Archive of Our Own ^beta

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Había una noche blanca cada 500 años en la Tierra, para los miembros de una sola dimensión era casi imposible saberlo, pero esa noche la luna brillaba con una luz celestial, y la paz se sentía casi celestial en el sentido de que ni un alma se atrevería a perturbar el sueño, era esa noche, la noche en la que mundo contra mundo se encontraban, uno con demasiado, y otro con muy poco.

Era justo en ese momento que se abrieron las grietas, sarcillos oscuros y de diferentes tamaños nacieron de las cenizas de una fogata, el centro, el corazón de ese lugar, ese preciado lugar donde se guardaban innumerables tesoros, tesoros de sangre dorada que en su mundo nunca podrían encontrar, tesoros que eran considerados nada más que simples consecuencias, tan descuidados con algo que ellos ansiaban tan desesperadamente, bueno, entonces a ellos no les importara que ellos se los quiten de las manos.

Se expandieron, y se expandieron, querían por lo menos uno, uno para cada uno de los suyos, tal vez dos, porque había almas tan unidas que sería un crimen barbarico separarlos, ellos los amarian, la deidad estaba segura, era hora de trabajar.

Primero la tercer casa, hermosa y de un color azulado, marítimo y perleado, este era uno por los que sentía pena, había tanto amor involucrado, pero era el único, y era un niño tan dañado, debían traerlo, el estaría por fin a salvo, aquí tenia amor, pero no seguridad, su padre no podía interferir, en el otro mundo, el no conocería algo que no fuera el amor sin límite.

Deslizándose por las puertas y ventanas empezó a acercarse y ¿no era conmovedor?, había un abrazo en proceso, una chica, una preciosa chica de cabellera rubia también estaba ahí, al parecer la decisión ya había sido tomada, y las fotos en las paredes contaban historias, bien era hora de trabajar, envolvió la cama con la delicadeza de una seda, envolvió sus cuerpos con amor y se los llevó con cuidado, estaban heridos, pero solo les dolería un tiempo, los curaria poco a poco, dirigió su atención a las fotos y encontró lo que venía a buscar, lazos.

Fijo sus próximos objetivos, una vez que ya no estuviera en este lugar, sabía a quienes más debía buscar, busco en la siguiente casa, de cosechas y plantas, quería llevarse a dos, pero con el itinerario tan ajustado solo se apoderó de una, seria suficiente, su pobre señora de la cosecha había intentado durante tanto tiempo, y solo una había vivido lo suficiente, era tiempo de brindarle una más, siguió la fila, una mujer fuerte, suficiente para la guerra encarnizada, el amaría lo que fuera, pero una dama, lo que más protegía, y una fuerte, era justo lo que deseaban.

Ignoró a la sexta casa, no quería hacerlo, pero ya se llevaba a la niña perfecta, dejaría a los demás otro tiempo, debía apurarse, el guardián podría darse cuenta aún era temprano, y pronto tenía que partir a un largo viaje de ida y vuelta, debía apurarse.

La séptima, o la séptima era dolorosa, hermosa por fuera, y vacía por dentro, poco a poco se llenaban lugares que nunca debieron estar tan vacios, solo se llevaría 1, los otros dos no estaban presentes, con solo uno era suficiente, había uno cercano a un niño ya elegido, era el, el debía ser llevado.

Siguió con los pequeños viajeros, dos almas unidas, las más fáciles de traer, descendió lentamente por el techo para no molestar a ningún otro niño, y los abrazo, elevando sus preciosos cuerpos, y se los llevó con amor.

Fue por el niño elegido, el regalo para el único de los seis que nunca contó con esa bendición, el era obligatorio, el único que ella no pudo olvidar, y con eso su cesta estaba casi llena, le faltaban los lejanos, y el que no podía llevarse sin alertar al guardián, pisaba hielo fino, era momento de llevárselos.

Marchó, primero a kilómetros a una tierra dominada por lo salvaje, donde reinaban doncellas, hermosas y poderosas, debió recordarse a sí misma, solo una.

La envolvió con cuidado, con la mayor delicadeza y sigilo posible, pues la reina de la caza estaba demasiado cerca, y un movimiento en falso lo arruinaría todo, tuvo que desprenderla, con fuerza y a la vez amabilidad, tuvo que hacer un gran esfuerzo, cuando la consiguió, no la soltó, se la llevó sin ver atrás, tenía poco tiempo, muy poco tiempo de las 24 horas ya había gastado 4, pronto, el otro cazador despertaría, y entonces ella no podría hacer nada.

Con violencia bajo al subsuelo, con amor llamo a los niños faltantes, dos rayos de luz, y una gotita morada, listo, solo faltaba uno, uno, uno.

Los primeros rayos de sol.

Uno.

La locura sabía que algo andaba mal.

Uno.
 
Solo uno mas.

El maestro también lo presentía.

Uno
La niebla se arremolinaba.

Uno

Los otros niños despertaban.

Uno...

