempre funcionaba mal o porque en ocasiones no podían pagar el cable por la falta de dinero después de la disolución de Brozone (la banda de sus hermanos), pero la tortuga espalda de diamante estaba más acostumbrada a distraerse usando sus juguetes y su imaginación que viendo dibujos animados en una pantalla. Eso o ver películas de vez en cuando con su abuela, ya que la señora había tenido una gran cantidad de cintas que compraban en tiendas de descuento o que alquilaban en esos viejos puestos de VHS. Pero casi todas las que tenían y ponían para ver eran dramas o películas con tramas que eran demasiado adultas (no en el sentido +18, por supuesto. La abuela nunca haría tal cosa) para una mentecita tan joven como la del ojiazul. Luego estaban las películas que había dejado Retoño, quién también disfrutaba mucho de las noches de cine, pero su colección se centraba más en el romance y el terror. Y la abuela le tenía prohibido a Ramón ver esas películas hasta que tuviera 15 como mínimo.

Mikey apoyó sus codos en la mesa, con sus carita cayendo en sus manos. "¿Eh~? ¿No ves televisión?"

"Él ha vivido en la calle, Angelo. No creo que los televisores funcionales abundacen por ahí"

"Pero has visto películas, ¿No?" Preguntó Raph. "Tienes que haber visto alguna"

"Uh, sí, he visto algunas" admitió sin ser muy específico, encogiéndose de hombros. "Pero han sido bastante aburridas, según yo. Tampoco soy un gran fan de las pelis"

"¡Bueno, pues cambiarás de opinión cuando veas las que tenemos nosotros!" Se animó Leo, comenzando a enumerar con sus escasos dedos. "Tenemos casi de todo. Películas de acción, ciencia ficción, fantasía, ¡Toda la saga de Lou Jitsu y Júpiter Jim!"

"¿Quienes?" Preguntó Ramón con curiosidad.

Fue como si hubiera soltado un trozo de carne en un desierto y todos los buitres de la zona se fijaran en eso de un modo espeluznante. Las cabezas de los cuatro hermanos giraron tan bruscamente hacia él y en tan perfecta sincronía que casi escuchó crujir sus cuellos al unísono, con los ojos de las tortugas tan abiertos como canicas y mirándolo con una mezcla de incredulidad y horror tal en sus rostros que el de piel pálida se asustó por un momento, creyendo que había hecho algo mal. Inconscientemente, se puso en guardia, esperando algún grito o alguna acusación violenta que terminara por arruinar la poca buena relación que había creído tener con estos niños.

Y aunque sí le gritaron, obviamente no fue para nada lo que pensó.

"¡¿NO CONOCES A JUPITER JIM?!" Exclamó Mikey con un jadeo, mirándolo con la boca abierta.

"¡¿NI A LOU JITSU?!" La voz de Raph gritando lo hizo saltar en su asiento. "¡Tienes que estar bromeando!"

Ramón se tomó en segundo para recomponerse, comenzando a ponerse nervioso. "Eh… ¿No?"

"¡Pero si son las mejores sagas de películas de TODOS LOS TIEMPOS!" El de rojo siguió hablando, mientras los demás asentían de acuerdo.

"¡Tienen de todo! ¡Acción, drama, aventura-"

"¡Son divertidas!" Aportó Miguel Ángel.

"¡Y también muy serias!" Aportó Donatello, haciendo una pose dramática. "¡Y algunas tienen un increíble soundtrack! ¡Como «Jupiter Jim's Pluto Vacation IV»!"

Sus hermanos se rieron por lo bajo con sonrisas burlonas, lo que Donnie notó de inmediato frunciendo el ceño.

"¿Qué?"

"Oh, nada, mi querido gemelo" pronunció Leo, con una expresión incluso más burlona al hablar. "Es solo que… hablas de Pluto Vacation como si fuera la gran cosa, cuando todos sabemos que «Jupiter Jim Sails the Seven Galaxies» es mucho mejor"

"¡¡Mhm!!" Asistieron Naranja y Rojo orgullosamente, lo que molestó mucho a Donnie.

"¡No es cierto! ¡Pluto Vacation es muchísimo mejor que esa tontería de piratas! ¡Inclusive tiene canciones!"

"¡Sí, y apestan!" Se quejó Mikey, sacando la lengua. "Son todas aburridas y los bailes también"

"Y la trama es tonta" aportó Raph, por primera vez desde que Ramón lo conocía, con una actitud despectiva y burlona, lo que le sorprendió un poco. "¡Es solo Jupiter Jim complicándose la vida solo para buscar hielo para su bebida! No hay mucha acción en eso"

"¡Una gran película no necesita una trama tan elaborada!" El de morado se cruzó de brazos. "Mientras sea bien desarrollada, cualquier cosa puede ser una historia"

Eso le dió a Ramón una repentina sensación de Deja Vú.

*

«"¿…Por qué llorarías por un niño que perdió su juguete? ¡Suena solo como un berrinche!"»

«"¡No lo entenderías!"» la voz de su hermano Clay resonó en su cabeza, abrazando un libro contra su pecho. Uno que, si Ramón no se equivocaba, era de su colección de "libros tristes". «"¡Es verdaderamente trágico!"»

«Pero es un juguete…» la otra voz ahora le parecía como la de Retoño.

Pudo ver la imagen de aquel recuerdo lejano reproduciéndose en su cerebro como una película vieja, allá en la lejana época en que las cosas todavía estaban bien. Ramón no estaba del todo seguro de su edad exacta, pero sí sabía que aún no lo habían metido a Brozone, por lo que debía de tener menos de 4 años.

4 de 5 hermanos estaban en la sala de estar. Clay estaba tumbado en el sofá, leyendo el dichoso libro, mientras Floyd jugaba con Ramón en la alfombra de centro. Ramón tenía a Croco con él y jugaban a algo sobre superhéroes en donde Croco era un héroe del tipo mutante, o al menos eso le había dicho Floyd cuando le preguntó si un cocodrilo podría ser un héroe, recibiendo una positiva bastante alentadora, ya que a Floyd le gustaban los comics. No tanto como a Clay, el lector y coleccionista predilecto de la familia, pero esos dos tenían eso en común y solían salir a comprar números nuevos bastante a menudo.

Fue entonces que entró Retoño a la habitación, solo para encontrar a Clay lagrimeando mientras leía. No era un escenario poco común, pero igual el segundo mayor sintió curiosidad por saber por qué su primer hermano menor lloraba esta vez.

Cuando Clay le contó al respecto, no pudo evitar burlarse un poco, lo que ofendió al antes conocido "Chico Divertido" y los llevó a la conversación que tuvieron en ese momento.

«"¡Pero no es solo un juguete!"» exclamó Clay, incorporándose con el libro en mano. «"¡Es mucho más que eso! O al menos, así es como lo pinta la historia. Para cualquiera es solo juguete, pero para el protagonista es mucho, muchísimo más. ¡Hay sentimientos por eso! ¡Simbolismos! ¿Has visto cómo Ramón es con Croco? ¡Para Ramón eso es importante!"»

«"Oh vamos, ambos sabemos que Croco es solo un peluche. Si se pierde, le conseguiremos otro y ya está y Ramón será muy feliz con eso"»

Pero Ramón, por supuesto, tuvo una opinión diferente al oír eso.

«"¡NO!"» gritó, asustando a sus tres hermanos mayores mientras agarraba a Croco de su posición protegiendo a unos muñequitos del monstruo zombie Floyd y lo abrazaba con fuerza. «"¡Croco es mi amigo, no quiero otro!"»

Retoño se apresuró a enmendar la situación. «"Hermanito, está bien. Solo estoy diciendo que si Croco algún día se pierde, solo te conseguiremos otro"»

«"¡No!"» insistió el infante, ferozmente apretando al cocodrilo. «"¡No, Croco es mío! ¡Es mío, no quiero otro!"»

«"¿Y qué pasa si se pierde?"» intentó razonar el mayor.

«"¡Lo buscaremos!"»

«"¿Y sí no lo encontramos? A veces las cosas se pierden y nunca vuelves a encontrarlas. Son cosas que pa… no, no, no. Pequemón, no llores. ¡No llores! ¡Solo decía…!"»

Ramón comenzó a llorar con fuerza ante la idea de perder a Croco y nunca volver a encontrarlo, tan atado como estaba al peluche después de ser su ancla en las noches inquietas y ser lo único que lo ayudaba a dormir desde hacía unos meses después de que sus hermanos y abuela comenzaran a estar demasiado ocupados para cantarle todas las noches. Sus tres hermanos presentes entraron en pánico y trataron de tranquilizarlo con palabras dulces y asegurándole que jamás permitirían que Croco se perdiera, pero Ramón estaba tan asustado por perder a su mejor (y único) amigo de ese entonces que el bebé no los escuchó. Solo lloraba a mares.

Quien sí los escuchó fue su quinto hermano y el mayor de los 5, que al oír el llanto del más joven, se apareció en la sala al toque.

«"¡¿Por qué el bebé está llorando?!"»

«"¡Fue Retoño!"»

«"¡Clay, tú chismoso-"»

«"¡¿Qué le hiciste?!"»

«"¡No hice nada!"»

«"Floyd, ¿Qué hicieron?"»

El más joven de los mayores tenía acunado al bebé en el suelo y lo abrazaba mientras trataba de calmarlo, pues solía ser con quien el bebé se sentía más tranquilo. Dejó de murmurarle cosas a Ramón para mirar a John Dory.

«"¡Está bien! Fue solo un malentendido. Los chicos estaban hablando sobre el libro de Clay y usaron a Ramón como ejemplo"»

«"¿Ejemplo de qué?"»

«"¡Solo dije que si algún día Croco se perdiera o algo así, tendríamos que conseguirle otro a Ramón!"» se explicó el causante del lío. «"¡Osea, es un peluche, es reemplazable!"»

No si Ramón tenía algo que decir. Y tan molesto como estaba, se enderezó enojado y le apuntó a su hermano mayor "El Galán" con un dedito amenazante.

«"¡Tú eres reemplazable!"»

Clay aulló ante la respuesta del bebé y JD lo siguió no mucho después, ambos riéndose como si no hubiera un mañana. Retoño retrocedió espantado ante la declaración y Floyd trató de corregir a Ramón, aunque también se estaba aguantando la risa. El bebé seguía molesto, sin embargo, y su llanto no se detuvo hasta que apareció la abuela y arregló la situación.

Al final, Ramón recuerda, Retoño se disculpó por lo que dijo (y se disculpó con Croco también) y dijo que haría lo que fuera para recuperar a Croco si eso era lo que quería Ramón, porque aunque para él solo fuera un juguete, para Ramón era importante y supuso que por eso Clay estaba triste por el juguete perdido del libro. Ramón estaba medio dormido en los brazos de su abuela cuando escuchó a Clay y Retoño continuar con su conversación inicial.

«"Aún no entiendo qué tanto se puede sentir por un juguete"» admitió el mayor. «"Aunque pensándolo mejor, ¿Qué tanto se puede sacar de la idea de perder un peluche? Suena como una trama muy simple"»

«"Mientras sea bien desarrollada, cualquier cosa puede ser una historia, hermano. ¡Solo mira los cómics! Tienen tantas cosas absurdas y sin sentido que no deberían de funcionar, pero los escritores lo manejan tan bien que casi ni se nota…"»

*

Y el resto de la conversación se perdió en sus recuerdos, probablemente porque el entonces niño humano se durmió en los brazos de la abuela, con Croco a su lado. Las imágenes se perdieron en su cabeza y de repente Ramón se encontró saliendo de un extraño estupor, como si hasta entonces hubiera estado refugiándose inconscientemente en una oscura cueva.

"¿…Ramón?" El sonido de una voz finalmente se filtró en sus oídos.

El ojiazul dió un respingo y parpadeó varias veces para aclararse de la neblina del soñar despierto, volviendo a ubicarse espacial y temporalmente. Estaba en la cocina de la familia de mutantes que había conocido ayer y hoy, sentando a la mesa. Se sorprendió al ver frente a él un plato humeante de esponjosos panqueques que olía a mantequilla y jarabe dulce y una taza un poco agrietada que olía a café.

Su estómago gruñó una vez más, ansiando la comida, pero logró dominarse y mirar más allá. Mientras Splinter servía platos a sus hijos y le pasaba su propia taza de café al morado, estos lo miraron fijo con interrogación.

Ramón sacudió la cabeza y se concentró de nuevo en ellos.

"Um, lo siento, creo que me distraje…" admitió con algo de vergüenza.

"¿Distraerte?" Leo levantó una ceja, acercando su propio plato de panqueques con su tenedor en mano. "Te quedaste mirando al infinito"

"¿Estas bien?" Preguntó Raph.

"Um, sí, a veces me pasa" Ramón se llevó una mano a la cabeza. "Suelo quedarme en blanco cuando pienso mucho…"

Donnie le prestó su atención, alcanzando su propio café con ambas manos. "¿Es normal?"

"¿Tal vez?" Se encogió de hombros, mientras veía a su receptor tomar un sorbo. "Puedo estar pendiente de mi alrededor, pero… no sé, en ocasiones algunos pensamientos simplemente me absorben. Sobretodo cuando no estoy ocupado haciendo algo"

"¿Y qué pensabas?" Preguntó Mikey con curiosidad, mientras su padre terminaba de servirle sus panqueques.

Ramón entrecerró los ojos y contempló el hablarles sobre su pequeño flashback, pero lo rechazó de inmediato. No quería hablar de sus hermanos mayores y mucho menos de su abuela, pero probablemente Mikey seguiría preguntando hasta que le dijera algo, así que lo resumió todo con:

"En lo que dijo Donnie"

"¿Qué dijo?"

"Lo de las películas y su desarrollo. Si una película es buena y funciona en sus propios términos, ¿Qué tiene de malo?"

"¡Exacto!" Exclamó Donnie, triunfal. "Así que Pluto Vacation es una muy buena película. Y una mucho mejor que Seven Galaxies"

Leo resopló. "Oh, pst. Ramón solo dice eso porque nunca ha visto Júpiter Jim. Si viera ambas películas, apuesto a que definitivamente elegiría Seven Galaxies porque es más genial-"

Pero entonces el niño jadeó, con la expresión iluminándose de repente.

"¡Oh, esperen! ¡Papá!"

La rata ya había terminado de servirles panqueques a sus hijos y se encontró sirviéndose a sí mismo, habiéndose sentado en el mismo banco en el que había estado cocinando en la cabecera de la mesa. "¿Sí, Azul?"

"¿Podrías dejarnos ver algunas películas para mostrárselas a Ramón?" Preguntó el de azul, mirando a su padre con ojos grandes. "Él nunca a visto Jupiter Jim-"

Mikey se unió también. "¡Ni Lou Jitsu!"

"¡Necesita ser iluminado!" Exclamó dramáticamente, y luego volvió a un tono suplicante. "¿Podemos al menos ver películas con Ramón? ¿Podemos, podemos? ¿Por favor?"

Splinter lo fulminó con una mirada desaprobatoria. "Ya dije que están castigados, así que no intentes suplicar. Además, Ramón no los necesita para elegir qué ver si quiere ver algo"

"¡Claro que sí! Él no sabe en qué orden mirar las sagas" objetó Leo. "Nos necesita para que lo guiemos por el camino correcto"

"Hm" Splinter tarareó, agarrando una botella de jarabe que había en la mesa desde quién sabe cuando y echándoselos a sus panqueques.