Lo alcanzo y con brusquedad y amor se lo llevo en su abrazo.

Los había conseguido, 3 preciosos regalos, listos para ser llevados al lecho de amor.
Ahora eran suyos, ella lo había conseguido.

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Para Thalia despertarse adolorida no era extraño, pero tampoco habitual, las bolsas de dormir que su señora proporcionaba eran suaves, cómodas y cálidas, así que disculpenla por dormirse calentita, y despertar fría, en el barro y con el cuerpo adolorido.

Después vino el dolor, la realización, y obviamente el pánico, no estaba en el campamento, no estaba la vista y no sentía su diadema, ella no había roto su promesa, entonces porqué, porque había sido abandonada en el lodo, sin siquiera palabra que dieran explicación a lo que pasaba, sinceramente esperaba una réplica del descubrimiento de Mulan, no lo que sea que fuera esto, al menos hasta que vio sus manos, y luego escucho quejidos, eso le dio paz, pero no mucha, reviso su cuerpo, no había marcas, nada le dolía fuera de la presión de dormir en piedras, su ropa estaba en su lugar, una vez que la calma se instalo en su cuerpo, regreso al ver sus manos, su altura, era pequeña, solo un poco, como cuando tenía 12-13 años, había crecido desde esas fechas, fue antes de que fuera transformada apenas recordaba ese tamaño.

Se centró en los quejidos, nisiquiera tenía sus armas a la mano, pero agarro una piedra lo suficientemente grande como para dejar a un hombre adulto inconciente, bueno, ese era el plan hasta que vio exactamente quien estaba ahí.

-¿Annabeth?-

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A Percy le gustaría, le encantaría decir que no sabía nada de secuestros, ni de llevarlos a cabo, ni de ser el secuestrado, tristemente, sería una absoluta y completa mentira, vio el pasto, tan alto como para que una persona se perdiera, y quería patalear como un niño pequeño, creía que Hera había sido lo suficientemente regañada como para que esto no volviera pasar, solo un día, el primero sin sueños proféticos ni pesadillas, y despertaba en un lugar desconocido, al menos, esta vez tenía sus memorias, aunque estaban borrosas, pequeñas misericordias, mientras recriminaba al mundo y estaba a punto de maldecir a los dioses, escucho una voz fina, joven pero que el conocía.

-¿Annabeth?-

Un momento.

-¿Thalia?

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Annabeth no sabía dónde estaba, si estuviera despierta, como buena hija de Athena ella estuviera enojada por desconocer algo, ahora mismo, como ella no estaba despierta, solo atino a quejarse y querer seguir durmiendo a pesar de los rayos de sol en su cara, sentía la falta de alguien a su lado, fue solo eso la que la despertó abruptamente, justo antes de ser llamada.

-¿Annabeth?-

-¿Thalia?-

-¿Percy?-

Los tres se miraron como pudieron tras la llerva, 2 eran demasiado pequeños para pasarla y una era lo suficientemente consciente como para ver todo el panorama.

-Tienes que estar bromeando-

Los tres se estaban viendo, los tres eran demasiado jóvenes, thalia parecía que quería golpear a alguien, Percy parecía que quería estar en cualquier lugar que no fuera ese, y Annabeth solo quería regresar a dormir, estaba en pasto cómodo, menos cómodo que su cama, pero más cómodo que muchos lugares donde había dormido en misiones.

Volteo a ver a su hermana, su hermana que debería ser más grande, y más fuerte, y luego volteo a ver a Percy, su compañero, el único que le quedaba, su compañero que debía haber sufrido menos, que debió haber sufrido menos, su compañero que seguía herido, mucho más que ella.

Thalia estaba relativamente bien, sucia y con raspones, pero bien, ella se sentía bien, no estaba tan dañada como Percy, solo tenía fiebre y dolor por el río Flagonte, Percy, Percy parecía que se desmoronaria como un mazapán de los que Leo había traído hace tiempo, estaba rojo, sudoroso, apenas parado y con dolor, pero como siempre, lo ignoraba a favor de su papel como protector, ella lo amaba, ella deseaba que se cuidara más a sí mismo, volteo a ver a Thalia y sabía que ella pensaba lo mismo, primero, quien les hubiera echo esto pagaría, y segundo, que les correspondía proteger a Percy, porque el no estaba en condiciones de hacerlo por sí mismo, y menos por los tres.

-Vamos a dormir cabeza de alga, parece que no resolveremos nada hoy- Percy estaba blanco como las perlas del mar, y aunque parecía que quería discutir con Thalia el ya no tenía la energía para seguí en pie, cayó en un sueño profundo antes de pronunciar palabra y Thalia lo acomodo en sus brazos, así era, tendrían que salir de esta con Percy, como el habría salido con los tres.

Debes cuidarlo Annabeth, el es experto en cuidar a todos menos a sí mismo, debemos cuidarlo.