Se tomó su tiempo para cubrirlos con el espeso almíbar mientras meditaba la cuestión, teniendo que pasar un minuto completo con el de azul, no tardando en ser acompañado por sus hermanos, dándole una intensa mirada de cachorrito. La rata los miró de reojo a todos mientras los cuatro lo atacaban con aparente lindura y Ramón observaba en silencio, con el olor de sus panqueques tentándolo de fondo, pero haciendo todo lo posible por ignorarlo.

Finalmente, Splinter terminó con el jarabe y lo puso de nuevo en la mesa, habiendo tomado una decisión.

"Está bien, vamos a hacer algo. Ya que tenemos visita, les dejaré ver la televisión…"

Los hermanos se animaron.

"…En la noche"

El espíritu decayó bastante rápido y los cuatro no tardaron en protestar. Pero la rata, sin embargo, no se molestó en escuchar sus quejas y los silenció a todos rápidamente.

"¡Silencio! No quiero oír ninguna queja. Los cuatro están castigados y eso es definitivo, pero les daré permiso de ver películas con Ramón en la noche y solo en la noche" se le ocurrió algo nuevo y se llevó la mano a la barbilla. "Ah, y solo si ordenan mi cama y recogen sus cosas de mi habitación mientras no estoy… pero sin tocar esos vasos de vidrio que ni sé de dónde sacaron, pero no los quiero con ellos otra vez. Ya veré qué hago con esos" advirtió. "Yo voy a aprovechar de salir de compras después del desayuno y espero regresar antes del almuerzo, así que cuando vuelva quiero que esté todo en orden, ¿Entendido?"

Y aparentemente sabiendo que eso era lo mejor que podrían conseguir de su papá, los cuatro aceptaron el trato, con distintos grados de satisfacción a regañadientes.

"Bien~" dijeron al unísono.

Splinter sonrió de buena gana. "¡Muy bien, entonces! Ahora coman que se enfría"

Dicho esto, empezó el desayuno y todos se pusieron en movimiento con tenedores y cuchillos, y otros con las manos porque probablemente les parecía mejor. En el caso de Raph y Mikey, ellos tomaron sus panqueques con los dedos y se los llevaron a la boca lo más ordenadamente que pudieron, llenándose de jarabe en labios y manos y mascando descuidadamente la comida esponjosa. Leo cortó sus panqueques en grandes pedazos que apuñaló con su tenedor como hacía su padre y ambos se llevaron a la boca los trozos, disfrutando de sus porciones.

Y cuando el de piel pálida vió a Donnie, la sorpresa y el desagrado lo abofetearon cuando vió al supuestamente más inteligente tomar un panqueque completo con su tenedor y metérselo entero a la boca, tragando sin masticar y sin ahogarse por algún milagro. Splinter se dió cuenta de su expresión, y al fijarse en su hijo morado, lo regañó al instante.

"¡Morado! ¿Qué te he dicho sobre masticar la comida? ¡Usa tus dientes, hijo mío!"

Mientras padre e hijo comenzaban una pequeña discusión que probablemente ya era común sobre el cómo comer correctamente los alimentos, Ramón decidió ignorar la escena y regresar su mirada a su propio plato frente a él… a sus panqueques. Ya no humeaban tanto como al principio cuando los vió por primera vez, pero todavía olían de maravilla. Dulce y cálidamente. El pequeño trozo de mantequilla que tenía encima ya estaba parcialmente líquido sobre el primer panqueque y se fundía con el color ámbar del jarabe, que brillaba a la poca luz.

La tortuga espalda de diamante tomó sus cubiertos tímidamente, por un momento habiendo creído olvidar cómo se sostenían después de meses sin usarlos, pero sorprendiéndose a sí mismo con la memoria muscular. Los puso a ambos en posición y los hundió en la masa suave, la cual cedió con facilidad.

Cortó un trozo pequeño, tierno. Lo tomó con el tenedor y se tomó un momento para mirarlo, como si fuera irreal. Como si fuera a desaparecer con un suspiro.

El pequeño trozo desapareció en su boca, la textura esponjosa y el dulzor abrazaron a su lengua como un viejo amigo mientras masticaba lentamente…

Entre el bullicio de la pequeña familia de mutantes, ninguno se dió cuenta de que su invitado había empezado a lagrimear.

Hacía tanto tiempo que no comía panqueques.

Después del primer desayuno decente que Ramón hubiera tenido en meses (y uno al que tuvo que aguantarse de llorar con cada bocado porque simplemente había extrañado algo tan simple como eso. Al igual que un buen café), tal y como dijo, Splinter se preparó para salir a buscar provisiones y les dió a los 5 algunas advertencias, pero especialmente; le dijo a su hijos que se portaran bien mientras no estaba, prohibió que volvieran a salir a las alcantarillas solos y les recordó el ordenar la cama de su habitación. Los verdes asintieron de acuerdo, y Ramón preguntó si había algo que él pudiera hacer, ya que la rata se negó a que lo acompañara a buscar suministros. El tipo rechazó de nuevo, alegando que él no tenía que hacer nada dado a que era un invitado y Ramón planeó en insistir en hacer algo para no sentirse tan raro conviviendo con ellos gratis, hasta que Leonardo comentó:

"Bueno, si se va a quedar por un tiempo, sería bueno que tuvieramos algunas mantas y ropa limpia para él, ¿No?"

Fue así como llegaron al acuerdo en que Ramón ayudara con la lavandería mientras Splinter no estaba, ya que el comentario le recordó que necesitaba lavar el chaleco de Floyd y posiblemente su mochila y otros pantalones que quedaron mojados de ayer. Mikey se ofreció a echarle una mano en esto mientras que los otros tres ordenaban la habitación de Splinter, y la rata pareció quedarse bastante satisfecha con ese acuerdo.

Fue así como se fue y las 5 tortugas volvieron a quedarse solas. Ramón sabía que deberían de haber empezado de una vez con sus respectivas tareas, pero…

Los 4 hermanos opinaron diferente, queriendo jugar con él.

Aunque no sin antes de darle el tour que no pudieron darle el día anterior.

Dejaron a Shelliot en el suelo de la cocina para que explorara a gusto (asegurándose de tapar la entrada con una tabla lo suficientemente alta para que no se escapara mientras no estaban y que no hubieran cosas peligrosas en el suelo que pudiera ingerir) mientras el quinteto comenzaba a pasear por la casa. Los chicos verdes lo arrastraron de arriba a abajo y le mostraron las habitaciones que estaban en uso y su funcionamiento, además de lugares importantes como los baños (en plural porque sí, estos tipos tenían DOS baños. Y con inodoros y lavamanos funcionales, lo que fue sorprendente), las habitaciones de los hermanos (las cuales estaban en el piso de al fondo, en donde caía toda el agua del techo pero milagrosamente sin mojarse en lo absoluto), y claro, le presentaron donde estaba la lavandería, que era una habitación en el tercer piso. Los muchachos quisieron detenerse a mostrarles a detalle sus cosas, especialmente objetos como sus juguetes y los aparatos que tenían como en el caso de Donnie cuando llegaron a su Laboratorio.

Pero Ramón insistió en querer lavar su ropa tan pronto como pudiera, contrario a los chicos que solo querían jugar y que alegaron que podrían hacer eso después. Pero Ramón no era de los que dejaba las tareas para más tarde, habiendo ayudado mucho a su abuela y volviéndose responsable muy rápido para descartar tan fácilmente las cosas importantes. Además, dejar las cosas para después en la calle significaba perder oportunidades de oro. Y quién sabría cuándo se le volvería a ofrecer el privilegio de lavar su ropa con agua limpia (ya que los chicos le dijeron que sí les llegaba).