Annabeth seguía ignorando esa voz, esa voz que no había escuchado en un largo tiempo, en alguien que los estaba esperando, en alguien que verían, alguien que los amaba, lo había ignorado, porque ahora debía concentrarse y no alcanzarlo demasiado pronto, o bueno, eso fue antes de ver a lo lejos.

-¿Thalia?

-Mmm

-¿Sabes como llegamos a Grecia?

-..... Mierda.

Para rematar esa opinión se oyó un quejido, más agudo que los suyos propios, y reconoció a alguien que también debía ser mucho mayor de lo que se veía.

-¿Nico?

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Travis no recordaba ningún despertar que fuera fácil, hace tiempo porque era consejero y debía trabajar, después de ser traicionados por su hermano, después de ser apuñalados por la espalda, después de que fueran asesinados por ese hermano, y ahora porque estaba en la universidad con Katie, donde debía entregar trabajos y desvelarse, casi siempre se encontraba trabajando ya sea por su vida mortal o por no ser asesinado, de las pocas veces que quería acostarse en la cabaña de su padre para un buen descanso con su hermanito y ahora resulta que ni eso podía tener, ya que despertó en la yerba, y una muy rasposa por cierto.

Intento ver que rayos era lo que picaba y donde rayos estaba, casi deseo no hacerlo. Vio a su novia, Katie a unos metros, a su hermano menor y suspiro aliviado, estar perdido no era bonito, pero tener a las dos personas que más amaba a su alrededor generaba una sensación de seguridad invaluable.

Eso no fue lo que lo asusto, fue su edad, demasiado joven, malditamente demasiado joven, peor aún fue donde estaban, pasto, pasto y más pasto, estaban en medio de la nada sin armas y sin dinero para llamar, estábamos jodidos.

-¡CONNOR, KATIE EMERGENCIA MORTAL, EMERGENCIA MORTAL!-

Los dos no tardaron en pararse y examinar el terreno, tardaron 10 segundos en darse cuenta de su estado, perdidos, no ubicados y desarmados, si el terreno fuera menos seguro, probablemente estarían muertos, pero tuvieron a Tique de su lado, y no la iban a desafiar, no si querían seguir vivos.

Se unieron rápidamente, evaluaron el estado de sus compañeros y una vez asegurados empezaron a avanzar al este, siempre al este, no tenían armas, pero tenían astucia y a Katie "experta en vegetación" Gardner, eso debería bastar por ahora.

Más tarde agradecieron cuando vieron a una pequeña Clarisse que dormía como si nada, pero aun se veía que podría aplastante como una uva si la molestaban más de lo debido, dioses, el solo verla parecía como si ya se hubieran salvado, ahora bien, ¿quien la despierta?

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Polúx querría decir que estaba bien, pero sería mentira, no estaba bien, no había estado bien desde que Luke había causado muerte, no había estado bien desde que el hermano mayor declarado del campamento se había marchado, y cuando lo volvió a ver solo fue para arrebatar. El suelo era doloroso, y estaba seguro de tener moretones.

Se recostó junto al Árbol que estaba atrás de el y reflexionó sobre su vida, las guerras y su padre, y habría seguido pensando largo y tendido sobre su horrible existencia, de no haber sido por respiraciones de pánico cerca, como hijo del dios de la locura, conocía los ataques de pánico, no quería lidiar con eso pero si no tenía otra opción.

Abrió los ojos y tal vez debía considerar seriamente ser su propio paciente, estaba alucinando, porque su hermano se encontraba ahí, a unos metros de el, vivo.

~~~~~~

Castor quería saber porque todo dolía, tal vez era tonto, pero el había estado en los campos elisios, disculpenlo por querer saber que rayos había pasado, los muertos no sentían dolor.

Ese era el problema, el ya no estaba muerto, sentía su pulso, su cabeza y su sangre al bombear, las vides crecer bajo sus rodillas, dolorosas y que cortaban, el se había cortado, el sangraba, el tenia dolor, el estaba vivo.

Estaba entrando en pánico, el estaba...el estaba....

-¿Castor?-

Su hermano menor, su otra mitad, su constante su, su, su, su.

-¡CASTOR!-

El abrazo había sido desesperado de ambas partes, Polúx se aferró a la esperanza, Castor a su ancla, poco importaba el tiempo, poco importaban sus cuerpos demasiado jóvenes, poco importaba el páramo desconocido, ellos estaban vivos, bastaba con eso.

Tal vez debieron haber prestado más atención al entorno.

~~~~~~

Will sabía que, lógicamente tenía 16, sabía que, lógicamente, su cuerpo no afectaba su mente, sabía que, lógicamente, aunque se viera como un niño de 8 años, tenía 16 y actuaba maduramente.

Sentimentalmente, mando todo al caño en cuanto vio a Lee, y a Michael, no había dejado de llorar como un bebé, como había llorando en la quema de los primeros sudarios, como había llorado cuando se derrumbó el maldito puente, como había llorado cuando solo quedaron cenizas de su primer guerra.