Al final, el cuarteto le hizo caso después de escuchar su razonamiento.

"Si terminamos eso primero, entonces no tendremos que pensar en ello más tarde, porque ya estará hecho"

"Él tiene razón. Ordenemos el cuarto de papá y dejemos que Ramón lave sus cosas" lo apoyó Raph. "Vamos, chicos"

"Uf, bien"

"Supongo que tenía que guardar este estetoscopio de todos modos…"

Eso dejó a la tortuga de caja y al espalda de diamante por su cuenta.

Al mando del primero, regresaron a la sala de televisión por la mochila de Ramón. Luego, Mikey lo guío por toda la "Guarida" (como se dió cuenta de que la llamaban los chicos), y entre los dos reunieron una cantidad considerable de sábanas y ropa supuestamente sucia. Finalmente, llegaron a la lavandería, un cuarto incluso más grande que la cocina y la sala de televisión con algunos tubos sueltos por allí y por aquí. El suelo era de hormigón y olía a humedad como el resto de la casa, con una rejilla de acero en el centro del piso que servía como un desagüe. La luz venía de lámparas instaladas en las esquinas, pues los cables que colgaban eran para la ropa. Había una vieja escalerilla de aluminio algo abollada junto a la entrada y más allá, pegadas a la pared, estaba una estantería de libros de madera con una bolsa de jabón abierta y una botella de suavizante y otros artículos de limpieza. No eran muchos, pero Ramón, habiendo sido chacha de limpieza en más de una ocasión mientras vivía con tía Chef, reconoció que al menos tenían lo básico para mantenerlo todo limpio. Incluso ubicó la escoba y el recogedor apoyados contra la pared.

También había una máquina blanquinegra conectada a un enchufe solitario en la pared. Parecía un objeto viejo, pero considerablemente bueno. Tenía forma cilíndrica y estaba hueco por arriba.

"Esa es nuestra lavadora" le indicó Mikey.

"¿Lo es?" Ramón se sorprendió. Nunca antes había visto una lavadora como esa, pero la idea de lavar en lavadora incluso le emocionó. ¡No se había esperado tal lujo!.

"Sí. Papá dice que es un modelo viejito, pero gracias a Donnie todavía funciona" le explicó el de naranja, cargando un cesto de ropa sucia sobrecargado y que parecía pesado con sus bracitos.

El de piel pálida se había ofrecido a cargar la mitad con su mochila cuando la rellenaron con todo lo que consiguieron, pero fue sorprendido cuando Mikey simplemente levantó la cosa como si no pesara nada y la trajo hasta aquí. Incluso subió por las rampas de acero que los ayudaban a subir y bajar cargando eso con facilidad.

Una vez más, Ramón quedó impresionado con estos niños.

"Ya veo" asintió. Miró en derredor y apuntó a un lugar cerca de la lavadora.  "Vamos a dejar la ropa aquí"

Mikey lo siguió obediente y después de desocuparse las manos, los dos las pusieron a la obra. La pequeña tortuga buscó una manguera de un extraño grifo que había cerca del suelo y la metió a la lavadora, comenzando a llenarla con agua. Ramón tomó la escalerilla y alcanzó la bolsa de jabón en polvo y una tacita que estaba ahí que usaría para medir del estante. Luego, con todo abajo, puso la escalerilla junto a la lavadora y subió para echarle un ojo al interior con el jabón en su abrazo.

"La lavadora es un poco pequeña… ¿Crees que pueda aguantarlo todo de una vez o deberíamos dividir la ropa en partes?"

"Um, no sé" admitió Mikey desde el suelo, sin verse del todo seguro. "Papá es el que suele lavar la ropa y es Raph quien lo ayuda a veces. Yo solo sé llenarla y encenderla"

Ramón tarareó mientras miraba la lavadora llenarse, sopesando sus opciones. Podría arriesgarse a intentar lavarlo todo de una vez, pero… si era demasiado, podría llegar a dañar la lavadora. Le pasó a Floyd una vez. No mucho después de la disolución de Brozone y de la marcha de John Dory, quién era el que usualmente ayudaba con la lavandería a la abuela, Floyd se ofreció a ocupar su lugar y casi inundó el departamento. Dañó sin querer la lavadora que, por suerte, un vecino pudo reparar con facilidad y sin cobrar nada más que algunos muffins horneados por Rosie.

Pero esta lavadora era antigua y probablemente no estaba en la mejor condición, incluso si aún funcionaba. Ramón decidió ir a lo seguro y lavar a partes.

"Cierra el agua, la llenaremos hasta aquí"

Mikey obedeció y cortó el flujo del agua de la manguera.

Calculó mentalmente y echó dos tazas de jabón al agua, bajando de la escalera y dejando la bolsa en el suelo. Luego le indicó a Mikey acercarse a la ropa y se pusieron a organizarla. Vaciaron la cesta y con las indicaciones de Ramón, hicieron varios montículos. Ropa de colores y sábanas. Ramón vació su mochila, organizando lo que no era tela a un lado, y sacó sus pantalones de ayer, lo cuales olían fatal por la humedad. Lo mismo que le pasaba a la mochila ya vacía.

"¿Hay calcetines o más prendas ásperas? Para lavarlas junto a esto" alzó sus dos pertenecías.

"¡Sí, aquí hay!"

Mikey sacó varias pelotas de calcetines y lo pusieron todo en otro montículo.

"Muy bien, esto es lo que haremos: vamos a lavar primero las sábanas porque tardan más en secarse y lo haremos en dos partes para no sobrecargar la lavadora. Luego lavaremos la ropa, en otras dos partes, y si el agua no queda muy sucia, lavaremos lo mío y los calcetines. Que al no ser mucho, podremos lavar todo junto"

"Vaya~" Mikey se admiró ante sus instrucciones sin vacilar. "Tú sí sabes lo que estamos haciendo… ¿Lavas mucho?"

"Solía hacerlo, pero es difícil conseguir jabón y agua limpia cuando vives en la calle" se encogió de hombros.

Hicieron lo que Ramón indicó y pronto tuvieron a la lavadora funcionando con la primera tanda. Las sábanas giraban en su interior como si fuera una licuadora y la espuma empezó a elevarse cuando el jabón se vió estimulado en el agua, pero no hubo ningún derrame o desborde, y la lavadora no hacía ningún ruido fuera de lo común (según Ramón), así que todo estaba bien.

Mikey lo miró. "¿Ahora qué?"

"Esperamos a que termine el ciclo, lo dejamos reposar unos minutos y luego le damos otro ciclo. Entonces vaciamos la lavadora, exprimimos, y volvemos a llenar la lavadora para enjuagar"

"¿Y cuanto tarda eso?"

"Depende de cada quien" admitió el de piel pálida. "Para mí el ciclo de lavado no tarda más de una hora cada tanda, así que estaremos aquí al menos… unas 2 o 3 horas"

Miguel Ángel hizo una mueca. "Ay, suena aburrido" entonces se animó. "¿Y si jugamos mientras?"

Pero Ramón ya se estaba negando, sacándose de encima el chaleco de Floyd. "Lo siento, pero también tengo que lavar esto"

"¿Pero ya estamos lavando?"

"Esto se lava a mano" explicó, ya sin el chaleco y mostrándoselo a la tortuga. "La lavadora podría dañarlo, así que necesito un balde o una ponchera…"

Y de hecho, había una ponchera muy por encima de ellos en la estantería de limpieza, pero estaba muy alto para que Ramón lo alcanzara incluso con la pequeña escalera. Ramón frunció el ceño, comenzando a maquinar cómo bajarla…

Pero entonces, se escucharon pasos en el exterior de la entrada y la cabeza Raph, ahora con ese pañuelo rojo de ayer envuelto en esta, se asomó a la lavandería.

"Hey, chicos. ¿Ya empezaron a lavar?"

"Ah, ¡Hola, Raph! Sí, ya empezamos. Ramón sabe que hacer"

"Genial. Uh, ¿Me pueden pasar la escoba y la pala?" Preguntó el más grande, con una sonrisa nerviosa en el hocico. "Tenemos que limpiar algo…"

Y a pesar de que no conocía muy bien a ninguno de los hermanos, el ojiazul reconoció esa expresión y ese tono como uno culpable, el cual le recordó a algunas expresiones y tonos similares que sus hermanos mayores solían utilizar cuando hacían algo mal y sabían que se meterían en problemas con la abuela si esta se enteraba de lo que hicieron, por lo que levantó una ceja al chico más grande y preguntó secamente:

"¿Qué rompieron?"

El de rojo hizo una mueca de dolor al ser tan rápidamente descubierto.

"Leo tiró los vasos de vidrio y ahora hay un desastre en la habitación de papá…"

Los ojos del invitado se abrieron como platos. "¡¿Qué?!"

"¡Está bien! Limpiaremos. Dejé a Donnie y a Leo recogiendo los pedazos grandes mientras venía por la escoba"

"¡Estamos descalzos, podrían lastimarse!"

"No son tan estúpidos" espetó con un ceño… pero luego miró hacia otro lado, dudando. "Creo"

Ramón solo suspiró.

Fue a por la pala y la escoba y las tomó para dárselas a Raph, pero entonces se le ocurrió una idea. Se giró al más grande y le preguntó.

"Oye, tú llegas hasta allí arriba, ¿Verdad? ¿Me puedes bajar la ponchera?"

Raph estuvo confuso por un segundo hasta que Ramón apuntó hacia el final de la estantería, y entonces su rostro se iluminó al entender.

"¡Oh, sí, Raph puede!"

La tortuga entonces entro a la habitación, alcanzó la escalera y la puso bajo el estante para subir. El objeto crujió un poco bajo su peso, pero resistió mientras la gran tortuga estiraba los brazos y alcanzaba la ponchera de plástico azul oscuro. Una vez en su poder, bajó de un salto y se la ofreció alegremente a Ramón, quien se la intercambió por la pala y la escoba.

"Gracias"

"¡No es nada!" La cola de Raph se agitó alegremente detrás de él. "¿Para qué necesitas la ponchera?"

"Lavado a mano. Mi chaleco es de lana, así que la lavadora lo arruinaría"

"Oh, entiendo" asintió el de rojo. "Cuando terminemos con el vidrio, ¿Quieres que
Raph ayude? Raph suele ayudar a lavar la ropa"

Ramón no lo pensó demasiado, sabiendo de sobra que él solo no sería capaz de exprimir las sábanas. Y aunque Mikey le ayudara, probablemente sería una operación muy torpe, así que asintió.

"Si puedes sería genial. También, ¿Por casualidad tienen alguna estufa eléctrica funcional?" Preguntó a continuación. "Necesito agua tibia para el chaleco"

La tortuga mordedora lo pensó un momento. "Eh, Raph no está seguro, pero tal vez Dee tenga algo. ¿Quieres que le pregunte?"

"Por favor"

"¡Okey~!"

Raph se fue con pasos ligeros, llevándose la escoba y el recogedor consigo y volviendo a dejar a Ramón con Mikey. Sin perder el tiempo, el espalda de diamante dejó la ponchera en el suelo, le echó media taza de jabón y comenzó a llenarla con agua fría mientras Mikey veía atentamente con curiosidad, como si nunca antes hubiera visto a alguien haciendo algo tan simple como llenar de agua un objeto.

Había cerrado la llave del agua para cortar el flujo cuando se volvieron a escuchar pasos en el exterior de la habitación. Mikey volteó y su voz se animó al reconocer a la tortuga que entraba.

"¡Dee!"

"Me dijeron que necesitaban una aportación" anunció al entrar, llevando un cuadrado con un cable consigo. "¿Esto les sirve?"

El ojiazul se volteó y se animó al ver la pequeña estufa eléctrica que traía la tortuga.

"Depende, ¿Todavía funciona?"

"Sí. Suelo usarla para derretir plástico o cera para aislar algunos compuestos" admitió el de morado, acercándose para dejar la cosa en el suelo junto al único enchufe de la habitación. "También traje esta regleta"

Les mostró un pequeño rectángulo y ayudó a desconectar la lavadora brevemente para enchufar la regleta y luego enchufar la lavadora y la estufa en la regleta. Encendieron la estufa eléctrica y esta comenzó a funcionar, así que Ramón llenó su fiel olla de agua limpia y comenzó a calentarla para lavar el chaleco de Floyd.

El primer ciclo de las sábanas estaba llegando a su fin cuando aparecieron las dos tortugas que faltaban, con el de azul con su pañuelo sobre la cabeza y anunciando su presencia exageradamente.

"¡Ya llegó por quién lloraban!"

Mikey se rió, Donnie le dedicó una mirada sin impresionarse y Raph rodó los ojos divertido ante las payasadas de su hermano menor, con la escoba y la pala en manos de nuevo. Ramón no tardó en preguntar.

"¿Limpiaron el vidrio ya?"

"Sí, no dejamos ni un fragmento" contestó Raph, dejando los útiles en su lugar con satisfacción. "Aunque probablemente papá nos regañe…"

"¿Y nadie se cortó?"

"¿Cuantos años crees que tenemos, cinco?" Leo puso sus manos en sus caderas. "Podemos manejar un poco de vidrio roto, vivimos en las alcantarillas. Encontrar vidrio es como encontrar flores en el pasto"

"Apuesto a que nunca has estado en el pasto"

"¿Y tú sí?"

"Yo era humano, ¿Recuerdas?" Ramón levantó una ceja. "He estado en algunos lugares"

Mikey se interesó. "¡Uy! ¿Como en qué lugares?"

La lavadora se detuvo.

Raph la señaló. "Ya se detuvo"

"Hay que dejar reposar unos minutos. Le daremos otro ciclo después"

Al mismo tiempo, notó que el agua en su ollita comenzaba a hacer vapor, lo que determinó que ya estaba lo suficientemente caliente. Pidiendo espacio de sus acompañantes, apagó la estufa eléctrica y tomó con cuidado el mango de la olla, llevándola a la ponchera para vaciar el agua allí.

Mezcladas el agua fría y jabonosa con la caliente, Ramón metió la mano con cuidado para calcular la temperatura. Estaba tibia, un poco más caliente de lo normal, pero agradable. La revolvió lentamente con la mano como si estuviera revolviendo una sopa, tanto para ayudar a temperarla como para estimular a que el jabón se deshiciera más.

Cuando esto ocurrió, metió el chaleco de Floyd adentro, comenzando a revolver el agua con la prenda para que esta absorbiera el jabón.

El tiempo pasó y de algún modo los 5 se encontraron en la lavandería pasando el rato, ocupando el tiempo de espera con otras cosas y trabajando juntos cuando llegaba la hora de continuar con el lavado. Donnie trajo algunos de sus aparatos y herramientas para instalarse en una esquina seca mientras que los otros tres buscaron algunos juegos de mesa y se sentaron cerca de él. Ramón, mientras tanto, se distrajo lavando a mano el chaleco de Floyd, y cuando no, hablando de vez en cuando con Donnie sobre lo que hacía y escuchando el juego de los otros tres. Cuando la lavadora terminó el segundo ciclo, la vaciaron con indicaciones de Ramón, y Leo, Raph, Donnie y Mikey trabajaron juntos para exprimir las sábanas cerca del desagüe para escurrir el agua y luego las volvieron a echar en la lavadora, llenando de nuevo el aparato para hacerlo funcionar y que empezara el ciclo de enjuague.