No había dejado de llorar, pero seguía aferrado a sus hermanos, quería montar en rabieta ahí mismo, dormir, y desear que no fuera una ilusión ni algún sueño, la dureza de los cuerpos y el dolor en sus huesos le decían que no imaginaba nada, que era real, su cabeza no obedecía el mismo patrón.

Estaban vivos, sus hermanos mayores estaban vivos, y el era otra vez, algo menos que una pulga, pero no importaba, ellos estaba ahí, eso es lo que importaba.

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Para Lee y para Michael revivir no estaba en sus planes, para Lee y Michael, el solo hecho de respirar era bastante impactante, el sentir calor del sol de su padre en la piel, el ver al hermanito que dejaron atrás...

Bueno, de eso podrían dispensar, sobre todo los golpes, vaya, Will si había aprendido un buen gancho derecho con su poquita altura.

Ya nada les importaba, importaba abrazar a su hermanito.

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Las cosas estaban tensas, era curioso como ninguno se había alejado mucho del Olimpo, los dioses eran protectores con ellos mismos, sobre todo la primera generación con la segunda, eran sus milagros, seres que se llevaron sus lágrimas, sangre, dolor y amor al nacer.

Zeus nunca dejaba a sus hijos demasiado lejos de su vista, aunque Apolo y Artemisa eran invisibles en Delos, era Delos, estaban perfectamente a salvo en su tierra, una tierra sagrada inviolable.

Atenea se mantenia atenta a sus usuales campeones pero siempre estaba a la vista de su padre, Ares luchaba, siempre ganaba, y siempre vigilado, generalmente era acompañado de sus hijos, sus nietos, aquellos con la fortuna bendita de nacer, y de los Adrodita, Ares y Hefesto no se despegaban, Fobos y Deimos, los únicos que preferían la lucha a los rosales de su madre, Eros, Anteros y Harmonia preferían quedarse con su Madre, Afrodita, y usualmente Hefesto trabajaba en su forja, y después se unía a Afrodita en sus rosales, todo de ese lado estaba perfectamente en orden, Hermes viajaba, pero el también estaba seguro, y su bebé, Dionisio, estaba con su nieto, Pan.

Zeus sabía que era más afortunado que sus hermanos, consiguió 6 hermosos hijos, y tenía 5 nietos y una nieta, era muchísimo más que cualquiera de sus hermanos, sobre todo porque varios no fueron hijos de Hera, con quien sólo tuvo a 2, aunque sabía que ella los amaba como si hubieran nacido de ella.

El que se acercaba más, era Poseidon, Con 2 hijos funcionales y otros par, más conectado a la naturaleza, como el pegaso y uno o dos ciclopes, criaturas que Posei escondía con recelo y no dejaba que dañaran, aunque sólo Vivían un manojo de años, aunque tenía una nieta, suficiente para calmar las aguas y el dolor.

De ahí en fuera, ninguno de sus hermanos tuvo éxito en procrear, hubo una niña de Demeter y Hades, ellos, hartos de los intentos individuales se unieron para crear a una niña, bella Persefone, decidieron darle lo mejor de ambos y fue más resistente que ningún otro, resistiendo un siglo humano, pero la maldición siguió atormentandola hasta que falleció, afortunadamente fue natural e indoloro para ella.

Demeter y Hades estaban devastados, pero un poco más tranquilo porque pudieron amarla y cuidarla, aunque fuera por muy poco tiempo.

Hestia juro nunca intentarlo, la diosa de la hoguera y el hogar se desaria en tristeza si lo intentaba, ellos la animaban, y sabían que su vínculo era lo único que impedía que ella se enfriara, ella siempre tenía frío por su hogar, más vacío de lo que deseaban, pero la mantenían lo más abrigada posible entre ellos.

Atenea y Artemisa también juraron pureza eterna, Artemisa se nego a sentir el dolor de perder a un hijo después de ver a su hermano retorcerse de dolor por perder a los suyos una y otra vez.

Atenea en cambio no apreciaba a los hombres, fuera de su amor familiar, ella intento tener sus propios hijos como ella había nacido de su padre, pero fue en vano, sus hijos murieron, y ella siempre quedó destrozada en cuerpo y mente, así que fijo su vista en los héroes.

Por eso tomaban humanos, malditas criaturas que tenían lo que nosotros no.

Solíamos tomar héroes y representantes, para que llevara nuestros nombres, nuestras bendiciones, mantener la llama, y clamar por qué el frío terminará.

Si...no todo estaba bien, pero todo estaban unidos, su familia estaba a salvo, podrían afrontar lo que viniera de esa manera.

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En el mundo natural todo era un desastre, en cuanto los niños desaparecieron los dioses se retorcieron de dolor como si les hubieran arrancado alguna parte del cuerpo de un tirón, pero solo Dionisio se percato porque.

La onda de dolor y angustia que se extendió desde la cabaña 12 había afectado a todos los campistas, y los pocos que eran más resistentes a la locura corrieron desesperados a Quiron.

Dionisio había perdido a su único gemelo vivo, y perdió a su otro hijo por segunda vez, matarlo parecía hasta más factible que calmarlo.