Y así sucesivamente por la primera hora y media. En algún momento, Mikey y Leo se fastidiaron y decidieron tomar un descanso de lavar para jugar a algo más proactivo que el Dominó, y Ramón solo les dijo que los llamaría cuando necesitara ayuda para colgar la ropa en las cuerdas, cosa que el dúo aceptó a toda prisa mientras corría fuera de la habitación. Eso lo dejó solo con Donnie y Raph, quienes prefirieron quedarse en la lavandería.

"¿No quieren ir a jugar también?"

Donnie fue el primero en negarse, con un pequeño destornillador en mano y las mangas largas de la pijama ya manchadas con una especie de grasa mientras tanteaba el aparato que tenía en una mesa improvisada compuesta por una caja de madera, en donde yacía una licuadora. El vaso y la tapa estaban en el suelo, mientras que todo lo que era el motor estaba en la mesita, siendo diseccionado por el caparazón blando, quién como Raph, ya tenía su bandana con cejas puesta en compañía de sus anteojos, frunciendo el ceño mientras trabajaba. No apartó la vista de su proyecto.

"Tal vez más tarde, todavía tengo que arreglar esto. Aún no sé qué le pasa" y agarró una pequeña pieza con sus garras para inspeccionarla.

"Raph está bien aquí" admitió el susodicho tranquilamente, sentado de piernas cruzadas en la otra caja de madera en donde había estado jugando Dominó con sus hermanos. "¿No quieres jugar tú?"

Ramón hizo una pausa, una vez más arrodillado frente a la ponchera mientras revolvía lentamente el agua jabonosa con el chaleco de Floyd. Era el "segundo lavado" y el agua estaba volviendo a ponerse turbia, lo que significaba que pronto tocaría cambiar el agua de nuevo.

Maldición, en serio que ese chaleco había estado mugroso. ¿Cuando fue la última vez que lo lavó?.

"Prefiero terminar aquí" decidió resuelto. "Todavía no ha sido el turno de mis cosas"

"Oh, cierto" aceptó la tortuga más grande. Miró un momento la mesa con las fichas, como pensando en algo, y finalmente volvió a levantar la cabeza, iluminada con una sonrisa. "¿Quieres jugar Dominó conmigo, entonces?"

El espalda de diamante lo meditó mientras continuaba revolviendo suavemente el agua tibia y ligeramente sucia… solo tendría que dejar el chaleco en remojo otro rato y después lo volvería a revolver. Y a la lavadora le faltaban algunos minutos…

Decidió aceptar.

"Está bien" y alcanzó una de las toallas que habían traído para secar el chaleco.

Se secó las manos y fue hasta donde Raph, quién se emocionó ante la perspectiva de jugar con Ramón y no tardó en recuperar todas las fichas y ponerlas boca a abajo para "barajearlas". Cuando Ramón se sentó al otro lado de la caja, la ronda estaba lista, solo faltaba que los jugadores recogieran las fichas que iban a usar.

"Oye, Donnie, ¿Quieres jugar?"

"No, gracias" dijo el de morado.

"Está bien, entonces solo nosotros"

Y comenzaron a recoger las fichas en silencio.

El proceso fue un poco nostálgico para Ramón, habiendo jugado este y otros juegos de mesa con su abuela en su momento. A su abuela le gustaban mucho los juegos de mesa, aunque en particular le encantaban las cartas. Ella solía jugar mucho con los vecinos y con sus nietos cuando estos no tenían nada que hacer.

Jugó mucho con Ramón cuando este fue lo suficientemente mayor para entender las reglas y los mayores ya no estaban en casa para hacerles compañía a ninguno de los dos, siendo el Dominó, curiosamente, el primer juego de mesa que le enseñó a jugar.

*

«"…Abuela, estoy aburrido"» la voz de su yo más joven preguntó en voz alta. Tenía 6 años y era una tarde perezosa de Domingo.

Su abuela estaba sentada en su mecedora favorita, cosiendo algo. Tal vez una ropa de Ramón que se habría dañado o tal vez le estaba haciendo unos retoques a algún pantalón que necesitaba agrandarse después de que Ramón tuviera su último estirón. Por su parte, el niño había estado en su habitación hasta hacía un rato, tratando de elegir una historia para recrear con sus juguetes, pero la tranquilidad del departamento aquel Domingo por la tarde solo hizo que cualquier cosa que se le ocurriera hacer lo desanimara, pues sus hermanos ya no estaban ahí para acompañarlo o jugar con él.

Floyd ya no estaba para fingir ser el monstruo en sus historias de superhéroes, Retoño para jugar a las escondidas y hacer como que no sabía en donde se escondía cuando claramente estaba bajo las cobijas para sacarlo de allí de sorpresa y hacerle cosquillas, John Dory para ayudarlo a armar una pista de carreras increíble y ser el narrador exagerado y ruidoso de las competencias más locas entre los camiones de plástico, y Clay ya ni estaba para cuestionar las tramas sin sentido y aún así prestar tanta atención cuando a Ramón se le ocurrió que el villano triunfara por sobre el bueno y este muriera para dar lugar a un triste funeral.

Fue una de esas tardes en las que el silencio de la casa se profundizaba más que nunca. Sin charlas casuales en la otra habitación, sin alguien roncando en el sofá o en una cama, sin un lápiz que murmuraba apresurado en la cocina porque a alguien se le había olvidado la tarea que era para mañana.

Fue uno de esos momentos en los que a Ramón le ahogaba la soledad. Casi le asustaba. Y el vacío que habían dejado sus hermanos era tan palpable que el niño de ese entonces podría haber estirado la mano y sentir los bordes de un hueco vacío en donde una vez habrían estado las personas que más había amado en el mundo.

Y esos bordes eran tan prominentes aquella tarde que temió que la abuela tampoco estuviera allí con él, por lo que fue a buscarla. Fue un alivio para su corazón encontrarla en la mecedora.

La anciana dejó su trabajo a un lado y lo miró desde arriba. «"¿Ah sí? ¿Y no estabas jugando con tus juguetes?"»

«"No sé qué jugar"» admitió el más joven. «"¿Quieres jugar conmigo?"»

«"No veo por qué no, cariño"» aceptó la señora, recogiendo lo que estaba cosiendo metiéndolo en una cesta que tenía al pie de la mecedora. «"¿Qué se te ocurre hacer?"»

«"Um, no sé…"» volvió a admitir el pequeño, inseguro, un poco cabizbajo. «"Simplemente no quiero jugar solo"»

Cuando él miró a su abuela, le notó con una expresión triste, como si entendiera a qué se refería con eso. Y por supuesto que lo hacía. Ella también extrañaba a los demás, habiendo vivido más tiempo para apreciar el caos de tener cuatro muchachos en la casa haciendo escándalo. Incluso después de dos años sin estos, el departamento se sentía realmente solitario sin la más mínima risilla o murmullo de estos.

Sin embargo, su tristeza no duró mucho, pues le sonrió a su nieto con dulzura cuando se le ocurrió una idea.

«"Bueno, creo que se me ocurre qué podemos hacer, ya que estás lo suficientemente grande… ¿Te parece aprender a jugar Dominó?"»

Ramón asintió vigorosamente, animándose ante la perspectiva de aprender un juego nuevo.

La abuela dejó la mecedora y le indicó a Ramón que fuera a la mesa de la cocina a esperar mientras ella buscaba las fichas. Ramón hizo caso y más pronto que tarde la anciana había vuelto con una caja de madera pulida que puso en la mesa y abrió. Dentro, yacían más piezas rectangulares hechas de madera, con agujeros tallados y pintados de negro que su abuela le explicó enumeraban las fichas del 0 al 6 a ambos lados, y que en total hacían 28 fichas.

Esa tarde, Ramón aprendió a jugar al Dominó y se divirtió mucho una vez le agarró el tranquillo. Y lo hizo bastante rápido. Su abuela se impresionó mucho cuando le ganó por primera vez en su tercera partida y esto la animó a dejar de contenerse.

«"Parece que ya sabes lo que estás haciendo, cariño. ¡Así que ya basta del modo fácil! Es hora de ponerse rudos"»

El tiempo voló y cada partida que jugaron fue una experiencia, llena de diversión, burlas y espíritu competitivo. Cuando el solo jugar comenzó a cansarles, la abuela, siempre ávida para estas cosas, propuso hacerlo más interesante con algunas apuestas. Nada realmente malo, solo que el ganador pudiera decidir qué hacer en ciertas actividades.

«"El que gane esta partida puede elegir qué tendremos de postre después de cenar"» se rió la mujer, ya en su modo apostador. «"¡Y creo que se me antoja algo de pudín de higos!"»

«"¡Ay, pudín no!"» se quejó el pequeño Ramón, sacando la lengua. «"Sabe raro. Prefiero pastel de chocolate"»

«"Pues entonces no pierdas, mi niño"»

*

"¿…Ramón?"

"¡¿Eh?!"

El espalda de diamante volvió a la realidad y alzó la cabeza con un sobresalto, parpadeando mientras se recobraba del nuevo flashback. Estaba sentado frente a Raph en la mesa improvisada y al parecer los dos ya habían organizado cada uno sus fichas, con Ramón habiéndolo hecho en piloto automático, aparentemente. Miró a Raph, quien tenía los ojos puestos en él con una mezcla de curiosidad y confusión.

"Ah, lo siento…" se disculpó, haciendo una mueca avergonzado.

"¿Otra vez te quedaste pensando?" Preguntó el de rojo amablemente.

"Sí, algo así" miró nuevamente sus fichas. "Es solo… no recuerdo cuándo fue la última vez que jugué Dominó"

"Ah, entonces sabes jugar" el más grande sonrió. "Te había preguntado justo eso"

"Sí, sé jugar. Aunque ha pasado un tiempo"

"Te diría que le preguntes a Raph si se te olvidó algo, pero Raph también suele confundirse con esto" él se rascó la nuca, algo apenado. "Así que no te preocupes. En cualquier caso, podemos preguntarle a Donnie. Él se sabe las reglas de todos nuestros juegos de mesa de memoria"

"Si no lo hiciera entonces Nardo siempre estaría haciendo trampa" se quejó ligeramente el susodicho desde su lugar.

Ramón sonrió un poco, divertido.

"Bueno, entonces solo juguemos y veamos qué pasa"

Continuará…

*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

¡Y hasta ahí llegó la primera parte del Día 0! (⁠☆⁠▽⁠☆⁠).

Hola, chicas, ¿Como están hoy? ¿Les gustó el capítulo?. Perdón por tener que dividir este cap en varias partes, pero hay muchas cosas para hacer tan solo en el día 0, y Ramón no es de los que pierde el tiempo, entonces. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Aquí oficialmente empezamos con los capítulos slice of life, los cuales son básicamente la idea inicial del fic. Sé que ver a los chicos haciendo tareas domésticas puede ser aburrido, pero es una forma bastante infalible para que los 5 interactúen más y se relacionen poco a poco. Todavía estoy pensando si en la siguiente parte debería de poner a Raph y a Ramón hablando mientras juegan o resumirlo todo para pasar a la siguiente tarea del día que los hará convivir más, pero bueno, supongo que para cuando haya publicado este capítulo lo habré resuelto, así que todo bien.

Pero en fin, basta de chacha, que mejor nos ponemos a ver las curiosidades. (⁠ ⁠╹⁠▽⁠╹⁠ ⁠). Nuevamente no hay muchas porque no hay tanto Lore ni necesidad de explicar algunas cosas obvias, pero igual saben que yo me tomo la molestia de aclararles algunas dudas por si acaso algo no se entendió. Y claro, si todavía me faltó algo, pueden dejarme su pregunta en los comentarios que yo siempre estoy pendiente para contestar tan pronto como pueda.

¡Así que vamos a las curiosidades!.

Entonces, obviamente, Ramón aceptó quedarse con las tortugas porque es la opción más conveniente, así que y como dije, iremos viendo cómo será la convivencia de este con la familia Hamato. Por supuesto y después de las revelaciones anteriores, todavía hay muchas cosas en las que pensar, pero los niños son niños, por lo que dejarán las reflexiones sobre sus orígenes para más tarde. ¡Por ahora, tienen un próximo nuevo hermano a quien darle la bienvenida!. Y con quién quieren hacer muchas cosas, obviamente. Como he dicho antes, los chicos de Rise son muy ruidosos, por lo que Ramón tendrá que volver a acostumbrarse al caos familiar. Esta vez más aún porque los chicos tienen edades más cercanas a la suya y son más alborotados que los adolescentes Brozone. Naturalmente y después de varios años en soledad, a Ramón le cuesta un poco ser más que un observador pasivo entre la familia. Y no solo por ser un invitado. Suerte que a los chicos les interesa lo suficiente como para querer hablar con él cada que pueden. XD

Y sí, he hecho que Ramón no sea muy del tipo de niño que mira la televisión para entretenerse. Como dije en el prólogo, cuando Brozone se marchó, cada quien tomó su parte del dinero de la banda y se fue de casa. Obviamente le dejaron su parte a Ramón, el cual Rosie decidió no tocar porque ese dinero era del niño, incluso si les hubiera ayudado a subsistir un poco mejor después de que la banda se separara, pero ella prefirió arreglárselas con lo que tenía hasta que ocurriera una emergencia. Y sí, ese dinero se mantuvo intacto después de la muerte de Rosie, ya que Chef nunca se enteró de ello y no pudo gastarlo a su placer como probablemente hizo con el seguro de la muerte de Rosie, el cual se le otorgó para que mantuviera a Ramón. En ese dinero, también, está su parte de la herencia, así y aunque Ramón no esté muy consciente de ello, tiene una buena cantidad de plata a mano.

Tal vez algún día se acuerde y decida recuperarlo, pero hasta entonces, está todo bien quietecito en su lugar… al menos según yo, que no sé nada sobre el manejo del dinero. XD Apenas tengo una cuenta de banco que todavía no tengo en uso, chicas, así que sean pacientes conmigo en esto hasta que haga una investigación más profunda sobre ello.

Pero en fin, continuando, el hecho de que Ramón creciera viendo películas más que todo está basado un poco en algunas ocasiones de mi infancia en las que cuando no había señal en la tele, poníamos una película nada más para llenar el vacío y tener algo que ver, ya que teníamos una buena colección de películas, aunque actualmente todo eso se perdió cuando nos mudamos hace años. :'v Aunque en la actualidad ya no vemos la tele, así que, supongo que no importa mucho. También está el detalle que ya he mencionado antes sobre Retoño viendo películas de terror. En Trolls 3, él mismo menciona que le gusta escuchar podcast de crímenes reales cuando llegaron al campo de golf y este era súper aterrador, así que supongo que al tipo le gustan esa clase de cosas. XD Y claro, a él también le gusta mucho el romance, porque el galán de Brozone es todo un rompecorazones y un tonto enamorado de su esposa. ಡ⁠ ͜⁠ ⁠ʖ⁠ ⁠ಡ

Y es así como llegamos al tema de Lou Jitsu y Jupiter Jim. (⁠≧⁠▽⁠≦⁠). Naturalmente, escuchar que Ramón nunca ha visto tales sagas es para ellos inaudito, así que si este niño va a ser su nuevo hermano, tienen que empaparlo de conocimiento. ¿Le gustará a Ramón Júpiter Jim y Lou Jitsu?