Finalmente cuando Hermes apareció y se lo llevo entre brazos al Olimpo los campistas pudieron procesar lo que había pasado.

Pollux había desaparecido, y si el había desaparecido...

Varios campistas fueron a la cabaña 3, pero como se temían, Percy Jackson también había desaparecido.

Los consejeros de cabaña corrieron y contaron por todo el campamento quienes habían desaparecido, quien faltaban, quienes conocían si alguno estaba muerto pero no, había demasiados desaparecidos.

Percy Jackson y Pollux fueron solo los primeros, Katie Gardner de la cabaña 4, Clarisse de la 5, Annabeth de la 6, Will de la 7, Travis y Connor de la 11 y Nico de la 13, como sólo podía ser, todos eran líderes de Guerra, de los semidioses más fuertes de su generación, y algunos sólo lo sabían porque eran fechas de Luto, las fechas en las que ellos conmemoran a los caídos, casi nadie estaba dispuesto en saltarse esa fecha, no cuando era recordar a sus amigos... sus hermanos.

El que se atrevieran a secuestrar a sus Líderes y profanar su sagrada fecha no solo mostraba los pocos escrúpulos que tenía ese ser, sino también el poco respeto que se les mostraba a los muertos a los mestizos, así que como la primera vez, todos se dispararon a buscar.

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Percy no sabía dónde estaba, solo sabía que estaba oscuro, y estaba en una cama, bastante suave pero era como una trampa pegajosa, no se podía mover en absoluto, le dolía todo, todas sus cicatrices resonaban como si estuvieran reaciendolas con hierro ardiente, su estómago dolía, es como si lo hubieran llenado al máximo.

Pero tal vez lo que más le dolía era el corazón, un corazón lleno de traiciones, de decepciones, de dolor, era como si no hubiera un fin, como un río derramándose.

Pero Percy opinaba que lo peor eran las voces, voces antiguas y al mismo, muy jóvenes, voces que hablaban con el conocimiento del universo y como si solo dijeran verdades la lealtad que fue traicionada puede reconocer lo que es cierto. Por eso mismo dolía más, porque sabían que eran ciertas.

-Pequeño milagro, ¿Porque estas lastimado?

-Pequeño milagro ¿Dónde están tus padres?

-Pequeño milagro ¿Porque sigues luchando?

Percy sabía las respuestas.

-Debo cuidarlos, el me quiere, debo volver con mamá.-

-Pequeño milagro,¿tu madre te ama?

-Me ama, me lo ha demostrado-

-¿Dónde estaba cuando fuiste lastimado?

Percy no le respondió, el corte que Gabe le había hecho hace años cuando le arrojó una botella de alcohol ardía como si la hubiera sumergido en alcohol.

-¿Dónde estaba cuando llorabas solo?-

No podía contarle, no cuando ella quería que el fuera un héroe, el mejor de todos

—Serás un héroe, Percy. El mayor héroe de todos.-

-¿Donde estaban cuando luchabas?-

Un hombre con la mitad de un toro, un perro del infierno, alas y cuero, serpientes, Quimera, Echidna, la altura, querer morir monstruos, arañas, monstruos, monstruos, me ahogo, me estoy ahogando papá, ayuda, ayúdame, no quiero morir, mamá, papá, ayúdame, ayúdame, Annabeth, Lee, Nico, Thalia, Hazel, ayuda, ayúdame por favor, no me dejen, ayuda, quema, duele, quema, quema mucho, no quiero morir.

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Era angustia, Thalia, Annabeth y Nico no querían detenerse estaban al aire libre, y estaban desprotegidos, mientras la lluvia amenazaba en el cielo, y Percy empeoraba minuto a minuto, se detuvieron en la primer cueva que encontraron vacía, quisieron llamar a sus padres pero ninguno quería llamar su atención, ya estaban en una pésima situación, y los dioses eran demasiado caprichosos.

Percy empezó a convulsionar, eso fue lo que los llevó al límite, reunieron hierbas que Annabeth detecto como "seguras", ella no sabía de hierbas medicinales, Katie hiviera sido muy útil en esa situación.

Estaban al limite cuando una Grieta se abrió justo en donde estaba la mano de Percy, y después desapareció sin que ellos se percataran.

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La alerta máxima se había disparado en el campamento cuando los todos los olímpicos se enteraron y la restricción de interacción divina se levantó temporalmente.

Los romanos que habían formado parte de los 7 llegaron al campamento informando que ningún romano había desaparecido, por lo que Hera estaba fuera de toda investigación de momento, algo demostrado por la asistencia de Jason al evento.

Hazel y Frank habían ido por la desaparición de Nico, ellos no podían creer que el se hubiera ido en esa fecha, Bianca no había fallecido en la Guerra, pero fue un efecto colateral de ella, el siempre se quedaba para recordarla ese día.

Fuera de la vista de todos cerca de la cabaña tres se había abierto una grieta, una grieta oscura pero que desprendía olor a catacumbas y semidioses.

La Sr. O'leary fue la única que se percato, y corrió como nunca por la esencia de su amo y sus amigos, se sumergió en la grita.

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La señorita O'Leary llego a una encrucijada de 4 caminos, uno olor a uva, otro a serpientes y pasto, el tercero a medicina y sol, pero el cuarto, tenía ozono, tenía muertos y granadas, tenía pergamino y plumas.

Tenía mar.

La señorita O'leary siguió el cuarto a mayor velocidad y apareció en un pueblo lleno de gente que salía corriendo en cuanto la veía, pero a ella le importaba el cachorrito, el cachorrito que estaba enfermo, los demás podían irse con sus parientes por lo que a ella le importaban, el cachorrito y sus amigos eran prioridad uno.

Corrió entre las calles arrollando gente y puestos, conocía las murallas grandes, "trofa" creía que los había llamado la sombrita cuando habían viajado, pero a los perros no les importa la estructura humana a menos que sea de la lechucita.

Escalo y llego al otro lado al otro lado, arrolló a los que tuviera que arrollar y se paró frente a un hombre en quiton blanco con una clamide azul, olía a la lechuza mayor, pero más suave, diferente de la lechucita, así que le dio un lenguetazo y salio dando saltitos cuando encontró el rastro de su cachorro y corrió hacia allá.

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Así fue como Annabeth y Thalia encontraron a la Sr O'leary, ellas estaban seguras de que era un monstruo de donde sea que estuvieran pero afortunadamente era su monstruo, era feo usar a la mascota como protección, pero no tenían muchas opciones, estaban en medio de la nada, adoloridas y desarmadas.

La sr.Oleary se había acurrucado junto a Percy y Nico, salio a cazar y les trajo dio unos pescados, y fruta, ellos se aliviaron y después cuidaron a Percy.

La Sr o'leary fue de los más afortunado que les pasó en los últimos días, y si le creían a Annabeth (que sería una completa tontería no hacer) estar atrapados en la Griega antigua con la perrita era mucho mejor, que sin ella.

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-Padre-

Zeus se volvió para ver a sus gemelos, Artemisa y Apolo, venían juntos, como casi siempre, pero tenían una persona rara de ver con ellos, Atenea.

-¿Ha pasado algo hijos míos?-

Fue Artemisa quien dio un paso al frente, -Un monstruo ha aparecido hoy al oeste de Troya, aterrorizo a la gente y aplastó a uno de los principes-

El príncipe en retrospectiva le importaba un comino a la cazadora y su hermano, cabe destacar que era París de Troya, lamentable no tan lamentable.

Zeus volteo con su hija mayor, Atenea.

-Padre, el monstruo salió de Troya, y atacó a mis protegidos, quisiéramos que fuera cazado, Apolo y Artemisa hace mucho que no tienen una caza adecuada.

Zeus vio los ojos azules y dramáticos de Apolo al punto de un puchero, suspiró, pues el contra sus hijos podía hacer poco o nada, aprobó la caza del monstruo y esperaba satisfacera a sus queridos lo suficientemente para que no salieran pronto del Olimpo, tal vez los convenza de quedarse un rato más.

Zeus volvió a ver a sus hijos con esperanza cuando vio que ya se habían ido, triste, ahogaban a sus hijos en amor cuando nacían, casi quiso que volvieran a ser pequeños e indefensos que corrían a los brazos de papá.

El quería a sus hijos.

Así lo encontró su esposa, triste y solo en su trono, porque sus hijos no le se prestaban a ser acurrucados.

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Una vez arreglado el hecho de que bueno...Lee y Michael estaban vivos, llegó el problema mayor. Lee y Michael estaban vivos, es decir, sorpresivamente y evitando el hecho de que la muerte pudo haber vuelto a ser capturada (cosa improbable), ya deberían haber sido atacados por alguna bestia, así que siguieron caminando, y llegaron a una cueva.

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Una vez que Travis superó la sensación de morir a manos de Clarisse (después de un muy desafortunado pero honorable juego de piedra papel o tijera) tuvo que respirar, fuerte y calmadamente, su situación era lo suficientemente inestable como para que Clarisse decidiera no matarlos y se inclinaba a que se mantuviera así.

Tuvieron que pasar por lagos fangosos, un montón de aparentes ruinas y centros completos de musgo.

Su novia (bendita sea) estaba en menos pánico que el, ya que identifico rápida y efectivamente comida, donde había agua, y que estaban en la antigua grecia.

Puta madre...

Muy útil pero absolutamente indeseado, era algo repulsivo el dormir tranquilo y luego ser enviado en una travesía temporal, su padre nunca les prestaba atención. Incluso cuando lo veían su atención siempre estaba centrada en Luke Su hermano, el hijo predilecto, el hijo dorado, el hijo traidor no veía el problema (notase el sarcasmo).