Lo veremos en las siguientes partes. (⁠◠⁠‿⁠◕⁠)

Ah, también, por si se les olvidó, la discusión de los chicos sobre Jupiter Jim Sails the Seven Galaxies y Jupiter Jim's Pluto Vacation IV es algo canon en Rise. Ellos todos tuvieron una discusión sobre eso en el episodio de "Día de Nieve" en la primera temporada, en donde Raph, Leo y Mikey defienden la película de piratas mientras que Donnie y Abril (más Caoz) defienden Pluto Vacation. Y por la forma en la que hablan de Pluto Vacation, está claro que debe de ser un musical, y Donnie canónicamente tiene una afinidad especial para la música (algo con lo que podría relacionarse con Ramón una vez que salga a la luz), por lo que probablemente esa es una de las razones por las que le gusta tal película. Y puse esa discusión ahora porque yo calculo que ambas sagas de películas son cosas de los 80 y 90, así que hace tiempo que todo está técnicamente completo dado a la desaparición de Lou Jitsu y a la pérdida de cordura de Marcus Moncrief (el actor de Jupiter Jim en Rise).

Lo siguiente que tenemos es un flashback de Ramón. XD

No voy a mentir, originalmente no pensaba escribir ningún flashback en este capítulo, pero los que me conocen (de Wattpad) saben que yo soy escritora sobre la marcha y yo tiendo a seguir las cosas con un flow, incluso si ya las tengo planeadas de algún modo. Los flashbacks no estaban planeados, pero se apareció lo de Brozone en medio y la verdad me gustó mucho, así que voy a tratar de que en las siguientes partes también hayan Flashbacks para que podamos ver cómo era la vida del bebé Ramón con sus hermanos, abuela, Chef e incluso los Vagabundos, porque creo que sería interesante. ¿Qué tal a ustedes?. ಠಿ⁠ヮ⁠ಠ

Y no, no pregunten qué libro está leyendo Clay porque no se basa en nada en particular, fue algo random que se me ocurrió para hacer un paralelismo con algunas cosas. Y también para mostrar que a Ramón no le gusta "reemplazar" cosas. Esto tiene mucha importancia, lo prometo. Simplemente no es algo que veremos mucho en este libro. (⁠*⁠﹏⁠*⁠;⁠)

Aunque admito lo divertido de la ironía cuando Ramón le dice a Retoño que es reemplazable. XD No estoy diciendo nada absoluto, pero… bueno.

Sin embargo, gracias a esto también vuelvo a usar el recurso de Ramón disociando. No quiero sugerir que Ramón tenga algún problema con esto, incluso si luce un poco preocupante desde afuera que el chico simplemente se pierda a ese grado en sus pensamientos. Es solo que siento que Ramón sería el tipo de persona que solo puede hacer dos cosas: trabajar o pensar. Ya que me parece que se concentra mucho en lo que hace. Cuando trabaja le dedica casi todo su tiempo y energía a ello y cuando piensa se sumerge en largas y profundas lineas de pensamiento. Esto solo empeora teniendo en cuenta que Ramón realmente no tiene a nadie con quien hablar a excepción de Shelliot, así que a veces el meterse en su cabeza implica desconectarse un poco de la realidad. También es un niño muy inteligente y extrañamente reflexivo, lo que lo llevaría a refugiarse en el trabajo para no pensar demasiado en ciertas cosas y quedarse tieso, ya que es más práctico así. Sobretodo cuando ha estado viviendo en la calle tanto tiempo.

Por eso plantee desde el principio uno de sus mantras: "Siempre hay algo mejor que hacer". Porque para él pensar demasiado cuando podría estar aprovechando para mejorar su supervivencia en la calle es una pérdida de tiempo.

Entonces, a partir de ahora, es muy probable que Ramón comience a meterse mucho en su cerebro, pues ya no tendrá tantas cosas con las qué mantenerse ocupado. Pero ya lo iremos viendo.

Luego tenemos otro detalle canon de Rise: Donnie comiendo como pato. XD Porque sí, el tipo puede tragar cosas sin masticar. Podemos verlo en el episodio en donde Shelldon se une a los Dragones Púrpura temporalmente y a Donnie solo interesado en un sándwich, terminando por atragantarse con este como si fuera un pingüino con un pescado. Y creo que Donnie recurriría a eso para ahorrar tiempo, incluso si Splinter trata de quitarle el mal hábito por miedo a que su hijo se ahogue. También esto está un poco basado en un comic que vi una vez, aunque no recuerdo el artista.

Finalmente, tenemos a Ramón comiendo panqueques por primera vez en lo que tal vez haya sido un siglo para él. Y está muy feliz de poder saborear algo tan maravilloso.

Entonces, pasamos a la siguiente Fase.

Naturalmente, Ramón es un niño que querría ayudar en algo mientras se está compartiendo casa con otros, y la lavandería es una tarea perfecta para él porque le conviene aprovechar para lavar su propia ropa y el chaleco de Floyd, el cual mencioné desde el inicio que necesitaba ser lavado. Y sí, la lana se lava a mano como hice que Ramón la lavara porque de otro modo esta podría dañarse. Por supuesto, Ramón aprendió a lavar a mano de su abuela al tener que ayudarla con los quehaceres en más de una ocasión, y aprendió muchas otras cosas más sobre la limpieza al haber sido sirviente de Chef por un tiempo. Así que, en realidad no es raro que Ramón sepa lo que está haciendo a la hora de ponerse manos a la obra.

Por cierto, la lavadora que describí es una de mi infancia también que era de mi abuela. Otra cosita que basé en mi infancia fue el aprender a jugar el dominó. Como le pasó a Ramón, fue mi abuela quién me enseñó a jugar dicho juego y pasamos una tarde en su casa que no había luz jugando algunas partidas. Fue divertido. :) Para Ramón también, especialmente porque él todavía habría extrañado muchísimo jugar con sus hermanos en ese entonces. Fue así que aprendió a jugar muchos juegos de mesa, pero ya lo iremos viendo más adelante.

Pero en fin, ¡Eso sería todo por ahora!.

Y por un tiempo, me temo, ya que empecé clases en Octubre y no he escrito nada desde entonces por falta de tiempo. (⁠•⁠ ⁠▽⁠ ⁠•⁠;⁠). Les recuerdo que yo publiqué esta historia primero en Wattpad y decidí pasarla a AO3 para que otras personas puedan encontrarla, razón por la que en Wattpad he estado más callada por más tiempo. Así que, este será el último capítulo que publicaré por un tiempo hasta que vuelva a tener vacaciones y pueda escribir más. (⁠ノ⁠◕⁠ヮ⁠◕⁠)⁠ノ⁠*⁠.⁠✧. Sin embargo, les advierto que le daré prioridad a los lectores de Wattpad, así que es posible que tardé más en publicar aquí. Si quieren leer la historia cuando comience a escribir de nuevo y no esperar tanto, pueden buscarme en Wattpad como "Moon Spectrum" o "00MoSpec". Y también, si quieren, pueden echarle un ojo a mi perfil en Tumblr, ya que he estado bastante activa allí últimamente haciendo dibujitos. Pueden buscarme como "Lunar Ectoplasm" o "00LunEct".

Pero dicho esto, como siempre, espero les haya gustado y no duden en dejarme sus comentarios para poder saber su opinión sobre todo el asunto. ¡Me encantaría saber que opinan de la historia hasta ahora!. Así que las estaré leyendo, ¡Nos vemos!.

Adieu.

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