Travis seguiría hablando de sus sentimientos de injusticia (no, no daddy issues como Polúx afirmaba, eso no era) de no ser por la bifurcación a la que había llegado, y hubiera sido muy malo, si la serpiente gigante no los hubiera encontrado, y ahora buscará comerlos, todo mal. Corrieron por su vida sin darse cuenta de que Connor y Clarisse se fueron por el otro lado, y para su fortuna o desafortunada suerte de una grieta en el suelo, salio Grover, más pequeño de lo que nunca había visto.

Era un sátiro bebé.

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Percy siguió retorciéndose, las voces cambiaban, menguaban y mostraban los peores momentos de su vida, sus elecciones, las muertes.

Lo peor había sido Luke, Luke cuando era un niño pequeño, su odio por Hermes, su amabilidad, la que le había mostrado, lo que lo había enamorado.

Veía su confianza, como estaba a punto de tomar su mano y unirse en su conquista, cuando vio como su traición arrastro a Grover al Tártaro.

Tártaro, Tártaro, pesadillas, monstruos, dolor, dolor, dolor, Grover no se lo merecía, tu tampoco, fue culpa de una diosa, Tártaro, Grover moriria, Luke lo habría matado, como mató a otros cientos, como iba a matar a Thalia, Grover, Grover protector, Grover fiel, Grover valiente, el no, el no.

Percy estaba empeorando, su cuerpo cada vez más adolorido, su fiebre aumentando, su mente delirando. El no sabía que había abierto dos grietas más.

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Destino estaba tan feliz, no podía creer lo bien que había elegido a su campeón hijo de Poseidón.

"Dios de los bendecidos"

El dios de los semidioses, de los campeones y los héroes, aquel con el poder primordial para conseguir los tesoros necesarios de la tierra descuidada,al menos por lo que durará la alineación.

El abría la puerta y ella atraía a quien estaba al otro lado, solo una cachorra había pasado, pero lo considero apropiado en vista de que fue directo a proteger.

Los deseos de su campeón estaban claros de momento, lo que permitía la manifestación más física de la puerta.

Cuando se abrió de nuevo en el Inframundo, no lo dudo y fue a por los semidios que estaba en la orilla, un hijo de Hermes si sus instintos estaban en lo cierto, pero su campeón cambió de sentimientos muy rápido.

Ella lo quería, solo porque deseaba tenerlos todos, pero... ¿podrían soportar a un traidor tan horrible, aquel que había matado cientos de sus tesoros y que ella ya no pudo recojer?

Eso sin hablar de la incomodidad y el horror que los que lo recordaban aún vivian que hay de los que rescato y apenas se recuperaban de la muerte por las desciciones de ese ser.

La decisión no la tomo ella, la tomó su diosito, usa los sarcillos para empujar al niño al Leteo de un latigazo en el trasero.

Lo único bueno es que se abrió un portal directo a un regalo para el dios de lo salvaje, se conformaría de momento.

Con dos hijos más, y un nieto, no le extrañaría que Hermes fuera el centro de monstruosos celos, no podía esperar para llevarle más al mensajero, su campeón sin duda le daría, más y más, serán centro de mucho mucho amor.

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Pan no sabía si se sentía enojado, asombrado o incrédulo.

Tres presencias pequeñas habían irrumpido en el santuario de su hermana Palestra, una de las pocas hijas de Hermes que si bien vivia, vivia como monstruo, pero tenía suficiente raciocinio para no ser eliminada el destino de miles de sus hermanos el sabía que tenía mucha suerte. 

Por eso cuidaba su santuario, el de ella y el de Tique, que era más un concepto duradero que una diosa como tal.

Por eso estaba molesto, su hermana ya tenía suficiente con la maldición como para que la provocarán.

Pero Pan no podía ignorar lo que su hermana padecía así que fue para ver a las criaturas.

El sabía que eran infantes, ya sea que fueron dejados como sacrificio a Palestra (lo que lo alegraría más si no fueran niños) Dejados a su suerte (lo que lo enfureceria y después los llevaría con su tío Apolo, o niños muy tontos que entraron por reto (lo que lo molestaría aún más).

Lo que encontró solo podía describirse como absoluto shock, tuvo que verificar tres veces su excelente vista.

A la cabeza, estaba su hermano, un hermano que no era monstruoso ni estaba muerto, era de rasgos Perfectos, como debía ser un pequeño dios.

Su cabeza formuló millas de preguntas, la más recurrente, ¿Sabía Padre de esto?, sinceramente, lo dudaba.

A su lado iba una niña, solo podía identificarla como hija de su Tía Demeter, era hermosa, y era salvaje.

Después, vio el pequeño bulto, aunque demasiado grande para el cuerpesito de su hermano, no podia verlo pero lo llamaba.

Detuvo a su hermana con una mano, y con la otra atrapó a su hermano y a su tía, fue más difícil de lo que debía ser,pero confirmó sus sospechas, estas eran de su familia.

Su hermano era muy veloz, y su pequeña tía dominaba las plantas con ferocidad, el perdería la batalla si no fuera por su control, sus pulidas habilidades y su experiencia, ella era poderosa, sobretodo para si edad, le hervía todo su icor, quien se atrevía a lastimar sus tesoros.

Al final consiguió calmarlos, los superó lo suficiente para que se dieran cuenta que no les haría daño, y les dio néctar dulce como premio para que pareciera que solo estaba jugando, cuando se tranquilizaron por fin pudo verlos atentamente.

Eran hermosos, rasgos pequeños y perfectos, bellos en su estado natural, volteo a ver a su hermana, no sabía que pensaba, ahora que veía la escena desde otro punto de vista, Palestra probablemente nisiquiera quería matarlos, solo le provocó curiosidad, o se percato de que eran especiales, lo que fuera, no era comérselos.

Se acercó al bulto que cargaba su hermanito, esperaba tal vez otro hermanito, tal vez un héroe pues no creia tener tanta suerte como para burlar la maldición más, pero el se equivoco.

Era un bebé, un bebé que resonaba con su propio icor, era el bebé más hermoso que había visto, con pequeño cabello castaño rizado, cuernitos pequeños, sus patitas de cabrá pequeñitas.

Sintió sus lágrimas, el nunca había intentado tener hijos, solo tuvo uno en el pasado, el dolor de perderlo, y el tiempo que le tomó recuperarse no lo valió el aún lo amaba, aún lo deseaba.

Aquí estaba, su hijo, su pequeño milagro, era como si el destino mismo hubiera agarrado a su estrella más brillante y se lo hubiera puesto en brazos.

-Llamare inmediatamente a mi padre, el arreglara lo que haya pasado con mi hermanito- su vista no podía despegarse de su bebé por más que lo intentara.

-Tu mi amor...tu eres mio.-

Lo reclamo, el sonido de rebaños y la naturaleza, aceptando a su nuevo príncipe y atandolo a sus dominios y protegiéndolo del mundo.

Ese bebé era suyo, y si alguien lo quería dañar, debería hacerlo de sus frías manos muertas.

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Apolo y Artemisa siguieron el rastro de la bestia hasta un arroyo, y de ahí a una cueva, había rastros que se unían a la bestia, probablemente secuestros o comida, era raro que no se hubiera llevado nada cuando pasó por Troya, el claro donde la encontraron dormida estaba en el rayo de sol.

Eso no era sorprendente, lo sorprendente eran los niños 3 pequeñitos estaban con el monstruo, lo peor era que le hacían corononas de flores (recolectaban medicina) y se la ponían al monstruo (le daban a olfatear si era o no).

Vio a un niño de cabello negro y tes palida, una chica rubia (que era la más entusiasta al recoger flores) y una chica de cabello negro corto de espaldas.

Ella se volteo a verlos, como si hubiera detectado su presencia.

Ella tenía ojos azules, ojos azules que solo había visto en su padre y en su hermano, ojos azul eléctrico.

Artemisa presto atención a los otros dos, su esencia era débil, sus cuerpos eran delgados, estaban pálidos y vestían de manera extraña,su sangre....

Tenía motas doradas.

Eran pequeños dioses.

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A Thalia le gustaría decir que todo fue idea de Annabeth y Nico.

Percy estaba completamente enfermo, no sabían como pero estaba empeorando hasta que lo sacaron al sol, dudosamente adquirió medicina y le dieron un poco, por lo menos dejó de retorcerse.

Sintió una presencia a su espalda, una que les decía que había peligro, cuando volteo a ver.

Vio a los gemelos cazadores.

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El monstruo había secuestrado dioses, dioses milagrosos, dioses de los que no sabían nada.

Ellos atacaron.

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Lo que siguió no dejó orgulloso a ninguno, Artemisa fue a cazar a la sr.Oleary, Apolo a proteger a los niños, que se enfrascaron en proteger a Percy y su única protección.

En un momento Artemisa había mandado múltiples flechas a la sr. Oleary que las desviaba con precisión, nadie sabía como estaba haciendo eso, pero si funcionaba, funcionaba Apolo había abrazado a Nico en su momento, pero sea lo que fuera que hubiera intentado hacer no lograr, y se le noto en la cara.

Thalia lo había tratado de golpear en la cara, pero fallo, afortunadamente Nico sabía dar un golpe en el pene, lo suficiente para ser soltado.

Artemisa estaba sorprendida, si fue por su hermano golpeado (que probablemente no será olvidado en mucho tiempo) o que un monstruo le hiciera sudar, esta a discusión.

Fue cuando surgió la un monstruo de la nada, grande y dispuesto a comer si la presencia de los dos dioses no disuadia.

Fue ahí donde Apolo y Artemisa se dieron cuenta de porque el perro no se movía, había un pequeño dios ahí, más frágil y débil que los otros.

El perro despacho en solo 4 movimientos a la criatura y volvió con el dios enfermo y los otros cuatro, antes de darle un lenguetazo feliz al más pálido, la criatura no los atacaba, nunca lo hizo, solo cumplió una función.

Protegerlo.